Capítulo 42: Siempre te amaré
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No lo soportaba más...
Se escondió dentro del local, mientras Kirito andaba en los vestidores, y no pudo evitar el empezar a llorar. Lloró sin guardarse nada, excepto los quejidos desgarradores que tenía por dentro. Lágrimas y lágrimas caían por sus mejillas ruborizadas sin parar, que ella trataba de limpiar rápido antes de que su amante volviera.
Pero mientras más recordaba sus palabras, y cuando se veía vestida de tal manera, sabiendo que esto no sería para él en un futuro, ello le hacía entristecer mucho más. Apenas pudiendo contener los débiles sollozos que salían de ella.
-Me duele, siento que no respiro. Kirito, cállate por favor...- Pensó, mientras seguía lagrimeando -Me duele, Kirito. Me duele amarte tanto...-
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-¡Estoy listo!- Dijo Kirito, sonriendo contento.
En su habitación estaba el pelinegro mirándose al espejo, a ver cómo se veía con su variante del uniforme. Ya era momento de volver a clases, y a pesar de que fuera algo que se le puede considerar terrible, Kirito se encontraba realmente de buen humor, similar al año pasado cuando fue por primera vez a esa academia.
-Buenos días, Kirito. ¡Allí está tu desayuno! Come antes de que se enfríe- Dijo Midori, de buena onda.
-¡Gracias, mamá!-
Al salir de su habitación se encontró con su madre, quien recién terminaba de preparar su desayuno. El día soleado se sentía bastante bien, dando un ambiente bastante anímico y agradable.
-Ah, ¡antes de que se me olvide! Voy a volver tarde. Así que no tienes que hacer cena para mí. ¿De acuerdo?-
-Muy bien, mamá. Yo ya voy de salida. ¡Me voy!- Respondió Kirito, con una enérgica actitud.
-¡Bien! ¡Ten cuidado, hijo!-
Una vez Kirito terminó de desayunar, tomó sus cosas y rápido salió de casa de camino a clases. Su madre lo vio irse con una sonrisa, pero después de que él cruzara la puerta, su mirada decayó.
Era algo extraño, es como si Kirito fuera el único que pudiera percibir la alegría en este día. Para alguien como su madre, el día de hoy estaba bastante deprimida.
A ella después de bastante tiempo, esas ganas de querer llorar le volvían. Aunque en menor medida, no sentía de verdad que quisiera llorar, pero si sentía mucha melancólica y nostálgica.
Abriendo una agenda personal de ella, tenía fotos escondidas. Eran fotos de Gasupht con sus viajes por el mundo, y otras eran de Alice y Kirito juntos. Le suavizaba el corazón verlas, pero esta vez, en vez de transmitirle buenos sentimientos, le hacían sentirse muy triste.
(...)
Con Kirito...
Alice había partido mucho antes que él, así que estaba solo de camino hacia a la escuela. Literalmente, ya que el camino que había tomado para llegar no era transitado por nadie, a excepción de él, claro está.
Aunque fuera algo peculiar, no le veía nada de malo. Se sentía alegre, con bastantes ánimos, y todo se veía tan feliz...
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"Hey, Kirito, ¿todavía recuerdas la primera noche que pasamos juntos como hermanastros?
No solo me negué a aceptarte como mi hermano, sino que hasta terminé besándote...
Mientras esperaba que mi padre volviera, creía que tenía que proteger la academia por el bien de mi familia...
Pero más que por otra cosa... era por mi propio bien, mi único propósito en la vida.
De camino a la escuela, se topó con Yuuki, quien con un gran abrazo y una tierna sonrisa lo acompañaría por el resto del camino. Ella también se veía sonriente y de muy buen humor, reflejándolo cuando se ponía a jugar con su mejor amigo.
»Pero tú vivías libre, y aunque parecías no notarlo, siempre hablabas de amor...
Pensé que nunca podríamos entendernos, así que me negué a llevarme bien contigo. Ahora que lo pienso, probablemente te envidiaba.
Continuando con su camino a la escuela, Ronye los veía escondida atrás de un árbol, sangrando de la nariz al verlos a los dos abrazarse. Ello resultaba emocionante para su persona.
Yuuki se sintió incómoda, mientras que Kirito rio un poco. Los tres juntos seguirían su camino a la escuela, donde después se separaron para ir a sus clases; la pelimorado y el ojinegro juntos, y la pequeña por otro lado.
»Probablemente no podías soportar ver a una persona inmadura como yo, que se negaba a ver sus propios sentimientos.
Así que decidiste afrontar mi corazón con esa voluntad tan genuina tuya.
Gracias a ti, fui capaz de transmitir mis sentimientos ocultos a mi padre. Y me di cuenta de la importancia de buscar mis propios sueños.
Como ya era costumbre, fuera de clases, la vicepresidenta estudiantil, Rika, regañaba a Kirito por romper las reglas de vestimenta. Lo hacía aunque sabía que él no le haría caso y se lo tomaba para juego.
»Heredar la academia se volvió algo que yo quería por mi propia voluntad, pero al mismo tiempo, sentí algo...
Un nuevo sentimiento, que era tu calidez, ese sentimiento que coloreó mi corazón. Me daba miedo, enfrentar tal objetivo.
Incluso para la sorpresa de algunos, Tomo Hosaka ya era una estudiante oficial de la Academia Schuberg. Para Rika era una irritación enorme, pues significaba tener a un Kirito multiplicado por mil.
»Una vez más, traté de ocultar mis sentimientos por ti.
Pero desde que aprendí a apreciar lo que siento, jamás pude volver a ser la 'yo', de antes de conocernos.
Era divertido para Yuuki y Kirito ver a Rika tratando de alcanzar a Hosaka. La rubia de los bigotes parecía haber recuperado su personalidad pícara y burlona hacia todos. Ya que también reía al escuchar los llamados de atención de la vicepresidenta.
»Inconscientemente, terminé huyendo de ti. Por mis sentimientos vacilantes.
Pero aun así, tras una genuina confesión, terminaste viniendo detrás de mí.
Después de clases, Kirito, Yuuki, Hosaka y Ronye, fueron hacia un local de comida rápida para estar juntos. Seguían saliendo los cuatro como amigos, como siempre había sido.
Ronye fascinada con Yuuki y Kirito, Hosaka zarandeando a Yuuki, y la ojirojos divirtiéndose con todos al igual que Kirito.
»Cada vez que pienso en ese beso, siento que por primera vez pude amarte honestamente. Incluso ahora puedo sentir ese sentimiento de felicidad.
Durante su salida, Hosaka por un momento, al ver sonreír a Kirito, volvió a decaer internamente. Ella sabía una verdad que él no. Le causaba muchísima lástima, y quería hacer algo, pero no podía. Solo era una niña, aun con casi 16 años.
»Todos los días pensaba en cómo podría responder mejor a tus sentimientos.
Cómo probar cosas nuevas junto a ti, y aprender más para poder entenderte.
Asuna pasaba por ese local donde estaban todos, y fue la bomba para que los cuatro salieran corriendo asustados. Ella, como expresidenta de la Academia Schuberg, obvio sabía que los estudiantes no podían desviarse de camino a casa.
Si llegaba a ver a uno de los cuatro allí, así ella no sea presidenta ahora, de igual manera los castigaría sí o sí de manera severa.
»Para saber lo querías incluso tomé tu cuaderno. Cuando dormías en las noches lo leía para comprenderte.
El anillo que me diste, es mi tesoro más preciado. Es el objeto que más atesoro en este mundo.
Caminando a la deriva por las calles, pasando el susto, una alarma de Kirito sonó. Era una alarma que colocó que le avisaría cuando debía volver a casa, para que no se le hiciera tarde y fuera hacer la cena para él y su pareja.
Ya eso le había pasado una vez, que por estar jugando con sus amigos, Alice pasaba tiempo sola esperando a que llegara. Así que se despidió de sus amigas y empeñó camino a casa.
»Cada minuto que pasé a tu lado, se sintió tan divertido que me he enamorado tanto de ti hasta un punto de no retorno.
»Sin embargo, mi corazón empezó a dolerme, cuando me di cuenta de que tu amor hacia mí eventualmente te rompería el corazón.
Antes de irse a casa, debía comprar los ingredientes para preparar la cena. Así que fue hacia un supermercado, donde se terminó topando con Llenn.
Ella ya se había graduado de la Academia Schuberg y no la verían más en la escuela. Lo que le que generaba gran emoción al verla fuera de ella, ya que lo más probable es que viajara lejos para estudiar en una universidad.
»Mi dolor y mi culpa se vuelven más pesados e insoportables, cada vez que recibo más amor y pienso en ti.
Porque en un futuro, me casaré con mi prometido y heredaré la familia Schuberg.
Algo que le dolió ver incluso a la propia Llenn, fue ver que Kirito llevaba ese anillo en forma de collar.
Arrugó la mirada decaída y triste, sin decir nada. Kazuto pensó que era porque le entristecía tener que dejarlos. Le dio un fuerte abrazo a su amiga y pasaron un rato juntos antes de despedirse, probablemente por última vez en mucho tiempo.
»Le conté a mamá acerca de los preparativos de la boda, y le pedí que no te lo dijera.
Esa fue la razón del casi llanto de su madre esta mañana. Que sus hijos tendrían que separarse para siempre.
»Esta es mi respuesta final, que he elegido por tu bien.
De ahora en adelante, caminaré por el sendero que he decidido.
Él llegó a casa y como esperaba, estaba sola. Su madre dijo llegaría tarde, y él no lo sabía, pero lo más probable es que estuviera ebria a altas horas de la noche, ahogando sus penas en alcohol.
Por parte de Alice, solo pensaba que aún no llegaba a casa.
»También intentaré dar lo mejor de mí para no relacionarme contigo. Ni en la escuela, ni como familia.
No podré reunirme contigo en persona, porque lo muy poquito de fuerzas que me quedan se destruirían al verte.
Se dio un baño y su hermana aún no llegaba. Lo más raro fue cuando entró a su habitación, porque el escritorio de Alice no estaba. Cuando fue a la cama, su almohada tampoco estaba ahí.
En lugar de ello, está la réplica del cuaderno del amor que ella hizo, basado en el primero que elaboró Kirito. Estaba abierto y parecía tener una nota escrita para él.
»Es por eso que dejo todo esto escrito, incluyendo todos los sentimientos que tengo por ti.
Por favor... perdona a tu débil y egoísta hermana.
Esto será lo último. Porque, aunque nuestros corazones estén separados, agradezco totalmente el vínculo que tenemos como hermanos.
Siempre oraré por tu felicidad, así como por aquello que amas.
Gracias, Kirito. Siempre te amaré, amor...
-Alice Schuberg.
Escucharlo sería imposible, pero ahí está. De alguna manera sus oídos pudieron percibir algo que jamás sonó... El sonido de su corazón partiéndose como cristal lanzado ferozmente contra el piso.
Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos en modo automático, cada vez más inundando sus pálidas mejillas, que tenían una expresión tiesa y atónita.
Quería poder decir algo, pero es como si su voz se hubiera roto junto con su corazón. Sentía que no podía respirar, mientras varias gotas caían sin cesar por sus cachetes.
Estaba temblando, solo en la oscuridad, esperando que esta lo consumiera para despertarse del sueño, que más bien era una pesadilla.
Pero no... Solo le quedaba llorar y abrazarse a sí mismo, mientras los quejidos ahogados lentamente salían de él. Incoherencias donde lo único entendible que dijo fue:
-¡A~Alice! ¡Alice!- Decía con su voz completamente rota -P~Por favor, vuelve. ¡P~Por favor!-
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Continuará.
Publicado: 15 de febrero, 2022
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