Capitulo 5: Mí primera cita
Un ruido de un golpe la despierta, empieza a abrir sus ojos y escucha como sus amigos están peleando en la cama. Sin darle importancia, ella se levanta y va al baño a arreglarse.
Cuando vuelve a la habitación hay demasiado silencio. Ve a Leo sentado en la cama de arriba y a Alex acostado en la de abajo con cara triste, de perro recién regañado.
—Sabrinaaa... Leo fue malo, me pego y me mando a dormir abajo —dijo intentando que se compadezca de él.
—Algo habrás hecho —respondió riéndose al ver la situación.
Luego, ve a Leo de reojo y recuerda lo que paso anoche cuando le pregunto si le gusta Seba. «Nunca nos miramos de esa manera, ¿será imaginación mía? O sea, me gusto la forma en que lo hizo, no sé cómo explicarlo, pero fue lindo», pensó en ese instante.
Leo se da cuenta de que Sabrina lo está mirando y gira su cabeza para verla. De manera rápida ella mira para otro lado, evitando cruzarse con sus ojos, de manera disimulada.
—Será mejor que bajemos. Mi papá seguro esta por empezar a cocinar —indica Alex.
Todos empiezan a acomodar la habitación y a prepararse para bajar. Una vez acomodado todo, van en grupo hacia abajo, donde se encuentra el padre de Alex.
—Hola, señor Thompson. ¿Hay algo en lo que necesite ayuda?
—Hola, Sabrina. Claro, me vendría bien hablar con ustedes mientras preparo todo —respondió sin detener lo que está haciendo—. ¿Qué película vieron anoche?
—Vimos "5 disparos por segundo", es de acción y fantasía —contesta mientras los tres toman asiento.
—Seguro la elegiste tú —señala con seguridad—. Mi hijo prefiere más los dramas y romance. Aunque, debo decir que el que tiene mejor gusto es Leo.
—Gracias, señor Thompson —dice orgulloso por el comentario—. Es lo que siempre les digo, y ahora que alguien con su sabiduría y conocimiento lo aclara no habrá más discusiones —Mira a Alex y Sabrina de manera triunfal, haciéndolos de menos.
—Solo dice eso porque son las películas que mi papá veía en su época.
—Los clásicos son eternos pequeño saltamontes y algún día lo entendederas, pero no estás listo para esa charla todavía —dijo para sonar como alguien inteligente frente a su hijo.
«El señor Thompson es divertido, siempre bromea con nosotros y es muy atento. No me sorprende que Alex sea bastante parecido a él», pensó Sabrina mientras mantenía su sonrisa y disfruta de la compañía de ellos.
»Tuvieron un viernes tranquilo como de costumbre.
—Sí, normal como siempre. Aunque... también tuvimos una charla sobre chicos —respondió Alex a su padre, moviendo sus cejas de arriba a abajo.
En ese momento el señor Thompson se quedó quieto. Dejo de cocinar y se dirigió hacia su hijo. Camino con una mirada seria y puso su mano derecha en el hombro de Alex. Los dos se miraron fijamente, con seguridad. Podía verse el amor y comprensión en ambos, sus ojos brillan como si estuvieran emocionados, una tierna imagen de padre e hijo, es lo que se podía apreciar.
—Hijo, sin importar tus gustos quiero que sepas que estoy aquí para ti. Te amo hijo, sin importar que. Tienes todo mi apoyo.
—Papa... tú... eres increíble. Ya sé que debo hacer ahora.
Al instante, Alex se gira en dirección a Leo. Camina hacia el de manera seria. Pone su mano en el hombre de su amigo. Los dos se miran fijamente. Alex tiene una mirada de amor y comprensión, en cambio Leo lo mira con sorpresa, sabe que su amigo esta por hacer una estupidez.
—Leo, sin importar tus gustos quiero que sepas que estoy aquí para ti. Te quiero, amigo. Sin importar que. Tienes todo mi apoyo.
Luego, Alex mira a su padre. Se puede ver que el señor Thompson está orgulloso. Incluso le hace la seña de buen trabajo cerrando el puño y levantando el pulgar.
—Quítate, eres un tonto —dice Leo, sacando la mano de su amigo. No puede evitar soltar una leve sonrisa por la situación.
El señor Thompson vuelve a cocinar y todos siguen charlando como siempre.
Cuando terminaron de comer, el padre de Alex se va. El resto se encarga de limpiar y lavar los platos. Mientras hacen todo eso el celular de Sabrina vibra. Al comienzo lee el mensaje sin importancia, pero esa actitud dura poco, al terminar pega un pequeño grito de emoción.
—¡Chicos! No lo van a creer —exclamo emocionada sin dejar de mirar su celular—. ¿Qué hago? —Levantando la mirada para buscar ayuda.
Sus amigos se acercan al mismo tiempo donde esta ella, deteniéndose uno al lado de otro. Alex mira a Leo y mientras pone una cara burlona, da un paso más hacia adelante para estar más cerca, sonriendo de manera victoriosa.
—¿Qué paso? —pregunto al acercarse.
—Lean esto, ¿Qué opinan?, ¿qué le digo? —Giro su teléfono y se lo mostró a los chicos.
Alex aproxima su cara al celular de Sabrina, entrecierro los ojos para dar más énfasis en su lectura y lee en voz alta.
—¿Quieres salir a tomar un helado al centro más tarde? De Sebastián —Alex comienza grita como mujer, llevando sus manos cerca de su cara y las mueve de un lado a otro. Luego, continúa hablando de manera exagerada—. ¡Aaaahh!, ¡Amiguiiissss, te está invitando a una citaaaaa! ¡Aaaahhh!
—¿Una cita?, tal vez es algo más normal como compañeros o crees que es ¿por qué le gusto?
—Claro que es una cita, dile lo que quieras. Pero debes responderle rápido, ya le clavaste el visto, demorar después de eso es algo cruel.
—¡Aahh!, tienes razón. No sé. Sí quiero, pero tal vez me estoy haciendo la idea equivocada. ¡¡No!! Debo ser decidida. —Empieza a leer en voz alta mientras escribe en su teléfono—. Me parece bien Seba, nos vemos más tarde para ir a tomar un helado. ¡Enviar! —Levanto rápido la mirada y se dirigió a sus amigos—. ¡Lo hice, lo hice! Me voy a reunir con él. Es hora de sus consejos.
—Buen trabajo, joven padawan —dijo Alex, tratando de imitar una postura de maestro de la fuerza—. Es mi deber guiarte en este camino. Aunque, no tengo muchas idea de como salir con un chico. O sea, salgo con chicas, se sobre citas con chicas. Si Seba fuera una chica te podría ayudar, aunque... si fuera una chica, creo que no estarías interesada en ella y tal vez ella tampoco se interesaría en ti. En tal caso ella se podría fijar en mí, y si Seba es una chica que me gustara, yo me fijaría en él/ella, y tal vez así sabría que hacer en la cita —habla de manera acelerada.
—Te estás yendo por las ramas por hablar estupideces —comento él único de los tres que había estado callado.
—Por lo menos intento ayudar o ¿tienes alguna mejor idea, Leo? —lo confronto con la mirada—. No creo que seas bueno dando consejos, ya que no tienes citas con chicas ni con chicos. Deja al maestro que hable.
Leo toma eso como un desafío. Agarró a Sabrina del brazo y la lleva hasta la sala, donde hay un gran espejo. Alex los sigue por atrás sin entender que pasa.
—Solo tienes que tener esto presente Sabrina. Mírate en el espejo.
Sabrina sin entender bien que pasa mira su reflejo.
—No entiendo que debería estar viendo. —Ella sin entender bien que pasa, mira su reflejo.
—¿Me das una mano, Alex? No soy bueno para esto.
—Claro. ¡Mírate! Eres una chica muy agradable y muy hermosa.
—Siempre brillas sin importar donde estés o que hagas —agrego Leo.
—Tienes un lindo cabello color rubio, casi tan dorado y brillante como el mío, además, de un buen cuerpo.
—Tienes una sonrisa contagiosa.
—El que debe estar asustado pidiendo consejos es él.
—Alex tiene razón, tú solo sé cómo eres siempre.
—¿Lo entiendes ahora, pequeña padawan?
Ella no para de sonreír con todas las cosas que le dijeron. Se siente muy querida y acompañada. Pone sus brazos encima de los hombros de sus amigos y los acerca como si les diera un abrazo.
—Gracias, chicos, son los mejores. Me voy a cambiar y a prepararme —dijo mientras se prepara para irse. Una vez que tiene todas sus cosas y esta lista, los saluda moviendo las manos y se va.
—Suerte en tu cita... ten cuidado, si se acerca mucho tienes que morderlo. Pero no lo muerdas en los labios... O sea, ¡no te acerques a sus labios!, mantente lejos de esas cosas —grita Alex de una forma divertida para despedirse.
Caminando a casa le cuesta contener la emocionó. Trata de ir caminando despacio, pero tiene ganas de dar saltos, de bailar. No para de sonreír, no solo por lo que se viene, sino que, también por todas las cosas que le dijeron, se siente linda y muy bien consigo mismo.
No tarda en llegar a su hogar. Al abrir la puerta, grita para avisarles a su familia que ya llego y pasa corriendo a su habitación. Tiene un objetivo claro en su mente, nada se interpondrá en su camino. Se dirige de manera decidida y abre el placar. Toda esa determinación se desaparece, ve todas las opciones de ropas que tiene para ponerse, pero no sabe cuál elegir. Empieza a sacar y probarse conjunto por conjunto.
«Este me gusta como me queda, pero no me lo imagino para una cita», descarta el primero y sigue. «Este me regalaron para mí cumpleaños, es muy lindo... demasiado lindo, tampoco quiero mostrarle lo mejor de mis conjuntos, va a pensar que lo quiero impresionar», ahí va el segundo.
Los minutos pasan y el piso, junto con la cama son desastre. Se puede ver todos los intentos fallidos que sé probo tirados por todos lados. Un poco frustrada, se abalanza sobre la cama, enterrando la cara en la almohada y quedándose quieta por unos segundos. No puede estar cómoda, todo a su alrededor está lleno de prendas de vestir.
«¿Desde cuándo es tan difícil vestirse?», un largo suspiro se le escapa. «Ya sé, le preguntaré a los chicos cuál me queda mejor».
Saca su celular, busca en contactos a Alex y le manda fotos de algunas opciones. Solo le escribe a él, debido a que Leo no tiene celular.
»¿Qué te parece este?, ¿o es mejor este otro? ¿O él qué te mande primero?, ¿cuál crees que le guste más?
Lee en voz alta mientras escribe el mensaje y lo envía. Mientras espera respuesta se sigue probando ropa.
No tarda mucho en llegar la respuesta, por lo que su celular vibra. Casi de inmediato, lo agarra y lee. Una gran sonrisa aparece en su rostro, le parece bastante divertida la respuesta.
—Leo dice que mejor vayas sin nada puesto, eso le gustaría más (o^.^o)
—Son unos tontos --.--"".
Escribió mientras sigue sonriendo, al instante le llega otro mensaje.
—No le des tantas vueltas. Casual, como si fueras a vernos a nosotros.
«Es verdad. No debo pensarlo mucho. Tengo ganas de usar este que está aquí».
Empieza a guardar y acomodar todo. Deja separada la ropa que eligió: un jean azul oscuro, con una remera blanca 3/4, un cinturón beige del mismo color que sus zapatillas y una campera muy delgada color rojo. Por alguna razón se siente como si hubiese ganado una gran batalla, está conforme con su elección. Así que va a bañarse dando saltos de alegría, ya falta poco para la hora de la cita.
Fin del capítulo 5
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