Capitulo 30: Una noche antes de dormir
En medio de la oscura noche, se puede apreciar el brillo de la luna y las estrellas. Es una linda escena para detenerse a apreciar, pero este no es el momento para eso. Ella corre lo más rápido que puede, nunca en su vida estuvo tan asustada. Debe ser por la adrenalina, pero lleva corriendo un buen rato y no se siente cansada. A pesar de que este utilizando todas sus fuerzas, no es muy rápido y es cuestión de tiempo para que la alcancen.
—¡Aaaaahh! —grito al ser sujetada por el pelo—¡Suéltenme! —exigió a la vez que intenta soltarse.
—¡Cállate, será peor si te resiste! —amenazo el hombre mientras le ponía una venda en la boca y luego en los ojos.
Todo su intento por escapar es inútil, por más que se mueva y luche, no logra soltarse. En cuestión de segundos está atada de brazos y piernas, mientras la llevan en el hombro.
Puede escuchar las pisadas de varios hombres. Le parece que son entra 7 o 9, no alcanza a distinguir. Lo único de lo que esta segura es que se encuentra muy asustada.
«¿Por qué me tiene qué pasar esto? ¡Ojala estuvieras aquí para salvarme!», pensó al mismo tiempo que es cargada.
En su mente solo hay una persona, ya sea para despedirse de él o porque espera que llegue para salvarla. Quería ver ese cabello rubio cuál lingote de oro, o su sonrisa tan simpática con la que siempre lleva, o incluso escuchar alguno de sus chistes malos. Cualquier cosa relacionada con él la haría sentirse mejor en esta situación.
En medio de sus pensamientos, siente que todos se detienen y discuten con alguien.
—¿Quién eres tú?, quítate del camino —demando con furia uno de los hombres.
—¿Eres sordo o qué te pasa?, sabes que vas a morir si te metes en nuestro camino —advirtió otro de los sujetos.
Ella no sabe que está pasando, luego de esa amenazas, escucho a uno de los hombres gritar de dolor. Está muy confundida con lo que está pasando: se siente como se mueven todos los hombres a su alrededor y el choque de unos objetos metálicos entre sí. Sin previo aviso, la sueltan al piso. Al estar atada no puede hacer mucho y se da un buen golpe cuando cae al suelo. No le importa tener lodo en la cara, va a aprovechar la situación para tratar de soltarse las manos, pero es inútil, está muy apretada, incluso le causa dolor.
«Estaba muy concentrada intentando liberarme y es extraño, ya no escucho nada», pensó mientras trata de levantarse, de esa forma podría aprovechar para correr y así ganar tiempo.
Él se acerca hacia ella, incluso en lo oscuro de la noche su cabello rubio brilla, no importaba que tenga un poco de barro por haber estado en el suelo, ese pelo es la envidia de cualquier chica. A medida que se acerca a ella su corazón late más rápido.
Justo cuando se intenta levantar, alguien la ayuda. Una vez de pie, siente como cortan la soga que le ataba las manos y luego la de las piernas. Ahora que esta liberada se quita la venda de la boca junto con la de los ojos. Al comienzo sigue viendo todo negro, estaba muy apretada, por lo que se refriega un poco los ojos. Una vez que puede ver bien, lo primero que llama su atención es ese cabello negro y largo, junto con unos ojos del mismo color. Sin dudarlo ni perder más tiempo se arroja a sus brazos.
—Pensé que me iban a secuestrar y nunca más vería a nadie de los que quiero. —Lloró, a la vez que habla y se aferra al pecho de su salvador.
—No te preocupes, jamás dejaría que te pase algo —afirmo mientras la abraza y deja caer la espada que tiene en la mano.
Una vez que está más tranquila se separa de él.
—¿Cómo me encontraste?
—Fue el destino —respondió a la vez que toma su mano—, vine a buscarte para que me des mi respuesta y me encontré con esta situación —explico—. Sé que ahora no es el momento, no tienes que responder —aclaro mientras la mira y sonríe de manera leve.
Esa mirada tan profunda, junto a su sonrisa que rara vez revela, le agrega una bella sensación a todo lo que está pasando. Una actitud fría frente a todos, o mejor dicho casi todos, porque ella conocía un aspecto de él que no se lo mostraba a nadie más. Estas cosas, sumando el tiempo que pasaron juntos hicieron que tenga sentimientos por él, hasta el punto de no saber si estaba enamorada. Cuando él se le declaró hace un tiempo, no supo que responder, debido a que no estaba segura. También tiene sentimientos por alguien más. Las dos personas por las que está confundida son totalmente diferentes: uno es simpático, querido por todos, de hablar mucho, siempre alegre y soñador. El otro es temido por su carácter, no muestra interés por nada, suele hablar poco y siempre actúa como quiere sin importar lo que piensen los demás.
Esa duda se aclaró aquí, ahora sabe con quién quiere estar.
—Ya tengo tu respuesta —señalo con seguridad, mientras mira su mano que está siendo agarrada por él—. Yo... no puedo estar contigo. Lo siento. —Lo soltó y lo miro directo a los ojos.
Él se tomó un momento antes de responder. Quizás porque quería ocultar su dolor y que no se sintiera en sus palabras, quizás porque sabía que está seria la última vez que ella lo miraría de esa forma tan directa y quería atesorar ese momento, quizás porque sabe que esta será la última vez que mirara con tanta determinación a esos ojos color rubí que siempre le encantaron.
—¿Puedo saber el por qué? —pidió de manera sutil sin apartar su mirada.
—Somos de reinos muy diferentes, nadie aprobara nuestra relación —argumento sin mucho ánimo, como si sirviera de excusa.
—¡Eso no importa! —exclamo— Me enfrentaría a todo el mundo si es necesario para estar contigo, nadie podrá intervenir en nuestra relación y si alguien lo hace me encargaré de que lo lamente —declaro con mucha seguridad.
—No es eso, príncipe Demian —respondió, luego, hizo una pequeña pausa antes de seguir—. Estoy enamorada del príncipe Altair, y voy a aceptar su propuesta de matrimonio.
Por primera vez en su vida, el príncipe Demian siente el sabor de la derrota. Nunca le cayó bien Altair, cree que es un príncipe mimado de uno de los grandes reinos. Pero si esta es la decisión de su amada la respetara con gusto.
—Te deseo lo mejor princesa Cassandra, mi corazón siempre tendrá un lugar para ti —contesto, después tomo su mano y la acompaño por medio de los hombres que están tirados, hasta que llego a su caballo—. ¿Recuerdas a Spirit?, es mi regalo de despedida, cuídalo por mí —pidió y la ayudo a montarlo, indicándole por donde debe ir.
—¿No vienes? —comento Cassandra.
Él solo sonrió y se despidió con un pequeño gesto. Rápido, para terminar con este desagradable momento, golpeo a Spirit haciendo que empiece a galopar.
—¡Gracias, príncipe Demian!, espero volver a verte pronto para agradecerte como es debido —grito a la vez que se alejaba.
Demian sin mucho ánimo, con el corazón roto y un sentimiento de derrota siguió caminando. Se encuentran en las afuera de la ciudad, por lo que eligió entrar al bosque que está cerca. Si mal no recuerda hay un pequeño estanque el cual quiere ver. A medida que avanza, va caminando más lento, es irónico que solo le duela el corazón y no el lugar donde fue apuñalado. A decir verdad, no le importa, no quiere ni siquiera tratarse la herida. A pesar de que está sangrando mucho sigue hacia adelante, poco a poco siente más y más frío, a la vez que se va quedando sin fuerzas. Ahora que lo piensa, en su vida siempre consiguió todo sin siquiera pedirlo o quererlo, y ahora que por primera vez quiere a alguien, este lo rechaza. ¿Quién sabe?, quizás tampoco llegue al estanque que quiere ver.
«Espero que ese idiota te haga feliz, que te conceda todas tus fantasías y deseos. Tú te mereces lo mejor...y parece que yo no lo soy. Ahora que por primera vez probé lo bueno de estar vivo gracias a ti, no quiero volver a mi antigua vida. No me interesa morir aquí, si de esta forma puedo mantener el recuerdo de tu mirada y tu último abrazo», pensó Demian con sus últimas fuerzas antes de caer al suelo, a unos metros del estanque. Si no fuese por unos árboles, podría verlos, pero parece que no lo lograra...
Fin del capítulo 81
Ella se levanta con un pequeño grito de frustración.
—¡Aaaahh! ¡¿Por qué?! ¡No entiendo porque!
Luego se tira de espalda sobre su cama, mientras abraza el libro que está leyendo.
—¡Estúpida princesa Cassandra, porque te quedas con Altair!, solo porque los dos son los lindos y son parecidos hacen que se emparejen. Debiste quedarte con Demian, él siempre viajo para verte y con todo en su contra hacia lo imposible para pasar tiempo y estar contigo.
Deja escapar un suspiro para tratar de calmarse. No tiene que enojarse, solo está un poco frustrada porque su personaje preferido es Demian y parece que muere, además de que es rechazado.
«Él te salvo la vida y tú piensas en el rubio princeso, ¿de verdad? Me agradabas Cassandra pero ahora estas en mi lista negra. ¡Como no vas a elegir a Demian!», pensó mientras deja el libro a un costado.
Son las 11 p.m. Ya se tiene que preparar para dormir, hace 2 horas dijo que iba a leer un capítulo más y termino leyendo 6. Pone la alarma del celular y se acomoda.
«Es mi culpa, siempre me pasa lo mismo. Me gustan los personajes rebeldes y malos que van abriendo de poco su corazón con la chica... me parece tan tierno eso, pero siempre se quedan con el otro. Creo que tengo mal gusto», se gira para un costado y abraza con fuerza la almohada. «Creo que por eso me gusta Leo, me recuerda a ese tipo de personajes. Desde que lo vi el año pasado me dio esa impresión. Los rumores que hablan de él, su cara poco expresiva, ese aspecto de niño malo que rompe las reglas», siente un poco de vergüenza mientras aprieta más su almohada.
«Desde hace tiempo que quiero hablarle, pero nunca me anime, hasta que paso lo de la biblioteca. Fue increíble... aunque lo arruine al comienzo. Pero al otro día él volvió y se sentó a mi lado», Karina empieza a patalear de la emoción por recordar eso. «Hablamos hasta de regreso a casa. Estos días estuve intentando pasar por su aula para saludarlo, pero nunca me atrevo, siempre me termino acobardando y yendo para otro lado. Encima hoy que estaba decidida de ir a hablarle en el recreo, vi como se escapaba y no llegue a hablar con él... ojalá no se haya metido en problemas», en ese momento sonríe emocionada y continúa pensando. «Que digo... si no le debe importar ese tipo de cosas, eso es lo que hace que sea más genial».
En ese mismo instante, su emoción desaparece. Ya que recuerda que había una chica con la que se fue.
«Oooh, sí. Esa chica con la que se fue era muy intimidante y también muy linda. Encaja con el tipo de chica que le deben gustar. No creo que se fije en una ñoña amante de los libres como yo», suspira decepcionada, su entusiasmo tan rápido como apareció se fue.
Sin pensarlo, se da un golpe en la cara con la palma de sus manos para ayudarla a recobrar el ánimo.
«¡Tú puedes Karina, vamos! Es tu último año en la escuela, tienes que vivir un amor de secundaria, algo así como en los libros que leíste. Este es nuestra última oportunidad, mañana sin falta vas a ir y vas a hablar con ese chico. ¡Si!, vas a pedir su número y te empezaras a escribir con él. No más excusas, no más miedo, ¡mañana es el gran día!»
Motiva y emocionada de nuevo se acomoda, no va a darle más vuelta al asunto, quiere irse a dormir con eso en mente.
Fin del capítulo 30
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