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Capítulo 10: Primera cita

Previously:

-Perdóname por mentirte, Alice- Pensó para luego inclinarse y darle un casto beso en su mejilla.

Después de eso, Kazuto se acostó igualmente dándole la espalda, un poco sonrojado por lo que acababa de hacer.

Se puso bastante nervioso cuando sintió que Alice parecía estarse levantando. Lo que sí le sorprendió bastante, fue que ella le devolvió el gesto, besándolo en la mejilla.

-¿A~Alice?-

-Buenas noches... Kirito~ Dijo ella, susurrando su sobrenombre suavemente en su oído.

Se acostó de nuevo sintiendo el inevitable estremecimiento de Kazuto, cosa que hizo que ella sonriera ligeramente y que también se sonrojara, para luego tratar de pegar un ojo, y poder dormir.

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-¡Es la primera vez en años que voy a un parque de atracciones con Ali-shi!- Pensó Rika, al poco tiempo de haber despertado.

Al otro día, por la mañana, en la residencia de la familia Shinozaki, Rika tenía intenciones de llamar a la casa de su mejor amiga. Era sábado, el día previo a su ida al parque de diversiones y le tenía mucha expectativa a esta salida, no por la diversión de las atracciones, sino más bien para poder estar con Alice fuera de la escuela.

-Por supuesto logré convencerla con mi encanto ayer. Pero es mejor asegurarse de que todo va bien o la cosa podría ponerse fea- Dijo para sí misma.

Rika mientras cargaba y acariciaba a su perrito, tomó el teléfono fijo de su casa, entonces llamó a la casa de su amiga, aunque quien respondería sería la madre de Alice.

-Hola, ¿quién habla?- Dijo Midori, amablemente.

-Ah, soy Rika, una amiga de Alice-san, ¿podría hablar con ella?- Preguntó cortésmente.

-Claro, Alice-chan está...- Cuando Midori empezó a buscar con la vista a su hija, se percató que ya no estaba, así que ya intuía que se había ido -¿Eh? Parece que ya se ha ido con Kirito-

Al escuchar eso, Rika sintió cómo algo chasqueó dentro de su cabeza. Le había enfurecido totalmente lo que acababa de escuchar, pero no se lo iba a demostrar a la madre de su amiga.

-Lo siento. No les pregunté cuándo volverían- Dijo la señora en tono de disculpa.

-No pasa nada. Ya quedaré con ella en persona- Respondió Rika fingiendo simpatía -¿Podría decirme a dónde han ido?-

-Ah, ¿en serio? ¡Muy bien!-

Después de terminar de hablar con la madre de su mejor amiga, Rika se despidió amablemente, para luego colgar el teléfono con fuerza, descargando un poco su enfado.

-¡Schuberg Kazuto! ¡Maldito seas!- Dijo furiosa.

(...)

Minutos después de esa llamada, Kirito y Alice luego de caminar un rato, terminaron llegando a la estación del metro. De esta manera irían al pueblo del primer mencionado, relativamente más rápido, aunque de todas formas les tomaría unas horas.

Algo extraño que ocurrió, fue que el pelinegro de un momento para otro empezó a sentir escalofríos, y se estremecía sin razón alguna.

-¿Qué ocurre, Kirito?- Preguntó seria, Alice.

-He sentido un gran escalofrío por toda la espalda- Respondió tímido y confundido -¿Qué ha sido eso? Es como si alguien estuviera vigilándome- Pensó.

Actuando de manera paranoica, Kazuto empezó a voltear para todos lados, a ver si sus sospechas eran ciertas. Logró notar que una pequeña niña vestida de Gothic-Lolita lo estaba mirando fijamente.

-¿¡Eh?! ¿¡Será esa niña?!- Pensó asustado, se volteó para dejar de verla, pero aun así sentía que ella le seguía observando -Estoy sintiendo como si clavaran la mirada en mí, debo estar imaginándome cosas. ¿Es por mi sentimiento de culpa?-

Después de unos pocos minutos, el metro por fin había terminado de llegar, Kirito junto con Alice se subieron para poder continuar con su viaje, que les tomaría aproximadamente dos horas.

Aunque algo que le empezaba a asustar al ojinegro es que esa misma niña; vestida de muñeca de porcelana, había subido al mismo vagón que ellos, como si le estuviera siguiendo.

-Ay Dios mío... Debo estar imaginándomelo todo- Pensó tratando de calmarse -Esta es mi primera cita con Alice... No dejaré que nadie se interponga-

El tren en el que iban estaba lleno, lo que hacía que la gran mayoría fueran durante el viaje bastante apretados, y se les imposibilitara moverse así fuera un paso.

-¿Por qué está tan lleno a esta hora?- Pensó muy incómodo, Kirito.

-Un control de señal ha causado un retraso. Por lo que el tren va tarde en su horario de transporte- Anunció una voz por los altavoces de los vagones, casi como si le estuviera respondiendo a Kazuto.

-Alice es una Ojou-sama, no está acostumbrada a ir en trenes como este- Dijo en su mente, pensativo.

Nota: Significa que es una joven mujer de clase alta, tratada mayormente como princesa.

En eso, Kirito con la vista empieza a buscar a su hermana, quien no está tan lejos de él y gracias a su cabellera dorada era fácil distinguirla. Se preguntaba cómo estaría ella viajando así, teniendo en cuenta que seguro jamás había tenido que usar el metro antes, ya que estaba al cuidado de una persona rica.

-¡Oye! A~Alice, ¿qué tal vas ahí?- Preguntó, haciendo lo posible para acercarse a ella.

Cuando Kirito por fin pudo verla bien, logró ver que su hermanastra estaba casi abrazada a un señor desconocido, era un hombre gordo y que por el embotellamiento de personas iba sudando. La rubia se agarraba de la camisa del pobre señor, que se sentía bastante incómodo con la chica encima de él.

-¿¡Eeeh?! ¡Eso da pena! El señor parece en apuros. ¡Tengo que sacarla de ahí!- Pensó tenso-¡Alice, ven aquí!-

Luego de exclamar eso, Kirito tomó a la ojiazul por su brazo y la jaló con fuerza, la suficiente como para que ella terminara tropezando y chocara con su cuerpo. El pelinegro terminó de espaldas contra la pared del vagon, y Alice casi que encima de él.

-Ahora está a salvo, pero... estoy sosteniendo todo su peso y el mío- Pensó, empezando a sentirse exhausto.

Estaban bastante cerca el uno del otro, Kirito por el choque la terminó abrazando por la espalda, y estaba respirando sobre su cuello. Por otro lado, Alice respiraba en su oreja, mientras sentía cómo su pelvis y pecho hacían contacto de lleno con el de su contrario.

-D~Deja de respirar, Kirito...- Dijo la pelidorado, en tono suave.

-¿Qué estás diciendo? ¡Si no respiro me muero!- Replicó.

En eso, Alice esconde su cara en el cuello de Kirito, por debajo de su oreja, y deja escapar un pequeño sonido que solo Kazuto pudo escuchar. Él quedó perdido después de escucharla, y se preguntaba a sí mismo si había pasado lo que creyó oír.

-¿Eh? ¿Eso ha sido un gemido?- Pensó, abriendo los ojos de extremo a extremo.

Cuando Kirito se fijó en el rostro de su hermana, pudo ver que estaba bastante sonrojada, lo agarraba de la camisa para tratar de esconder su mirada y su cara de él, en su hombro.

-Tiene hasta las orejas rojas. Su cuerpo está muy caliente, ¿estar así le pone mal?- Pensó -¿Alice, te encuentras bien?-

Ella se quedó un momento en silencio, hasta que Kirito sintió cómo sus manos temblaron, para que luego ella se separa un poco de él, por lo menos para ya no estar prácticamente encima de su hermano, y desviaba su mirada para responderle.

-S~Si... E~Estoy bien...- Respondió con voz baja y algo quebradiza.

-¿Puede ser... que Alice se haya excitado?- Pensó al verla aún sonrojada -¿Es esta... ¡mi oportunidad de llegar un paso más allá con ella?!-

Sintiendo cómo su corazón ahora sí empezaba a latir más fuerte, Kirito miró hacia todos los lados y al confirmar que no había nadie observándolos, volvió a abrazarla, tomándola del cuello y de la cintura, pegándola hacia él.

Como Alice no opuso resistencia, Kirito acercó su boca hacia su oreja, y lentamente pasaría su lengua sobre ella. Al instante escuchó cómo ella dejaba salir otro pequeño chillido por lo bajo, al mismo tiempo que buscaba evadir su lengua, y apretaba los dientes con fuerza para que nadie más pudiera escucharla.

-Ahora estoy sonrojado yo también. ¿Q~Qué debería hacer ahora? ¿Debería seguir?- Pensó tímido, sintiendo cómo sus mejillas quemaban.

-¡E~Estate quieto!- Exigió colorada -¿Por qué estás haciendo esto? ¡Deja de jugar conmigo!-

-¡No estoy jugando...!- Respondió mirándola a los ojos con determinación -Voy muy en serio contigo, Alice-

-¿Pero qué dices?- Preguntó con semblante perdido.

-Porque Shinozaki-san y tú... Ya sabes tú qué pasó- Dijo incómodo -Así que yo...-

En eso, Kirito es interrumpido por una voz, que no dijo nada, pero sí tosió de manera intencional para avisarles a ambos hermanos que por más que no podía verlos; sí podía oírlos.

Kazuto palidece y queda sin palabras, mientras que Alice simplemente desvía la mirada avergonzada. Para su "Buena suerte", el tren por fin había llegado hacia su parada, así que sin pensarlo dos veces tomó a su hermana de la muñeca y salieron corriendo de ahí.

Después de lograr salir del tren, el azabache nervioso atravesó toda la estación del metro, corriendo llevando a su hermanastra agarrada de la mano, para obligarla a correr junto con él. Ya una vez en la superficie, la ojiazul forcejeó de manera agresiva haciendo que el pelinegro la soltara, para luego seguir caminando por delante de él.

-¡Lo siento Alice! ¡De verdad que lo siento! ¡Te compraré un helado para que me perdones!-

-En realidad no estoy enfadada, pero esperaba que mostraras un poco más de sentido común- Respondió con una actitud bastante fría.

-¡En verdad sí que está enojada!- Pensó Kirito, nervioso.

-Y no sé qué te estabas imaginando, pero no hay nada entre Rika y yo-

-¡¿Eh...?! Pero ella dijo que fueron un paso más allá- Respondió, confundido por lo que acababa de escuchar.

-Simplemente se puso a hacer cosas extrañas y me molesté con ella, probablemente lo adornaría para su beneficio. Que me metan en medio solo me da problemas, pero también es tu culpa por creértelo-

-Ya veo... Eso quiere decir... ¡que todavía tengo oportunidad!- Pensó emocionado

Después de escuchar eso, Kirito empezó a sentir unos ánimos de felicidad por dentro. Ni siquiera le pasó por la cabeza que Rika lo había engañado. Lo único que le importaba es que entre su hermana y ella no había nada, y eso le ponía contento.

-¡Entonces sin problemas!- Dijo sonriente para luego abrazarla por la espalda.

Alice se quedó un momento sorprendida e incrédula, por su repentina felicidad y por el abrazo que su hermano le estaba dando. Aún no se le pasaba del todo el enojo anterior, así que lo empujó para quitárselo de encima.

-Ya, Kirito. Anda, compórtate- Respondió haciéndose la apática.

Mientras Alice siguió caminando y Kirito sonrió divertido por su típica seriedad, un poco a lo lejos de ambos hermanos, por la misma carretera, un auto de color negro se estacionaba, mientras que había una persona mirándolos a los dos desde el interior del mismo.

-Solo he venido para ver cómo venían las cosas, ¡y lo sabía! ¡Tenía mis razones para preocuparme!- Pensó Rika, tensa y molesta.

Una vez obtuvo la dirección a la cual se dirigían Kirito y Alice, le pidió a uno de los choferes de su familia que inmediatamente la llevara para allá. Ella salió mucho antes que los hermanos siquiera llegaran a la estación del metro, así que pudo llegar relativamente al mismo tiempo que ellos, a las cercanías del pueblo natal del pelinegro.

Desde que se enteró de que salieron juntos, sus sospechas de que Kirito se la llevaría a alguna especie de cita, eran ciertas. Le molestaba ver cómo él actuaba simpáticamente hacia su mejor amiga, y planeaba ponerle un freno a la situación.

-¡Bueno, ahora ya estoy más que segura que este insecto inmundo se está acercando a Ali-shi!- Dijo molesta, para salir del auto corriendo hacia ellos.

Al correr unos pocos pasos fuera de su auto, Rika escuchó un ladrido que parecía dirigirse a ella. Cuando se volteó, vio a su perrito sentado, observándola mientras en su boca tenía la correa con la que lo sacaban a pasear.

-¿Eh? ¡Takiguri! ¿¡Qué haces aquí?!- Exclamó nerviosa, mientras cargaba su perrito en sus brazos -¡Aah! ¡Me has seguido hasta aquí! ¿Qué hago ahora?-

Mientras su perrito le lamía las mejillas repetidas veces, ella volvió a voltear hacia donde estaban su mejor amiga y Kirito, y notó que sus siluetas ya no estaban.

-¡Hey! ¡Se han ido! ¡¿Dónde te escondes, Schuberg Kazuto!?-

Mientras Rika tenía sus problemas con su perro, Kirito y Alice caminaron hasta un puesto de comida al aire libre, relativamente cerca de donde estaban hace un momento, pero la ojirosados no había visto a dónde fueron. 

El pelinegro estuvo de acuerdo en ir a comer algo antes de continuar con su camino, así que la llevó al lugar de comida más cercano que se le venía a la mente.

-¡Ah! ¡Otro escalofrío!- Pensó Kirito, estremeciéndose ligeramente.

-Oye, ¿en serio podemos permitirnos perder el tiempo con esto? ¿No nos está esperando tu padre?- Dijo Alice, seria, mirando sus alrededores.

-No pasa nada. Papá siempre está fuera del trabajo, o más bien está en casa todo el día- Respondió sonriendo -Nuestra familia es muy relajada-

-Bueno, mientras sean felices así...- Contestó algo fastidiada.

Kirito fue al mostrador del lugar y ordenó su pedido, Alice al sentirse un poco perdida y desubicada de sus alrededores, decidió ordenar lo mismo para no quedarse ahí parada. 

Ya una vez tenían lo que pidieron, fueron y se sentaron en una mesa rodeada de un ambiente parecido al de una plaza en miniatura, bastante bonito y cubiertos por una sombrilla para que no les dé el sol.

-Apuesto a que cuando le conozca sabré a quién te pareces-

-De hecho, sí me parezco un poco a él, supongo- Respondió Kirito, riendo un poco avergonzado y rascándose la sien -Tú también debes ser feliz Alice, tu padre te manda cartas aun cuando está ocupado. Es un detalle por su parte. Él debe quererte mucho realmente-

Después de escuchar eso, ella se quedó un momento pensando, después bajó su mirada un poco decaída y reflexiva. Gestos que Kirito pudo notar.

-Ah, esto no está bien- Pensó atento -Bueno, no te preocupes por eso. El estrés no es bueno, deja de pensar en ello y disfruta un poco esta rica comida- Dijo sonriendo nervioso.

Kazuto no tuvo mejor reacción que animar el ambiente, hablando contento y pegándole una palmada en la cabeza a Alice, creyendo él que le había golpeado más suave de lo que en realidad fue.

-Eso ha dolido...- Pensó la ojiazul mirándolo incrédula.

-¡Espera! ¡Ahora! ¡¡Esta es una gran oportunidad para un beso indirecto!!- Pensó Kirito, teniendo una epifanía mientras se sonrojaba ligeramente.

La idea de tener un beso indirecto de Alice, cuando ya ha tenido besos directos de ella, no era tan grata, pero aun así se sentía un poco tentado a experimentarlo.

-Simplemente hazlo de forma natural, como Yuuki- Pensó -Hey Alice... Tu crepe también tiene buena pinta, déjame probar- Pidió sonriendo amigable.

-¿Eh...? ¿Que querías qué?- Respondía Alice confundida, mientras se limpiaba la boca con la servilleta después de comer.

-¡¿Qué?! ¡Ya se lo comió todo! ¿Se lo ha tragado entero o qué?- Pensaba sorprendido, a la vez que la miraba incrédulo -Realmente quería probar el suyo-

Kirito le dio un mordisco a su comida algo decepcionado, pero en eso se le ocurre una idea que podía reemplazar a la anterior.

-Bueno, entonces puedes darle un mordisco al mío- Ofreció mientras sonreía natural, con sus mejillas un poco rojas.

En eso, Alice se levanta y se acerca hacia Kirito, estira su mano cerca de sus labios y con uno de sus dedos toma un resto de comida que le quedó a él por su boca. Luego se llevó ese mismo dedo adentro de la boca.

-Lo probaré de aquí- Respondió hablándole de manera tranquila -Y lo siento, tal vez será para la próxima. Iré a lavarme las manos-

Luego de eso, Kirito sí se sonrojó de manera más notoria, mientras Alice le daba la espalda y se iba a los baños. Él quedó ahí un momento solo, pensando sobre lo que acaba de ocurrir.

-Últimamente está siendo más atrevida, aunque yo no puedo escaparme de eso tampoco- Pensó mientras se tocaba los labios -Ha dicho la próxima vez... ¿Verdad?-

Después de comer, ambos hermanos se fueron de ese lugar y siguieron con su camino para encontrarse con el padre de Kirito. Aunque luego de lo ocurrido, el pelinegro se sentía un tanto incómodo, más que todo porque quería tratar de seguir teniendo momentos similares con ella.

-Mi obsesión con Alice está creciendo bastante- Pensaba reflexivo y manso, a la vez que volteaba sutilmente para ver a su hermana a la cara -Yo... quiero a Alice, yo quiero... besarla...-

Mientras hablaba con él mismo en su mente, Kirito empezaba a sentir los latidos de su corazón, que se sentían más fuerte uno tras otro. Necesitaba una manera de poder acercarse hacia ella.

-Alice, ¿puedo... puedo tomarte de la mano?- Le preguntó, un poco nervioso.

-¡Deténganse ahí mismo, ahora!-

A lo lejos, una voz interrumpió a Alice cuando ella estaba por contestar. Al principio ninguno de los dos reconoció quién podría ser, pero cuando se dieron cuenta cómo iba vestida esta persona, allí sí sabían de quién se trataba. Ambos solo conocían a una persona que tenía el afán de vestirse de manera aristócrata o burguesa cada vez que tenía la oportunidad.

-¡¿S...Shinozaki-san?!-

-¡Por fin te encuentro!- Dijo ella, parándose en frente de Kirito.

-¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¿Y por qué has traído a tu perro contigo?- Preguntó Kazuto, asustado.

-Le pregunté a tu madre. Estabas tramando todo esto a mis espaldas, ¿eh? ¡¿Cómo te atreves?!- Respondió molesta.

-Cuánto tiempo sin verte, Takiguri- Dijo Alice acariciando al perro, mientras ellos discutían.

-¡Eso no responde el hecho de que tú estés aquí! ¿Nos has estado siguiendo?-

-¡No me importa! ¿¡Cómo te has atrevido a traer a la presidenta hasta...?!-

-Tú no tienes nada que hacer aquí- Dijo la rubia, interrumpiéndola y mirándola molesta -Rika, deja de meterte en mis asuntos. Vamos Kirito, sigamos-

-¿Eh? ¡A~Ah! Sí, está bien, supongo- Respondió tímido.

Luego del regaño de Alice a su mejor amiga, ambos hermanos seguirían con su camino. Kazuto quedó un poco nervioso al ver a su hermana molesta con Rika. Por otro lado, la pelimarrón se quedó allí parada, viendo a su mejor amiga irse con ese chico pelinegro. Bien es cierto que la rubia gran parte de las veces era apática, pero nunca de los nunca se había enojado con ella, aunque últimamente parece que su presencia la fastidia.

-Ali-shi...-

Así que simplemente se quedó ahí, con la mirada triste y decaída, como niño castigado por su madre. A Kirito le sorprendió un poco que Alice se molestara, pero prefirió dejar ese momento de lado y seguir la "Cita", con su hermanastra.

Le pasó por la cabeza, aprovechando que estaban en su pueblo Rulid, ir a visitar a sus amigos, pero prefirió no hacerlo, ya que ese día se trataba de estar él a solas con su hermana. Además de que ella no conoce nada del lugar donde se encuentra, podría sentirse incómoda, y no la trajo aquí para eso.

Así que sin necesidad de más retrasos o desvíos, Kirito llevaría a su hermana a conocer a su padre. El hogar de su papá quedaba relativamente cerca ya de donde estaban, unos 5 minutos caminando por las humildes calles del pueblo.

El ambiente al aire libre, pueblerino y silvestre de los alrededores de Rulid eran bastante bellos y relajantes.

Perros caminando por las calles y hordas de pájaros volando por los cielos, y un clima fresco, era sin dudas un ambiente que realmente Alice nunca había vivido. Se acostumbró de niña a la vida lujosa, urbana y de las grandes ciudades, así que estaba bastante sorprendida y encantada con lo que veía.

-Admito que es bastante bonito tu hogar, Kirito- Dijo ella en tono pasivo, disimuladamente alegre.

-No ha cambiado casi nada desde la última vez que estuve aquí. Me alegra que te guste, Alice-

-Ahora que sé que eres un pueblerino, ya entiendo tu actitud tan rebelde y espontánea- Dijo de manera más seria.

El ojinegro después de escuchar rio un poco, mientras se rascaba la nuca. Alice lo observaba recuperando su característica apatía, aunque distrayéndose un poco con la sonrisa de su hermano.

-Es cierto que el lugar donde me crie tiene que ver con mi personalidad, pero cómo soy, se debe más que todo a cómo fueron mis padres conmigo, y cómo me cuidaron. Imagino que has notado que mamá es muy simpática y casi siempre es bastante alegre, de niño siempre me mostraron el lado feliz y positivo de la vida, y todo lo que me rodea- Respondió con una sonrisa.

Después de escuchar eso y pensarlo, la mirada de Alice decayó en lo reflexivo. La forma en cómo criaron a su hermanastro y cómo la criaron a ella eran bastante diferentes, incluso opuestas.

A ella, de niña siempre le enseñaron la excelencia que debía tener en la vida. No le pedían que fuera una superdotada o una persona supremamente talentosa, pero sí querían que fuera excelente en casi todo lo que se proponía. 

No le pedían ser la mejor, pero sí estar entre los mejores, demostrar elegancia y ser muy responsable, inteligente, competente y trabajadora.

Todo para sostener el negocio de su familia y hacerlo más grande, casándose con el miembro de otra familia rica, para así mantener la fortuna y legado familiar por generaciones.

-¡Muy bien! ¡Ya hemos llegado!- Anunció Kirito, alegre.

Alice se había quedado encerrada en sus pensamientos por varios minutos, tanto así que se desconectó del mundo por un momento. Cuando volvió a alzar la vista se dio cuenta dónde estaban. Encontrándose parada frente al cementerio del pueblo de Rulid. Lo que la dejó desconcertada, pero sabía muy bien que significaba.

-¿Tu padre... falleció?- Preguntó anonadada.

-Ehm, pues sí. Cuando tenía tres años murió en un accidente- Respondió tranquilamente.

Caminaron un poco, hasta que llegaron a la respectiva tumba del padre de Kirito. La lápida de mármol con la inscripción del nombre del difunto, "Sr. Kirigaya", estaba decorada, estando rodeada de flores y algunas fotos enmarcadas de pequeño tamaño de Kazuto, cuando era un bebé en brazos de su padre.

-¡Ah! Pero no es algo por lo que entristecerse. Puedo estar con él cada vez que quiera, viniendo aquí- Respondió sonriendo con sinceridad.

Esa respuesta sorprendió un poco a la ojiazul. Realmente era bastante positivo y optimista, tanto que parecía de película.

Alice prestando más atención a la lápida del padre del ojinegro, logra ver una foto que le llama la atención. En ella estaban el padre de Kirito, su madre, Kazuto bebé y un bebé más, que se notaba que era mucho más pequeño que el pelinegro.

-¿Y ese quién es, Kirito?- Preguntó intrigada.

-¿Ella? Oh, ella es mi hermanita menor, Suguha Kirigaya- En eso, Kazuto señala la tumba que está al lado de la de su padre -Ella murió con mi padre en el mismo accidente-

Cuando Alice mira hacia la otra lápida, "Suguha Kirigaya", es el nombre inscrito en ella.

-¿Por qué nunca la mencionaste?- Preguntó algo perdida y muy apenada.

-Pues, nunca preguntaste si tenía una hermana antes de ti, y jamás he visto necesidad de nombrarla- Respondió un poco serio.

-Está bien, ¿y por qué mamá no me dijo nada de ella? Ella suele contarme muchas cosas, pero jamás me dijo que había tenido una hija-

-Eso es porque mamá prefiere dejar este trauma atrás. Sugu era una bebé de pocos meses de nacida, su muerte y la de papá la dejó bastante dolida por mucho tiempo. Me contó que estuvo por varios y varios meses llorando, sola y desconsolada, hasta que decidió olvidar todo su trauma, dedicando su vida al único hijo que tenía aún con ella. Años después de alguna manera conoció a tu papá, y el resto es historia-

Cuando Alice alza la vista, logra ver que Kirito tiene una mirada un poco decaída y nostálgica, mientras miraba la tumba de su hermanita menor. Se le veía algo triste y parecía estar pensando profundamente en algo.

-Kirito... ¿Te sientes bien?- Preguntó algo preocupada.

-¿Sabes? Ahora que tomo en cuenta que el destino quiso que mi hermana menor tuviera que irse muy temprano, y que sea el mismo destino que me da una hermana mayor, hace que empiece a apreciarte mucho más- Respondió sonriendo de nuevo, de manera algo tonta.

Alice después de escucharlo, sintió cómo sus mejillas comenzaban a colorarse, y desvió la mirada hacia las lápidas para no dejar que su hermano la viera. Le daba un poco de vergüenza.

-Bueno, a lo que vine. Papá y hermanita, quiero presentarles a mi hermana mayor, ¡su nombre es Alice!- Dijo sonriente, mientras le hablaba a ambas lápidas.

La rubia al escuchar eso, abrió los ojos más desmesuradamente por la sorpresa. Estaba realmente anonadada, su hermano le hablaba a esas lápidas de manera natural y sincera, pero no lo hacía como si estuviera loco, sino más bien con todo sentimiento y corazón. Ver cómo su hermano aún se comunica con su padre y su hermanita, a pesar de que ellos ya no están presentes, le suavizaba el corazón.

-Ella es más inteligente y más atlética que yo, es bastante terca y violenta algunas veces, voy a tener que ponerle remedio- Dijo él, burlándose sarcásticamente de su hermanastra, ante su mirada incrédula -Pero, aunque es algo torpe y fría, también se siente sola. Y es por eso que yo también tengo a alguien que proteger y cuidar. Eso es lo que he venido a decirles-

Mientras Kirito le hablaba a su hermanita y a su padre, donde quiera que estén, sonriendo feliz y algo sonrojado por lo que acababa de decir, Alice entrecerraba un poco los ojos con una mirada triste y decaída. Le causaba mucha melancolía lo que veía.

-¡Listo! ¡Misión cumplida! Podríamos parar en algún restaurante de camino a casa, ¿te apetece? ¡Tengo un montón de hambre!- Dijo Kirito sonriendo anímico, pero se extrañó al verla mirando con tristeza la tumba de su hermanita -¿Alice? ¿Ocurre algo?-

Entonces la rubia se arrodilla frente a la lápida de Suguha, junta sus manos como si estuviera rezando y habla mentalmente. Al pelinegro le daba curiosidad qué podría estarle diciendo a su hermanita, evidentemente era algo privado.

-¿Qué podrá estar diciendo?- Pensaba él, curioso del gesto. Aunque en eso, Kirito voltea a ver la tumba de su padre -¡Okay! ¡Papá, dame fuerzas!-

Luego de varios segundos, Alice se puso de pie de nuevo y Kazuto rápidamente se paró delante de ella.

Entonces llevó su mano para acariciarla en la mejilla derecha, también ponía su otra mano sobre el hombro izquierdo de su hermana, y juntaba su frente con la suya, teniendo que estirarse un poco, porque Alice con sus botas de tacón quedaba más alta que él.

El pelinegro se sonrojó, al verla a los ojos le entraban nervios, pero estaba dispuesto a llegar al final. Para finalizar el día quería tener un beso con ella, y así terminar la cita.

-Alice, ya sabes... ¡Yo quisiera...!-

-La carta de mi padre...- Le interrumpió -No he podido abrirla...-

-¿Eh? ¿A qué viene eso ahora?- Pensó sorprendido.

-Tengo miedo de saber qué piensa mi padre sobre mí, Kirito...- Dijo ella, dejándose ver ansiosa y delicada -¿Crees que aún estoy a tiempo de arreglar las cosas con él?-

Al ver cómo Kirito todavía amaba y hablaba con su padre, aun cuando éste ya falleció, Alice pensó; ella tiene a su padre con vida, y por diferentes motivos su relación es bastante difícil y obsoleta. 

Ella quería que eso cambiara, pero necesitaba ayuda, y sabía que podría confiar en su hermano. Kazuto se sorprendió al verla así, se veía triste y sentimentalmente decaída, se notaba que algo le faltaba en su corazón.

-Todo saldrá bien...- Respondió él con una pequeña sonrisa -Yo todavía tengo a mi papá, así que... te ayudaré a mejorar tu relación con el tuyo-

Alice le respondió sin palabras, pero Kirito al ver la sonrisa sincera y triste, junto con la mirada de alivio y esperanza de su hermana, viendo que parecía estar a punto de llorar de la felicidad, era más que mil palabras para el azabache. 

Después de ver todo eso, y escuchar ese sentimiento de querer arreglar su relación con su padre, Kirito llegaba a una conclusión.

-Ya entiendo, lo que Alice necesita... no es amor, lo que realmente necesita... es una familia de verdad- Pensó algo decaído mientras bajaba la mano de su hombro, pero sin perder la sonrisa -¿Podrías darme un momento para despedirme de mi hermanita y mi papá? Luego volvemos a casa-

Alice asintió, un poco penosa, mientras volteaba a otro lado para no ver a Kirito a la cara, le costaba expresarse y que la vean, gesto que entristeció un poco al pelinegro. Ella se fue caminando por el sendero del cementerio, él la veía irse con la mirada baja y algo desilusionado por dentro.

-De seguro debe estar molesta, ella triste por su padre y yo... intentando saciar mi capricho. Viéndola sonreír así... ¡¿Cómo demonios voy a besarla en un momento como este?!- Pensó angustiado y frustrado.

Kirito estaba de rodillas frente a ambas tumbas de sus difuntos familiares, apretando los puños y los dientes de la impotencia. Alice estaba en la entrada del cementerio. Cuando recordaba el momento anterior con su hermano, donde él le había dado todo optimismo, apoyo y fe para recuperar su relación de padre e hija con su papá, sentía una pequeña e infantil ilusión dentro de sí, emergiendo como una semilla floreciendo lentamente.

Ella misma podía sentir sus mejillas pálidas colorarse, por eso mismo evitó ver a su hermano a la cara, no quería que la viera en tal estado. 

Alice no sabía qué decir ante semejante sorpresa que se llevó, pero sentía que debía mencionar a su padre, decirle que a diferencia de él, ella tiene miedo de volver a verlo. Quería saber qué le diría la persona que últimamente es la más cercana a ella, y le ha demostrado que está dispuesto a salvarla de su propia frialdad.

No quería lastimarlo, ni nada por el estilo, es que simplemente nunca encontraba la forma correcta en cómo y cuándo decir las cosas.

El calor grato que sentía en el pecho por su hermanastro le hacía tambalearse un poco. Recostó su espalda en la pared que rodeaba las afueras del cementerio, al momento se dejaba caer y se sentaba sobre su trasero. Se llevaba la mano a la frente mientras su respiración se agitaba más, como si estuviera cansada, aunque parecía estarse fatigando y mareando, jadeaba un poco al sentir esa sensación cálida creciendo cada vez más en ella.

-Kirito... Gracias...- Susurró para sí misma.

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Continuará.

Publicado: 20 de septiembre, 2021.

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