Capitulo 54: Sueños
Está emocionada, alegre y al mismo tiempo algo nerviosa, puede sentir como su corazón late rápido. Todo el cansancio y sueño que tiene, le es como si desapareciera.
«¿Porqué me esta llamando? ¿Debería contestar?», pensó ella extrañada.
Por algún motivo que desconoce, a pesar de que le gustaría hablar con Alex, está dudando en contestar.
«Si atiendo... nos quedaremos hablando hasta tarde de nuevo y no quiero desvelarme. O si es una llamada corta y dice algo raro de nuevo no podre dormir...».
El celular vibrando no la deja pensar mucho, sabe que tiene poco tiempo. En ese momento, toma una decisión. Aparta el celular y se vuelve a la posición que estaba, no va a atender la llamada.
«No quiero desvelarme y estar toda cansada durante todo el día. Me gustaría hablar con él, pero creo que esto es lo mejor».
Unos instantes después, el celular se detiene. El silencio en la habitación es perfecto para poder dormir, pero... hay un par de cosas que le llaman la atención de como afronto esta situación.
«¿Desde cuando me preocupa qué pueda decir Alex? Si dice algo raro no debería importar, pero... por alguna razón, todo lo que dice tiene más peso ahora. Como si... hubiese algo... o por lo menos así lo veo».
Sabrina cambia de posición, tal vez de esa forma si pueda dormir. Pero no importa lo cómoda que este, no lo logra.
«De todas formas, no es por eso que no lo atendí», se dijo así misma como excusa. «Es por que estoy cansada y quiero dormir. ¡Si, es por eso! Es la primera vez que no atiendo una de sus llamadas de manera intencional , no es para tanto. Ya hablamos por celular demasiado, no es como si lo estuviera evitando. Todo esta bien entre nosotros y todo sigue igual, hoy notamos eso, no hay nada raro ni diferente en nuestra relación ni en lo que siento por él o en la forma en que lo pienso o lo veo o... o... o algo de eso».
Eso ayuda a que se sienta tranquila por un corto tiempo, y sin darse cuenta, unos minutos después, se duerme.
—Elegimos un buen día para salir —dijo él con un tono animado.
—Si, hay que aprovechar antes de que cambie la temporada —respondió ella, imitándolo.
Sabrina va caminando por la vereda, tomada de la mano con un chico. Se siente bien, es como si fuese normal, ya está costumbrada a estar a su lado.
—¿Adonde vamos? Creo que estoy perdida, no reconozco este lugar —pregunta ella, al mismo tiempo que se detiene.
Pero antes de que intente mirar a su alrededor, el chico con el que está caminando la jala de la mano para que no se detenga y se adelanta un poco sin soltarla.
—No te preocupes, estas a mí lado. Todo estará bien
Mientras camina empieza a notar algo extraño. Empieza a mirar como va de la mano con este chico, luego de unos segundos levanta la mirada para ver quien es, pero solo puede ver su espalda, lleva la capucha puesta por lo que no puede ver nada más.
—¿Sucede algo, Sabrina? —pregunta él, sin voltearse—. Estas actuando raro.
—¿Eh? No, no. Esta todo bien.
—No te preocupes, ya casi llegamos.
Luego de caminar un poco, se detienen.
—Mira, llegamos.
El chico señala hacia adelante el lugar, es la casa de Sabrina.
—¡Ah! Es mi casa —reacciona un tanto sorprendida. Por primera vez puede ver un poco de lo que hay alrededor.
—Nuestra casa —la corrige con un tono cariñoso—, no lo olvides.
Casi al mismo instante, siente que la abrazan por cintura desde atrás. Esto se siente bastante bien, por lo que ella pone sus manos sobre las del chico, a la vez que estira la cabeza hacia atrás para apoyarse en su hombro.
—Siempre me gustaste, estar ahora contigo es lo mejor que me paso —dijo el chico, de manera suave en su oído.
—Tú también me gustas —respondió ella al instante.
—¿Mucho?
—Mucho.
En ese momento ella cierra los ojos y siente un pequeño beso en el cachete.
—¿Por qué tardaste tanto en decírmelo? —pregunto él.
—No lo sé. Supongo que las primeras veces es difícil de decirlo.
—Pero a tu amigo no te cuesta decirlo.
—¿Cuál amigo?
—Ya sabes a quien.
En ese momento, Sabrina se da vuelta lentamente y lo mira directamente, se sorprende al ver que es...
Por otra parte, a Alex le parece raro que Sabrina no conteste, no es tan tarde para que este durmiendo, por lo que cree que todavía está con sus padres y no vio su celular. Aguanto lo más que pudo despierto esperando que ella le responda, pero nunca paso.
«Ya son cerca de la 1:45 a.m. Es obvio que no va a responder», pensó Alex resignado
Una vez que pone la alarma en su celular, lo deja cargando sobre la mesita de luz y se prepara para dormir.
«Hoy actuó como siempre, pensé que con lo ultimo que hablamos, Sabrina estaría un poco diferente. ¿Fui demasiado sutil? No es como si hubiese hecho mucho, es solo que, pensé que iba a servir para ver un poco como reaccionaba. Ni siquiera menciono nada de eso. ¿Me estoy oxidado?»
Casi al instante que se hizo la pregunta se responde.
—Naaa —dijo en voz baja y tarándose de espaldas a la cama—. Es que estoy siendo muy cuidadoso, ¡demasiado! Se que es muy difícil, ya que es mi mejor amiga y me gusta bastante, pero... tengo que actuar. De lo contrario... voy a perderla sin siquiera haberlo intentado.
En ese momento recordó lo que veía hoy de ella con Leo.
«Además, tengo que sacarme estos sentimientos de adentro. Así dejo de ponerme celoso o imaginarme cosas con ellos. Incluso si es verdad, son mis amigos, no debería molestarme. Es todo tan complicado... Por lo menos hoy la pasamos bien, fue un gran respiro volver a como solíamos estar».
En ese momento empieza a sentirse un poco preocupado al recordar como pasaron la tarde y lo bien que se veían sus amigos juntos.
«Si Leo y Sabrina empiezan a salir... ¿todo será igual?»
Alex respiro hondo y suspiro. Luego casi al instante empieza a mover su cabeza hacia los lados, como si no quisiera imaginarse esas cosas.
«No, no debo pensar eso. Es como si admitiera mi derrota. La verdadera pregunta seria: ¿Si yo empiezo a salir con Sabrina, todo seria igual? ¡Si! Así me gusta más».
Mientras esta de manera cómoda acostado, empieza a imaginarse diferentes situaciones que pueden pasar si sale con Sabrina. Luego de unos momentos sin darse cuenta se duerme.
—¡Ey! Alex, no te vayas a dormir.
Él abre los ojos, esta acostado en las piernas de Sabrina. Están en la orilla de una playa, bajo un sombrilla.
—Perdón, es que tus muslos son muy cómodos.
—¿Y sabes cual es la mejor parte? —Ella acerca su rostro y le susurra.
—¿Cual? —pregunta tratando de aguantar su alegría de tener tan cerca a Sabrina.
—Que son todo tuyos —responde riendose y alejando su cara, sin dejar de mirarlo.
—Eres un niña traviesa... otro motivo por el que me gustas tanto.
—Todo es tan agradable ahora... solo hay una cosa que no entiendo.
—Dime que es lo que no entiendes.
—¿Por qué tardaste tanto en confesarte?
—Supongo que es por que tenia miedo.
—¿El gran Alejandro Thompson tenia miedo? Es difícil de creer.
—Pues, créelo.
Ella con su mano empieza a acariciarle la mejilla.
—Como alguien tan lindo, simpático, divertido, dulce, inteligente, amable...
Alex sonríe de oreja a oreja al escuchar todos los cumplidos que le esta diciendo, al mismo tiempo que disfruta de las caricias que le hacen. Solo se le cruza una cosa por la cabeza: ¡Esto es vida!
-...amoroso, atlético, popular, deseado y emmm... ¿qué otras cosas más puedo decir? ¿Ya dije que eres muy lindo?
—Si, pero puedes decirlo de nuevo, no me molesta.
Sabrina sonríe amorosamente y continua.
—Y muy lindo, ¿puede tener miedo de confesarse a una chica?
—Lo sé, supongo que fui muy tonto. No debí esperar tanto.
—Si, concuerdo —dijo Sabrina mirándolo de manera coqueta—. Y por eso tendrás tu castigo... una buena dosis de besos y caricias.
Esto emociona a Alex aun más, cumplidos y ahora de postre esto. No puede ser mejor.
—Voy a tratar de portarme mal de manera seguida si me vas a castigar de esa forma —dijo Alex de manera juguetona.
—Shh, no hables y bésame.
No es la única persona que esta soñando con alguien que le gusta. En otro lugar, pero en una posición casi similar, se encuentra Karina durmiendo.
—¡Abran paso! La princesa va a pasar.
Unos guardias caminan por medio de la multitud, haciendo espacio para que la princesa pueda pasar por ahí. Karina, mientras avanza, saluda con una sonrisa a la multitud. Después de caminar un rato, entran a un castillo, donde es guiada hasta su trono en el salón real.
—Princesa Karina, tenemos las encuestas de sus súbditos.
—¿Y bien?, ¿qué dicen?
—Mas del 90% esta de acuerdo que se ve mucho más hermosa con su nuevo look —responde el hombre con vestimenta de mago—. además de que todos concuerdan en que todas sus actuales decisiones han sido fructíferas para el reino.
En ese momento, otra persona interfiere enfurecida.
-¡Deberíamos castigar al 10% que osan estar en desacuerdo con esto —exclamo el anciano de ropajes negros y gran barba.
—¡No! —dijo de inmediato la princesa—. Todos tienen el derecho de opinar, no podemos hacer nada con sus gustos. Pero lo más importante... ¿Que respondió "él" en la encuesta?.
—Le escribimos pero nunca respondió. No sabemos nada.
Esto deprime un poco a la princesa Karina. Pero eso dura poco, en ese instante alguien abre con fuerza la puerta principal:
—¡Vine a verte y a responder en persona! —grito con firmeza el joven.
-¡Leo!... emmm digo... que bueno verte, Leo. Déjenos solos —Hizo un gesto con su mano para que sus sirvientes se retiraran.
Mientras todos se van, el avanza directamente hacia ella. Y se detiene cuando esta al frente.
—Te ves hermosa Karina —dijo Leo, sin dejar de verla a los ojos.
Ella, solo sonríe, no sabe que responder.
—Ya no puedo aguantar, por lo que vine a decirte lo que siento.
Leo se acerca a un más, esta a su lado, toma su mano y continua hablando.
—¡Me gustas! ¡Quiero salir contigo!
Esto emociona mucho a Karina, la cual está mirándolo directamente con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.
—A mi... también me gustas. Y... me gustaría salir... contigo —responde nerviosa.
En ese momento él se acerca como si fuese a besarla, ella se prepara para recibirlo, pero unos milímetros antes se detiene.
—Un momento —susurra de manera suave Leo. Luego se aleja—. No puedo besarte. Ni empezar una relacionó contigo.
—¿Eh? ¿Por qué?
—Laura fue muy clara conmigo, debo esperar 3 días para poder hacer algo contigo. Como se que te importa mucho tu amiga, no me parece bien ir en contra de lo que nos aconsejo.
—Sí..., dijo algo así. Pero eso fue antes de...
—No te preocupes Karina —la interrumpió levantando su mano—. dentro de 3 días podremos tener lo nuestro, hasta entonces debemos aguantar.
—¿Aguantar? Pero si ella dijo eso antes de q...
—Te estaré esperando... —dijo mientras se retira sin dejar de verla—, dentro de 3 días búscame y así tomare tus labios como míos.
—¡Espera, Leo! ¡No te vayas!
En ese momento Karina se despierta. Se toma unos momentos para darse cuenta que estaba soñando y casi al instante un sentimiento de odio llega.
—¡Lauraaa! Arruinaste mi sueño».
Trata de calmarse y luego empieza a sonreír como boba a la vez que se acuerda de lo que estaba soñando.
«¿"Tomare tus labios como míos"? Nadie habla así... Leer tantas novelas me afecto bastante parece..., pero... en el momento fue tierno. ¡Ojala Leo me dijera eso! ¡Alto! No debo seguir pensando, si trato de volver a dormir, puede que siga soñando lo mismo... no te distraigas Karina, ¡duérmete!»
A diferencia de los otros que están fantaseando, Abril suele soñar con su pasado. Se encuentran en el parque que está delante de su antigua casa. Suele venir a jugar aquí junto a otros chicos. A lo lejos vio a alguien conocido con el que se lleva bien, parece que tiene algo dentro de una caja.
—¿Qué estas haciendo, Leo?
—Estoy juntando insectos —responde el pequeño mientras le muestra una pequeña caja con 3 escarabajos adentro.
Abril mira hacia adentro y pone cara de desagrado al ver lo que hay.
—¿Y para que lo haces? —pregunta confundida.
—Es divertido verlos pelear —dijo sin quitar su vista de los insectos—. Este grandote de aquí es el campeón invicto.
—¿No es mas divertido jugar al fútbol con los otros niños? —Abril levantó la mirada y vio a lo lejos al resto de niños jugando a la pelota.
—Estoy cansado de jugar al fútbol, siempre hacen lo mismo. Prefiero esto, mira.
En ese momento, Leo junta dos de los escarabajos y empiezan a empujarse entre ellos. Luego de una "intensa" pelea, esta termina cuando uno de los dos insectos es dado vuelta por el otro. El ver esto sorprende a Abril, en sus 9 años de vida jamás ha visto algo tan raro. De todas formas, Leo tiene razón, es divertido ver cual de los bichos va a ganar.
—¿Puedo jugar contigo, Leo?
—Supongo —contesto sin darle importancia.
—Ya veras, voy a buscar un nuevo campeón
De manera emocionada empieza a buscar un escarabajos. No le toma mucho tiempo encontrar uno, y va corriendo a donde se encuentra Leo, al mismo tiempo que presume el insecto que tiene.
—¡Tadaa! Te presento al nuevo campeón, "Peludito"
Él no dice nada, solo sonríe de manera despectiva al ver a "Peludito"
—¿Qué tiene? ¿No te gusta el nombre? —pregunta confundida—. Es que mira sus patitas, esta llena de pelitos, por eso el nombre.
—No tiene oportunidad contra el campeón.
—¿Así? ¡Ya lo veremos!
Leo deja la caja con sus insectos en el piso y Abril pone a "Peludito" enfrente de su rival. Al instante empiezan a empujarse y tan rápido como empezó, termina.
—Te dije.
—¿Qué paso? —Sigue sin entender como perdió tan rápido Peludito.
—Tiene el caparazón deforme, además de que es muy grande para el tamaño de patas que tiene.
—Es mi primer intento, no se mucho sobre insectos.
—Tienes que prestarle atención a los pequeños detalles, es muy importante eso.
Esas palabras hacen que Abril sonría.
—Mi papá dice lo mismo.
—¿Tu papá sabe de escarabajos? —pregunta de manera inocente, mirando por primera vez a Abril.
—¡No, bobo! Sobre las personas. Dice eso de las personas: que debo prestar atención a los pequeños detalles.
—Aaah.
No entiende a que se refiere, por lo que responde sin ganas mientras continua jugando con los insectos.
Mientras ve a Leo jugar, empieza a alejarse. Empieza a sentir algo de frio y el lugar donde se encuentra va cambiando de poco hasta ponerse totalmente oscuro. Se encuentra parada frente a una niña que esta hablando con su padre, frente a una puerta que esta abierta y una luz blanca sale de ella.
—Nos vemos mañana, princesa.
—¿Hoy tampoco vas a dormir en casa?
—Tengo que trabajar.
—Últimamente trabajas mucho.
—Lo sé y lo siento —responde el hombre con cierta tristeza.
—¿Cuándo vuelvas vamos a ir juntos a la plaza a jugar?
—Si, cuando vuelva.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Al mismo tiempo, él se arrodillo y abrazo fuertemente a su hija. La pequeña notó que es un poco diferente a las despedida de siempre. La aprieta con un poco más de fuerza, a la vez que se está tomando su tiempo en soltarla.
—¿Papá?
—¿Si, hija?
—Me estas apretando.
—Lo siento. —respondió con una sonrisa, mientras la soltaba.
—Nos vemos luego, princesa.
Mientras el hombre se va, Abril que mira desde un costado la escena solo puede pensar en una cosa:
«Mentiroso. Sabias que algo andaba mal, por eso ese día estuviste actuando extraño. Por eso me despediste de es forma, eres un mentiroso. Me dijiste que ibas a volver».
Unos instantes después, ella se despierta.
—Mentiroso... —susurra.
Luego, de manera rápida se levanta, prende la luz de su habitación y empieza a buscar algo en su ropero. Atrás, al fondo, hay una caja llena de cosas viejas que ya no usa. La abre, empieza a revolver un poco las cosas que tiene hasta encontrar un peluche de un perrito. Acomoda todo como estaba, apaga la luz y vuelve a su cama, dejando el peluche a un costado de donde esta ella.
«Te tenia olvidado, Peludito. No creo poder volver a dormir abrazada contigo como cuando era niña pero tenerte a un lado seria bueno».
Cómoda y con la compañía de su peluche, se prepara para seguir durmiendo.
Por ultimo y no menos importante, Leo. Tardo bastante en poder dormir, ya que está bastante enojado, no importa que hiciera, no podía quitarse la rabia que tiene. De todas formas, el cansancio de su cuerpo hizo que se durmiera:
Se encuentra sentado, todo está oscuro. Solo puede ver una mesa frente de el. Se siente triste, solo, como si estuviera encerrado.
Apoya las manos sobre la mesa, agacha la cabeza y respira hondo. En ese instante, todo se empieza a iluminar y escucha una voz.
—¿Qué sucede, Leo? ¿Estas bien?
El levanta la mirada y ve a su madre sonriendo. Esto hace que el también sonría.
—Nada, estoy bien.
Esta en la sala de su casa, ahora que hay algo de luz puede notarlo.
—Recuerda que si te pasa algo tienes que decirlo, de lo contrario los demás no lo sabremos.
—Sí, ma —responde tratando de no sonreír—. Siempre me repites lo mismo.
—Es por que es importante y debe quedarte claro —afirma ella. Luego, aparta la mirada y se pone a dibujar en un cuaderno.
Leo mira hacia adelante y también tiene un cuaderno junto con algunos lápices, por lo que empieza a dibujar. Mientras hace esto, cada tanto levanta la mirada y ve a su madre, está feliz. Para él, el solo estar a su lado hace que sienta que no necesita nada más. Al estar relajado, se concentra en su dibujo, unos segundos después escucha otra voz hablándole.
—¿Entendiste, Leo?
El levanta la mirada sorprendido y ve a Sabrina parada a su lado. Mira a su alrededor y no solo nota que su madre ya no esta, si no que la mesa no es la de su casa, es la de Sabrina. Lo mismo pasa con el cuaderno, su dibujo no esta, en cambio hay unos apuntes de clase.
—¿Holaaa? Tierra hablando a Leo, ¿me escuchas? —pregunta de manera juguetona, tratando de cruzarse con sus ojos.
—Sí, te escucho.
—Creo que por tu cara de confusión, no entendiste lo que te acabo de explicar. Aquí va de nuevo, pero presta atención.
Mientras ella habla, no puede evitar sentir que estan demasiado cerca. Esto le agrada, pero le da un poco de vergüenza. Al verla, se distrae y se queda viéndola.
«Se ve muy bien... tan linda como siempre, creo que e...».
En eso recibe un empujo de parte de Sabrina.
—¿Por qué me estas mirando tanto? —le remarca tratando de actuar molesta—. Presta atención a lo que te estoy explicando.
—Lo siento. Es solo que... —En ese momento, la mira directamente a los ojos y se detiene.
—¿Es solo qué? —pregunta Sabrina, mientras le hace un gesto para incentivarlo a que continué hablando.
—... es un poco complicado —termina la frase Leo, eligió no decirle lo que siente—, por eso me distraigo.
—No te preocupes, voy a explicarlo las veces que te haga falta, hasta que lo entiendas —le dijo Sabrina, sonriendo con entusiasmo.
Al estar cerca de ella se siente tan cálido. Es un sentimiento de felicidad y alegría, bastante agradable.
Leo se levanta y se acerca a ella.
—La verdad es que... quiero hablar contigo, Sabrina —dijo con seguridad Leo.
Ella está sorprendida, no esperaba esa reacción por su parte. Al notar que la está mirando directamente a los ojos, Sabrina aparta la mirada avergonzada.
—Yo... lo que quiero decir... es que...
A Leo no le salen las palabras, está bastante nervioso, por lo que mira al piso. Respira hondo y intenta continuar.
—... No soy bueno... con las palabras... pero... yo...
En ese instante, siente que alguien lo agarra de mano y lo jala para atrás, lo que hace que empieza a moverse.
—¡Vamos, Leo! ¡No tenemos que perder tiempo!
No entiende que pasa, pero continua caminando.
—¿A donde vamos, Alex?
—¿Cómo que a donde vamos? ¡Es hoy! Hoy sale el nuevo videojuego. Es la secuela que esperábamos, al fin, luego de tanto hype vamos a tenerlo.
—La tienda no va a ir a ningún lado, no hace falta apurarnos tanto.
Su amigo ignora lo que le esta diciendo y sigue corriendo por la vereda. Se encuentran en el centro de la ciudad.
—El modo historia tiene multiplayer, vamos a poder jugar los dos al mismo tiempo. De solo pensar en todo el tiempo que nos vamos a divertir, se me cae la baba.
Su amigo está bastante emocionado, sabe que hablar con el cuando esta así es inútil. Solo tiene que escucharlo..., pero a todo esto nota algo extraño. Aún lo está llevando de la mano.
—¡Suéltame! —dijo al quitarse el agarre de su amigo—. ¿Por qué me tomas de la mano de esa forma?
—Es que... me hace sentir seguro y es bastante agradable... —responde Alex mirándolo de manera coqueta—. ¿Tú no te sientes de esa forma conmigo? ¿Es esta una relación unilateral? —pregunta de manera exagerada, actuando como si fuera pareja.
—No digas estupideces —contesta Leo mientras se ríe por como habla su amigo.
—Bueno, ya sabes, si no te apuras de castigo te voy a dar la mano.
Leo no responde, solo sonríe, trata de seguirle el paso. Al ir escuchando hablar a Alex, puede ver como es de alegre y animado. Es como si fuese una gran luz, siempre lo anima y lo divierte, estar con él hace que se olvide de todo los otros problemas que tiene por un tiempo.
—Ya casi llegamos, Leo. ¡Mira! Incluso Sabrina nos esta esperando allá.
Alex apura aún más el paso y cuando Leo está por hacer lo mismo siente que alguien lo toma de la muñeca con fuerza, impidiendo que avance.
—Vamos, Leo. No te detengas —le grita su amigo.
Pero solo puede observar como se alejan. Al instante escucha otra voz cerca suyo.
—¿A donde vas, basura? Que hace un inútil como tú con ellos. Solo estas perdiendo el tiempo con esos chicos, tú no te mereces estar cerca de ese tipo de gente. ¡Solo le traerás problemas, al igual que a nosotros! Entiende, que no perteneces ahí.
Sabe de quien es la voz y por eso desde el instante en que la reconoció agacho la cabeza y se quedo mirando al piso.
—¿Me estas escuchando?
—Sí, papá —respondió en voz baja.
—¿Entonces? Tanto quieres arruinarle la vida a esos chicos de la misma forma que lo hiciste conmigo y con tu madre. Lo sabes, ¿verdad? Ellos estarían mejor sin tener que preocuparse por ti. Así que deja de traernos gastos, deja de soñar, aléjate de ellos y de esa escuela lujosa. Vive la vida miserable que te mereces aquí y deja de engañarte.
Todo vuelve a oscurecerse, no importa cuantas veces escuche las mismas palabras, siempre duelen, incluso más que antes. Estar cerca de su padre aun sin que este hable ya lo hacen sentir bastante mal, triste, miserable, como si no sirviera... está... cansado de sentirse así.
—Pobre... niño... sufre tanto —continua hablando su padre, en un tono burlón—. Si tan solo sirvieras de algo, no te tendría que tratar así. Pero eres un inútil y siempre lo serás.
Su padre se para frente de el, con su mano lo agarra de la cara y hace que lo mire directamente.
—¿Me escuchaste?
—Sí. —Trata de apartar la mirada, para no toparse con Gabriel.
—Y un cobarde. Nunca serás un hombre —Gabriel suelta la muñeca de Leo y se pone delante de él—. Mírate como tiemblas, ¿estas asustado?
Le se toma unos segundos para responder.
—No —susurro.
—¿Eh? Creo que no escuche bien. —Acerca su odio para mostrarle que ahora si lo va a escuchar.
—No te tengo miedo —responde sin apartar la mirada del piso.
Esto hace que Gabriel se ría de manera exagerada.
—¿No puedes ni mirarme, pero no tienes miedo? Repítelo hasta que te lo creas.
En ese instante Leo levanta la cabeza y cruza miradas con su padre.
—¡No te tengo miedo! —grito molesto—. Ya no te tengo miedo, solo me das lastima...
—¡Basura! Crees que pue...
Leo agarra a su padre de la remera y empieza a empujarlo hacia atrás.
—¡Ya no te tengo miedo! ¿¡Me escuchaste!?, ¡Ya no más!.
Sigue empujándolo hasta que este cae. Gabriel intenta levantarse, pero Leo no lo deja, se sube encima de el y empieza a golpearlo con todas sus fuerzas, una y otra vez.
—¡No te tengo miedo! ¡No te tengo miedo! ¡No... te... tengo... miedo!
Él se despierta, está todo agitado. Una vez que se da cuenta que fue todo un sueño, trata de calmarse, pero no puede. Recuerda lo que paso más temprano, sumado a lo que soñó y solo puede sentir enojo, está bastante molesto.
No quiere estar más en su casa, por lo que se levanta rápido. En silencio sin hacer ruido se cambia, toma todas las cosas de la escuela y se va. Mira la hora en su celular antes de salir, son las 5: 40 a.m. Es temprano, pero no le importa, tiene que irse de donde esta, antes de hacer alguna estupidez.
Fin del capitulo 54
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