Capítulo 31: Malas corazonadas
Previamente:
-No importa. Al parecer te tomará tiempo para que puedas ponerte tu anillo- Respondió seria y tranquila.
En eso, Alice se acuesta y se arropa en la cama, lista para dormir. Allí él quedó en blanco, ya entendiendo mejor a lo que realmente se refería.
-Ella se... refería a eso...- Pensó avergonzado e incómodo.
Ciertamente, Alice se acostó fue para no ver la parte superior de su cuerpo desnudo. No por ser cruel. Aunque por lo menos obtuvo ser malita con él, y tener una buena vista y una imagen que no saldrá de su cabeza en mucho tiempo.
-¡Espera, Alice! ¡Despierta! ¡¡También ponme mi anillo!!- Exclamó Kirito, desconcertado.
____________________________________________________________________________________
-Kirito está soñando...- Susurró para sí misma, sonrojada.
-Te amo mucho... Alice...- Dijo él, en sueños, sonriendo.
Aún seguía oscuro allá afuera. Alice, al despertarse temprano como de costumbre, escuchaba a su hermanito hablando en sueños, diciendo cosas del tipo que la amaba mucho, que su cuerpo era suavecito, que su cabello era hermoso, etc.
Esto le hizo ruborizarse, pero no le daría demasiada importancia, aunque hubo algo extraño que ella notó. No fue un suceso o algo como tal, pero fue una sensación que le hizo sentirse extraña, le hizo sentirse vigilada.
Se levantó de la cama y tiró un vistazo por la ventana, logró ver la brillante y hermosa luna llena, la cual aún no perdía control del cielo. Pero sintió dentro de sí una sensación extraña, como si estuviera percibiendo algo que le esté perturbando. Se sentía observada, una sensación de estar siendo vigilada que le daba un mal presentimiento.
-¿Qué está pasando...?- Pensó confundida.
Le surgió un sentimiento de miedo, ahora se sentía asustada de salir afuera, allá al pasillo de la casa, donde debía estar bastante oscuro, solo y frío. Extraño, miró por todos los alrededores afuera de su ventana, y no había una sola alma que no fuera la suya. Sabía que ya no tiene cinco años, como para tenerle miedo a la oscuridad, y a lo que "Se esconde", en ella.
-Ay, Alice... Me haces cosquillas- Comentó Kirito, aún dormido y alegre.
Los comentarios de su dormido hermano le hacían sentirse más calmada y segura. Aun así, era realmente extraño algo como ello. Dentro de ella tenía un muy mal presentimientos, y sentía una especie de tensión cuando pensaba en su hermanito.
Verdaderamente, no tenía miedo a la oscuridad, ese mal presentimiento dentro de ella era provocado por la idea de separarse de Kirito. En el ambiente había algo que le hacía sentir como si algo estuviese por ocurrir, que le hacía tener esa mala corazonada, y de ahí le surgía el miedo a estar en la oscuridad.
Si con Kirito se siente tranquila y segura, entonces irá con él. Así que volvió a la cama con su novio para abrazarlo y seguir durmiendo a su lado. Allí sí se sentía en paz, y todo mal presagio se alejaba de ella.
-Yo también te quiero... Kirito-
.
.
.
.
.
.
El sol aún no salía como tal, pero ya había luz afuera y el cielo estaba nublado en esa transición de oscuro a azul, y ya pasaba luz por la ventana. Ahora Alice sí puede levantarse sin problemas, pues esa mala sensación ha desaparecido. Pero el recuerdo de ello sigue ahí, y le sigue haciendo sentirse extraña.
El despertador sonó y allí fue cuando despertó Kirito. Cuando el azabache ya podía distinguir la realidad, vio algo que le activó las alarmas. Su hermana estaba frente a su escritorio, quitándose el anillo para devolverlo a la caja.
-¿Alice...? ¿Qué...? ¿¡Estás quitándote el anillo!?- Dijo el pelinegro, pasmado.
-No podemos usarlo en la escuela, Kirito-
Al carajo el sueño. Después de escuchar eso saltó de la cama, espabilado hacia ella, totalmente insólito. La idea de los anillos es llevarlos consigo a donde sea, no ponérselo unas horas y quitárselo al otro día.
-¡Pero incluso dijiste que solo hacemos lo que queremos! ¡No tiene sentido si no lo usamos juntos!- Dijo exaltado el ojinegro.
-Lo que quiero hacer ahora es... ¡esto!- Dijo severa, sacándose el anillo.
-¡¿Qué significa eso?!- Preguntó perdido.
-Ayer te dije que nuestra relación no tiene nada que ver con los demás. Sin embargo, eso no significa que quiera anunciársela al mundo, menos de esta manera. Ambos podemos meternos en serios problemas-
Técnicamente, era para cuidar y proteger la integridad de ambos. Muy seguramente su abuelo estallaría cuando se entere de algo así, si no es que le da un paro cardíaco antes de ello.
-Ya veo. Entonces... ¡nuestro amor será nuestro secreto!- Respondió, sonriendo alegre.
Se lo tomaba todo bien, ya que no puede negar que Alice tiene razón. Podría traer problemas irreversibles si ellos dos son vistos como pareja, así que mejor pasar desapercibidos.
-¡Iré a cocinar algo delicioso para desayunar!-
Kirito se fue de la habitación a la cocina, para hacer lo dicho, y Alice se quedó allí dentro. Ella volteó a ver de nuevo la caja de los anillos, luego empezó a mirar en todas las direcciones, incluso por la ventana, pues ese mal recuerdo no se le iba por nada del mundo. Una vez estuvo segura que nadie la esté viendo, tomó de nuevo su anillo y se lo puso, para luego abrazar su propia mano en su pecho.
-¡Ah, cierto! Alice...- Dijo volviendo, inquieto -Si vamos a una cita en las vacaciones de verano, podemos usar nuestros anillos juntos, ¿verdad?-
Le sacó un susto que no expresó. Rápido con su otra mano tapó la mano en la que tenía puesto el anillo, y se puso de espaldas a él.
-S~Sí, claro que podemos, Kirito- Respondió seria, aunque algo tímida.
-¡Genial, gracias! ¡Ya no puedo esperar por las vacaciones de verano!-
Ahora sí se fue contento, escuchando lo que para él era una noticia estupenda. Por otro lado, Alice se quedó pensando, y es que hubo algo que le desagradó de sí misma. Ello era que aun a estas alturas, sigue teniendo vergüenza y miedo de que cualquiera la vea estando enamorada, o aceptando algún gesto de amor, de su amante.
-Simplemente... ¿qué estoy haciendo?- Se preguntó a ella misma.
Sencillamente, una personalidad tan fría y seria como la suya es normal que cuando tenga que cambiar a ser más simpática, cariñosa y dócil, ocurran tales cosas, como que le dé vergüenza o miedo ser vista así. Le da nervios que la vean como una doncella enamorada. Es algo normal por cómo es ella, y también es algo que debería ir cambiando.
.
.
.
.
.
.
-¡Buenos días, Yuuki!-
-Sí, buenos días, Schuberg-kun- Respondió apática y seria.
-¡No hagas eso! ¡Qué tú me saludes tan pesadamente es como que Coca cola venda Pepsi! ¡Es imposible! ¡Ahí algo no anda bien!- Exclamó asustado.
-Tu actitud es la pesada, ¿sabes?- Respondió seria todavía -Todo este tiempo estuve preocupada de que no descubrieran tu trabajo de medio tiempo, y de que algo malo pasara... Para que un día aparezcas deprimido y ni siquiera me respondas mis mil preguntas-
Haciendo memoria, se acuerda de ello. Y es que cualquiera se molesta, no va a tener a Yuuki toda la vida preocupada atrás de él, para que le dé respuestas que dan más preguntas que otra cosa, y después ni siquiera hable con ella.
Kirito quedó ahí insólito, entrando en razón; de las peores cosas que ha podido hacer desde que vino a la ciudad.
-¡Recientemente, he estado ocupado con muchas cosas! ¡¡¡De verdad lo siento!!!- Suplicó arrepentido y triste.
Le dio un abrazo a Yuuki, pero más bien parecía que estaba abrazando a un cadáver de lo fría e inamovible que estaba la ojirojos.
-Lo más serio es que...-
Ahí fue cuando vio lo más aterrador desde que ha llegado a Tokio. La mirada amenazante y tiránica de Asuna en Yuuki, e incluso peor.
En ese momento entendió que esa mirada de emperador tirano venía por defecto de familia. Solo que con Yuuki daba hasta más miedo al saber que ella no era así.
-¿No es genial que tengas que tomar clases suplementarias durante las vacaciones de verano, Kirito-chi?- Dijo con tono siniestro la pelimorado.
-Eeeh... E~Es que yo...-
(...)
Una tortura a escondidas después...
-Es un infierno tomar clases suplementarias en esta escuela- Suspiró seria la ojirojos -Te lo advertí...-
-Infierno... ¿A~A qué te refieres?- Pregunto asustado y adolorido.
-Los horrores de ello son uno de los siete misterios de esta escuela- Respondió en tono suspensivo.
-¡Espera! ¿De qué estás hablando?!- Preguntó exaltado.
-Había una vez...-
Una leyenda contada por Yuuki:
Una estudiante que tuvo que tomar clases suplementarias en verano, en esta academia. Pero sin importar cuanto estudiase... Sin importar qué demonios hiciera, nunca, nunca de los nunca, fue capaz de pasar el examen.
Queja tras queja, exámenes reprobados uno tras otro, desesperación y miedo al ver el verano pasar, y ella aun sin poder aprobar el examen. Como resultado, la estudiante de las vacaciones de verano... ¡desapareció!
Y su tristeza terminó tomando forma. Dicen que cada verano puedes ver la sombra oscura de una persona en el salón de clases.
Fin de la leyenda de Yuuki.
-Pero si eres tú, Kirito-chi, estoy segura de que puedes ser amigo de la sombra- Dijo Yuuki, sonriendo maliciosa.
No solo lo golpeó por un momento, sino que ahora también le mete miedo con lo de la supuesta sombra misteriosa que aparece durante el verano.
-Pero como sea. Siéntate lejos de la sombra. Trata de que tus primeras vacaciones de verano no desaparezcan- Sonrió divertida -No tienes que dejar que me aburra-
-Mis primeras vacaciones de verano...- Pensó, recordando.
A su cabeza llegaba el recuerdo de cuando esta mañana le preguntó a su pareja si durante las citas de verano podrían usar sus anillos. Bueno, si va a estar en clases durante el verano, pues tendría que decirle adiós a esa idea.
-Si eso sucede... me pregunto si el tiempo que pase con Alice será más corto- Pensó abstraído.
.
.
.
.
.
.
Durante el resto del día, algo que todos notaron es que el sol hoy parecía estar inspirado. Brillaba bastante y emanaba mucho calor, algo completamente normal en verano.
-Hace tanto calor...- Suspiró agobiado el ojinegro.
En eso, que camina y camina por los pasillos, logra encontrarse con su hermanastra, quien para su suerte estaba totalmente sola.
-¡Ah! ¿No hay nadie alrededor, verdad?- Pensó rápido -Oye, Alice, más tarde saldré con Yuuki. ¿Quieres venir también?-
-No iré. Además, es Yuuki y tú, mi nombre no está por ningún lado ahí- Contestó seria.
-Lo sé, lo sé. Ya sabía que no ibas a querer venir- Sonrió, dejando salir unas risas.
-Hubo una charla en el consejo estudiantil sobre ti, teniendo que tomar clases suplementarias de verano. Si tienes tiempo suficiente como para salir ahora, ¿por qué no tratas de prepararte para ello?-
En eso, ocurre que mientras Alice le hablaba, ambos quedaron viéndose a los ojos un rato. Como si de un momento a otro, ambos se perdieran en la mirada de su contrario. Sus brillantes y hermosos orbes azules, y sus oscuros ojos negros; para ella también hermosos.
-Si no tratas de librarte de las clases, entonces en vacaciones de verano no tendremos una...-
-¿Eso significa que estás emocionada de pasar tus vacaciones conmigo?- Interrumpió, superfeliz y sonriendo.
Ella se sonrojó después de que le preguntara eso, y escondió un poco la mirada. Se le hizo sumamente tierna, mientras ella ya no sabía si debía o no responder a eso. Creía que ya es muy obvia la respuesta.
-Además, no te preocupes. A menudo lo intento seriamente cuando se trata de ti- Le dijo sonriendo, y tomándola de la mano -Este es nuestro amor secreto...-
Al toque escuchan varios pasos cerca de sus alrededores, muy seguramente eran alumnos que salían de sus clases. Así que la pareja debía dispersarse lo más rápido y natural posible.
-¡Muy bien! Llegaré tarde a casa ¡Así que cena con mamá sin mí!- Anexó sonriendo -¡Nos vemos!-
Y así, Kirito se fue por su lado, mientras ella se quedó parada cerca de la puerta que da con el jardín. Sentía el sonrojo desvanecerse y su corazón desacelerar su impulso. Puso frente a su cara la mano que él tomó, y la notaba un poco erizada. Le había gustado mucho el gesto, aunque no lo diera a entender. Pero ese mal presentimiento de anoche se manifestaba por unos segundos.
Como si se sintiera amenazada, o bueno, no exactamente ella. Porque esto solo pasaba cuando pensaba o estaba presente Kirito. El mal presagio surge cuando presiente una amenaza para ellos.
Volteó a ver hacia el pasillo por donde él se fue, pensando en esto. Aunque era algo muy raro, aun así no capta del todo por qué ocurre. Sea lo que sea, no permitirá que nada negativo ocurra entre ellos. Sabe también que Kirito dará su mayor esfuerzo. Ya van varias veces que hace posible, lo que ella veía imposible.
.
.
.
.
.
.
Por la noche...
-Gracias por la comida-
-No hay de qué, hija mía- Respondió Midori, sonriendo -Kirito si que está tardando. Creo que solo seremos tú y yo, ¿quieres que leamos la carta de Gasupht juntas?-
-Claro. No hay problema-
Su madre estaba un poco borracha. Estaba en ese estado de sobreconfianza y ganas de hacer lo que se le viniera a la cabeza.
Últimamente, Alice nota que su mamá toma demasiado. Literalmente en este momento tenía una lata de cerveza en su mano, mientras hablaba de manera melodiosa y sus mejillas estaban rojas.
Ellas se sentaron en la mesa y empezaron a leer la carta de Gasupht, que venía con unas fotos de él recorriendo lo que parece un bosque.
-¡Ay, Gasupht! Es tan Feliz como un niño- Rio a carcajadas la señora -Mira esto, ¡está todo cubierto de lodo!-
Las risas de su madre eran un poquito escandalosas, pero no perturbaban a la rubia, aunque los efectos de su embriaguez se notaban más. Viéndola notó algo, observó cómo ella veía las fotos de su padre con tanta ternura y emoción. Eso le llamó bastante la atención.
-Uhm... Mamá, ¿qué es lo que te gusta de mi padre?-
-¡Aah! ¡No puedo creer que me estés preguntando esto!- Exclamó emocionada -¡¿Deberíamos tener una charla de chicas?!-
Ya Alice como que se arrepentía de haber preguntado eso, cuando su madre empezó a abrazarla con fuerza desmedida y dar pequeños chillidos de emoción.
-Olvídalo. No necesito saberlo- Respondió avergonzada la rubia.
-¿¡Ah?! ¡Lo siento! ¡Seré seria! ¡Lo juro!-
Si lo juraba, estaría bien. Si se ponía a darle abrazos, besos y a chillar, esa no era la zona de confort de Alice, y la hacía sentirse vergonzosa.
-Gasupht...tu padre es una persona genial, Alice- Dijo hablando con más calma, aunque sonriendo como tonta -Tú has estado más tiempo con él que yo, así que creo que ya lo sabes, pero él trabaja muy duro por los demás. Es solo que es terriblemente torpe y no es muy bueno expresando sus sentimientos-
Se le quedó viendo bastante atenta e intrigada. Cumplidos acerca de su padre no había escuchado otros que no fueran acerca de su vida profesional, o de lo increíblemente bueno que era como profesor. Por eso le causaba sorpresa lo que tenía por decir su mamá.
-En lo que respecta a los desafíos de su trabajo y a ti, él lo lleva todo sobre sí mismo. Ya parece tan peligroso y angustiante que eso me hace querer apoyarlo- Dijo melancólica, para luego empezar a reír de la nada -¡Y eso es todo! ¡Realmente ni yo sabría decir por qué me casé con él! ¡Creo que estaba borracha ese día!-
Sorprendente y preocupante. Era genial para ella que aparte de Kirito y su persona; hubiera alguien más que considerara a su padre un buen hombre, y también se lo confirmara. Además de que tal información de una persona adulta era útil. Aunque lo de casarse estando borracha no le calmaba mucho.
-¿Qué hay de ti, Alice? De seguro me preguntaste esto porque... ¿estás buscando consejos de amor?- Preguntó, viéndola fijamente y sonriendo.
Ella se sorprendió un poco de que llegara a tal conclusión, y el sonrojo tras la pregunta parecía algo automático en la cara de Alice. Ni siquiera ella entendía cómo de un segundo a otro, ya tenía las mejillas coloradas.
-N~No estoy segura...- Respondió tímida.
-Ya veo... Hija, si algún día necesitas consejos sobre amor, mamá estará aquí para apoyarte en todo. Y si te rompen el corazón, tranquila, que yo le rompo una pierna, y luego repararé tu corazón pedacito por pedacito. ¡No importa cuánto tiempo me tome!-
Le dio un gran abrazo a su hijastra; ella correspondió soltando unas pequeñas risitas. Eso nunca antes había pasado, pero imaginarse que a quien le rompería una pierna sería a su propio hijo, le causaba gracia.
-Gracias, mamá...-
.
.
.
.
.
.
Al otro día...
-La piscina suena bien en este momento...- Pensó el azabache, palideciendo.
De camino a la escuela, bajo el potente y caliente sol de verano, Kirito tendría que ser uno de los muy pocos tontos que tendrá que ir a clases en verano, por no lograr pasar los exámenes. De todas formas, valió la pena todo lo que lo llevó aquí.
-Aunque este es mi castigo por mis errores. Tener clases suplementarias en verano sí que es deprimente. Ya es molesto que las vacaciones de verano se acorten porque tenga que estudiar, pero ya que...-
Al llegar a la escuela, eso parecía el típico lugar abandonado de las películas de terror. Una instalación tan grande, vacía, muy silenciosa, y que transmitía malas vibras. Era lo que tocaba experimentar, por tonto.
-Quiero matar a mi yo del pasado que se saltó el examen...- Pensó fastidiado.
Sube que sube las escaleras, escucha ruidos pequeños, tontos y extraños que le daban un poco de nervios. Por culpa de Yuuki ahora tenía miedo de estar solo en semejante lugar. Capaz se estaba disputando la guerra del santo grial, y él ahí de metiche.
-Ha empezado a crecer mi curiosidad por el rumor de Yuuki- Pensó nervioso -Es aquí... ¿Habré llegado demasiado temprano? No hay nadie...-
Le tocaría pasar y esperar a que algún profesor llegue. No podrían tardar tanto de todas maneras, ya que la hora de entrada ya había sido hace unos minutos.
-Me sentaré en mi asiento habitual. De todas maneras, los fantasmas no aparecen por las mañana, menos en una tan soleada cómo está- Dijo algo irónico.
Sálvelo Dios, que cuando se sentó en su asiento sintió unas piernas ya ahí sentadas, y una presencia fantasmagórica y sombría cerca de él.
-¡¡¡Aaah!!! ¡¡¡Está aquí!!!- Gritó asustado.
Se estremeció al momento de sentir tales cosas. Al toque salió corriendo de ahí, aunque se detuvo cuando empezó a escuchar una voz.
-Ya veo... Diciendo "Está aquí", como respuesta. Sentándose encima de mí por error. Sí que es interesante-
Cuando volteó, notó que había una chica en su lugar, y no se trataba de algún fantasma o algo parecido. Aun así, esa chica transmitía una sensación sombría de su ser.
Parece ser algo alta, de pelo largo y negro, ojos oscuros de color azul, y su rostro reflejaba la expresión de ser alguien bastante apática y desinteresada.
-¿También estás aquí para las clases suplementarias, Schuberg Kirito?- Preguntó seria esa chica.
-S~Sí. L~Lo siento, estuve pensando en algo y no me di cuenta de que estabas ahí- Respondió nervioso -Por cierto, ¿cómo sabes ese nombre?-
-Sé más que solo tu sobrenombre- Dijo calmada y levantándose -Tienes 16 años. Naciste el 7 de octubre. Eres libra. Mides 1,72 metros y pesas 59 kilogramos. Tu mejor amiga es Konno Yuuki. No tienes mejor amigo-
Kirito andaba alucinando. Si parecía que esa chica conocía más de él que su mamá o él mismo.
-Tu color favorito es el negro. Y el color de tu ropa interior es azul rey. Tus medidas son...-
-¡Basta! ¡Basta! ¡Espera! ¿¡Cuánta de mi información personal se ha filtrado?!- Preguntó abrumado y desesperado.
-No... Obtuve toda esa información simplemente por observación personal- Respondió calmada la chica.
-¿E~Es así...?-
-Obtuve la información de tu tarjeta de estudiante que se te cayó la última vez que estuviste aquí. La forma en cómo sostienes tu bolso, cómo te sientas. El día que te quitaste el uniforme frente a todos y abajo traías más ropa, pude ver tu ropa interior en ese proceso-
Era incómodo, muy; pero muy raro, que pudiera saber tanto de él, pero de cierta forma se le hacía algo genial también. Aunque casi le da un paro al corazón cuando ahora sabe que una chica le vio sus calzones.
-¡Pero eso es asombroso!- Dijo impresionado -El ser capaz de entender a una persona solo con observarla-
-Es un hábito mío. Esta es la primera vez que alguien me dice que es asombroso. A la mayoría más bien les desagrada- Respondió seria.
-Eres un poco intensa, pero supongo que las personalidades son algo que no se puede ocultar-
-Pero incluso hay algunas personas excepcionales que no puedo entender en absoluto- Contestó confundida la azabache.
-Ya veo... Oye, ¿cuál es tu nombre?- Preguntó intrigado.
-Demoré en presentarme. Soy Karen Kohiruimaki- Dijo amablemente.
-¡Karen! Lindo nombre, aunque tienes un apellido bastante largo - Respondió alegremente -¿De qué otra forma te gusta que te llamen?-
-Bueno... algunos de mis familiares solían llamarme Llenn de niña. Me gustaba ese sobrenombre-
-¡Perfecto! ¡Llenn será! Es un placer conocerte- Respondió sonriendo -Realmente pensé que sería terrible tener clases yo solo, y también dijeron que un fantasma aparecería. Si te gusta, ¡podemos ser amigos!-
En eso, Llenn se para de golpe en frente de Kirito, y empezó a verlo directamente a los ojos, tomándolo de los hombros. Ella transmitía malas vibras. Daba esa muy mala sensación de sentirse siempre observado cada segundo que pasaba.
-¿Qué acabas de decir?- Preguntó con algo de severidad en su actitud.
-Nada más pensé que tener que tomar clases solo sería solitario- Respondió nervioso.
-No. Antes de eso-
-¿T~Tu apodo?- Dijo asustadizo -Lo siento. Si no te gusta que te llame así, no lo haré-
-No. Es gracioso-
-¿¡Gracioso?!-
-Ni una sola vez me han dado un apodo en toda mi vida. Ese nombre de "Llenn", me lo puse yo misma. Pocos me llaman de esa manera. Así que me sorprendió- Contestó, volviendo a sentarse -Dejemos eso aparte-
-¿¡Qué?! Me pregunto si estará bien ser amigo suyo...- Pensó desconcertado el ojinegro.
-Al acercarme a ti hace un momento, fui capaz de obtener una información muy interesante. Tienes el aroma de Schuberg Alice en ti-
Ella podría resultar más peligrosa de lo que puede pensar. Tal vez ella es la responsable de las malas corazonadas de Alice. Esa mirada oculta y rastreadora, poseía una dueña.
____________________________________________________________________________________
Continuará.
Publicado: 31 de diciembre, 2021.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro