Capítulo 27: Notas de amor
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-Voy a ir a una cita contigo. Ese es el primer paso, ¿cierto?-
Pues tampoco hubo respuesta, ya que Kirito cayó de espaldas a la cama, desconcertado y casi que alucinando.
-¿Kirito...?-
-Estoy tan feliz que... podría morir. Ya no puedo más...- Dijo con un tono abrumado, sintiendo sus fuertes latidos.
Después de escuchar eso, Alice no dijo nada, pero se le formó una tenue sonrisa al ver cómo él se ponía, nada más por ella aceptarle la cita. Le hacía sentir feliz también, de algún modo.
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Todo marcha increíblemente bien. Ya Asuna dejó completamente en paz a la pareja Schuberg, y con eso ya no existe rival de por medio para la relación de Kirito y Alice. Ambos obtuvieron un descanso, más que bien ganado.
-¡¡Alice!! ¡Devuélveme mi libreta!- Exigió Kirito, muy molesto.
La cosa va así, en clase de educación física están jugando un partido de baloncesto de equipos mixtos. En un equipo está Kazuto y en el otro Alice. Un dilema es que el día anterior a haberle pedido la cita, la ojiazul no le devolvió su cuaderno del amor. Se lo quedó ella, confiscándolo, y ahora llevan ese desacuerdo a la cancha.
Kirito torpemente dejaba su posición atrás para ir a interceptar a Alice, y quitarle el balón. Ella se se sorprendió, no por lo astuto, sino por lo desmedido y tonto que era eso.
-¡Eso me pertenece a mí, Alice!-
Yendo como bólido hacia su hermana para arrebatarle el balón, terminó pasando de largo y cayéndose al caer en la finta básica de Alice, quien siguió en el juego como si nada.
-¿Qué es lo que Kirito-chi está haciendo?- Dijo Yuuki, avergonzada de su amigo.
Ya después de la humillación pública, Kazuto y y la ojirojos luego de cambiarse a sus ropas escolares, volvieron al salón para tratar al herido pelinegro. Todo porque después de caer en la finta de su pareja, se estampó de cara contra suelo.
-Aquí hay una vandita, Kirito-chi. Fuiste como un niñito cayendo sobre su cara con tanta fuerza. Eres increíble- Dijo la pelimorado, riendo.
-¡No es cómo si quisiera caerme!- Replicó enojado.
Con uno de los pequeños espejos de Yuuki, Kirito se veía el moretón que tenía en la nariz. Se como si le hubieran golpeado, y le dolía realmente bastante.
-Ah, ¿y qué ha sido eso? ¿Tratando de obtener puntos de simpatía por ser tan malo con los deportes? ¡Eres un genio!- Comentó, dejando de salir risillas.
-¡De ninguna manera!-
-Ah, sí. Tú has dicho antes: "Devuélveme mi libreta", ¿sigue estando confiscada por la presi?-
-Tú... me has escuchado, ¿verdad?- Preguntó avergonzado.
-Pues... tal vez porque lo has gritado. ¿Tan mala es esa libreta?-
-Controlar mis perversiones y evitar que mi menté esté en blanco por amar demasiado a Alice. ¡fue por eso que hice esa libreta! Y fue robada por el objetivo. Quién lo hubiera imaginado- Pensó Abrumado -¡Sin esa libreta estoy acabado!-
-¡¡¿Cómo has podido dejarla llevarse algo tan importante como eso Kirito-chi?!!- Respondió conmocionada -¿Y qué hay ahí que es tan importante?-
Mientras el salón era acomodado y se esperaba que todos los alumnos llegaran, Kirito vio a Alice salir del aula. Ella seguramente se dirigía a su siguiente clase, pero el pelinegro no pudo evitar salir corriendo desesperado, detrás de ella.
-¡Espera, Schuberg! La clase que viene será pronto...- Diría la secretaria Quinella, extrañada -Nah, no importa-
Al no poder detenerlo, la encargada, que vigilaba a los alumnos por un momento, simplemente se sentó en la silla frente a su escritorio, y empezó a comer unos Doritos a esperar que la siguiente maestra llegara.
-Sensei, ¿no que no se puede comer en el aula?- Preguntó Yuuki, ladeando la cabeza.
-Yo no estoy comiendo, señorita Konno- Negó tranquilamente.
-Pero... ¡si la estoy viendo! Está comiendo chucherías- Reclamó indignada.
-No... estoy... comiendo, señorita Konno- Repitió en un tono más sombrío.
Mejor ni volver a preguntar. Yuuki se pegó media vuelta y volvió a su asiento, sin ganas de seguir discutiendo.
Por otro lado, Kirito había logrado alcanzar a Alice, pero ella parecía estarlo ignorando un rato, hasta que decidió hablarle.
-¿Podrías no hablarme con tanta familiaridad mientras estamos en la escuela?- Pidió seriamente -Si una conspiración nos ve a dos candidatos de las elecciones podríamos ser expuestos, recuerda que técnicamente toda la elección fue trampa-
-¡No siempre vas a evitar hablarme! Todo esto es porque no quieres devolverme mi libreta...- Dijo con algo de vergüenza -Es por eso que estoy aquí-
-¿Esa cosa que trata sobre cómo hacerme feliz?-
-¡Ah, sí! ¡Eso! ¡Devuélvemela ya!- Exigió, exaltado.
-Pues no quiero...-
Deslizando algo que había entre sus cuadernos, sacó la libreta del amor de Kirito, y se la enseñó en la cara, sosteniéndola firmemente.
-Nuestra cita seguirá al pie de la letra lo que está escrito aquí- Anunció severa y seriamente.
-¡¿Eh? ¿Qué quieres decir?-
-Debes comportarte, y recuerda disfrutar de la cita- Susurró dulcemente en su oído -¿Lo captas?-
Después del sonrojo y pequeño estremecimiento del ojinegro, Alice siguió por su camino, aún sin entregarle de vuelta la libreta a Kirito. Mientras, él sentía los potentes latidos de su corazón, cuando se ponía a pensar, había algo en lo que dijo Alice que le llamó la atención.
-¡E~Espera! Exactamente, lo que dice al pie de la letra... Escribí de manera fantasiosa allí, así que no significa que tendremos la cita perfecta- Dijo en su mente, confundido.
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-Empecemos con la cita- Anunció tranquila, la ojiazul.
-¡H~Hagámoslo!-
Pasado el mediodía, alrededor de una plaza y un centro comercial, estaba la pareja Schuberg, preparados para ir a su cita. Kirito vestido de forma juvenil, como para una salida normal, y Alice vestida como una dama, siendo sencilla pero elegante. Con la libreta del amor de Kazuto en su mano, daba inicio a su cita.
-Primero: "Abrazarnos mientras miramos la puesta de sol"- Leyó ella, tranquilamente.
Después de escuchar eso, Kirito cayó sobre sus rodillas, debido al despropósito que mencionaba su novia.
-Alice... es mediodía, todavía no hay puesta de sol- Dijo Kazuto, con agobio en su tono -Lee el plan de la cita desde el inicio, por favor-
Mirando el cuaderno, se sorprendió al darse cuenta de que se había adelantado unas páginas. Un pequeño error suyo, que corrigió rápidamente.
-Es correcto, empecemos de nuevo...- Dijo aclarándose la garganta -"Tomarnos de la mano e ir al cine"-
Algo que le sorprendió al pelinegro, es que Alice parecía tomarse en serio lo que decía ese cuaderno. Antes de hacer cualquier cosa, siempre consultaba con la libreta y lo que ahí decía.
-Empecemos con eso. Rápido, toma mi mano- Pidió ella, actuando como siempre.
-Hay mucha gente aquí, eso es un poco...- Dijo sintiéndose un poco apenado -Sé que nadie lo sabrá, pero me siento extraño caminando agarrado de la mano de mi hermanastra, rodeado de tantas personas-
-Kirito... para esta cita, esta libreta es muy importante-
Ella se paró en frente de él y le tomó de la mano. Al azabache le incomodó que la gente empezara a mirarlos. En un ataque de nervios, él la soltó y salió corriendo hacia el centro comercial.
-Y~Yo... ¡iré por los boletos para la función, rápido! ¡Hablamos de eso después!- Farfulló nervioso.
Ella se quedó un rato parada, viéndole irse. "Irse", porque en realidad van a ir al mismo sitio los dos, solo que él se le adelantó.
-¡Sí! Anoté mis ideas para la cita ideal, pero... Tiene que haber "Ánimos", ¿no?- Pensó confundido, mientras seguía corriendo.
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-C~Creo... que no pensé muy bien lo de la película...- Pensó él, sonrojado y conmocionado.
La película que andaban viendo era la adaptación al anime del manga "Brotherly Love", ese mismo manga que Kirito solía leer. La película no poseía escenas muy +18, a diferencia del material original, pero de igual forma era bastante reveladora.
-¿Esto no es demasiado...?- Pensó abrumado y sintiendo arder sus mejillas.
A la vez que pasaba una escena llamativa, para Kazuto no fue imposible pensar que de cierta forma, él y su pareja eran similares a los protagonistas del largometraje. Bueno, en el caso de su novia, únicamente daba la casualidad que ambas chicas eran rubias, de resto, eran desiguales. En su caso, el chico parecía una versión más afeminada de él mismo.
-¿Está bien Alice con este tipo de cosas...?- Pensó, echándole un vistazo a su hermana.
Mientras Alice miraba la película, seria y tranquila de la vida, sin previo aviso; tomó a Kirito de la mano, y entrelazó sus dedos con los suyos, aunque sin voltear a verlo.
-¡Es~Espera! ¡Espera! No me digas que Alice...- Pensó sorprendido y sonrojado -Alice, ¡¿en serio planeas hacer todo lo que hay en esa libreta?!-
Incluso lo acariciaba del dorso de la mano, manteniendo su vista fija hacia la película. Las mismas escenas fuertes de la película pasaron a ser un detalle terciario con esto.
(...)
-Lo siguiente es: "Comer en un café", ¿cierto?-
Dicho y hecho, Kirito y Alice después de ver la película, se dirigieron a un café dentro del centro comercial, para comer algo. Al llegar ambos se sentaron en la mesa. La ojiazul seguía revisando lo que decía cada página de la libreta, mientras él acostaba su cabeza sobre sus brazos, suspirando.
-Alice es la única que tiene una cara calmada... ¡yo no pude concentrarme en la película ni un poco!- Pensó desconcertado.
En eso, llega la mesera del lugar y atiende a ambos chicos, le da las buenas tardes, anota sus órdenes, y se va la cocina para empezar a preparar lo pedido. Kirito seguía notando que Alice no sacaba la mirada de la libreta, teniendo en cuenta esta situación, a la cabeza le había llegado un recuerdo.
-Ahora que lo pienso... ¿yo escribí algo como esto en la libreta?- Pensó confundido -Era algo así como: "Ordenar lo mismo que pida Alice"-
Pasaban los minutos y había algo que él ya había notado antes, pero ahora le estaba empezando a disgustar. La rubia ni se molestaba en hablar, solo leía y hacía exactamente lo que decía ese cuaderno, como si fuera su guía para tomar cualquier decisión. Siendo que la idea del cuaderno no era esa.
-Oye, Alice, olvida la libreta. Eres libre de hacer lo que quieras- Dijo manso y tranquilo.
Ella se sorprendió un poco ante esa petición, como si por alguna razón no le gustara eso que le acababa de decir. No quería hacer eso.
-Estoy bien con esto. No es necesario- Respondió un poco avergonzada.
Se le hizo extraño ese nerviosismo que tenía ella, cuando le dijo que no usara más la libreta, aunque por el momento no le daría más vuelta, y degustaría de los postres que ambos ordenaron.
-Si Alice dice que está bien, entonces está bien... Supongo- Pensó.
(...)
-Lo siguiente es: "Ir a la plaza de juegos", ¿correcto?-
Exactamente. Después de terminar en el café, continuaron a su siguiente destino. En esta ocasión sería una sala de cualquier tipo de juegos.
-¡¡Ah, esto!! Oye, Alice, ¿no crees que son lindos?- Preguntó Kirito, sonriendo.
A lo que él se refería es que en una máquina de premios (Esas donde baja un gancho para tomar la recompensa), estaba llena de osos de peluche, y él sabía bastante bien que a su hermana le gustaban mucho.
-¿Crees que pueda conseguirlo para ti? Estas máquinas son bastante tramposas- Sonrió el pelinegro, dejando salir unas risitas.
Después de la pregunta, Alice consultó desesperada el libro, como si estuviera buscando la respuesta allí. Pronto se daría cuenta que no era así, por lo que tendría que improvisar.
-E~Eh, no lo sé. Tal vez puedas, o quién sabe- Farfulló, un poco nerviosa.
-¡Alice está reaccionando! ¡Tal vez si consigo esto para ella, se pondrá feliz!- Pensó sorprendido -¿Cuál color es más lindo, Alice?-
-Pues... c~creo que el amarillo-
-¡De acuerdo! ¡Ya mismo lo conseguiré para ti!- Respondió sonriendo, ahora muy animado.
Una vez teniendo las monedas para activar la máquina, Kirito invirtió varios minutos del día en tratar de conseguir el osito de peluche que Alice quería. Al ser difícil ganar en esas máquina, no es para menos.
-¡Lo hice! ¡Lo tengo!- Celebró contento -Me tomó más tiempo del que pensé, pero la verdad sí que es muy lindo-
Normalmente, no estaría muy alegre por este tipo de cosas, pero como es para su pareja, le generaba una especie felicidad automática dentro de él. El poder regalarle algo le hacía sentirse muy bien.
-En cuanto al tamaño es perfecto para que puedas llevarlo contigo a todos lados. Así no tendrías que llevar ese dulce de jengibre de arriba a abajo. ¿Qué dices ,Alice...?-
Al voltear al ver a su hermana, esperaba que al menos estuviera sonriendo así fuera un poco, pero no. Ella estaba de la misma manera en como ha estado en toda la cita. Tenía la atención dedicada a estudiar el libro del amor de Kirito, y dejaba de hacerle caso a él por varios momentos.
-Ah, lo siento. No escuché lo que dijiste- Dijo ella, mansamente -Lo siguiente es... "Mirar la puesta del sol juntos", ¿verdad?-
Después de lo dicho, Alice emprendería camino fuera de la sala de juegos, para pensar en un lugar ideal para mirar la puesta del sol. Por otro lado, Kirito se quedó ahí un rato parado, algo desilusionado por la situación.
-Podemos ver el atardecer sin problemas... pero nuestra cita, no se siente como una en lo absoluto- Pensó, algo angustiado.
Después de caminar por un rato, terminaron llegando a un mirador de espacio abierto, que estaba relativamente cerca del centro comercial. Era el lugar perfecto para ver la puesta del sol por su ubicación. Estaba completamente vacío, así que estarían ellos dos solos.
La cosa es que, Kirito se estaba sintiendo algo incómodo. Principalmente, debido a que la cita se estaba sintiendo muy mecanizada, todo por culpa de la libreta. Alice no se concentraba como tal junto con él, sino en ese cuaderno para hacer todo lo que ahí marcaba escrito.
-Es aquí, ¿cierto? Creo que este lugar es ideal- Dijo la pelidorado, distraída leyendo el cuaderno.
-Oye, Alice, ¿no tienes otra cosa que quieras hacer?- Preguntó con curiosidad.
La ojiazul se quedó un rato callada, como si estuviera pensando profundamente en algo, hasta que decidió hablar...
-No... Estoy bien con esto- Respondió seria.
-La cita, ¿ha sido divertida?- Preguntó con algo de timidez.
Nuevamente, se volvió a quedar en silencio un pequeño momento, antes de responder.
-Sí... Ha estado bien, supongo-
-¡¿Qué demonios?! Bien, ¡ahora sí estoy enojado!- Pensó, apretando los puños.
Aprovechando que Alice le daba la espalda, viendo hacia el horizonte, esperando la puesta del sol, Kirito se acercó hacia ella. De forma inesperada, y para la gran sorpresa de la rubia, él le arrebató la libreta, llegando a arrugar un poco las hojas.
-¡Oye, tú! ¡¡Estás en medio de la cita de Alice y yo!!- Exclamó enojado.
Y así, con toda la frustración del mundo, lanzó la libreta hacia afuera del mirador, y esta cayó lejos por la zona del parque. Realmente se sorprendió de llegar a aventarla tan lejos.
-¿Eh? Wow, sí que estaba enojado...- Diría con algo de pena, pero sonriendo -Ahora que esa molestia se ha ido, podemos...-
Echó un rápido vistazo abajo de la infraestructura, pero no consiguió ver nada, se había deshecho totalmente de ese dolor de cabeza. Todo bien, pero cuando volteó, le sorprendió ver que Alice empezó a correr desesperada, bajando rápidamente las escaleras. Era bvio que iba para poder recupera el cuaderno.
-¡¿Eeeh?! ¡¿Esa libreta es más importante que yo?!- Pensó sorprendido.
Para la buena suerte de Kirito, con su lanzamiento consiguió que la libreta cayera en una fuente en el parque. Aun así, eso no detuvo a Alice, quien se metió a la fuente para poder sacar el cuaderno, mojándose las piernas y un poco la falda en el proceso.
Kirito cuando llegó a la fuente, se le quedó mirando desconcertado. Era muy impropio de ella actuar de esa forma.
Una vez Alice salió de allí con la mirada baja, el cuaderno estaba totalmente mojado, y ya era inútil. Sea lo que estuviera ahí escrito, ya no se podía leer. Ella se levantaba un poco su falda mojada, y Kirito solo se preguntaba una cosa...
-Alice, ¿por qué estás tan obsesionada con esa libreta...?- Preguntó desilusionado.
-¡No lo entiendes! Es que sin esto... ¡sin esto estoy perdida!- Respondió muy sonrojada, y nerviosa -¡No sé cómo debería actuar una buena novia para ti! Por eso la necesitaba tanto...-
Después de escuchar eso, se quedó sorprendido analizando lo que acababa de decir, mientras veía a su hermana avergonzada en frente de él. Cuando entendía de que iba a la cosa, empezó a reír a carcajadas por un buen rato.
Sus ojos se humedecieron y se retorció un poco, mientras que Alice solo se sonrojaba más de la vergüenza, y lo recriminaba con la mirada, muy molesta también.
-Ya veo... Perdón por reírme...- Dijo, calmando poco a poco las risas -Por eso Alice estaba siguiendo el plan demasiado a la perfección- Pensó.
-La cita terminó ya. Mejor volvamos a casa- Concluyó avergonzada, y tratando de ser seria.
-No daré esta cita por terminada aún- Le dije, decidido de sus palabras.
Ya con todo lo sucedido, el ocaso había pasado, y la rubia ya daba de manera penosa, todo por acabado. Alice estaba por irse a paso apresurado, pasando por la entrada del mirador para llegar a la salida del parque, pero en eso, Kirito la agarra y la jala del brazo, para no dejarla ir.
-Espera... ¡Todavía hay algo más que hacer!-
Después de lo dicho, el pelinegro la toma de los hombros y para la sorpresa de Alice, él la empuja para pegarla de espalda contra la pared, sin soltarla en ningún momento.
-Aunque no tuvimos oportunidad de ver el atardecer... ¿podría abrazarte ahora?- Susurró en su oído, sonrojándose -La libreta, era realmente importante, ¿cierto?-
Alice se estremece después de eso, cuando siente como Kirito la toma por un costado de su cintura. Rápido siente como sus mejillas empiezan a colorarse y a arder, y su corazón comienza a volcarse.
Él, sin detenerse, y evocando una postura más dominante, la toma por la parte trasera de su cabeza con su otra mano, pega su frente con la suya, y acercando bastante su rostro al de ella. Estaba dando la impresión de ser más alto, pues Alice tenía que alzar un poco la mirada para verle a los ojos.
-Tú... ¿desde cuándo estás tan alto?- Preguntó tímida, resistiéndose un poco.
-De hecho, estoy encima de un escalón, por eso estoy más alto por diferencia- Sonrió dulce y tranquilo.
Por un momento, estuvo masajeando su cintura hasta que sin más avisos, la abrazó con fuerza, rodeándola por la nuca y la cintura, apegándola bastante hacia su cuerpo, y acurrucando su cabeza en el pecho de su novia.
Alice al momento tembló un poco, y dejó caer la libreta de sus manos. Él estaba igual de sonrojado, agitado, pero por esta vez lograba calmar a la perfección sus nervios. Estuvo un corto momento respirando y oliendo el aroma de ella, pasando su nariz por su cuello, sintiendo su corazón acelerarse, y consiguiendo que la ojiazul se pusiera muy nerviosa.
Alice llegó a sorprenderse un poco al sentirse de esta manera, mucho más cuando se trataba por un chico. Él parecía tener bastante confianza, pues acostó la cabeza en sus senos, y pronto empezó a darle cortos besitos por su cuello, subiendo hasta su mejilla, mientras la acariciaba por la espalda.
Al final del todo, se impresionó de la enorme comodidad que le daba sentir tales muestra de calidez y cariño. También le despertaba una pequeña excitación. Por esta vez se dejaría llevar. Así que lo tomó de las mejillas y le dio un largo, profundo, y apasionado beso a su amante. Él correspondió completamente, abrazándola por la cintura con más fuerza.
Gran manera de acabar la cita.
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-Kirito, ¿dónde está Alice?- Preguntó su madre, confundida.
-Caminamos mucho, mamá, así que se fue a dormir ya-
-Vaya, supongo que tendré que comer todo esto yo sola-
Ya de noche, de vuelta en casa, Alice se saltó la cena, se dio un baño, se cambió a su pijama y fue directo a acostarse. Ya había sido un día bastante largo, así que estaba muy agotada.
Al momento de cenar, la ojiazul aún no estaba dormida. Ella yacía acostada boca arriba, abrazando el peluchito que Kirito consiguió para ella, mientras pensaba sobre todo lo sucedido el día de hoy, con una pequeña sonrisa alegre.
-Más, más... Quiero seguir mostrando mis sentimientos a Alice aún más- Pensó un poco ruborizado y determinado -Solo abrazos no son suficientes, y fue ella quien tomó la iniciativa en el beso. ¡Rayos! ¡Se me adelantó bastante!-
Ya después de cenar, pegarse una ducha y cambiarse ropa, ya estaba listo para dormir. Kirito se encontraba dando unas cuantas vueltas sin rumbo por la casa, pensando en lo que fue el día de hoy. Sin duda alguna, jamás pensó que su primera cita podría llegar a ser de esta manera, y no estaba del todo seguro si fue un fiasco o un éxito. De todas formas, él estaba contento con los resultados.
-Es tiempo de que me vaya a la cama también- Dijo para sí mismo -¿Eh...? ¿Y eso?-
En eso, cuando iba de camino a su habitación, en el sillón se topa con algo que llamó su atención. En este había una revista abierta y esta en sus páginas mostraba una promoción de unos anillos, que no eran, ni de compromiso, ni de casamientos, pero sí estaban destinados para parejas.
-"Transforma tu afección cariñosa en algo más eterno"- Leyó el comercial de la revista.
Este era sin duda alguna, el plan perfecto para seguir acercándose a ella. Literalmente lo dice el anuncio.
-¡Perfecto! Esto lo hará...- Pensó sorprendido y sonriendo.
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Continuará.
Publicado: 16 de diciembre, 2021.
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