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Capitulo 1: Lo que comenzó el cambio en mí vida (1/3)

En medio de la oscuridad de su cuarto, se encuentra sentada al lado de la ventana. Mirar el cielo la ayuda a relajarse, tal vez de esta forma podía pensar de manera más clara, tal vez de esa forma podría encontrar una solución a su problema.

«¿Cómo termino todo de esta manera?», pensó mientras pone sus dos manos en su cara y suspira. «Me gustaría que todo volviera a ser como era antes», respira de manera profunda, cierra sus ojos de forma suave, pone sus brazos encima del escritorio, y luego, apoya la cabeza sobre estos. «¿Quién diría qué el ingreso de una persona a tu vida puede tener tanto impacto...? Es fácil verlo ahora, pero en su momento nunca me imagine todo lo que vendría. Ahora que lo pienso el primer cambio empezó aquel día (1/3)...».


Suena el despertador anunciando que son las 6:30 a.m. De manera rápida lo apaga, a la vez que comienza a levantarse. A Sabrina le gusta empezar temprano el día, así puede prepararse antes de ir a la escuela: se toma su tiempo para ir al baño, peinarse, arreglarse un poco y luego poder desayunar junto a sus padres.

Disfruta mucho de ir caminando a la escuela, no le toma más de 15 minutos llegar. Aprovecha este pequeño momento para pensar sobre lo que tiene que hacer durante el día y hacerse una idea de lo que le espera. Además, como llega temprano, puede tener algo de tiempo para hablar con sus compañeros antes de que inicien las clases. No importa que sean pocos lo que se encuentren, mientras "esa" persona este ahí, ya es suficiente.

Una vez que llega al colegio, se dirigió hacia su aula. Mientras va por el pasillo, puede notar que aún hay poca gente.

—¡Holaaa, buen diaaa! —Saludo con una sonrisa y de manera animada al abrir la puerta de su curso. «Un buen día empieza con una buena actitud».

No le importa que todo el lugar este casi vacío. Ella vio que su amigo ya está allí y sin perder tiempo, se dirigió hacia él

—Es bueno verte tan temprano —dijo.

El chico de pelo negro y atado al estilo moño, que está sentado mirando hacia la ventana, se giró para ver a Sabrina que se había acercado para hablar y le respondió de manera poca expresiva.

—Hola, Sabrina.

Él suele tener una mirada seria y fría, no suele hablar mucho.

-Hola, Leo. Las mañanas tranquilas son lo mejor. —comento mientras mira por la ventana—. El clima está lindo y es agradable escuchar el sonido de nuestros compañeros hablando a lo lejos, ¿no lo crees?

—Sí, hay que disfrutar de la tranquilidad antes de que llegue él.

—Que malo, pero seguro que si no viene lo extrañas —bromeo para molestarlo

—No debí nombrarlo, lo hice aparecer.

—¡Bueeeenaaaaas! ¿De qué están hablando? —Entro de manera entusiasmada y se detuvo enfrente de ellos. Sin siquiera darles tiempo a responder siguió—. Seguro hablan de lo mucho que me quieren y que sus mañanas no serian lo mismo sin mí.

—Ya quisieras, idiota —respondió Leo.

—Buen día, Alex —lo saludo ella.

Mientras sus dos amigos hablan, aprovecho para ir hasta su asiento y dejar su mochila. A diferencia de ellos que se sientan al fondo, Sabrina prefiere estar más adelante. Sabe que si se queda a su lado, le será difícil concentrarse y no podrá evitar hablarles. Después de todo, son sus mejores amigos desde que son pequeños.

Ahora que ya esta cómoda, volvió con ellos. Están pasando el rato antes de que comience la clase. No paso mucho tiempo hasta que sonó la campana, haciendo que Alex y Sabrina tengan que ir a sus lugares.

Unas horas pasaron y todo marcha de manera habitual, hasta que llego el momento que daría lugar a todos los cambios en la vida de Sabrina...

—Para armar la siguiente tarea deben conseguir una pareja. Tienen hasta la próxima clase para entregar el trabajo y presentarlo frente al resto.

—¡Oooh, profe! ¿¿No pueden ser grupos de tres?? —se quejó la mayoría.

—El total de la clase da un número par. No permitiré ningún grupo de tres —Afirmo, ignorando la queja de sus alumnos

En ese instante Sabrina que se sienta en el medio del aula, volteo para ver a sus dos amigos que se encuentran al fondo. Cuando los vio, se dio cuenta de que Alex ya había juntado el pupitre con el de Leo y lo tiene con su brazo izquierdo rodeándolo, como si lo estuviera abrazando. Además, de mantener una mirada y una sonrisa como de victoria.

—El-es-mi-o-su-er-te-la-pro-xi-ma.

O eso le pareció que Alex le decía mientras movía los labios.

«Ese tonto, buscando pelea tan temprano», ella le devolvió una pequeña mirada de odio, luego giro su cabeza de manera rápida para que quede claro que no quiere verlo. «Ooohh, ¿por qué tienen qué ser grupos de dos? Es más divertido cuando hago estas cosas con ellos. Siempre me pareció rara la amistad que logramos formar: Alex es muy animado, se relaciona bien con los demás, no le cuesta destacar y es muy hablador. Por otra parte, Leo es todo lo contrario. Eso de que los opuestos se atraen encaja bien aquí, ¿será por eso?».

Mientras ella se encuentra pensando se le acercó alguien.

—Hola, Sabrina. Parece que somos los únicos que quedamos libres, tendremos que hacer el trabajo juntos.

—¡Aaah! ¿¿Ya armaron todas las parejas??, eso fue rápido. Supongo que nadie nos quiere.

—Verdad —afirmo mientras se reía—. Traeré mi pupitre así empezamos, aún tenemos tiempo hasta que termine la clase.

Unos segundos después, están sentados juntos. Mientras revisan sus apuntes para ir armando su tarea, su compañero noto algo que le llamo la atención del cuaderno de Sabrina.

—Tienes una manera muy particular de tomar apuntes —comento con una sonrisa—. La forma en que pegas esas notitas y las adornas con caritas me recuerda a una serie algo vieja.

—No son muchos los que conocen esa serie, ¿te acuerdas cómo se llama?

—Claro, "El detective asombroso" —respondió emocionado—. Es de mis series preferidas, la vi completa 3 veces.

—¡Yo también la amo! —dijo sin poder contener su alegría al hablar de esto—, puede ser difícil de ver los primeros capítulos, pero una vez que agarras el ritmo es de lo mejor.

—Por eso es que no muchos la conocen, la dropean al ver una parte del primer capítulo. Si tan solo le dieran una oportunidad luego no podrán dejarla.

—Siii, pienso lo mismo. La primera vez la vi sola, luego la volví a ver con mis amigos, no podía dejar que se pierdan esa obra maestra —contó entre risas.

Siguieron hablando de la serie y sin percatarse se terminó la clase. El sonido del timbre les hizo darse cuenta de todo el tiempo que pasaron hablando.

—Lo siento, no hicimos nada de la tarea.

—Yo también me distraje. Perdón, Sabrina. ¿Te parece si después de la escuela nos juntamos en la biblioteca a hacer el trabajo?

—Aún quedan algunas clases, pero me parece bien.

Cada alumno volvió a mover su pupitre a su lugar y siguieron las clases con normalidad.

Luego, cuando llego la hora de volver a casa, o por lo menos para casi todos.

—¡Al fin! —exclamo mientras se estira—, no veía las horas de que terminaran la escuela. ¿Sabes lo qué significa, Leo? —miro a su compañero de manera cómplice.

—Claro, ir a estudiar a la biblioteca y seguir disfrutando del encierro en la escuela. ¿Verdad, Alex? —respondió mirándolo de la misma forma.

Ambos comenzaron a reírse. Sabrina que está cerca de ellos, sabe que lo están haciendo para molestarla.

—Son unos tontos, ustedes también tienen que terminar el trabajo, les vendría bien venir conmigo.

—Ni hablar, nosotros haremos el trabajo en mi casa. Pero antes veremos el capítulo que se estrena de nuestra serie, ya casi termina y está en su clímax.

—¿La serie es más importante qué su querida amiga, Alex? —los miro de manera tierna, tratando de producir lástima.

—Obvio que sí —contesto al instante, ignorando lo que intenta hacer su amiga—. El último capítulo quedo en la mejor parte, no puedo esperar para verlo —agrego.

—Lo siento, Sabrina, estoy del lado de Alex —dijo Leo—. Además, pueden quedar otro día para hacer el trabajo, sabías que hoy es cuando salen los capítulos nuevos.

—Ya arreglé con Sebastián, me había olvidado lo de la serie. —Miro al piso con tristeza y empezó a sobreactuar—. Váyanse, olviden nuestros 7 años de amistad, ahora sé que todo lo que vivimos fue una mentira, solo quiero que me recuer...

-Adiooosss —se despidió Alex sin darle tiempo a que termine su drama—, disfruta de tu tarde en la biblioteca. Trataré de no spoilearte por celular lo que pasa.

Leo la miro e hizo un pequeño gesto con la mano antes de irse junto a su amigo.

«No les costaba nada ver después conmigo la serie. Ahora que me hicieron acordar de eso quiero irme con ellos», pensó ella mientras veía a sus amigos alejarse.

No muchas personas se quedan después de clase, por lo general la escuela esta llena de ruido, pero a esta hora se puede escuchar el eco de los pasos por el pasillo. Es algo que a ella le agrada, es una chica muy estudiosa por lo tanto no le molesta este tipo de situaciones. Obviamente si tuviera que elegir, preferiría estudiar sola y en la comodidad de su casa.

Al llegar a la biblioteca, puede ver a lo lejos a Sebastián sentado con el celular en la mano, esperándola.

«Es algo extraña esta situación, por lo general con los únicos que me reúno a sola son Alex y Leo. Ahora que lo pienso tampoco tengo una amiga cercana»

Al acercarse se miraron y sonrieron. Ella notó que en la mesa ya están separados los libros que les pueden servir. Alrededor solo hay unas pocas personas, se sienta y empieza a sacar todas sus cosas. Quiere adelantar todo el trabajo posible y sin decirse nada ambos empiezan a completar el trabajo.

Unas horas más tardes.

—Bien, supongo que hasta aquí llegamos. —Cerro su cuaderno y empujo los libros hacia adelante.

—¿Vienes seguido a la biblioteca, Sebastián?

—A decir verdad, esta es la primera vez que vengo. Me pareció que era lo más cómodo para ti.

—¿Qué quieres decir?, ¿parezco alguien que viene mucho aquí? —pregunto levantando una ceja.

—No, no. Es solo que somos compañeros, pero nunca pasamos mucho tiempo juntos, no quería incomodarte diciéndote que sigamos el trabajo en tu casa o en la mía, después de todo no nos conocemos.

—Aah, es cierto. Si lo pones de esa forma creo que fue bueno venir aquí. Pero podíamos habernos dado nuestro número de celular y seguir por ahí.

—Si, lo sé. Pero estaba esperando que mencionaras tu esa idea. Pedir tu número de teléfono me daba la impresión que podrías rechazarme, digo... seguro muchos chicos te piden tu número. No quería que pensaras que estaba aprovechando la situación para eso.

«¿¿Eh??, ¿¿muchos chicos??», se sorprendió al escuchar eso y no pudo evitar abrir los ojos. «Si supieras que los únicos números de chicos que tengo son de mis dos mejores amigos y algunos familiares creo que se reiría»

—No entiendo a que te refieres —dijo tratando de actuar como si nada.

—Bueno, es que eres una chica popular —la miro a los ojos y sonrió—: todos quieren hablar contigo, eres agradable, divertida y eres muy bonita.

Al escuchar esas palabras ella se quedó en blanco, no esperaba que le dijera todo eso. Se siente un poco nerviosa y por alguna razón le empezó a hacer algo de calor. Cruzo miradas con Sebastián, solo fue por unos segundos, pero se sintió extraño, por lo que ella se enfocó en su cuaderno y empezó a guardar todo de manera nerviosa. Sebastián al notar esto siguió hablando.

—También te gusta "El detective asombroso", cualquier persona que sea fan de él debe ser alguien increíble —comento tratando de cambiar el ambiente.

Eso hizo sonreír a Sabrina.

—Concuerdo. Si a más personas le gustara esa serie, el mundo sería un lugar mejor —respondió sin animarse a mirarlo todavía—. Te daré mi número de celular, así podemos terminar el trabajo desde nuestras casas.

Una vez que ella terminó de dictárselo, él se despidió.

—Bien, nos vemos mañana entonces. Fue divertido estudiar contigo —Se levantó del lugar y se llevó los libros para regresarlos.

—Nos vemos mañana. —En ese momento lo miro por unos segundos y se dio vuelta para irse.

El sol empieza a entrar por la ventana, lo que hizo que Sabrina se levantara de donde está sentada para cerrar las cortinas. Luego, se tira boca abajo en la cama y comenzó a mover los pies golpeando la cama.

«¡Ash!», se quejó «no pude dormir en toda la nocheeeee. No sé que hacer, no se me ocurre nada, no me imagine que algo podría doler tanto. Ojalá nunca me hubiesen emparejado con Sebastián para hacer el trabajo». Se levantó de nuevo para ir hacia el espejo y hecho un vistazo a su aspecto: está despeinada, desarreglada, con los ojos hinchados por estar llorando y con una mirada triste. «Soy un desastre», pensó mientras suspira. «Todo esto es culpa mía, sé que conocer a Sebastián fue lo que empezó los problemas (1/3), pero no deja de ser mi culpa Sin darse cuenta empieza a llorar de nuevo. Ooh, chicos... ¿Qué estarán haciendo ustedes ahora? Quiero verlos, quiero estar a su lado, quiero volver a tener lo que teníamos. ¿Por qué es tan difícil volver a eso?».

Fin del capítulo 1

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