Capítulo 28 Elecciones
Malik despertó en su palacio rodeado de herboristas y médicos. Al verlo consciente estos empezaron los procedimientos estándares, al parecer estaba bien. La herida de su brazo tardaría menos de un mes en sanar, a fin de cuentas era un corte. Su pierna, por otro lado, tomaría al menos tres meses. Le habían atravesado con una espada, estaba inmovilizada con tablillas y vendas recorrían su cuerpo. Se sentía inestable y enfermo, pero vivo.
— ¿Qué sucedió?— preguntó a sus consejeros cuando estos fueron a visitarle después de que se les avisara que estaba consciente y listo para ejercer su posición, aunque desde la cama.
— Luego de que se desmayase majestad— inició la historia uno de ellos— fue llevado a las carpas de sanación. En el campo de batalla los pocos grupos que aun oponían resistencia fueron desmantelados en minutos. La batalla fue una victoria a nuestro favor, aunque perdimos a muchos.
Malik recordaba el cuerpo sin vida de Dushan, aunque parecía mayor que él, fuerte y rígido como roca, era solo dos años mayor que Elaheh. Un niño a su lado como mismo era ella, pero no por eso menos valeroso. Y un invaluable amigo.
— Pronto los cadáveres fueron recogidos. Los del enemigo fueron quemados, no eran soldados de Valghar, eran mercenarios. No teníamos donde devolverlos. Los nuestros fueron cremados en la plaza pública después que sus familias los llorasen— continuó explicando el consejero.
— Usted ha dormido por tres días— continuó otro de esos ancianos que estaban en el Consejo— Durante ese tiempo nos han informado del éxito de su plan, majestad. Un movimiento inteligente mandar todas las tropas del rey Ognjen a Jaldra a luchar al lado del Ejército Real de dicho país. Les dio la fuerza para enfrentarse al ejército de Valghar y vencerlo. Los soldados ya están en el viaje de regreso a su país, el rey Ognjen ordenó que se le avisara cuando usted despertase. Enseguida que se entere emprenderá camino hacia aquí.
— ¿Mi esposa?— quiso saber ya impaciente de que nadie le dijera nada.
— La reina Elaheh está bien— le confirmó el consejero— estuvo encerrada en los calabozos del palacio del rey Alfred. Durante la batalla y toma del palacio interior fue rescatada por el jefe de la guardia personal del príncipe Vahid y sus hombres. Por lo que se nos informó la reina estaba en labor de parto cuando fue encontrada y el jefe de la guardia la atendió no pudiendo prolongarlo más.
— Aunque es un trágico acontecimiento que el príncipe heredero haya nacido en los pasillos de un calabozo— intercedió el primer consejero ante la expresión de espanto de Malik— sabemos que está sano y salvo y goza de gran vitalidad. Nos informan que la alteza decidió nombrarlo Mansur— aunque Malik sintió su sangre helarse a medida que el contaban la historia, un calor llameaba dentro también. Su hijo estaba bien.
— ¿Cómo está ella?— preguntó viendo que nadie le decía nada de la condición de Elaheh.
— La reina, por lo que sabemos, está débil debido a la desnutrición sufrida por la falta de alimentos en el tiempo que estuvo prisionera. Además de la sangre perdida durante el parto, pero nos informan que los médicos y herboristas de la corte del sur de Jaldra la están atendiendo día y noche. Se está recuperando lentamente pero bien. Sobrevivirá— Malik suspiró, no era lo que quería oír, pero al menos estaba bien.
— ¿Qué hay de esa traidora, Setareh?
— Muerta. No se nos dio detalles, pero cuando el palacio fue tomado ella ya estaba muerta— Malik deseó sentirse mal por ella, pero no pudo.
— ¿Mi hija y concubinas? ¿el pueblo?— insistió.
— El pueblo vuelve a su orden normal, las concubinas ayudan a restaurar el palacio además de atender a los huérfanos y llevar comida a los obreros— explicó el tercer consejero— su hija está siendo cuidada por Rada y bueno…mire a su derecha.
Al inicio Malik no entendió, pero cuando observó con cuidado en la mesa de noche al lado de su cama allí estaba la cadena de oro de Janus. Por lo que él sabía Elaheh la había perdido cuando fue capturada. Farishta la sostuvo constantemente desde ese momento.
— Vino cuando regresó al palacio y la dejó allí. Dijo que le protegería, viene todos los días en las mañanas y en las noches. Nadie ha conseguido impedirlo.
— No, por supuesto que no. Es hija de su madre— dijo entre risas Malik.
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— ¿Necesitas ayuda?— preguntó Pari dulcemente. Había estado cuidando de Elaheh mientras Asha se hacía cargo del pequeño Mansur, pero Elaheh ya estaba fuerte y quería cuidar a su hijo ella sola.
— No Pari, todo está bien— dijo mientras acunaba al bebé para darle de lactar.
— Te explicaré como se hace— dijo Pari insistiendo— o mejor te lo explica Asha. Tiene un hijo de cuatro años, seguro que tiene el método correcto más fresco que yo.
— Pari— le dijo Elaheh paciente, aunque en su límite— Asha tiene un hijo de cuatro años, adorable por cierto— comentó mirando a la joven, quien rio como agradecimiento— y yo una hija de cinco. Conocí la maternidad antes que ella y este es mi segundo hijo. En todo caso yo le enseñaría a Asha, no a la inversa.
No quería sonar tan fuerte y exasperada, pero no pudo controlarse. Desde que había llegado Pari la había estado sobreprotegiendo. Ella venía de ser la reina de un país donde ordenaba y vivía libre y sintió como nunca antes caer sobre ella los barrotes que Jaldra poseía. Eran cadenas dulces, de amor, de cariño, bastante sueltas, le dejaban hacer mucho, pero eran cadenas y nada menos.
Eventualmente pesaban, hacían daño y frenaban a las personas. Por eso había escogido a Malik cuando tuvo la oportunidad de liberarse de su harem y volver a Jaldra por el embarazo de Farishta, porque allí era ella, libre y soberana como ninguna. Pari se vio visiblemente avergonzada, continuaba olvidándose que las cosas eran diferentes ahora.
— Lo lamento, no quise ser imprudente— se disculpó.
— Y yo no quise sonar tan fuerte— admitió Elaheh— sé que lo haces porque me quieres y estás preocupada, pero no necesito una niñera. Sé lo que tengo que hacer y este es mi hijo— dijo mirando a Mansur que chupaba vorazmente, únicamente preocupado por beber toda la leche posible.
— ¿A dicho Vahid cuando podrás marcharte?— preguntó Kira sentada al lado de su hermana— no me malinterpretes, no quisiera que te fueras, pero eres la reina y este pequeño el príncipe heredero. Tendrás que irte— aclaró.
— Los médicos piden que descanse al menos hasta el tercer mes de vida de Mansur. Le enviaron una carta a Malik informándole, los médicos de Lithuam estuvieron de acuerdo. Considerando que la herida de Malik en la pierna tomará más menos eso en sanar— dijo, un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en el peligro que había corrido Malik.
— Supongo que eso es bueno— dijo Asha— aunque no sé cómo se lo tome la princesa Arzu— Elaheh tuvo que reconocer para ella misma que no se había acordado de la princesa hasta ese momento.
— He escuchado de vuestras vidas muchas cosas hasta el momento, pero no he sabido nada de la vida de Vahid con Arzu ¿Qué podéis contarme?— Elaheh sintió el ambiente enfriarse súbitamente. Todas bajaron la cabeza, finalmente fue Asha quien habló.
— Las cosas entre la princesa y el príncipe van mal.
— ¿Por qué?— quiso saber, con la curiosidad que la caracterizaba.
— Hace dos años la princesa dio a luz a un niño hermoso, muy parecido al príncipe. Ambos eran felices debido a la pequeña criatura, pero el bebé estaba muy enfermo y poco antes de cumplir once meses murió por su enfermedad— Elaheh se aferró inconscientemente a Mansur, como si fuese a desaparecer de su lado por arte de magia— después de eso estuvo embarazada en dos ocasiones, pero perdió a los bebés. Los médicos dicen que es psicológico, no asimila la muerte de su primer hijo por eso no consigue un embarazo exitoso.
Una tristeza inmensa llenó a Elaheh, se sintió desolada de imaginarse el sufrimiento de Vahid y de Arzu. Deseó tener a su hijita allí para abrazarla y decirle lo mucho que la amaba.
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— ¿Qué piensas hacer Vahid?— Arzu miraba por la ventana. La guerra había acabado, era hora de encargarse del tema que Vahid había pospuesto.
— En tres meses Elaheh volverá a su país, entonces lo haremos— explicó.
— ¿Por qué no ahora? ¿Acaso importa?— preguntó ella.
— Claro que importa— intervino él, la cólera se apoderaba de su cuerpo.
— Como desees— fue lo único que Arzu dijo. Vahid dio media vuelta y murmurando una disculpa se dispuso a salir de la habitación— Durante el tiempo que ella se quede— volvió a hablar Arzu deteniéndole— recuerda que es la esposa de otro, reina de un país, madre y que sus hijos no son tuyos.
Vahid salió dando un portazo, aquello había sido peor que el dolor físico del hombro. Ella sabía lo que esa frase podía hacerle y la había usado a consciencia. No podía culparla, él no había sido un ejemplo de esposo cuidadoso y fiel, pero tampoco podía perdonarla.
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— ¿Cuándo vamos a ver a mamá?— Farishta podía ser muy insistente cuando se lo proponía. A Malik le encantaba esa personalidad indomable.
— En unos meses, cuando papá esté fuerte para viajar. Entonces tú y yo iremos a buscar a mamá y a tu hermanito— le contaba Malik con cariño.
La niña lo miró con adoración, nada en este mundo podía valer más para ella que su padre consintiéndola. Era lo que muchos llamaban una princesita de papá y eso le encantaba.
— Papá, no ames más a mi hermano que a mí— a Malik se le heló la sangre. Temió que algún rumor que él desconociera estuviese circulando por allí y la pequeña hubiese escuchado algo.
— ¿Por qué dices eso cariño?— preguntó consternado.
— Porque shé que es varón y ellos shon los herederos, aun ashí quiero sheguir shiendo tu angelito exclushivo por encima de nadie másh.
Un temor que tal vez pudiera ser justificado si supiese la verdad, pero eran sus celos y miedos los que hablaban. Una niña tan pequeña pensando tan en grande. Malik sabía que la promesa que haría no era real, no importa cuántas veces la humanidad la hiciera, seguía siendo mentira.
— Prometo cuidarte y protegerte, amarte y valorarte como mi adorable angelito por siempre— acurrucó a la niña en sus brazos y le dio un beso en la frente. La arrulló por un largo tiempo y ella durmió con él esa noche.
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— ¿Qué haces aquí?— Elaheh acababa de bañarse. Había dejado a Asha con Mansur, pero era Vahid quien la recibía de regreso. Estaba al lado del bebé y Elaheh supuso lo que pasaba por su cabeza.
— Vine a verte, quiero ofrecerte algo— dijo este sin despegar la vista del bebé plácidamente durmiente.
— Dime de qué se trata rápido Vahid, necesito descansar antes de que Mansur despierte y quiera leche de nuevo— respondió Elaheh mientras acomodaba la cama.
— Si eso quieres, seré directo. Quiero que dejes a Malik y te quedes conmigo.
Elaheh pensó que era una broma, después de cinco años Vahid no podía estar pidiendo eso, pero luego recordó lo que le habían contado de su vida. La partida de ella marcó un antes y un después entre la luz y la oscuridad.
— No— no era un “no puedo” era un “no”.
— ¿Por qué no?— insistió Vahid.
— Vahid— habló con calma, como había visto a Malik hacerlo mil veces antes cuando Farishta deseaba algo y no lo obtenía— escucha.
Vahid la miró, Elaheh vio ese tan conocido brillo de un depredador en sus ojos. Contuvo el miedo que le causaba tenerlo tan cerca de Mansur, ella no conocía al Vahid que se había creado durante su ausencia y cualquier cosa era posible.
— Tú y yo funcionábamos de una forma inigualable, pero eso se acabó. Yo estoy casada, tengo dos hijos, soy la reina de Lithuam y…— Elaheh no sabía si decir lo que pensaba, temía por la reacción. A veces ser sincero no era lo más adecuado, pero…— quiero estar con Malik.
— ¿Eso quieres?— la voz de Vahid era apenas un susurro, pero Elaheh reconoció la amenaza en ella— Cuando te vi en ese calabozo me paralicé. Estabas demacrada, sucia, acabada, aun así sonreías porque sostenías a este pequeño y no pude evitar pensar que…podía ser mío— cerró su mano alrededor de la cuna. Elaheh sintió una opresión en su pecho— pero no es así, no es mío, es de él. ¿Quieres estar con él? ¿Por qué? ¿Ya no me amas?
Tantas ideas pasaron por la cabeza de Elaheh en ese momento, cada recuerdo que había reprimido para no sentir flotó a la superficie de su memoria. Lo sabía, aún lo amaba de una forma peculiar, pero Malik era algo en ella más potente que eso. Cada uno era diferente, le ofrecía un amor distinto.
La vida al lado de cada uno difería en demasía, pero aunque el amor con Vahid había sido impulsivo e irracional, no era absoluto. Lo supo cuando estando aun con él se fijó en Malik, la atracción hacia él superó cualquier sentimiento que ella sentía por Vahid. A veces las cosas eran así, los amores más románticos y más desaforados no eran eternos.
—Quiero estar con él, sí. Por muchas cosas, explicártelas solo te haría daño. Te amo en su medida por diferentes motivos que no sirve de nada recalcar. Conocerlos es, después de mis hijos, la cosa más maravillosa que me ha pasado, pero Vahid...yo lo escojo a él— miraba cautelosamente cada reacción del príncipe.
Un dolor la recorría por dentro al hacerle daño, pero vivir por los otros era lo que había hecho durante demasiados años. Cuando Malik le dio la oportunidad de vivir ella, todo lo demás perdió el sentido.
— Pesado has sido en balanza y fuiste hallado falto— citó Vahid. Miró a Mansur una vez más, el pequeño bebé con rubios cabellos.
No se dijo más nada. Vahid salió de la habitación sin mirarla y Elaheh sintió la presión de su pecho irse. No sabía que estaba allí hasta que desapareció. Fue hasta donde Mansur, lo miró dormir calmado, inocente, ajeno al mundo a su alrededor. Malik, pensó.
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Vahiiiidddd pero a que te dedicaaaaaassss????
Tiene que parar nuestro macho de ojos de gato.
Y ahora...tres meses separados🥺🥺🥺pobechitooooossss.
Me ha encantado la escena de Malik y Farishta. Me encantan ellos como papi e hija💙💙💙
Besitoooos
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