Capítulo especial: Papá y mamá
Aclaración: Esta es una anécdota que ocurre antes de que Kirito y su madre se muden.
(...)
-¡Adiós, presidenta!- Dijo Rika, sonriendo para despedirse.
-Adiós, Rika...-
Después de un día de clases como cualquier otro, tan normal y aburrido como siempre. Siendo demasiado rutinario y como no podía ser de otra forma; superestricto. Todo gracias a que la nueva presidenta escolar, Alice Schuberg, es una perfecta hereda de la anterior presidenta, Asuna Konno.
-¿Qué estoy haciendo...?- Suspiró un hombre exhausto.
Un adulto de cabello castaño y ojos azules se quedaba viendo a la presidenta Alice marcharse, mientras él se escondía detrás de un muro y se asomaba a verla. Su cara expresaba gran agotamiento, pero también una gran incomodidad y tristeza. Algo tenía esa chica que al verla le ponía mal.
-No puedo creer que tenga que hacer esto. Mirar a mi hija de lejos como un chico enamorado. Ya tengo una edad como para seguir en esto- Dijo el hombre, bastante angustiado.
Gasupht Schuberg era el hombre que miraba de lejos a la presidenta, la cual era su propia hija. Ni siquiera Alice sabía que él estaba en el país, porque no le informó a absolutamente nadie de su visita y es por una razón bastante cuestionable.
No tenía la valentía para acercarse a su hija. Desde que la había abandonado años atrás, dejándola al cuidado y tutelaje de su abuelo, el señor Bercouli, jamás había vuelto a tener un contacto directo con ella. Gasupht se encontraba muy apenado de cómo se dieron las cosas, y temía un poco que su hija le odiara.
Así que lo que hacía era tener pequeñas visitas en Japón para localizarla, y así poder verla por un tiempo. Como ella jamás le enviaba una carta, alguna llamada, siquiera un mensaje que diga "Hola", él mismo debía buscar cómo verla. Pero como ya se dijo, no tenía el valor para verla de frente y hablarle. Así que este método supercuestionable era lo único que tenía para hacer.
-¡Hey! ¡Tú! ¡El de ahí!- Dijo una señora, en un tono peyorativo -Has estado mirando a esa chica por un rato. ¿Eres un acosador o qué?-
Cuando Gasupht se volteó, se encontró con una señora dirigiéndole la palabra. Ella era de piel blanca, de cabellos y ojos negros con un toque de gris. Parecía estar un poco molesta y lo andaba acusando de ser un perverso.
Ella vivía en un pequeño pueblo lejos de la capital del país, pero ese día se encontraba de viaje debido a su trabajo. Ya casi había terminado, pero mientras caminaba por las calles, vio muy sospechoso a ese hombre y le alarmó que estuviera viendo a una chica a sus espaldas. Así que decidió quedársele viendo a ver qué se traía entre manos, hasta que simplemente se hartó de la espera.
-Dependiendo de lo que respondas, llamaré a la policía. Y ya te tomé una foto, así que correr no solucionará nada- Insistió en ofensiva.
-Escuche señora, mis problemas no son suyos. No tengo que responderle nada, así que mejor siga su camino, por favor- Respondió Gasupht, algo molesto.
-¡Bien! En ese caso llamaré a la policía, e iré tras esa chica y le diré qué hay un loco que la observa de lejos-
Eso sí asustó a Gasupht por muchas razones. La principal de todas es que, si tenía una foto de él y se la mostraba a su hija, estaba acabado.
-¡Espere señora! ¡Le explicaré si es lo que desea! Pero hablemos antes de lanzar acusaciones- Respondió nervioso el ojiazul.
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-¡¡¡IDIOTA!!!-
Midori y Gasupht fueron hacia un pequeño bar para poder conversar. Fue allí donde él, bastante apenado y avergonzado, le explicó su historia con su hija. La reacción de Midori no fue para menos que un grito furioso.
-¡Ahora, ve a encontrarla y hablar con ella ya mismo!- Exigió molesta, dándole palmadas en la espalda -¡Dejaste a una linda chica sola y te fuiste a viajar por el mundo! ¡Como madre de un chico de la misma edad, no puedo creer esto!-
-Como ya te he explicado varias veces, no hay nada que pueda hacer. Incluso si me encuentro con ella, no puedo hacer nada- Respondió algo triste, Gasupht.
-¡No voy a escuchar tales excusas ridículas! ¡Que poco hombre hay que ser para algo así!-Respondió, aún furiosa.
Lo que Gasupht quería es que al menos se calmara, porque no quería que nadie estuviera escuchando sus gritos y voltearan a verlos extrañados. Además de que tenía miedo de que en cualquier momento le fuera a lanzar un golpe.
-Eso significa que tu hija ha estado comiendo sola todo este tiempo. Y haciendo las tareas del hogar cuando toma un descanso de los estudios, ¿verdad?- Dijo indignada y sollozando -De solo pensarlo me dan ganas de llorar-
-Técnicamente las amas de casa se encargan de las tareas del hogar. Así que puede concentrarse en los estudios sin tener que preocuparse por eso- Respondió nervioso.
-¡¡Ay, por favor!! ¡Sabes qué quiero decir! ¡Me refiero a que ha estado sola todo este tiempo! ¡¡Y los empleados no cuentan!!-
-Yo también la atesoro mucho. Pienso todos los días en ella, incluso le envío varias cartas, pero nunca me ha respondido- Contestó desilusionado -Así que vengo a verla para asegurarme que está bien-
-¡¡No!! ¡Eso solo te hace ver como una persona extraña!- Recriminó enojada.
Ella quería convencerlo de que debía ir con su hija y hablar con ella. No importa que les haya pasado, no le cuesta nada ir a darle atención a su propia hija. Eso es mucho mejor que verla de lejos como un viejo pervertido.
-No creas que me fui así como así. Yo traté mucho tiempo de convencerla para que se viniera conmigo y escapemos de casa, pero siempre se negó- Dijo Gasupht deprimido.
Se le quedó mirando un rato, un poco confundida. Su cabeza se estaba subiendo a las nubes, ya que ya llevaba muchos tragos de pequeños jarrones de cerveza. Por estar discutiendo no se dio cuenta de que ya se estaba emborrachando, aunque aún seguía en control.
-¿Cómo crees que pueda estar una niña sin su mamá y su padre?-
-No sé exactamente cómo la esté educando mi padre, pero confío en que él hará algo mejor que yo. Ella no puede crecer tomando de ejemplo a una persona inmadura, llorona y cobarde de la familia Schuberg-
-Persona inmadura, llorona y cobarde...- Susurró, algo pensativa.
Flashback:
-¡Mamá! ¡Mamá!-
-Lo~Lo siento, Kirito. M~Mamá siempre anda llorando, aunque ya es una adulta- Respondió Midori, entre lágrimas.
De niño, incluso aún de adolescente, era algo común que Kirito llegara y se encontrara con su madre llorando. Su casa era pequeña, por lo que un lugar en donde esconderse para eso no había.
Lloraba cuando recordaba la muerte de su reciente hija y difunto esposo, y quería poder ocultar tal cosa de su hijo, pero le era imposible. A veces incluso lloraba de la nada cuando ni siquiera se sentía triste, las ganas simplemente llegaban solas.
-¡Está bien, mamá! No tiene de malo. ¡Mira esto!- Respondió Kirito, sonriendo.
Cuando voltea, se encuentra con su pequeño hijo vestido como veía a su padre en sus fotos. Camisa manga larga, pantalón de traje, los zapatos eran un problema, ya que no tenía unos similares, pero él lo veía como un detalle menor.
Incluso usando una tijera se cortó el cabello él mismo para que quedara parecido a su padre. Para su suerte no hizo ningún desastre irreparable en su cabeza.
-¡Ahora me parezco a papá! ¡Yo podré reemplazarlo! ¡Seré tu esposo y te haré feliz mamá! ¡Yo puedo hacerlo!- Sonrió contento y seguro.
Se sintió superculpable cuando vio la cabeza de su hijo, ya que él andaba jugando con las tijeras y ella llorando ahí, sin prestarle atención. Pero cuando escuchaba esas tan tiernas y lindas palabras, su pecho se sentía cálido y sentía que se llenaba de energía, aunque sus ganas de llorar solo aumentaban.
-¡Dios! ¿Qu~Qué estás haciendo, Kirito?- Preguntó ella, dándole un abrazo.
-¿¡Eh?! ¿Hice algo malo? Solo quiero que mamá sonría... ¿Por qué lloras?-
-Porque te amo, hijo...- Respondió, viéndolo con sus ojos húmedos, aunque sonriendo.
Fin del Flashback.
-Siempre y cuando tengas los sentimientos de querer apoyar a alguien, a edad, los puntos de vista, ni nada importa en lo absoluto- Dijo en suspenso, Midori.
Nuevamente, en plena embriaguez, las lágrimas salían de sus ojos y empezaba sentirse mal otra vez. Cosa que preocupó mucho a Gasupht.
-¡Oye! ¿Estás bien? ¿Pasa algo?- Preguntó nervioso.
-¡Bien! ¡Está decidido!- Dijo segura, tomándose toda su cerveza de un trago -¡Yo cuidaré de tu hija!-
-¿¡Que tú qué?!-
Tal respuesta le había sacado de lugar, se sorprendió demasiado y aún no tenía del todo claro si bromeaba o hablaba en serio.
-Tú tienes que ganar el valor suficiente para poder acercarte a ella... Mientras tanto, deja a tu hija tener una familia de verdad- Dijo Midori, sonriéndole sincera.
A pesar de ello, el señor no terminaba de sentirse con total seguridad. Era lógico dudar sobre tal decisión, frente a alguien que resultaba una completa desconocida.
-Bueno, realmente no hay necesidad de ser una familia. Creo que lo dije por estar influenciada por el alcohol- Respondió, hablando melodiosa -¡Otra cerveza, p~por favor!-
-Mi hija... ¡Por favor! ¡Cuida de ella!- Exclamó, levantándose de golpe.
-¿¡Eeeh?! ¿¡En serio?!- Reaccionó sorprendida.
Midori no tenía ningún problema siempre y cuando le ayudara en algo, pero la verdad tenía muy bajas expectativas de que accediera. Por eso le causa gran sorpresa su respuesta.
-¡Yo me aseguraré de todo lo material! ¡Les daré todo lo que necesiten para vivir en paz! No se tendrán que preocupar por nada. Solo necesito un poco de tiempo-
Parecía estar totalmente seguro de lo que decía. Ella no quería verlo de esta forma, pero no pudo evitar pensar que tal vez, y solo tal vez, la vida le esté dando la chance de tener por fin una hija.
-Yo le daré amor y cuidados. Es un trato- Afirmó Midori, sonriendo -Además, a mi hijo Kirito le encantará tener una hermana. Él es muy simpático, estoy segura de que se llevarán bien-
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Para poder tomar parte de la fortuna de la Familia Schuberg, Midori se tuvo que casar con Gasupht. Hacer una ceremonia era más que innecesario, así que solo firmaron los papeles matrimoniales y Gasupht hizo todo trámite legal para que ella tenga todo el dinero que necesite.
Él se encargó de pagar todo para que a ella no le faltara nada. Midori vio que sería mejor mudarse a la ciudad, ya que así sería más sencillo y era un cambio más que necesario para ella y su hijo. Para él también era lo mejor, pues sería más fácil que su hija no tenga que alejarse tanto de la familia.
Ninguno de los entendían aún del todo, como una simple conversación escaló a todo esto.
(...)
En la casa Schuberg:
-Alice, tienes una carta. Quiero que la leas y pienses muy bien en ello- Dijo Bercouli, serio -Si lo ves mal, haré lo posible para que te quedes. Si no, esto es lo que él quiso para ti-
Su abuelo le entregó una carta que era completamente anónima y que él ya había leído. Sabía que se trataba de su hijo, pero no le dijo eso a Alice, ya que lo que decía la carta era algo muy increíble y personal entre ellos. En ella, estaba escrito lo que sería el cambio de vida más importante para su nieta.
-Así que... ¿una familia?- Pensó Alice, conmocionada al leer la carta -Después de tanto tiempo...-
(...)
En el pueblo:
-Hijo mío, nos vamos a mudar. Nos vamos del pueblo- Dijo Midori, sonriendo contenta.
-¿¡Que qué?! ¡¿Nos mudamos?!- Exclamó muy sorprendido el ojinegro -¿¡De dónde salió tal decisión?!-
-Ay, hijo... ¿Por dónde empiezo?- Respondió, sonriendo con gracia.
Y así... es como toda esta historia empezó de verdad.
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Continuará.
Publicado: 04 de febrero, 2022.
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