💖Capitulo 2 - Soy un encanto💖
Óscar
Mi mano agarra sus pequeñas tetas y devoro sus pezones, a la vez que la follo duro sin contemplación. Mis caderas se mueven frenéticamente dentro de ella tratando de encontrar mi liberación. Esto es lo mejor que se pudo crear en el mundo, no hay nada más delicioso que coger. Bueno, comer es uno de ello, pero esto es único.
«Gracia Dios por esta delicia tan placentera»
—Que rico lo haces, sigue guapo. Eres un encanto muñeco, dale más duro a esta puta. —me anima mientras jadea.
La verdad no necesito que me animen, bastante animado estoy. En un movimiento hago que se ponga en cuatro y sin darle tiempo a nada embisto rudamente en ese coñito húmedo, que a pesar de no estar estrecho como me gustaría, se siente bien. Le pego un par de bofetada a ese lindo culo bien paradito que tiene, hasta verlo rojito, ella solo grita pidiendo que sea más rudo y vaya más rápido ¿y quién soy yo para negarme a tal placer?
Bombeo más rápido cuando estoy a punto de tener esa liberación, ese orgasmo que tanto he deseado, mi teléfono empieza a sonar y por el tono se de quien se trata. Sin dejar de embestirla, pero esta vez lentamente, como puedo agarro mi teléfono, tengo que contestar porque si no lo hago me regaña y no quiero escuchar esos regaños.
—Si, madre —contesto agitado sin dejar de penetrar a esta ricura. La agarro del cabello, la acerco a mí y le muerdo una oreja.
—¡Oooh que rico! —gime la morena en voz alta y le tapó la boca con la mano. Que escandalosa salió.
—Hijo ¿cómo estás? —me pregunta mi madre con alegría. Al parecer no escucho, que bueno.
—Podrías llamarme luego, estoy algo ocupado. —procuro que mi voz salga normal. Y no se note que estoy cogiendo con una sexy morena. Aprovecho y le doy otra nalgada, que lindo ver ese culo revotar.
—Te escucho agitado ¿estas bien?, dime, me estas preocupando. —ahora su voz denota preocupación.
—Madre, sí, estoy bien... es que... llamaste un momento... bueno. Pero dime ¿qué paso?
Ella comienza a hablarme de no sé qué, porque la verdad estoy más concentrado en follarme a la morena que en su relato. Decido cambiar de posición y me acuesto, haciendo que ella me cabalgue. A mi madre solo le respondo con un sí, no, creo, anja, tal vez. Esas son mi únicas palabras.
—Entonces ¿qué opinas? —escucho a mi madre.
—Lo veo bien. —contesto a no sé qué, mientras que mi voz sale ronca. No creo aguantar mucho, necesito correrme y con mi madre en línea no puedo.
—¿En serio? ves bien que tenga sexo con diez hombres al mismo tiempo —al escuchar eso hago que la morena se detenga.
—¿Como que diez hombres? ¿de que estas hablando? madre, yo no quiero ningún padrastro, ya te lo he dicho. —especto con enojo.
—No seas egoísta, además no me estas prestando atención ¿qué te pasa? ¿Qué estás haciendo?
La morena comienza a moverse en circulo y un gemido se me escapa.
—Madre, tendrás que llamarme luego, me estoy follando a una ricura y llamaste en el peor momento, perdón.
No dejo que responda y cierro, luego la llamare. La morena que no se su nombre aun y no me interesa, empieza a cabalgarme con una rapidez impresionante, sus tetas rebotan descontroladamente. Veo como su cuerpo se tensa y no tardamos mucho en corrernos ahogando un grito de placer. Ella cae en mi pecho con la respiración agitada, ambos estamos en las mismas. Ella intenta darme un beso, pero lo esquivo.
—Lo siento hermosa, cero besos. —hablo mientras salgo de ella.
La verdad no me interesa darle besos, desde que entramos a esta habitación, no hicimos más que quitarnos la ropa y empezar a lo que vinimos, sexo desenfrenado. Los besos son algo muy íntimo y prefiero no dárselo a todo el mundo. Me dirijo al baño, me retiro el condón lanzándolo al zafacón. Entro a la ducha y me doy un largo baño. Me visto y al salir la morena aun esta desnuda en la cama.
—¿No te piensas quedar? guapo. —cuestiona mientras se arrastra en la cama como una gata y me sonríe. —Quédate para terminar de pasarla bien, mi culo está disponible para ti. —me guiña un ojo mientras se muerde el labio. Se voltea para mostrarme su culo, con sus manos se abre las nalgas mostrándome su agujero.
—Tentador, pero no. Puedes solicitar de comer, todo esta pago. —aclaro con seriedad.
Ella me mira mal, y ruedo los ojos con fastidio.
—Podrías ser más caballeroso. —gruñe.
—Muñeca, soy todo un caballero, si no lo fuera te echaría ahora mismo y no dejaría ni que te colocaras la ropa, así que no me hables de caballerosidad, aunque te recuerdo que esto es sexo y tu misma dijiste que eres una puta.
Salgo de la habitación mientras escucho algunas maldiciones de su parte. La verdad no entiendo, ya pasamos unas horas bien, ¿de qué se queja? Tal vez ella cree que ya nos vamos a casar y tendremos hijos, si claro, solo en sus sueños pasara algo asi, o cuando los unicornios existan o el día que llueva fuego o mejor aun cuando Batman asesine al Joker, cuando esas cosas ocurran es posible que quizás piensen en algo de formalidad.
En mis planes no está el matrimonio, ni eso de tener algo formal, prefiero vivir mi vida disfrutando de los manjares que nos regala la naturaleza; las mujeres hermosas, esa si son unos manjar. Y mientras caigan a mis encantos, no me quejare.
—Ten buen día joven Oscar —se despide la recepcionista del hotel.
Detengo mis pasos y volteo a verla, y con una sonrisa coqueta me acerco a ella. Me apoyo del recibidor.
—Hola muñeca, dime, ¿estas lista para nuestra cita? Aunque aún no me has dado una respuesta, ¿acaso no se te antoja comerme? —hablo con picardía, mi mirada recorre su cuerpo, no es el mejor cuerpo, pero eso es lo de menos.
—¿Es en serio? ¿acabas de follarte a una y aun insiste tener una cita? —me dice con una sonrisa pícara.
—Bueno, no te estoy diciendo que sea ahora, es tu decisión, yo espero. Muñeca. —aseguro sin dejar de sonreírle.
—Está bien, solo porque eres todo un encanto ¿qué tal esta noche? —me responde con una gran sonrisa.
«¡Bingo! Mucho duro para caer» pienso. Intento reprimir una sonrisa de triunfo.
—Es perfecto, pasare por ti. Muñeca. —me despido con guiño de ojo.
Todas caen rendidas, y como no hacerlo, ella misma lo dijo, soy un encanto. No es que me crea la última coca cola del desierto, pero la verdad hay que decirla. A mis veintiséis años ellas solitas se me lanzan, aunque algunas se hacen las difícil y se demoran un día como ella, pero al final lo que importa es saciarnos las ganas.
Al subir a mi coche mi teléfono llega un mensaje. "Señor le recuerdo que debe pasar por el juzgado"
El mensaje de mi secretaria me pone de mal humor. Una mañana que inicio placentera se va desmoronando. No entiendo porque yo debo ir al juzgado, entiendo que quieren un abogado y que mejor lugar para encontrarlo en ese sitio, ahí uno se percata que tan bueno son y poder contratarlo, pero hubieran elegido a otro para esa tarea, aunque quien mejor que yo, no hay nadie.
Entro al lugar que está bastante concurrido, una mañana normal para ellos me imagino. Brandon me la va a pagar, me hizo venir aquí, todo porque con el currículo no es suficiente para él. Mientras camino algo distraído la voz de alguien hace detener mis pasos.
—¡Oye idiota, no tienes educación!
En ese momento siento algo golpear mi espalda, doy la vuelta lentamente, al verificar me doy cuenta de que fue una pelotita es el causante, pero a poca distancia veo a una chica que me mira enojada. Entrecierro los ojos. ¿acaso esa mujer fue la que tiro la pelota? Agarro la pelota y a pasos lentos me empiezo acercar a ella. Mínimo debe tener algún problema mental para hacer algo así.
Con toda la calma del mundo me empiezo acercar a ella, mientras me acerco quedo impacto ante su belleza. wow, es una hermosura, toda una diosa, su rostro parece de una muñeca de porcelana, su vestimenta hace resaltar esas maravillosas curvas que dan ganas de recorrerlas con mi lengua. No puedo evitar tener pensamientos lujuriosos ante tremendo monumento de mujer.
Ya me la imagino en diferentes posiciones, empotrándola en cada rincón de alguna habitación, follando cada uno de sus agujeros, especialmente esa boca. Devorar sus tentas, de solo pensar en ello mi verga inmediatamente se activa, empezando a palpitar, deseoso por entrar dentro de ella. No me culpen, soy débil con las mujeres hermosa como ella, además el sexo es algo adictivo.
Después del pequeño entercado que tuve con ella. Que todavía no entiendo porque me salió llamarla loca y estar tan serio, cuando de serio no tengo nada, pero creo que fue la única manera para que mi erección no siguiera su curso, porque con solo verla me estaba poniendo duro y no podía hacer un espectáculo como ese delante de tantas personas.
Lo mejor que pudo pasar fue que llegara ese hombre y aproveche para escabullirme al baño y masturbarme como desquiciado. Carajo, ninguna mujer me había puesto de esta manera. Pero fui un tonto, debí sacar mis encantos y llevármela a la cama.
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