Capítulo 2: Mi hermanastra
Previamente:
Alice puso sus dos brazos al lado del cuello de Kirito, sin que él le diera permiso, ella siguió profundizando el beso hasta que el pelinegro empezaba a agitarse, pero pronto la ojiazul se terminó separando, dejando un hilo de saliva que unía sus bocas.
-Eso mi querido hermano, es besar- Pronunció sus palabras con su típico tono y semblante frío, mientras se quitaba de encima de él.
Luego de eso, Alice se limpió la boca con su mano, ya que tenía saliva de Kirito en sus labios, y sin decir más nada, saldría de la habitación dejando en el piso al pobre chico.
Kazuto seguía con la espalda en el suelo, respirando agitado, sonrojado, sudando y confundido. Muchas sorpresas le habían pasado el día de hoy, pero ese beso, fue sin dudas la mayor de todas.
-¿Qué diablos acaba de pasar...? Mi primer beso... lo he compartido con la hermana mayor que acabo de conocer hoy...- Pensó el azabache, pálido, respirando un poco agitado, mirando hacia el techo.
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Luego de lo sucedido esa noche, Kirito quedó muy confundido y perdido. No sabía qué es lo que su nueva hermana mayor quería decirle con ese beso, no entendía la razón por la que hizo eso. ¿Fue para fastidiarlo? ¿Para que él dejara de fastidiarla? ¿Para que se callara la boca? O quien sabe.
Sea lo que sea que haya querido hacer, consiguió que Kirito no le dirija la palabra por el resto de la noche. Al azabache le costó dormirse al lado de esa chica, y a muy altas horas de la mañana, fue que pudo conciliar el sueño.
Muchas cosas inesperadas le habían pasado estos días, se sentía muy perdido. Hace poco se enteró de la mudanza y del nuevo matrimonio de su madre, pocos días después de mudarse se enteró, no solo que el marido de su madre no estaría presente por un tiempo, sino que también tenía una nueva hermana mayor, además esta hermana mayor es la presidenta del consejo estudiantil, con la cual había tenido problemas nomás al entrar a la academia, esta hermana por lo visto mantenía una especie de relación con un profesor, y también fue la persona que le dio su primer beso.
-Si me dicen que tengo cáncer, a estas alturas no me sorprendería tanto- Pensaba el azabache, recién despertando.
En la habitación de Kirito comenzaría a sonar la alarma despertadora, para indicarle que ya era hora de levantarse y empezar con su día.
-Venga, Kirito, ¡despierta!- Decía su mamá, dando unos cuantos ligeros golpes a la puerta de la habitación.
-Ayer de la nada me enteré de que tengo una hermana mayor- Bostezó Kirito, sentándose sobre la colchoneta -Pensaba que era una estudiosa de matrícula, y me dio ese beso solo porque sí. Justo cuando estaba a punto de dormirme-
En eso, la madre de Kirito entró a la habitación, se le veía bastante sonriente y animada para este día, muy diferente al que es ahora, su hijo menor.
-¡Mamá, hoy es sábado! Déjame dormir un poco más- Pedía con una voz suplicante, y abrazando su almohada.
-¡No, no puedes! ¡Hoy nos vamos de compras los tres! ¿Vale?, así que levántate de una vez, jovencito- Respondió la señora con una sonrisa, para luego salir de la habitación.
Cuando Midori estaba en la puerta del cuarto de Kirito y Alice, se encontró a la rubia afuera, apenas salir, a un costado. Su mirada fría desaparecía al estar frente a su nueva mamá, aunque ese semblante imperturbable seguía siendo parte de ella.
-¿Alice-chan? ¿Ocurre algo?-
-Solo quería darle las gracias por el desayuno- Respondió con su típica seriedad.
-Aww, no hay de qué, Alice. Ahora eres mi familia, es lo menos que puedo hacer- Dijo ella, con un tono de voz encantador y soltando unas penosas risas.
-Esta chica... Me desconcierta. Actúa como si no hubiera pasado ningún problema. Y no solo lo hace conmigo, también cuando besaba a Eldrie-sensei tenía la misma cara. ¿Qué le pasa en la cabeza?- Pensó Kirito, recordando esos momentos que lo tenían atormentado.
-Vaya que eres lento para acatar órdenes- Dijo Alice, asomándose al cuarto, viendo que aún seguía en la colchoneta.
Él frunció el ceño y apretó los dientes al escuchar a su hermana mayor, luego ésta última se fue, dejando al azabache solo con su ira.
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Después de que Kirito por fin se vistiera y desayunara, ya pudieron salir de casa para realizar sus compras, pero iba muy desanimado para este tipo de cosas realmente.
Mientras Midori y Alice entraban y miraban las tiendas por el centro comercial, Kirito casi siempre buscaba una banca para quedarse sentado, esperando a que su madre y su nueva hermana volvieran.
En sí, a Alice tampoco le importaba mucho la salida, ella simplemente iba junto con su madrastra, quien sí se veía algo emocionada por visitar las tiendas de la ciudad.
Sin duda alguna era muy diferente al pueblo, y ella no quería desaprovechar ni un solo momento, queriendo estar al lado de su nueva hija para compartir tiempo de calidad, conocerse, y no sentirse sola. Como buena hija simplemente aceptaba, aunque su mirada seria permanecía en todo momento.
A Midori para nada le fastidiaba, o se le hacía raro que Alice estuviera con el mismo semblante inexpresivo de siempre, para ella su hija era muy hermosa, y hasta cierto punto tierna de esa forma.
Pensaba que su hijastra no estaba molesta, ni triste, ni aburrida, ni sufriendo, ni nada parecido, Midori simplemente la aceptaba como era, así la rubia pareciera ser algo amargada, aunque en ningún momento demostró serlo con ella, si la ojiazul era así, de igual forma la trataría como trata a su otro hijo.
Después de un rato, Kirito junto con su madre y hermana caminaban por los pasillos del centro comercial, buscando qué poder hacer, Alice seguía con su semblante serio, la señora seguía sonriendo contenta y Kazuto andaba refunfuñando por lo bajo, ya que se estaba cansando de esta salida.
-Vaya, Alice-chan, ¿no te cansas de andar caminando tanto?-
-Yo estoy bien, puedo seguir- Respondió la rubia seriamente
-¿Sí?, estaba pensando que podríamos sentarnos y comer en algún lado- Respondía Midori con buena onda.
-Me ha tocado la lotería con mi nueva hermanita. ¡Esa bruja besó en los labios a tu verdadero hijo, mamá! Pero ella parece estar encantada con Alice. ¿Tal vez me preocupo demasiado?- Pensaba Kirito algo estresado. -¡Agh! Me siento estúpido. Bueno, quizás haya malinterpretado el significado de ese beso-
La familia conformada en esta ocasión por la madre, hija e hijo, fueron hacia el lugar de comida rápida del centro comercial, ya que la hora del almuerzo había llegado. Hicieron su respectiva fila, ordenaron su comida, eligieron su mesa y se quedaron a esperar que su pedido llegara.
Kirito durante ese tiempo se la pasó callado, mientras eran su hermanastra y su mamá quienes seguían conversando, aunque más bien era Midori quien hablaba y Alice solo se dignaba en comentar ciertas cosas, y responder las preguntas que su mamá le hacía, pero siempre manteniendo esa mirada seria.
Ambos hermanos llegaron a verse a los ojos, Kirito con un poco de enfado, mientras que Alice mantenía su semblante serio y seco, cosa que a la larga hizo que cambiara su mirada de enojo por una de confusión, y un poco de nerviosismo. Por más que su hermana no pareciera estar molesta, cuando sus ojos se postraban sobre él, se sentía increíblemente contundente y pesada.
Alice solo con la mirada lograba reducir a su hermano menor, cosa que a Kirito le enfadaba tanto con él mismo, como con su hermana.
La comida terminó llegando después de unos 15 minutos de espera. Kazuto luego de que el mesero se fuera, tomó rápidamente la parte del pedido que le pertenecía, la cual era notoriamente más grande que la de su madre y Alice, de su lado había como cuatro platos más que en el lado de Midori y su hermana juntas.
Él apenas tuvo su parte del pedido en sus manos, empezó a tragar toda la comida que podía, sin duda alguna el azabache comía mucho más que su hermana y su madre.
-Kirito, ¿no estás comiendo demasiado?- Preguntó Midori algo sorprendida, ella ya sabía que su hijo era un tragón, pero se estaba pasando.
-¡Eftoy en edaf de crefer!- Respondió Kirito mientras comía, por eso no se entendía muy bien lo que decía.
-Santo cielo... -Dijo Midori suspirando con pesadez- Cambiando de tema, Alice-chan, antes vivías con tu abuelo, ¿no?-
-No. Vivía en casa de mi padre- Respondió seriamente.
-¿Eh? Pero Gasupht-san siempre anda viajando de un lado para otro, ¿no?- Preguntó algo perdida.
Alice se quedó unos pocos segundos callada, sin dirigir la vista, ni a Kirito, ni a Midori, pensando en su respuesta, como le había agarrado confianza y simpatía a su nueva madre, ella diría la verdad.
-No he visto a mi padre en unos 5 años...- Respondió sin perder la seriedad.
-Oh, ya veo...-Dijo Midori un poco avergonzada, ya que sintió que había metido la pata.
Kirito después de escuchar eso, sacó la cabeza del plato y dirigió la vista hacia Alice, pero había algo diferente, ya no se veía ni seria, ni fría, se notaba algo decaída, a pesar de que trataba de disimularlo.
Después de eso, el almuerzo se hizo un tanto incómodo para Midori, mientras que él ahora tenía curiosidad, y Alice como siempre se mantenía callada y seria.
Así pasaron unos cuantos minutos, hasta que terminaron de comer y siguieron con su camino por el centro comercial, a ver qué más podían hacer antes de tener que irse.
-Así que ha estado sin compañía todo este tiempo. Me pregunto si se habrá sentido sola -Pensó Kirito, caminando atrás de su hermana y de su mamá.
Al pelinegro le había llamado bastante la atención el hecho de que Alice no había visto a su padre en cinco años. Eso es bastante tiempo, también le dejaba una mala imagen del esposo de su madre, además de que notó por la reacción de ella, que no sabía que él había abandonado a su hija por tanto tiempo.
Pero sin duda alguna, lo que más le sorprendió fue ver que esa mirada de hierro de Alice, desapareció por unos momentos, por una decaída y mansa.
Desde que Kirito conoce a su hermanastra, siempre la ha visto con esa personalidad fría y severa. Ella parecía que no deseaba expresarse abiertamente con nadie, inclusive con Midori era mucho más amable, pero aun así su personalidad siempre seguía siendo seria.
-Vivir así debe ser duro, ¿verdad?- Preguntó Midori, tratando de hacer que la incomodidad pasara.
-No. Mi abuelo me mantenía económicamente, y yo me encargaba del resto-
-¡Oh! ¡Cierto! Es el director del colegio, ¿no?- Respondió la madre de ambos chicos, algo intrigada.
-¿Eh? Espera... Si ella es ahora mi hermana mayor, ¡¿eso quiere decir que yo también soy nieto del director?!- Pensó Kirito, bastante impresionado -Ay Dios, ¿desde cuándo pasé de ser un pueblerino a vivir en una familia rica?-
Kirito quedó atrapado en sus pensamientos, siguió caminando derecho sin darse cuenta de que su hermana y su madre habían tomado otra dirección, también sin fijarse qué había por delante.
-¡Mira por dónde vas, Kirito! -Dijo Midori tratando de llamar la atención de su hijo, al ver que este iba tan distraído que estaba por caer en una fuente de agua.
Él volteó cuando su madre dijo su nombre, pero para cuando se dio cuenta, había tropezado con la base de la fuente e iba directo a mojarse.
Al instante, Alice estira su brazo para tratar de sujetar a su hermano, pero resultó ser más pesado de lo que ella esperaba, y ambos terminaron cayendo, quedando empapados de pies a cabeza. Terminando la rubia arrodillada en frente de Kirito, con las manos encima de los hombros del azabache, quien cayó con las nalgas al agua y quedó cara a cara con su hermana.
La ojiazul tenía la cabeza baja, por lo que nunca se vieron a los ojos, pero Kirito estaba completamente avergonzado, mientras que ella, pues era difícil saberlo, ya que no se le veía ni molesta, ni triste, simplemente mantenía el mismo semblante serio de siempre.
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Luego de lo ocurrido, la familia de los Schuberg tuvo que volver a casa, lógicamente porque los dos hijos de Midori tenían toda su ropa mojada, y estaban empezando a sentir mucho frío.
Alice temblaba un poco, mientras que Kirito estornudaba constantemente, y su nariz ya se estaba poniendo roja.
Una vez llegaron a casa, él se dirigió a su habitación, en búsqueda de una toalla para darse un rápido baño, a la vez que su madre fue a la sala, para dejar las compras ahí.
-Date un baño caliente antes de que te resfríes- Dijo Midori, al ver que su hijo no dejaba de estornudar.
-¡Ya voy!- Contestó Kirito, saliendo de su habitación con una toalla en su mano -He mojado todo el pasillo, ¡lo limpio después!-
Al salir de la habitación, su ropa húmeda y empapada terminó mojando el piso, lo que le daría una tarea que hacer una vez saliera del baño, el cual era bastante espacioso, casi que parecía ser un gran baño público, más que el de un simple departamento.
-Bueno, está bien- Respondió Midori -Alice-chan, date un baño tú también- Pidió a su hija mayor.
Kazuto al escuchar eso quedó en blanco, para cuando se dio cuenta, su hermana estaba entrando con su propia toalla, lista para bañarse igualmente.
Al pelinegro se le veía sumamente incómodo con ello, mientras que a la rubia parecía que le daba igual bañarse al mismo tiempo que su hermano menor.
Alice le dio la espalda, y empezó a quitarse esa ropa mojada que ya la hacía sentir incómoda, él se sonrojó al ver la espalda desnuda de su hermanastra, e inmediatamente se dio la vuelta para dejar de verla.
Sin más que hacer, Kirito también empezó a quitarse la ropa, pero dándole la espalda en todo momento a su hermana mayor. Una vez estuvo desnudo, rápidamente fue y se metió a la bañera, la cual su madre ya había llenado de agua previamente, y Alice usaría una de las regaderas del lugar.
Kirito se sentía superincomodo, su hermana paseaba por el baño para buscar un jabón, y él hundía su cabeza en el agua para tapar su vergüenza y el sonrojo, que no se le iba desde que la vio.
Algo que le molestaba es que ella se veía completamente serena y tranquila, esa mirada seria típica se mantenía, en ningún momento se le veía incómoda, simplemente se estaba dando una ducha y eso es todo. Le desagradaba a Kirito porque indirectamente le decía que era un exagerado, y el que estaba pensando cosas que no son, es él.
-Claro que... somos hermanos, así que no tiene nada de malo, supongo, además de que ella no parece tener ningún problema- Pensó Kirito sumergido en el agua.
En eso, al ojinegro le da por echarle un vistazo al cuerpo de su hermana, por más que era algo que quería controlar, sus instintos de hombre lo estaban venciendo, así que decidió dar un rápido vistazo, sin que se diera cuenta, claro está.
-Su cabello... es bonito, su piel... es muy blanca, si la tocara... seguramente sería bastante suave...- Pensó Kirito, perdiéndose en el cuerpo de su hermanastra.
Lo que un principio sería solo un vistazo rápido, terminó siendo una visualización en alta definición del cuerpo de Alice por sus espaldas, a Kazuto inconscientemente se le hizo sumamente hermoso, su piel se veía delicada y refinada, su dorado cabello, que en ese momento era bastante lacio, simplemente se veía preciosa.
-Aah... ¿"Si la tocara"? Pero... ¿Qué?... ¡¿Qué demonios pasa conmigo?! -Pensó Kirito, sumamente frustrado y angustiado consigo mismo.
Desvió la mirada y dejó de observarla, ella en ningún momento notó que su hermano menor la estaba viendo, y simplemente seguía con su baño. Él volvió a sumergir parte de su rostro sonrojado de nuevo, bastante angustiado de la situación.
-Todos estos pensamientos raros empezaron cuando ella me besó ayer, ¿me he vuelto loco? -Pensó con la mirada decaída.
Kirito del estrés puso sus manos sobre su cabeza y revolvió su cabello con frustración, para que su mente pudiera pensar en otra cosa que no fuera su hermanastra.
En eso, Alice voltea y ve a su hermano pasando sus manos por su cabeza, y se da cuenta de que algo le pasa, así que decidió acercarse.
A paso tranquilo se paró enfrente de la tina, sin el más mínimo ápice de vergüenza a que él pudiera verla desnuda, aunque solo se puso más nervioso, inmediatamente miró para otro lado, para evitar ver a su hermana de esa forma, y que ella tampoco pudiera ver que él estaba ruborizado.
-Eh, uhm... Y~Yo voy saliendo ya...- Titubeó Kirito, levantándose de la bañera, tapándose sus partes privadas.
Pero no iría a ningún lado, su hermana, sin decir ninguna palabra y manteniendo su típica mirada, agarró a su hermano menor de los brazos, y lo pegó sin hacerle daño contra el muro del baño, haciendo que Kirito tuviera sus extremidades arriba, estando así totalmente indefenso.
Él no entendía qué pasaba y menos tiempo tendría de pensar, puesto que Alice se acercaría a su cuello, para darle caricias con sus labios y lengua.
-¡¿Eh?! ¡E~Espera!- Dijo Kirito, mientras sentía sus labios sobre su cuello -¡Agh! ¡NO!-
El grito fue algo fuerte, pero por lo visto su madre no había conseguido escucharlo, eso se debe a que estaba escuchando música con audífonos en su habitación, pero el grito consiguió que Alice liberara sus brazos, y se apartara unos cuantos pasos del azabache.
-¿¡Por... Por qué estás haciendo esto?!- Tartamudeó desesperado, en un tono de voz alto.
Después de escuchar el casi grito lloriqueando de su hermano menor, se quedó callada, hasta que de repente pasó algo que, por lo menos para Kirito, era extraño, y eso es que por primera vez desde que la conoció, la estaba viendo sonreír.
-Porque... me mirabas como si desearas tocarme...- Respondió Alice, con una mirada ligeramente picara.
Kirito, en ese momento, pasó de estar rojo a estar blanco, por lo visto su hermana si se había fijado en que él llevaba un buen rato observándola.
Luego de lo ocurrido en el baño, no pasó nada más interesante en el día, para su mala suerte, eso que hizo ella le dificultó mucho sus horas de sueño, le costó mucho dormirse una vez llegó la noche.
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Al día siguiente, era hora de ir a la escuela, pero a Kirito se le notaban claramente las ojeras y que no había podido dormir bien, además de que seguía yendo vestido como le daba la gana, sin respetar los lineamientos de ropa del instituto, aunque por alguna razón nadie le decía nada.
-Aaah... ¡He vuelto a pasar toda la noche en vela! ¿Qué pasa con ella? -Pensaba bastante somnoliento, recordando ese momento raro que ocurrió en el baño -¡Para nada quería tocarla!-
-¡Hey! ¡Buenos días, Kirito-chi! Menuda cara de sueño tienes, ¿qué has estado haciendo toda la noche? -Preguntó Yuuki con una pequeña sonrisa burlona, al verle las ojeras.
-Oye, Yuuki, hay algo en lo que he estado pensando- Dijo, sacudiendo la cabeza para tratar de perder esa pereza que llevaba encima.
-Y bien, ¿qué es?- Respondió Yuuki algo extrañada, viendo que se acercaba a su oreja.
-Las personas de aquí, ¿coquetean entre ellas, así no estén enamoradas?- Susurró.
-Claro, es bastante normal por estos lares- Respondió Yuuki, con una mirada incrédula hacia Kirito.
-¡¿Qué?! ¡¿En serio?!- Exclamó sorprendido.
Kirito abrió los ojos de par en par, quedó boquiabierto al escuchar la seguridad con la que ella afirmaba eso. Cuando él hizo esa pregunta no esperaba una respuesta positiva, solo buscaba una razón tonta por la cual su hermana mayor anda haciendo todo lo que le había hecho.
-Bueno, no es tan común, pero tampoco es algo tan peculiar -Siguió Yuuki- Supongo que, en vez de tener una relación seria, simplemente satisfacen sus impulsos a medida que surgen. Muchos estudiantes de aquí ya están comprometidos, ¿sabes? Así que todo ese juego terminará en cuanto se casen- Dijo hablando como si eso; de lo más normal se tratara.
-Ya veo... Así que es eso...- Pensó Kirito -¿Y tú eres como ellos?-
-¿Eh? ¡Para nada! Yo no soy como las personas de esta academia, yo soy más buena que el pan- Respondió haciéndose la ofendida.
Kirito después de ver la reacción de Yuuki soltó unas pequeñas risas, al mismo tiempo que la ojirojo empezó a sonreír, para luego tomarlo del brazo, y entrelazarlo con el suyo.
-¿Entonces eres un soltero enamorado Kirito-chi? ¿Necesitas a alguien que te consuele?- Preguntó haciéndose la picara.
-¡Te equivocas! N~No lo necesito- Respondió nervioso, tratando de alejarse.
Yuuki se rió y lo que haría sería enredar la parte interior de su brazo derecho sobre la nuca de Kirito, para empujar su cuello hacia abajo, como si de una sumisión se tratase, mientras pasaba sus nudillos por su cabeza con rudeza, simplemente por querer fastidiar.
Pero la risa duró poco para ella, ya que cuando alzó la vista y vio algo, o más bien, a alguien en la entrada, la pelimorado cambió su actitud, casi que de forma automática, pasó de estar riendo, a verse bastante asustada.
-¿Qué te pasa, Yuuki?- Preguntó Kirito un tanto incómodo, ya que aún no lo soltaba.
-El director está en la puerta haciendo una revisión sorpresa...- Dijo la ojirojos, hablando con bastante temor -Y en la forma como vas vestido, te terminarás metiendo en tremendo problema, Kirito-chi...-
Luego de lo dicho, Yuuki lo liberó, y éste una vez libre, fijó su vista en la puerta de la entrada al jardín del instituto, donde pudo ver a un hombre ya notoriamente mayor de edad. Luce como un hombre musculoso, con el pelo y las cejas de color azul, los ojos verdes dando una mirada que refleja sabiduría. Vestía de forma que denotaba elegancia y poder monetario. Este hombre respondía al nombre de: Bercouli Schuberg.
El señor mantenía un semblante serio, mientras observaba a cada alumno que entraba a la academia, para asegurarse de que cada quien respetara las normas de su institución, y para ver qué tan eficiente era el consejo estudiantil.
Kirito después de ver al director se le formó una pequeña sonrisa en el rostro, ya que técnicamente estaba viendo aquel que era su nuevo abuelo, y él para nada tiene problemas con su nueva familia, con quien sí tiene problemas es su hermana mayor, pero esa ya es otra historia, mientras que Yuuki al ver esa sonrisa, solo quedó más perdida.
-¡Sé testigo Yuuki! Del auténtico poder de la élite- Dijo Kirito bastante tranquilo.
-¿Qu~Qué es toda esa confianza en la que rebosas? ¡No entiendo nada de lo que dices! -Respondió inundada en nerviosismo.
-Iré a echar un vistazo- Contestó él, dejándola atrás -¡Ahora soy su nieto, así que tengo que saludarlo como es debido!- Pensó sonriente.
-¡¿Eeeeh?! B~Bueno, fue lindo tener un amigo -Dijo Yuuki con la mirada decaída, viéndolo irse.
Ella llevaba mucho más tiempo en esa academia que Kirito, así que si ella se ponía tan nerviosa con la presencia del director, por algo debe ser, mientras que Kazuto se sentía contento de poder conocer a un nuevo miembro de su nueva familia, hasta el momento no había podido conocer a su padre, y su relación con su hermana no era la esperada hasta ahora, deseaba entonces que su abuelastro fuera más simpático que ella.
Kirito una vez estuvo en la entrada, en vez de pasar al jardín, como todos los demás estudiantes, éste fue directamente caminando hacia el director, sonriendo, Bercouli al verlo, primero se sorprendió, aunque no lo demostraba, y luego arrugó la mirada.
-¡Buenos días, abuelo!- Dijo Kirito saludando.
-¿Eh? ¿Y tú quién se supone que eres?- Preguntó Bercouli, con una mirada tan fría o incluso más que la de la Alice.
-¡Oh, no! ¿¡No sabe que su hijo se ha vuelto a casar?!- Pensó Kirito, ahora sí, bastante nervioso, porque si el director no lo reconocía, ahí sí palmaba la situación.
-Llevas nuestro uniforme, pero es imposible que pertenezcas a este instituto- Dijo Bercouli, quien ya parecía empezar a molestarse al no tener respuesta.
En ese momento, él vestía con ciertas prendas que eran de la escuela, como el chaleco de vestir, que llevaba el símbolo de la escuela Schuberg en la zona del pectoral derecho, pero también llevaba prendas que nada que ver. Aun así, gracias a eso, el director podía reconocerlo como un estudiante de su academia.
-Alice, explícame qué es todo esto. ¿Por qué está este impresentable paseándose por la escuela como se le da la gana?- En eso, Bercouli se volteó, para mirar de frente a la presidenta.
A los costados del director había dos chicas, a su lado derecho estaba la presidenta del consejo estudiantil, y al lado izquierdo estaba la misma supervisora que había detenido a Kirito el primer día, solo que ahora esa chica utilizaba lentes.
-¡¿Este?! ¡¿Impresentable?!- Pensó, bastante ofendido.
A pesar de que Bercouli no andaba gritando, y ni siquiera hablaba en un tono de voz alto o intenso, lo que era su presencia se sentía intimidante.
Una mirada fría y severa, cualquiera cerca de él pensaría mil y una veces lo que diría antes de empezar a hablar. En el caso de Alice, ella no se sentía nerviosa siquiera, ya que tenía en claro que no tenía excusa para defenderse, y sabe las consecuencias. El director Bercouli, al no tener ninguna respuesta de su nieta, y no obtener más que su silencio, ya había sacado sus propias conclusiones.
-Realmente te has tomado tu cargo muy a la ligera- Dijo el señor, hablando con bastante seriedad un tono algo pesado.
-Lo siento mucho...- Respondió Alice, bajando un poco la mirada.
-¡Espera, abuelo!- Intervino Kirito, parándose entre ellos dos -¡No es su culpa! ¡Si te vas a enojar con alguien, hazlo conmigo!-
A lo lejos, se empezaba a formar de nuevo la muchedumbre de estudiantes, que estaban murmurando cosas entre ellos, viendo la discusión del nuevo estudiante, esta vez, con el mismísimo director de la escuela. Aunque estaban mucho más lejos que la vez pasada, cuando el problema fue con Alice, ya que nadie era tan valiente para acercarse a escuchar por qué estaban peleando.
-¿Por qué insistes en llamarme así? ¿Te burlas de mí?- Preguntó Bercouli achinando la mirada -Este lugar no necesita estudiantes impresentables como tú. ¡Fuera de aquí!- Dijo alzando la voz.
Bercouli de por sí daba miedo, y si se ponía a alzar la voz en un tono menor al de un grito, lograba asustar a cualquiera.
-¿¡Q~Qué?!- Reaccionó Kirito nervioso -¡¿Qué has dicho, idiota?! Eres tú quien se niega a escuchar a los demás... ¡Puede que yo no sea el impresentable aquí!- Concluyó, sumamente enfadado, para luego irse.
El propio director quedó algo sorprendido, por primera vez en su vida veía a un estudiante que tenía el valor de responderle, mucho más inesperado, de alzarle la voz, incluso insultarlo.
Kirito, por otro lado, respondió apretando los puños, con el ceño fruncido, y con sus ojos un poco húmedos y casi que gritando sus palabras, las cuales lograron dejar sin respuesta al señor, para luego irse de la escuela, como le habían pedido.
-Todo en esta academia no hace más que fastidiarme- Pensó, mientras salía corriendo por las puertas del instituto.
-¡Kirito-chi, eso ha sido una locura! -Dijo Yuuki, sorprendida y sin palabras.
La pelimorado quedó boquiabierta, ella estaba al lado de su amigo, aunque se cubría la cara con su bolso para no ser vista por nadie que no fuera él. Obvio para evitar meterse en problemas por juntarse con el impresentable.
-Qué chico tan irritante...- Dijo el director, viendo cómo ese joven salía de su escuela, junto con esa chica con la mochila tapando su rostro.
Alice no dijo nada, se quedó viendo cómo Kirito y la chica del bolso salieron del instituto, después de esa discusión que tuvo el azabache con el director, quien luego de eso, no tocó más el tema.
Aún estaba un poco sorprendido con ese chico, tanto de buena, como de mala manera, ya que en años hubo un estudiante que rompiera sus reglas, cosa que lo sorprendía y le hacía ver que ese joven tenía bastante valor, pero también le dejaba una imagen de un irresponsable, busca problemas y vago, por parte suya.
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Continuará.
Publicado: 15 de agosto, 2021.
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