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Capítulo 18: Gemelas del destino

Previamente:

-¿Lo sientes? ¿Puedes sentir los latidos de mi corazón?- Preguntó, hablando con delicadeza, sonrojándose mucho ella también -Kirito, hay dos partes dentro de mí. Está la del bien, pero también está la del mal-

Él estaba anonadado por lo que estaba viendo. Se preguntaba si estaría soñando despierto una vez más, pero nada que ver. Su pecho se sentía tan caliente y suave, tan real, que era imposible que fuera un sueño. Alice quería entregarse a él, verdaderamente.

-Aun así... ¿Quieres echar un vistazo en mi interior...?-

Luego de preguntar eso, Alice se arrodilló en el sillón, en frente de Kirito, quien aún mantenía su mano en su seno, mientras se quedaba sin palabras. Sentía que tenía su mente totalmente en su contra cuando sus fantasías estaban al frente de él, y ahora sí son verdaderas.

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-Aun así... ¿Quieres echar un vistazo en mi interior...?-

-¿Q~Qué te pasa, Alice?- Preguntó nervioso, sonrojado, desviando su mirada.

-Nada. Solo quería agradecerte todo lo que has hecho por mí, gracias a tus tonterías; el abuelo, y papá... Así que, siendo así, debería satisfacer tus deseos...-

-¿Alice...?-

En eso, ella lentamente se desabrocha los botones de su camisa, para luego quitársela enfrente de Kirito, enseñando toda la parte superior de su cuerpo desnuda, a excepción de la zona que cubría su sostén blanco.

-Esto es lo que siempre has querido, ¿o me equivoco?- Dijo con voz suave y dulce.

Ya Kirito no se podía poner más rojo, estaba al máximo su rubor. Nunca antes la había visto tan hermosa, tierna, y sexy a la vez.

Sí, ya había visto su cuerpo totalmente desnudo anteriores veces, pero esos momentos fueron más incómodos, y lo tenían nervioso más que otra cosa. Ahora que sabe lo que siente por Alice, y que ella misma esté accediendo a esto, hacía que se viera espectacular en todo sentido.

-¿Puedo...? Kirito...-

Alice lo que hizo fue bajar la espalda y levantar su falda, preguntándole a su hermano si le permitía quitársela también. Había tirado los tirantes de su sostén hacia abajo, así que su sostén se sostenía, pero solo faltaba desabrocharlo para que cayera por completo.

-Sí... Alice-

Kirito, temblando un poco, la tomó de ambas mejillas y se arrodilló él también, delante de ella. Lentamente fue acercando sus labios hacia ella, para besarla. Cuando lo hizo, sentía mucho más nervios y miedo que antes. Sus labios temblaban, y su corazón parecía que estaba por estallar en cualquier momento.

Cuando se separó de Alice, vio esa mirada seria, típica de ella. Parecía estar confundida, realmente ese beso fue extraño, es como si Kirito quisiera besarla, pero al mismo tiempo no. Estaba temblando, mucho más de lo que se puede considerar normal ya a estas instancias.

Empezó a suspirar, intentó besarla de nuevo, pero fue el mismo resultado. Un beso tembloroso, miedoso, no era un beso de verdad. Solo estaba tomando sus labios con los suyos, y es como si no pudiera controlar su cuerpo de ahí en adelante.

Algo que deseaba tanto, y cuando lo tenía delante de sus manos, se quedaba pálido y frío. Aún no era lo suficientemente maduro para afrontar algo así, tantas inseguridades que ni él mismo entendía. Simplemente no estaba; ni se sentía listo, para esto.

-Lo siento... Después de todo, no puedo hacerlo...- Dijo Kirito, con voz quebradiza.

Ver de frente que lo que él fantaseaba se hiciera realidad, era un golpe más fuerte de lo que esperaba. Kirito escondió su cabeza en el hombro de Alice. Seguía temblando un poco y sus ojos se humedecían. Ella simplemente agachó la cabeza, tomó su camisa, y se levantó del sillón.

-Buenas noches... Kirito- Respondió ella, con su seriedad de vuelta en su tono.

Sin más, Alice se fue de ahí, dejándolo solo, de rodillas en el sofá, sin él poder impedir que las lágrimas salgan. Fue extraño, terminó negando lo que tanto quería. Su hermanastra realmente ya estaba dejando de entenderlo, y solo se confundía más acerca de lo que Kirito realmente sentía.

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-Feliz año nuevo, Kirito. Te deseo mil años de buena suerte- Dijo Hosaka, mientras sonreía feliz -¿Está Alice por aquí?-

Temprano por la mañana, después de Nochevieja, Hosaka fue hacia casa de Kirito a desearle un feliz año nuevo, y entregarle la bolsa de caramelos de los mil años. Verdaderamente, era muy temprano y Kirito estaba cansado. Se le veía cómo le pesaban sus párpados y su mirada de recién despertar, además de que vestía la misma ropa del 24 de diciembre.

-¿Por qué los caramelos?- Preguntó confundido.

-¿Estás tonto o qué? Ya pasó año nuevo- Respondió sonriendo incrédula.

-¿Eh?- Realmente estaba muy perdido en el espacio-tiempo -Si estás buscando a Alice, está muy ocupada con el consejo estudiantil. Deberías haber avisado antes que ibas a venir-

-Solo preguntaba por ella para ponerte celoso- Respondió soltando unas risas.

Entraron a la casa de Kirito, para poder charlar con más comodidad. Hosaka le dio unas vueltas rápidas al lugar, y notó que a pesar de ser un departamento era bastante espacioso, pero ese no era el caso aquí.

-Hablando de eso, Kirito, ¿hiciste cosas interesantes con Alice en Navidades?- Preguntó con su actitud pervertida.

A pesar de que ya no lo hacía por crueldad o competencia, Hosaka era así: pervertida, tramposa, grosera; le daba igual todo y solo era buena persona con sus amigos. Ella abrazó a Kirito por la espalda para intentar juguetear con él, pero Kazuto estaba más apagado que un bombillo roto.

-N~Nada, no hice nada- Respondió seco y antipático -Estás muy cerca, Hosaka-

Ella se extrañó de ese comportamiento. Fácil era para Hosaka intuir que estaba de mal humor, así que debía desenfundar sus habilidades como hermana menor.

-¿Te has enojado con Alice?- Preguntó sonriendo -Kirito, te vas a quedar a dos velas-

-¡¿Eeeeeh...?! ¡¡Oye!!- Reaccionó ofendido.

-El amor verdadero no es exactamente como sale en los mangas. Si realmente amas a alguien, deberías tener en cuenta sus sentimientos- Dijo Hosaka, soltando unas risillas.

-Sus sentimientos, ¿eh?...- Contestó él, algo perdido.

-¿Uhm...? ¿No me entendiste?-

-No, no es eso. No es nada realmente- Respondió desanimado.

(...)

Los estudiantes seguían asistiendo a sus clubes extraescolares, pero las clases académicas como tal aún no empezaban, y al estar apenas saliendo de las vacaciones todos llegaban una hora más tarde de lo regular. Aun así, Alice no era solo una estudiante, al ser la presidenta del consejo estudiantil, ella tenía que ir a cumplir con su labor.

De todas formas, Kirito no estaba asistiendo a sus clases en su club, no tenía ganas de ir y no se estaría perdiendo de nada.

Se puso a pensar en ello que le dijo Hosaka, esa noche de Navidad que estuvo ahí con Alice. Realmente solo estaba pensando en él, solo pensaba en cómo de repente le entró un gran pánico, pero nunca tuvo en cuenta lo que su hermana sentía. La dejó de lado, tal vez eso fue lo que a ella le haya podido enfadar, o desilusionar por su parte.

En la llegada de la noche ninguno de los dos se hablaba. Su madre convivía normalmente con ellos, pues obvio la señora no sabe qué estaban haciendo, pero cuando llegaba la hora de dormir era lo más tortuoso.

La rubia pasaba derecho al cuarto y se acostaba de su lado dándole la espalda, sin decir nada. Era incómodo y lamentable el silencio que había cuando ellos dormían desde ese día. Él se quedaba ahí, parado, viéndola acostada un rato, sabiendo que sería complicado volver a la normalidad de antes.

-Está bien... Buenas noches, Alice- Dijo Kirito, desanimado, mientras se acostaba de su lado.

Alice realmente solo se hacía la dormida, ella escuchaba todo y verdaderamente se le hacía difícil dormir. Solo pensaba en lo sucedido ese día; triste y desanimada también, no llegaron a ninguno entenderse los dos y eso ahora ocasiona un problema nuevo.

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-¡Casi nos quedamos en Tokio por tu culpa, Karatachi!- Regañó la hermana mayor, a su hermana menor.

-Siempre que esté con mi querida hermana, ya sea en Tokio o Kioto, será genial- Respondió su hermana sonriendo.

-¡Qué genial ni que ocho cuartos! Esto es una excursión de la escuela, ¡no unas vacaciones!-

En el metro de Tokio, dos hermanas caminaban tras haberse perdido de su grupo de clases. Una de ellas era una pequeña de cabello castaño de tono beich (beige) y de ojos rosados, mientras que su hermana, mucho más alta, tenía el mismo color de pelo, y ojos marrones con cierto tono anaranjado.

Nota: La primera es "Seven", cuyo nombre real es Nanairo Arshavin. Ella no es del anime de SAO, es de los juegos, pero es el personaje más útil para este papel. Su hermana es "Rain", también es de los juegos y su nombre real es Karatachi Nijika. Nanairo es rusa, y Karatachi es japonesa, pero aquí las dos serán japonesas.

-Pero esa persona fue muy amable con nosotras- Dijo Nanairo, mientras sonreía agradecida -Incluso en un sitio como este, se puede conocer gente así. Hasta el horóscopo decía que tendré suerte este mes. ¡Esto va mucho más allá de la suerte! ¡No sería una locura decir que estamos destinadas a perdernos!-

-Ya estamos otra vez con sus "Señales del destino"- Suspiró Karatachi, incrédula.

Nanairo era una chica bastante supersticiosa. Ella creía mucho en el destino, la buena suerte, el karma, horóscopos, energías, y todo lo que se puede decir que son "Señales del destino". Su hermana no creía en estas cosas, más bien todo lo contrario, pero igualmente la quería mucho, tal y como era.

-Hablando de otras cosas, Karatachi, ¿te acordaste de traer la tarta de naranja?- Preguntó Nanairo, mientras revisaba las maletas.

-Ah, la he olvidado por completo- Respondió así nomás.

-¡¿Eeeh?! ¡¡Pero si te lo recordé ayer mismo!!- Reclamó Nanairo, desconcertada -¡Te dije que solo la tendrían en Tokio hoy!-

-Olvidémoslo, entonces. De todas formas, ya vamos a llegar tarde-

-¡No! ¡Todo esto nos pasa porque no llevas tu color de la suerte!- Chilló Nanairo, mientras hacía un puchero.

-Déjate de colores de la suerte. Concéntrate en tomar el tren-

-¡Tranqui, Karatachi! ¿¡Por qué desperdiciar una oportunidad cuando está justo enfrente?!- Preguntó sonriendo con determinación -¡Vuelvo enseguida!-

Y así, Nanairo se alejó para volver a una pastelería cercana, para comprar su tarta de naranja que su torpe hermana había olvidado. Karatachi simplemente se quedó viéndola irse.

-Supongo que no puedo evitarlo...- Dijo la ojimarrón, para sí misma.

Estas dos hermanas se habían separado de su grupo de clases, y ellos se fueron a Kioto sin ellas. Ahora tendrían que esperar otro tren para poder alcanzarlos.

La razón de esto, es que Karatachi se había quedado dormida, y despertarla fue un desafío para Nanairo. También es porque las dos tienen un pésimo sentido de la orientación. Se perdían por cualquier sitio si no llevaban GPS, pero para su buena suerte, una persona que consiguieron en su camino las ayudó a llegar al metro.

(...)

Por otro lado, cierto chico de cabello y ojos negros, se quedó dormido el día de la excursión escolar hacia Kioto. Entonces no tuvo de otra que correr hacia el metro a toda marcha.

-¡Demonios! ¡Demonios! ¡¿Qué clase de maldición es esta?!- Pensó frustrado -¡¡Llegar tarde el día de la excursión!!-

Mientras corre, Kirito saca su celular y le marca a su mejor amiga, que para su buena suerte respondió inmediatamente.

-¿Hola? ¡¡¿Yuuki?!!-

-¡¿Kirito-Chi?! ¡¿Dónde estás?!- Preguntó nerviosa.

-¡Acabo de salir de casa!-

-¡¿Estás bromeando, verdad?!- Volvió a preguntar, esta vez molesta.

-L~Lo siento. ¿Alice ya está allá...?-

-Sí. Ha llegado hace rato. Nos están pasando lista ahora mismo-

-Yuuki... si no puedo llegar a tiempo, me reuniré con todos ustedes más tarde. ¡Díselo a la profesora de mi parte!-

-¡A la orden, Kirito-chi!-

Allí concluyó la llamada. Lo más probable es que Kirito no pueda llegar a tiempo, pero debería hacer el esfuerzo para por lo menos poder alcanzarlos en Kioto.

-En serio... ¡¿En qué estará pensando...?!- Dijo Kirito, angustiado mientras seguía corriendo.

Después de que Kazuto de cierta forma rechazó a Alice, ella lo ignora totalmente. Le aplica la ley del hielo, voltea para otro lado cuando él aparece, y ni siquiera frente a su mamá lo saluda.

-¡Alice! ¡Podrías haberme despertado si viste que me quedé dormido!- Pensó Kirito molesto, y desconcertado -¿Será que lo que me pase ya no le importa nada?-

¿Un milagro ocurrió? Pues no del todo, ya que los compañeros de Kirito ya se habían ido, así que tendría que esperar otro tren para poder alcanzarlos, ya en Kioto.

Más bien ocurrió una desgracia, puesto que el segundo tren que partía hacia esa ciudad también acababa de irse.

Él llegó jadeando del cansancio y agotamiento de correr una distancia considerable. Su ropa estaba húmeda, y su cabello dejaba caer una que otra gota de sudor.

-Aah, ¿en serio he llegado tarde? Estoy todo sudado. Qué mal- Dijo exhausto.

En eso, Kirito ve algo extraño. Una persona disfrazada de pastel de naranja se acercó a él, asustándolo. Quienquiera que esté ahí dentro daba brincos a su alrededor.

-¡¿No es eso un pastel de naranja?! ¿Qué estás haciendo?- Preguntó extrañado -¿No eres la mascota de Shigoku?-

-Eso es porque está en Tokio, en edición limitada- Respondió una niña de cabellos castaños -Ah, y para que lo sepas, solo estará disponible este mes-

Esta niña, que en realidad era una chica de la misma edad que Kirito, se acercó a él al verlo confundido de la mascota de pasteles. Como ella es bastante sociable, decidió hablarle.

-¿Eh? ¿En serio?- Preguntó Kirito, sonriendo divertido.

-Sip. Eso me recuerda que estoy en un viaje escolar, se suponía que debía estar en el andén a las diez- Respondió con una sonrisa tierna.

-A las diez en el andén... Viaje escolar...- Pensó conmocionado.

A Kirito le dio una epifanía, por lo visto esa pequeña chica parecía dirigirse al mismo lugar que él, o por lo menos los dos están de excursión y se quedaron atrás.

-¿Podrías decirme dónde está el andén? Es que me volví a perder- Pidió la niña, riendo avergonzada.

-Oye... pero ya son las diez y cuarto- Respondió Kirito, algo incómodo.

Después de escuchar eso, Nanairo abrió los ojos como platos y quedó pálida también. Si se perdía el tercer tren, su hermana la iba a matar.

Para su buena suerte, el tercer tren a Kioto aún seguía subiendo pasajeros, así que pudieron entrar a tiempo al vagón.

Ahí sí ya se hubiera arruinado todo, si Nanairo se perdía el transporte por tercera vez. De por sí el viaje es de una hora, estar más de dos horas atrasado de su grupo sería el colmo para los dos.

-¡Justo a tiempo!- Celebró Nanairo -Y pensar que íbamos al mismo destino. No cabe duda que hoy es mi día de suerte, se acabó el dar más vueltas y perderse-

-Solo es una niña...- Pensó Kirito, al verla sonreír.

-¡Tú también eres muy buena persona, Kazuto-san!- Afirmó Nanairo, sonriéndole a él.

-Puedes llamarme Kirito, a secas. Al fin y al cabo, estamos en el mismo curso- Dijo, sentándose a su lado.

-Muy bien, Kirito. Mi nombre es Nanairo Nijika. También puedes llamarme por mi nombre a secas-

Estos dos, a pesar de recién conocerse, y de pura casualidad, se llevaban realmente bien. Mucho más Nanairo con Kirito, ya que ella creía que él era una bendición en su destino, y debía ser su amiga, así cómo lo fue esa persona que la ayudó a llegar al metro.

-Aunque no está saliendo la cosa acorde a lo planeado, está siendo un buen día- Comentó el pelinegro, sonriendo -¿Y qué hay de ti, Nanairo?-

-Pues, lo cierto es que mi hermana y yo nos perdimos en Tokio, y no sabíamos dónde estábamos. Fue allí donde tuvimos un encuentro milagroso- Respondió ella, con ojos brillantes.

Realmente lo que ocurrió fue que no alcanzaron nunca a su grupo. Allí cerca del metro una persona las ayudó a las dos para guiarlas, y que en el siguiente tren puedan llegar Kioto. Nanairo ahora se imaginaba a esta persona como un héroe y salvador, todo por sus supersticiones. Además de que físicamente se le había hecho muy atractiva esta persona, y con un cuerpo que parecía ser divino.

Por el sonrojo de ella, Kirito pensaba que debía tratarse de alguna clase de amor platónico. Esto le sacó unas cuantas risas a él, se veía muy tierna la verdad.

-¡¿Eh?! Entonces, ¿se supone que estás de viaje con tu hermana?-

-Sí. Tengo una hermana gemela. Es inteligente, siempre saca buenas notas y es muy linda. Aunque es un poco cabezota- Respondió incrédula, y suspirando al pensar en su hermana.

A pesar de ciertas diferencias físicas, Nanairo y Karatachi sí son gemelas. Ellas son de esos casos especiales de gemelos que no son idénticos entre los dos. Incluso pactaron que Nanairo es la gemela mayor, al ser la que salió primero.

-Estamos en el mismo curso. Pero siempre viven comparando nuestras diferencias. Que si una es más inteligente, que si la otra es más amigable- Dijo ella, un poco enfada.

-Una hermana altamente popular...- Pensó Kirito, angustiado. Le recordaba a Alice.

-Pero en comparación con ella, ¡la chica que nos ayudó hoy es tan...!-

-¡¿Eeeh?! ¡¿Estabas hablando de una chica todo el rato?!- Preguntó él, sorprendido.

Cuando Nanairo mencionó su encuentro milagroso, por su forma de referirse a esa persona, Kirito esperaba que fuera un chico, pero al parecer no era así.

-¡Kirito! ¿No vas a dejarme terminar de hablar?- Preguntó Nanairo, ofendida.

-Ok, lo siento- Respondió soltando unas risas -Pero es que me he sorprendido, porque al hablarme de esa persona pensé que te referías a un chico-

-No hay de qué sorprenderse. Si te gusta alguien, lo cierto es que no importa si se trata de un chico, o una chica, o quien sea. Si lo amas debes buscar darle tu amor, ¿no?-

Eso sí fue sorprendente. Ella parecía ser mucho más madura de lo que aparentaba, y la verdad lo que decía hacía mucho choque con la relación de Kirito y Alice.

-Alice sí es muy bonita. Realmente, Nanairo puede tener razón. ¿Por qué tengo que estar profundamente enamorado de mi hermana? ¿Será el destino como ella dice?- Pensó enigmático.

-Y bueno... no averigüé su nombre. Probablemente, no nos volveremos a ver nunca más, supongo que eso también forma parte de nuestro destino-

-Aunque aun así, ella tiene mucha razón- Terminó de pensar -Oye Nanairo, yo también tengo algo que quiero contarte- Dijo Kirito, un poco nervioso.

-A ver, puedes decirme lo que quieras. Puedes confiar en mí-

-Estoy enamorado de una chica, que digamos que es difícil estar con ella. Además de que es un amor difícil de corresponder, aunque hemos pasado ya muchas cosas juntos- Decía Kirito, un poco apenado -En Navidad, tuvimos un desacuerdo. Y ahora apenas sí me mira. Justo cuando decidió abrirse conmigo, yo me quedé en blanco. Yo... tengo miedo-

Mientras más hablaba, más angustiado y frustrado sonaba Kirito. Se arrepentía de no haber podido hacer nada esa noche, pero aun si devolviera el tiempo, seguiría sin ser capaz de hacer algo.

Por otro lado, Nanairo al escucharlo sonrió. Parecía un problema muy serio y a ella le encanta ayudar a todos.

-Vamos Kirito, tranquilízate, a veces se tienen días malos. Yo acabo de conocerte y ya me caes bien, fuiste muy amable. Estoy segura de que esa persona llegará a sentir lo mismo por ti- Respondió con total convicción -Nuestro encuentro también está predestinado. ¡Estoy de tu parte, Kirito!-

Era increíblemente buena con las palabras esa chica. Su forma de hablar tan optimista y positiva le alegraba los ánimos a cualquiera. Llegó incluso a sacarle una sonrisa a un Kirito que no se encontraba para eso.

-Gracias... Nanairo-

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Una vez llegaron a Kioto, ambos amigos decidieron caminar hasta el hotel. Para su enorme casualidad, resulta que los dos se hospedan en el mismo sitio para su excursión escolar.

-Y ahora nos hospedamos hasta en el mismo hotel, son demasiadas coincidencias...- Dijo la castaña, sorprendida -Creo que esto va mucho más allá... Empieza a asustar un poco-

-¡¡Nanairo!!-

Del hotel, salió corriendo una chica vestida en Kimono hacia Nanairo. Esta era su hermana menor, quien se había ido varios minutos adelante por la tardanza de su hermana.

-¡Menos mal que has llegado bien!- Dijo ella, mientras le daba un abrazo.

-¡¿Qué te esperabas?! La descuidada aquí eres tú- Recriminó ella, con actitud divertida -Oye, tú, él es mi nuevo amigo, Kirito-

-¡¿Gemelas?! ¡Pero si su hermana mide más que ella!- Pensó sonriendo desconcertado -E~Encantado de conocerte...-

-Igualmente. Muchas gracias por traer sana y salva a mi hermana- Dijo sonriéndole agradecida -Mi nombre es Karatachi Nijika-

-Entonces, ya vamos con los de nuestra clase, Karatachi- Dijo Nanairo, anímica -Kirito, tú te quedarás en este hotel durante unos cuantos días, ¿no? ¡Ya nos veremos!-

-Claro que sí, Nanairo. Nos veremos pronto- Dijo él, sonriendo también.

Luego, cada quien iba a ir por su camino. Aunque algo llamó la intención de la gemela menor, o sea, de Karatachi, y es que en la puerta del hotel había alguien que se le hacía familiar.

-Oye, Nanairo, ¿ves a esa chica...?-

-¿Eh? ¿Qué pasa con ella?-

Al voltear, Nanairo se encuentra con la misma chica que les ayudó cuando estuvieron en el metro perdidas, ella y su hermana.

Se sonrojó al verla, estaba viendo a su heroína y amor del destino. Esta chica, era de cabellos dorados, piel blanca y ojos azules, quien vestía el uniforme de la "Academia Schuberg".

-No puede ser... Es ella- Dijo impresionada de verla, mientras se sonrojaba cada vez más.

Lo que ni Kirito, ni Nanairo sabían, es que los dos estaban enamorados de la misma chica.

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Continuará.

Publicado: 27 de octubre, 2021.

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