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Capítulo 14

Billy era un ser que no parecía nada dulce y agradable, era un hombre que era todo músculo, vestía siempre de negro y tenía cara de pocos amigos, su voz era de mando y al momento de hacer negocios era todo un arma, Billy era muy bueno en su trabajo, y también en tener su fachada de chico duro, chico que no se dejaba llevar fácil, un tipo duro, que mandaba a la mierda a quien se le pusiera enfrente, en su trabajo era bueno sin duda porque sabía hacer contratos maravillosos para los chicos, y no dejaba que mangonearan a los chicos como quisieran, no se dejaba ni del CEO de la empresa, no importaba si el tipo media casi dos metros, y tuviera más poder, no importaba nada de eso si se metían con la factoría, Billy sacaría las uñas cual buen Manager.

Lo que no todos sabían era que Billy era una masita linda que amaba los abrazos, molestar a Jane con ellos, y cuidar de sus chicos, amaba que Jane fuera tan artística y que Freen fuera la rebelde, y que siempre se escapara de la habitación, está de más decir que amaba a Babe ¿No?, Digo, son una pareja bastante fuerte. Lo que la gente no sabía es que Billy abrazaba el peluche de unicornio al dormir y que amaba con locura a Babe, aunque si somos sinceros, quién era el "duro" de la relación era Babe, aunque no lo pareciera, y no porque lo fuera realmente, sino porque Billy era tan amoroso que sobresalía. Era el hombre detallista y romántico que todo mundo quería, Billy Patchanon era el hombre de ensueño de todo ser en la tierra.

Pero como en todo, hay un lado oscuro que no queremos conocer, el de Billy era cuando se enojaba.

Y en ese momento Billy estaba enojado, muy enojado y no con Freen, si no con cualquier ser que ocasionó todo ese revuelto, no estaba enojado con Freen, ya estaba acostumbrado a la situación en donde Freen se escapaba a fiestas que no eran suyas, ya era casi como una tradición de la chica, así que eso no le enojaba porque nunca le trajo algún problema, pero esta vez alguien había metido su cuchara en la situación, y este a su vez causó un gran problema porque no solo tenía que esconder a Freen, sino que debían cambiar de hotel por la mala seguridad que había en el sitio, aunque si hay sinceridad, no era culpa más de las personas que decidieron interrumpir la privacidad de sus ídolos, y del idiota que dio la maldita idea en twitter, Billy quería golpearlo, pero sabía que eso no era bueno, pues era fiel creyente que la violencia no llevaba a ninguna parte. Se sentía violento, pero no al grado de golpear idiotas.

Al momento de mirar a Freen, supo que estaba con alguien y maldijo internamente porque si las fans llegaban en ese momento, tendrían otro rumor y está vez con Freen, Freen nunca tenía rumores porque su imagen era impecable, ni una cita, ninguna acusación, nada. De Freen no había nada más que el amor a sus gatos, a los conejos y al baile, así de amada era y así de limpio también.

—¡Freen!—gritó casi con desespero, era más su miedo que su enojo realmente, un poco de alegría de haber llegado antes que las fans (si es que podían llamarse así).

Mientras que momentos antes, Freen giraba alegremente con Becky en sus brazos, como si fueran aire, ligeras, sin cargas en la espalda que frenaran su feliz momento, todo era más fácil cuando de esa forma pasaba, cuando no tenían nada que los detuviera, el problema era que si lo había, claro que lo había, ¡por Dios!, claro que lo había, había muchas cosas que los detenían, muchas cosas, dos vidas distintas, contratos de por medio... Mucho que las separaba.

—Pensé que tus padres vendrían —salió eso de la nada, Becky se quedó en seco ¿Sus padres?

—¿Mis padres?—Freen asintió.

—Eres madrina, creí que traerías a tu familia, bueno, eso haría yo el día en que sea madrina de bodas, llevaré a toda mis familia.

—No serás mi madrina de bodas entonces.

—Obvio no, yo seré la novia—Becky soltó una risa escandalosa, mientras se preguntaba sobre sus padres... Sus padres, años sin verlos, años sin saber de ellos.

—Tiene años que no los veo—dijo aun bailando.

—¿Desde qué te fuiste?—Becky asintió.—¿no quieres verlos?

—¿Y si no me aceptan?—ese era su mayor miedo.

—No quedará en ti, Becky—no se atrevía a ver a sus padres tan decepcionados de ella. No después de que huyó de casa. No después de que no volviera.—seguro tus papás estarán muy felices de verte, y más aún de abrazarte, no tengas miedo Becky, porque el miedo hace que perdamos muchas cosas.

Becky se sintió bien con eso, tanto que quería volver a besarlo.

Y estaba a nada de volver a besarlo, así que le tomó la cara en manos y la miró a los ojos, Freen quería mirar los ojos de Becky siempre si le era posible, no lo sentía como un eufemismo, se sentía como una realidad, como si ese fuera su destino.

Freen sentía que había nacido para mirar a Becky a los ojos, un beso la volvió loca y quería probar todos los de Becky, todos los que le permitiera darle, si se podía todos los que tendría que dar, Freen quería todo de Becky, y Becky quería todo de Freen.

No importaba mucho el saber quién era, importaba más el quién sería con ella, era como si se conocieran desde siempre, no se sentían extrañas la una con la otra, iban rápido, pero el tiempo no se sentía, era más como si Cronos hubiera decidido no avanzar para ellas, si algún dios las bendijera, Cronos sería el indicado, afrodita hizo su trabajo hace mucho tiempo. Pero entonces, cuando ambas estaban en esa burbuja que las envolvió toda la noche, cuando estaban viéndose a la cara y deseando volver a probar los labios ajenos, cuando estaba a nada de volver a ser una misma, la voz de Billy las separó.

—¡Joder! —susurró Freen en cuanto escuchó su nombre

Cerró los ojos maldiciendo y entró en modo desesperado, sabía que Billy la colgaría de cualquier árbol, pero estaba más molesta porque había interrumpido el momento con Becky, la chica que quería presentarle a sus padres (Freen en su cabeza ya se hizo toda una granja con Becky) obviamente, no era tan avanzado, sabía que debía pasar tiempo para que todos sus planes sucedieran, debían conocerse más, pasarse los números y todo eso que se hace antes de una relación. Sabía que debían hacer todo eso, para llegar a la meta, pero que Freen contemplara a Becky para eso era casi como confirmar todo.

—¿Pasa algo?—si pasaba, claro que pasaba, pero Becky no lo sabía y el no saberlo, la desconcertó, el problema era que Becky necesitaba saber todo porque su manera de ser se lo pedía, era ansiosa y Daniel la dejó traumada.

—Espérame aquí, ¿Si?—pidió, sabía que iría a Billy, le daría un sape y luego le pediría con caritas tiernas que la dejara un rato más, es más, si volvía, volvía acompañada, porque de ahí no se iba sin llevarse nada de Becky, por lo menos su número de celular.

—¿Quién es él?

El pobre cerebro de Becky se inventó mil historias incorrectas, como primera era que aquel chico que gritó era novio de Freen, o peor aún, esposo, lo veía enojado, aparte era un hombre guapo, furibundo y se sentía tan desconcertada que quería llorar en ese mismo instante de la impotencia, digamos que los malos pensamientos le llenaron de cosas feas la cabeza, si era algo raro, pero debían entender el punto de Becky, Daniel la dejó traumatizado con los segundos lugares.

—Es Billy—dijo simple aun tomándole el rostro, estaba por soltarla, realmente la soltó, pero se detuvo en seco cuando Becky preguntó en una tímida, muy tímida voz, una pregunta que pensó no soltar nunca, sentía su burbuja rota en ese momento.

—¿Qué es el tuyo?

Temía tanto la respuesta, porque había posibilidad de mentiras, posibilidad de verdades dolorosas, tantas posibilidades. Freen no era una tonta y vio ese miedo en los ojitos brillantes de Becky, le tomó el rostro y mirándola a los ojos para que viera la verdad, se lo dijo.

—Es mi mánager —susurró y le plantó un besito pequeño en los labios, pero ni tiempo le dio a Becky preguntar si escuchó bien, cuando ya se iba en dirección al hombre que se parecía a furia de intensamente.

¿La había escuchado bien? O era solo una excusa tonta. La vio alejarse y se sintió extraña, celosa, molesta, demasiado ensimismada que no sabía lo que estaba a punto de aparecer, ensimismado aunque no engañada, confío en los ojos de Freen, confío, confío, confío.

De alguna parte del salón, un grupo grande de personas entraron gritando "SAROCHA CHANKIMHA", corriendo como locos a una dirección dentro del salón y Becky giró la vista a quien entró por una de las tantas puertas del salón; muchas personas corrieron con dirección a alguna parte del salón, muchas personas de edades diferentes corrían como muchedumbre, todos los invitados se sintieron raros con tanta gente, nadie sabía que hacer, solo veían a la gente entrar y buscar a alguien con la mirada y entonces cuando volteó a donde Freen estaba, esta ya se había ido con aquel hombre que vino por ella, se fue, Freen se fue y ni siquiera se despidió, Freen se fue, no podía creerlo, la buscó, al igual que toda la gente la buscaba, pasó por el mar de gente tratando de verla por ahí, buscando esos ojos castaños que le devolvieron la vida, la necesitaba ver de nuevo, necesitaba saber de ella.

Sin querer, Freen cumplió el cometido de esa noche. Freen echó a perder la boda, la destruyó. Y en si no fue por el pastel embarrado por todos lados o por robarse al madrina de bodas, no fue por las copas de alcohol robado y los canapés, no fue por eso, Freen simplemente destruyó la boda con su simple presencia, con eso y con ayuda del imbécil que mandó a traer a todas esas fans desesperadas por conocer a Freen, Freen había destruido la fiesta, Daniel estaba molesto, y Becky desanimada, con muchas preguntas y un corazón que ya no se sentía completo del todo.

La cosa estaba perdida, sin duda el cuento había terminado para todos, pero en especial para Becky, que había dejado ir a quien la hizo feliz toda la noche.

Mientras tanto, Freen estaba corriendo con Billy detrás de ella, a la espera de que nadie los siguiera, fue arrastrado por Billy para que no regresara porque lastimosamente no pudo despedirse de Becky. Se prometió que volvería por ella para despedirse y pedirle algo que las mantuviera cercanas, porque Freen Sarocha había conocido a Becky Armstrong y no la dejaría ir tan fácilmente.

Mientras tanto en la fiesta, el caos se paró en cuanto los guardias de seguridad sacaron a toda la gente no deseada que llegó, y aún en toda la gente que sacaban, jamás encontró a Freen Sarocha, la colada de la fiesta.

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