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Capítulo 52: El pasado nos une


Hace unos instantes llegaron a la casa de Sabrina. Están los tres sentados alrededor de una pequeña mesa que tiene en su habitación, listos para disfrutar del helado que compraron. El ambiente ha estado un poco silencioso, no pueden encontrar algo que los anime. Después de todo, puede que ellos estén ahí pero sus mentes no, y lo que quieren hacer es totalmente diferente.

Alex mira de manera disimulada a Sabrina. Sin darse cuenta, se distrae y ella se percata de que la esta viendo con una pequeña sonrisa.

—¿Porqué me estas viendo de esa forma? ¿Me ensucie con helado? —pregunta mientras busca la mancha en la ropa.

Alex al darse cuenta de su error, trata de buscar una excusa. Para su suerte, recuerda algo que paso hace mucho tiempo.

—No, no. No tienes nada —responde nervioso—. Solo me estaba acordando de cuando éramos mas chicos y fuimos al parque de diversiones, donde te ensuciaste con helado.

Leo empieza a sonreír al recordar lo que paso. Alex al ver la reacción de su amigo continua.

—Fue muy divertido, ¿lo recuerdas, Sabrina?

—No fue divertido en el momento pero ahora si.

—Para mi fue muy divertido, tanto como cuando paso y ahora. Te ensuciaste por estar moviéndote mucho con el helado.

—Bueno, quería subirme a otro juego rápido y estaba algo lejos.

—Lo mas gracioso fue cuando te dijimos y respondiste: "Ay, no. Estoy toda sucia" —Él la imita de manera exagerada.

—No lo dije de esa forma —comenta mirándolo con enojo—. Solo me queje por que tenia toda la remera manchada, era un asco.

—Siiii, y querías irte a tu casa solo por eso. Eso si es exagerar, ¿verdad, Leo?

—Concuerdo —contesta de inmediato el pelinegro—. Solo era un poco de mugre.

—No era un poco. Además soy una chica, no me gusta verme sucia a diferencia de ustedes —agrego Sabrina.

—Pero esa no fue la mejor parte, fue lo que vino después de que te quisieras ir. —Alex intenta continuar pero la risa lo detiene. Esto contagia a sus amigos y una vez que se detiene continua—. Leo, agarro lo poco que te quedaba de helado y se empezó a ensuciar apropósito... "Ahora no eres la única que estas sucia, no hace falta que te vayas".

No aguanta mucho Alex, que empieza a reírse de nuevo. A la vez que va contando de a poco como sigue la historia.

—Como... si eso fuese mejor... la cara que pusiste nunca la voy a olvidar...

—Pensé que se sentía mal por ser la única que se había ensuciado, por eso hice eso —dijo Leo.

—Después de eso, con mayor razón me quería ir —afirmo con pena Sabrina—. Ahora éramos dos los mugrosos, más vergüenza todavía. ¿Qué habrá pensado la gente que nos vio ese día?

—Pobre de mí, tenia que andar con ustedes.

—¿Qué dices, Alex? Si luego de que Leo hiciera eso, hiciste lo mismo.

—Lo hice para que Leo no se sintiera mal. Por como reaccionaste lo hiciste sentir como un tonto. Además, somos un equipo, lo que recibe uno, lo recibimos todos.

—Bien dicho, Alex. Pero no siempre es así... ¿Te acuerdas del niño cumpleaños? —Leo saca a la luz otro recuerdo.

—¡Leo! No le des idea —grito Sabrina para tratar de detenerlos—. Pensé que ya lo habían olvidado.

—¡Sí!, el nene que gustaba de Sabrina —respondió Alex, de manera muy animada.

—No gustaba de mí. Ustedes, me molestaban con el por que eran unos envidiosos.

—Vamos, Sabrina. Ahora que somos mas grandes, es imposible que lo niegues. Las pruebas están a la vista: nos invita a su cumpleaños, pero... con la que más hablaba era contigo, siempre te buscaba para jugar, cada vez que podía se te acercaba y lo mas importante de todo...

—Aquí vamos de nuevo —exclamo Sabrina poniendo los ojos en blanco.

—Te dio dos "sorpresitas". Todos los que estábamos ahí, recibimos 1 bolsita con caramelos y juguetes por cada uno. ¡A excepción de ti, él fue y te dio 2!

—Fue suerte.

—¿Suerte? Fue directo a donde estabas, te busco.

—Son unos envidiosos... todo por que me dieron dos bolsitas.

—¿Donde esta el equipo en eso? Te dejaste seducir por la bolsita de regalos.

—¿Qué estas diciendo, bobo?... ya que sacas el tema... Que tal si hablamos de esa chica que gustaba de ti... esa que te regalaba muchas cartitas.

—Ey, espera. No toques ese tema... solo bromeaba —Asustado, Alex trata de no tocar ese tema—. No hay que ir a los extremo...

—¿Por? ¿Qué tiene de malo? Al comienzo te gustaban sus cartitas, presumías que "tenias una admiradora secreta"

—¡Basta, por favor! Ya casi lo había olvidado...

Alex, parece sufrir al recordar eso. Pero sus amigos están disfrutando de ver su reacción, ya que ahora es algo divertido.

—¿Casi? ¿O sea que no la olvidaste? Si que hizo bien su trabajo.

—De seguro le hizo una que otra "macumba" —comenta Leo.

—De seguro que si. Si le enviaba cartas con pelos de ella. Le escribía "Siempre te estoy observando".

Alex en ese momento levanto sus hombros, cerro con fuerza sus ojos y sintió escalofríos. Sus amigos se ríen al verlo.

—¿Qué otras cosas más hizo? —seguía molestándolo Sabrina.

—Prefiero no decirlo... por que no recordamos algo diferente... toca el turno de algo humillante de Leo.

Trata de cambiar de tema y parece que funciono. Ya que él y Sabrina empezaron a mirar a Leo, mientras intentan recordar algo. A su vez, ella se da cuenta de algo muy importante.

«No sabemos como será nuestro futuro. Y tal vez nos distanciamos un poco con el pasar del tiempo..., pero siempre vamos a tener todo lo que vivimos, ya sean cosas graciosas como las que estamos recordando o momentos más serios e importantes. Eso es algo que nunca podremos cambiar y es la razón por la que estoy segura de que no importan que tanto nos alejemos... siempre tendremos este vinculo que nos volverá a juntar».

Parece que el recordar el pasado los volvió a unir, el animo del grupo esta bien. La charla fluye mientras cuentan diferentes anécdotas, parece como si todo volviera a la normalidad.

Unas horas mas tarde, en otro lugar.

Karina se encuentra acostada, esta pensando en todo lo que estuvo leyendo. Ya casi termina el libro, solo faltan los últimos dos capítulos.

«Quiero leer más... pero si hago esto no voy a poder seguir charlando en los foros sobre teorías y lo que creo que va a pasar. La verdad que no se como va a terminar, pero me gusta como va todo».

Deja el libro, busca su laptop y empieza a actualizar su foro. Arma un hilo sobre lo que piensa y un posible final o por lo menos el que le gustaría. Luego revisa otras charlas que tiene con otros usuarios. Todo marcha bien, esta de vuelta en su rutina, salvo por una pequeña excepción. Cada tanto revisa su celular, como si esperara algún tipo de mensaje»

«Es obvio que no me va a escribir... no se por que estoy tan pendiente. Tengo que seguir el consejo de Laura, me regaño por lo ultimo que hice. Dijo que no era bueno que estuviera todo el tiempo detrás de él... por lo que ahora tengo que aplicar la ley de los 3 días».

No entiende bien esta parte, ¿por qué debe esperar? Todo está marchando bastante bien para ella.

«Laura me presionaba para que actúe... y ahora me dice que tengo que esperar 3 días para escribirle o ir a verlo. Salvo que él me escriba, de esa forma puedo responder».

En ese momento un gran sonrisa aparece en su rostro.

«¿Actuar? ¿Yo? ¿Me estoy quejando por que no puedo tomar la iniciativa? ¿Realmente soy yo? ¿Qué me esta pasando? Unos días atrás, jamás me hubiese imaginado pensando esto. Es verdad que el amor saca a la luz cosas que ni uno mismo sabia que tenia».

En ese momento, le llega un mensaje a su celular. Deja todo lo que esta haciendo y lo agarra. Pero su emoción desaparece rápido.

«Es Laura... siempre fue la única que me escribe, no debería sorprenderme».

Lee, el mensaje y le contesta. Luego aparta el celular a un costado y sigue con lo que estaba.

«¿Qué estará haciendo el ahora? Lo que hice hoy, ¿habrá funcionado? No era la gran cosa... pero es una clara muestra de interés por parte de una chica... ¿verdad? Espera un momento. Si no me escribe después de saber que tengo cierto interés en él, ¿eso significa que me esta rechazando? ¡Ay, no! Soy una boba, no pensé en eso antes. Es obvio... no tendría que haberle dado ese regalo».

Toda la confianza que tenia se desaparece, tan rápido como la consiguió, se fue. O por lo menos por este momento. Para sacarse la duda, le escribe a su amiga Laura para saber que piensa ella. Aún tiene mucho que aprender, puede que parezca más directa y que tiene más confianza, pero en el fondo sigue siendo la misma que antes, aun tiene un largo camino por recorrer para lograr cambiar...



8:47 p.m. Ya casi es hora de irse, por lo que estos últimos minutos los usa para sentarse de manera tranquila en su silla, mientras mira la foto que tiene al frente en su escritorio, es un tipo de habito suyo. Antes de terminar un día de trabajo, se prometió recordar el por que esta haciendo esto y la razón por la cual llego a donde esta. Por eso, no hay un día que se vaya sin ver la foto de él cuando era mas chico, junto a su hermano mayor.

Unos segundos después, su momento es interrumpido. Siente como golpean la puerta.

—Adelante

—Con su permiso, jefe. —El hombre entra y se pone delante del escritorio.

—¿Qué sucede?

—Hugo, Ramon y Ezequiel, están aquí. Ya tienen listo lo que les pidió.

—Bien, diles que pasen —ordena Tony.

El asistente va hasta la puerta, la abre y los llama. Luego se pone a un lado, los otros tres sujetos entran y se ponen delante del escritorio, mientras mantienen la cabeza agachada.

—Los escucho.

—Hicimos lo que nos pediste, Tony. Estuvimos siguiendo durante estos días a este chico llamado Leo para investigar con quien se relaciona, esto es lo que conseguimos.

Lentamente se acerca y deja unos papeles sobre el escritorio. Él los toma y empieza a leerlos en silencio.

—¿Solo cuatro personas? —pregunta el regordete hombre.

—Sí, Tony. Son las únicas con las que vimos que pasara tiempo.

—Alejandro Thompson, Sabrina García, Karina Fernandez, Abril Pereyra.

Al decir los nombres en voz alta, algo le parece raro. Por lo que empieza a buscar algunos detalles sobre la ultima chica.

—Abril Pereyra, hija de Marcos Pereyra... ¿por qué me resulta familiar este nombre?

Su asistente, que está a un costado escuchando todo, le responde.

—Por lo que tengo entendido, es alguien conocido. Se podría decir que era la mano derecha del padre de Diego.

—¡Aaaah! ¡Ya se quien es! Sí, escuche mucho de él. Decían que era muy inteligente..., pero parece que no lo fue tanto si no vio venir lo que le paso.

Él es el único que se ríe por el comentario, los demás siguen en silencio. Luego continua leyendo un poco más antes de continuar hablando.

—Bueno, parece que esto es suficiente. Dentro de poco los llamare para que terminemos con este pequeño trabajo y así, estaremos a mano, ya no tendrán deuda.

—Gracias, Tony. Estaremos listo, cuando tú lo digas.

—Excelente. Ya pueden retirarse.

Los tres hacen un gesto con la cabeza en señal de despedida y se van. Tony por su parte, sigue leyendo las notas que tiene.

—Desde que empecé a trabajar en este "negocio", he escuchado mucho sobre la generación de este tal Marcos y el padre de Diego. Incluso, tengo algo de curiosidad... Me hubiese gustado conocerlos, es una lastima que murieran mucho antes de que yo llegará.

Luego de unos segundos, Tony suelta una pequeña risa y continua hablando.

—Aunque... si ellos no hubiesen muerto ese "día", estoy seguro de que yo no estaría en este lugar. ¿No te parece irónico?

—¿Que cosa, jefe?

—Que nuestras historias estén conectadas, con estos chicos. Es verdad lo que dicen: El mundo es un pequeño pañuelo.

Mira la hora, son las 9:18 p.m. Suele irse a esta hora, pero esta algo emocionado con todo esto. No quiere perder tiempo, por lo que esta vez va a quedarse un poco más, hasta tener una idea clara de lo que va a hacer.

—Ya puedes irte si quieres. Yo... encontré algo con que divertirme, por lo que me iré un poco tarde.

—Esta bien. Nos vemos mañana, jefe.

Una vez que el asistente se va, Tony se acomoda en su lugar y se prepara para prestarle toda su atención a las notas que le trajeron.

«¡Bien! Espero poder armar algo que sea de tu agrado. Nos veremos dentro de poco, pequeño Leo».

Fin del capitulo 52

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