Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

💖Capitulo 21 - Volviéndome Adicto💖

Oscar.

—¡Oscar Addams, sé que estás aquí! ¡No te escondas! ¡Fuera del baño ahora mismo! —grita mi primo mientras abre la puerta de un golpe, se cruza de brazos y me da una gran sonrisa.

—Pero ¡¿qué rayos te pasa, hombre?! ¿Por qué entras asi? Podría haber estado haciendo mis necesidades y entras sin esperar una respuesta, eres un idiota. —me quejo mientras trato de recobrar la compostura.

—Vamos, primo, no estabas haciendo nada interesante, solo huyendo de mí. ¿Me tienes miedo? —me provoca con esa sonrisa burlona.

—¿Miedo de ti? ¡Por favor! ¿dime que quieres? No tengo mucho tiempo. Tengo cosas más importantes que hacer. —le digo mientras salgo del baño.

Aprovecho para desaparecer de la oficina antes de que diga algo más.

—¡¿A dónde vas?! ¡¿Aun sigues pensando en abandonarme?! —me grita mi primo. ¡Por favor, qué dramático! Lo mato, juro que lo matare

Me detengo justo antes de llegar al ascensor. ¿Cómo se le ocurre gritar delante de todos?

—¡¿Me vas a traicionar?! ¡Te lo prohíbo! ¡No puedes dejarme! —sigue con su gritería.

Volteo para verlo y le echo una mirada de reproche mientras él se ríe con descaro. Trato de no reírme también. Le encanta molestar y hacer que la gente nos malinterprete. Me acerco a él, aparentando estar molesto, aunque por dentro me estoy divirtiendo.

—Estás loco, primo. No me puedes prohibir nada, soy un adulto libre e independiente, no tu cachorro. Ni que fueras mi madre. —trato de mantenerme serio.

—Sí, ya sé, pero no puedo dejar que te vayas, eres como mi hermano, tenemos que estar juntos en el negocio familiar, y tú eres mi familia. ¿O es que ya no quieres a la familia? —expresa con tristeza.

—Brandon, deja las tonterías. La familia es primero y es muy importante para mí, pero quiero algo propio, no quiero depender de ti ni de nadie. Tú eres el jefe, yo solo un empleado más, y quiero algo diferente. Quiero manejar mi propio negocio. —aseguro con seriedad.

—¿Es ese el problema? Bueno, entonces, te puedo dejar ser el jefe de todo. Sabes que no tengo problema con ello. —dice una gran sonrisa.

—No seas ridículo. El abuelo te dejó a cargo de todo y lo respeto. Crearé mi propia empresa, ya está decidido.

—¿Acaso quieres abandonarme porque casi te pego por haber invitado a mi mujer a cenar? ¿O porque te acusé de ser cómplice del antiguo abogado? Perdóname por todo eso, sabes que digo tonterías cuando me molesto y nunca dudaría de ti. —Sus ojos me miran angustiados.

Doy un largo suspiro mientras froto mi sien, esta conversación es de nunca acabar.

—Mi decisión no tiene nada que ver con lo que dices, ya te dije mis razones, entiéndelo.

Él me mira con mucha seriedad y no pronuncia ninguna otra palabra. Sé que desea que me quede cerca. Pero necesito volar solo y él tiene que entenderlo. Llevo tiempo trabajando en mi proyecto, no quería que él se enterara de mis planes.

—¿No hay nada que pueda hacer para que cambies de opinión? —niego con la cabeza y él suspira, pero de repente me sonríe de forma maliciosa.

Esa sonrisa no me da buena espina. Sin decir nada, Brandon camina hacia el ascensor. Al entrar me lanza una última sonrisa.

—Me voy, tengo que visitar a la querida tía Abigail. Ella sabrá cómo controlar a su hijito. ¡Hasta luego, primo! —me dice guiñándome un ojo.

Justo cuando voy a reaccionar, las puertas se cierran. ¿Mi madre? ¿En serio? ¡Oh, no! ¡¿Qué demonios está pensando por su cabeza?! ¿Ese tonto ira hablar con mi madre? ¿se volvió loco? ¡No puedo permitirlo! Si mi madre se entera, jamás me dejará en paz.

Mientras camino hacia mi oficina, me doy cuenta de que varios empleados me observan, incluida mi secretaria, quien me mira con la misma cara de siempre, lo cual es extraño después de nuestra charla anterior.

—¿Qué miran? ¿Acaso no tienen trabajo que hacer? —les pregunto con seriedad. Inmediatamente todos regresan a trabajar, y trato de no reírme. Me gusta dar órdenes y me divierte ver cómo obedecen.

Antes de entrar a la oficina recuerdo que iba a salir hacia mi apartamento e iba a esperar a Tatiana. Mientras desciende el ascensor, intento llamar a mi madre varias veces, pero no contesta. ¿Dónde se habrá metido? Y ¿por qué me preocupo por lo que vaya a decir mi madre? Soy un adulto independiente y puedo hacer lo que quiera. No creo que ella me prohíba algo, ella siempre quiere lo mejor para mí.

Cuando llego al complejo de apartamentos, le aviso al de seguridad que, si llega una chica rubia buscando un coche, le diga que no sabe nada, que la deje subir. Yo aprovecharé ese momento para volver hacerla mía.

Un sonido persistente y unos golpes me sacan de mi sueño. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy en el sofá de la sala. ¿Cuándo me quedé dormido? ¿Y por qué estoy sin ropa? Las babas blanca y espesa en mi pierna me recuerda lo que pasó. Me masturbe con las imágenes desnuda de la loca de Tatiana hasta quedarme inconsciente, fue extremo, pero maravilloso. Me río sin poder evitarlo.

—¡Imbécil! ¡Idiota! ¡Abre la maldita puerta! —esos gritos y esa voz me resultan familiares—. ¡Oscar, tonto! ¿Dónde escondiste mi coche? Te exijo que abras la puerta. El de seguridad me dijo que estabas aquí, no te escondas.

Pero si es Tatiana, al fin llegó. Con una enorme sonrisa, me levanto del sofá, me limpio el semen en mi pierda y abro la puerta sin importarme estar tal como Diosito me trajo al mundo. Cuando abro, ella iba a golpear, pero no lo hace. Veo cómo su boca se abre para decir algo, pero sus ojos recorren toda mi anatomía hasta detenerse en mi entrepierna.

—¿Se te perdió algo, hermosa? —le digo mientras sostengo mi miembro, que comienza a endurecerse. ¿Cómo es posible si apenas la estoy viendo y con ropa?

—¿Por qué estás desnudo? ¿Estás con alguien? —me pregunta con seriedad mientras mira hacia adentro.

En otro momento le habría dicho que no le importa, pero ahora no.

—No, no estoy con nadie, es que me quedé dormido, caí inconsciente tras llegar al orgasmo. Fue alucinante. —respondo con una sonrisa pícara mientras la miro fijamente.

—Eres un enfermo, pero no me importa. ¿Dónde está mi coche? —exige con rabia.

—Qué agresiva estás. Tranquila, hermosa, tu coche está con un mecánico, pero entra y cierra la puerta. ¿Quieres algo de beber? —propongo alejándome de la puerta. —Siéntate, ya te traigo algo.

—No quiero nada, ya te dije lo que quiero. No me hagas perder la paciencia. Y ponte ropa, por favor. —sus últimas palabras me hacen detenerme. Me giro para verla y está con los brazos cruzados, mirándome con rabia.

—¿Por qué quieres que me ponga ropa? ¿Te molesta verme desnudo? No lo creo, ya has visto bastante de mí, y conoces cada rincón de mi piel, al igual que yo conozco cada centímetro de la tuya. —le aseguro con una sonrisa traviesa.

Con la misma sonrisa y pasos lentos, empiezo a acercarme a ella. Ella no se inmuta cuando estoy a pocos centímetros de su rostro, que sigue serio. La sostengo de la cintura y la atraigo hacia mí. Ella aún no reacciona, ¿será que ya no le intereso?

—Si no me sueltas, te patearé las bolas. Ahora dime, ¿dónde está mi coche? —gruñe.

—Si me pateas, ya no podrás tenerme dentro de ti y gritar como poseída. —le digo mientras roso mis labios con los suyos.

Esto se está saliendo de control. Nunca había estado tan interesado en besar a una mujer, pero con Tatiana quiero hacerlo, probar sus labios a cada instante, y eso realmente me preocupa. Sé que ella desea besarme; sus labios tiemblan, trata de disimularlo, pero le cuesta, y no hace el mínimo intento de alejarse. Aprovecho y restriego mi miembro endurecido contra ella.

—No me hagas reír. No eres tan interesante como para volver a tenerte entre mis piernas. Hay mejores que tú. Tú no provocas nada, querido —dice con una sonrisa maliciosa, mientras repite el gesto de rozar sus labios con los míos.

—No te creo. Apuesto a que en este momento estás húmeda. —le digo, y su rostro se pone serio mientras forcejea para alejarse de mí, pero la aprieto más. —O me lo vas a negar. ¿Qué quieres apostar? —ella abre mucho los ojos.

—Estás loco. Tú no provocas nada, y no voy a apostar contigo. Suéltame —responde con rabia.

Mi sonrisa se ensancha aún más, su cuerpo la delata; está temblorosa.

—Dime algo, ¿si introduzco mi mano entre tus piernas hasta llegar a tu vagina no la encontraré húmeda? Estoy seguro de que sí, te mojas rápido y eso me encanta, me fascina. Así que demuéstrame que no es así, y si no lo estás, te diré dónde está tu coche. Pero si estás húmeda, te haré mía de nuevo.

Su boca se abre y se cierra intentando pronunciar palabras. Puedo ver la angustia en sus ojos. Sé que tengo razón, pero a ella le cuesta aceptarla. En cambio, yo no niego que ella provoca que mi miembro se endurezca solo con pensar en ella, pero ella no lo sabrá.

—Eres un idiota. Bien, lo admito, estoy húmeda, parezco un rio, pero no volveré a estar contigo. Eres un cretino, ¿crees que no me sentí mal por cómo me trataste? Me echaste como a una cualquiera de tu coche, así que ni sueñes que me tendrás. —espeta con rabia.

—De eso me disculpo, sé que me comporté mal contigo, pero tengo mis razones. ¿Crees que es bonito que dijeras delante de mí que Taddeo es guapo? Eso no le agradaría a ningún otro hombre. —explico, algo molesto.

Ella me mira confundida, luego abre los ojos y sonríe al mismo tiempo. Pero yo ya no resisto más, no la dejo hablar y me apodero de su boca. La beso con desesperación, con ansia, como si mi vida dependiera de ese beso. Ella se resiste, forcejea, pero no la suelto.

Después de varios segundos, siento cómo se va relajando y aceptando mi apasionado beso. Ambos caemos en este beso lleno de pasión y lujuria, devorándonos con frenesí. Mis manos recorren todo su magnífico cuerpo, llegando a su trasero y apretándolo con algo de fuerza, provocando que jadee durante el beso. Escucharla provoca que mi miembro se endurezca aún más.

Me encantan sus besos. Quisiera parar, dejar de besarla, pero no puedo, es como una droga. Maldita sea, no entiendo qué me pasa, pero la deseo como a ninguna otra mujer. Quiero poseerla en todo momento. Esto no es bueno, tenía que mantener el juramento que hice de no besar a nadie para no estar en esta situación, y ahora me estoy volviendo adicto a sus besos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro