💖Capitulo 17- Adolorida... ¿Trabajo nuevo?💖
Tatiana.
Un sonido insistente me hace abrir los ojos abruptamente. Observo a mi alrededor y no reconozco el lugar. ¿Dónde estoy? Al voltear a mi lado, me encuentro con Oscar y los recuerdos llegan a mi mente. Me río con cada cosa que recuerdo. Cuánta intensidad y pasión. No me quejo, ha sido espectacular.
Él fue tan perfecto que perdí la cuenta de los orgasmos que me provocó. Estoy cansada, adolorida. Mi cuerpo no quiere moverse. Creo que fue demasiado. El idiota me empotró en cada rincón de la sala y la habitación. Me puso en posiciones que nunca en mi vida había experimentado, posiciones que quiero volver a experimentar. Ambos conocemos nuestros cuerpos a la perfección, no hubo un rincón que no fuera explorado por nuestras manos o boca.
Me quedo un largo rato observándolo. Su respiración es pausada, debe estar bien rendido, cansado al igual que yo. Se ve tan guapo mientras duerme. Qué provoca ser besado. Llevo mi mano a mis labios, cierro los ojos, los acaricio lentamente, recordando sus besos que son tan divinos, deliciosos y adictivos, que me hace querer más de sus besos.
Mi estómago comienza a gruñir como un toro. Tengo hambre. Como puedo, me levanto de la cama. Mi cuerpo está todo adolorido, cada paso que doy me cuesta. Mi vagina es la que más está afectada, me la toco y la siento hinchada. Creo que no podré tocarme durante unos días, aunque no me quejo, ha sido el mejor sexo que he tenido, pero eso es algo que el idiota no lo sabrá. Si se lo digo, ese ego crecerá más.
Contemplo la elegante habitación, que ya no lo es, porque está hecha un caos. Y me pregunto ¿qué hora será? Mi caminar es lento, pero aun así salgo de la habitación, necesito llegar a la cocina, me muero de hambre. Al llegar a la sala también veo el desastre que hay, y sonrío, sí que fuimos desastrosos. Veo mi ropa tirada en el suelo junto a la de él y el recuerdo de cuando él me rompió mi blusa llega a mí, ¿qué me voy a poner? ¿Por qué se le ocurrió hacer eso? Es un tonto.
Saco mi teléfono de mi cartera y casi se me cae de la impresión cuando veo la hora. Van a hacer las dos de la madrugada, con razón me muero de hambre. Vaya, estábamos tan perdidos en la lujuria y el placer que el tiempo se nos fue volando. Sé que descansábamos cuando llegábamos al orgasmo, sin hablar, solo nuestra respiración se escuchaba, hasta que volvíamos a devorarnos, fue increíble.
Sigo revisando mi teléfono y encuentro varias llamadas perdidas de hace varias horas y que es de un número que no conozco. ¿Quién será? Devuelvo la llamada varias veces, pero no atienden. Le marcaré una última vez y si no contestan, llamaré luego. Marco y al tercer tono, atiende. La voz ronca de un hombre me hace ver nuevamente el número, y no tengo idea de quién será.
—Hola, ¿quién habla? —pregunto mientras con cuidado me siento en el sofá, estoy tan cansada.
—Eso podría preguntarlo yo, me acabas de llamar y has interrumpido mi sueño. —gruñe el hombre.
—¿Disculpa? Pero si acabo de encontrar varias llamadas de ese número, yo soy la que debe saber quién habla. —hablo con molestia. ¿Quién se cree ese idiota?
Se hace un silencio por varios segundos donde creo que él ha cerrado la llamada, pero su respiración me indica que sigue en línea.
—¿Eres Tatiana Palmer?
Su pregunta me deja pensando, ¿quién será? ¿Cómo sabe mi nombre?
—¿Quién demonios habla? Si no me responde, voy a cerrar la llamada, me estás haciendo perder el puto tiempo. —aclaro con obvia molestia.
—¿Así le hablas a tu jefe? —gruñe.
—¿jefe? Creo que se ha confundido, o quizás está loco, o tal vez drogado, la verdad no sé cuál de las opciones es la correcta, solo sé que no tengo ningún jefe idiota, soy una desempleada. Y me va a disculpar, pero le cerraré la llamada.
—Al parecer tiene muy poca educación, hasta chistosa nos salió usted. —articula con cierto sarcasmo. —Escúcheme bien, no toleraré sus faltas hacia mi persona. Espero que mañana cuando vaya a la oficina tenga mejor actitud, o no creo que dure un mes trabajando para mí. Abogada Palmer. —espeta con enojo.
No entiendo nada. ¿Tengo trabajo y no lo sabía? ¿Él sabe que soy abogada, y es mi supuesto jefe? ¿Qué está pasando? Hace poco renuncié a esa estúpida firma, y luego deposité mi maravilloso currículo en la mejor firma de abogados del país, pero aún no me han llamado y la verdad perdí la esperanza de que lo hicieran. ¡Oh mierda! No puede ser, ¿será que este hombre es el dueño de esa firma?
—Ahora resulta que es muda, ¿no dirá nada, abogada? —su voz autoritaria me hace salir de mis pensamientos.
—¿Usted es Taddeo Christoff Morgan? —pregunto mientras trago grueso. Creo que perdí el trabajo sin haberlo iniciado.
—Vaya, por lo menos sabe el nombre de su jefe. Escúcheme bien, no sé la razón por qué no contestaba mis llamadas, ni tampoco respondía los correos de mi secretaria, pero la quiero mañana a primera hora, o perderá el trabajo antes de iniciar. Eso era todo, que descanse, abogada.
Él cierra la llamada antes de que yo pueda pronunciar palabra. Me quedo pensativa mirando mi teléfono. No lo puedo creer, tengo trabajo en la mejor firma del país y el bombón de mi jefe me ha dado la noticia. ¡Qué emoción! Intento levantarme para dar saltos de felicidad, pero mi cuerpo no me responde. Me quedo sentada sonriendo, estoy tan feliz.
¿Cómo no me percaté de algo así? Tengo un trabajo y no lo sabía. Reviso mi correo y tengo varios. Leo el primero y en este me avisan que tengo el puesto, sonrío más que nunca. En los demás son las normas, reglas y un formulario de confirmación, lo lleno rápidamente y lo envío. Qué emoción. Trabajaré en la firma que siempre he deseado, junto a ese hombre tan guapo que vi cuando deposité mi hoja de vida. Cierro los ojos por un momento, necesito apaciguar la felicidad que no me cabe en el pecho.
Un ruido me hace espantarme. Miro por todos lados y no veo nada raro. Verifico mi teléfono y otra vez casi se me cae de la impresión, son las cinco de la mañana, ¡carajo! ¿Y en qué momento me quedé dormida? Siento mi estómago gruñir más que nunca, es como si tuviera un toro en mi estómago, también siento un leve dolor de cabeza, eso es por no comer nada, necesito alimentarme antes de entrar a mi nuevo trabajo, si es que mi agotado cuerpo me deja llegar.
Me levanto del sofá y estiro mi adolorido cuerpo, creo que necesitaré dos o tres días para recuperarme. Me dirijo hacia el lugar que me alimentará. Me quedo asombrada con tremenda cocina, es hermosa. Podría pasarme horas aquí y sería feliz. Rebusco en la nevera, en la despensa, en todas partes, hasta tener los ingredientes, él tiene de todo, lo bueno de ser rico. Preparo de cenar y desayunar al mismo tiempo, me daré una hartura que voy a explotar.
Regreso a la habitación para ponerme algo de ropa, no cocinaré desnuda. Al entrar, él aún está en la cama y duerme como un bebé, sonrío, se ve tan guapo, al parecer tiene el sueño pesado. Voy a su closet y agarro una de sus camisas, esta apenas me cubre lo necesario, me gusta porque me hace sentir sensual. También voy al baño, me cepillo los dientes y arreglo mi cabello.
Ya en la cocina, empiezo a preparar todo, aunque al ritmo que voy creo que terminaré en un siglo, estoy tan agotada, quiero dormir, pero el hambre es más grande, además tengo que trabajar, no puedo permitir que me despidan en mi primer día, siempre deseé trabajar en esa firma y necesito dinero. El tiempo transcurre y ya ha pasado una hora y por fin ya todo está listo, solo me falta freír tocino.
—¿Qué haces? —la voz de Oscar me hace espantarme y casi tiro el tocino. Volteo para verlo y él me mira con mucha seriedad. —¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás en mi cocina? ¿Por qué tienes mi camisa? Y ¿Por qué aún sigues aquí? —cuestiona, puedo notar molestia en su voz.
Esa actitud no me agrada para nada. ¿Por qué me hace esas preguntas tan estúpidas? ¿Será que ya le molesta mi presencia? Quizás sí, ya que obtuvo lo que quería, bueno, ambos obtuvimos lo que deseábamos. Pero aun así es un idiota.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro