Capitulo 20: Camino a casa
Salieron de "Brinchos", se despidieron y cada pareja se fue por un lado diferente. Seba está acompañando a Sabrina a su casa.
—Fue divertido pasar tiempo entre todos, hay que hacerlo más seguido.
—Tienes razón, Seba. Es bueno pasar tiempo entre todos.
—Tal vez no lo notes, pero cuando estas con Alex y Leo se puede ver lo mucho que disfrutas el pasar el rato con ellos.
—Yo no siento la diferencia.
—Yo sí. Y seguro que Daniela con Alex ve lo mismo, por eso estaba tan interesada en saber como se conocieron y como llegaron a ser tan buenos amigos.
—¿Qué opinas de la relación de ellos?
—No conozco mucho a Alex ni a ella. —respondió manteniendo una cara pensativa—. Por lo que se ve hacen buena pareja.
—Hmmm.
—¿Qué opinas tú?
—Alex es un buen chico, pero me cuesta imaginarlo en una relación seria con alguien.
—Quizás encontró a la indicada.
—Sí, puede ser eso...
«Siempre que quiero pensar eso de Alex, por alguna razón, me molesta».
—¿Y tú? ¿Ya encontraste al indicado?
Sabrina mira a Seba, un poco sorprendida. No esperaba que le preguntara eso.
—Sí, estoy segura de que ya encontré... —Y antes de terminar de hablar cambia el tono de la conversación—... Encontré el lugar indicado para tomar licuados.
Seba se ríe y le sigue él juegue
—También pienso lo mismo, encontré a la indicada para narrar historias, no esperaba que tengas ese don.
—Supongo que es porque conté esa historia muchas veces, aprendí a hacerla más divertida.
—Sí, sabias como mantenernos entretenidos, incluso Leo y Alex parecía que no querían perderse nada.
En ese instante, ella recuerda algo que le estuvo llamando la atención durante el tiempo que estuvo contando la historia.
«Ahora que menciona eso acabo de recordar que por alguna razón, Alex no dejaba de mirarme. No lo hacía como siempre, trate de no prestarle atención mientras estábamos allá, pero no podía evitar pensar eso. Quizás no es nada, debe ser porque hace mucho que no nos juntamos y últimamente estoy pensando de más con respecto a él», volvió a decirse eso, como si quisiera convencerse de que esa es la verdadera razón.
Ambos siguieron caminando hablando de manera normal, hasta que llegaron a la casa de Sabrina.
—Bien, este es el final del camino.
—Gracias por acompañarme, Seba.
—Lo hago con gusto, además puedo pasar más tiempo contigo de esta forma.
Ella no dice nada, sonríe de manera tímida. Él se acerca y le da un beso de despedida.
—Nos vemos mañana en la escuela.
—Nos vemos. Avísame por mensaje cuando llegues a tu casa.
Sabrina entra a su casa; se dirige a su habitación, deja su mochila encima de la cama, se sienta al lado de esta y saca su celular. Como si fuese costumbre, va a contactos y mira cuando fue la última hora de conexión de Alex.
«No volvió a conectarse desde que salimos de la escuela. ¿Seguirá con Daniela?».
En ese mismo momento, en otro lugar de la ciudad. Un chico rubio, de ojos celes con actitud animada va caminando al lado de una chica, un tanto pequeña de estatura, midiendo 1,59 y de pelo corto hasta los hombros. Ya casi llegan a la casa de ella.
—Fue lindo conocer un poco más de ti y de tus amigos —comento manteniendo su sonrisa.
—¿Eso piensas? Igual no debes creer todo lo que dijo Sabrina, yo no era de hacer berrinches ni esas cosas.
—Hmm, no lo sé, no lo sé — dijo en un tono juguetón—. Parecía bastante real como lo contaba.
—Eyyy, se supone que debes estar de mi lado.
Ambos se ríen de las tonterías que están diciendo.
—Lo que me sorprendió de la historia es conocer un poco más de Leo, no me lo imaginaba de esa forma, él siempre es tan tranquilo.
—¿No escuchaste los rumores?
—¿Qué es un pandillero de barrio?
—Y que le gusta alimentarse de los corazones de sus víctimas —agrego él
—¿Qué clase de rumor es ese?
—Al comienzo lo dije como chiste, pero se hizo algo famoso.
—¿Entonces tú lo empezaste?
—Repito, lo decía como chiste. Si es exagerado, quien va a creer eso. Pero acerca del otro rumor de que es pandillero es mentira.
—¿Entonces por qué le tienen miedo en la escuela?
—Por su barrio nada más. Bueno... antes él se metía en muchas peleas como contó Sabrina. Ahora ya no, mientras no lo molestes no hará nada.
Llegan a la casa de Daniela, por lo que se quedan en la vereda, frente a esta.
—Gracias por acompañarme, fue divertido. Tenemos que hacerlo más seguido.
—Simon —respondió con una sonrisa
El ambiente está un poco romántico: la caminata juntos durante la noche, el estar frente de su casa, el momento de la despedida, Alex sabe que es el momento perfecto para dar el siguiente paso en la relación.
«Estoy muy nerviosaaaa, ¿él se habrá dado cuenta de eso? Debo parecer segura de mi misma en este momento, vamos Daniela, te estuviste preparando mentalmente para esta situación. Ya te la imaginaste, solo debes mirarlo fijamente, acercarte un poco y él hará el resto... pero... ¿Qué será? ¿Me dará un abrazo? O... ¿Un beso? ¡Aaaahh! Tranquila, también te preparaste para eso, viste vídeos y practicaste con la almohada, no hay nada que temer». Pensó ella, mientras jugaba con su pelo y trata de ocultar sus nervios.
—Bueno... ya llegamos a tu casa. —anuncia él.
—Sip, esta es mi casa.
—Y ya es un poco tarde.
—Sip, es tarde.
Ambos se quedan en silencio después de eso.
«Vamos Alex, ¿qué estás haciendo? Estás alargando el momento y haces que sea algo incómodo, ella está cerca de ti, la forma en que te mira y como se está dando la situación es para que actúe. No entiendo por qué me cuesta hacerlo, lo hice muchas veces, sé lo que tengo que hacer, pero... ahora no me sale», miro a Daniela mientras mantiene una sonrisa de manera nerviosa.
—Bueno, supongo que me tengo que ir. —La despide levantando la mano y se empieza a alejar de a poco.
—Ah, sí... —responde desanimada.
«¿Hice algo mal? ¿No se supone que sería un momento más romántico?, quizás no le gusto».
—Nos vemos mañana.
—Si, nos vemos mañana —cabizbaja y manteniendo un tono apagado.
Alex empieza a irse
«Bueno, supongo que era obvio. Un chico como Alex no se fijaría en mí para tener una relación, él puede estar con la chica que quiere, ¿por qué estaría conmigo?», mira la espalda de Alex al alejarse.
«¡No!, No debo pensar así. Si no tuviera oportunidad no estaría saliendo conmigo, debo aprovechar esto y actuar, si solo me quedo callada y lo lamento será peor».
De manera rápida Daniela se acerca a Alex.
—Sabes, Alex...
Él a escuchar la voz de ella cerca suyo, se da vuelta y la mira. Tiene la cara un poco roja, su mirada está fija en él.
—Tú me gustas... —declaro con firmeza—, y entiendo que tal vez yo no, pero no me quedaré sin hacer nada.
Ella estira su mano y con su meñique agarra el meñique de Alex. Luego agacha su cabeza, se nota que tiene vergüenza.
»Por ahora me conformo con agarrar tu dedo. Pero más adelante serás tú el que quiera agarrar mi mano, porque haré que gustes de mí.
Alex no sabe que decir ni como reaccionar, no esperó que Daniela hiciera eso. Unos instantes después, ella lo suelta y se va corriendo hacia su casa. Él sigue sorprendido por lo que paso, y al ver que ella entró a su casa, empieza a reírse
«¿Qué acaba de suceder?, parece la escena de alguna novela o película». No puede dejar de sonreír, le parece algo muy tierno y lindo.
Por su parte Daniela paso corriendo directo a su habitación y salto encima de la cama.
«¡Aaaaahh! Que hiceeee... no puedo creer que hice eso, ni siquiera vi la cara que puso Alex, ¿qué cara habrá puesto? Puedo sentir como late de rápido mi corazón, todavía siento calor y de solo intentar imaginar lo de hace un rato siento mucha vergüenzaaaa», abraza la almohada y empieza a girar con esta en la cama. «No me despedí bien de Alex, no se molestará por eso, ¿verdad? Quizás tenga qué escribirle».
Saca su celular y empieza a escribir un mensaje.
—Avísame cuando llegues a tu casa.
Casi al instante le llega la respuesta al mensaje.
—Nadie me da órdenes :P.
Daniela sonríe por el mensaje, le gusto porque son las tonterías que siempre hace. Eso quiere decir que todo está bien.
Ella aprovecha y lo llama.
—Buenaas, ¿tanto tiempo sin hablar contigo? ¿Cómo estás? —dijo al atenderla
Solo se ríe por el chiste de él, pero no dice nada, todavía tiene algo de vergüenza.
»¿Hola? ¿Me escuchas?
—Sí, sí. Pensaba en que tenía que devolverte el favor, como me acompañaste hasta mi casa yo podría acompañarte a la tuya por llamada, claro, Si no te molesta.
—Me parece justo.
Sabrina hace un rato salió de bañarse, está dejando su uniforme preparado para mañana. En eso vuelve a fijarse en su celular la última conexión de Alex.
«Hace un momento se conectó, supongo que no tiene nada de malo que le escriba».
—¿Ya estas en tú casa?.
Luego de enviar el mensaje, apaga la luz y se acuesta. Mientras hace tiempo se pone a ver vídeos en Internet.
Pasan 15 minutos y no le respondió el mensaje.
«Que raro. Quizás deba llamarlo. Es porque no contesto el mensaje y quiero saber si llego bien a su casa, no por otra cosa. Sí, es por eso».
Llama y le salta el aviso de que el número que intenta comunicarse esta ocupado, que intente en otro momento.
«¿Está en llamada con alguien más?, No creo que esté hablando con Daniela, después de todo pasaron todo el día juntos. Bueno, esperaré un rato. Seguro cuando se desocupe me va a escribir».
50 min después, Sabrina se durmió con el teléfono en la mano. Recién le llega la respuesta de Alex, pero no la despertó. Tendrá que esperar hasta mañana para leer el mensaje.
Leo por su parte, estuvo en la orilla del riachuelo haciendo tiempo hasta que sea la hora en que sus padres están durmiendo. Ahora se dirige a su casa, no puede evitar pensar en lo de hoy.
«No hay nada que hacer, es cuestión de tiempo para que me aleje de Alex y Sabrina. Una vez que terminemos la escuela, ellos se irán a estudiar y yo me quedaré aquí. Estoy seguro de que me sentiré contento, porque se acercan más a sus sueños, pero... si soy sincero, no sé que haría sin ellos a mi lado. Todo lo que estoy logrando es gracias a su compañía, no sé que pasara si no están».
Poco a poco se va perdido en sus pensamientos. Sin darse cuenta ya esta frente la plaza que está cerca de su casa. Levanta la mirada y ve a varios de los chicos del barrio sentados en grupos.
«¡No terminaré así, saldré de este barrio! Quizás mis amigos se alejen para seguir estudiando, pero aun podre contar con ellos. Todo lo que pasamos juntos y todo lo que me ayudaron no será en vano, incluso tengo a mi madre, no puedo tirarme atrás».
Él se detiene frente al edificio donde vive y lo observa con atención. La pequeña sonrisa y la poca confianza que había conseguido se desaparece.
«Supongo que es egoísta de mi parte, seguir esperando que ellos estén conmigo. A diferencia suya, yo no le agrego nada importante a sus vidas, sin mí seguirían de igual forma. Hoy en "Brinchos" lo note de nuevo, era lo mismo si estaba o no ahí. Alex y Sabrina son increíbles, no me necesitan y el día de mañana solo les traeré problemas. Lo mejor será de que cuando se vayan no cuente con ellos, no debo distraerlos».
Entra al edificio, mientras sigue distraído por sus pensamientos. Sube las escaleras como siempre y cuando está llegando a la puerta saca las llaves para abrirla. Todo está apagado, sus padres duermen, cierra la puerta de manera suave y empieza a caminar en la oscuridad hacia su habitación.
«Incluso ahora están bien con Seba y Daniela. Debo tratar de no ser tan malo con ellos y tratar de aprovechar el poco tiempo que puedo pasar con mis amigos, es lo mej...
Mientras va distraído, golpea la mesa, la cambiaron de lugar y no se dio cuenta, encima de esta había un florero el cual cae al piso y se rompe. Al instante se prende la luz de la habitación de los padres y se escucha a Gabriel gritando mientras se levanta.
—¿¡Quien anda ahí!?
Leo respira hondo y luego exhala. Luego, de manera suave casi como si susurrara deja salir un:
—Maldición... Definitivamente esta no es mi semana.
Fin del capítulo 20
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