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Capítulo 5: Amor de hermanos

Previamente:

Midori, por el otro lado, se había alegrado de escuchar esas palabras, le animaba saber que su hija la seguía viendo como su madre y que ella se encontraba bien. Aunque, ella no fue la única que escuchó eso, sino el propio Kirito, escuchó sus mismas palabras que salieron de su boca.

-Hermanos...- Susurró pensativo.

-¿Hm? ¿Kazuto?- Dijo su madre confundida.

Ahora había un detalle que, a primera vista, Kirito no había caído en cuenta. ¿En realidad quería ser el hermano de Alice? No se sentía mal con ello y le alegraba bastante, pero no estaba seguro de que eso era lo que él realmente deseaba. Sabía que estaba enamorado de ella; de su hermanastra.

Si ella lo mira como un hermano y nada más, no sería del todo el resultado que más quisiera. Él quería a su hermana, pero también la deseaba mucho más que eso. Allí, se crea un dilema.

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-¡Tengo que decirle al director que no quiero ser expulsado!- Pensó Kirito, nervioso, camino al hospital.

Luego de lo sucedido ese día, la semana transcurrió con normalidad. Kazuto había perdido ese peso de encima que llevaba con él, atormentándolo desde hace un tiempo, hasta ahora.

Por el momento, dejó de asistir a clases el resto de la semana, puesto que a pesar de que su expulsión jamás se llevó a cabo, Quinella le pidió que faltara durante el resto de los días y esperara a que la situación se calmara. Ya que podría levantar controversia, al ser el primer alumno en ver al director casi muerto en su oficina.

Se mantenía hablando y pasando el tiempo junto con Yuuki, pero lógicamente fuera de la escuela y no por mucho tiempo, ya que ella debía irse a casa lo más pronto posible.

Por otro lado, Quinella explicó a la madre de Kirito la situación con su hijo para aclararle las cosas, y que no se preocupara. De por sí la pobre señora sufre con la ida de su hija hoy en día. Ahora saber que expulsaron a su hijo de la escuela, le daría un trauma, eso era justo lo que Quinella debía y quería evitar.

La situación con Alice ahora era menos complicada, pero se había vuelto más que todo un dilema.

Por fin se había ganado la aprobación de su hermana, así como también empezaba a notar que ya no se veía tan fría, por lo menos ya comenzaba expresarse, aunque muy poco a poco.

Ahí está el dilema, ahora Kirito no estaba seguro de eso, para nada le molestaba el hecho de que ella le aceptase como su hermano menor, más bien todo lo contrario, le agradaba mucho y le hacía feliz.

Pero tenía ciertas dudas de si eso era lo que él quería. Decidiría no centrarse mucho en ese tema, y dejar que las cosas fluyan a su ritmo.

Este día, por la tarde, Kazuto iba solo hacia el hospital para poder ver a su abuelo, y acompañar un poco a Alice.

Bercouli ya después de unos días se encontraba mucho mejor, aunque todavía debía seguir en cuidado médico y quedarse en el hospital por un tiempo más. Todo hasta que puedan darle de alta y autoricen que el señor está saludable para volver a su hogar, mucho más aún para volver a su trabajo.

Kirito estaba sentando en una de las bancas, dentro del hospital, vistiendo parte de la vestimenta escolar, porque lo único que llevaba del uniforme eran los pantalones, de resto llevaba prendas similares, pero que no son el uniforme exactamente.

-¿Nos hemos convertido finalmente en hermanos?- Pensó tranquilamente, esperando sentado en la banca.

Al alzar la vista, el ojinegro pudo ver a una chica rubia de ojos azules en el pasillo de entrada, que parecía estar buscándolo con la mirada de manera minuciosa y disimulada.

Como siempre ante los ojos de Kirito, y de cualquiera, la presidenta se veía realmente adorable y linda, pero él no estaba ahí para esas cosas. Al verla un poco desorientada, decidió llamarla.

-¡Hey! ¡Estoy aquí! ¡Buenos días, Alice!- Saludó mientras sonreía felizmente.

Alice no dijo nada, ni se acercó, pero con la mano derecha le hizo un gesto para que él viniera hacia ella. El pelinegro, sin más, se levantó de la banca y fue hacia donde estaba la ojiazul, mientras seguía sonriendo tontamente.

-Es la segunda vez que la llamo por su nombre- Pensó alegremente, mientras llegaba con su hermana.

-Me voy a su habitación. No es momento de ir perdiendo el tiempo- Dijo Alice con seriedad, girándose para empezar a caminar.

-¡Ah, cierto! Tienes razón- Respondió bajándose de las nubes, un tanto nervioso.

Y sin más, empezaron a caminar hacia el segundo piso del hospital, que es donde se encuentra la habitación asignada para el descanso del señor Schuberg.

A pesar de estar mucho mejor, seguía débil. Necesitaba ayuda para caminar, le costaba hacer uso al 100% de sus extremidades, más que todo sus manos, y aún presentaba distintas debilidades en su fuerza física.

Llegaron a la habitación del paciente, quien no había notado que su nieta venía acompañada. Él estaba sentado en su cama de hospital, con la espalda recostada en unas almohadas, vestía ropa simple y cómoda que su nieta le había traído.

Estaba leyendo un libro, ya que ahora que tiene que quedarse un tiempo en el hospital, no tiene ninguna otra forma de entretenimiento más que la lectura. Usaba unos lentes específicamente para ello y dedicaba sus horas a leer los libros, que su secretaria le había traído.

-¿Muerte por guillotina? ¿En serio? Qué final tan cruel- Suspiró el hombre disgustado, cerrando el libro.

-Buenos días, abuelo, ¿cómo estás?- Saludó Kirito un poco nervioso.

-¿Eh? Oh, buenos días. Estoy bien, gracias por preguntar- Respondió Bercouli tranquilamente, colocando el libro en la mesita que había al lado de su cama.

Alice tomó una silla que había en la habitación, y se sentó al lado de la cama de su abuelo, sin decir nada, ni hacer ningún gesto, acompañándolo y cuidando de él en casi todo momento.

-Me gustaría hablar con usted, sobre algo que he estado pensando esta mañana- Empezó hablando el pelinegro, sintiéndose incómodo.

-¿Es sobre tu expulsión del instituto?- Preguntó Bercouli, volteándolo a ver.

-¡¿Qué?! Bueno. S~Si, justamente eso...-

-Primero, quiero expresarte mi gratitud. Ese día de seguro debí ser una enorme carga para ti-

-No, no tiene que agradecerme nada. Cualquiera hubiera hecho lo mismo- Respondía Kirito con una tenue sonrisa -Además, eres mi familia, abuelo. Jamás podría dejarte ahí tirado-

-No podría estar más de acuerdo. Así que como acto de buena fe y agradecimiento, decidí cancelar tu expulsión-

Después de escuchar eso, Kazuto se sorprendió y abrió desmesuradamente sus ojos. No esperaba que fuera algo tan sencillo, ni mucho menos que el director por sí mismo lo pensara, sin necesidad de ni siquiera pedirlo o mencionarlo, ya que tampoco tenía en cuenta el hecho de que le había salvado la vida.

-Alice me ha contado lo que pasó realmente. Como director y abuelo, mi orgullo pudo más que yo. La estancia en este hospital me ha dado la oportunidad de pensar en ello- Hablaba el señor pausadamente, con una pequeña sonrisa en sus labios al ver la impresión en Kirito.

-¿D~De verdad?- Titubeó el azabache, sonriendo mientras sus ojos brillaban un poco -Alice... ha hablado con él de mí...- Pensó alegre.

-Ahora, Alice...- Bercouli ahora dirigía su vista hacia su nieta -Debes hacer lo que quieras. Sin preocuparte por mí...-

-¡Abuelo!...- Replicó nerviosa.

Al escucharlo, ella abrió los ojos sorprendida y palideció un poco. Se levantó de la silla repentinamente, parecía no estar de acuerdo con esa decisión. Su reacción sorprendió a Kirito y por un momento pareció molestar a su abuelo.

-¿De acuerdo?- Preguntó Bercouli, frunciendo el ceño, interrumpiendo a su nieta.

Al ver a su abuelo mirándola así, sabía que hablaba completamente en serio, y no estaba dispuesto a discutir el tema. Además que la condición del señor no es como para ponerse a discutir con nadie, sobre lo más mínimo.

-Sí... Está bien, abuelo...- Contestó la rubia, bajando la mirada y sentándose de nuevo.

A Kirito le llamó la atención esa reacción preocupada y nerviosa, como que no le gustaba el hecho de que tendría que vivir sin la guía de su abuelo, como siempre había sido desde niña.

Pero Bercouli no estaba abierto a discusión sobre el tema. En el estado que está es obvio que no podrá ayudarla. Pero aun así era llamativa la reacción poco tranquila y cabizbaja de Alice.

(...)

Los minutos pasaron en conversaciones sin demasiada relevancia, más que todo Bercouli preguntándole a Kirito cómo le ha ido a él y a su madre, en su estadía por la ciudad.

Una vez pasó el tiempo, la enfermera encargada de cuidar a Bercouli, tuvo que pedirle a los nietos del paciente que salieran de la habitación, ya que los doctores tendrían que revisar el estado del señor.

Sin más entonces, se despidieron del abuelo y se fueron, deseando que se recuperara lo más pronto posible.

Después de eso, ambos decidieron irse del hospital. Alice lleva casi todo su día ahí, y ya no podrían ver a su abuelo en un buen tiempo, pues debe descansar y dormir.

Ninguno de los dos se dijeron nada saliendo del lugar, aunque Kirito notaba que Alice parecía estar pensando en algo.

Fuera del sitio, la situación y el silencio se hacía incómodo, así que dijo la primera cosa que se le vino a la mente para hablar con ella.

-Gracias por hablar con el abuelo, y eso...- Dijo con una pequeña sonrisa.

-De nada. No hay de qué- Respondió Alice, suavizando su mirada y jugando con su cabello.

Al verla, él sonrió más. Empezó a caminar a paso apresurado para ponerse delante de ella y mirarla desde el frente, manteniendo en todo momento ese semblante alegre y simpático. Mientras que Alice se volvía a poner seria viéndolo actuar tan animado.

-¡El abuelo dijo que ahora podías hacer lo que quieras! ¡Así que volvamos a casa! ¿Sabes? Mamá se siente sola sin ti- Sonreía emocionado.

-Incluso con mi padre ausente, es mi casa también. Volvería aunque no me lo hubieras pedido- Habló seriamente.

Y así es como Kazuto volvió a su vida normal de estudiante.

Al regresar a la escuela, hubo personas que se le quedaron viendo un poco raro, ya que muchos llegaron a pensar que se fue para siempre, o que incluso algo tuvo que ver con el paro cardíaco del director. Rumor que Quinella desmintió total e inmediatamente.

-¡Bienvenido de nuevo, Kirito! ¡¡Pensé que nunca volvería a verte!!- Yuuki hablaba en voz alta por todo el jardín, mientras se abalanzaba a abrazarlo.

-¡Cálmate, Yuuki! Se supone que debo pasar desapercibido y no hacer escándalos- Replicó nervioso, buscando relajarla.

La única persona que se emocionó en recibirlo fue su amiga. Quien inmediatamente fue a abrazarle y besarle las mejillas, mientras decía su sobrenombre bastante fuerte, haciendo un escándalo más o menos grande.

Una vez Alice tuvo todo preparado, también decidió volver a casa con su madre y con él, ya que técnicamente su hogar era ese y no la casa de su abuelo, además de que volvería a ver a su mamá después de un tiempo.

-Perdón por todos los problemas que he causado- Dijo Alice, haciendo una reverencia y disculpándose con Midori.

-¡Volviste, Alice-chan! ¡Volviste!- Exclamó ella sumamente emocionada.

La señora no esperó ni un segundo más y fue a abrazar a su hija con mucha fuerza, mientras lloraba de la emoción. Gesto que sorprendió un poco a Alice, ya que ella al parecer no estaba familiarizada con ese tipo de amor y cariño.

-¡Bienvenida a casa!- Dijo mamá feliz lagrimeando.

A la pelidorado se le veía con un poco de vergüenza, ya que a las espaldas de mamá estaba él, sonriendo al ver la escena de madre e hija. Pero ella decidió dejar la pena a un lado por un momento, cerrar sus ojos y abrazarla también.

-Supongo que fue mi pequeño empujón lo que la hizo volver- Pensó sonriendo.

Las clases volverían a su típica jornada para Kirito, que gracias a Quinella no tendría que estar presionado por la semana de clases que perdió. Si algo llegaba a salir mal, ella le dijo que podría usar su influencia para ayudarlo, pero él no quería que eso fuera necesario, y daría un esfuerzo para recuperar la semana perdida.

En una ocasión, Yuuki y Kazuto iban caminando tranquilamente conversando por los pasillos, hasta que fueron encontrados por Alice, quien junto con su supervisora revisaba el área.

-¡Ustedes dos!- La ojiazul alzaba la voz, llamándoles la atención -¡No hagan tanto ruido y vuelvan a sus clases!-

-¡No hemos hecho ruido!- Masculló entre dientes Yuuki, un poco molesta.

-¡Ahora mismo!- Respondió Kazuto sonriendo, empujando a su amiga para irse.

-¿Eh? ¡Su ropa!- Dijo la supervisora, sorprendida, seguramente al verlo vestido no de manera exacta al uniforme escolar.

Todo iba realmente bien. Alice era un poco más directa cuando se expresa, aunque seguía siendo bastante firme y antipática algunas veces, excepto con mamá, con ella siempre actuaba mansa y pasiva.

Aunque algo que ha ido notando, es que ella jamás le ha llamado por su nombre, ni siquiera le dice Kirito. Es algo extraño que viviendo juntos, yendo a la misma escuela y siendo hermanos, nunca pronuncie su nombre para dirigirse a él.

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-¡Onii-chan, te quiero!- Decía una chica que hablaba en un tono suave y sonrojada.

La apariencia de esta chica era de ojos verdes, piel blanca, cabello dorado y un par de grandes atributos. Le hablaba tomando de la camisa a quien parecía ser su hermano. Él era un chico con una apariencia un poco femenina, con el cabello un poco largo, piel pálida y ojos ligeramente brillantes de color negro. (Leafa y Kirito trapito).

La hermana pasaba sus brazos por debajo de sus axilas y lo abrazaba apegándolo más hacia ella, mientras buscaba besarlo. Ambos estaban con el corazón latiendo a velocidades sumamente altas, sus mejillas ardían ligeramente del sonrojo y respiraban con pesadez.

Por otro lado, el hermano forcejeaba suavemente para tratar de separarse un poco de ella, para evitar ser besado, a pesar de que él también tuviera ganas de hacerlo.

-¡No podemos hacer esto, Leafa!- Replicó el chico -¡Somos hermanos!-

-¡No puedo evitarlo!- Insistió -¡No quiero seguir ocultando mis sentimientos por ti nunca más!-

El nerviosismo en el chico era notorio, ya que sentía un golpe bajo en su moral al estar enamorado de su hermana, mucho más al besarla a gusto. Mientras que a Leafa eso ya le daba igual, estaba dispuesta a dejarse llevar por el amor que ella sabe que los dos sentían, y dejar las leyes morales y opiniones ofensivas de lado, para guiarse con su corazón.

De esta manera, casi que sin querer por parte del hermano menor, por la insistencia de la hermana mayor, estos dos se terminaron besando, en un beso asustadizo de parte del chico, mientras que por parte de la chica era algo intenso y desesperado.

El hermano menor trataba de negar el beso, pero en el fondo sabía que le gustaba lo que estaba pasando, amaba a su hermanastra mayor.

No sabía qué hacer, pero al sentir el furor del gesto, la sensación de su lengua dentro de su boca, le provocaba una sensación caliente en el pecho y fría en la columna vertebral. Le hizo decidir dejarse llevar, y empezar a mover sus labios más en sincronía y con más vigor junto con ella.

Así, pasando a tener un beso pasivo y calmado, a uno más lascivo y desenfrenado. Disfrutando por parte de ambos la sensación y el gesto de amor mutuo que se tenían.

Por otro lado, Kirito, quien estaba leyendo el manga de "Brotherly Love", estaba sumamente sonrojado. Ver esa escena un poco lujuriosa y superafectiva, consiguió hacer que su corazón latiera con fuerza, y arrugara los labios por ver que justamente la pareja de la obra eran dos hermanastros.

-Qué intenso~...- Suspiró, cerrando el manga avergonzado -Ya veo... Siempre se llaman "Onii-chan", en vez de por sus nombres...- Pensó.

Después de leer, respiró profundo y dejó caer el manga en el piso. Entonces se recostó en la cama de Yuuki, puesto que la pelimorado lo invitó a venir a su casa después de clases, mientras sus padres y su hermana no estaban presentes.

Kirito estaba pensativo luego de eso, su amiga estaba sentada en una silla, a la vez que escuchaba música con sus auriculares, al mismo tiempo que jugaba en la computadora.

Él estaba pensando en Alice, aunque no directamente. Tras leer el manga y ver la relación de esos dos hermanastros se empezó a cuestionar su relación con la suya. Dándose cuenta que a pesar de que había mejorado, aún eran muy distantes, podían convivir en paz el uno con el otro, pero de ahí no ha conseguido nada más.

-Dime algo, Yuuki-

A pesar de estar usando los auriculares, ella pudo distinguir que alguien pronunciaba su nombre, así que se quitó los audífonos de los oídos y volteó a ver a su amigo.

-¿Qué ocurre, Kirito?-

-¿Qué crees que debería hacer para llevarme mejor con mi hermana?-

Él le preguntaba esto a Yuuki por dos razones. Primero que todo, porque ella era una chica y de seguro podría comprender esto mejor, ya lo hizo una vez y de seguro podría hacerlo dos veces. Segundo, porque la ojirojos tiene una hermana mayor y tal vez su experiencia podría serle de ayuda.

-¿Te refieres a la presidenta del consejo? Seguramente ya estás haciendo todo lo posible como hermano menor- Respondió Yuuki con una sonrisa.

En eso, ella mira al piso y ve el manga que Kirito estaba leyendo, al ver la explícita portada del mismo, le extrañó un poco.

-¿A ti te interesan este tipo de mangas?- Preguntó levantándolo del piso y ladeando la cabeza.

-¡N~No lo mires!-

Kirito trató de arrebatarle eso de las manos, pero ella aprovechando las ruedas de su silla se echó para atrás y se alejó de él. El pelinegro sabiendo muy bien cómo es Yuuki, ni se molestó en levantarse. Suspiró pesado y volvió a recostarse en la cama.

-Bueno, todo ocurrió muy de repente y ahora es mi hermana mayor. Nuestros estatus y formas de vida son completamente distintos. Es bastante complicado- Hablaba un poco angustiado -Ahora que lo pienso, prácticamente no conozco a Alice- Pensó.

En eso, Yuuki, como si nada se levanta de su silla y se quita los auriculares, camina hacia Kirito y lo toma de las piernas, para luego abrírselas más de lo necesario, en todo momento ojeando el manga.

-¡¡Heey!! ¡¿Qué estás haciendo?!- Exclamó perdido y nervioso.

-En este manga incluso enseñan cómo tener y disfrutar más el sexo- Dijo la pelidorado curiosa del tema, mientras pasaba páginas.

Kirito, al momento de escuchar eso, se ruborizó. Como si fuera instinto, por su cabeza empezaron a pasar imágenes muy explícitas, reveladoras, sensuales y muy visuales de Alice, por más que él no quisiese que esas cosas pasaran. Lo que hizo Yuuki lo sacó de sus casillas y no podía controlarlo.

-¡NO! ¡¡De ninguna manera pienso hacer nada de eso con ella!!- Gritó Kirito, levantándose de golpe y tumbando a su amiga.

-¡No grites, idiota! ¡No he dicho que vayamos a hacer nada!- Replicó Yuuki, nerviosa.

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Ya luego de eso, los minutos pasaron y Kirito tuvo que irse antes de que los padres de Yuuki llegaran, ya que ella en ningún momento pidió autorización para dejarlo venir. 

Así que sin más, el azabache se despidió de su amiga, e inmediatamente partió camino hacia su casa.

En el camino de vuelta, llegó a pensar nuevamente en hacer ese tipo de cosas con Alice, si es que siquiera lograba acercarse a ella. Obviamente todo en un caso totalmente hipotético, ya que el hecho de que sea su hermanastra sí le impedía hacer tales cosas. 

Aun así, se le hacía inevitable pensar cómo se sentiría. Él jamás en su vida ha estado siquiera cerca de una situación como esa, y cuando la chica que le gustaba era alguien tan preciosa a simple vista como Alice, era difícil no preguntarse qué tan hermosa podría ser más de cerca y a detalle.

Al entrar a su casa, Kirito vio a su hermana por la sala revisando unas bolsas, mientras su madre estaba en su habitación, por lo visto viendo algo. Al no ver nada fuera de lo normal, decidió ir a saludar a la ojiazul, que se quedó viéndolo con mala cara.

-¡Hola, Alice! Ya estoy en casa- Sonrió nervioso al ver que se levantó.

-No ir directamente a casa después de la escuela está prohibido. Lo que hiciste va contra las reglas de instituto- Dijo la rubia, superseria -¿Qué has estado haciendo?-

-Ah, sí. Digamos que tenía que investigar sobre una cosilla- Respondió el pelinegro, sonriendo nervioso y desviando la mirada ligeramente sonrojada.

Por otro lado, cuando Midori echó una mirada fuera de la habitación, al ver a su hijo se exaltó. Salió corriendo parándose al lado de su hija.

-¡En serio! ¿Dónde has estado? Pensaba que me ayudarías a armarla- Lloriqueó Midori, como si fuese una niña.

-¿"A armarla"? ¿Armar qué?- Preguntó Kirito, perdido.

Luego de preguntar, Midori tomó a su hijo del brazo y lo llevó a su habitación. Atrás de ellos venía Alice, con su seriedad que no podía faltar.

Lo que vio Kirito en su cuarto, sabiendo lo que significa, le dieron unas tremendas ganas de saltar por una ventana y caer muerto al piso, o que se lo tragara la tierra y no volviera a salir.

-¡TA-DÁ! Mira, ¡una cama doble!- Decía la señora, sonriendo juguetonamente. -¿A qué es genial? ¡Tenía que hacer algo para celebrar el regreso de Alice-chan!-

Su hermana miraba el interior de la habitación, con una cara de "Meh", como si le diera totalmente igual, dormir o no, con su hermano en la misma cama. 

Pero Kirito estaba sonrojado y palideciendo, no podía creer que su madre pudiera llegar hasta tales extremos. Midori no sabía que estaba llegando demasiado lejos, en su mente la palabra "Hermanos", era lo que le hacía hacer todas esas cosas, obviamente ella no sabía lo que su hijo sentía.

Por lo que para la señora, era tan simple como dos hermanos durmiendo juntos. Para Kirito era como si el mundo se viniera abajo, y Alice siendo totalmente imparcial e indiferente.

-¿Qué? ¿Te ha gustado tanto que te has quedado sin palabras?- Sonrió Midori al ver a su hijo boquiabierto.

-V~Voy a darme una ducha...- Respondió sonrojado, girándose para dirigirse al baño, queriendo ser aplastado por algo.

-¿¡Eh?! ¡Espera! Íbamos a cenar ahora. Así que dúchate luego- Dijo exaltada y luego sonriendo.

Como la palabra que manda en casa es la de Midori, Kirito no tenía de otra que hacerle caso. Durante la hora de la cena, lo más relevante que pasó fue que Alice se mostraba expresiva de nuevo. ¿Y cómo no? Si denotaba incomodidad y disgusto por el chico que estaba a su lado, que parecía no tener alma, y si la tenía, se la estarían chupando en ese momento.

-Kirito, estás un poco pálido- Dijo su mamá, confundida al ver a su hijo más blanco de lo normal.

Estaba con la cabeza más allá de las nubes, de solo pensar que tendría que dormir con Alice. Una vez la cena terminó, todos fueron a darse un baño, pero Kirito sabiendo lo que ya había pasado antes, decidió entrar como último una vez todos se bañaran, para así no llevarse sorpresas otra vez.

Midori dio las buenas noches y se fue a su habitación. Alice se puso su típica pijama azul y también se fue a dormir, mientras que él andaba abrazando su almohada, viendo a su hermana ya acostada en la cama, desde un poco lejos.

-¡Y ya es la ho~hora de dormir!- Pensó Kirito, abrumado y nervioso.

Cuando prestó más atención, se fijó que su hermana mayor ya parecía estar dormida. Literalmente pasaron solo tres minutos desde que se acostó y ya estaba conciliando el sueño, sin importarle en lo más mínimo lo que sea. Cosa que al pelinegro le decepcionaba, pues notaba mucho el desinterés de su hermana en él, por otro lado, le daba más nervios.

-¡Ya se ha dormido! En serio, Alice acepta cualquier cosa- Pensó deprimido y sorprendido.

No tenía de otra, ya que obviamente no va a dormir en el piso, a pesar de que llegó a pensar esa opción. Sin más, se empezó a acostar lentamente en la cama, sonrojándose cada vez más y su corazón latiendo con más fuerza, al punto de ser audible por el silencio que había.

-Tengo que tranquilizarme... o acabaré despertando a Alice...- Pensó nervioso.

Kirito acostó la cabeza sobre la almohada, apretando los ojos, sintiendo su corazón latir bastante acelerado. En un momento los abrió devuelta, dirigiendo su mirada hacia la espalda de su hermanastra, nuevamente quedando eclipsado con su belleza, aunque no pudiera ver mucho.

-Puedo sentir la temperatura de su cuerpo...- Pensó -Quiero tocar... su pelo... su piel... aunque sea con la yema de mis dedos...-

En eso, Kirito estiraba su mano para hacer lo pensado, quería tocar el cabello y piel de Alice, para sentirlo con sus propias manos. 

Pero el detalle viene en que, Kirito de lo eclipsado que estaba, no se daba cuenta de que en realidad él estaba encima de ella.

No encima como tal, tenía una mano al lado de Alice y la miraba desde arriba sin tocar sus cuerpos en ningún momento, y la mala suerte terminó llegando cuando justo ella abrió sus ojos. Fue en ese preciso instante, que Kirito se dio cuenta de todo.

-¿¡Qué demonios estoy haciendo?!- Pensó sobresaltado, alejándose rápidamente de su hermana.

Ella se reincorporó y lo cuestionó con la mirada, haciendo que Kirito tragara saliva. Luego de eso, se levantó de la cama y fue hacia el armario, para sacar lo que eran las viejas sábanas y colchoneta donde ella solía dormir.

-¿Eh? ¿Qué pasa?-

-Dormir compartiendo cama me da demasiado calor- Respondió seria -¿Tu temperatura corporal es alta normalmente?-

-N~No lo creo...- Contestó avergonzado -¿Así que prefieres dormir sola?-

-Sí. Paso de estar despierta toda la noche, por alguien que es incapaz de quedarse de su lado de la cama-

Mientras Kirito se sonrojaba de la vergüenza, Alice seria como siempre, tiraba y acomodaba en el piso sus sábanas. Para ella dormir ahí sería mejor y mucho más cómodo que con Kirito, si seguía comportándose así.

-A todo esto Alice... ¿Por qué? ¿Por qué no me llamas por mi nombre?-

Alice al momento no respondió nada, se quedó totalmente callada pensando su respuesta, un silencio que lo angustió un poco.

-¿Es por que ahora soy tu hermano menor? ¿Y decir mi nombre te resulta raro? ¡En ese caso...!-

-No te equivoques- Dijo interrumpiendo a Kirito -Llamarnos por nuestros nombres no es más que para guardar las apariencias. No pretendo que nos acerquemos más de lo familiar. Porque no tengo ningún interés en ti-

Mientras la rubia fulminaba al pelinegro con la mirada, este último palideció un poco y sentía cómo algo dentro de él se arrugaba. Las dudas invadían su cabeza.

-Entonces, ¡¿por qué lo hiciste?! De normal no vas por ahí dando besos a la gente que no te importa- Kirito apretaba sus dedos con fuerza.

Ella entonces se levantó de la colchoneta, lentamente volviendo a subirse a la cama, para gatear unos pocos pasos hacia su hermano menor.

-Estabas empezando a molestarme...- Respondió Alice, agarrando a Kirito de una mejilla suavemente.

La ojiazul se acercó al azabache, poniéndolo mucho más nervioso y sonrojado. Lo que hizo fue tomarlo de la mejilla y obligarlo a que la viera a los ojos, para luego poner sus manos debajo de su barbilla y con sus pulgares acariciar los labios del azabache, acercándose para besarlo.

-Y esa era la forma más efectiva de callarte- Decía, hablando con voz suave y respirando un poco pesado, intencionalmente.

Kirito ya había quedado completamente indefenso. Estaba en shock sin poder hacer nada frente a ella, solo esperaba que esta última lo besara.

-¿Ves? Kazuto...- Dijo Alice, sonriendo un poco maliciosa.

Consiguió que Kirito cayera dos veces en la misma trampa. Incluso cuando se lo estaba diciendo en su cara, llamándolo por su verdadero nombre, nada más que para burlarse de su ingenuidad.

Pero él no aguantaría más. Estando molesto e indignado, con la parte superior de su mano golpeó de revés a la muñeca de la rubia, así alejando su mano de su cara.

-¡Eres lo peor, Alice!- Dijo Frunciendo el ceño y apretando un poco lo dientes.

Después de recibir el golpe en su muñeca, se alejó un poco de Kirito. Luego de escuchar eso, se levantó de la cama y desviaba la mirada, la cual había decaído un poco.

-Tal vez... sí lo sea...- Respondió fría, aunque un poco dolida.

-¡Me voy a dormir!- Culminó, acostándose de espaldas a Alice, para no verla.

Ella se quedó viéndolo unos pocos segundos, para luego irse a su colchoneta a dormir. Por otro lado, al pelinegro le había enojado tanto escuchar a Alice, estaba casi lagrimeando en silencio, mientras se tensaba un poco.

Se sentía indignado y lastimado, escuchar "No tengo ningún interés en ti", le había dolido más de lo que él creía, y no le quedaba de otra que lamentar en silencio. Teniendo en cuenta cómo es su relación, son hermanastros, ni más, ni menos.

-¡Eres una idiota, Alice!- Pensó abatido.

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Continuará.

Publicado: 2 de septiembre, 2021.

UwU

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