Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20: Un viaje particular

Previamente:

-¡Díselo! ¡Dilo!- Pensó tenso, mientras se sonrojaba -Voy a arreglar lo nuestro, pero, ¿puedes darme un segundo?-

-Kirito, hay algo que debo contarte- Respondió sin perder la seriedad -Resulta que hoy cierta persona me ha confesado su amor-

-¿Qué...?-

-Y hemos decidido empezar a salir-

Kirito tenía sus manos escondidas en su espalda. En ellas traía los amuletos que compró en el templo de Enmusubi, la idea era confesarle su amor y entregárselo, pero ahora, de la impotencia y miseria, parecía que estaba por romperlos.

____________________________________________________________________________________

-¡¡No puede ser!! ¡Tiene que haber un malentendido!- Pensó de manera un tanto delirante el azabache.

Después de la conversación con Alice, ella se fue. Ahora Kirito estaba corriendo por la entrada del hotel, mientras compraba un refresco en una máquina expendedora, aún totalmente desorientado y anonadado por lo que acababa de escuchar. Parecía un chiste tan malo que era gracioso.

-¿¡Cómo va a estar saliendo con alguien?! ¡¡Y encima durante una excursión!!- Dijo mientras reía algo alocado -Se le ha ido la cabeza... ¡Alice está mostrando su cara oculta!-

Después de correr rápido delirando por todo el hotel; en la recepción, se terminó tirando sobre uno de los sillones que había por ahí. Realmente estaba siendo mal visto por todos los demás residentes del lugar, ya que andaba corriendo mientras bebía refresco y reía de manera algo fuera de lo común.

Kirito estuvo un rato revolcándose en el sillón, mientras soltaba carcajadas aleatorias. Verdaderamente era un chiste muy malo. Se preguntaba cómo la supercorrecta, estricta y aplicada presidenta estudiantil, va a estar saliendo con alguien durante una excursión.

Pero las lágrimas y el estrés llegaban cuando tenía en cuenta que Alice nunca había dicho un chiste desde que la conoce, y jugar con tal cosa no es algo que ella haría. Así que cual bipolar, de las risas, pasó a quejidos y sollozos de frustración e impotencia.

-¡Aaah! ¡¡¿Quién será?!! ¿¡Qué tipo de persona ha conseguido que Alice diga que sí?!- Se preguntaba mientras lanzaba golpes al aire.

Después de unos segundos, por fin se calmó. Su comportamiento loco ya había pasado y volvía a estar cuerdo, aunque aún la angustia y estrés seguían en él.

-Aunque yo no tengo derecho a decir nada. Ni siquiera logré demostrarle mis sentimientos cuando pude- Pensó totalmente abatido -¿Qué estoy haciendo...? El hecho de que Alice esté saliendo con alguien significa que mis sentimientos no son...-

-Hola, Kirito...- Dijo la ojimarrón interrumpiendo.

-¿Eh? Ah, eres la hermana de Nanairo-

-Sí, soy Karatachi. Tienes mala cara, ¿te has peleado con alguien?-

-Algo así...-

-Ok, ok. Por cierto... ¿Te has enterado de lo de Nanairo?-

-¿Qué ocurrió con ella?-

-¡Al final Nanairo se declaró y la cosa fue bien!- Respondió sonriendo emocionada.

-¿De verdad? Qué buena noticia ¡Es genial!-

-Sabía que tratándose de ti te alegraría saberlo- Dijo Karatachi, soltando unas risas -Me encantaría que ella pueda contar con todo tu apoyo incondicional. ¿Lo prometes?-

Kirito quedó un poco confundido después de escuchar eso, pero capaz y Karatachi lo único que quería es asegurarse de que él seguirá de su lado.

-¡Pues sí, claro! Siempre que se trate de algún amigo o amiga, lo apoyaré sin problemas- Dijo él, con una tenue sonrisa.

-¿¡De verdad?! ¡Muchas gracias, Kirito!- Respondió feliz, dándole un fuerte abrazo.

-¡Karatachi! ¡Me estás asfixiando!- Dijo bastante incómodo.

-Es lo que tienes que hacer, ¿eh? Recuérdalo, lo prometiste-

-¡S~Sí! ¡Ya te dije que sí!-

-Por cierto, ¿qué haces aún con el uniforme? ¿No te vas a dar un baño? ¿O siquiera cambiarte?- Preguntó, soltándolo y viéndolo algo extrañada.

-¡Aah! ¡Se me había olvidado! ¡Falta poco para que acabe la hora del baño!- Respondió alarmado -¡Lo siento, Karatachi! ¡Debo irme! ¡Gracias por eso!-

Después de lo dicho, Kazuto se levantó, se despidió brevemente y se fue corriendo hacia su habitación, para buscar ropa y dirigirse hacia los baños. 

Por otro lado, la pelibeich se quedó allí, despidiéndose con una sonrisa. Cuando él se alejó, su cara cambió a una expresión más seria, y sombría. Ya ha asegurado todos los cabos para que el destino de su hermana quede cumplido; nada, ni nadie, debe entrometerse.

(...)

-¡Kirito-chi! ¡Mira lo que me trajo Santa Claus!-

Ya en la habitación, la pelimorado estaba saltando en su cama, y en eso, Yuuki con un arma le dispara una mecha de flama ardiente a su amigo.

-¿¡¡PERO QUÉ?!!-

A duras penas si logró esquivar las llamas tirándose al piso. Ya ahí tirado, estaba pálido y casi sufría un infarto. Su mejor amiga casi le desfigura la cara con fuego.

-¿Verdad que es genial?- Dijo sonriendo ampliamente.

-¡¡Yuuki!! ¿¡Desde cuándo Santa Claus regala lanzallamas?!- Preguntó desconcertado -¿Y tú no sabes que Santa no exis...-

No terminó la oración a tiempo, antes se dio cuenta de lo que significaban las palabras de su amiga.

-¿Qué Santa no, qué?- Preguntó confundida, y ladeando la cabeza.

-¡N~Nada! ¡¡Nada!!- Respondió nervioso -¿¡Y cómo rayos trajiste un lanzallamas hasta aquí?!-

-Pues en la maleta, ¿en dónde más, tonto?- Respondió así nomás.

-¡¡Schuberg Kazuto!!-

En eso, entra Rika furiosa a la habitación...

-¡No seas cochino! ¡Todos se han bañado menos tú!- Dijo sumamente molesta -¡Anda a darte un baño, ahora! ¡Asqueroso!-

Con los gritos e insultos, Rika consiguió hacer que el pelinegro tomara sus cosas y saliera corriendo, disparado a los baños. 

Si hay algo que no tolera en lo más mínimo, es la poca y nula higiene de las personas. Aunque su atención cambiaría a otra cosa, al ver lo que Yuuki tenía en sus manos.

-¡¡¡Konno Yuuki!!! ¿¡De dónde sacaste eso?!- Preguntó alarmada.

-¡Un milagro de Navidad!- Respondió, sonriendo inocente.

-¡¡Eso es peligroso!! ¡Ni siquiera puedes tener pistolas de agua aquí como para que tengas una pistola de fuego! ¡Entrégame eso, ahora mismo!-

-¿¡Eeeh?! ¡Pero este es mi regalo! Me porté bien todo el año para que Santa Claus me diera mi regalo! ¡Esto es mío! ¡Mío!- Respondió chillando, y abrazando su lanzallamas.

-¡Primero! ¡No creo que Santa Claus regale armas! ¡Segundo! ¡¡No puedes tener eso aquí!! ¡Nos puedes meter en problemas a todos!- Dijo histérica la pelimarrón -¡Tercero! ¿¡Cómo que Santa Claus?! ¡Si Santa no exis...!-

-Santa Claus no exis... ¿No exis, qué?- Preguntó confundida -Kirito-chi hizo lo mismo, ¡Explíquenme!-

-¡Uno! ¡Eso no es algo que yo deba explicar cuando ya tienes 16 años!- Respondió nerviosa -¡Dos! ¡Ya te dije que me dieras eso!-

-¡Pues quítamelo!-

En eso, Yuuki apunta el lanzallamas hacia Rika, y como cualquier persona con raciocinio humano, la pelimarrón salió corriendo gritando de ahí, aunque no llegó muy lejos, pues alguien la detuvo en pleno camino.

-¡Vicepresidenta, Shinozaki Rika!- Dijo Quinella, molesta -¡Ya es de noche! ¡Estamos en un hotel! Por favor, no alce la voz, no somos los únicos residentes aquí. Se supone que usted deba dar el ejemplo.

-¡Quinella-sensei! ¡Pero yo...!-

-¡Pero nada! A su habitación ahora mismo, señorita- Exigió firme y claro.

Cuando se ponía así, realmente podía dar miedo. Rika volteó, y vio a Yuuki asomándose por la puerta de su habitación, mientras le sacaba la lengua y se reía de ella, gesto que le enfureció, pero ni modo.

-Muy bien, Quinella-sensei, lo siento. Que tenga buenas noches- Respondió furiosa, agachando la cabeza.

-Igualmente, señorita Shinozaki. Tómese su cargo más en serio, por favor-

Rika apretó los puños después de eso. Literal no podía tomarse más en serio su cargo, y que por una travesura de Yuuki le estén diciendo eso, le provocaba un ardor en el alma. Por otro lado, la ojirojos cerró la puerta de su habitación para reírse a gusto.

-¡Gracias, Santa!- Dijo ella hablando supercontenta.

Realmente no era una de verdad, solo una replica que disparaba una llamarada inofensiva.

(...)

-Así que ella dijo que sí...- Habló en su mente, pensativo -Sin importar si somos distintos, o si somos familia, si hubiera expresado mis sentimientos a Alice, ¿podría estar con ella también?-

Ya se había quitado la ropa en los vestidores e iba camino al agua, aunque solo andaba caminando por los enormes baños que había en la parte trasera del hotel.

-De todas formas, ni acabo de hacerme la idea de que esté saliendo con alguien- Pensó angustiado -Alice... ¿qué me estás escondiendo?-

Cuando abrió la puerta para salirse de los vestuarios, se encontró con una enorme sorpresa. Del otro lado de la puerta, su hermanastra estaba ahí, en el mismo estado que él, desnuda de pies a cabeza.

La rubia se sorprendió, no por verlo, sino por encontrarse a alguien ahí. Después que captó que era él, se volvió a enseriar, mientras que Kirito estaba muy sonrojado y nervioso.

-Nuestra hora del baño está acabando. Llegas un poco tarde-

-L~Lo sé, ya lo sé. No tienes que aclarármelo- Respondió tartamudeando.

-Si el consejo estudiantil está presente es porque he tenido que estar revisando estos lugares. Que no cumplas las reglas no es solo problemático para la escuela, sino que también entorpeces a los demás estudiantes que están de viaje-

-¡Eso ya lo sé! ¡No hace falta que me lo digas!- Respondió avergonzado -¡Solo quiero darme un baño! ¡Saldré enseguida!-

Ya una vez dentro del enorme sento que tenían por baño en este hotel, se sentó en su asiento bajo una regadera, mientras se abrazaba a sí mismo, como si tuviera miedo de algo.

-¿Por qué siempre tiene que ser tan fría...? No me gusta...- Chilló infantilmente.

En eso, escucha algo así como un suspiro, o como el último aliento de algún cachorrito. Cuando voltea, se encuentra con una chica metida en las aguas calientes.

-¡¿Nanairo!?-

Entonces se volvió a poner sus calzoncillos, se tapó con una toalla y salió corriendo hacia ella. Parecía estar inconsciente, metida dentro del agua y sus mejillas estaban muy rojas, obviamente por el calor que hacía allí, como en un jacuzzi.

-¿Eres tú, Kirito? ¿Qué estás haciendo aquí?- Preguntó un poco adormilada.

-¡Soy yo él que debería preguntarte eso! ¿No te agobia tanto calor?- Preguntó desconcertado.

-Nop, estoy bieeeen- Respondió sonriendo mareada.

-Seguro que nada puede arruinarte el día hoy, porque te ha ido bien con tu confesión- Dijo incrédulo, mientras le jalaba las mejillas.

-¡Duele! ¡Duele! ¡¿Y cómo lo sabes?- Luego de soltar sus quejidos, él la liberó -Iba a contártelo antes de dormir, pero parece que Karatachi se me ha adelantado-

Kazuto se sentó a la orilla de las aguas en la que estaba sumergida Nanairo, no se metió adentro, porque él no quería dejarse ver desnudo por ella.

-Seguro que estás superfeliz. Yo no he tenido tanta suerte, todo se ha acabado antes de siquiera poder confersarle mis sentimientos-

-¡¿Qué dices?! ¿¡Qué fue lo que ocurrió?!- Preguntó sorprendida.

-Parece que ya está saliendo con alguien- Respondió desanimado -Sé que no debería rendirme tan fácilmente, pero...-

-¡Kirito! ¡Tienes que confesarle tus sentimientos!- Respondió alarmada, saliéndose del agua.

Kirito se asustó por un momento de ver su cuerpo desnudo, aunque después se calmó al ver que ella llevaba puesto un bañador.

-¿Eh? Pero ella ya...- Respondió extrañado, pero fue interrumpido de nuevo.

-¡Eso da igual! Ella aún te gusta, ¿¡verdad?!-

Esa actitud alarmada y reclamante le sorprendió un poco, aunque sabía qué es lo que quería conseguir, y en el fondo él también quería hacerlo, pero el abatimiento de saber que ya es demasiado tarde le quitaba las ganas.

-Sí, pero...-

-Entonces deberías hacer algo, ya. Hazle caso a tu corazón, él sabe que necesita para que seas feliz- Interrumpió, sonriendo animada -Yo también te apoyaré en todo, Kirito. Seguro que todo saldrá bien-

En eso, Kazuto sonríe divertido y abraza muy fuerte a Nanairo, mientras suelta unas pequeñas risas.

-¡Siempre sabes qué decir para quedar bien, ¿eh?!-

-¡Oye! ¡Yo digo lo que pienso y todos los demás pueden interpretar!- Dijo algo incómoda por la fuerza del abrazo -¡Para! ¡Me estás asfixiando!-

-¡Gracias, Nanairo!- Le dijo sonriendo con gratitud -Ahora, por muchas veces que me tropiece, me seguiré levantando-

Ella se le quedó viendo un rato, él ya estaba por irse completamente decidido a lo que tendría que hacer, y eso le alegraba bastante.

-¡Así me gusta, Kirito!-

Primero Kazuto fue hacia otro lugar privado, para asearse rápidamente. Nanairo fue la última en irse de ese baño. Se cambió a sus pantalones deportivos y chaqueta, ya estaba lista para irse, hasta que en eso nota algo tirado en el piso.

-¡Ah! Es el carnet de estudiante de Kirito, seguro se le olvidó- Dijo, aunque le llamó la atención una parte del carnet -¿Eh? ¿Schu... Schuberg?-

(...)

En la habitación de Alice...

-Volveré en cuanto le haya dado la lista de asistencia a la profesora- Dijo Rika, mientras salía del cuarto.

A lo lejos, Kirito escuchaba eso, escondido detrás de un muro viendo cómo la pelimarrón se alejaba de la habitación, y la oportunidad perfecta se formaba en frente de sus ojos.

-¡Tengo que aprovechar el momento! Es ahora o nunca- Pensó.

Una vez Rika estuvo lo suficientemente lejos, él entró corriendo lo más rápido que pudo, evitando causar ruido alguno.

-¡Perdona la intrusión!- Dijo algo nervioso -¿Eh? No hay nadie aquí. ¿Con quién...?-

-¿Qué haces aquí, Kirito?-

La voz de la ojiazul a sus espaldas le sacó un gran susto. Si no se tiene en cuenta que ella está presente, podría parecer un fantasma de lo tan fría que era.

-Ali~Alice...-

-Te dije que fueras directamente a tu habitación después del baño- Dijo sumamente seria -¿Qué haces aquí?-

-Es que quería que continuáramos la conversación de antes...- Respondió un poco tímido.

-Ya es la hora de irse a la cama. Lo que sea que quieras hablar, tendrá que esperar hasta mañana-

-¡Por favor, Alice! Dame unos minutos nada más-

-Vete... Kirito-

-Vale, pues me daré prisa entonces- Respondió firme.

Alice volteó a verlo un poco sorprendida. Por lo general acata rápido sus exigencias, pero esta vez parece estar rebelde.

-No... Ahora no va a poder ser...-

Lo que Kirito escuchó tarde, fueron pasos acercándose a la habitación. La rubia sí lo notó a tiempo, y entonces no tuvo mejor plan que apagar las luces, empujarlo sobre su cama, acostarse ella de espalda hacia la puerta, y taparlo con su sábana para que nadie lo vea.

-¡¿Eh?! ¡¿Alice...?!-

Ya que ambos podrían meterse en problemas o ser mal vistos por estar en la habitación del otro.

-Oh, debe estar agotada...- Pensó Rika, al ver las luces apagadas -Buenas noches, Ali-shi-

Luego de decir eso, la pelimarrón se acostó en su cama para también pegar un ojo. Por otro lado, Kirito estaba acostado detrás del cuerpo de Alice, bastante nervioso.

-En cuanto Rika se duerma, te vas. ¿Entendido?- Susurró ella.

-¡Alice!... ¿Me ha encubierto?- Pensó sorprendido -S~Sí, lo sé y lo entiendo-

Detalle sumamente importante, es que obviamente los dos estaban muy pegados, para no levantar ningún tipo de sospecha y asegurar que todo saliera bien, así que se sobreentiende qué pasa...

-Su perfume... Los latidos de su corazón- Pensaba sonrojándose -Es tan relajante...-

Aprovechando la situación, Kirito abrazó a Alice rodeando su espalda con sus brazos, y hundiendo un poco su cabeza en la barriga de la pelidorado. 

Era increíblemente suave, le recordaba a la sensación de estar acostado en los senos de Yuuki, o incluso mejor. Todo esto provocaba que se sonrojara cada vez más, y los latidos de su corazón cobraran más fuerza.

-No debería... hacer esto ahora. Tengo que decírselo- Pensó nervioso -Oye, Alice...-

Cuando mueve un poco las sábanas y alza la vista para ver la cara de Alice, nota que ella también está bastante roja y jadea un poco por lo bajo.

-Alice...-

-¿T~Tienes que hacerlo todo tan difícil siempre...?- Suspiró en un susurro, de forma algo infantil -Tu cara está caliente...-

La rubia bajó su mano un poco dentro de las sábanas, y empezó a acariciar los cabellos del pelinegro, gesto que solo aumentaba mucho más el calor en las cosas. 

Entonces Kirito fue subiendo lentamente, acostándose un poco sobre ella y llevando sus labios a su cuello para empezar a besarlo.

Alice, muy sonrojada, echaba la cabeza para atrás y la movía de lado a lado. Las caricias y el toqueteo del pelinegro sí le hacía sentir placer, comodidad y deseo. Su corazón latía con más fuerza y ambos llegaron a quedar cara a cara, bastante cerca de los labios del otro.

Pero...

-Largo...-

Ella con su mano lo alejó un poco, y se volteó para evitar verlo. Primeramente, su amiga está en la misma habitación, hacer eso con ella ahí es la peor idea del mundo. Segundo, vergüenza, se está dejando dominar por ese deseo que lleva dentro de sí.

Rika ya estaba dormida. El azabache aprovecharía para irse, pero antes le dedicó una sonrisa adorable y alegre a su hermana, sonrisa que hizo que ella se sonrojara más,pero finalmente Kirito se fue en silencio.

Ella quedó ahí; su pecho ardía y no era por fiebre; sus mejillas quemaban, su corazón seguía latiendo con fuerza y las ganas de dormir se fueron bien lejos.

-Maldita sea...-

Como dicen por ahí: "se quedó con las ganas". No recurriría a darse placer ella misma, aunque una que otra vez se acarició ahí abajo. Dormir no sería posible con el calor encima de ella, y eso que están en invierno.

Afuera de la habitación...

-En aquel entonces, no supe contestarle...- Pensó.

"Ella aún te gusta, ¡¿verdad?!"

-¡No pienso rendirme! ¡Vamos! ¡Tú puedes, Kirito!- Dijo él sonriendo, alegre y con audacia.

.

.

.

.

.

.

-¿La estación de Kioto?- Preguntó Kirito extrañado.

-Sí. La Presidenta ha dicho que tenía planes con alguien, y que estaría fuera todo el día- Respondió Rika lloriqueando infantilmente.

-¿Ha quedado con alguien? ¡Gracias, Shinozaki-San!- Contestó sonriendo -¡Lo siento, Yuuki! No puedo ir con ustedes-

-Está bien, Kirito-chi. Suerte en lo que vayas a hacer- Contestó incrédula.

-¡Muy bien! ¡Nos vemos luego!-

Al día siguiente, varios del elenco estaban reunidos por las calles de Kioto. Tenían planeada una salida entre los cuatro, pero ahora solo serían Yuuki y Rika, pues ninguno de los Schuberg estará presente. Sorpresivo fue que Alice dijera que estaría ausente todo el día, pero esto solo le daba ideas a Kirito para ir tras ella.

-¡Oye! ¡Kazuto! ¡Espera un momento!- Pidió Rika desconcertada -¡No te escapes tú también!-

Pero Kirito ni escuchó qué dijo. Él siguió corriendo hacia la estación de Kioto, para encontrarse con su hermana y muy posiblemente con esa supuesta "Pareja", suya.

-En serio... estos dos son lo peor. ¡¿Cómo pueden estar tan ocupados?! ¡Apenas están pasando tiempo con nosotras!- Dijo Yuuki, molesta e indignada.

-Eso parece... De todas formas, me da envidia a veces que sean tan unidos e independientes- Respondió Rika, sonriendo sincera al ver al azabache desaparecer a lo lejos.

-Vicepresidenta...-

Verdaderamente, era sorprendente que ella pudiera tenerle envidiar a Kirito, o incluso a Alice. Ella sabe muy bien que su batalla contra él fracasó hace mucho, quedó subyugada ante el pelinegro, jamás sería para su mejor amiga, lo que es su hermano menor.

Aún la quería bastante y la seguiría protegiendo, pero ahora, solo podía ver con una sonrisa grata cómo alguien más indicado para ella, luchaba por destruir su prisión de hielo. Ver cómo alguien consigue lo que ella jamás pudo conseguir. No hay por qué sentirse mal, porque al fin y al cabo, ella lo que quiere es la felicidad de su amiga, y ahora no va a negar que alguien más la consiga en su lugar.

-¡Deberíamos hacer algo nosotras también!- Dijo sonriendo la pelimorado, colocando su mano en su hombro -¡Vayámonos de supertour! ¿Te gustan los monumentos? Seguro que sí-

-¡¡Por tu culpa me regañaron ayer, Konno!!- Exclamó molesta.

-¡Naah! Eso quedó en el pasado. ¡Tranquila! No traigo el lanzallamas conmigo- Sonrió soltando unas risillas -Deja que me encargue yo de hacer los planes. ¡No pararemos de visitar lugares!-

Festejando en corto, Yuuki empezó a halar de la camisa a Rika para traerla consigo, fuera por las buenas o por las malas. La personalidad obstinada de la vicepresidenta nunca la abandonaba, pero eeso no la salvaría de la ojirojos.

-¡¡¿Eeeh?!! ¡¡Socorroo!!- Exclamó ella, fastidiada y nerviosa.

(...)

Por otro lado, Kirito se echó sus buenos minutos corriendo hacia la estación de Kioto. Para su suerte, desde el punto en el que se encontraban hasta su destino no era mucho tiempo. Una vez llega a la estación, se encuentra con la sorpresa de que esta parece ser el doble de grande que la estación de metro de Tokio.

-¡Rayos! ¿A qué sitio habrá ido Alice?- Dijo intranquilo.

El azabache se pondría a revisar todos los posibles lugares en lo que ella podría estar. Conociéndola, tampoco es que sean demasiados.

-¿Estará aquí...?-

El primer lugar que se le ocurrió para buscar fue la mini biblioteca que había en la estación, la cual era mucho más grande por dentro que lo que se dejaba ver por fuera. Sin más buscando por pasillo y pasillo no la encontró nunca, así que iría por su segunda opción.

-¿O tal vez aquí...?-

Parecerá muy tonto, pero la juguetería también era una opción, principalmente por los osos de peluche, a los cuales Alice le tiene mucho gusto y cariño. Pero tampoco hubo caso, nunca la vio allí dentro, así se le ocurrió otro plan para encontrarla.

-¡La estación es demasiado grande!- Dijo desesperado -Pero, de seguro, podré ver a Alice desde aquí-

Su plan era bastante sencillo, subir al segundo piso de la estación y de allí buscar a Alice con la vista. No sería tan complicado, pues difícilmente algún otro japonés tendrá el cabello dorado como ella, lo que hace que resalte mucho en la multitud.

Es lo mejor que se le ocurrió en poco tiempo, y ya se quedaba sin ideas. Recorrer toda la estación podría llevarle horas.

-¡Kirito! ¿Qué estás haciendo aquí?-

Cuando escucha su nombre y voltea, él se encuentra con una castaña de ojos marrones. Allí estaba Karatachi, aunque su expresión no se veía nada feliz. Parecía haberse molestado cuando vio a Kirito.

-¿Karatachi? Es un gusto verte- Saludó amablemente -Estoy buscando a mi hermana mayor, pero no la encuentro-

-Si te refieres a Alice, ella está con mi hermana, Nanairo- Respondió antipática.

-¿Eh? ¿Con Nanairo?- Preguntó confundido -¿Cómo sabes tú que Alice...?-

-Lo sé porque Alice es la chica con la que está saliendo mi hermana- Respondió seria, y acorralando a Kirito en el barandal.

-¡¿Qué...?! ¿Que Alice, qué?-

-La hermana que tanto quieres, es la persona que está destinada a estar con Nanairo-

Kirito quedó ahí, más confundido que otra cosa. ¿Alice y Nanairo? Ahí había algo que no entraba en su ecuación. Algo debía estar pasando para que ellas dos estén saliendo, aunque Karatachi parece hablar muy en serio.

-Los vi, a ti y Alice hablando. Por alguna razón no me dio buena espina, así que hice todo lo posible por ayudar a Nanairo- Dijo la pelibeich, hablando más mansa y pasiva -Kirito, tú me lo prometiste. Dijiste que me apoyarías con lo de Nanairo, así que ni se te ocurra aparecer durante su cita, ¿ok?-

-No puede ser... La persona que le gustaba a Nanairo... era Alice- Pensó sorprendido -¿Cómo puede ser posible...?-

Cuando se ponía a pensar en Nanairo, a su cabeza venían los momentos que tuvo con ella cuando estuvieron en el sento. Las cosas que ella misma le dijo que debía y tenía que hacer, sin importar qué. Obvio ella tampoco sabía que Kirito estaba enamorado de Alice, entonces por eso se ponía muy difícil la situación.

"Entonces deberías hacer algo ya"

"Hazle caso a tu corazón"

Sería muy doble moral por parte de ellos no hacer lo que predicaron. Por un lado, Kirito dijo que siempre ayudaría a su amiga; declarar su amor a la chica que está saliendo con ella, no es lo más adecuado. Del otro lado, fue la misma Nanairo que le dijo que debía hacerlo, sería algo incongruente que cambie de opinión si supiera que es Alice a quien se refiere Kazuto.

Segundos para pensar, además una chica que le está bloqueando el camino y le pone presión para que cumpla su palabra.

-Lo siento. No puedo mantener la promesa que te hice- Respondió bastante serio.

-¡¿Q~Qué?! Pero, tú eres el amigo de mi hermana, ¿no?-

-¡Claro que sí! Sí lo soy-

-¡Mi hermana te aprecia mucho, Kirito! ¡¿No quieres seguir siendo su amigo?!- Preguntó desconcertada.

-Yo también la aprecio bastante. Ella también es una amiga para mí-

-Entonces, no entiendo por qué le harías algo así a alguien importante para ti- Exclamó, empezando a enfadarse.

-Porque Alice también es más importante. Si ahora no hago todo lo que puedo, volveré a fallar- Respondió, mirándola con determinación.

Sin más, la castaña se quedó ahí parada, desconcertada y sin saber qué hacer. Ella vería al pelinegro intentar alejarse y seguir su búsqueda para encontrar a su hermana mayor, así eso signifique un perjuicio para su amiga.

(...)

Por otro lado, Alice y Nanairo estaban en la torre de Kioto; una enorme estructura utilizada como mirador que quedaba relativamente cerca de la estación. Allí la gente solía tomarse fotos con los paisajes de fondo y mirar la belleza del horizonte. 

El detalle es que la rubia parecía estar fuera de todo esto. Ella estaba parada, sin hacer nada mirando a los alrededores, con su típica expresión seria y fría.

Nanairo se daba cuenta de esto, se le hacía extraño. Sí se había percatado muchas veces antes que Alice parecía ser una persona bastante apática, pero esta vez pareciera como si no quisiera estar ahí, como si algo le estuviese angustiando.

-Eh... perdona por estar ausente. Estoy un poco distraída- Dijo seria Alice.

-¡Oh! No pasa nada- Respondió muy nerviosa.

-¿Nanairo...? ¿Estás bien?-

-¡Alice! Puedo... ¿Puedo besarte?- Preguntó ella, bastante sonrojada.

____________________________________________________________________________________

Continuará.

Publicado: 11 de noviembre, 2021.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro