Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Especial- Elaheh: Estrías de recuerdos

Capítulo especial en honor a los 2k de vistas, seguimos creciendo y yo sigo emocionándome.
Elaheh: Estrías de recuerdos.
**************************************

Elaheh estaba sumergida en la bañera, observaba tranquilamente los pétalos de flores de jazmín que flotaban a su alrededor, mostrando un ondular tranquilo en el agua que ella causaba con sus manos. Últimamente ese olor se le hacía relajante y por ello pedía las flores en su agua de baño. Sin embargo aquel día ese juego usual no era más que una distracción para su mente, en la cual el pensamiento de que su vientre se había agrandado mucho en el último mes y medio no dejaba de rondar.

Veía ya las primeras estrías en tonos blanquecinos formándose alrededor de sus caderas, su vientre todavía no era muy prominente pues solo tenía entre cuatro y cinco meses, pero lo llegaría a ser eventualmente y esto traería marcas que no se podrían borrar.

Cuando las vio por primera vez tuvo un ataque de ansiedad, Malik había viajado a Sagnam para unos negocios, se suponía que era solo un viaje de tres días y Elaheh pidió quedarse, por eso quien la encontró sentada en el suelo, temblando, con sollozos rotos que desgarraban su garganta y sus manos arañando su vientre en un vano intento de su mente por sacar el bebé, fue Rada.

No fue sino hasta que sintió el agua fría con fragmentos de hielo caer en su cuerpo, empapándola totalmente, que reaccionó. Tenía su rostro caliente y la marca de una mano en un tono rojizo, por ende supo que Rada la había abofeteado, también sus dedos estaban marcados en sus brazos, posiblemente la zarandeó, pero Elaheh había estado tan ida que no notó nada de aquello. Lloró con más tristeza al ver los rastros de sus uñas por su vientre, algunos arañazos incluso habían abierto la piel.

— Shhh, ya, no pasa nada— la acalló Rada abrazándola. Elaheh lloraba totalmente asqueada de sí misma, amaba a su bebé y lo quería tener, aquella reacción había sido meramente instintiva.

Luego de que se hubo calmado un poco, Rada le preparó el baño caliente y la ayudó a bañarse, la secó y vistió con ropa cómoda para arroparla en la cama. Por más que intentó entablar conversación con Elaheh todo fue ignorado por parte de la reina, quien se negaba a decir nada y solo se mantenía sumida en sus pensamientos.

No fue hasta que Rada se fue, dejándola descansar en una oscuridad creada por las gruesas cortinas negras que mantenían la luz del sol fuera de la habitación, que Elaheh se permitió a sí misma pensar en su condición.

Antes de que se diera cuenta el sueño la venció y las pesadillas, que durante tantos meses se habían mantenido al margen, volvieron. Después de esa noche no había vuelto a dormir bien, ni siquiera cuando Malik regresó y ella podía sentir su calor entre sus brazos y sus frías manos envolviéndola, nada la consolaba. Estaba deprimida y lo sabía, pero no era que ella quisiese estar así, simplemente no podía evitarlo.

Malik no preguntó sobre las marcas en su vientre, ella no comentó nada tampoco. Posiblemente Rada le hubiese explicado en algún momento, pero Elaheh no era consciente de cuánto tiempo había pasado desde que empezó a sentirse así.

El sonido de la puerta del baño abriéndose la sacó de su enajenación, Elaheh observó a Malik entrar en el baño vestido con unos pantalones grises con bordados azules y solo su camisa por encima, debía de haber dejado el khalat a juego en la habitación. Su cabello rubio estaba sujeto en una cola suelta que se anudaba por debajo del nivel del codo y le daba un aire más juvenil, que a Elaheh la hizo recordar los días en "El rayo sangriento".

— El agua se te ha enfriado, diosita— puntualizó Malik mientras tomaba la bata que estaba perfectamente doblada en una esquina a su derecha.

— No me di cuenta— admitió Elaheh sin darle importancia, salió de la bañera y tomó la mano fría que Malik le extendía para ayudarla. No dijo más y Malik se limitó a secarla y ponerle la bata por encima, para luego guiarla a la habitación.

— Te traje tus frutas favoritas para la cena— comentó con ligereza mientras sacaba de los baúles uno de aquellos vestidos suaves que a Elaheh le encantaban usar por lo cómodos que eran durante el embarazo, en especial desde que su vientre finalmente había empezado a crecer considerablemente.

— Gracias— respondió Elaheh, sentándose en la cama y picoteando con descuido los pedazos de fruta, ajena a que Malik había dejado caer el vestido, quedándose petrificado enfrente del baúl y observándola a ella con un entendimiento a medias llegando a su mente, pues no tenía cómo leerle el pensamiento a su esposa.

Hasta ese momento no lo había pensado, pero todo había comenzado cuando el vientre de Elaheh había cambiado de tamaño de forma rápida. Los médicos y herboristas afirmaban que era normal, aunque pensaron que tardaría unas semanas más en empezar a crecer tanto, pero Malik sabía que el tiempo era el adecuado, que el bebé estaba creciendo tal cual se suponía y eso significaba que estaba sano.

Poco después de eso él había viajado a Sagnam y al regresar Rada lo había alertado del incidente que ocurrió en su ausencia. Normalmente ella hubiese sido fiel a su reina y no le diría nada, pero en primer lugar, Elaheh no le había pedido que guardase silencio, más bien había ignorado el tema y en segundo lugar, había sido un evento tan alarmante que era imposible para la chica no preocuparse.

Él le había dicho que se haría cargo, pero ya habían pasado cerca de dos semanas y las cosas solo iban empeorando. Las marcas de sus uñas en su vientre habían desaparecido, pero Malik las recordaba con claridad y dolor. Su mente solo podía mantenerse en busca de cualquier indicio de que un nuevo ataque fuese a darse e incluso había empezado a delegar su trabajo como rey en Ducan y sus demás consejeros por pasar más tiempo vigilándola.

Quizás si hubiese prestado más atención no se hubiese tardado dos semanas en comprender que el detonante había sido el crecimiento de su vientre, pero ahora la pregunta importante para Malik era ¿Por qué?

Elaheh no era una mujer que se dedicase enteramente a su físico, no era que no le preocupase, pero estos temas no eran su prioridad. Ella incluso había aprendido a aceptar las cicatrices de su espalda con normalidad. La verdad era que a Malik le dolía pensar en cuánto sufrió cuando se las hicieron, pero no le desagradaban.

Formaban parte de ella, de su esencia y él dedicaba horas a besarlas una a una, recorrerlas con la lengua, tocarlas con sus dedos, era su forma de hacerle saber que no detestaba nada de ella. Esas cicatrices ya habían sido aceptadas, entonces Malik no llegaba a comprender qué podía ser lo que le molestase de su vientre abultado.

¿Qué es lo que me estoy perdiendo?

¿Qué es lo que no me dejas ver?

La frustración empezaba a chocarlo, podía deducir que lo que fuera, tenía algo que ver con su pasado como esclava. Ninguna otra cosa podría ponerla a ella en ese estado.

Rebuscó en su memoria cualquier detalle que Setareh hubiese dicho cuando le confesó la naturaleza de Alfred. La claridad se abrió paso en su memoria en forma de recuerdo, las palabras de Setareh retumbando con vigor, pero lejanas y confusas por el alcohol que estaba en su cuerpo cuando habían sostenido aquella conversación, poco después de la muerte de su madre.

Ya no nos consideraba bonitas... No era un tipo de marca aceptable... No las volvíamos a ver.

Malik lentamente se fue acercando a donde estaba Elaheh hasta quedar justo frente a ella, durante unos segundos ninguno de los dos realizó gesto o movimiento alguno. Elaheh mantenía la mirada fija en los pies descalzos de Malik y evitaba respirar muy deprisa, pese a los nervios que se apoderaban de ella al sentir la mirada férrea de Malik.

Él la había ayudado tanto, se había incluso casado con ella y solo había obtenido por su generosidad un trato frío y distante de una mujer consumida por su mente, como si el estar embarazada de otro hombre no fuese suficiente.

— Desnúdate— ordenó Malik firmemente, a Elaheh se le erizó la piel con su voz, jamás él le había hablado así.

Levantó la vista hasta dar con esos ojos dorados que le iluminaban la vida, pero los encontró fríos y lejanos, no vio nada que indicase que estuviese mintiendo. Elaheh estaba confundida, Malik no actuaba así, pero pensó que tal vez ya se había cansado de ella. Con movimientos vacilantes Elaheh se puso de pie y sin despegar la vista del suelo se quitó la bata de baño, quedándose allí desnuda delante de él, conteniendo la respiración y rezando a un dios que nunca la había escuchado para que todo terminase rápido.

No se dio cuenta de en qué momento había cerrado los ojos, o cuándo las lágrimas habían empezado a precipitarse hacia el suelo y ella había puesto las manos en puños, pero sí sintió los húmedos y cariñosos besos que Malik depositó en los bordes de su cadera, donde eran más visibles las líneas blancas en su piel.

Abrió los ojos para ver a Malik arrodillado delante de ella, con sus dorados ojos fijos en su rostro, observando cada reacción que Elaheh fuese a tener, y sus rosados labios besando su piel marcada. Sus frías manos se posaron en sus muslos y subieron en una gentil caricia hasta colocarse poco más arriba de las caderas y Malik recorrió con besos todo el borde inferior del abultado vientre sin dejar de mirarla, teniéndola casi hipnotizada con él.

— No existe ni una parte de ti que no sea hermosa para mí— declaró con seguridad— No hay forma en que deje de desearte, de quererte, de tener esa necesidad de mantenerme a tu lado. Esto de aquí— subrayó sus palabras haciendo círculos con sus pulgares donde las estrías estaban— son la prueba de que llevas vida dentro y es lo más hermoso que he podido ver.

Su lengua perfiló la piel estriada que sus manos no llegaban a cubrir y Elaheh suspiró. Malik observó como aquellos hermosos ojos empezaban a salir de su enturbiamiento, en ellos se podía ver la marca lujuriosa de deseo que él ya conocía tan bien. Malik se puso de pie y tomándola por las caderas la hizo acostarse en la cama, quedando expuesta a su merced.

La imagen era excitante y hermosa a la vez, observándola con más detenimiento Malik no entendía por qué esas estrías fueran un problema. Eran pequeñas, con patrones diversos y abarcaban parte de sus caderas dirigiéndose un poco hacia el vientre, apenas si eran visibles a no ser que la mirases muy detenidamente. Él lo hacía, él las miraba y las encontraba bellas.

Sin dejar de observar su cuerpo Malik la hizo alzar una de sus piernas, besando la punta de sus dedos, el dorso de su pie y ascendiendo en una húmeda caricia con la lengua por toda la pierna. Su mano mantenía sujeto el tobillo y la otra recorría los costados opuestos, sintiendo la caliente piel debajo de él.

Cuando llegó a sus caderas nuevamente marcó cada estría con su lengua, siguiendo la dirección de estas, llegando a la cara interna de su muslo. Elaheh gemía quedadamente, pero Malik sentía su piel subir de temperatura y como hacía movimientos involuntarios con las caderas.

Sonrió al saberse el causante de esa reacción y el aire que escapó de sus labios llegó a la húmeda intimidad de Elaheh, quien ahogó un gemido de desesperación. Malik puso cada mano debajo de sus muslos y empujó con firmeza, haciéndola abrir más las piernas, enseguida que la tuvo así cerró sus labios alrededor del capuchón rosado que estaba más rígido y sensible y succionó.

Elaheh atrapó entre sus puños las sábanas y gimió alto, Malik pasó su lengua en movimientos circulares y los alternaba con succiones rápidas. Elaheh pensaba que perdería la cabeza, la negra neblina de pensamientos pasados que la había consumido se había empezado a disipar con las palabras de Malik, pero eran sus manos, sus labios, su lengua, su frío tacto térmico y su cuerpo encima del de ella lo que la mantenía coherente, le hacían saber que no pasaría con ella, que eso era parte del pasado, que no ocurriría de nuevo.

Malik aceleró sus movimientos con la lengua y deslizó dentro de la humedad de Elaheh tres dedos de forma firme, la sintió contraerse y tensarse, sus gemidos aumentaban, podía percibir los temblores de su cuerpo, los movimientos espasmódicos, los gruñidos que ella no hacía nada por controlar.

Elaheh movió su cadera contra los dedos y la boca de Malik al sentir toda la presión acumularse en su bajo vientre, no podía más, un gemido que parecía haberle desgarrado la garganta resonó en la habitación y Malik la sintió correrse en sus dedos y su boca.

Se alzó en la cama apoyado en una rodilla, Elaheh observó la erótica imagen de Malik con sus labios y barbilla húmedos mientras lentamente se deshacía de la camisa, tirándola hacia un lado. Detalló como bajaba sus pantalones con parsimonia, sin dejar de mirarla, quedando totalmente desnudo y visiblemente excitado.

Sus manos se aferraron a los muslos de Elaheh y tiró con fuerza de su cuerpo hasta que el borde inferior de sus nalgas quedó en el límite de la cama. Malik se arrodilló delante de ella, que permanecía acostada observando todo y a la expectativa, dirigió su miembro a la entrada de Elaheh y frotó un par de veces la punta contra sus labios menores.

— Siente lo mucho que me excitas.

Sin dejar de mirarse uno al otro, con Elaheh sintiendo que aquellos ojos amarillos la atravesarían en cualquier segundo, Malik se enteró en ella completamente y no se detuvo, empezó una serie de embistes feroces y rítmicos que golpeaban en todos los lugares correctos para Elaheh.

Subió las piernas de esta para apoyarlas en sus hombros y adquirió profundidad en sus penetraciones, observando el rostro de Elaheh deformado por el placer, sus gemidos a medio camino a ser gritos se escuchaban acompañados de los gemidos roncos y jadeos de Malik. Poseerla de aquella forma era un deleite para su persona, casi podría llamarlo una obsesión.

Elaheh arañaba el colchón, apretaba las sábanas, intentaba morderse el labio para no gemir tanto, pero todo era una causa perdida. Su mente había quedado en blanco y solo podía sentir como Malik la llenaba por completo, lo firme de sus embistes y lo infernalmente etéreo de aquella mirada que la poseía más de lo que sus cuerpos podían llegar a hacer.

Entre balbuceos incomprensibles Elaheh creía haber gemido el nombre de Malik, pero apenas si pudo percibir la respuesta de este pues su miembro entró una vez más en ella y el clímax la derrotó, sintiendo poco después el familiar calor que inundaba sus entrañas cuando Malik alcanzaba su satisfacción dentro de ella.

La sensación de vacío cuando Malik salió de su interior fue rápidamente sustituida por el calor que sintió su cuerpo al notar el cuerpo de Malik al lado suyo, una de sus manos volvió a sus caderas y recorría con movimientos circulares toda la trayectoria de esta hacia su vientre y luego de regreso. La mirada de Malik estaba fija en la piel que sus manos tocaban, pero era capaz de sentir a Elaheh mirándolo fijamente.

— Cuando las hiervas y brebajes fallaban— empezó a contar Elaheh— alguna que otra chica quedaba embarazada. Vi muchos partos en los calabozos, apenas daban a luz los bebés eran llevados lejos y nunca los volvíamos a ver. Alfred sabía el tiempo máximo que le tomaría ascender al trono, realmente costaba mucho lidiar con una niña que nunca tendría edad para él poder usarla en su objetivo.

Malik no dijo nada, Setareh alguna vez ya le había contado aquello y él era consciente de que Elaheh tenía que saber eso, pues él había hecho justo lo que ella necesitaba para salir de su estado abstraído del mundo. Sin embargo, le interesaba escuchar la versión de Elaheh de la locura que era la vida en el palacio del Valghar y también quería que ella se desahogara totalmente. Paciente y en silencio, continuó sin alzar la vista y propinando caricias ligeras a la sensible piel de Elaheh.

— El problema era que los embarazos dejaban marcas, hacían que las mujeres aumentaran de peso ligeramente y quedaban estrías en algunas partes del cuerpo. Algunas perdían los dientes, las uñas o el pelo, enfermaban gravemente y se deprimían. Las que quedaban marcadas por algo diferente al acostumbrado látigo, las venía a buscar Alfred en persona y se las llevaba. Nunca regresaban.

Malik no necesitaba tener la magia que figuraba en libros antiguos para saber lo que Alfred hacía con aquellas mujeres. No podía venderlas porque luego ellas podrían decir lo que pasaba en su palacio y le quitarían el derecho al trono, no podía usarlas más porque estaban rotas o feas, según su enfermo gusto y posiblemente el de sus aliados, solo quedaba una salida.

— Una vez yo quedé embarazada— confesó Elaheh y esto sí causó que Malik la mirase, Setareh no le había dicho aquello. Elaheh notó la mirada intrigada e impactada de Malik y se percató de que lo había descolocado con ello— tenía 15 años y Setareh había salido para una misión especial junto con las otras preferidas y Alfred, en ese entonces yo todavía no me encontraba entre ellas. Una de mis compañeras que estaba embarazada notó los síntomas, ella era de la edad de Setareh y la había visto cuidarme como una madre. Se preocupó por mí.

Elaheh permaneció en silencio unos segundos recordando a la muchacha de piel oscura y rizado cabello que la había observado mientras vomitaba por quinto día seguido con una preocupación alarmante.

Al día de hoy Elaheh seguía desconociendo su nombre, todas la llamaban Dakin porque así la llamaba Alfred y ella se negaba a dar su nombre real, decía que era parte de su identidad pasada, lo único que le quedaba y por ende era un tesoro que no compartiría. Había sido una buena mujer.

— Ella sabía que mi piel se marcaba fácil, hasta por las vueltas de los saris había llegado muchas veces marcada a los calabozos. Sería inevitable que me salieran estrías y por lo joven que era, más lo poco que me alimentaba, también era posible que algo más pasase, por eso me ofreció su ayuda. Alfred estaba fuera, nadie notaría nada. Ella tenía orden de subir a atender a un invitado de Alfred con un particular gusto por las embarazadas, la orden la había dejado dada desde antes de partir. Estuvo tres días ausente y yo pensé que algo malo había pasado.

Malik solo alcanzaba a imaginar todo lo que tuvo que hacer la mujer para poder ayudar a Elaheh, lo que Elaheh vivió en la tensión de no saber qué pasaba y con Alfred regresando hacia Valghar. A veces deseaba poder ir a matarle él mismo sin contemplaciones, pero sabía que no debía, Los Acuerdos habían sido firmados precisamente para evitar esas situaciones.

Aplacó lentamente la ira que bullía en su interior, agradeció en su pensamiento a su abuelo, quien le enseñó a controlar su temperamento y emociones para ser un buen rey, y continuó prestando total atención a Elaheh.

— En la mañana del cuarto día regresó y con ella traía una botella de barro con un brebaje raro. Me lo bebí y pasé mucho dolor toda la noche, sangraba demasiado y creía que me iba a morir, ella estuvo sosteniendo mi mano y acallando mis gruñidos de dolor para que nadie sospechara nada. No pregunté qué tuvo que hacer para conseguir aquello y ella no me lo dijo. Alfred regresó dos días después y se le explicó que mi sangrado se había adelantado un poco ese mes. Él lo tomó normal y la vida siguió adelante.

Lo sabía, Malik no era estúpido, ese no era el final de la historia. Setareh no sabía del embarazo de Elaheh porque esta no dijo nada, nadie más que aquella mujer lo había sabido, pero había algo más. Lo que había despertado el dolor de Elaheh era otra cosa.

— Cuando Dakin se puso de parto meses después, estaba en el palacio porque se suponía que atendería al mismo cliente de antes. Yo estaba arriba también y fui quien asistió el parto porque las sirvientas estaban destinadas a los invitados. Nos fuimos a una habitación apartada de todo y ella tuvo a su bebé, un niño hermoso.

Malik observó la sonrisa triste de Elaheh, que mostraba una mirada perdida en algún punto de su memoria. Quiso poder protegerla de todo lo que vivía en su mente, pero lo único que podía hacer era callar y escucharla.

— Él llegó al alba, el niño estaba llorando cuando fue arrebatado de los brazos de Dakin y llevado por uno de los guardias. Ella estaba desnuda y Alfred la examinó con la mirada, las estrías eran muy visibles en su oscura piel, sus uñas se habían deteriorado bastante y ella se veía muy demacrada. Intenté impedirlo, pero mi cuerpo no se movió al verla a ella sonreírle a él con suficiencia, como si esperase aquello pero no le importase en lo más mínimo. El corte fue certero y yo solo percibí el sonido de su cabeza cuando tocó el suelo, totalmente separada del resto de su cuerpo.

La respiración de Malik se tornó dispar por un momento, él había visto cosas peores en campos de batalla, pero en una habitación cerrada, hacia una mujer completamente indefensa y sabiendo que su bebé posiblemente acabase de correr el mismo destino, eso sí era algo atroz.

Todas esas mujeres que habían vivido allí tenían una fuerza descomunal en el pensamiento de Malik, sobrevivir aquello sin suicidarte e incluso, las que fueron liberadas, intentar hacer una vida luego de aquel tormento infernal no era algo que pudiese hacer cualquiera. Cada una de ellas tenía el absoluto respeto del rey de Lithuam.

— Cuando vi mi vientre crecer me sentí feliz de poder tener una prueba de que mi bebé estaba allí dentro, pero luego vi que las estrías empezaban a marcarse y todo aquello de mi pasado se apoderó de mí. Lo siento.

— No te disculpes— repuso Malik rápidamente, pero con el tono calmado y mostrando una pasividad pasmosa— Es lógico lo que me dices. No será fácil de rebasar, habrá noches en que todavía recuerdes algo de lo que viviste y te atormentes, pero hay algo que quiero que tengas en cuenta. No estás sola, yo estoy aquí y me quedaré contigo en todo momento.

Elaheh sonrió enternecida por las palabras de Malik, sobre todo porque cada palabra suya era ratificada por actos posteriores. Colocó su mano encima de la Malik, que se había detenido en su vientre, podía sentir el frío de aquella mano contra su barriga y su propia palma; esto le encantaba, le daba tranquilidad.

Un golpe seco que provino de su interior la hizo respingar de momento. No había sido doloroso, solo algo incómodo, pero la había descolocado por un momento.

Observó el rostro de Malik ponerse lívido, el golpe se repitió y dio exacto donde Malik tenía la mano puesta, ambos lo sintieron a la perfección y de repente Malik sonrió como bobo y sus ojos destellaron en una felicidad que Elaheh le desconocía hasta el momento.

Ambos sabían lo que pasaba, pero Elaheh más bien se encontraba en shock, mientras que Malik ya se había incorporado totalmente en la cama y tenía sus dos manos totalmente apoyadas en el vientre de Elaheh. Las patadas se repitieron dos veces más y Elaheh vio como una sonrisa de auténtica felicidad se dibujaba en los labios de Malik, mientras unas lágrimas quedaban contenidas en sus amarillos ojos.

— Está pateando, nuestro bebé está pateando— le dijo sin dejar de mirar el vientre, como si con eso pudiese ver al bebé dentro, como si aquello fuese el mayor descubrimiento del mundo, y por primera vez Elaheh se sintió totalmente tranquila.

Malik no le había mentido, el bebé era de él y lo amaba como tal aunque todavía no había nacido. Su vida ya no era la de antes y ella finalmente podía verlo con total claridad.

— Sí, nuestro bebé está pateando— reafirmó ella poniendo sus dos manos encima de las de él y observándolo con una sonrisa clamada, mientras el rostro de su esposo mostraba la alegría desmedida de un padre orgulloso.

*******
Hola pequepinkypitufos, increíblemente esta historia llego también a los 2k, esperemos que siga creciendo😉😊😁.

Yo me siento muy feliz por este proyecto, de hecho es del que más orgullosa estoy.

Espero que les haya gustado este capítulo sobre el embarazo de Farishta, es que pensé que el embarazo de Mansur era algo que vimos, incluso el parto, pero del proceso por el que Malik se fue ligando a Farishta, incluso sin saber si era una niña o un niño, y luego Elaheh que tenía miedo de que en algún momento el cambiase de opinión, necesitábamos un capítulo donde viéramos ese vínculo y como Elaheh tuviese menos miedos y demonios sobre el tema.

Si les ha gustado dejen un 💙 en honor a la actitud de Malik.
Con suerte nos veremos en el próximo especial. 😊😁.

-------dejar aquí las sugerencias de lo que queráis leer de especial--------

Besitos desde la Pequepikyoitufialdea. 🖤💖💙.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro