Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13: La chispa

Previamente:     

-¡Evitar tus problemas no va a hacer que se resuelvan, Alice!- Pensó mientras corría -¡¡¿Dónde te has metido?!!-

-El instituto está cerrando. Se ruega a los estudiantes que queden que vayan a casa. Cierren las ventanas y apaguen las luces. Tengan cuidado en el camino- Dijo una voz por los altavoces de la escuela.

El mensaje fue escuchado por todos; Kirito, Ronye, Rika y también por Yuuki, quien se extrañó un poco, pero aún debía esperar a su amigo.

El tiempo se acababa y parecía que cada vez pasaba más rápido. De no encontrar a Alice pronto, ya no habría vuelta atrás.

Dos almas que se separan mediante un muro que les impide estar juntos, un padre y una hija que están muy lejos el uno de la otra, deseando poder convivir como familia, y un alma en medio de su separación que hace hasta lo imposible por derribar el muro, y hacerles ver que siempre han estado más cerca de lo que creen.

____________________________________________________________________________________

Como si Dios estuviera de su lado, Kirito ya sabía dónde estaba ella. La voz que sonó por los altavoces era justamente la de Alice, lo que significaba que está en la oficina del director.

Ella estaba allí, había tirado todos los papeles de su trabajo como presidenta al suelo. No le interesaba eso, no tenía sus zapatos puestos y sus piernas solo eran cubiertas por las largas medias que usaba como parte del uniforme.

Estaba superdolida por dentro, no quería hacer nada, tampoco quería ver a nadie. Estaba sentada sobre la silla del director, mientras miraba una antigua foto de ella cuando era una niña, y su padre cuando era ese hombre que solía admirar.

-Papá...-

Abrazó sus propias piernas y escondía su cara entre sus rodillas, sus ojos se humedecían, quería a su papá con ella, pero... son tan distintos en su forma de ser y pensar. Sus caminos y forma de ver la vida, se oponen el uno al otro.

Aun así, sus corazones quieren estar juntos. A pesar de las grandes diferencias, el amor de la hija a su padre era innegable, pero no sabía qué hacer, y para ella ya era imposible hacer algo.

Solo quedaba llorar por lo triste que es su vida, la vida que transita en el camino que su padre abandonó, camino que ella no quiso; ni supo dejar, y ahora no le queda nada más que lamentos. No tiene nada; ni a nadie.

-¡Alice, escucha! Has luchado mucho por tu padre y por este instituto. Yo mismo lo he visto y lo reconozco. ¡Alice, has hecho un gran trabajo!-

La puerta estaba cerrada con seguro y Kirito no podia entrar, pero sí podía hacerse escuchar. Su última carta bajo la manga era esa, hacerle saber a su hermanastra que a pesar de no haberlo logrado, el trabajo que hizo para que su padre estuviera orgulloso, y volviera a ser el mismo de antes, era espléndido; nunca estuvo peleando por causas muertas, simplemente debía dejar de hacerse sufrir ella misma.

-Así que... ¡No seas tan dura contigo misma! Deja de exigirte por el bien de los demás. ¡Alice...! ¿Podríamos ir ahora a despedirnos de papá? ¡Te estaré esperando!-

Sorpresivas palabras que ella no esperaba para nada. Le impactó escuchar su voz y mucho más cuando le decía tales cosas. Él, que varias veces parecía no estar de acuerdo con su trabajo, inclusive así lo reconocía y le daba valor. Sus lágrimas eran inevitables y ahora solo dependía de ella, ¿qué es lo que haría?

(...)

-¡POR EL AMOR DE DIOS! ¡¿Podrías pararte a pensar una vez lo que haces?! ¡Podrías ser expulsado por esto!- Decía Rika, furiosa.

Kirito había vuelto a la sala del consejo a esperar que su hermana volviera. Mientras se encontraba ahí, se estaba tragando un sermón por parte de la vice, por romper tantas reglas en tan poco tiempo y que fuera indiferente ante esto, así como también ignoraba todas las palabras de ella, cruzado de brazos y con los ojos cerrados.

-¡¿Me estás escuchando?! ¡Lo digo por tu...!-

-Kirito...-

Una voz interrumpió a Rika. Para cuando los dos se fijaron, era Alice, quien tenía una mirada desconcertada y desesperada.

Había accedido a cruzar el muro, pero temía mucho que ya fuera demasiado tarde por su culpa. Aun así, Kirito sonrió por verla, y no estaba dispuesto a fracasar en esto.

-¡Presidenta...!-

-¡Venga! ¡Vamos, Alice!-

La tomó de la muñeca y se la llevó corriendo junto con él, fuera del instituto donde estaba Yuuki. La pelimorado estaba un poco preocupada por el anuncio de que todos debían irse, y por no ver a Kirito salir de la escuela, quien al volver tuvo que explicarle lo más rápido posible la situación.

-¡Te estaba esperando! Pero ten, ¡usa esto, Kirito-chi!- Dijo sonriendo.

-¡Gracias, Yuuki!-

Obviamente no podrían ir los tres en la misma bicicleta, eso sería demasiado peso incluso para su amiga, así nunca llegarían. Entonces la ojirojos se ofreció a darle su bicicleta a Kirito, para que fuera con Alice a donde tuviera que ir.

No quedaba demasiado tiempo, y ni de chiste él era tan rápido como Yuuki. Incluso Alice si se encontrara de buen humor capaz iría más rápido que el pelinegro, pero él daba su mayor esfuerzo para lograr su hito.

Su hermana iba abrazándolo por la espalda con la mirada decaída, desviada hacia los alrededores de las largas calles, mientras el azabache pedaleaba lo mejor que podía.

-Kirito... ¿Por qué siempre actúas sin pensar?- Preguntó algo pensativa.

-¡Sí que lo hago! ¡Pienso mucho en ti, Alice! ¡Es por eso que soy capaz de hacer estas cosas!-

-Eso no responde mi pregunta...- Replicó algo ruborizada.

-No hay un solo buen camino en la vida, ¡si hay algo que quiera hacer, es lo que haré!- Le respondió sonriendo con sinceridad.

Alice, después de escuchar eso no dijo nada, se quedó callada mientras lo veía a la cara por sus espaldas. Esa última frase la puso a pensar un poco, cosas que ella quería hacer y dejaba de lado para seguir su camino "Perfecto", en su vida, eso era lo que pensaba.

Sea como sea, lo había conseguido, pudo llegar relativamente a tiempo al aeropuerto, aunque el vuelo de Gasupht ya estaba por empezar a abordar. Era cuestión de tener buena suerte de que su padre aún no haya entrado a la zona de pasajeros, o ya sería muy tarde.

-¡Ya estamos aquí! Tendría que haberle pedido a mamá su número de teléfono- Dijo con nerviosismo.

Corrieron por toda la zona del estacionamiento, una vez dentro ya obviamente no podrían, pero a paso apresurado se irían a la zona de pasajeros, donde con un poco de suerte estaría el padre de Alice, esperando a abordar su vuelo. 

Cruzaron todo el aeropuerto hasta dicho lugar, pero ya no podían seguir más adelante.

-Kirito, no somos pasajeros. Si cruzamos sin confirmar nuestro vuelo, nos detendrán- Dijo Alice, frenando en seco al azabache.

Ciertamente, en una máquina de transeúntes con su boleto debían confirmar que iban a salir del aeropuerto en avión. En dado caso que cruzaran la barrera de paso sonaría una alarma y los policías del lugar aparecerían.

Nervioso de casi cometer un error fatal, con la vista Kirito empezó a buscar a su padre, a ver si ocurría el milagro de que todavía no había abordado. Para su buena suerte, consiguió dar con esos ojos azules tan parecidos a los de su hermana mayor.

-¡Alice! ¡Es tu padre! ¡¡Aún está aquí!!- Dijo extasiado de verlo -¡Papá...!-

-Kirito-chan...- Volteó al escuchar su voz -¿Qué están haciendo aquí?-

-¡Venga, Alice! ¡Es ahora o nunca!-

-Sen... Sensei...- Farfulló nerviosa.

Después de escuchar como otra vez su hija le volvía a llamar sensei en vez de papá, Gasupht volteó y no quiso escuchar más. Sabía que había cometido errores, ya lo tenía muy en claro. Todos sus fallos le daban un fuerte golpe en el corazón, cuando su hija no se dirigía a él como un padre.

Al ver que su padre les daba la espalda, Alice entró en pánico, se empezó a sentir mareada de los nervios y temblaba un poco. Solo estaba balbuceando incoherencias apenas audibles para ella y Kirito, pero él tenía la solución. El pelinegro tomó de la mano a su hermana y entrelazó sus dedos con los suyos, ella volteó a verlo y él le daba una tierna y confiada sonrisa, para que pudiera calmarse y decir lo que debía decir.

-Kirito...- Pensó en susurro, para luego voltear a ver a su padre -Cuídate, que tengas suerte en tu viaje y adiós... ¡Papá!-

Gasupht quedó fuera de sí, al escuchar esas palabras que llevaba años sin recibir por parte de su hija. 

Volteó y vio a su pequeña con lágrimas en los ojos, sonriendo mientras se despedía de él. Ver y escuchar eso fue tan nostálgico y hermoso que no pudo evitar sentir sus ojos humedecerse también. Le daría un fuerte abrazo si no fuera porque él era el último pasajero para abordar.

-Vaya... Muchas gracias, Kirito-chan- Pensó alegremente.

No tenía palabras, así que simplemente le sonrió a su hija con los ojos cerrados, derramando un par de lágrimas.

Pronto, ante las peticiones de los guardias, empezó a cruzar el túnel para subirse al avión.

-Vuelve pronto, ¡¿me oyes?! ¡Alice te echará de menos!- Dijo sonriente Kirito, mientras se despedía de su nuevo padre.

Alice abría los ojos avergonzada de lo que acababa de decir, pero en fin, así es él y lo sabe muy bien. 

Ella se quedó con la última imagen de su padre, una sonrisa tan feliz como nunca había visto en él. Aunque no se notara, el muro que los separaba ya había sido derribado. Solo habría que esperar que una de las dos almas volviera para la completa reconciliación, mientras eso pasa, la tercer alma se quedará al cuidado de la otra.

Su padre ya se había ido y el vuelo estaba a punto de despegar, lo habían conseguido, se sentía victorioso el ojinegro, mientras que su hermana sentía como si una parte de su corazón volviera a donde siempre tuvo que estar. Ahora con esa parte de su pecho reconstruida, estaba segura de su decisión.

-Kirito... Ahora que sé que papá no estará, voy a ser yo quien se encargue del instituto. Esta vez es mi propia decisión- Dijo seria, aunque sonriendo ligeramente.

-Sí... ¡Creo que es genial!- Le respondió, sonriéndole contento -Papá... Alice ya está empezando a recorrer su propio camino- Pensó.

Ya no se sentía obligada, ni presionada a hacerlo, ahora lo hacía porque esa era su vida, la vida que ella quiere escoger y el camino que quiere seguir, desviándose de ese sendero que su padre abandonó, para ella misma seguir el suyo.

-Mañana tendremos que devolverle la bici a Yuuki-

-La escuela no permite ir en bicicleta- Respondió seria.

-¿Eeeh...? ¡Oh, Vamos!-

.

.

.

.

.

.

Se fueron por donde vinieron, hasta llegar a su casa, Alice siendo como siempre y Kirito más de lo mismo.

Al llegar, la rubia quería hacer algo, y eso era leer las cartas y postales que su padre le había estado enviando todo este tiempo, las cuales ella jamás se había dignado en abrir.

-¡Qué fotos! ¡En todas sale ridículo!- Dijo Kirito mientras se reía -¡¡¿Eeeh?!! ¿Aquí está con un panda?-

Después de un tiempo, al paso de varios minutos, por fin Alice había terminado de leer las cartas. Kirito solo veía las fotos de su padre que venían en las mismas, y no le daba importancia a los mensajes.

-Ya están todas. Es alucinante la cantidad de países que ha visitado papá- Dijo sentado en la cama, sonriendo.

-Lo he estado rechazando todo este tiempo. Ahora, después de leer todo esto, siento que necesito más de él- Dijo un poco nostálgica.

Alice escuchó algo así como un sollozo, cuando volteó, se fijó en que el azabache estaba lagrimeando.

-¿Por qué estás llorando, Kirito?- Preguntó confundida.

-No lo sé. Por fin has leído las cartas de papá, y ahora me siento más tranquilo. Lo siento, estoy llorando cuando seguramente seas tú quien quiere hacerlo-

En realidad se le hacía bastante bonito todo esto, ver el cariño entre un padre y una hija que lamentablemente él no pudo tener. Era un bebé de apenas tres años y no lo recuerda, con suerte sí tiene imágenes tenues de la cara de su padre, que no podría reconocerla del todo si no fuera por fotos.

Alice se levantó y movió su mano hacia él, para con sus dedos limpiar sus lágrimas. Algo por dentro hizo que se irritara al ver la imagen de su hermanito llorando, se hacía mucho más lindo cuando sonreía.

-No llores, Kirito...-

En eso, ambos quedan cara a cara, enfrente uno del otro, con sus labios muy cerca y con una pequeña distancia que los separaba. Entonces ocurre algo extraño, los dos sienten un chispazo, algo así como la sensación de un choque energético en sus cuerpos y labios al estar tan cerca.

Los dos abrieron mucho más los ojos al tener esa sensación, al mismo tiempo. Ambos se sonrojaron y sentir esa chispa los incitó a desear los labios del otro, así que lentamente se acercaron hasta unirse.

Se tocaban sus lenguas tímidamente, mientras movían sus labios aumentando el ritmo del beso, aunque esta vez era diferente. 

Era un beso suave, apasionado, y tierno a la vez, los dos sentían gran gusto de estar probando los labios del otro, mismo gusto que los llevaba a aumentar la velocidad, pero sin perder el dulzor y amor del gesto.

Mientras el ritmo de sus lenguas y labios iba en aumento, los dos deslizaron sus manos sin separarse del beso para entrelazarlas, sintiendo al momento otro chispazo cuando sus dedos se tocaron. El corazón de ambos latía muy fuerte, y sus mejillas ardían bastante, hasta que por falta de aire tuvieron que separarse, dejando un hilo de saliva entre sus labios.

Se quedaron ahí, uno frente al otro mirándose, perdidos totalmente. Ya se habían besado anteriores veces, pero había sido diferente esta vez. Algo cambió, ninguno de sus besos jamás se había sentido tan bien, tan gustoso, con tanto afecto de por medio.

Ella se tocaba los labios, sonrojada con los ojos abiertos de extremo a extremo, a la vez que Kirito se quedaba algo boquiabierto, viéndola totalmente confundido y sin saber qué hacer o decir.

-Alice...-

Entonces los dos reaccionaron nerviosos. Kirito se fue hacia su lado de la cama y se escondió debajo de las sábanas, mientras sentía los potentes latidos de su corazón. 

Por otro lado, Alice se dejó caer de espaldas a la cama, en tanto que tenía la mirada perdida y las mejillas ardiendo; demasiado, y esta vez se sentía en su 100%, así que no era por alguna fatiga que sus cachetes quemaban tanto de lo rojos que estaban.

-¡¿Qu~Qué ha sido... eso...?! Ese beso ha sido...-

-Completamente diferente al resto...- Pensaron los dos, confundidos y colorados.

En el cuarto había silencio, ya era de noche y solo se escuchaba el sonido que hacía el aire acondicionado, y los sonoros latidos de sus corazones, que retumbaban casi simultáneamente. Aun así, por vergüenza ninguno de los dos dijo nada. Sería una larga noche esta vez.

.

.

.

.

.

.

-Ahora que se ha ido, no entiendo por qué- Decía una pequeña chica, a su mejor amiga -¿He hecho algo malo? No sé qué hacer-

-No, no has hecho nada malo. Ese chico no tiene ni idea, solo mira lo tierna que eres- Le respondió su amiga, sonriendo gentilmente.

-Gr~Gracias, eres muy amable-

La pequeña niña que tenía unos catorce años, se fue después de conversar un rato con su mejor amiga. En cambio, esta chica se fue hacia una plaza y se sentó en una banca, mientras miraba su celular bajo la luz de las estrellas y la luna, con varias personas caminando a su alrededor.

-Una chica ingenua, con un chico idiota y estúpido- Pensó, mientras soltaba una risita.

En eso, esa chica va viendo las fotos de su celular, hasta que encuentra una que llama su atención. 

En esa foto, sale ella cuando era una niña de unos diez años, a su costado hay un chico, era de cabellos y ojos negros. Los dos estaban abrazados, sonriéndole a la cámara en lo que parecía ser una fiesta de cumpleaños.

-¿Uhm? Kirito-chan... Aún me acuerdo de ti, ¿cómo te estará yendo? Ahora que no tengo nada que hacer, puede que vaya a verte- Dijo para ella misma.

Al momento, esa chica se levantó de esa banca, se puso sus auriculares y empezó a caminar sin rumbo fijo, por la fría noche, sonriendo al recordar a ese chico. La pregunta es: ¿A dónde irá con esa sonrisa tan perversa en ella?

____________________________________________________________________________________

Continuará.

Publicado: 01 de octubre, 2021.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro