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119. La prueba del amor (Parte I)

Y te prometo esto: incluso sabiendo todo lo que sé ahora, incluso con todo lo que ha venido hacia nosotros, si tuviera que hacer esto una vez más, te elegiría. Cada vez te elegiría.
(T.J.K.)


—Tienes 15 minutos...

Tanto Magnus como Alec recibieron las mismas instrucciones y miraron durante un momento a los encargados.

También ambos –oh, y había tanta conexión– cerraron los ojos un momento antes de abrirlos hacia las hojas frente a ellos y tomar la pluma que esperaba a un lado y comenzar a escribir:

245: ALEXANDER LIGHTWOOD


"Me han pedido que escriba sobre Magnus Bane, aquel desconocido que cruzó una puerta muy parecida a esta hace ya nueve meses, mi encadenado, el padre de mis hijos..."

748: MAGNUS BANE

"Me han pedido que escriba sobre Alexander Lightwood, aquel chico que esperaba pacientemente –o no tanto– mientras yo sentía todo temblando en mi interior, un interior bastante nuevo para mí, un hombre que provocó una revolución en ese cuerpo y esas células que incluso para mí eran desconocidas todavía... Mi encadenado, el padre de mis hijos..."

245: ALEXANDER LIGHTWOOD

"...el hombre del que me enamoré, el que me hizo saber que incluso en este mundo y en estas circunstancias, todavía es posible el amor... ¿y de verdad esperan que lo haga en quince minutos?"

748: Magnus Bane

"...el hombre que amo como nunca creí posible y como nunca volveré a hacerlo, ¿y creen que quince minutos serán suficientes cuando ni siquiera una vida bastaría para encontrar palabras que definan lo que él significa para mí?"

Etta sonrió cuando escuchó el gruñido de uno de los supervisores –"¿Es que se pusieron de acuerdo?"–, ella no sabía lo que Alec estaría respondiendo, pero por esa reacción podría imaginarlo. Magnus había comenzado un segundo párrafo ya y supuso que debían haber comenzado parecido si es que el supervisor estaba tan sorprendido.

Cubrió su sonrisa con una mano y llevó la otra para presionar contra el discreto auricular que llevaba. Ella estaba en la habitación donde Magnus debía responder algunas preguntas, con Alec estaban otros encargados y un par de supervisores se habían quedado donde podían monitorear no sólo sus respuestas escritas o verbales sino también sus reacciones físicas y químicas. Esta era una decisión bastante importante como para dejarla a la ligera.

Pero ¿de verdad les sorprendía?, Etta diría que era obvio... ¿No lo era cuando Alec se había negado a alejarse más de lo necesario de Magnus? Incluso cuando sabía que no lo volvería a ver hasta después de la prueba –o tal vez nunca más–, se rehuso a retirarse de la Clínica.

Alec y Magnus no eran como otros encadenados, ellos no fingían, ellos no sólo preguntaron por sus hijos, ellos se necesitaban tanto como ansiaban conocer al producto de su amor, sangre de su sangre y carne de su carne, aquellos seres que eran un trocito de ambos...

245: ALEXANDER LIGHTWOOD

"Hace nueve meses, tal vez un poco más, acudí aquí mismo acompañado de mis hermanos, esperando conocer a mi encadenada...
—su ceño su frunció al llegar a este punto antes que sus labios se torcieran en una pequeña sonrisa y su corazón latiera diferente; hecho que quedó debidamente registrado—, pero eso nunca sucedió, afortunadamente.

Incluso si en ese momento creí que era una maldición cuando el 748 entró en la habitación donde yo empezaba a volverme loco esperando, mi corazón se aceleró tanto que casi me perdí el momento en la puerta se abrió y este chico entró casi pareciendo asustado... ¿Por qué él estaría asustado cuando era mi vida la que estaba a punto de arruinarse?

¡Y no podría haber estado más equiviado! Pero me han pedido escribir de mi vida con mi encadenado y no puedo mentir, no todo ha sido perfecto, pero también se supone que esta prueba es para demostrar que nuestra compatibilidad es real, que somos una buena inversión —sus labios se fruncieron, su corazón se aceleró—, que no somos un riesgo para la salvación de la Humanidad —sus ojos se cerraron, respiró profundamente y algo cambió; el mundo y la tecnología todavía no habían avanzado tanto, no sabían qué podría estar pasando por su mente, no leyendo sus pensamientos, pero sí sus reacciones, sí los químicos que su cuerpo estaba liberando, sí la sonrisa que adornaba sus labios y la forma en que su mano se aflojó sobre la pluma cuando volvió a escribir—, para asegurarse de que realmente estamos enamorados...y es que el amor no viene fácil, ¿cierto?, nunca es perfecto, porque si lo fuera no estaríamos hoy aquí, no en estas circunstancias; si el amor viniera sólo con cosas buenas, no estaríamos hoy escribiendo un ensayo para demostrarlo.

Pero los contratiempos, las caídas, los altibajos, los momentos llenos de frustración en que quisiste matar al otro, todo ese fuego mal direccionado que parecía odio antes de reconocerlo como lo que realmente era, no restan ni siquiera un poco de la belleza del amor, al contrario hacen que hoy arda más, con un fuego más ardiente y lleno de color que inunda tu pecho de calor y tu vida de eso...vida, porque antes era sólo una sombra, era sólo existir.

Yo no lo sabía y habría muerto sin este milagro si no fuera porque de algún modo inexplicable, pero gracias mil veces por eso, una máquina dijo que Magnus y yo parecíamos perfectos para experimentar con nosotros.

Ahora no estoy negando que al principio estuve realmente molesto —como su letra más marcada, su expresión, la presión de sus dedos sobre la pluma y sobre la hoja, y su corazón acelerado lo demostraban—, era tan injusto que me hicieran esto, era injusto que tuviera que estar con otro hombre... Nunca le he dicho esto a nadie, creo que porque me daba miedo, pero quiero ser lo más honesto que pueda porque no quiero que una palabra no dicha arruine mi vida, no quiero dejar un hilo suelto del cual puedan tirar para abrir una brecha entre Magnus y yo, así que lo diré hoy: no sabía si era porque así debía ser, porque una cadena nos unía, porque éramos "compatibles", pero mi cuerpo reaccionó a Magnus incluso durante esos primeros días en que yo quería realmente odiarlo, aunque no me permití demostrarlo algo ardió dentro de mí la primera vez que estuvimos juntos, no se compara con la segunda vez que libremente tomamos la decisión de hacer el amor, pero definitivamente no se sintió mal, no como yo suponía que lo haría...

Y después se confirmó, esperábamos no uno sino dos hijos. Éramos libres, "libres", de irnos y nunca la libertad se sintió tan amarga, tan apretada como una cadena que sólo se soltaba un poco. Fuimos a casa, mi casa, una casa ahora llena con desconocidos, con mi familia, personas que nunca aceptaban a nadie fácilmente y que aun así abrieron sus brazos para mi encadenado.

Todos parecían amar a Magnus, todos reían con él, todos le sonreían, todos con sus ojos y palabras amables o manos curiosas sobre él, sobre su vientre que comenzaba a abultarse (no tan rápido como él esperaba) —y una sonrisa inconfundible curvó sus labios, una que decía más que sus palabras— y algo cambió. Algo cambió cuando comenzamos a leer un libro juntos, cuando dejé de intentar alejarme de él durante las noches, cuando la cama dejó de ser un amplio espacio que me permitía rodar lejos y en su lugar fue simplemente cómoda y cálida como el cuerpo que encajaba perfecto contra el mío, cuando en vez de cerrar los puños con fuerza me permití abrir mis manos y tomar a Magnus para envolverlo entre mis brazos y entonces supe que había encontrado mi lugar en el mundo.

Todavía tenía miedo, no voy a negarlo, de lo que mi familia pensaría de mí, de las personas allá afuera, qué dirían, cómo nos verían, si nos señalarían, tenía miedo de mí mismo, no entendía qué estaba pasando entre él y yo, qué me pasaba a mí, qué pasaba conmigo, pero Magnus nunca presionó. Incluso cuando tenía razones más que suficientes porque, demonios, el embarazo y lleno de hormonas era él. Porque Magnus es así de noble, de perfecto incluso si el mundo a su alrededor no lo merece.

Yo ciertamente no lo merecía cuando me volvía loco a su alrededor. Pero algo cambió cuando verlo con sus amigos me hizo sentir, por primera vez, en mi vida celos; cuando lo veía reír al saltar de un taburete bajo y yo me imaginaba los peores escenarios, yo lo veía como una altura absurdamente alta; cuando sus labios presionaron con los míos y por encima del pánico y el miedo yació el deseo, cuando mis brazos lo envolvieron y en vez de huir, lo apreté más contra mí; cuando sentí su latido contra mi pecho y su corazón le susurró algo al mío, no callando mis dudas, pero sí asegurándole que valía la pena intentarlo.

Hoy sé que era así, que es así.

Hoy, después de noches con él enredado a mí; de su sentir su hermoso cuerpo desnudo rozar y encender al mío; de ver su hermoso rostro adormilado, de esperar paciente a que sus ojos verde dorado se abran e iluminen mi día; de sentir sus manos suaves en mi rostro, sus dedos bailando contra mi piel, acelerando mi corazón y despertando mi cuerpo; de aguantar sus ridículos antojos y sus miedos infundados cuando su vientre pareció más abultado de lo que él creía; hoy creo que entiendo a aquel Soñador, no es que él no quisiera ir al Castillo de los sueños, no es que no tuviera curiosidad por ver lo que habría ahí, la tenía y demasiada, y era precisamente eso lo que lo detenía, tenía miedo de encontrar algo que al abrir los ojos tendría que soltar porque era eso: sólo un sueño.

Y aun así, aunque hoy la posibilidad de despertar y darme cuenta que fue sólo un sueño es posible, aunque mi corazón late con miedo a romperse pronto, aun así ha valido la pena cada segundo con Magnus.

Yo no lo elegí la primera vez, pero lo hago hoy. Sin cadenas. No quiero que Magnus Bane sea mi encadenado, quiero que sea mío para siempre y ser suyo por el resto de mi vida.

¿Qué significa Magnus Bane para mí?

Eso, precisamente eso: el sueño que se hizo realidad. El que quiero aferrar con tanta fuerza que al despertar...no se haya ido.

Magnus es, en caso de que no haya quedado claro, el hombre del cual me enamoré.

Y mi vida sin él sería...dejarme como un cascarón vacío. No sería sólo gris y sin sentido como lo fue antes de él, sería peor porque hoy lo conozco, porque hoy sé lo que estaría perdiendo, porque hoy sé lo que es ser feliz, lo que es amar.

Entonces, y aunque no es una pregunta que me hayan hecho (aún), sí, AMO A MAGNUS BANE.

Aku cinta kamu, me dijo una vez, creo que era correcto, un "Te amo" tan ordinario no era para nosotros."









* ~ * ~ *

¿Qué les han parecido las palabras de Alec? 😭

¿Será más emotivo Magnus? 🙊

Y bueeeno...mis planes siempre mueren, obviamente habrá al menos otro capítulo sobre esta prueba 🙈, lo siento.

Ahora... ¡IMPORTANTE! ¿Han pensado en que aun cuando no estén encadenados se supone que ellos deben seguir pocreando para repoblar el planea? 🙊 ¿Volverá a ser Magnus o Alec? 😻

Y quién prefieren, ¿Ragnor o Rapha?

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