Capítulo 11: Sin amor
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No quería lastimarlo, ni nada por el estilo, es que simplemente nunca encontraba la forma correcta en cómo y cuándo decir las cosas.
El calor grato que sentía en el pecho por su hermanastro le hacía tambalearse un poco. Recostó su espalda en la pared que rodeaba las afueras del cementerio, al momento se dejaba caer y se sentaba sobre su trasero. Se llevaba la mano a la frente mientras su respiración se agitaba más, como si estuviera cansada, aunque parecía estarse fatigando y mareando, jadeaba un poco al sentir esa sensación cálida creciendo cada vez más en ella.
-Kirito... Gracias...- Susurró para sí misma.
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Días después de lo sucedido; el lunes ya en la escuela, Kirito le había pedido el favor a Yuuki de que le cortara el cabello.
En Japón, una pequeña costumbre que se tiene es que cuando se sufre alguna pérdida, se quiere renovar la vida o se pasó un desamor; se cortan el pelo, todo para darse un nuevo aspecto y así recomenzar, dejando ese problema en el pasado.
-Ahora, vamos a empezar la ceremonia de "Corte de pelo de amor fallido", de Schuberg Kirito- Anunció Yuuki para ellos dos, mientras sonreía burlona.
-Que quiera que me cortes el cabello no significa que sea por un amor fallido. Esa es la costumbre para las chicas- Replicó Kirito, incrédulo y algo desanimado.
Ellos estaban en una banca, Kazuto sentado y Yuuki detrás de él parada a las afueras de la escuela. Allí había relativamente pocas personas y nadie los estaría viendo raro por lo que estaban haciendo, aunque a ambos eso les daba un poco igual.
Él estaba algo nervioso y quisquilloso con la idea de cortarse el cabello, y se asustaba cada vez más cuando tenía en cuenta que le había dado las tijeras a Yuuki, eso podría ser peligroso si la ojirojos estaba creativa y chistosa en ese momento.
-Pero, ¿de quién estabas enamorado?- Preguntó confundida, al ser chica ella entendía que hacía esto por un amor fallido -Quiero decir, es una pena tener que cortarte tu cabello, es bastante bonito y te ves bien con tu cabello largo-
-¡No digas eso! ¡Que me vas a hacer duda!- Respondió tímido y dudoso.
-¡Exacto! ¿Aún no captas la indirecta?- Preguntó sonriendo tontamente.
El ojinegro claro que entendía las indirectas de Yuuki, al decirle que mejor no se cortara el cabello, también quería decirle que no tenía por qué darse por vencido con su supuesto amor fallido, aunque Kirito le siguiera insistiendo que no es por un amor fallido, y que simplemente desea cortarse el cabello.
-Ya me he decidido a ser su hermano, así que me rindo con este amor. Pero... ¿cómo hago para ser su hermano?- Dijo en su mente, pensativo e indeciso.
Mientras ella jugueteaba con el cabello negro de su amigo, y lo zarandeaba mentalmente para hacerlo entrar en dudas, a ese mismo lugar llegaría otra persona. Como si él la invocara con su mente, ahí mismo apareció Alice, quien atrapó a Yuuki y al azabache en su supuesta ceremonia.
-¿Qué están haciendo ustedes dos aquí afuera?- Preguntó con actitud severa.
-¿Alice...?-
-Kirito-chi se está cortando el pelo para pasar página en su antiguo amor- Respondió Yuuki sonriente.
-¡Hey! ¡Te dije que no es así!- Replicó él, tapándole la boca a su mejor amiga.
-¿Tienen que hacer esto aquí? Mientras lleven el uniforme de la escuela, ¡actúen adecuadamente! Los estudiantes no pueden comportarse como se les dé la gana- Exclamó molesta e irritada.
Después de hablar, Alice se fue denotando claro fastidio sobre su ser, incluso llegó a asustar y dejar fuera de sí a Kirito y a Yuuki, luego de que les regañara.
-¿No te ha parecido que está un poco rara?- Preguntó Kirito sorprendido.
-Ni idea. Incluso cuando está en sus mejores momentos me da mala espina- Dijo Yuuki con temor y desagrado -Va a sonar la campana, mejor vayamos o seguirá con sus regaños-
(...)
Una vez acabaron las clases, Kazuto se despidió de su mejor amiga, pero él no se fue hacia su casa, sino que más bien tenía intenciones de ir a ver a Alice.
-La forma en cómo se ha enfadado me ha parecido rara. Estoy algo preocupado por eso, así que iré a ver cómo está- Pensó -Soy su hermano después de todo-
Kirito empezó a subir por las escaleras de la escuela que llevaban hacia el siguiente piso, donde se encontraba el área perteneciente al consejo estudiantil. Por regla él no debería estar por ahí, así que debe ser rápido.
Aunque una vez estaba en el piso de arriba, escuchó un golpe que llamó su atención, cuando se fijó, hizo en cuenta que su hermana Alice estaba en el suelo; de rodillas, con una mano apoyada en la pared, algunos papeles regados por el piso y con la vicepresidenta acompañándola.
-¡Presidenta! ¡¿Se encuentra bien?!- Exclamó Rika casi gritando, preocupada acercándose a su amiga.
-No grites, estoy bien. Solo me he tropezado- Respondió ella con antipatía.
Alice se veía algo cansada, se notaba que no se encontraba en su 100% de salud, aun así, ella insistía en no tener nada y quería continuar con su trabajo, sin que nadie la esté molestando.
-¿No crees que has estado trabajando demasiado duro? Deberías saltarle la reunión de hoy- Dijo la vicepresidenta, aún intranquila.
-He dicho que estoy bien- Respondió Alice, algo fatigada.
-No parece que estés bien...- Replicó ella, tocando el cuello de su amiga, notando que estaba caliente -Le diré a alguien que veng...-
-¡Para ya, Rika!- Exclamó molesta, dándole un manotazo a su amiga -¡Tú no serías capaz de ocupar mi puesto! ¿A que no?-
La vicepresidenta se llevó la mano golpeada a su pecho, y la cubría con su otra mano, mientras veía a su amiga con la mirada decaída y triste. Se sentía maltratada, pero sabía que debía ayudarla, pues ella no se encuentra bien, a pesar de que se mantiene firme en decir que no tiene nada.
-¡¡Hey!! ¡Sea lo que sea que te está ocurriendo, te has pasado de la raya!- Alzó la voz Kirito; molesto, parándose entre ellas dos -¡Shinozaki-san solo está preocupada por ti, Alice!-
Rika se sorprendió, primero que todo él no debería estar ahí, segundo, le impactó que saliera en su defensa, incluso si eso requería regañar a Alice, cosa que ella jamás podría hacer.
La pelidorado se quedó viendo a su hermano, le frunció el ceño también; enojada, ella solo quería que le dejaran hacer su trabajo, e insistía ante la preocupación de los demás que ella estaba bien. Ella no se detenía a razonar que mientras quería hacer sus cosas, estaba siendo mala y cruel con las personas a su alrededor.
-Eso ya lo sabía...- Respondió Alice, con voz lenta y sudando -Lo sé, sin necesidad... de qué tú me lo dijeras...-
-¿Alice? ¿Te ocurre algo...?-
Ante la mirada perpleja de Kirito y su amiga, Alice estaba sudando innecesariamente y respirando lento, hasta que simplemente se desplomó en el piso y quedó inconsciente, cosa que alarmó a sus dos observadores.
-¡PRESIDENTA!-
-¡ALICE!- Gritaron ambos a la vez, mientras se acercaban a ella.
-¡¿Q~Qué hacemos?!- Preguntó en pánico -¡Voy a llamar a la enfermera!-
Mientras Rika iba a salir corriendo, Kirito notó algo; Alice seguía respirando y sudando, así que solo se desmayó del agotamiento que tenía.
-¡Espera!... Shinozaki-san, ve a la sala del consejo estudiantil-
-¿Qué...? ¡¿Qué estás diciendo?! ¡Ahora mismo eso es lo de menos!- Contestó ella, preocupada.
-Alice... Para Alice eso es lo más importante- Contestó hablándole firme y serio.
Rika también se fija en que su amiga sigue respirando y tenía un ojo entreabierto. Por lo visto no era nada grave, o por lo menos eso esperaba.
Miraba a su amiga con preocupación y estaba algo pálida, no se sentía muy segura con tomar esa decisión, pero tampoco podía negar que el ojinegro tenía razón.
-Shinozaki-san... Por favor-
-Muy bien...- Respondió ella, apretando los puños -¿Podrás llevarla tú solo?-
Luego de escuchar eso, a Kirito lo mejor que se le ocurrió fue cargar a Alice, llevándola en su espalda y sujetándola de las piernas, cargándola estilo caballito.
Aunque su hermana parecía ser más pesada de lo que creía, o al menos eso pensaba él, ya que simplemente apenas sí tiene la fuerza necesaria para cargar a una persona del peso de Alice.
-¡Déjamelo a mí, Shinozaki-san!- Contestó él, pujando para cargar a su hermana -¡Vaya que sí pesa!-
Rika se quedó viéndolo incrédula, sorprendida de mala manera por la increíble debilidad del chico, pero aun así parecía que tenía todo bajo control. Entonces le abrió camino, y dejó que el azabache se fuera con su amiga en su espalda hacia la enfermería.
Aún conservaba esa mirada preocupada viéndola en ese estado, pero algo le decía que todo estaría bien, así que se fue hacia la sala del consejo estudiantil, confiando en Kirito.
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Como ya la hora de la salida había llegado, casi nadie vio a Kazuto cargando a la presidenta hacia la enfermería, uno que otro maestro a los cuales simplemente les dio explicaciones rápidas y siguió con su camino.
Por lo mismo, al ser la hora de salida, en la enfermería parecía no haber nadie. Cuando Kirito entró, no vio a la encargada.
-¿Ya se ha ido la enfermera...?- Pensó al entrar.
Lo que el azabache hizo, fue sentar a Alice en una de las camas de la enfermería, y quitarle el saco de la escuela, le quitó la corbata, le soltó la trenza de su cabello y le desabrochó su camisa para que pudiera respirar mejor y pudiese agarrar algo de frío.
-Supongo que esto es lo mejor que puedo hacer- Dijo para sí mismo, mientras acostaba a Alice -Aquí vamos...-
En eso, Kirito iba a arroparla con la sábana, pero la imagen de una Alice jadeando por lo bajo, sudando, con su largo cabello desatado, con los labios entreabiertos y su camisa desabotonada hasta su abdomen, se veía increíblemente hermosa y sexy, hacía que su imaginación volara.
-¡¡Soy su hermanito!! ¡Vamos! ¡No es el momento de tener estos pensamientos!- Pensó, desviando la mirada sonrojado.
-¿Dónde estoy?- Preguntó Alice, volviendo parcialmente en sí.
-¿Alice...? Estás en la enfermería- Respondió volviendo a mirarla más calmado -Creo que tienes fiebre. Deberías descansar hasta que vuelva la enfermera-
-No, ya estoy bien- Contestó ella, sentándose en la cama -No hay necesidad de preocuparse-
Alice iba a intentar levantarse, pero Kirito al ver lo que quería hacer, se puso nervioso, entonces se movió para impedir que se parase de la cama.
-¡¿Qué?! ¡He dicho que no! ¡Necesitas descansar!-
-¡Pero hoy tengo una reunión con el consejo estudiantil y con la junta...!- Replicó ella empezando a enfadarse -¡Si no voy...! No pueden empezar...-
-¡Te has desmayado precisamente por forzarte! ¡¿No ves que al abuelo le pasó algo similar?!-
-¡Estoy bien! ¡Apártate!- Replicó, alzando la voz.
Alice cuando hablaba lo hacía algunas veces transpirando y hablando con un tono de voz cansado, lo que le hacía entender a Kirito que no estaba bien como decía.
Así que para asegurarse que no se fuera a levantar, se recostó un poco sobre ella y le empujaba los hombros hacia atrás para mantenerla acostada.
-¡Me da igual! ¡No voy a dejar que te vayas!- Sentenció el pelinegro, hablando claro y fuerte.
Después de escuchar eso, Alice bajó la mirada y no dijo nada. Conociéndolo sabía que hablaba muy en serio y en su estado no iba a poder oponerse a él, así que sin más nada que hacer, accedió a quedarse acostada por un rato, mientras su hermano la vigilaba.
Pasaron varios minutos donde los dos estuvieron en la enfermería, Alice acostada intentando dormir, mientras Kirito estaba sentado a un lado de su cama, observándola, aunque le ponía nervioso que ella a veces se ponía a jadear, posiblemente de la fatiga que sentía.
Ya días previos a todo lo sucedido, Alice dio indicios de malestar. Aquel día que fueron a visitar el cementerio, donde estaban el padre y la hermanita de Kazuto, sufrió de un leve golpe de fiebre a las afueras del lugar, aunque él jamás la vio en ese estado, hasta hoy.
-Esto no se ve bien...- Pensó preocupado -Oye Alice... Cuando te llevé conmigo, ¿también te encontrabas mal?-
-Haciendo de hermano ahora, ¿eh?- Respondió incrédula, un poco antipática -Fue decisión mía el ir contigo. No tienes que disculparte por eso-
-¿Entonces por qué trabajas hasta ponerte así de enferma? Ya es raro para empezar que un estudiante trabaje-
-Porque tengo que hacerme cargo de la escuela de mi familia- Respondió seria, dándole la espalda.
-¿Hacerte cargo? Pero si solo eres una estudiante de secundaria- Replicó Kirito, insatisfecho de esa respuesta -¿Qué pasa con tu padre, Alice? Él es el hijo de tu abuelo, ¿no debería ser él quien haga este trabajo?-
La ojiazul abrió los ojos desmesuradamente al escuchar que mencionaban a su padre, nunca se le hacía fácil ni esperado que lo nombraran, mucho menos sabía responder exactamente cuando le preguntaban en dónde está él, o por qué no está trabajando en la escuela.
Pero Kirito al pensarlo se daba cuenta de que tenía razón, Alice no es la que debe estar trabajando, es su padre quien debería estar ocupando su lugar.
-Si tu padre se ocupara de la escuela, tú podrías tomarte las cosas con mucha más calma- Dijo él, algo sorprendido mientras tenía una epifanía.
Alice al escuchar eso no pudo evitar sentir su corazón ablandarse, su nariz se humedeció al igual que sus ojos, aunque se limpió pronto. Entonces volteó para responderle a Kirito.
-También me gustaría...- Contestó algo seria, pero sonriendo un poco -Para ser alguien que siempre habla sin pensar, dices cosas inteligentes de vez en cuando. Si ese día llega... lo duro que he trabajado habrá valido la pena-
-El padre de Alice debe ser impresionante... Ella casi nunca sonríe. Si apoyo a Alice como un hermano, ¿me necesitará también?- Pensó reflexivo al verla.
Después de pensar eso, Kirito decidió dejar esas cosas de lado un momento, levantarse de esa silla y buscar la manera de irse de esa enfermería, ya que ya había pasado un buen tiempo y la enfermera no aparecía.
-¡Está bien! La enfermera no viene así que voy a recoger tus cosas y nos vamos a casa- Dijo algo frustrado -Pero antes hay que bajarte esa fiebre. Tienes que estar bien-
-Oye, ¿dónde está Rika? Recuerdo que ella estaba conmigo- Dijo un poco débil al hablar.
-¡Ah! ¡Claro! ¡Shinozaki-san!
-¿Eh? No entiendo. ¿Qué pasó con Rika?- Preguntó ella, confundida de la reacción sorprendida de Kirito.
-La fiebre te pone muy gruñona- La criticó, dándole ligeros toques en la frente con su dedo -Actuaste realmente mal con Shinozaki-san. Cuando te pongas bien tienes que ir a disculparte con ella. Después de todo, son mejores amigas y todos vamos a ir al parque de atracciones-
-Vale, entiendo. Pero deja de tocarme la cabeza- Pidió, algo suplicante y seria.
-¡No te muevas de ahí hasta que vuelva!-
-Espera, ¿parque de atracciones?- Pensó perdida.
Kirito después de decir eso, salió de la habitación de la enfermera caminando por los pasillos, aunque una espina que le había quedado clavada fue ver las reacciones de Alice cuando él mencionó a su padre.
-Es increíble lo mucho que Alice necesita a su papá. ¿Dónde estará y qué estará haciendo?- Dijo en su mente, muy pensativo -¿Por qué no va a volver?-
Mientras Kirito iba de camino al salón de clases donde Alice estuvo por última vez, en el camino se consiguió con la vicepresidenta, quien ya se veía mucho más calmada, pero aun así seguía pensando en su amiga.
-¿Shinozaki-san?-
-Schuberg, ¿cómo está la presidenta?- Preguntó un poco intranquila.
-Aún tiene fiebre, pero bueno, está mucho mejor-
-¡Qué bueno! Me alegra oírlo- Respondió, respirando profundamente y calmándose.
Kirito entró al salón y se puso a recoger todas las cosas que eran de Alice, su bolso, sus cuadernos y otras cosas, mientras que Rika se quedaba en la puerta viendo hacia afuera, recostada en el marco, aunque se le veía con la mirada algo decaída y pensativa.
-Ali-shi... desde que era pequeña siempre ha cargado con las responsabilidades que su familia le pone encima- Dijo Rika, sintiéndose impotente -Hoy ha vuelto a esforzarse en exceso y yo ni siquiera me di cuenta, hasta que casi se caía por las escaleras-
-Sí, sí. Pero acaso, ¿tú no eres igual que ella en ese aspecto? Vamos a ser honestos por una vez, no puedes ser autoritaria con Alice- Dijo Kirito, pegándole un suave toque en la cabeza, mientras hablaba indiferente.
-¡Ah! ¡Por Dios! ¡Debe ser genial, siempre estar así de despreocupado! Adiós Schuberg. Mejor vete a casa- Respondió ella, molesta para luego irse.
Esa actitud tan indiferente y despreocupada de Kirito; fue una de las dos cosas que hicieron que Rika se enfadara, la segunda es que era cierto, no podía prohibirle o exigirle nada a Alice por más que lo intentara, así que simplemente se fue resentida y pasó de seguir hablando con él.
-Yo también lo desearía, lo fácil que sería todo si pudiera ser despreocupado. Renunciar a los sentimientos por la persona que quiero...- Pensó algo angustiado también.
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-Kirito, vamos, despierta de una vez- Exigió Alice, tocando las mejillas de su hermano con un termómetro.
En su habitación durmiendo juntos, la rubia como de costumbre se despertaba primero que Kirito. En esta ocasión en vez de alistarse para irse a la escuela, lo que hizo fue ir a buscar un termómetro para probarle a su hermanito que ella ya estaba bien, cosa que era cierta, su temperatura corporal era de 37 grados.
-Mira, ya no te puedes quejar de nada-
-Tienes mejor cara, y ya no estás siendo gruñona. Así puedes ir a la escuela- Respondió él sonriendo -¡Vaya escúchate! ¡Sí te puedo cuidar después de todo!-
-Se supone que la mayor soy yo- Dijo la ojiazul viéndolo incrédula.
Kirito realmente estaba impresionado de ver que, en cuestión de la noche a la mañana, a Alice se le curó su fiebre y se veía innegablemente mucho mejor que antes. Se sentía bien, ya que sentía que es gracias a él que ahora su hermana está bien.
Después de esa charla, ambos se levantaron y se prepararon lo más rápido posible para irse hacia la escuela.
En su típico camino hacia ese lugar, mientras Kirito venía hablando simpático y amigable con ella, haciéndole bromitas, ella lo miraba un poco incrédula de su comportamiento.
Por esa ruta, como de costumbre se consiguieron con Rika, quien había decidido a pesar de todos los problemas de ayer, esperar a su amiga para irse con ella caminando a la escuela.
Cuando la rubia la vio, se enserió un poco mientras se acercaba a ella, Rika la vio y al momento se alegró de verla bastante mejor, aunque se puso un poco nerviosa al ver su mirada algo penosa dirigida hacia ella.
-Rika, yo quería decirte...-
-¡ALI-SHI!-
Después de gritar su nombre, Rika se abalanzó hacia ella para abrazarla con bastante fuerza, mientras sentía sus ojos un poco húmedos, ni siquiera dándole chance a que se disculpe.
-¡Ali-shi! ¡Estás bien!- Dijo ella alzando la voz de la alegría.
-¡Rika! ¡No puedo respirar!- Respondió Alice sintiendo la asfixia del abrazo.
-Bueno, ya lo ha arreglado todo con Shinozaki-san- Pensó Kirito, sonriendo mientras seguía caminando.
(...)
El día pasó con su relativa y nueva normalidad, Kirito y Rika peleando por cualquier tontería, Yuuki jugando con cualquier cosa que hubiera a su alrededor, Alice incrédula teniendo que lidiar con esos tres, como ya era de costumbre, y clases que iban y venían sin importancia para la pelimorado y el ojinegro, y para el fastidio de la castaña que compartía salón con ellos.
-Entre nosotros las cosas siguen un poco raras, pero pienso que ya somos más hermanos- Pensó Kirito.
En su casa las cosas eran de lo más normales ahora, ya no existía tensión entre ellos y Kirito ya no se sentía tan incómodo al estar con Alice por los sentimientos que le tenía, eran realmente más unidos y se tenían más confianza y paciencia.
Mientras la ojiazul estaba haciendo su trabajo como presidenta estudiantil en casa, ya que quería ahorrar el mayor tiempo posible y hacer el trabajo más rápido, Kirito estaba a su lado viendo la televisión y solía voltear a ver a Alice para observar su físico, sin que ella se diera cuenta.
-Su cabello es bastante largo y sus ojos incluso parecen que brillan- Pensó un poco sonrojado mientras la veía disimuladamente -¿Debería unirme al consejo estudiantil también? Porque dije que te ayudaría, pero no puedo hacer nada desde afuera-
En eso, para la sorpresa de Alice, Kirito le arrebata la hoja en la que estaba escribiendo y se puso a leer lo que había allí minuciosamente, cosas como estadísticas, comparaciones, diferentes tipos de anotaciones, etc.
-Si te unieras solo nos darías más trabajo a Rika y a mí. ¿Qué tal si empiezas siguiendo las reglas de la escuela?- Respondió incrédula, quitándole la hoja.
-Está bien, porque yo soy solo una molestia, ¿eh?- Dijo indiferente el azabache.
Luego de decir eso, el pelinegro con un bolígrafo punzó en uno de los costados del abdomen de Alice, aunque para su sorpresa ella se estremeció tirando un par de hojas al suelo.
-¿La señorita tiene cosquillas?- Dijo Kirito, sonriendo a lo tonto.
-Aah, idiota- Contestó suspirando y viéndolo recelosa -No estoy buscando tu atención, no me distraigas-
Alice se levantó del sofá y tomó las hojas que cayeron al piso, para luego irse hacia la mesa de la cocina, donde Kirito no pudiera estarla distrayendo a cada momento.
-¡Oh vamos! Lo siento, ¿sí? Pensaba que igual podrías tomarte un descanso-
-No tengo tiempo para eso. Esto es cosa mía, ¿lo entiendes? Tu ayuda es inútil- Respondió seria -Juega al hermano todo lo que quieras, pero no me molestes-
Repentinamente, ambos hermanos escuchan cómo suena el timbre de su casa, cosa rara porque su madre no tendría por qué tocar para entrar a su propia casa, y de no ser ella, nunca nadie había tocado su timbre, así que era algo curioso.
-¿Eh? ¿Se le habrán olvidado las llaves a mamá?- Dijo Kirito confundido.
Inmediatamente, el azabache fue a abrir la puerta, mientras Alice se metió a la cocina a tomar agua, pero una vez abrió la puerta, Kirito se llevaría una gran sorpresa.
-¡Bienvenida ma...má?-
-¡Heey! ¡Estoy en casa!-
Kirito quedó sumamente perdido al no encontrar a su madre del otro lado, a cambio encontró a un hombre de tez blanca, cabello castaño oscuro y lo que más resaltaba en él eran sus ojos azules, los cuales le recordaban a los ojos de su hermana.
A este hombre se le veía bastante sonriente y traía consigo lo que parecía ser un regalo, un oso de peluche con un listón azul en su cabeza.
-¿Y este quién es?- Pensó Kirito.
-Tú debes ser Kazuto, ¿no?- Preguntó el hombre.
-¿Eh?... P~Pues sí, ¿usted cómo sabe cuál es mi nombre?-
-¡Ya veo! ¡Así que tú eres Kirito-chan!- Respondió el hombre, abrazándolo con fuerza, supercontento -¡Estaba deseando conocerte!-
-¡¿Eeeh?! ¡¡Yo ni siquiera sé qué hace usted aquí!! ¡Suélteme!- Exigió Kirito nervioso, empezando a forcejear.
Él quedó fuera de sí cuando ese hombre lo abrazó, ni siquiera sabía quién es y él le hablaba como si le conociera de toda la vida, aunque había mencionado que deseaba conocerlo. El escándalo había llamado la atención de Alice, quien salió de la cocina a ver qué pasaba.
-¿Kirito? ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué tienes que hablar tan...?-
Alice no pudo terminar de hablar, ya que quedó con los ojos abiertos de extremo a extremo, cuando vio quién tenía encerrado a su hermano entre sus brazos.
-¿Sensei...? ¿Es usted...?- Dijo anonadada.
Eso provocó que su forcejeo parara, mientras Kirito tenía su puño en la cara del hombre, él reía feliz como si nada y seguía abrazándolo, pero al escuchar la voz de la rubia, el hombre soltó al chico y dirigió su mirada extrovertida hacia ella.
-¿Eh? ¿Sensei? ¿Este rarito?- Dijo Kazuto, confundido.
-Te dije que ya no me llamaras así, Alice, ya no soy tu profesor. Sabes que prefiero que me llames papá- Respondió el señor, con una gran sonrisa.
Con eso todos los cabos estaban atados y la cosa era obvia.
-¡Eso te convierte en mi padrastro!- Dijo Kirito asombrado y boquiabierto -¡¡El padre de Alice ha vuelto!! ¡Ahora ella no tendrá que esforzarse tanto!- Pensó contento -¡¡Alice!!-
Pero cuando él volteó a verla, la felicidad era lo último que se veía en su cara, su mirada era decaída y arrugaba los labios, como si ver a su padre fuera una no grata sorpresa.
"¿Crees que aún estoy a tiempo de arreglar las cosas con mi padre?"
-Cierto, las cosas entre ellos están raras ahora mismo- Recordó Kirito.
-¿Les parece si vamos por comida extranjera para la cena? ¡También traje algunos recuerdos de viaje!- Dijo el señor, bastante feliz al parecer.
-Bueno, aunque papá no da esa impresión. Actúa bastante alegre y casual- Pensó extrañado.
-S~Si me disculpan, debo ir a otro lugar- Titubeó Alice, tímida, para luego irse de la habitación.
Pero la rubia no daría ni tres pasos cuando Kirito ya la tenía agarrada del brazo, para impedir que se fuera. Según él, no hacía falta nada para una reconciliación entre padre e hija.
-¡Quieta ahí! No irás a ningún lado- Dijo el ojinegro, llevándola a la fuerza frente a su padre.
-¿E~Eh? ¡Kirito, suéltame!
-Padre de Alice, ¡Alice es genial! ¡Ya lo sabe! Ella trabaja muy duro en el consejo estudiantil. Además, es inteligente y popular, y mientras el abuelo está fuera, ella se hace cargo de la escuela. Así deberías tomar tú el relev...-
-¡KAZUTO! ¡PARA! ¡CÁLLATE!- Gritó ella, desesperada.
Kirito se asustó y la soltó, le puso alerta que lo llamara por su nombre, luego se confundió cuando vio a Alice temblando y con la mirada baja, mientras se tapaba la boca por el grito que había soltado.
Por otro lado, su padre había pasado y estaba sentado en una silla, escuchando lo que Kirito decía, aunque después del grito de la rubia todo quedó en silencio. El pelinegro se extrañó al darse cuenta de que el señor tenía la mirada un poco baja; más seria.
-¿Qué ocurre, Alice?-
-No voy a volver a esa escuela, y lo sabes muy bien, Alice- Respondió su padre, hablando tranquilamente.
-¡¡¿Eeeh?!! ¡¡¿Cómo que no va a volver?!!-
Pero no habría tiempo para más charla, Alice simplemente soltó un pequeño sollozo mientras sentía sus ojos humedecerse, y para que nadie la viera se fue a su habitación, soltando un fuerte portazo.
-¡Alice...!-
-Tengo hambre, vamos al súper, debo comprar unas cosas- Dijo tranquilamente -Por cierto, me llamo Gasupht, es verdad que no nos habíamos presentado-
Realmente la reacción de Alice fue muy extraña, parecía que le había dolido y enfadado hasta el máximo cuando su padre dijo que no volvería a la escuela. Mejor en vez de seguir hablando sin saber, Kirito trataría de ser sutil esta vez, para entender cuál es el problema.
(...)
De regreso del supermercado, mientras cargaban un par de bolsas, bajo la luz de la luna, Kirito notaba que Gasupht se mantenía sonriendo sin problemas, así que tal vez con él no habría problemas al hablar.
-Me pregunto si la he ofendido en algo. Lo siento, por haber dicho todo eso tan de repente-
-No puedo creer que Alice aún siga intentando hacerme volver a la escuela- Respondió suspirando, pero sin perder su sonrisa.
-¿Eso significa que no quieres volver?-
-En cualquier caso, lo de "Volver", no está hecho para mí. Yo solo "Sigo hacia adelante". Todavía me queda mucho mundo por ver, Alice es más inteligente que yo, ella se dará cuenta aunque no tenga mi edad, de que no hay una forma correcta de vivir tu vida. Las personas siempre pueden cambiar el camino que deciden seguir-
Con esas simples palabras todo quedaba claro como el agua, y ya captaba Kirito cuál es el problema entre Alice y su padre. Un pensamiento opuesto que aplicaban en su vida y hacía que entre ellos llevarse bien fuera muy difícil, pero no imposible.
-Espero que podamos comprar pudin. Me encantan los de esta ciudad- Dijo Gasupht, bastante alegre.
-Ese oso de peluche, ¿era para Alice...?- Preguntó con una pequeña sonrisa.
-Sí, pensé que un regalo me daría una tranquila bienvenida, pero ni siquiera pude dárselo. De todas formas, sé que le gustan mucho, lo dejaré en la mesa para ella- Respondió algo risueño el señor.
-Alice... tu padre no es mala persona, solo tiene una forma distinta de ver las cosas y la vida, diferente a la tuya- Pensó Kirito reflexivo -De cualquier manera, ¡debe haber algo que pueda hacer!-
-La verdad, me alegra mucho que te guste Alice, de seguro deben hacer una muy buena pareja- Dijo el señor, soltando unas pequeñas risas.
-¡Y~Yo no he dicho que me guste!- Respondió nervioso y sorprendido.
Durante el resto de la noche, le quedó un poco clavada esa espinilla de cómo él sabía que estaba enamorado de Alice, ¿acaso era tan obvio?
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Esos dos siguieron su camino, conversando de cosas más triviales hasta que se hundían cada vez más en la noche, llegando la hora de dormir. Gasupht dormiría en el cuarto junto a su esposa, y Kirito se iría a su habitación que compartía con Alice.
Al entrar a la habitación, él vio a la rubia con su típica pijama sentada en el otro extremo de la cama, dándole la espalda, con la cabeza baja. Le daba un poco de nervios y de pena decir algo después de lo que había hecho, pero por lo menos debía disculparse.
-Lo siento, soy una boca suelta. No pensaba que fuera a salir tan mal- Se lamentó, un poco tímido.
-Se acabó...-
-¿Eh...? ¿Cómo que se acabó? ¿Qué ocurre, Alice?-
-El padre que yo admiraba... era un hombre recto y capaz de todo. Anteponía la escuela y la familia a su propia felicidad, y yo seguí los pasos de él, completamente convencida... Así fue como pude aceptar el divorcio de mis padres...- Decía con seriedad en su actitud, pero se notaba la tristeza en su voz.
En el pasado, cuando Alice era una niña aún, lo que decía era totalmente cierto. Gasupht era un hombre estricto, frío y serio, el cual intentó inculcar en su hija lo mismo, pero con el tiempo surgió un detalle que cambiaría todo.
Gasupht se volvería muy infeliz, no le terminó agradando su forma de vida. Por su severa forma de ser su esposa se divorció, pero obviamente no iba a permitir que se lleve a Alice. La ex Sra. Schuberg abandonó a su hija con su padre, y una muy pequeña ojiazul lo aceptó lo mejor que pudo, siendo tan solo una niña, ella estaba convencidísima de que su padre hacía lo correcto; creía mucho en él.
El señor Schuberg, su progenitor, no podría sostener esas expectativas. La disciplina severa y fría junto con la completa excelencia, lo hartaron. Empezó a sentir que su estúpida forma de ser dañó por completo su matrimonio, y nada podía hacer, su exmujer ya andaba con otro hombre.
Se arrepintió mucho, por ello tuvo problemas muy serios a nivel personal, y sobre todo familiar, pero su infelicidad le hizo ver todo más claramente.
Odiaba la vida que le inculcó el déspota de su padre, que todo se basara en un frío y solitario camino, era algo que no aceptaba y terminó abandonando ese sendero, pero tristemente también dejó a su hija allí.
Entonces se convirtió en el hombre que es ahora, extrovertido, libre, sonriente, pero sobre todo... es feliz.
Tiene una esposa a la que aprecia mucho y un nuevo hijo que parece entender su forma de vida. Por otro lado, Alice es igual que él cuando era más joven; fría, seria, estricta, solitaria, y principalmente; triste.
-Quería que mi padre volviera a la escuela tal y como era entonces. Por eso, cinco años atrás, preservar la escuela se convirtió en mi meta... Por ello habría hecho cualquier cosa, lo que sea...-
Ese "Cualquier cosa", incluía la autoritaria forma de criarla de su abuelo, así como también que su exprometido estuviera engañándola en su cara. Eso era algo que ya sabía antes de Kirito, pero siempre le dio igual. Pensaba que si todo era como debía ser, un lugar de excelencia y perfección, su padre volvería y sería el mismo de antes.
-¡Alice...! ¡No tienes que sufrir de esta manera!-
-Después de esto... ¡¿Qué es lo que tengo que hacer?!- Dijo ella, apretando los dientes, y las sábanas con sus manos -Siempre he vivido por la causa de mi padre... Lo necesito para seguir avanzando. ¿¡Qué más puedo hacer...?!-
Kirito se acercó a ella para tratar de hacer algo, pero... ¿Qué podía hacer? ¿Abrazarla? ¿Consentirla de algún modo?
Él se acercó por su espalda y estiró su mano, pero tenía nervios de tocarla, jamás la había visto así de vulnerable y no sabía qué hacer.
En eso, Alice voltea sintiendo a Kirito atrás suyo, sin pena a que él viera que estaba llorando. Necesitaba ayuda, su causa de vida había muerto hace mucho, ha soportado demasiada crueldad, se quedó en el camino miserable que su padre abandonó y no sabe cómo salir, siente profundamente que hacerlo es incorrecto.
Sin más, ella se movió hacia él y en un movimiento rápido; unió sus labios con los suyos, empezó a besarle frenéticamente haciendo que él se sonrojara, pero Kirito notaba ciertas cosas distintas a los demás besos; el desespero y la necesidad es lo que predominaba en ese gesto.
Alice ya no tenía vergüenza a nada. Ella usando su peso lo empujó y lo hizo quedar de espaldas a la cama, con ella encima de él, al mismo tiempo que empezaba a meter sus manos dentro de su camisa, haciendo que el pelinegro se estremeciera.
-¡A~Alice!
-Kirito... Quiero que me necesites, ¿podrías hacer eso?... Hay algunas cosas que quieres hacer conmigo, ¿no es cierto?-
Kirito se quedó callado, anonado y sin palabras. Una parte suya se sentía motivada, pero la otra le decía que no, no sabiendo cómo está Alice ahora mismo.
-Vamos... Respóndeme- Pidió Alice con voz suave, viéndolo con una sonrisa falsa, a través de su tristeza.
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Continuará.
Publicado: 24 de septiembre, 2021.
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