Capítulo 19 Adquisición
Elaheh había perdido la noción del tiempo que estuvieron allí dentro. Deniz no dejó ir su mano en ningún momento, no podía, se sentía débil. Cuando Vahid pidió que lo dejaran solo, todas fueron saliendo lentamente. Rashid las acompañó a cierta distancia, Elaheh sabía lo que quería, cuando estuvieron fuera del corredor cada una tomó su camino.
-Creo que iré a mi habitación- dijo Deniz, estaba obviamente deprimida.
-Iremos juntas, tengo que tomar un libro de mi habitación y luego iré a la biblioteca- lo dijo lo suficientemente alto como para que Rashid la escuchara, este rápidamente cambió de rumbo.
Elaheh caminó sosteniendo todavía la mano de Deniz, la dejó en su habitación sabiendo que lloraría cuando la puerta se cerrara. Fue a su habitación, tomó el sobre de debajo del baúl y envolviéndolo en el sari, salió camino a la biblioteca. Afortunadamente no se tropezó con nadie en el camino, entró en la biblioteca con sigilo.
-Hola- dijo en voz alta, nadie contestó. La puerta se cerró a su espalda, Elaheh giró y vio a Rashid allí.
-Hola- dijo este más bajo en su modo de hablar. Se acercó a ella- toda una situación allí abajo, ¿eh?- dijo pesaroso.
-Me alegra que lo convencieras- admitió ella.
-Me costó trabajo, pero al menos avanzamos-respondió.
-¿Qué ha pasado con lo de la inversión?- preguntó ella.
-Por ahora la mayoría de los consejeros votan por el mercado costero y la producción del mar, otros están a favor de la producción agrícola- la puso al tanto Rashid.
-Yo también- afirmó ella-mira-le entregó el sobre- todos mis apuntes a favor y en contra están dentro y por los bordes de cada documento. Estúdialos y presenta la propuesta a Vahid, estoy segura de que entenderá porque esa es la mejor opción.
Elaheh le daba las instrucciones y Rashid escuchaba con suma atención, no le costó mucho darse cuenta de la habilidad de Elaheh. Sintió repentinamente una gran admiración llenar su pecho.
-Estudiaré todo arduamente, pretendo presentar la propuesta en la reunión de la tarde- dijo Rashid tomando los documentos- te mantendré al tanto.
-Sí-dijo Elaheh mientras asentía a la vez- ve.
Rashid se despidió con un movimiento de cabeza y salió de la biblioteca, Elaheh rápidamente buscó entre sus ropas la cadena y jugueteó con ella para calmarse.
Todo saldrá bien, todo saldrá bien. Se repitió como un mantra en su cabeza mientras calmaba sus emociones.
.
.
El reloj se movía pesado, el alma del palacio había desaparecido, la noticia había llegado a los sirvientes y todos miraban a las concubinas de reojo. Pari y las hermanas habían ido a visitar a Elaheh inmediatamente que supieron la noticia, pero más que consolarla terminaron siendo consoladas por ella pues todas lloraban.
Las horas pasaron y durante mucho el palacio pareció estar sumido en el luto, aunque la ansiedad crecía dentro de Elaheh buscando desesperada la figura de Rashid para anunciarle los resultados de la reunión. La cena la tuvieron cada una en donde quiso, Elaheh escogió tenerla en el jardín interno del medio acompañada del sonido de los seres de la noche. Aunque no tenía casi apetito.
-Buenas noches- la voz de Rashid la sobresaltó en la misma medida en que la alegró. Se puso en pie bruscamente y lo miró, prestó atención alrededor buscando la presencia de alguien no deseado, no encontró nada.
-¿Qué sucedió?- ya tendrían tiempo para modales.
-Tenías toda la razón del mundo y era una buena propuesta, pero me temo que...- Elaheh se preparó para lo peor- no soy muy bueno exponiendo los temas de otros, fue una suerte que aun así aceptaran- Elaheh lo miró asombrada.
-¿Funcionó?- preguntó incrédula.
Rashid le sonrió divertido, era la primera vez que Elaheh veía esa expresión en su rostro y sin embargo le parecía familiar. Asha se la había descrito miles de veces. Elaheh no pudo evitarlo, se lanzó sobre Rashid enrollando sus brazos en su cuello, contagiado por la emoción este la abrazó y la hizo girar en el aire.
-¿Ahora qué?- interrogó ella.
-Ahora esperamos- dijo pesaroso.
-Como animales de corral que van al matadero-admitió Elaheh- prométeme una cosa- pidió de momento.
-Lo que sea- Rashid había llegado a confiar en ella porque ella misma se lo había ganado.
-Promete que cuidarás a Asha. Aun sino la amas, incluso sino estás con ella, promete que no dejarás que nada le pase- Rashid esperaba una petición propia, pero ni aun en la mayor desgracia aquella chica podía ser egoísta.
-Lo prometo- dijo- y también prometo que si algún día puedo serte de utilidad, lo que sea que pueda hacer por ti, mis servicios serán tuyos y mis acciones estarán a tu voluntad- era más de lo que Elaheh esperaba o podía pedir, se sintió orgullosa de sí misma porque esa confianza y lealtad se las había ganado ella sola.
-Gracias.
Esa noche casi nadie durmió en el castillo, el sueño parecía haberse evaporado. Elaheh había obtenido algunas horas de sueño, pero se despertó varias veces en la noche y el descanso se le escapaba entre las manos. Vahid no fue a verla ese día tampoco, meditaba como mirarla a la cara luego de haberle ocultado todo aquello.
El día siguiente llegó como si nada hubiese pasado, la misma algarabía de siempre reinaba entre las concubinas, los sirvientes trabajaban tal cual siempre. Incluso Pari, Asha y Kira fingían que nada ocurría. Elaheh decidió hacer lo mismo.
Ese día y los siguientes Vahid asistiría a la hora habitual con las concubinas, disfrutaban todos juntos como si nada. Hasta Arzu y Elaheh se habían integrado al grupo y todos se divertían dejando de lado la amenaza patente.
Vahid había vuelto a dormir con Elaheh, algunas noches no dormían sino que se consumían el uno al otro en un torrente de fuego, otras el deseo era sustituido por la añoranza.
La mañana del día más temido por todos llegó y volvió a surgir el mismo ambiente entre los corredores. Pari, Asha y Kira habían ayudado a Elaheh a arreglarse. La vistieron con un sari azul marino, la gargantilla, pulseras y tobilleras eran de oro y recogieron su cabello en un moño bajo elaborado con trenzas.
Todas las concubinas dejaron sus habitaciones casi a la vez, un sirviente vino a avisar que tenían que bajar. Deniz corrió a donde Elaheh, estaba hermosa con un sari lavanda, volvieron a tomarse de la mano y caminaron juntas seguidas por sus damas de compañía y sirvientas personales.
Abajo, donde las esperaban los camellos con los palanquines, estaban los demás empleados y sirvientes. Todos las miraban como si fuera la última vez que las vieran, a una de ellas así sería. Elaheh se despidió sin palabras de Pari y las hermanas, se abrazaron y suspiraron conteniendo sus llantos.
Deniz decidió que iría con Elaheh, no quería estar sola. Camino al palanquín pasaron por el lado de Rashid, él y Elaheh se miraron. Una complicidad basada en lo que pudo haber sido una gran amistad se reflejaba en los ojos de ambos.
Las puertas que las encerraban en su trasporte se cerraron, Elaheh arrulló a Deniz mientras esta sollozaba, una mano peinaba su cabello intentando no despeinarla y la otra jugaba con la cadena de Janus. Le daba paz y le hacía más fácil repetir su mantra.
"Esto es lo correcto. Todo estará bien."
El viaje se les hizo corto, todo el tiempo del mundo no habría sido suficiente. Cuando pisaron el suelo nuevamente estaban rodeadas de las concubinas que antes habían visto en el baile hacía unas semanas atrás. Delante de ellas se encontraban los guardias encabezados por sus amos.
La reunión se efectuaría en un templo. Un tanto irónico, pensó Elaheh. Todas tuvieron que quedarse en un gran salón mientras los hombres iban a discutir sobre negocios al salón continuo. Rashid estaba parado cerca de Elaheh.
Ella, que sostenía aun la mano de Deniz, miró hacia las otras concubinas de los otros harems. Muy pocas estaban como ellas, algunas se hallaban indiferentes como si aquello no fuese nada nuevo en sus vidas. Tal vez no lo era, pensó.
Sus ojos se encontraron con un rostro familiar, aquel cabello castaño oscuro, ojos ámbar que casi pasaban por rojos, mirada seria como la de un monje que poco diera por la vida terrenal. Setareh. Ambas se miraron.
Las puertas se abrieron rompiendo la mágica conversación silenciosa entre ellas, la tensión creció. Los hombres pasaron, Vahid las miró a todas al caminar cerca, su vista se detuvo en Elaheh por un momento que pareció eterno. La tristeza no parecía ser capaz de mantenerse en la oscuridad.
-Encantadoras concubinas, es hora- anunció un mediador de los acuerdos- empezaremos por el rey Herolah- anunció.
Uno a uno los reyes fueron exponiendo a sus concubinas y aquel con el deber de escoger, dictaba. Elaheh leía las expresiones. Algunas se sentían orgullosas de superar a las demás, otras tristes, temor, dolor, alegría, paz. Cada una sentía acorde a como había vivido hasta el momento. Los minutos se convertían en horas, cada inversor elegía con cuidado a la concubina a llevarse.
Las concubinas del rey Alfred se pusieron en pie. El príncipe Roban, heredero de Hangar, venía en representación del rey. Miró cuidadosamente cada una de las opciones. Elaheh recordaba de la carta de Malik que él era el otro miembro en contra de los acuerdos. Por lo visto lo consiguió, se dijo a sí misma.
Elaheh sabía lo que venía, el momento se acercaba. La angustia aumentaba hasta hacerse palpable entre ellas, incluso los guardias estaban sentidos. Finalmente el príncipe escogió.
-Del país de Jaldra, Príncipe tercero Vahid- anunció el mediador.
Vahid tembló ligeramente y aun así caminó hasta estar delante de sus concubinas. Todas se pusieron de pie, una a una fueron caminando. Elaheh aun sostenía la mano de Deniz y sabía que Setareh la miraba intensamente, pero no le importaba, sería la última vez que sostendría aquella mano.
Vahid se paró al lado de ellas esperando y Alfred se puso de pie y caminó dando vueltas alrededor de todas, las observaba con detenimiento. Más allá, cerca de Setareh, Malik miraba directamente a Elaheh. No lo había visto hasta el momento y había evitado buscarlo, pero ahora no podía apartar sus ojos de él.
Cuando Alfred pasó frente a ella supo su decisión, la miró y esbozó una media sonrisa. Ella lo había desafiado, ahora pagaría el precio. Deniz temblaba a su lado, aunque todas se mantenían con la cabeza erguida orgullosas de quienes eran. Entonces Alfred habló.
-La decisión está tomada- anunció. Vahid, Malik, Setareh, Deniz, las concubinas, Elaheh, todos contuvieron el aliento. El tiempo se detuvo por un segundo y entonces la tan esperada proclama fue dicha- escojo a la vestida de azul marino. Si mal no recuerdo de nuestro baile hace unas semanas, su nombre es Elaheh.
Las lágrimas de alivio cayeron por el rostro de muchas, finalmente la decisión estaba hecha. Deniz a su lado lloró hasta sollozar, no quería alejarse de ella, estaba viva por ella. Elaheh sujetó su mano firmemente mientras la miró a los ojos.
-Todo estará bien- le dijo consolándola, luego la dejó ir.
Más allá captó la mirada de Setareh, dolor, impotencia. Miró a Vahid un momento. Parecía estar muriendo, se veía veinte años más viejo. Ella no tenía como consolarlo. Se acercó al mediador y se quitó el aro de oro de su nariz, le fue entregado otro.
Elaheh lo reconoció, era el mismo que había usado durante años. La forma en que estaba gastado, su inicial grabada toscamente, algo hecho por Arita. Siempre tuvo pensado elegirla a ella.
-Yo impugno.
En un comienzo fue como si nadie hubiese escuchado bien, incluso Alfred parecía sorprendido. Elaheh no acababa de interpretar las palabras, de reconocer la voz. El rey Malik, de pie, impugnaba.
-Impugnación- anunció el mediador.
Era la primera de la noche, nadie había pensado que alguien impugnaría, no en acuerdos de paz pero allí estaba. Lo peor, o mejor en dependencia, era que no era refutable. Si uno de los miembros de los acuerdos impugnaba un cambio nadie podía negarse, siempre que llevase consigo la suma a pagar.
-¿Trae con usted el oro, rey Malik?- preguntó Alfred.
-Rey Alfred, por favor. Sabe perfectamente que no soy ningún novato, he sido rey desde que tengo catorce años. Llevó dieciséis años en el poder, no me arriesgaría a quedar en ridículo de esa manera- respondió con delicadeza, pero con un reto en su voz- Dushan- llamó.
Las puertas se abrieron y un hombre de tez rojiza y muy alto, más que Malik, entró seguido de dos hombres más que cargaban un baúl que parecía ser extremadamente pesado.
El rey Malik hizo un gesto y los hombres dejaron el baúl a dos metros de los pies del rey Alfred. Malik chasqueó los dedos y ambos hombres abrieron el baúl y mostraron el oro dentro, era por lo menos la misma suma invertida o más. ¿Cómo...? Cómo podía ella valer tanto, se preguntaba Elaheh
-Este es mi pago. Como sabrá, en mi país nos gustan las cosas claras para evitar errores. Me aseguré de que hubiese el doble de lo acorado- la arrogancia no era una característica de su personalidad, pero allí estaba y le quedaba de maravilla.
-Sí, obviamente- Alfred permaneció inmutado, pero tanto Elaheh como Setareh vieron a través de su máscara, estaba a punto de estallar de rabia.
-Impugnación válida a favor del rey Malik de Lithuam- declaró el mediador.
Elaheh seguía sin respirar, no creía que eso fuera posible. En ningún momento lo creyó, había aceptado su destino con resignación. No lo vio acercarse sino hasta que lo tuvo casi arriba. Malik la miraba desde muy cerca, vestía de blanco totalmente aunque la tela tenía entretejidos de plata apenas visibles.
Su mano se extendía hacia ella. No comprendió el gesto hasta que miró fijamente a la mano que estaba delante, un aro brillaba en ella. No parecía plata, pero no era del típico oro. Lo tomó con cuidado y lo colocó en su nariz. Era suya.
Malik recogió el aro de oro que lo representaba a él de las manos del mediador y luego condujo a Elaheh hasta donde estaban sus demás concubinas. Ahora era su turno.
-Se pospone la adquisición del rey Alfred de Valghar- anunciaba el mediador- rey Malik de Lithuam.
Elaheh vio a Vahid caminar hacia Malik con una emoción que ella no había visto en él, ira. Este se contuvo y se dedicó a mirar a las concubinas, mientras esto ocurría Elaheh miró en dirección a quienes antes eran sus compañeras.
Deniz la saludaba con la mano como una niña pequeña, ahora parecía más serena. Sabía que volvería al palacio interior del sur de Jaldra y contaría lo sucedido. Se imaginaba perfectamente a Pari incrédula, Asha y Kira felices y gritando como locas y las damas de las concubinas escuchando con fingida indiferencia.
-Adquirida- gritó el mediador. Elaheh no había prestado atención a quién elegía Vahid, miró rápidamente y vio a una chica de tez oscura enfundada en un sari rosado intenso irse con él.
Las concubinas volvieron a donde ella estaba y se sentaron en sus puestos. Elaheh miró por un momento perdida, las manos frías de siempre la reconfortaban.
-Siéntate aquí- le indicó.
El rey Malik se sentó a su lado, Elaheh percibió que este esbozaba una sonrisa. Lo miró interrogante, él solo bajó la mirada dirigiéndola hacia la mano de esta donde se hallaba enrollada la cadena de oro que él le había regalado. Ella también sonrió.
El desfile de mujeres que eran adquiridas continuó, finalmente no hubo más impugnaciones y el rey Alfred terminó eligiendo su concubina de uno de los reyes de los países al este de Jaldra.
- Las negociaciones han terminado, los acuerdos quedan cerrados.
Todos se pusieron de pie y aplaudieron. Empezando por los representantes de los dos países que prestaron su frontera, Jaldra y Valghar, uno a uno fueron saliendo del templo seguido de sus concubinas, sus guardias y consejeros.
Malik fue uno de los últimos en salir, cuando dejaron el templo ya los camellos que transportaban a Vahid y a las chicas se hallaban lejos en el horizonte. Divisó a uno de los camellos detenerse y girar sobre sí, la persona montada parecía mirarla. Elaheh tardó un segundo en darse cuenta que se trataba de Rashid, este sacó su espada y la hizo reflejar la luz del sol como un espejo, una despedida. Elaheh hizo lo propio con su brazalete.
Adiós, amigo mío.
-Tenías buenos amigos- le dijo Malik que estaba parado observándola desde cierta distancia.
-Me tomó un tiempo hacerlos- confesó ella.
-Sí, eso supongo- dijo él- ¿lista?
-No- admitió- pero igual es hora- contestó.
-Es hora- concedió él. Malik no le dio un palanquín para ella sino que le pidió que viajara con él.
-¿Y ahora qué?- preguntó ella mientras los camellos se desplazaban.
-Ahora cruzamos una parte de Valghar hacia mi embarcación en la costa y allí partimos a mi país- le contó él.
-¿Por qué lo hiciste?- no era una duda que pudiese mantener.
-Tienes una llama de vida en ti que estuvo apagada durante mucho tiempo, pero no se hallaba extinta. Eres como un volcán que estuvo dormido durante años, pero hiciste erupción un día. Si volvías a sus manos no dormirías de nuevo, te secarías y morirías. Tus talentos no los he visto en acción, pero he visto los resultados. La inversión de Vahid fue más que inteligente o sensata, fue correcta en todos los sentidos. Eso solo podía ser por ti- confesó Malik.
-No me lo contó- comentó Elaheh.
-Lo sé, no es el tipo de hombre que lo haría- Malik la miraba fijamente- pero aun así hizo tu voluntad.
-La chica que perdiste ante él, ¿Cómo era?- quiso saber Elaheh.
-Talentosa en su propia medida- le contó él- era buena en las artes y rápida con la comida. Se sabe más de 1000 recetas diferentes y conoce plantas comestibles que pueden ser utilizadas para generar un sabor en específico- nada de eso era valorable en una concubina- la obtuve como regalo de mi hermano menor- le aclaró- su fin era distraerme- Elaheh sabía lo que eso significaba- y así fue. Nos pasamos noches enteras probando distintas mezclas en la cocina- rio él recordando.
-Lamento que la perdieras- dijo Elaheh.
-No pasa nada- admitió él aunque había un deje melancólico en su voz. Elaheh bostezó sin poder contenerse-si quieres dormir puedes hacerlo, me imagino que no lo hiciste- advirtió Malik.
-Pero...- se quejó Elaheh.
-Pero nada- la interrumpió él- ven aquí- dijo dando palmaditas en el asiento al lado del suyo.
Elaheh cambió de lugar y se sentó a su lado. Malik le soltó cuidadosamente el moño dejando caer el pelo largo recogido en una trenza floja. Elaheh apoyó en sus muslos la cabeza, él le pasó la mano por el cabello mientras le arrullaba con una nana de su tierra.
Malik miraba por la ventana divertido ante el hecho de que ella durmiese frotando con los dedos el dije de la cadena.
*******
Se fue con Malik...y bueno...ahora que?
🤣🤣🤣🤣señores que mala soy...prometo que se avecinan mayores giros y tormentas para que mentirles...pero ahora que ya vieron Los acuerdos de guerra quería repetir la pregunta...
TeamMalik💙
TeamVahid💚
Veremos que pasa lueguito...mis amores entonces...hasta aquí x hoooy😘😘😘
Nos leemos en 1 día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro