Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3: Vacío

Previamente:

Estoy en casa...-

Algo que le sorprendió a Kirito, y se le hizo raro al mismo tiempo, es que todas las luces de su departamento estaban apagadas. Cuando encendió la luz de la sala se encontró con su madre, quien estaba sentada con ambos brazos cruzados sobre la mesa, con su cabeza acostada en ellos.

-Mamá, ¿qué pasa? ¿Por qué las luces estaban apagadas?-

La madre de Kirito, se mantuvo callada un momento, hasta que lo primero que se escuchó venir por parte suya, fue un sollozo. Cuando él prestó más atención, se dio cuenta que los brazos de su madre parecían estar mojados, y esa humedad eran sus lágrimas.

-Kazuto...- Dijo Midori con voz quebradiza -Se la han llevado... Se llevaron a Alice-chan...-

_______________________________________________________________________________________

-Se han llevado a Alice...- Repitió Midori, dejando ver sus ojos húmedos.

-¿Que se la han llevado? ¿A dónde?-

-Vinieron unos hombres del señor Schuberg. Dijeron que Alice debía irse a vivir con su abuelo- Decía, mientras le salían unas cuantas lágrimas -Alice no protestó... Así que no hubo nada que pudiera hacer...-

Una hora antes de que Kirito llegara a casa, unos hombres uniformados fueron hacia el departamento de la señora Midori. Por orden de su abuelo, Alice debía volver a su casa y si era posible, alejarse de Kazuto y de su madrastra. Por lo visto, a Bercouli no le terminó agradando la idea de la estadía de su nieta, en la casa de la mujer e hijastro de su hijo.

Como dice Midori, la ojiazul para nada protestó, simplemente tomó sus cosas y acató las órdenes. La madre de Kirito, en este caso, no tenía que hacer. Ella no tiene ningún tipo de poder sobre su hijastra, el encargado de cuidarla es su abuelo Bercouli, si esa era la palabra del señor Schuberg, y Alice no se veía en contra de ello, pues entonces no le quedaba de otra que ver cómo se iba.

-Es mi culpa... E~Es mi culpa que ella...- Pensó Kirito, en blanco.

Por su cabeza, pasó el recuerdo del momento en el que se subió al escenario, y reveló que el profesor Eldrie tenía una relación con una alumna. A pesar de que nunca dijo que esa alumna era Alice, para alguien como el director, que obviamente ya sabía de la relación de su nieta y su empleado, era muy obvio que, sabiéndose esa noticia en la escuela por culpa suya, ese chico no sería más que un estorbo, tanto para él, como para su nieta.

De vuelta a la realidad, la madre de Kirito se levantó de su silla y volteó a ver a su hijo, ella aún lloriqueaba y tenía los ojos lagrimosos, moqueaba un poco por la nariz y dejaba salir unos pequeños sollozos.

-¡¿Q~Qué?! ¿Mamá? ¿Qué te ocurre?- Preguntó Kazuto, sobresaltado, abriendo los ojos de par en par y con la boca abierta.

En eso, Midori dejó salir un pequeño grito ahogado, para después caer de rodillas delante de su hijo, mientras se ponía ambas manos en su pecho, y seguía lagrimeando.

-Perdona... M~Me han venido a la cabeza recuerdos de cuando v~vivíamos en Rulid, y otros más t~turbios- Dijo con voz quebradiza y sollozando.

Kirito después de escuchar eso, ya intuía cuáles eran esos recuerdos turbios de los que hablaba, prefería dejar de tocar el tema o la cosa solo iría para peor.

Justo por este tipo de situaciones, es que Midori pasa mucho tiempo ocupándose de su hijo, porque esos recuerdos melancólicos, dolorosos y de aflicción, más temprano que tarde terminan evocando en su cabeza, y tiende a sufrir golpes de sentimiento o ansiedad.

Kirito decayó en su semblante, mientras veía a su madre con algo de lástima. Para nada le gustaba verla así, estaba dispuesto a ayudarla y él sabía perfectamente qué debía hacer.

-¡Ya, está bien!- Dijo Kirito, elevando la voz y frunciendo un poco el ceño -¡Iré a escuchar la versión de Alice! Pero si ella quiere irse a vivir con su abuelo, nos daremos por vencidos, ¿ok?-

Midori no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza mientras seguía arrodillada en el suelo, viendo a su hijo a los ojos con sus mejillas mojadas por las lágrimas, y sus ojos algo rojos de tanto llorar.

-Deberías ir a acostarte mamá. Trata de calmarte y vaciar un poco tu mente- Sugirió Kirito, un poco nervioso de su condición.

-S~Si, t~tienes razón, hijo. Iré a dormir un poco...- Respondió Midori, levantándose del piso y limpiándose un poco la cara.

-Mañana hablaré con Alice para ver qué ocurre aquí, ¿muy bien?-

-Está bien, Kirito. Que duermas bien...- Respondió abrazándolo con algo de fuerza.

Luego de eso, Midori besó la frente de su hijo, para después irse hacia su habitación a tratar de relajarse.

Kirito se quedó mirando a su madre por la espalda, hasta verla cerrar la puerta de su cuarto. Una vez que hizo eso, la mirada del azabache volvió a decaer, bastante pensativo.

-Y no es solo por eso mamá... Por ella y por mí también. Quiero estar seguro de que realmente quiere irse- Pensó un poco melancólico.

(...)

La noche fue extraña, debido a que, sí existe razón para que Kirito se le hiciera pesado dormir, y esa razón era su madre. Él sabía de antemano lo mal que podría llegar a ponerse cuando entraba decaída.

Recuerdos que nada tienen que ver con la situación que está viviendo, pero que llegan a su cabeza, justamente siempre eran melancólicos o nostálgicos. Repentinos ataques de tristeza, llantos, miseria emocional y ansiedad generalizada, eran cosas que le pasaban a Midori en este tipo de situaciones.

Pero esos fueron pensamientos que, por muy pocos momentos, sí llegaron a la cabeza de Kirito. Los que más tiempo permanecieron en su cabeza eran pensamientos relacionados con Alice.

-Ahora que ella no está... me siento raro...-

Kirito volteó a ver a donde antes solía estar Alice durmiendo, ella dormía a su lado, separados uno del otro claramente, pero ella estaba ahí. El voltear y ver que no había nada, ni nadie, ver que lo único que había a su lado a lo lejos era una pared blanca, y la oscuridad de la noche, lo hizo sentirse raro. Se sintió vacío, como si algo faltara.

-Nunca llegamos a llevarnos bien, ¿por qué me siento así?- Pensó frustrado.

Y así estuvo toda la noche, con la imagen de su hermana mayor grabada en su mente, hasta que por fin, más allá de la media noche, el cansancio lo venció y quedó dormido.

.

.

.

.

.

.

Al otro día, en la escuela, Kirito haría lo que le había prometido a su madre, hablar con Alice para escuchar su versión de la historia.

Por la zona de los pasillos de la escuela, para subir hacia el segundo piso, Kirito fue capaz de encontrarse con ella. Él intentó llamar su atención, acercándose y poniendo su mano sobre su hombro, pero Alice simplemente lo ignoró y siguió caminando.

-¿Eh? ¡Alice! ¿No tienes nada que decirme?- Dijo un poco molesto.

-¿Qué podría querer decirte?- La ojiazul voltea, y con su típica seriedad y frialdad de siempre, le responde.

Kirito quedó con la boca mínimamente abierta de la sorpresa, ladeó un poco la cabeza tras la hostil respuesta de Alice, como si ella nunca lo hubiera visto.

-¡Buenos días, presidenta!- Saludó una chica de cabellos castaños y ojos azules.

Para mala suerte de Kirito, una chica perteneciente al consejo estudiantil, llegaría en búsqueda de la presidenta.

-Necesitamos de su presencia en la sala del consejo- Dijo la chica de cabellos castaños.

-¿Eh? E~Espera. Tengo que...- Pero Alice interrumpe a Kirito.

-Muy bien, Ronye. Vayamos de una vez- Respondió.

Y sin más, junto con esa chica se fueron caminando, dándole la espalda a Kirito, hacia la sala del consejo, lugar al cual él no puede entrar sin autorización, y seguir metiéndose en problemas no le viene siendo conveniente en estos momentos.

Ya era la hora de entrar al salón, era el momento de la clase del profesor Eldrie, pero este último mencionado jamás aparecería.

En su lugar, la secretaria Quinella hizo acto de presencia, junto con ella venía una mujer que los estudiantes jamás habían visto.

-Bueno, sobre su antiguo maestro, el profesor Woolsburg ha tenido que irse del instituto por asuntos personales. A partir de hoy, una sustituta tomará su cargo, mientras se van resolviendo todos los problemas que hay- Dijo Quinella, presentando a la nueva maestra.

Obviamente, esos "Asuntos personales", vienen siendo que su reputación como maestro respetable estaba destrozada, y ya no podría tener paz tras descubrirse su secreto en esa escuela. Pero a Kirito ya no le importaba, tenía la cabeza en otro lugar, le daba igual la nueva maestra, también le daba lo mismo que el profesor Eldrie se haya ido. Por alguna razón, él solo pensaba en Alice.

-Seguramente haya sido mi culpa, pero... ¿Cómo puede actuar de repente como si no me conociera de nada?- Pensaba.

Mientras todos murmuraban su opinión de lo sucedido, haciendo que un pequeño escándalo se estuviera generando en el salón de clases, Kirito aún seguía sin prestar atención a lo sucedido, seguía en su mundo mental.

-Hasta hizo que mamá se preocupara. ¿Qué eso no significa nada para ella?- Seguía pensativo.

-A ver todo mundo, la siguiente clase empezará, así que prepárense por favor y dejen el escándalo- Pidió la maestra pasivamente a sus alumnos.

Una vez todos hicieron silencio, empezaron a tomar las cosas que necesitarían para la clase del día. Yuuki logró notar que a Kirito se le veía con la cabeza en otro sitio, así que decidió acercarse para hablar con él.

-¡Hey ¡Hey! Se te ve triste hoy. ¿Qué pasa? Teniendo en cuenta que tienes examen mañana puedo entenderte- Comentó sonriendo de forma encantadora, con su ojo izquierdo cerrado.

-Con examen o sin él, estoy bien- Respondió Kirito algo decaído.

-Si ese es el caso, tengo una cosa para ti- Dijo agachándose para sacar algo de su bolso.

-¿Ahora con qué me va a salir Yuuki?- Pensó desanimado.

En eso, la pelimorado de su bolso saca lo que parece ser un folleto relacionado a diferentes tipos de videojuegos.

-¡Tachán! ¡Un panfleto para obtener packs únicos de videojuegos! ¡Sé que te gusta demasiado tener cosas exclusivas, así que pensé en traerlo para mostrártelo!- Dijo Yuuki sonriendo, con emoción y con sus ojos brillando.

-Bueno... tiene buena pinta- Contestó sin ánimos.

-¡¿Qué?! ¡¿No estás emocionado?! ¿Es que algo te ha absorbido la energía?- Exclamó sorprendida e indignada.

-No tengo planes para estos días. Si quieres podemos hacer lo que gustes- Respondió él, pegando la cabeza en la mesa de su asiento.

-Estás siendo frío, Kirito-chi. Cuando se te pase esa actitud puedes volver- Diría ella, yéndose a su asiento algo molesta.

Kazuto alzó la mirada, se quedó viendo cómo Yuuki se iba hacia su lugar. Eso le hizo sentirse mal con él mismo, tenía la cabeza en otro lado y estaba siendo distante con la única amiga que había conseguido.

La clase inició, pero Kirito seguía sin prestar la debida atención a nada, simplemente no podía concentrarse en algo, ya que se sentía desanimado. Lo único que quería hacer era ir a hablar con Alice, para aclarar la situación, si no lo hacía no podría darle atención a nada más.

-¿Acaso me estoy volviendo pesimista como todos los estudiantes de aquí?- Pensaba Kirito al paso de las horas de clase -¡No! ¡No! ¡Tengo que hacer presión hasta que ella acepte hablar conmigo!-

Al cabo de la clase y que sonara el timbre de salida, Kirito salió rápidamente del salón para ir a buscar a su hermanastra, antes de que ella entrara a la junta con el consejo estudiantil, y se volviera inalcanzable para él.

Para su buena suerte, logró conseguirla en los pasillos, justo cuando ella se dirigía a cumplir su labor como presidenta.

-¡Schuberg-san! Tenemos que hablar- Dijo llamando su atención.

La rubia se detuvo en los pasillos y volteó para mirar a Kirito, con tranquilidad. Luego de eso, los dos salieron hacia el jardín de la escuela, para poder hablar en privado sin ser escuchados por absolutamente nadie.

-Siento lo que hice ayer con el discurso. Mamá me lo contó todo cuando llegué a casa, pero... ¿De verdad querías irte?- Preguntó Kirito angustiado.

La pelidorado no respondió al momento, se quedó en silencio unos pocos segundos, hasta que más bien empezó a acercar su rostro hacia el del ojinegro, haciendo que este último se empezara a poner nervioso, cada segundo sus mejillas se ponían más y más rojas, e igualmente podía sentir su corazón acelerarse

-¿Estás diciendo que... me quieres de vuelta contigo?- Preguntó Alice, pegando su frente con la de Kirito, mientras tenía una tenue sonrisa.

Kirito, por otro lado, estaba algo ansioso, para su suerte estaban en una zona apartada donde nadie podría verlos, pero tenerla tan cerca le estaba poniendo nervioso.

-Bromeaba...- Dijo Alice separándose y dándole la espalda -¿Piensas que no vuelvo a casa porque el abuelo me dijo que no me acercara a ti?- Le miraba por encima del hombro -Pues no. Es algo que he decidido yo misma. Así que déjame en paz-

Luego de lo sentenciado, ella se fue de allí dejando a Kirito solo, sin dejarle hablar. Éste último decayó su mirada y la vio irse, sintiéndose algo triste y decepcionado.

.

.

.

.

.

.

Pasaron los días luego de esa corta conversación, Kirito y Alice nunca más volvieron a hablar desde lo sucedido.

Al final, a la madre del azabache no le quedó de otra que tener que aceptar que su hija no volvería, tendría que esforzarse por no caer en lamento, ya que a ella más que a nadie no le gustaba estar así.

Tras los días que pasaron, él y su hermana se encontraban en clase de educación física, obviamente separados los varones de las mujeres, pero aun así en la misma cancha del instituto, ya que esta era lo suficientemente grande para que dos grupos diferentes puedan usarla al mismo tiempo.

-Educación física es aburrida, pero... es mucho mejor que hacer exámenes y estar sentado en el escritorio todo el día- Dijo Kirito, mientras trataba de tocar la punta de sus pies, estando sentado en el suelo.

En eso, Kirito alza la vista y logra ver que a lo lejos está Alice, en la otra mitad de la cancha, mientras sostenía un balón de voleibol en sus manos, y hablaba con unas chicas de su clase.

-Ha pasado una semana y no nos hemos dicho una palabra- Pensó mirándola -Siempre está rodeada de gente-

Al paso de varios minutos, la cancha era utilizada para un partido de voleibol, donde estaban jugando chicos y chicas en equipos mixtos, los voluntarios para jugar fueron elegidos y entre esos voluntarios, estaba Alice. Por otro lado, el pelinegro no se había ofrecido para jugar. Se apartó del grupo hasta que la clase termine.

Estaba sentado con las rodillas hacia arriba, y sus brazos cruzados, tenía su cabeza escondida entre ellas y su frente afincada en sus brazos, estando completamente solo, ya que Yuuki no estaba cerca por allí, y aparte de ella otro amigo no tiene.

-Ese chico... En el discurso dijo que era el nieto del director- Dijo una chica a lo lejos, mientras veían a Kirito.

-¿Eh? ¿Por lo del profesor Eldrie?- Preguntó otra persona.

-Podría ser... Creo que solo quería acercarse a la presidenta del consejo estudiantil- Respondieron.

-Puedo oírlas desde aquí- Pensó Kirito cabizbajo y desanimado -Al contrario que a ella... a mí estos rumores me hacen quedar como un imbécil...-

Por un momento, alzó la mirada y vio a Alice, quien estaba respirando un poco agitada, ya que estaba algo cansada y sudaba un tanto. El simple hecho de llegar a verla así, consiguió que Kirito por un momento se sonrojara levemente.

Tal vez esas chicas sí tenían razón, él solo buscaba acercarse a la presidenta, pero, ¿por qué? Nunca le cayó bien, después descubrió que es su hermana, ahora llevan un tiempo sin decirse nada; una pregunta que tarde o temprano tendrá su respuesta.

-Estoy seguro... de que solo me ve como uno más de sus tantos admiradores, o puede que ni eso. ¿Qué es este horrible sentimiento?- Pensó Kirito, hundiéndose en sus pensamientos.

Las horas en clases pasaron aburridas, como todos los días, hasta que sonó el timbre y Kazuto se fue solo hacia casa, ya que la verdad tampoco se sentía de buen humor para estar con Yuuki, ya la había hecho molestar por sus malos ánimos, así que para evitarle un fastidio a la pelimorada, mejor se van los dos solos por caminos separados.

En su casa, tanto su madre, como él, estaban algo decaídos, Midori en pocos días se había encariñado bastante con Alice, mientras que Kirito por alguna razón llegaba a sentirse vacío y no sabía por qué.

Llegó la hora de dormir, las luces estaban apagadas, lo mínimo de luz que pasaba a la habitación era de la luna a través de la ventana. Kirito estaba en la misma habitación que solía compartir con Alice, él estaba sentado sobre su colchoneta con las piernas cruzadas, y la cabeza baja mirando al suelo.

-¡Esto es una mierda!- Exclamó en voz baja.

En eso, Kirito volteó y al lado miró las sábanas que antes utilizaba Alice, para arroparse cuando iba a dormir. El azabache se estiró y agarró las sábanas con sus manos para luego acercarlas a su rostro, y poder olerlas un poco. Logró notar que las sábanas aún conservaban su olor, cosa que le sacó un sonrojo, pero al mismo tiempo hizo que su mirada decayera más.

-Por la noche... entro en una confusión y siento como si este sentimiento me quemara por dentro- Pensó Kirito, sintiendo algo de frustración en el pecho -¡Doy asco!-

Sus ojos se humedecieron un poco, se recostó en su colchoneta con la espalda plana, viendo al techo, teniendo en todo momento las sábanas de Alice abrazadas hacia su cuerpo. Cuando esperaba vivir algo fuera de lo común una vez se mudaran, jamás pensó en algo como esto, y por ahora, esta aventura para nada le estaba gustando.

-Ojalá jamás nos hubiéramos mudado...- Dijo cerrando los ojos, para poder dormir.

Después de todo, enamorarse por primera vez puede llegar a hacer que te sientas increíble, fantasioso y feliz, así como también puede ser una tortura psicológica y de las peores que hay. Pero sin dudas, es una experiencia inolvidable.

_______________________________________________________________________________________

Continuará.

Publicado: 24 de agosto, 2021.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro