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💖Capitulo 15 - ¿Será que me va a besar?💖

Tatiana.

Creo que mis palabras lo han molestado aún más. Él me mira seriamente. Si pudiera, creo que me mataría con esa mirada tan sexy y ardiente que tiene. Es tan guapo, el condenado, provoca devorarle la boca. Aunque al idiota no le gusta que lo bese. ¿Por qué será? ¿Habrá quedado traumado por algo? ¿Y por qué no puedo dejar de verlo? ¿Por qué mi vagina palpita, si ni siquiera me ha tocado? Tengo tantas preguntas que creo que quedaré loca.

El camarero llega con una malteada, casualmente de chocolate. Oscar le da un gran sorbo sin dejar de verme. Se nota que disfruta mucho la malteada. Pero yo disfrutaría más teniéndolo entre mis piernas.

—¿Puedo preguntarte algo? —él asiente no muy convencido. Sonrío con malicia, cruzándome de brazos. —Te seré honesta, estaba loca por besarte y dejar que las cosas siguieran su curso, que cogiéramos como conejos, sin descanso alguno, que no pudiera ni caminar al siguiente día, devorar y saborear tu gran miembro, pero tu rechazo al beso me desencantó y quise dejarte con las ganas. Mi pregunta es ¿Por qué no dejaste que te besara en el bar?

Él me observa asombrado, no sé si por mi confesión o por lo directa que fui, pero no me importa porque soy así, directa. Él me sonríe con coquetería y le da otro sorbo a la malteada.

—Cada día me sorprendes más. Me gusta que seas tan directa, no hay muchas mujeres así como tú. Y respecto a no besar, no lo hago porque creo que es mejor así. El beso es algo muy íntimo, y cuando lo haces, pienso que eso puede provocar sentimientos, y no me interesa amarrarme a nadie. —responde sonriendo.

Vaya, él tiene el mismo pensamiento que yo. Nada de compromiso. Me gusta. Pero no sabía que besarse provoca sentimientos. Me he besado y hasta el momento no me he enamorado. No lo sé, esa respuesta de él no me convence.

—Sabes, no había pensado en esa opción. Por un momento pensé que eras gay. Un gay bastante guapo. —comento riéndome a carcajadas y él igual se ríe.

—¿Y crees que un gay te habría comido el coño tan rico, dejándote con las piernas temblorosas? Te puedo demostrar qué tan gay soy, muñeca. —declara con esa sonrisa tan perversa y maliciosa que reconozco que me encanta.

—No te niego que fue delicioso, lo hiciste increíble. Pero mejor no digas mucho de lo que puedes hacer. Los que hablan demasiado, al final no saben hacer nada y dejan a las mujeres con las ganas. —aseguro sonriendo.

—Bueno, te puedo dar una demostración. —articula sin dejar de sonreír.

Creo que no podré aguantar más. Lo quiero entre mis piernas, digan lo que quieran, que soy una puta, una zorra, me da igual, soy asi y punto. Me levanto de la silla, sus ojos no se apartan de los míos. Camino hacia él y me agacho para hablarle al oído.

—Quisiera ver qué tanto me harías. Mi vagina está palpitando en estos momentos, deseosa de tener tu gran miembro dentro de mí. —susurro.

Su rostro se ha desencajado. Y mi vista se dirige a su entrepierna, donde se asoma su gran bulto. Parece que mis palabras lo han excitado bastante. Me alejo de él y empiezo a caminar hacia la salida. No comprendo porque voy a salir, pero presiento que las cosas se pondrán bien buena. Cuando estoy a punto de abrir la puerta de mi carro, alguien se pega detrás de mí, evitando que pueda moverme.

—Te gusta calentar y luego irte. Al parecer se te está haciendo costumbre. —me susurra al oído. Sonrío sin poder evitarlo. Sabía que él vendría.

—No, esta vez no iba a huir. Estaba segura de que vendrías detrás de mí. —murmuro.

Como puedo, me doy la vuelta y sonrío con diversión, mientras él tiene una mirada de excitación. Intento alejarme, pero él me sostiene de la cintura.

—No nos hagamos los difíciles, muñeca. Ambos sabemos que queremos esto. Yo estoy loco por estar dentro de ti y tú por tenerme dentro. —asegura, sosteniéndome con más firmeza, donde puedo sentir su erección.

—¿Y pretendes que lo hagamos aquí fuera, donde todos nos puedan ver? —pregunto acariciando su pecho. Él sonríe con malicia.

Él se acerca a mi rostro. ¿Será que me va a besar? La verdad, no me molestaría si lo hiciera. Pero esa ilusión dura poco, porque se acerca a mi cuello dándome un beso. Siento su nariz recorrer todo mi cuello hasta llegar a mi oreja. Mi cuerpo se estremece ante lo que hace y no comprendo por qué dejo que este idiota haga eso en la calle, pero no puedo negar que me gusta lo que hace.

—Sígueme. —susurra en mi oído.

Él se aleja de mí para empezar a caminar. Mientras que yo me quedo en el mismo lugar, tratando de procesar lo que acaba de pasar. Lo veo cerca de su carro y me hace una seña para que me suba al coche. Me río sin poder evitarlo y sin pensarlo dos veces, subo al carro.

Arranco el carro cuando él lo hace. Todo mi cuerpo se estremece de emoción. Al fin podré tener a ese rubio entre mis piernas. Pero debo disimular la calentura que tengo. No puedo ser tan obvia, aunque es estúpido eso, con todo lo que le dije en la cafetería, está claro que estoy caliente, deseosa. Fui tan descarada, pero ¿para qué andar dándole vuelta a las cosas? Mientras más directo, mejor, sin rodeos.

Pongo música para relajarme hasta llegar a mi destino. A ese destino donde voy a coger después de semanas. Ya lo dije, soy una chica liberar en el sexo, y si algún chico me gusta para sexo, lo tengo, pero no es algo de todos los días. He pasado meses sin sexo y no me afecta. Nosotras, las mujeres, podemos resistir más que los hombres, aunque en estos momentos no es el caso. Desde que vi a ese idiota, y me dio tremendo orgasmo con esa boca, quiero más.

Mis ojos no dan crédito a lo que ven. Nos adentramos a un residencial de lujo. Detengo el carro cuando él lo hace, y me quedo asombrada viendo los enormes edificios. No puedo creer que él viva en este lugar tan lujoso. Veo a Oscar que me hace señas para que continúe y avanzo. Me estaciono, al salir quedo asombrada aún, el estacionamiento es enorme y elegante.

Sin darme chance a nada, lo siento pegarse a mi espalda. Comienza a besarme el cuello, sus manos recorren mis senos y los aprieta. Tiro la cabeza para darle más acceso a que siga besándome el cuello. Un gemido se me escapa, en ese momento él se aleja y me agarra del brazo, llevándome casi arrastras. ¡Carajo!, con solo esos besos y toques ya me prendió.

Al entrar al ascensor, me pega a la pared de este. Nuestra mirada se conecta, sus ojos son hermosos, su mirada se desvía a mis labios. Sé que está loco por besarme, lo está pensando para hacerlo. Me muerdo el labio lentamente ante su atenta mirada, puedo ver el deseo en él.

Lentamente empiezo a acercarme a él, hasta que nuestras bocas quedan a centímetros de rozarse. Él no hace nada para detenerme. —Si no me vas a besar, entremos a tu apartamento. Tengo sed. —susurro.

No dejo que responda y me alejo de él. En ese momento, las puertas se abren y salgo. Comenzamos a caminar, él me va guiando. Al entrar a su departamento, quedo maravillada. Es una cosa preciosa, tiene objetos muy elegantes, los muebles son sobrios. Por donde volteo, hay pura elegancia.

Al girarme, él se encuentra muy cerca de mí. Mi corazón comienza a latir muy rápido, y no entiendo por qué. Cuando pienso hablar, no puedo, porque su boca se estrella con la mía, dejándome sorprendida. Tardo unos segundos en reaccionar, y sin darme cuenta, ya ambos nos estamos devorando la boca. Es un beso apasionado y violento.

Su boca se mueve con una maestría increíble. Sus besos son una delicia. Me encanta, y creo que si fuera por mí, nunca me separaría de su boca. Al sentir que nos falta el aire, nos separamos pegando nuestra frente. Ninguno dice palabra alguna, nos mantenemos en silencio sin dejar de mirarnos. Nuestra respiración está algo agitada, y creo que tenemos un imán porque nuestra boca vuelve a unirse, pero esta vez es un beso mucho más lento y apasionado.

Sus manos recorren todo mi cuerpo hasta llegar a mi culo, que lo aprieta con firmeza. Jadeo pegado a su boca. Este beso se siente tan bien. Cuando siento que necesito respirar, me separo. Mis labios se sienten hinchados y puedo ver que los suyos están iguales. Ambos sonreímos. Ese beso fue maravilloso.

—Pensé que no besabas. —mi voz sale algo agitada. Él me sostiene de la cintura y me pega más a su cuerpo, donde puedo sentir lo duro que está.

—Te viste muy tentadora y no me resistí. —responde con una sonrisa coqueta.

—Bueno, te diré que no estuvo mal, besas delicioso, pero ¿solo me besarás? ¿No quieres estar dentro de mí? —pregunto mirándolo directo a los ojos, mientras acaricio su pecho.

Él sonríe con malicia, se aleja un poco de mí, y su mirada recorre todo mi cuerpo. No voy a negar que esa mirada me ha puesto nerviosa, algo que ningún hombre ha logrado provocar en mí. Pero eso es seguro por las ansias que tengo por él. El deseo de sentirlo es solo eso, estoy segura. Eso espero.


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