𓏲 Capítulo 6
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La primera vez que Chaeyoung supo que estaba perdidamente enamorada de su mejor amiga , fue cuatro meses después de que Somi la besó por primera vez, después de muchos más besos, después de tardes viendo el puente y sentir la compañía una de la otra, después de que todo eso había pasado, ella se dió cuenta de que realmente estaba enamorada de Somi, su mejor amiga de toda la vida.
Y es que no fue porque compartieran baba, unos abrazos o caricias, no fue porque Somi fuera hermosa y todo mundo le quisiera, no, no era eso, era más, era ese misticismo de saber que pasaba entre ambas, eso de no ser todo, pero tampoco ser nada, ese sentimiento del ¿Que será?.
Era eso, o tal vez que con ella tuvo todas las primeras veces; si, el primer beso romántico, el primer roce con otro cuerpo, la primera vez en que su corazón dió ese significante latido, pero también fue su primer caída en bici, su primer disco de vinil, fue su primera escapada de casa, su primer navidad esperando a Santa despiertas, Somi se llevaba parte de toda su historia en sus bolsillos, y es por eso que le dolía tanto.
Pero aún recuerda, oh con mucho sentimiento, aquel año nuevo que paso en el hospital, por algo que le hizo daño en el estómago, aún recuerda la carita preocupada de su mejor amiga , gritándole a las enfermeras por dejarla ver, grita como una loca, suplicando que la dejaran verla, y también recuerda el osito que le regaló cuando sanó y lo dieron de alta para ir a casa, fue mala idea, sin duda, que ocho días después de eso, ambas fueran a la laguna y rentaran una lancha, cuando claramente Chaeyoung no podía hacer esfuerzo, sus padres las regañaron mucho cuando se enteraron.
Y es que no todo fue culpa de Somi, Chaeyoung era inquieta, quería explorar el mundo, comérselo a bocados, quería investigar cada parte de ese pueblo, el bosque que la rodeba, subirse a árboles, encontrar bichos raros, música nueva, un helado de diferentes sabores con dinero de Somi, quería recorrer el parque, jugar en cada uno de los juegos mecánicos de la feria, a pesar de que su amiga odiara la velocidad, no había Somi sin Chaeyoung, porque siempre la seguía a todas partes, tal vez nadie lo sabía, pero Somi sí se enamoró de Chaeyoung alguna vez en su vida, tal vez Chaeyoung si fue su primer amor, un amor de niñas, un amor adolescente, pero no más, ya no más.
Recuerda también aquella navidad, la última, antes de que se fuera del pueblo, sus familias se unieron, una cena como en los anteriores años, fue tranquila, bonita y Somi se quedó a dormir, esa noche no hubo besos, no se pudo, la hermana de Somi igual se quedó así que solo durmieron y al día siguiente, cuando Somi decidió dormir más, y Chaeyoung ir a su habitación a leer, fue cuando se volvieron a besar de nuevo, con ganas, desmostrando que se habían extrañado, lo que ninguna de los dos reparo, fue que cerca, viendo casi sin querer, la hermana de Somi estaba viendo todo.
Al principio esta no soltó nada, y entonces el rojo vivió su explorador, un amor que ya tal vez no lo era, viviendo días contados de una bomba que estalló poco después, Chaeyoung creyó por mucho tiempo que eso que ellas tenían, se sentía quemante, como el fuego que consume todo y al leer en varios libros que eso se sentía así, lo creyó.
Y si se preguntan de que era la bomba, no era tan complicado, una noche, en la que peleó con su hermana esta misma, a lado de sus padres, comentó lo que había visto, a Chaeyoung y Somi besándose en navidad.
Los padres de esta le exigieron que se alejara de ella y que todo este cuento se rompiera, y por primera vez, Somi desobedeció. La tarde siguiente pidió que Chaeyoung hiciera maletas para escapar ambas de casa, y en la noche, de ese mismo día, antes de irse, a la hora de la cena, estaba tan, tan decidida, sin contar que su madre diría, "estoy tan orgullosa de ti, verás que te hará mejor alejarte de ella, no te hace bien, a ti te gustan los hombres, ella te está mal influenciando, pero volverás a ser la misma que fuiste siempre"
Al principio no importó.
Tomó sus maletas y salió de casa por la ventana, vida nueva, eso era demasiado, eso algo que esperaba, ansiaba, y si Chaeyoung estaba, entonces todo estaba bien.
Pero, su mamá estaba orgullosa de ella y ella siempre quiso eso, porque para su mamá el orgullo siempre fue su hermana, nunca ella y... Decepcionarla no era una opción.
Por eso no tomó el bus, y por eso lloró cuando el bus se fue con sus sueños, parte de su corazón también. Y entonces, cuando volvió, cuando volvió a verla, a buscarla, fue por mero capricho, la verdad, al sentirse de esa forma dejó de ser prioridad ver a Chaeyoung y pronto, el amor que juraba sentir se esfumó. Un lindo chico apareció y bueno, ahora ya era historia.
Mina no se había enamorado nunca, por si querían saberlo, ella lo sabía, si bien, había tenido dos relaciones en su vida, jamás se sintió enamorada, el primer chico, fue guapo, pero los besos babosos de un chico de doce años no era muy bueno, menos para sus once años, y más a un cuando siempre supo que los niños no le gustaban.
Su segunda relación fue cuando ya era un aprendiz, la otra chica también era una aprendiz y juntas fueron muchas cosas, todos en la escuela lo sabían, era una relación que era apoyada por las amistades de ambas, y su familia, sin duda supo de esa chica. Pero no funcionó, dos años después la dejó, la dejaron, mejor dicho, porque la chica había encontrado alguien y bueno... A Mina no le importó, ni cuando le dijeron " vamos Mina, te están poniendo tremendos cachos" no lo importó, no lloró, no se sintió furiosa, solo fue y ya, no había marcha atrás, no había nada más que nada, así que se dedicó al baile, conoció a las dos chicas con los que convivía casi siempre y claro, debutó, se enfocó en la música, en coreografías, en todo eso que desempeñaba ser un Idol, cuidaba de su perrito en tiempos libres y su vida amorosa fue dejada de lado, no sentía que la necesitara, la verdad.
Pero esa noche, cuando las estrellas brillaban fuerte y todo a su al rededor eran vitoreos y aplausos, supo que se sentía que el corazón latíera rápido, tac, tac, tac, tac, su caja torácica recibía los golpes se su corazoncito emocionado daba, era raro, porque sentía respirar bien apesar de estar exaltado, era raro, porque nunca se sintió de esa forma antes, nunca sintió eso, pero el mundo solo... lucía diferente.
Es como cuando entras a un hechizo bonito, en donde todo gira despacio y el ambiente sabe distinto, era eso, más que eso, era sentirse vivo, es como pasar otro nivel de la matrix, una cosa rara pero jodidamente adictiva, es como burbujas en la panza y el mundo vuelto blando, sentir dorado, sentir bonito, y es que se quedó con la boca abierta.
Al ver a Chaeyoung se quedó sin aliento, como se le fuera o alguien se lo quitara, amor a primera vista podría ser, pero ella nunca creyó en el ¿Entonces que era eso? No sabía, solo sabía que al ver a Chaeyoung, tan cerca, observarle ahí, bonita, sincera, con la mirada viéndola también, no sin antes ya haber visto todo su alrededor, a Dan y a Somi, ver a la gente, era tan abrumador, sin embargo, aparte de esa bruma, Chaeyoung lo sintió también, ahí, ligero, escondiéndose, su tórax sintiendo el corazón que latía y que llevaba meses sin sentir del todo, ahí estaba, no había perdido el corazón, ahí estaba porque siempre le pertenecería a ella misma, porque aunque metafóricamente creía que su corazón era de alguien, ese siempre había sido suyo.
Chaeyoung supo que amar no era entregar el corazón, si no comportartirlo, fundirlos hasta volverlo uno, era quedarse con el corazón pero compartirlo con ese que amas, eso era dorado, un color muy bonito.
— Necesito una copa, ¿Vamos? — Mina asintió anonadada, si, estaba boquiabierta por todo eso que estaba experimentando.
Oh qué extraña chica que lo hacía sentir tan bien con solo conocerla una noche, una noche si saber siquiera si habría más.
Que sería de eso, si en ese momento Mina ya se había realizado por completo, la quería, quería sentirse así siempre, en primavera, cuando las flores nacieran, en verano con el mar en su esplendor y el calor bañando cuerpo, en otoño, viendo las flores marchitarse, su cumpleaños comiendo pastel de piñón, en invierno, viendo la primera nevada caer como muestra de un amor que duraría, aún no sabía si era amor, no podía saberlo aún, pero quería confirmarlo.
Quería se su mundo se viera así siempre, tan entusiasta, era raro, pero quería comprender porqué el corazón latiente, la mente en blanco, porqué Chaeyoung era diferente.
Quería tratarla como nunca la han tratado, quería darle todo, desde su alma hasta entrelazar su metafórico corazón, quería hacerla sentir suficiente, menos rota, más amada, que le doliera el pecho de tanto amor que recibiera de su parte, quería hacerlo infinito, amar desde sus hoyuelos hasta sus cabellos, uno a uno, hebra tras hebra, era raro, porque por primera vez en mucho tiempo lo quiso entregar realmente todo, todo, todo, sin que le quedara nada, desmostrarle que el amor realmente no dolía, que no quemaba, que no era secreto, porque un amor en secreto no era amor, amor es algo que no venderías, que no cambiarías, amor es más que al cine o al arte, amar a otra persona, era más que mariposas y fuego.
Amar era entregarlo todo, sin que tu quedarás vacío, eso era amar y eso quería hacer con esq desconocida castaña, que bebía dos copas a la vez.
— ¿Tú no bebes? — Chaeyoung se hizo la tonta, la había visto beber más de dos coñacs, pero no era muy buena sacando tema de conversación cuando estaba nerviosa y es que el baile la puso nerviosa, se sintió tan bien a su lado como en cuento de hadas y para una romántica empedernida como ella, fue el sentimiento más bonito que pudo jamás describir.
— Con mi copa está bien, mañana debo estar lista temprano. — mañana era un día ocupado, donde la magia terminaba y todo volvía a la monotonía. Pero no quería pensar mucho en eso, realmente no.
Mañana era otra forma de medir el tiempo y eso les mantenía a raya para no sentirse infinitas, pero no más, esa noche no habría tiempo, ni marcas de ella, esta noche solo sería Mina enamorada de una extraña, en una boda en la que se coló para criticar un poco de todo su alrededor.
Como en muchas otras veces en las que hizo lo mismo.
Como en el bautizo hace tres meses, los quince años en México donde comió mole por primera vez y la boda en Japón a la que también se coló este mismo año, era experta en meterse a fiestas donde ni siquiera estaba en la lista de invitados, nunca la habían descubierto, porque casi nunca interactuaba mucho, no hasta que una chica castaña le cautivó sin darle tiempo de dar un paso atrás.
— Quiero bailar más.— se quejó Chaeyoung sintiéndose más liviana, el alcohol ya estaba haciendo de las suyas en su sistema y se sentía mejor, ya no tenía ganas de llorar cada dos por tres, ya solo existía Mina en su sistema, y era tan genial que solo la rubia estuviera en su cabeza, porque le hacía sentir segura, plena, es como si la chica tuviera la respuesta a todo, es como si contestará a sus enigmas, como si la complementara
—¡Yo quiero pastel.— dijo la rubia viendo ese pastel que sabía pronto terminaría en el estómago de todos los invitados, lástima, el pobre pastel de mal estampado y de tres pisos terminaría destruido para poder ser el postre de la celebración.
— Vamos a bailar más ¿Si?—Chaeyoung hizo un pucherito y Mina no pudo decir que no, lucía tan tierna con esa mueca en la boca que podía pedirle trozos de sol y el sin duda se los daría.
— Lo que tú digas, cariño.— sonaba y salía tan natural que parecía que toda la vida, la rubia llamó así a la castaña y la coreana vatio las pestañas de forma lenta, coqueta
— Tan dispuesta — la llevó a la pista y bailaron el cachito de canción que llevaban.
— Solo para ti esta noche.— susurró cerca del oído de la menor y esta se sonrojo furiosamente, es que Mina era linda, linda, linda, tan linda que dolía y complacía de solo verla
— Lo has dicho tanto que hasta me lo creo— le siguió el juego, mientras movía las caderas, las manos y todo el cuerpo en general y Mina también como la buena bailarina que era, por supuesto.
— Pues deberías, esto no lo he hecho por nadie, no soy tan dispuesta a alguien.— Mina era muy seca en realidad, con personas externas a su círculo de confianza, solo Nayeon recibía abrazos de su parte y su perrito, claro, sus padres aveces y Momo casi no, solo en navidad y fechas importantes, no era tan afectuosa y mucho menos era de complacer a los demás.
— ¿De verdad?— Mina asintió lenta, aún más cerca de la menor.
— Si, es que tú tienes magia —no era magia, era atracción, sentimientos, belleza y toque, no era magia pero se sentía justo como ella.
— ¿Ah si?— Mina volvió a asistir y ahora, su mano tocó levemente la cintura de la chica con ansias de pronto contacto físico, era raro ya que ella casi no lo necesitaba.
— Pero tus deseos son mis órdenes.— como si fuera Aladdín o algo parecido, no era un mago de la lámpara, pero quería ponerle el mundo a sus pies.
— Tan encantadora, Mina.— se acercó un poco más a la nipona.
— Sí, ya sabes, i'm a queen — hizo referencia a su propia canción, Mina sabía que era encantadora. Y Chaeyoung, una vez más, nerviosa, interrumpió el momento nuevamente.
— Que bonita canción.— no la conocía y acababa de empezar. Ella no la conocía, pero Mina sí.
— Si, 5 Seconds of summer hizo buen trabajo con este nuevo álbum — aunque su favorito siempre sería Youngblood.
— ¿Cómo se llama este canción?— preguntó Chaeyoung con inocencia.
— ¿Esta? — la menor asintió —Haze.
Chaeyoung prestó atención a la canción, sin dejarse de mover.
— Su letra me hace sentir... ¿identificada?— era verdad, es como un "después de la tormenta llega la calma"
— ¿Enamorada señorita Son?— Preguntó Mina con una enorme sonrisa.
— ¿Se puede amar en tan solo horas?— tenía realmente esa duda, ¿Era amor?
— ¿Quien estipuló que no se puede?— contestó como respuesta— Cariño, el tiempo es relativo, no se preocupe por eso, señorita Chae.
— Puedo entonces— dijo después de un rato
— ¿Qué puedes?— Mina frunció el ceño.
— ¿Sentirme enamorada de ti esta noche?
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