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111. El comienzo de un mundo nuevo

La operación Magnus había tardado más que la de Catarina.

Había habido muchas más complicaciones –incluso llegó a detenerse su corazón en una ocasión–, Magnus había perdido demasiada sangre y aun así tuvo fuerzas para rogar a Etta: —Por favor.... –cuando escuchó el llanto de sus hijos. Sus brazos y manos temblaban mientras los extendía. "Por favor, déjame verlos, sostenerlos aunque sea una vez".

Etta había mirado a las y los enfermeros a su alrededor. Todos sabían que era una regla, los madres encadenadas –padre en este caso– no podían ver a sus hijos hasta que hubieran pasado la prueba. Pero también muchos de ellos estaban en contra y Etta estaba tan cansada ya de tanta injusticia, su corazón roto cuando vio a la otra doctora llevarse a Ragnor a la sección de Encadenamientos porque si Catarina ya no podría tener hijos, aunque aprobaran ya no podían seguir juntos, ninguno de ellos conocería a su hija, Ragnor tendría una nueva cadena y Catarina –cuando estuviera mejor– pasaría a formar parte de la Clínica, tendría una capacitación y le asignarían algún puesto.

Así que ella, con ambos niños en brazos, retando a cualquiera a decirle algo, caminó hacia Magnus. Magnus intentó incorporarse, haciendo una mueca cuando no pudo. Dos enfermeras estuvieron ahí al instante, mientras los demás miraban, una ayudó a Magnus y la otra a Etta para que ambos bebés descansaran en el pecho de su padre.

Ambos pequeños se habían calmado cuando volvieron a escuchar el corazón de su padre. **

Magnus había cerrado los ojos e, incluso en sus mejillas húmedas por el sudor, se notaron las lágrimas que bajaron en ese momento.

Fue un susurro apenas audible cuando lo preguntó: —¿Cat?

Y esta vez fueron los de Etta los ojos húmedos. Varios de los enfermeros que estaban aquí, habían ayudado también con Catarina Loss. Sabían que se hizo todo lo que pudieron, no fue culpa de nadie.

Etta no miró a Magnus mientras decía la verdad a medias. —Ella y la bebé están bien.

Un maldito eufemismo, una mentira piadosa. Sí, ambas estaban vivas, pero, ¿Catarina estaba bien? ¿Lo estaría cuando despertara y supiera que Ragnor y ella estaban oficialmente separados, que nunca más tendría hijos ni una vida libre, que ahora estaba obligada a la Clínica?

Al menos podría tener a su hija. Etta ya había solicitado la "adopción" para la madre biológica, es decir, Catarina.

Magnus debió ver algo en ella. —¿Podrías...? –no se atrevió a terminar la pregunta, no frente a todos, no si arriesgaba a Etta, pero tenía que hacerlo.

Etta se acercó lo suficiente para sólo ella escuchar: —¿Podrías tomar una foto para Alexander? Por si...

"Por si nunca llega a conocerlos".

Etta había mirado a una de las enfermeras que la ayudó con los bebés. —Consigue mi móvil rápido.

Etta había tomado la foto y guardado el móvil.

Y aunque le dolió, tuvo que apartar a Max y Rafa de Magnus.


* * * * *


La recuperación de Magnus tomó días.

La hija de Clary y Jace nació.

El hijo de Izzy y Simon nació.

Raphael se había presentado voluntariamente a los encadenamientos unas horas después se que se llevaran a Ragnor. Ya no tenía sentido posponerlo, no cuando el amor de su vida ya nunca sería suyo, no cuando la posibilidad se les había escurrido de entre los dedos, no cuando fue su culpa lo ocurrido a Cat y a su hija, no cuando Ragnor nunca lo perdonaría. Ni siquiera lo había mirado cuando se lo llevaron.

Alec había prácticamente saltado cuando Etta salió para dar noticias de Magnus. Ella había tomado sus manos y aunque le pareció raro, Alec no retiró las suyas. —Magnus y los bebés están bien. Hubo complicaciones, no voy a mentir, pero los tres están bien, estables. Los bebés están ahora en observación, en cuanto Magnus se haya recuperado un poco podrán presentar la prueba.

La pregunta en la mirada de Alec era evidente, en ese azul roto: "¿Puedo verlos?"

Etta había negado, con una mueca triste. —Sólo unos días más. Te aseguro que Magnus está bien –sus manos se deslizaron fuera de las de Alec y sólo entonces éste noto el objeto en ellas, pero antes de que dijera algo, Etta se apresuró a agregar: —Supongo que no servirá que te pida ir a casa a descansar, ¿por qué no vas al menos al baño y te echas algo de agua al rostro? ¡Joseph, ven y acompaña al joven Lightwood!

Joseph había asentido. Todos los habían mirado extrañados. Sebastian había dicho muy casualmente "Voy también".

Alec había visto el objeto en sus manos hasta que estuvo a solas, ignorando los susurros entre Sebastian y el guardia, era un móvil. Una foto apareció en cuanto lo desbloqueó.

Alec había llorado: era Magnus, tan agotado, su rostro húmedo por el sudor, arrugas de cansancio marcando su hermoso rostro, pero había  una sonrisa mientras miraba a los dos pequeños y enrojecidos recién nacidos recostados en su pecho.

Era perfecto.

Y Alec lucharía con su vida para que no lo apartaran de ellos.


* * * * *


Alec no dejó de ir ningún día a la Clínica, esperando a que Magnus estuviera lo suficientemente bien para presentar la prueba –Etta, ilegalmente, seguía mostrándole fotos–.

Pasó ahí día y noche, sólo se ausentaba para irse a bañar y comer una vez al día.

¡Y, por Dios, que si eso no era amor, si esa no era la prueba de su amor, es que el mundo estaba loco!


* * * * *


Y aquí estaban, en televisión, frente a montones que reporteros y cámaras, más de una semana después.

–Desde la casa Lightwood, Simon, Jace con su hija en brazos, Izzy con su bebé dormido, y Clary al lado de Sebastian –que ya sabía la noticia también, pero no había querido arruinar la sorpresa, además de que Joseph lo mataría– miraban la noticia–.

Catarina estaba entre el personal –detrás de cámaras– de la Clínica.

—Estamos aquí reunidos –era Etta quien hablaba– para dar la noticia públicamente. Sabemos que muchos de ustedes han seguido la noticia de estos primeros Encadenados muy de cerca. Muchos esperábamos este momento –ella miró hacia Catarina, Joseph y algunos otros–, algunos no lo aceptarán, pero tenían la esperanza. Creo que una nueva era, con un color y una luz diferente, comienza hoy. Me hace muy feliz anunciar que Magnus y Alec ya no están encadenados.

Hubo un jadeo general.

Algunas sonrisas apenas perceptibles en quienes entendieron el verdadero significado de sus palabras.

Alec y Magnus dieron un paso hacia adelante entonces, acercándose al otro.

Dos enfermeras, con un bebé en brazos cada una, aparecieron.

—No más cadenas para ellas –y Etta no podía dejar de sonreír mientras cada uno tomaba a uno de sus hijos–. Alexander Lightwood y Magnus Bane hoy están juntos como pareja libre y oficial. Y con esto, por supuesto, hay una nueva ley, una nueva posibilidad para los encadenamientos masculinos y femeninos que vendrán. Y soy definitivamente feliz de presentarles a los segundos encadenados de la historia.

La cámara cambió para enfocarlos: Ragnor Fell y Raphael Santiago.

–En la casa Lightwood hubo un fuerte "¡¿QUÉ?! ¡¿CÓMO?!" de Jace que era el único sorprendido–.









* ~ * ~ *

Sí fue Cat la del problema 😭💔 y Ragnor a quien se llevaron 💔

Pero malec aprobó 🙆🙌❤

Y ragnael encadenados 😻

Creo que ya van viendo cuál será el desenlace de esta historia, aun así faltan varios capítulos porque quiero escribir y que lean las siguientes escenas:

💕 La prueba de Magnus y Alec, los pensamientos y sentimientos de ambos 😻

💕 Ragnor y Raphael esperando sus encadenamientos, su dolor y lo que pensaban 😭

💕 Cat al enterarse de su nueva realidad 😭, cuando ve a su hija y cómo se está adaptando a su vida en la Clínica.

💕 Las pláticas de Sebas y Joseph 💚

💕 Reencuentro malec por fin y con sus bebés por primera vez 😭❤

¿Algo más que quieran leer antes del final?

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