Capitulo 17: Más tiempo
Sabrina no tiene palabras, no sabe qué hacer. Lo único que tiene en claro es que no quiere que la deje de mirarla. Nunca le había prestado tanta atención a esos ojos negros que por lo general no transmiten nada, pero ahora, son tan intensos que no puede dejar de verlos.
Leo suelta a Sabrina, apartando la mirada.
—Lo siento, no debí hacer eso.
—¿Quieres qué me quede?
«Dilo de nuevo, quiero escucharte decirlo otra vez», pensó.
Él se queda en silencio por un momento, hasta que vuelve a cruzar miradas con ella. Esta vez, de una forma más tranquila y sutil.
—No, no, está bien. Tienes que ir a ver la película.
—¿Seguro? Porqu...
—Sí, aprovecha esta oportunidad, esas entradas no son fáciles de conseguir.
Ella se siente un poco decepcionada, quería que le pidiera quedarse.
—Supongo que tienes razón —dijo con una leve sonrisa—. Nos vemos, Leo.
Con una mirada triste observa a Sabrina irse. Luego, se sentó, dejando caer sus brazos y estirando la cabeza para atrás.
«Que tonto, ¿por qué hice eso? No quiero que piense que soy controlador o que no puede juntarse con otras personas. No debí agarrarla y pedirle eso», se siente como un tonto por lo que hizo, ni el mismo lo entiende. «Mi cuerpo se movió solo, lo único que podía pensar era: que no se vaya. En pasar más tiempo con ella. En... que se quede conmigo».
Una chica de lentes y con un flequillo que le cubre toda la frente se acercó e interrumpió sus pensamientos.
—Parece que el estudio te está haciendo sufrir, ¿te molesta si me siento aquí? —señalo el lugar donde estaba Sabrina.
—No hay problema.
Leo se acomodó en su lugar para poder utilizar su cuaderno y tratar de seguir estudiando. No conoce a la chica que esta delante, ni siquiera recuerda haberla visto antes. Aunque, sabe que esto es porque él no suele prestarle atención a los demás. No tardo en dejar de darle importancia a esto y volver a lo que realmente importa.
«La mirada que tenía Sabrina en ese momento se sentía bien, sé que no estaba pensando con claridad, pero la forma en que me veía... era muy linda, será por qu...
—Te conozco —dijo tratando de iniciar conversación con él—, eres uno de los chicos que jugo el partido contra los de último año, ¿verdad?
—Sí.
—Fue un partido divertido, les dieron una lección —comento con una gran sonrisa.
Leo no respondió, solo asintió con la cabeza y se enfocó de nuevo en su cuaderno, está acostumbrado a este tipo de situaciones. Sabe que se acercó a él para pedirle el número de Alex.
—Perdón, suelo hablar mucho cuando estoy nerviosa y sé que estás estudiando —se encogió de hombros al disculparse—. Trataré de no molestarte.
Una vez más, él solo asintió.
El silencio duro unos 10 minutos. Parece que se equivocó, solo es una chica que se sentó a estudiar aquí, después de todo hay pocos lugares vacíos.
«Ojalá se hubiese quedado, tal vez tuve que insistir», mueve la cabeza de lado a lado. «¡No!, no quiero ser una molestia. Ella se quedaría si se lo digo, después de todo Sabrina y Alex hacen muchas cosas para ayudarme, no debo abusar de eso. A decir verdad, no quería soltarla, se veía tan linda que incluso quería abr...».
—¿Es la primera vez qué vienes a la biblioteca? —interrumpió sus pensamientos otra vez—, yo suelo venir y nunca te había visto —dijo soltando una leve risa nerviosa.
—Vengo cada tanto.
—¿Estas en algún club de la escuela?
-No.
—Yo tampoco, no hay ninguno que me llame la at...
Él se puso de pie y comenzó a guardar sus cosas para irse.
La chica continúa hablando.
—Lo siento, de verdad lo siento —Se paró al mismo tiempo que Leo—. No quería molestarte. No tienes que irte, me iré yo. —Rápido, guardo todas sus cosas—. De verdad lo siento, no tengo muchos amigos y soy mala socializando, estaba algo nerviosa de estar frente tuyo y por es...
—No te preocupes, no hiciste nada malo. Me tengo que ir.
Se despide y se va sin mirarla. La chica se sintió un poco mal, sabe que fue una molestia.
Mientras tanto en otro lugar, un tiempo después.
La película esta por comenzar, la sala esta llena. Todavía se puede escuchar el ruido de la gente comiendo y hablando, la emoción se siente en el ambiente. Todos esperan con ansia su estreno y ella también lo hacía, pero todas esas ganas de verla se le fueren, Sabrina siente que debería estar en otro lugar.
«¿Esto no debería ser genial? Tendría que estar emocionada, estoy por ver una de las películas más esperadas del año, el día de su estreno, junto al chico que me gusta. Pero, por alguna razón quiero estar en otro lado».
Las luces se apagan, el silencio se apodera de la sala, en la pantalla se puede ver el inicio de la película.
«No puedo dejar de pensar en lo que hizo Leo, esa mirada fue la misma que me hizo cuando me pregunto si me gustaba Seba. Ahora que lo pienso, él está un poco diferente. Incluso la vez que me pidió un abrazo me sorprendió y ahora esto. Quizás es po...»
Toda la gente en la sala grita por la escena que están pasando, ella se sorprende, ya que esta distraída y no está prestando atención.
—Que buenos efectos, se nota que invirtieron mucho —comento Seba entusiasmado.
Sabrina solo le devuelve una sonrisa y mira hacia la pantalla, casi al instante siente la mano de él agarrando la suya.
«Es lindo que nos tomemos de la mano, su compañía, incluso estar aquí. Pero, no dejo de sentir que me hubiese gustado que Leo insistiera en que me quedara. La forma en que me agarro, se sentía como si en cualquier momento me fuera abrazar... ojalá lo hubiese hecho».
Ella suelta de golpe la mano de Seba mientras se sorprende por lo que está pensando. Esto hace que él la mire, ya que fue algo repentino y un poco brusco.
—¿Sucede algo, Sabrina?
—¿Eh?, nada, nada. Algo me pico de este lado y quería rascarme —respondió tratando de disimular.
Él no le da mucha importancia y vuelve a enfocarse en la película, mientras deja su mano en posición para que ella la agarre cuando termine de rascarse. Sabrina se relaja, sujeta la mano de él y se acomoda para ver la pantalla o por lo menos intentar.
«Abrace muchas veces a Alex y Leo, pero por alguna razón esta vez lo pensé de otra forma. ¿Qué me pasa? De seguro tiene que ver con lo que me dijo mi mamá, me estoy dejando influenciar por sus palabras y algunas situaciones que están pasando», mira de reojo a su pareja y continua pensando. «A decir verdad, últimamente pienso más tiempo en Leo y Alex que en Seba. ¿No debería ser así, verdad?», dejo escapar un suspiro, por alguna razón, esto la confunde y no le agrada la sensación de estar así.
«¡Estúpido, Leo! Es tu culpa, y de tu mirada, y la forma en que me agarraste, y lo que me dijiste, y lo que dijiste antes, y... y... y seguro otras cosas más, ¡eres un estúpido! Me tendrás que traer de nuevo a ver esta película porque culpa tuya no puedo prestar atención». comenzó a respirar de manera más calmada para relajarse, quiere entender que es lo que le pasa. «Anoche no pude dormir bien por Alex y ahora esto», cerro los ojos por un momento, tratando de buscar la respuesta. «Creo que entiendo que pasa; simplemente los extraño. Pasaron unos días sin que estuviera con ellos. Seguro que cuando volvamos a pasar tiempo los tres, todos estos pensamientos raros y emociones van a volver a ser como antes. ¡Muy bien Sabrina, eres una genia!», pensó satisfecha con esa conclusión
Unas horas más tarde.
Leo llegó al edificio, el solo hecho de entrar hace que se ponga intranquilo. Está acostumbrado a subir las escalares con mucho cuidado para no hacer ruido, se dirige a hacia su departamento y se detiene frente a la puerta. Sabe que es temprano, no le gusta volver a esta hora porque se puede encontrar a su padre, pero quiere pasar tiempo con su mamá. Se mantiene en silencio, de manera tranquila busca las llaves en su bolsillo, la dirige hacia la cerradura, pero antes de introducirla, acerca su oído a la puerta tratando de escuchar si hay alguien. En la cara de Leo aparece una expresión de tristeza, de manera sutil vuelve a poner la llave en su bolsillo, se da la vuelta y se marcha.
«Lo siento mamá, no quiero entrar si él está ahí».
En ese momento recuerda que, cuando paso por la plaza que está cerca de su casa estaban jugando al básquet. Así que se dirige hacia allí, le vendrá bien para hacer tiempo.
Una vez en la cancha de básquet observa a los que juegan, son conocidos del barrio. Están jugando 2 contra 2 y hay uno sentado al costado. Apenas se acercó, el chico que esta afuera se levantó.
—¡Ey!, Si Leo va a jugar hagamos 3 contra 3, no hace falta seguir turnándonos. ¿Entras, pana?
—Claro —respondió él, acomodándose el pelo y asegurando la cinta que tiene para que no se le desate.
Dejó sus cosas al costado antes de entrar a la chanca. Tiene ganas de ir con todo, así no va a seguir pensando en lo que paso hoy.
El tiempo paso, están cansados. Leo va a jugar un poco más y se va a ir, ya sabe que puede volver a su casa. La cancha casi siempre está ocupada, muchos vienen aquí por la misma razón que él, para hacer tiempo y distraerse. En ese momento, mientras juegan, otro grupo de cinco personas se acerca.
—Oigan, ¿les parece si jugamos un partido? —pregunto desde fuera de la cancha.
—Creo que están perdidos, panitas. Es un poco tarde para andar por aquí. —responde uno del grupo con el que esta jugando Leo, al mismo tiempo que detiene la pelota y los mira.
—¿Acaso tienen miedo de jugar contra nosotros?
—Los que debieran tener miedo son ustedes que no son de aquí, será mejor que se vayan.
—¿Y qué pasa si no queremos irnos?
—Entonces haremos que les den ganas de irse.
Suelta la pelota en la cancha y todos excluyendo a Leo se dirigen a enfrentar al otro grupo. Ambos empiezan a pelear. Mientras tanto, Leo, camina de manera tranquila hacia un grifo que está cerca de la cancha, no le da importancia a lo que están haciendo los otros. Se moja la cara para refrescarse y usa la camisa de la escuela para limpiarse, sabe que no pasa nada con ensuciarla total tiene otro uniforme limpio en casa. Aprovecho para soltarse un poco el pelo y acomodarlo de nuevo.
«Si fuese por mí ya me iría, pero quiero hacer lo que me dijo Diego. Voy a esperar que terminen la pelea para sentarme y pasar un poco de tiempo con ellos antes de irme», fue hasta uno de los bancos que están al lado de la cancha y se sentó a ver la pelea desde ahí. Aunque está más enfocado en descansar y relajarse que prestar atención a lo que pasa. Es una linda noche, se siente bien el aire en el cuerpo después de haber estado jugando, va a disfrutar mucho cuando llega la hora de acostarse.
Luego de unos minutos, se puede ver como el grupo de Leo empieza a correr detrás de los otros. Después de perseguirlos un poco y darse cuenta de que no los van a alcanzar vuelven a la cancha. Mientras se abrazan y festejan porque ganaron la pelea. Todos se comienza acomodar alrededor de él.
—Que se pensaron esos tontos al venir aquí.
—Con eso aprenderán.
—¿Vieron como le pegue al narizón ese?
—Siii, de seguro va a tener pesadillas contigo.
—¿Y tú Leo por qué no te sumaste?
—¿Qué dices tonto?, si Leo entraba no iban a durar ni 15 segundos
—¡Verdad! Hubiese sido aburrido de esa forma. Esos tontos ni valían la pena
Luego de escucharlos un rato, se puso de pie y se despidió de todos.
—Fue divertido jugar con ustedes, ya me voy.
—Puedes venir a jugar cuando quieras, Leo.
—Escuche que rechazaste la propuesta de Diego.
—Si, no estoy interesado en jugar un torneo. Solo lo hago para pasar el tiempo.
—Ya veo, contigo seguro el equipo de Diego ganaría.
Los despide una vez más y se marcha. Cuando llega a la entrada del edificio toda la tranquilidad que trae se va. La caminata hasta la puerta de su casa le parece demasiado larga. Se acerca de la misma manera que la última vez a la entrada. Cierra sus ojos y solo puede pensar en una cosa. "Que esté durmiendo". Abre la puerta de manera sutil y están todas las luces apagadas, de manera sigilosa se dirige a su habitación, se quita toda su ropa y la guarda en un costado. Todo esto que parece sencillo es una tortura para él: tiene que estar haciendo todo en silencio, con mucho cuidado, con el miedo de que su padre se despierte. Una vez que deja preparado el otro uniforme para mañana, se acuesta. Por fin puede relajarse en su propia casa.
«Ahora que estoy tranquilo y no tengo con que distraerme lo puedo ver con claridad. Quiero pasar más tiempo con Sabrina, no puedo evitar sentir eso», pensó con una sonrisa y poniendo las manos en su pecho.
Fin del capítulo 17
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