Capítulo 17
Becky, no sabía bien por dónde empezar, nadie se había movilizado, todos estaban exhaustos por tantos imprevistos de esa boda que pintaba para ser tan lujosa, exitosa y próspera; grande gente adinerada estaba reunida ahí. Mucha gente con buenos puestos, con cheques de millones y vida de lujo, otras tantos deportistas mediocres que gozaban de destruir fiestas, en esa fiesta hubo de todo, diferentes nacionalidades, diferentes estatus sociales, todo, fue una fiesta que no se cerró a nada, es más, hasta tuvo tremendo famoso en ese lugar, cosa que Becky no sabía.
Estaba tan decaída y cabizbaja porque nadie le hizo caso a la voz de Dian y todo el mundo los observó atentamente como si fueran un trio de loquitos que pedían elefantes rosas, los veían como si estuvieran zafados de la cabeza, y nadie, nadie quiso ayudarlos.
—No importa Becky, nosotros buscaremos en esos treinta y dos pisos, ¿Está bien?
No Iban a terminar en un día, eso era seguro. Solo eran tres personas, para sepa' cuántas habitaciones había en todo el lugar, no era justo, no se sentía justo ¿Por qué todo lo malo le pasaba a Becky? Aseguraba que debía ir con un curandero a que la limpiara porque esa mala suerte no existía ni en viernes trece.
Aun así no se quiso dar por vencida, se quitó sus zapatillas que ya estaban sucias de pastel y estaba dispuesta por empezar a buscar en todo el hotel, no importaba si no dormía, si las horas pasaban o los pies le dolían, no importaba, ella debía saber dónde estaba Freen Sarocha, saber que rayos pasaba con ella, y porque la había dejado en plena fiesta. Le debía toda una granja de animales a lado suyo, no podía irse como si nada, no podía dejarla ahí, se aferraba a la idea de que Freen era diferente a cualquier otro ser que conoció, era como una hada de campo, si, así mismo se la imaginaba.
Estaban por irse, cuando alguien llamó a Daniel, lo llamó casi con burla, como si no quisiera decir la verdad que conocía y fuera más por compromiso; a pesar de que llamaron al novio, los tres fueron en caminito a ver qué era lo que Alex, el amigo de Axel, tenía por decirle. Ellos se acercaron a la mesa de los seudodeportistas y todos se reían entre dientes ahí, es como si los años no hubieran pasado y Becky siguiera siendo carnada de esos idiotas.
—¿Qué paso Alex?—incluso el simple nombre le irritaba a Becky, odiaba Alex, a Axel, a Jeon y a George, y eso solo por mencionar a algunos, aún faltaban muchos que formaban parte de la lista negra de Becky.
Alex fingió inocencia, y con la mejor cara de mosca muerta, preguntó con voz demasiado fingida un...
—¿A quién buscan?— como si él no fuera culpable de toda la estampida que llegó, como si él no fuera el mayor hijo de puta cancelado en todas las redes sociales, más en Twitter donde el odio por el usuario de @alex,h0t era hasta trending topic, por todos los comentarios que recibía en ese momento, las fans de la factoría eran completamente defensoras.
—Estamos buscando a una chica, su nombre es Freen Sarocha ¿La han visto? —todos fingieron demencia y se miraron entre ellos como si se preguntarán si lo habían visto.
—No conocemos a nadie con ese nombre
Saltó George con voz burlona, Becky giró los ojos con bastante molestia. Le molestaba de solo verles, estaba a nada de bajar el modo "treat people with Kindness" y volverse modo "bad blood" de Taylor Swift, y es que le caían tan, pero tan mal, que de verlos le dolía la panza por tal coraje que lo estaban haciendo pasar.
—No se hagan idiotas, era la chica que estaba aquí conmigo; que por cierto, les cayó la boca sin que ustedes dijera pio, ¿Ya lo recuerdan? ¿O quieren que les recuerde lo que les dijo? —Alex sonrió como mucha sorna, como si supiera que eso ya no importaba, era el rey de los estúpidos, más que el príncipe encantador de Sherk.
—Oh, ya sé, la pelinegra con cara de maricona —Rebecca respiró profundo para no caer en la locura.
—La misma carita que tienes tú, Alex.—le dijo Becky con una sonrisa, para él no era un insulto realmente, pero sabía que para ellos era como desheredarlos, la homofobia que se cargaban era bastante fea.—y todos en esta mesa, en realidad. Es más, me voy a ir armando Ships, ¿Me ayudas, Dian?
—Claro que sí, Becky, será como en los libros que me leo en Wattpad.—confesó ella y comenzó a ver las feas caras de todos los presentes en esa mesa, las mujeres eran hermosas. Algunas de ella fueron amigas suyas, pero se veían tan mal estando calladas, que sintió lástima por ellas por estar casadas con hombres imbéciles
— Oh cállate, nosotros sabemos quién es esa idiota que tenías a lado, que por cierto...—Axel remarcó eso viendo a Becky como si él supiera todo lo que le daba miedo a Becky—Desapareció.
—Seguro es el karma, porque tú desapareciste así ¿Lo recuerdas?—dijo Alex con burla nuevamente, como si quisiera humillarlo ahí, el problema era que Becky ya no se quedaría callada nunca más.
—Ay pobrecito, me amabas tanto que sufriste mi partida, te entiendo, si yo fuera tú, también me enamoraría de mí.—lo miró con lástima fingida, le sonrió plenamente y el otro se puso colorado del enojo.
—Eres una hija de...—Axel lo interrumpió con un movimiento de su mano, como si tuviera completo control de él.
—Yo no sé quién es Freen Sarocha, pero si se quién es la chica que estaba a tu lado.—trataba de meterle cizaña para que la espina de la duda se clavara en Becky, no había motivo, solo quería molestar.
—¿Ah si? ¿Quién?—trató de que no fuera muy obvio, pero trago saliva nerviosa, aún había inseguridades que le llegaban muy dentro suyo.
—Es Sarocha Chankimha—le dijo con una sonrisa fea, Rebecca frunció los ojos—deja que te lo muestre.—sacó su celular y googleo el nombre y ahí le apareció la foto de Freen en un escenario y toda la información que podría poner Google.
—¿Qué?
Ni sabía que decir en cuanto vio que en efecto, esa era su Freen, su Freen era una mujer con fama, quién había estado aquí, y es por eso por lo que toda esa gente llegó. Todo llegó a su cabeza como si fuera un rompecabezas con piezas completas; por eso mismo le preguntó dos veces si no la conocía, por eso mismo no quería salir de ahí, todo fue completamente claro, es por eso que tenía un Manager, es por eso que se tuvo que alejar, no era nada de lo que su cabeza le había mencionado, no era su novio, no estaba casada, no era un villano, nada; solo era una famosa, no sabía que era peor.
—Así es, Becky. Pasaste de ser el secreto de Daniel a ser el secreto de una Idol, eso es escalar de nivel, Becky—secreto, secreto, secreto. eso retumbó en su cabeza, Dian vio mal a Axel y Becky solo susurro
—No... No puedo creerlo, ella, ella es una...—estaba completamente en Shock.
—Sí, una famosa, eres estupenda, Becky, te logaste un grande.—no, no quería eso. No quería ser secreto de nadie más, ni quería volver a estar en la sombras.
—Por cierto Dian, si no lo sabías, aquí estos dos "mejores amigos", eran más que amigos ¿Lo sabías?
Dian no lo sabía, pero solo sonrió y asintió, no sabía pero lo sospechaba, las noches en las que lloró Daniel con culpa, ella fue testigo de las veces en que Daniel estuvo viendo el teléfono pero no tenía el valor de llamarla, lo sospechó, eso no lo hacían por alguien que fue simplemente tu amiga, ella lo sabía, sin saberlo realmente.
—También sé que ustedes son unos idiotas más cerrados que una roca, además de que arruinaron mi fiesta eso les saldrá demasiado caro. Pero como soy tan bondadosa, ustedes solos limpiarán, toda la recepción...¿está bien?—todos se quedaron boca abierta, atónitos por no saber que era lo que salía de la boca de Dian, Daniel estaba mudo.
—¿Qué?—se atrevió a articular Axel.
—¿Son sordos o muy pendejos?—le pregunto Dian a Becky.
—Ambos —le aseguró.
—Ustedes deben limpiar todo el salón si no quieren que presente cargos legales por filtrar información y locación de un famoso. Además de invasión a vida privada y perjuicios a mi persona no olvidemos que el hotel es de lujo y esto los dejara en un horrible desajuste, pues estoy segura de que hablan mal de su seguridad. ¿Quieres que continúe o ya traigo los cepillos?—Todos quedaron callados.
—No nos puedes acusar de eso.—artículo Jeon por primera vez en la noche.
—Oh claro que sí, si puedo ¿Quieres ver?—le amenazó pero Axel acepto, no podía tener algo legal en su carta, los del trabajo no lo dejarían continuar trabajando.
—Lo haremos —aceptó.
—Así se habla.—felicitó falsamente— Becky, debemos ir a las habitaciones de hasta arriba, son tres, creo, ellos deben estar ahí.
—Seguro.
Ambas de la mano caminaron directo al ascensor, con Daniel detrás de ellas, salieron del salón y pasaron a la recepción, los tres se dirigieron al elevador y entraron, no había nadie para su suerte y nadie subió en el camino, el silencio esta vez no fue incómodo, Dian llevaba a los dos de ambos brazos y veían como cambiaba los colores del número del ascensor dependiendo el piso donde pasaban, está el hombre que atendía el elevador ahí parado, ignorando a los tres habitantes del elevador, eran 32 pisos y el elevador no tardó mucho en subir, la musiquita del lugar era tranquila, un Jazz bastante parecido al que escuchaba en la recepción de su oftalmólogo.
Llegaron al piso y entonces las manos de Becky sudaron demasiado, si la música la había tranquilizado ahora ya no más, no había más música que tranquilizara sus pasos y se sentía tan patética ahí, que se estaba arrepintiendo, nunca había buscado a nadie, dejaba todo ir; no buscó a la chica que le dio su número en el café, ni tampoco al vecino que le coqueteó con descaro, no buscó a Daniel cuando se fue, no buscó a su familia nuevamente, Becky acostumbraba a no buscar por pena, pero esta vez su cerebro le dijo: Freen vale la pena.
—Hay dos puertas, la de enfrente está vacía porque es la que nos dieron para hospedarnos, así que no perdamos el tiempo y toquemos en estas dos; tú tocas en la derecha y yo la izquierda, Daniel, tu vigila el ascensor, mi amor —Daniel asintió y se quedó parado en el elevador, de pie a espera de que ese ser, que le caía mal si somos sinceros, llegara.
—Entendido.—quedó como un guardia del elevador mientras el señor del elevador cerraba las puertas.
Becky no se hizo esperar, era introvertida, sí; pero eso no importó mucho esa noche, tocó la puerta, una, dos, tres veces y esta no se abría desesperándola, temía que por más que tocara nadie abriera, Dian, al ser introvertida poco menos que Becky, pero lo era de igual manera estaba planeando mentalmente que decir, estaba planeando el monólogo mientras escuchaba los toquidos de Becky, no tocó, seguía planeando que decir para no meter el pie y cagar todo.
Tardaron tiempo en abrir la puerta que Becky tocó, pero en el momento en que la puerta se abrió, la puerta de Dian, que aún no era tocada, se abrió al mismo tiempo.
Becky miró al hombre enfrente de ella, con cara de amargado y con superioridad en la mirada, esto no podía ser posible, este hombre no era Freen, ese hombre pelón, con barba canosa y como de dos metros no era Freen, ni de coña.
—¿Se te perdió algo, niña?—preguntó al verla callada, el hombre odiaba que interrumpieran su sueño y Becky lo había hecho, para después no decir nada.
—Lo siento, me equivoqué de lugar y...—quería justificarse, de verdad iba a hacerlo, pero el hombre la interrumpió de inmediato y no la dejó terminar.
—Sí, si, como sea.—le cerró la puerta en las narices, ella se alejó de la puerta de espaldas a Dian.
—Dian, te juro que este señor es muy raro...
Se giró y Dian, la pobre estaba en Shock, la verdad es que no entendía como es que esa chico era tan guapo, un hombre con maletas estaba con cara de odio... El mismo chico que había visto antes, su manager. Dian estaba boquiabierta por lo bonito que era Billy y Billy estaba completamente serio. Sin saber que le pasaba a la chica. Dian reacciono rápido y comenzó con su discurso.
—Buenas noches, señor, disculpe, solo quería saber si en este lugar, se encuentra Freen Sarocha.—se felicitó internamente por lo bien que le salió ese discurso que se repitió mentalmente más de seis veces.
—No, no está aquí ¿Quién eres tú?—genial, pensó Billy, lo que me faltaba; reporteros.
—¿Yo?—la chica se señaló a ella misma—soy Dian, la novia.
Billy comenzó a carcajearse en ese mismo momento, una risa que hasta le dolió el estómago por tanto, ni Becky, ni Dian entendían.
—Imposible, Freen Sarocha no gustaría de usted, no puede ser su novia.—Billy más que nadie sabía que en efecto, su amiga gustaba de las castañas no de las rubias, es por eso que de rio como un loco.
—No, o sea, no soy su novia, si no la novia de la fiesta donde estuvo.—Billy paró en seco, puso la cara seria y comenzó con su discurso para nada esperado, sabía que su amiga debía pagar daños si es que los hizo.
—Oh, entiendo. ¿Hizo algún daño?—Dian negó rápidamente y Rebecca estaba tan callado, que se sentía una piedra.
—¡Usted la conoce!—exclamó Dian divertida, Billy solo asintió.
—Só, pero no está y ya es hora de marcharme.—pidió para que ambas se quitaran de la puerta, no creía que los fans llegarán a ese extremo de buscarla en su habitación, eso rozaba el acoso, capaz la novia era una fan más y la estaba buscando por fama, era eso o pagar daños.
—Oh, por favor, déjeme verla. Mi amiga la busca.—pidió en suplica y puso sus manos juntas para suplicar, Billy solo negó.
—Chica, si Freen Sarocha rompió, tiró o arruino algo, mándeme por correo el costo de los daños y yo lo deposito.—le quitaría dinero del banco a Freen para pagar y listo, no había problema.
—¿Bromea? Me dio la mejor boda de la vida, pero Becky la busca enserio, solo quiere despedirse.—ese nombre... Becky, lo había escuchado, ¿Becky? ¿Becky? De donde lo recordaba...
—¿Quién dijo?—repitió de nuevo.
—Becky —repitió y entonces Billy cerró la puerta en la cara de ambas. Genial, estaba perdido todo, Becky tomó el brazo de Dian quién se puso furiosa al instante y la jaló un poco del brazo.
—Ya vámonos Dian.—Dian asintió y con los ánimos bajos la siguió.
Se giraron con dirección al ascensor, con los hombros caídos y creyendo que la guerra había terminado, error, fue error y lo supieron en cuanto escucharon que de pronto la puerta se abrió, Becky no tomó en cuenta que salieron tres hombres seguidos de una chica, los tres con maletas y con poco tiempo, Freen parecía que peleó con todo el mundo pues estaba agitada cuando grito el nombre de la chica.
—Becky.—dijo para detenerla y lo cumplió, Becky se giró feliz y sin pensar más, corrió a los brazos de Freen feliz.
—FREEN.—gritó en cuanto llegó a sus brazos y Freen la recibió como si hubieran pasado años sin verse.
—¡Becky!—volvió a decir su nombre y Becky enterrado en su cuello olió ese perfume con olor a frutas cítricas que le gustaba.
—Freen.—repitió de nuevo, Freen la abrazaba por la cintura y la elevaba del piso.
—Babe—dijo el mismo Babe y su amigo le siguió.
—Jane—Jane se presentó siguiendo el juego.
—Yo soy Dian.—también les siguió la novia.
—¿Que no nos estábamos presentando?—preguntó Babe cuando Freen los miró mal.
—No, eesfúmense—pidió, dios, estaba tan nerviosa al creer que no iba a verla otra vez y aquí estaba la castaña, se sentía tan bien así, con ella abrazado de esa forma.
—¿Tú eres Becky? —la menor asintió tímida—Yo soy Babe mucho gusto. No sabes cuánto ha hablado de ti Freen, que granjas, caballos y no sé qué más cosas, eres muy conocida aquí —Becky enrojeció al mismo tiempo que Freen.
—Cállate Babe.—Babe le sacó la lengua y quería volver a pelear con ella, pero decidió no hacerlo.
—Si bueno, mi amor, es hora de irnos.—se giró con sus maletas y de la mano de Billy caminó dos pasos hasta que vio a alguien parado en el ascensor—¿Él quién es?
—Él es mi esposo, yo soy Dian un gusto conocerles, los Google un rato, es un placer verlos aquí en persona.—estaba tan nerviosa de ver a chicos con esa fama que se cargaban, era rarísimo que ella conociera famosos en persona, y al estar enfrente de ellos estaba nerviosísima
—Hola Dian, me da gusto verte, el placer es mío.—le devolvió el saludo Babe, aún de la mano de su novio.
—Espera... ¿él es tu esposo?—habló Jane cerca de la novia.
—Sip, apuesto que tú eres Jane.—Jane asintió y le dio la mano como saludo.
—Ese mismo, un gusto. —le dio un apretón y la soltó —Por cierto, es hora de irnos... ¡AY MIERDA, BABE, ÉL ES DANIEL!
—Mi amor, agárrame la maleta un segundo, le doy una patada y corremos —dijo Babe mientras le daba la maleta a su novio, pero su novio no lo dejo, lo tomó más fuerte de la mano.
—No patearás a nadie, Babu —dijo con frustración.
—De rapidito—hizo un pucherito.
—No, no mi amor.—le hablaba con tanto cariño que se sentía en el aire tanto amor.
—No me dejas hacer nada divertido—Billy le dio un besito y negó.
—¿Por qué me quieres patear?—le preguntó Daniel con miedo a que si lo pateara.
—Todavía preguntas, patán—dijo Jane sacándole la lengua como un buen insulto.
—¿Se conocen ?—preguntó Dian y su novio negó.
—No Dian, gracias al cielo no. Pero me contaron historias de ti.—habló Babe dándole una mala cara.
—Nosotros ya nos vamos, Babe, mi amor vámonos que nos esperan. Freen, es hora de irnos.—dijo Billy dirigiendo a todos al ascensor, cuando pasaron a lado de Daniel, el chico se alejó con miedo a Babe y a Jane que lo miraban mal, genial, ahora le caía mal a cantantes de fama mundial.
—Dame cinco minutos.—pidió Freen y Billy no pudo negarle nada.
—Te espero abajo.—entró al ascensor junto al par de peleoneros
—Nosotros también nos vamos, Daniel, necesito contexto de esa historia.— dijo Dian mientras lo tomaba del brazo y los cinco bajaban por el ascensor.
Está de más decir que en ningún momento ambas se separaron, está de más decir que el abrazo no se rompió, Becky continuaba aferrada a Freen y Freen a Becky.
—Con que eres una famosa... Cómo debería llamarte ¿Freen? ¿Sarocha Chankimha?... ¿Quién eres?—estaba enamorada de alguien que no sabía quién era.
—Para ti soy Freen, mucho gusto —soltó una risita y le vibró el pecho, esa vibración la sintió en la mejilla.
—Besé a una idol, soy afortunada—no quería soltarla, le envolvió el cuello fuertemente y enterró más su cabeza al pecho de la chica. Eso se sintió tan bien para ambas.
—Yo bese a un ángel. Soy más afortunada.—Rebecca sonrió haciendo que sus hoyuelos se marcaran.
—Fue buena noche, gracias por todo.—le dijo lo que sentía y más que el sentimiento que brincoteaba su pecho y que todos llamaban amor, sintió gratitud porque logró abrirle los ojos.
—Gracias a ti por aparecer en mi vida, Becky, te juro que fueron las mejores horas de mi vida.—horas... Solo eran eso, Horas.
—¿Ni si quiera cuando subes al escenario?—Freen negó sin que Becky la viera.
—Ni si quiera eso, Becky.—Becky se sentía mucho mejor que un concierto lleno de euforia.
—Freen...—comenzó pero la mayor la calló con un beso al separarla de su pecho, le dio un besito en la boca y luego continuó.
—Becky, tengo que decirte ciertas cosas antes de que me vaya y tiempo no tengo. Yo soy una Idol, tengo 25, vivo en Corea, tengo tres gatos y me gusta el rosa, me gusta la guayaba y me gustas tú, gracias por encender mi corazón, que ahora es tuyo.—no sonaba mecánico, sonaba como un ser que tiene sentimientos pero que se le acaba el tiempo antes de que la noticia de su ida del hotel fuera dada, no había tiempo, Becky odiaba por completo el tiempo en ese mismo momento.
—Freen, yo...—solo quería decirle algo.
—Consejo uno, sigue tus sueños, no te conformes nunca, así te guste ser lo que sea que quieras hacer y que no alcance preguntar, busca lo que eres, encuéntrate contigo misma; perdona tus daños, regresa a casa si gustas hacerlo, conoce gente nueva, baila de noche tu canción favorita, aleja la melancolía, sana tu corazón completamente, escucha a la factoría y aléjate de quién te haga daño, si no estás bien con ciertas personas ponles límites y se fiel a ti misma siempre ¿Okey?
Todo eso se lo dijo mientras la tomaba de las mejillas y la veía directamente a los ojos, todo eso lo dijo con el corazón abierto y los ojos siendo las ventanas del alma confirmaban cada palabra.
—Gracias, Freen. Lo tomaré en cuenta.—dijo mientras Freen limpiaba una lagrimita que salía de los ojos de Rebecca, la conoció de un día y la despedida le dolía, genial lucía patética.
—Debo irme.—dijo mientras la soltaba y tomaba sus maletas.
—¿Freen?—ambas se miraron.
—¿Sí?—preguntó. Solo dos palabras y lo tendría ahí. Renunciando a todo, solo dos palabras.
—Gracias por todo esto, espero vernos otra vez.—vernos otra vez... No estaba impidiendo su partida, nada de eso, solo deseaba verla otra vez ¿Acaso Becky no era el ser más bueno de este planeta? No estaba siendo egoísta y Freen agradeció eso.
—Espero lo mismo Becky, confía en el destino.—le dio una sonrisa y le tomó la mano, caminaron al elevador, pero aún no la llamaban.
—Sigue tu camino—le sonrió Becky y Freen asintió.
—Y yo seguiré el mío.—citó a 5 Seconds of summer en su canción favorita del álbum Youngblood.
—Y si estamos destinados, te veo ahí.—meet you there. La mejor canción del álbum para ambas.
—Te veo ahí, yo sé que estamos destinadas.—dijo Freen dándole nuevamente un abrazo, llamó al elevador mientras Becky la abrazaba.
—Sí, solo no es nuestro tiempo—tiempo. Tiempo, solo era eso, tiempo, nada más.
—Hay mucho tiempo en el mundo.
—Adiós Freen—Becky la besó, un beso, roce de labios, no era algo que las ataba, pero si algo que amarró el hilo rojo a sus dedos con la promesa de volver a encontrarse, promesas no dichas, solo confiando en el futuro.
—Adiós Becky.
El elevador se abrió y Freen entró, la miró para poder recordarla siempre, para recordar su rostro, sus ojos, su nariz, las mejillas, el cabello, los labios, recordar a quien amó en una noche, quería recordarla siempre que quisiera, le sonrió una vez más con un dolorcito en el pecho y entonces, la puerta del elevador se cerró.
—Estuve encantada de conocerte—susurró viéndola partir, eso fue lo quería decirle.
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