Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6

⚠️Puede que este capítulo contenga ciertos errores ortográficos, o quizás horrores⚠️

❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍

Extra capítulo anterior.
PV: Sesshomaru.

❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍

Sesshomaru trataba de convencerse de que el único motivo por el cual se encontraba en ese lugar, era porque quería asegurarse de ahuyentar a cualquier monstruo que pudiera poner en peligro la vida de su protegida, aun sabiendo que eso no era necesario.

No había yokai en el Sengoku que no supiera que esa aldea estaba bajo su protección, además de que allí vivían los guerreros que habían derrotado al temible Naraku.

La niña estaba más que resguardada. Entonces, ¿por qué cualquier pretexto era bueno para estar cerca de la aldea? Él ya sabía la respuesta a esas interrogantes, solo que su terrible ego congelado por años no le permitía aceptar algo que consideraba inútil en la vida de un demonio tan poderoso como él.

Él no era débil como su padre, solamente quería entender esas molestas sensaciones que lo estaban inquietando desde su último encuentro con la miko y luego borrarlas definitivamente de su mente. Así que había decidido observarla, manteniéndose siempre a una distancia segura, por supuesto.

Sentado al pie de un gran árbol, inmerso en la atmósfera mística del atardecer, cavilaba fastidiado, tratando de apaciguar sin éxito la incómoda confusión en la que se encontraba. De repente sus pensamientos fueron interrumpidos por sus afinados sentidos, atentos a percibir una presencia que se acercaba con cautela. Era ella.

Permaneció inmóvil esperándola, escuchó los crujidos de la tierra con cada paso sigiloso que ella daba, la vio fijarse en él y esconderse, percibió los acelerados latidos de su corazón.

Le parecía extraño que ella estuviese emocionada por verlo.

¿Le temía?

Por alguna extraña razón, esa idea le desagradaba.

—Sé que estás ahí

Oyó que los latidos de la chica se aceleraban de nuevo, antes de escuchar su débil voz quebrada por quién sabe qué, quizás por una emoción humana sin sentido.

—Yo-no te estaba espiando, pensé que estabas dormido y no quería molestarte —se justificó la sacerdotisa.

—¿Creíste que no me habría dado cuenta de tu presencia?

El estado emocional de la sacerdotisa era una mezcla interesante, dividida entre la vergüenza, nerviosismo, admiración y, algo más, una nota suave y deliciosa. Su aroma la delataba.

La escuchó salir de su escondite, pero no volteó a mirarla. Aún así, podía sentir su intensa mirada sobre su piel.

—¿Me observas, miko?

—L-lo siento —respondió rápidamente la chica. Tal vez la había asustado. Quizás le había dado a entender que no era bienvenida, aunque no fuera cierto. Tal vez ella se iría, regresaría por donde había llegado y nunca la volvería a ver, todo volvería a ser como antes.

Después de esa noche, regresaría a sus tierras y nunca volvería a ese maldito pueblo. Los kimonos para Rin se los haría llegar con uno de sus subordinados. Ya no quería tener nada que ver con humanos, especialmente con sacerdotisa curiosa.

—¿Te importa si me siento aquí por un rato?

Si no hubiese sabido controlar sus emociones, habría mirado a la joven mostrando su sorpresa ante una pregunta tan insólita.

¿Qué le pasaba esa fémina? ¿Quería estar en medio del bosque, en medio de la noche con él? A lo mejor, la chica tenía algún tipo de problema para descifrar a las personas o demonios, impidiéndole evaluar la idoneidad de la compañía seleccionada.

—Haz lo que quieras -respondió cortante, como era habitual.

La sintió sentarse, no demasiado cerca, pero tampoco demasiado lejos de él.
Todavía podía sentir el latido acelerado de su corazón, la miró y la vio con las mejillas sonrojadas y la mirada perdida en las sombras del bosque.

Cerró los ojos tratando de recomponerse, pero lo único que sentía era esa presencia tan benéfica a su lado.

—Me gusta estar en tu compañía.

Esta vez no lo pudo controlar, abrió los ojos por la sorpresa, pero ella no se dio cuenta. Por un momento, tal vez dos, sintió que su corazón se aceleraba apenas dos latidos. Estaba casi en shock, no creía posible que su corazón pudiera acelerarse fuera de un campo de batalla. Al menos ya no. Sin dudas esa humana no era normal, cosa que aumentaba su interés en ella.

—Soy consciente que gustas de malas compañías.

Pensó que aquella respuesta la ofendería, pero fue todo lo contrario, la vio apretar aún más las piernas contra su pecho, notando la dulce sonrisa que pintaba en sus rosados ​​labios. Y, casi sin darse cuenta, incluso una comisura de su boca se curvó en una imperceptible sonrisa.

Permanecieron en silencio uno al lado del otro por quién sabe cuánto tiempo. Un silencio hecho de miradas de soslayo, latidos acelerados y respiraciones interrumpidas cuando sus miradas se cruzaban mientras se espiaban.

No se dijeron palabras, demasiada vergüenza por parte de Kagome y demasiado grande era el orgullo del perro demonio. Se quedaron así, inmóviles, en medio de ese mundo nocturno hecho de luces tenues y sombras alargadas, tan en contraste con la tormenta de fuego que rugía en el interior de ambos.

Sesshomaru mantuvo su pose escultural, vigilando todo lo que sucedía a su alrededor. Aunque, en verdad, la mayor parte de sus sentidos estaban concentrados en la chica a su lado. De hecho, no pasó mucho tiempo para percibir el cambio en la respiración de Kagome más pesada, más rítmica, ligera como un soplo de viento de verano, se había quedado dormida.

El demonio se volvió un poco incrédulo, sí, realmente se había quedado dormida. La cabeza ligeramente inclinada, apoyada contra el árbol, el cuerpo relajado sostenido por el tronco del árbol.

Sesshomaru se levantó y se acercó a la chica estúpidamente inocente. La observó desde lo alto de su postura, pensando en lo estúpida que podía ser esa joven humana para quedarse dormida y bajar todas sus ya precarias defensas, mientras allí, a unos pasos de ella, estaba un demonio sediento de sangre.

Era tan vulnerable que podría haberla matado con una sola garra, sin embargo, mientras observaba ese rostro pálido levemente marcado por el insomnio que reflejaba la suave luz que flotaba en el bosque, no pudo evitar pensar en la necesidad de protección que parecía necesitar esa joven mujer.

¿Mujer?

Algo andaba mal con él, por primera vez se había enfocado en Kagome como una mujer y no como una humana molesta. Eso inevitablemente lo irritó, las barreras que había levantado en torno a su identidad y que había defendido hábilmente, comenzaban a desmoronarse poco a poco. Nuevas grietas se formaban, cada vez que su camino se cruzaba con el de la sacerdotisa.

¿Sería capaz de retroceder? ¿Sería capaz de desaparecer, recoger los pedazos y reconstruir un muro aún más fuerte? Pero, sobre todo, ¿estaba seguro de querer hacerlo? Con esas preguntas persistentes retumbando en su cabeza, se inclinó junto a Kagome, tomándola debajo de sus rodillas y envolviendo su brazo alrededor de su espalda, para luego alzarla.

El olor de ella invadió abrumadoramente sus finas fosas nasales, a esa distancia su olor era embriagador, casi una droga. Dulce, cálido, tentador. Sesshoumaru tuvo que hacer un esfuerzo considerable para no dejarse llevar por ese agradable y relajante aroma, un aroma que despertaba sensaciones primitivas que habían estado enterradas durante demasiado tiempo. El deseo de ser uno con su contraparte.

Caminó hacia su aldea y no le resultó nada difícil entender cuál era la dirección hacia la cabaña de la humana. Ya no se preguntaba por qué la estaba ayudando, por qué no la dejaba en el bosque sola y vulnerable.

Había llegado a la sabia conclusión de que su instinto, (todavía no se hablaba de corazón ni de sentimientos) le hacía comprender que no debía dejarla allí sola, porque ella era muy querida por Rin y si le llegaba a suceder algo a la miko, su protegida estaría muy triste.

Él se consideraba un macho de honor y como tal, debía saber escuchar a su instinto. Así que llegó a la fría y racional conclusión de que lo que estaba haciendo estaba bien, ya que su instinto lo decía.

No estaba del todo preparado para admitir que lo que estaba escuchando era la voz de su corazón, ronca y dormida durante demasiados siglos.

❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍

Gracias por leer. Escribir este cap ha sido bastante tedioso para mí, les pido discupas si no cumple con las expectativas. Como recompensa les dejo ele Eding de Sesshomaru.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro