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Capítulo 6: Torbellino de emociones

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-¡Eres lo peor, Alice!- Dijo Frunciendo el ceño y apretando un poco lo dientes.

Después de recibir el golpe en su muñeca, se alejó un poco de Kirito. Luego de escuchar eso, se levantó de la cama y desviaba la mirada, la cual había decaído un poco.

-Tal vez... sí lo sea...- Respondió fría, aunque un poco dolida.

-¡Me voy a dormir!- Culminó, acostándose de espaldas a Alice, para no verla.

Ella se quedó viéndolo unos pocos segundos, para luego irse a su colchoneta a dormir. Por otro lado, al pelinegro le había enojado tanto escuchar a Alice, estaba casi lagrimeando en silencio, mientras se tensaba un poco.

Se sentía indignado y lastimado, escuchar "No tengo ningún interés en ti", le había dolido más de lo que él creía, y no le quedaba de otra que lamentar en silencio. Teniendo en cuenta cómo es su relación, son hermanastros, ni más, ni menos.

-¡Eres una idiota, Alice!- Pensó abatido.

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A la mañana siguiente, Midori jamás se enteró de lo ocurrido y actuaba alegre como siempre. Aunque sí notó que su hijo tenía los ojos un poco rojos, y Alice evitó a Kirito durante el tiempo que estuvieron en casa.

Durante el día en la escuela, no ocurrió nada interesante. Las clases pasaban aburridas como siempre, ni Kirito, ni Yuuki, prestando su total atención a ninguna de ellas. Hasta que llegara el final del día.

En las escuelas japonesas, se tiene la costumbre de que ciertos alumnos son escogidos para limpiar la instalación, una vez las clases terminan. Estos estudiantes son elegidos bajo ningún criterio o condición, su selección es totalmente al azar para que cumplan las labores de limpieza obligatorias.

Para este día, Yuuki y Kirito estuvieron dentro de esa lista de alumnos escogidos, por el consejo estudiantil. 

Esto enojó un poco a Kazuto, ya que intuía que Alice era la máxima encargada en este tipo de decisiones, y un presentimiento le decía que ella lo eligió más por maldad que por azar, y como Yuuki siempre estaba confabulada con él, ella cayó por defecto en el saco.

Sin más, una vez llegaron las horas finales de clase, tanto el pelinegro como su amiga fueron a los vestidores de chicos y chicas, respectivamente, para ponerse la ropa debida para iniciar a limpiar.

Teniendo que barrer, trapear, limpiar ventanas, escritorios, asientos y mesas de varios salones, pisos, laboratorios y oficinas. Obviamente sin hurgar en ningún lugar, ya que lógicamente está prohibido, y evitar problemas le conviene a Kirito más que nunca.

Después de un par de horas de estar limpiando, junto a otros varios estudiantes, siendo vigilados y supervisados por encargados del personal de limpieza, su jornada ya había acabado. 

Kirito y Yuuki estaban en el segundo piso de la escuela, caminando a la deriva. Asegurándose de que todo haya quedado bien, y principalmente vagabundeando para poder conversar.

-Venga ya. Justo nos tocó tener que limpiar después de clases- Reprochó Yuuki, un poco cansada.

-Perdón por haberte metido en esto- Se disculpó Kirito, apenado y desanimado con la cabeza baja.

-¿Ah? No, no te preocupes. De seguro no se puede hacer nada en casa cuando vives con la presidenta- Respondió Yuuki, bostezando.

Cuando ella mencionó a la presidenta, a la cabeza de Kirito vinieron los recuerdos e imágenes de lo sucedido la noche anterior. Momentos que le bajaban mucho más los ánimos.

"No tengo ningún interés en ti"

"Y esa era la forma más efectiva de callarte"

"Tal vez lo sea"

Notando nuevamente, que el semblante de su hermana cuando hablaba se le veía triste y dolida, ni siquiera se esforzaba en disimularlo, pero aun así, actuaba fría y distante. 

Ya él no entendía ni dónde estaba parado. En un ataque de frustración, tomó el trapeador mojado y sin importarle si estuviera sucio o no, empezó a pasarlo bruscamente de arriba abajo sobre una pared.

-¡¿Qué quería decir esa expresión?! ¡Yo soy el único herido aquí!- Reclamó Kirito, gruñendo molesto y descargando su frustración.

-¡¿Pero qué te pasa en la cabeza?! ¡Estás manchándolo todo! ¡Ya habíamos limpiado ahí!- Exclamó Yuuki, también molesta y desconcertada.

Luego de estar ya más calmado, soltó el trapeador y lo dejó caer por cualquier parte. Para después quedarse de cuclillas cabizbajo, mirando al suelo desanimado y decaído.

-Ojalá pudiera simplemente... odiarla...- Pensó abatido.

-Venga, vamos. Cálmate, Kirito-chi- Yuuki trataba consolarlo y tranquilizarlo.

La ojirojos se acercó a él y también flexionó las piernas, se apoyaba en cuclillas mientras pasaba su mano por el cabello de Kirito. 

Por otro lado, en los salones de clases, que ya estaban totalmente vacíos, habían dos chicas revisando el área. Asegurándose de que todo haya quedado limpio, y verificando cualquier detalle.

-Vicepresidenta, alguien ha dejado sus libros en clases- Dijo Ronye, llamando a la vicepresidenta del consejo.

Junto con Ronye, venía otra chica. Ella era de cabellos marrones, que usaba una horquilla blanca para sujetar su flequillo y de ojos de color rosado oscuro, teniendo también unas pocas pecas en las mejillas. Vistiendo el uniforme de la escuela, con la diferencia de que en su brazo izquierdo, abajo de su hombro, llevaba una cinta de color negro, que en letras blancas tenía la inscripción de "Vicepresidenta".

-¡¿Otra vez?!- Respondió fastidiada -Últimamente el desorden entre los estudiantes ha aumentado-   

-Vicepresidenta, creo que debería mirar esto- Dijo Ronye, tomándola del hombro y señalándole un asiento.

En la mesa de ese asiento, más allá de los libros dejados, también había un increíble desorden. Papeles arrugados, lápices dejados por ahí, dulces a medio abrir e incluso el propio uniforme de la escuela tirado ahí, sin más.

-¡¿Pero qué rayos?!- Exclamó molesta la vice.

Viendo el asiento estaba sumamente enojada, con el ceño fruncido y apretando los dientes. En eso, su asistente le pasó lo que era el carnet estudiantil del responsable, que también había sido dejado en el asiento

-¡Es ese maldito chico de cabello negro! ¡Desde que ha sido transferido solo...!- Pero alguien la interrumpe.

-Ya ha sido suficiente por hoy- Habló seria, Alice, mientras palmeaba el hombro de la vicepresidenta.

-¡¿Eeeh?! ¡¿Presidenta?! Pero...-

-Déjamelo a mí, ustedes dos ya se pueden ir a casa-

La vicepresidenta se había puesto nerviosa al ver a Alice a su espalda. Se extrañó un poco de que ella misma quisiera hacerse cargo de algo tan trivial, pero en jerarquía estaba por debajo de la rubia, así que no tenía por qué reclamar.

-Si usted lo dice, muy bien...- Respondió tímida, como niña regañada.

Los alumnos elegidos  para la limpieza de la escuela deben dejar todas sus cosas en sus asientos, incluyendo su ropa una vez se hayan cambiado al uniforme de limpieza. Pero Kirito ni se había molestado en ordenar sus cosas, simplemente las tiró ahí y se fue. Por eso había un desorden en su lugar del salón de clases.

-¡Ese chico!... ¿Por qué nadie hace algo con él?- Dijo molesta la vicepresidenta.

-¿Te refieres a Schuberg Kazuto?- Preguntó Ronye mientras salían del salón.

-Sí, tengo que ponerle los pies en la tierra- Contestó, tensa la pelimarrón.

Alice llegó a escuchar lo que dijeron las dos, pero no les hizo caso. En cambio, cuando se acercó al bolso de Kirito y echó una rápida mirada, pudo ver algo que le llamó bastante la atención, y le preocupó, haciéndole abrir un poco los ojos por la impresión, para luego entrecerrarlos empezando a molestarse.

(...)

Luego de cambiarse la ropa de los alumnos de limpieza a su vestimenta escolar normal, Kirito y Yuuki volvieron a su salón. Estando la ojirojos notablemente cansada, después de tener que limpiar más por el desastre que había hecho Kazuto.

-Puff... Estoy agotada. No puedo más- Decía sudando.

Ella estaba sentada sobre la mesa de un asiento, mientras usaba un cuaderno para echarse aire a sí misma. Tenía su cabello amarrado en una coleta que caía por su espalda, los botones de su camisa abiertos y respiraba un poco pesado. Todo eso junto le sacaba unas risas a Kirito, quien estaba igualmente cansado, pero no tanto como Yuuki.

-¿Te apetece ir por un helado camino a casa?- Preguntó con los ojos cerrados.

-¿Es que nunca aprendes o qué, Yuuki?- Respondió Kirito riendo.

Él se refería a que ya su hermana le llamó la atención una vez, por no irse directo a casa después de salir de la escuela. Volverlo a hacer sería estrellarse con el mismo muro dos veces y por la misma estupidez.

En eso, Kirito tira vista hacia su bolso y ve un papel que no es suyo, doblado en dos. Eso le llamó la atención, así que tomó la hoja, la desdobló y vio que tenía un mensaje escrito.

"Por favor, ven a la oficina del Director"

-Schuberg Alice.

Kirito después de leer eso se tensó y apretó la hoja con fuerza. Inmediatamente después la arrugó y la tiró dentro del basurero. Entonces tomó su bolso para salir corriendo.

-¡Lo siento, Yuuki! ¡Acabo de recordar una cosa que tenía que hacer! ¡Hasta luego!- Dijo mientras se iba.

-¡¿Eeeh?! ¡Hey, Kirito-chi! ¿A dónde vas?-

Pero Kazuto no la escuchó, simplemente siguió corriendo por los pasillos, camino hacia la oficina del director lo más rápido posible.

Se le hizo impactante el hecho de que Alice haya querido hablar con él. Era algo que jamás había pasado y lo dejó un poco desconcertado.

-Es la primera vez... que es ella la que me llama. ¿Qué querrá?- Pensaba desesperado mientras bajaba las escaleras, corriendo al primer piso.

Pero por esa zona, estaba la vicepresidenta, quien vio al pelinegro corriendo sin prestarle atención a sus alrededores.

-¡Hey, tú! ¡No corras por los pasillos!- Alzó la voz, llamando su atención.

Kirito ni caso le hizo, tampoco llegó a escuchar bien lo que decía, así que siguió corriendo como alma que lleva el diablo. Pero la vicepresidenta al verlo más a detalle, se dio cuenta quién era.

-Es ese chico de cabello negro...- Dijo ella en suspenso.

Después de correr como caballo por la escuela, durante poco tiempo, Kirito finalmente había llegado hacia la oficina del director. Esperando a encontrarse con Alice, estaba nervioso. Tanto así que entró de un portazo, gritando su nombre.

-¡Alice, aquí estoy!- Dijo bastante frenético.

-¿No sabes tocar o llamar a la puerta?- Reprochó ella, volteando a verlo con su típica seriedad.

-¿Eh? A~Ah, lo siento...-

Luego de que Kirito se disculpara por su escandalosa aparición, se iba creando un silencio incómodo. Él no estaba dispuesto a soportarlo, además de que mientras venía corriendo venía con una sola idea en la cabeza.

-¡Lo siento por todas las cosas feas que te dije ayer! Simplemente, perdí el control- Dijo él, haciéndole una reverencia a Alice.

-No pasa nada. No te he llamado para escuchar tus disculpas- Respondió con rigor.

Luego de eso, Alice le da la espalda a Kirito y saca de su bolso lo que parece ser un libro. Lo abrió y pasó las páginas rápido, sin prestar mucha atención a su contenido, viéndolo con total antipatía, para luego mostrárselo en la cara.

-Esto estaba entre las cosas de tu mesa-

-Es el manga que compré ayer... Pero estaba en mi mochila...- Pensó Kirito, pálido.

Entre las manos de Alice estaba el mismo manga de "Brotherly Love", que Kirito estaba leyendo ayer en casa de Yuuki. Ese mismo que enseñaba cómo tener sexo en la historia que contaba de dos hermanos, que están enamorados mutuamente.

Ya Kirito sentía ganas de desaparecer. Su cara estaba lívida y sus mejillas sonrojadas. Tenía los ojos abiertos de par en par y estaba tenso.

-No sé qué estás haciendo con esto, pero... ¿Qué pensaría mamá si lo encontrara?- Preguntó Alice mirándolo fría a los ojos -En cuanto a nosotros dos, solo somos "Hermanos". Bueno, de todas formas he sido la única que lo vio-

Kirito tragó saliva y se quedó en silencio. No sabía la respuesta a su pregunta, y de saberla le daría total pánico hablarle a Alice, ya que estaba completamente mal parado en su situación.

La ojiazul le dio la espalda, quitando esa mirada fría y punzante sobre él, mientras dejaba el manga en el escritorio. No estaba molesta, tampoco contenta, solo estaba regañándolo por su estupidez.

-Evita que se extiendan rumores... Por favor, deshazte de esa cosa- Dijo Alice, mirándolo por encima del hombro.

Pero la rubia se llevaría una pequeña sorpresa. Resulta que cuando le dio la espalda a Kirito, éste dejó caer su bolso al piso, mientras apretaba sus puños con fuerza. Cuando pasó a verlo por encima del hombro, él se había abalanzado hacia ella, para empujarla y hacerla caer de espalda recostada en el escritorio. Acto seguido, colocarse sobre Alice, tomarla de las mejillas y por primera vez; besarla por su parte.

Profundizando el beso, llegando él a meter su lengua dentro de la boca de su hermanastra. Los dos se sonrojaban inmediatamente, sintiendo sus corazones latir de manera sobresaltada y su respiración acelerada.

Alice llegó en un momento a mover sus labios inconscientemente, ya que le gustaba un poco lo que estaba pasando. Pero ante su gusto está la situación en la que se encuentran, así que tiró a Kirito de su brazo, e hizo un esfuerzo para empujarlo y alejarlo de ella.

-¡Oye, tú! ¡Estamos en el instituto! ¡¿Qué estás pensando?!- Exclamó Alice, ahora sí, empezando a enfadarse.

Pero la ira se le fue tan rápido como vino, ya que la antipatía cambiaría por sorpresa y confusión, cuando sintió una lágrima caer en su mejilla. Al mover los mechones del cabello de Kirito para verlo, claramente pudo notar que él estaba lagrimeando y sus ojos estaban muy húmedos.

-¡Todo esto es por tu culpa...! Porque me diste ese beso. Ahora simplemente no sé qué hacer...- Decía entre sollozos -Cuando me di cuenta... solo podía pensar en ti. No puedo evitarlo por mucho que lo intente...- Pensó.

Alice estando con la espalda sobre el escritorio, las piernas colgando en el aire, Kirito con sus dos brazos a los costados de su cabeza, ella lo miraba un poco atónita y sorprendida, mientras el otro simplemente ya no lo soportaba más.

-¡Lo siento! ¡Soy un hermano terrible!- Dijo mientras ya empezaba a llorar.

Inmediatamente después de decir eso, salió disparado de la oficina del director. Tomó el manga del piso y lo guardó lo más rápido que pudo en su bolso. Salió corriendo de ahí, tapando su cara por si había alguien en los pasillos. No quería que pudieran ver que estaba llorando.

Por otro lado, Alice quedó desconcertada. Se sentó sobre el escritorio y su mirada decayó. Le había llegado lo que acababa de pasar. Cuando se puso a recordar cómo Kirito la había besado de sorpresa, se llevó sus dedos a los labios y empezó a acariciarlos ella misma. Recordando esas sensaciones que hacían que su corazón se acelerara de nuevo.

Para mala suerte de ellos dos. Había una persona más por ahí, quien no vio como tal lo ocurrido, pero sí intuía y estaba segura de lo que había pasado. Una chica de cabellos marrones y ojos rosados, que ostenta el cargo de vicepresidenta, estaba ahí presente fuera de la oficina del director.

No había visto nada, pero si había escuchado algo, tampoco era muy difícil saber lo que pasó estando tan cerca. Ella, cuando vio a Kirito corriendo por los pasillos, decidió seguirlo para ponerle un freno, pero se llevó una gigantesca sorpresa acerca de la presidenta y de ese chico, que empezaba a repudiar. Su semblante era pálido, vio a Kazuto irse con un torbellino de emociones, detrás de su mirada penetrante.   

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Continuará.

Publicado: 12 de septiembre, 2021.



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