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Sueño de una noche de primavera

Situado entre el capítulo 41 y 42.

Eran los tres meses de novios de Asuna y Kirito, y esa noche sería sólo para ellos, ya que así lo tenían planeado.

Curiosamente, el muchacho dijo que se quedaría a dormir en la casa de Eugeo, incluso Suguha lo acompañó a la misma. Según ambos, los padres de su buen amigo no estaban en casa.

En cuanto la puerta se cerró, Kirito ocultó su mochila, la cual tenía los libros del día siguiente y no su manta y su pijama. Ésta se la llevaría al día siguiente, todo iba viento en popa.

Pasados unos cinco minutos, Kirito escapó de la casa de Eugeo, quien le levantó el pulgar y le guiñó el ojo.

-Hazla tuya, campeón. –Sonrió él, que ya no era virgen.

-No íbamos a hacer "eso"...

-Ups...

-Idiota.

Con mucha suerte que Kirito regresó a su casa y no se encontró a Suguha en todo el recorrido, lo cual era una verdadera fortuna.

Tocando la puerta de Asuna, ella bajó corriendo a abrirla, aun no se había terminado de vestir, pero ya casi. Le faltaban los tacones y terminar de abotonarse la blusa, que era lo que hacía en ese recorrido de las escaleras a la puerta.

Abriendo la puerta, Kirito abrió los ojos de la sorpresa. Era de esas pocas veces en que veía a Asuna mucho más hermosa de lo normal.

El muchacho la abrazó con fuerza, para su suerte, no fue con mucho impulso, o todo se habría ido al carajo.

-Siempre que te veo...me enamoro otra vez de ti. –Confesó el muchacho, besando la mano de su profesora a la vez que ella se ruborizaba ligeramente.

-Ay Kirito, yo también te amo muchísimo. Pasemos a la casa. –Los dos se tomaron de la mano, se dieron un beso en la mejilla y cerraron la puerta.

Eran las cuatro y pico de la tarde, por lo que faltaba bastante para la hora de la cena romántica. Ya se veían los preparativos, una botella de vino, un poco de comida, siendo algo sencillo.

Lo que ninguno de los dos se sentía seguro era si su contrario pensaba en que esa velada sería más romántica de lo previsto.

No se habían ni besado aun, pero se amaban con locura, sin duda alguna. Kirito tomó el vino como si supiera de ellos, alzó una ceja e hizo un gesto de aprobación. Claro que Asuna soltó una risa.

-¿Sabes de vinos franceses?

-No, pero se ve que tiene buen sabor.

La chica volvió a reír animadamente.

Para distraerse un poco, ya que seguramente en la noche no podrían, ambos decidieron jugar una partida rápida de ajedrez. Como era de esperarse, Asuna le ganó a Kirito sin piedad.

Él sólo se concentraba en una cosa, en una nada más. Esa era ver los labios pintados de Asuna, teniendo un color durazno, parecido al de su piel. Siempre tuvo esa sensación de querer besarlos sin cubrirse con el maldito tapabocas, era algo que casi necesitaba para seguir viviendo.

Siendo de esperarse, Asuna se negaba. Las partida de ajedrez fueron cambiadas por las de cartas...el resultado fue el mismo, pero ahora Kirito dio más batalla.

-¿Te había dicho ya que eres hermosa? –Preguntó Kirito.

-Varias veces, cariño –Respondió ella. No solían ponerse sobre nombres como "amor" o "cariño" pero esa era una ocasión especial.

-Te lo repetiré siempre...mi pequeña. –Él la tomó de la mano, dándole un beso al dorso de la misma. –Siempre te ves hermosa, pero ahora mucho más.

-Vamos, voy a pensar que nada más te gusto por mi cuerpo.

-Es cierto que tienes un lindo cuerpo, pero no sólo fue por eso que me enamoré de ti, Asuna. Son muchos factores, ni siquiera sé por qué exactamente me enamoré de ti, pero lo hice.

Se dice que cuando una persona no sabe por qué ama a alguien, eso es amor de verdad. Podríamos estar de acuerdo en que Kirito tenía muchas razones para amar incondicionalmente a Asuna.

Curiosamente, y casi como para que el tiempo volara un poco, los dos bebían del vino a la vez que jugaban y platicaban. Era vino fuerte, algo mal calculado por Asuna, quien tenía las mejillas rojas, causado por su embriagues.

También Kirito tenía las mejillas rojas, pero un tono que se iba más a un rosa clavel. No se sentían muy borrachos, así que no había ningún aparente problema...aún.

El vino causa la reunificación del Ser con el todo, y que ellos dos bebieran vino era casi sinónimo de que se iban a unificar en un solo Ser.

No hay que ser un genio para saber que dos enamorados un poco borrachos no es una buena combinación, sobre todo si se tiene la casa en soledad.

Ya eran las nueve de la noche, ambos tortolos ya habían terminado de comer lo poco que se preparó para ese día. Ambos siguieron bebiendo un poco más de vino.

Se consumieron dos botellas y media, por lo que se bebieron casi medio litro de alcohol fuerte. No sería la gran cosa...si es que ellos no tuvieran debilidad para el alcohol.

Ya para ese punto de la noche, ambos se habían mareado un poco por su borrachera. La bebida y la comida les causaron sueño, por lo que se fueron a acostar.

Ambos se sentaron en la cama, Asuna agitó un poco el cabello para quitarse los pasadores y las ligas del cabello, inundando de su aroma al joven Kirito, quien suspiró de amor enloquecido.

Ella se quitaba una media, mostrando su pierna de forma accidental al muchacho, a quien se le detuvo el corazón por tal espectáculo de amor.

Tras quitarse la blusa, Asuna quedó únicamente con su sujetador, pero se cubrió con la sabana de su cama. Le daba un poco de vergüenza que su amado la viera así.

El muchacho sonrió tras de Asuna, dándole un beso en el cuello, ella se estremeció ligeramente, apartando al muchacho con un empujón.

-¿Qué se supone que planeas? –Cuestionó, levantando una ceja.

-Nada que no. –El muchacho la volvió a besar en el cuello dos veces, Asuna sujeto con fuerza las sábanas.

-No, ya te dije que hasta que nos casemos.

-Me parece bien. –Lamentó el muchacho, tratando de ocultar su dolor.

Ahora Asuna se quitó la falda, arrojándosela a Kirito, quien se sorprendió de sobremanera. Ella rió, poniéndose la pijama, acostándose en la cama.

El muchacho dormía en bóxer y con una playera que tenía debajo de su camisa elegante. Ella se aferró a su pecho, abrazando a Kirito, quien la tomó de la cintura.

-Asuna...te amaré siempre, hasta el último día de mi vida.

-Yo también, Kirito. Si nos separamos por azares del destino...no te olvidaré, te buscaré y me enamoraré de nuevo de ti si es que lo llegó a olvidar.

-Si nos separamos...así sean unas horas, te juro que me muero. Asuna...te amo más que a mi propia vida de mierda.

-No has sufrido tanto como yo...

-De todos modos.

-Eres un idiota, pero eres mío. –Asuna soltó una risita. –Eres mi idiota.

-Qué mala eres conmigo. –Sonrió el muchacho, con un poco de dolor.

A él no le importaba, esa era su realidad. Kirito era el idiota de Asuna y nada más de Asuna.

Pasaron unos minutos en donde no se dijeron nada, ella seguía abrazada al muchacho. Asuna tuvo la impresión de que se había dormido, pero parecía que no. Kirito la miraba con mucho amor, robándole un beso en los labios.

Ella se sintió muy sorprendida, no esperándose esa acción en lo absoluto. El beso se sintió tan cálido, llenándola de una sensación que nunca sintió antes, por lo que Asuna regresó el beso con también mucho amor desesperado.

Los besos fueron subiendo un poco de tono, Kirito pegó su cuerpo al de Asuna, abrazándola con una fuerza delicada al tiempo en que baja su mano hasta el trasero de su profesora, aparentándolo contra su palma.

Ella gimió ligeramente, separándose del beso para morderse los labios. Asuna también bajo su mano hasta el trasero de Kirito.

El muchacho se levantó de la cama, haciendo la colcha a un lado, empezándose a quitar la playera y colocándose sobre Asuna.

Asuna lo abrazó, besándole el cuerpo y mordiéndole un poco la piel. Su borrachera superó un poco su sentido común.

Pronto fue que Asuna también se quitó la playera de la pijama, dejando su pecho al desnudo. Velozmente, el muchacho le quitó los pantalones, arrojándolos por ahí.

-¿Me harías el amor? –Preguntó ella, de forma tierna y casi infantil.

-Por supuesto. Lo nuestro no es sexo...es hacer el amor.

Recostándose sobre Asuna, los dos sintieron su piel contra la de su contrario. Ella soltó un quejido en cuanto Kirito empezó a hacerle el amor, algo que era comprensible.

El muchacho sintió una sensación que lo dejó sorprendido y muy maravillado, sus gestos de sorpresa lo delataban. Asuna fruncía el entrecejo, abrazando a su amado a la vez que se unificaban en un mismo Ser.

De estar disgregados en muchas ocasiones antes de ser amantes, se reunificaban sus almas, siendo dos mitades idénticas.

Kirito movía su cadera a la vez que besaba a Asuna. Ninguno de los dos sabía besar, por lo que era complicado, incluso se verían un poco torpes. No importaba.

Cuando él tocó un punto dentro de su amada, ella gimió fuerte, arañándole profundamente la espalda al muchacho, quien no se dolió en lo más mínimo.

-Te amo... -Susurró el muchacho, conduciendo a Asuna por una escalera al cielo.

-Y yo quiero que me ames... -Ella besó desesperadamente la mejilla de Kirito.

Seguían en lo suyo, besándose y amándose con toda el alma. Cuando a Kirito se le cansó la espalda, Asuna se acaballo sobre el muchacho. Él se irguió, abrazando a Asuna para pasar sus dedos por la espalda de su contraria, haciéndola sentir el calor del amor.

Se seguían besando con romance, ya no con intensidad. Ella se movía ligeramente para que siguieran haciendo el amor.

Bajando de los labios de Asuna, Kirito le besó el cuello, haciendo que ella se soltara a gemir con más intensidad, algo que excitaba al muchacho. Asuna empezó a acelerar sus movimientos a la vez que era atacada en la clavícula y un poco más arriba de.

Volteándose de posición, Kirito la tomó de los hombros, agitándola a la vez que ella se sujetaba fuerte de las sábanas, por todo el calor que recorría su cuerpo.

Sus pechos se movían con intensidad, algo que el muchacho no pudo ignorar, tomándole uno, suavemente.

-Asuna...

-Kirito...te amo.

-Asuna...

-Dime que me amas.

-Asuna...

Kirito le movía el hombro, él tenía puesto su pantalón y ella dormía contra su almohada. Era de día.

-¡Asuna! Amor, despierta. –Pidió Kirito, moviéndola un poco más del hombro.

Ella despertó, abriendo los ojos con una sensación de confusión, pero también de vacío y de un ligero miedo.

-¿Tienes veintitrés años y aun mojas la cama? Que tierna eres...pero menos mal me levanté antes o me hubiera mojado yo también. –Kirito se soltó a reír. –No diré nada, esto quedará entre nosotros, ahora vayamos a meter a la lavadora las colchas y dejemos que el colchón se seque.

-¡¿Eh?! –Asuna mojó la cama...pero no precisamente de orina. -¡¿Por qué te aprovechaste de mí?! –Farfulló ella, aventándole la almohada a Kirito.

-¿Hum? ¿De qué hablas? Yo no tuve nada que...

-¡Te atreviste a tocarme cuando no estaba del todo consiente, me besaste y me hiciste el amor sin mi consentimiento!

-¡Oye, oye, oye! ¡¿Qué tonterías dices, Asuna?! ¡Si no hici...!

-¡Ahhh! ¡Cállate! -En la calle iba pasando un señor silbando. De la nada, una de las puertas de la casa se abrió. -¡Lárgate de mi casa, no te vuelvas a aparecerte por aquí!

-¡Tranquilízate, Asuna! ¡No pasó nada de lo que!

-¡Púdrete, maldito! –Asuna cerró la puerta de su casa. Kirito quedó en el suelo de su jardín, confundido.

-¿Pero qué le pasa?...

Cuando Asuna creyó que se había dormido en los brazos de Kirito...sí que lo hizo, soñando que ella y su joven amante hacían un amor hermoso, claro que lo admitía. No sabía si avergonzarse...o reírse de sí misma por ello.
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Please, don't kill me -llora-

Quizá a muchos les jodío que fuera un sueño, pero algún día les traeré cuando esos dos hacen a Yui...literalmente ja ja ja
Bueno, nos vemos luego en una aventura entre Kirito y Asuna :D

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes

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