Capítulo 7.-Corazón roto.
Era domingo por la mañana, el centro comercial estaba medianamente vacío, por lo que era la mejor hora para ir de compras.
Kirito había ido a comprar unos vinilos, últimamente se estaban poniendo nuevamente de moda. Ahorrar para uno había valido bastante la pena, además de que iba a pasar por su hermana como en unas dos horas.
Por lo que tenía mucho tiempo de sobra. Al ver los vinilos, el único que le llamó la atención fue uno de Michael Jackson, que en Japón era bastante famoso por aquellos ratos.
Había sido bastante barato ya que no era de exportación ni nada por el estilo. Para probarlo, lo había puesto en un tocadiscos de la tienda, le gustó tanto que lo compró al instante.
Como los vinilos estaban colocados frente a la ventana, una sorpresa le llegó, casi como si hubiera caído del cielo.
La profesora Asuna estaba golpeando a la ventana para llamar la atención del alumno. Últimamente ella le estaba teniendo bastante aprecio, pero no era al único alumno, también a Yuuki y a Yuna.
Kirito la saludó de mano y la invitó a pasar para que vieran algo juntos, a lo mejor y hasta ella se terminaba comprando algo.
-Buenos días, Asuna. –Saludó el muchacho.
-Buenos días. –Regresó ella, no sin antes darle un pequeño golpe en el brazo. –No se te olvide que soy tu profesora.
-No lo olvidé. Recuerdo perfectamente que usted dijo que no quería saber nada de la escuela los fines de semana, ¿o no?
-Bien pensado, te mereces un premio.
Kirito se giró viendo nuevamente los vinilos, subiendo un poco el volumen del que ya estaba reproduciendo, todo para susurrar a un tono medio:
-Un beso no estaría mal.
-¿Dijiste algo?
-Que un punto no estaría mal, ¿no cree?
-Sigh, para nada.
Los dos estuvieron viendo los vinilos, aunque a Asuna no le llamaban para nada la atención, ni siquiera los CDs. Ella prefería tener toda su música descargada en su celular, por si las dudas.
Tras ver los vinilos, los dos pasearon un poco por el centro comercial, viendo a lo lejos a Yuna y a Eiji comiendo un helado...siendo seguidos por Yuuki, quien iba disfrazada de europea para no ser reconocida por la parejita.
-Oye...¿puedes acompañarme a un lugar? –Preguntó Asuna, ruborizada.
Lo primero que pasó por la cabeza del adolecente con hormonas extras en su cabeza fue un hotel masoquista, en donde Asuna sería amarrada por él mientras la golpeaba con una pequeña vara...pero la realidad era muy distinta.
Estaban...en un Anime Center.
Asuna le había pedido de favor a Kirito, que actuaran como si fueran familiares, que estaban buscando algún regalo para un adolecente.
Ella tomaba un manga x y decía mientras le guiñaba un ojo:
-¿Crees que este le guste?
-Sí, seguramente le va a encantar. –Respondía él, con cierto aire de burla, por lo que Asuna le pisaba un pie por hacerse el gracioso.
Al salir del Anime Center, Asuna parecía una niña a la que le acababan de regalar la muñequita más nueva de todas, la que hacía y decía más cosas.
Kirito la miraba con ternura, casi con un amor paternal: era como si fueran padre e hija, pero eran profesora y alumno.
Al ver que Yuna y Eiji iban a pasar frente a ellos, Kirito tomó la bolsa de inmediato.
-¡Profesora Asuna! –Yuna saltó sobre ella para darle un abrazo.
-Hola, ¿Qué hacen aquí?
-¿Qué tal te va? –Saludó Eiji a Kirito, quien sólo le hizo la seña de la paz.
-Estamos paseando, usted sabe, en una "cita" por llamarla de algún modo. –Yuna seguía abrazada.
-¿Po-podrías soltarme ya? –Pidió Asuna.
-No, así está bien...usted es como un oso de peluche. –Yuuki pasó de largo, fingiendo estar sentada y leyendo una revista.
Entre Kirito y Eiji tuvieron que despegar a Yuna del abrazo, estaba pegada como sanguijuela a Asuna.
-Nos vemos mucho profesora, la quiero luego. –Dijo Yuna, entrecortando las palabras...de inmediato fue seguida por Yuuki.
Asuna no podía evitar sonreír por los alumnos tan curiosos que tenía. Sabía que tendría algunos "casos", pero sin duda para ella era una dicha ser su profesora.
-Gracias por ello, pero ahora. –Ella arrebató celosamente la bolsa que contenía "sus preciosos"
-Bueno, aún faltan cuarenta minutos para que tenga que ir por mi hermana de sus clases, ¿Qué más quiere que hagamos? –Preguntó él.
-Déjame pensar... -En menos de lo que canta un gallo filipino, profesora y alumno estaban sentados en el mirador del centro comercial, disfrutando de una soda italiana.
Ella la había ordenado de uva, algo chistoso. Para sacar conversación, Kirito había pedido una de manzana, para preguntar la razón por la cual la profesora detestaba el fruto prohibido.
-En realidad el fruto prohibido es la uva. Y respecto a las manzanas...no me gustan ya que por alguna extraña razón se me inflaman las muelas al masticarlas.
Kirito se puso serio, muy serio...luego soltó una risita, que trato de contener cerrando los labios, aunque el intento fue un fracaso.
-No te rías...grosero. –Asuna lo golpeó en la mejilla con una servilleta.
-Pardon, pardon, je ne pouvais pas m'en empêcher. –Pidió disculpas por no poder evitarlo.
-La verdad es que mi francés ya está muy oxidado. Han pasado cuatro años desde que regresé a Japón.
-¿Por qué se fue a estudiar a Francia?
-Eso no importa...no, si importa. Te seré honesta porque tú lo eres conmigo...lo que pasa es que no quiero hablar de ello. –Asuna tomó un sorbo de su soda, se notaba medianamente triste.
Lo curioso de la situación, es que Kirito nunca había sincero con Asuna, siempre le ocultaba pequeños detalles...entre ellos el más importante.
-Siendo así... -Kirito revisó su reloj. –Es hora de que me vaya, nos vemos mañana a la primera hora, profesora. –Él se levantó de la silla, dejó el dinero en la mesa y al acercarse a Asuna se agachó un poco con la intensión de darle un beso en la mejilla.
Ella se sorprendió bastante, por lo que no lo evitó, aunque cuando estaba a nada de que sus labios rosaran su mejilla, él se detuvo en seco, pudiendo oler su perfume cítrico.
-Como dije, nos vemos luego. –Kirito se fue tranquilamente, con la conciencia de que ella no lo había visto sonrojado.
Asuna se sonrojó de abajo hacia arriba. Ese había sido un momento muy incómodo, ¿le iba a dar un beso en la mejilla o quería olfatearla por alguna razón fetichista?
Kirito esperaba a Suguha, su hermana, que estaba saliendo de sus clases extras. Al verlo, naturalmente le dio un abrazo, que él no respondió.
-¿Te pasa algo, Onii-chan? –Preguntó Suguha.
-Quedé como un estúpido, eso es todo. –Respondió el, secamente.
Tras contarle lo ocurrido en el centro comercial (saltando los detalles de que la chica era su profesora de historia y de letras), Suguha comprendió en la cuenta del error que cometió su hermano.
-No te preocupes, solo debes aclararle lo que paso para que no piense que eres un rarito. –Sonrió ella.
-Si...incluso yo lo pensé pero no estaba seguro de si debía hacerlo.
Los dos hermanos platicaron durante todo su recorrido a pie de la escuela de Suguha a la casa, en donde, muy a lo lejos, él pudo ver el auto de Asuna estacionándose.
-Merde. –Pensó para sí mismo.
Ella llegó a su casa media desordenada, desabotonándose los dos primeros botones de su blusa para quitarse el calor de la incómoda situación y poniendo la gran bolsa de compras en el suelo de su habitación.
Estaba tratando de convérsense de que Kirito se quería despedir de beso, pero tras pensarlo dos veces mejor no lo hizo. Era un poco para pensar, ¿Por qué un alumno se despidiera de beso de su profesora? El mayor gesto de afecto que se podrían dar era un abrazo o una sonrisa cálida, pero nada más personal que eso.
Él nunca se había comportado de manera extraña en clase, salvo en aquella ocasión, por lo que era otro contra peso a sus teorías raras.
La que también estaba pasando un muy mal rato era Yuuki, quien también sufría por cosa del amor...pero no de ella.
Estaba medianamente inconsolable. Su única amiga estaba alejándose de ella, era la primera vez que veía a Yuna de forma muy cercana con alguien más que no fuera ella.
Justamente cuando estaba recordándola, Yuna le mandó un mensaje, diciéndole a Yuuki que estaba segura que Eiji se le iba a declarar a la semana, que ella no podía estar más feliz.
Esa sería la gota que derramó el vaso. Yuuki solo le respondió con un muy seco "has lo que quieras", para no contestarle en lo que restaba de la tarde, de la noche y del día siguiente.
Eiji, por su parte, estaba mensajeando con Yuna. Se habían desvelado el día anterior hablando de todos los temas posibles. Se abría un círculo, se cerraba otro, pero nunca se acaba ese ciclo sin fin.
Era como un disco de vinilo dando vueltas sobre el mismo surco. Solo que al repasar por el surco no se hablaba del mismo tema.
Al día siguiente no estaba lloviendo, pero estaba nublado. Eiji había comprado una rosa para Yuna, una de color rojo, que era el favorito de ella. Le iba a declarar el amor que ella ya sabía que le tenía. Aunque fuera muy rápido, estaba seguro de la respuesta de Yuna, de todos modos Eugeo le había afirmado lo que necesitaba saber.
Yuna, a espaldas de Yuuki, le había dejado en su casillero una servilleta de tela con un beso marcado con lápiz labial rojo, al cual Eiji le plantó un enorme beso al puro estilo de Hans Landa.
Cuando Yuuki vio que Eiji tenía una rosa en sus manos, sus ojos se le prendieron en llamas. Esa rosa no iba a terminar en posesión de Yuna mientras ella respirara.
-¡Tú, ¿piensas entregarle eso tan rápido?! –Farfulló Yuuki, arrinconando a Eiji contra su casillero.
-Si...¿puedo preguntar por qué te enoja eso?
-¡Síndrome de la amiga celosa! –Gritó Kirito, quien iba pasando con Eugeo.
-Ah, ¿es eso?...
-No te atrevas a dársela.
Yuna había escuchado a Yuuki gritar desde dos pasillos de distancia, por lo que rápidamente fue a ver que estaba sucediendo entre su amiga y su pretendiente.
Cuando escuchó "¿piensas entregarle eso tan rápido?" se le pasó por la mente un anillo de compromiso. Eiji le dijo que había sido educado a la antigua...pero ella nunca pensó que fuera tan enserio.
-Yuuki, ¿Qué está pasando? –Preguntó.
-¡Yuna, como amiga que soy, te pido que te retires! –Yuuki trató de evitar que Yuna viera la rosa que estaba en manos de Eiji, pero él se le adelantó.
-Oye Yuna, sé que es muy pronto y todo pero, ¿Qué tal si te haces mi novia? –Eiji le entregó la rosa y le dio un beso en la mano.
-Si es pronto pero...
-¡No respondas! –Intervino Yuuki. –Si le dices que si... ¡entonces dejaremos de ser amigas, ya no podremos estar juntas, siempre estarás al lado de Eiji, ¿no recuerdas que somos mejores amigas para siempre y por siempre en las buenas y en las malas?! –Yuuki estaba por llorar.
-Yuuki...claro que me acuerdo, pero hay algunas cosas que no podemos limitarnos, como tener otras amigas...o en éste caso novios.
Yuuki se sorprendió, dejando caer unas lágrimas sobre sus mejillas.
-La verdad es que no pensaba pasar todo el tiempo con Yuna. Yo sé que tú eres su amiga y eso lo respeto, al igual que su espacio. –Dijo Eiji.
-No tienes por qué ser tan celosa, nunca cambiaria a cien Eiji por una Yuuki. –Yuna le dio un abrazo, sonriendo al tiempo que cerraba los ojos.
-Pero...igual ya no será como antes.
-Tienes a los chicos, sólo no te acostumbres mucho a Eugeo. Me contó que estaba por declarársele a Alice.
-¡Oye eso no es cierto! –Exclamo Eugeo, Alice estaba a su lado.
El timbre sonó, a lo que Yuna se llevó a Yuuki al salón de clases, tomándola de la mano y consolándola. A pesar de que le había dicho que si a Eiji, ese día se la pasaría con Yuna.
En el salón de clases, la profesora Asuna estaba adelantando los apuntes del pizarrón a pesar de que aún no tocaban. Nuevamente había sobrado un dinero de la cuenta, que al devolvérselo a Kirito, también le diría algo que ella creía era una locura.
Iba a decirle que podía despedirse de ella de beso, si es que quería y sin pena alguna. Al fin y al cabo en la escuela eran profesora y alumna, pero fuera de ella sólo eran dos personas que eran casi vecinos.
La lluvia se había soltado nuevamente, algo que era muy curioso. Todas las clases, Yuna animaba a Yukki diciéndole que ahora podía conocer más a los chicos, que podría hacer alguna nueva amiga (sin reemplazarla), que aún eran mejores amigas incondicionalmente.
Pero Yuuki era reacia aceptar la realidad de que su mejor amiga ya tenía novio y que no pasarían el mismo tiempo juntas, por un día o dos.
A Kirito se le había caído el lápiz accidentalmente y al tratar de recogerlo, se le cayó la lapicera con todo lo que ésta contenía.
-¡Oh vamos, ¿Cómo te ofendí, Dios?! –Exclamó.
-¡Te quiero fuera del salón, te la pasas haciendo ruido! –Farfulló Asuna.
-¿Eh?...pero si no había hablado en toda la clase.
-¡Fuera, no tienes excusa!
-Ok... -Kirito pensó, desanimadamente, que ahora la profesora Asuna lo odiaba por ese incidente. –Diablos, todos mis sueños se fueron al inodoro.
Pasando cinco minutos, Asuna salió de clases con el pretexto de que había olvidado algo en la sala de maestros. Al abrir la puerta, Kirito estaba, como de costumbre, desparramado en una de las bancas del pasillo.
-Oye, perdóname. –Pidió ella.
-Ok...¿Por qué me sacó?
-Quería decirte que puedes despedirme de beso si quieres...siempre y cuando no sea en la escuela, claro. –Asuna estaba revisando una libreta para disimular que no era de su importancia. –Y nuevamente te sobró dinero.
-Ah, gracias por ello. –Kirito recibió en sus manos algunas monedas, las cuales metió en su bolsillo. –Sí, espero no haberla incomodado demasiado.
-Te diré algo, pero no lo hago con mala intención...la verdad es que si me quedé muy extrañada al principio, pero después supe que no podía ser otra cosa.
-Me parece bien...¿ahora me puede dejar pasar?
-¡No, tenemos que disimular eso!
-¡Ay, está bien! –Kirito se había asustado.
Justamente tocaron para la clase, al no haber clase por que el profesor había faltado, todos estaban parados en el salón.
Yuna tomaba de la cabeza a Yuuki, diciéndole que no iba a abandonarla. A su vez, le guiñaba el ojo a Eiji y le mandaba algún que otro besito.
Eugeo estaba pensando en donde podría ser su próxima cita con Alice, aunque ésta no tuviera ese título como tal sino más bien "reuniones casuales".
-Ya, me juntaré contigo lo que son lunes, miércoles y jueves, el viernes esta reservado para que pueda salir con Eiji al acabar las clases.
-Pero eso hacíamos nosotras. –Yuuki se agachó, cubriendo su rostro con las manos para ponerse a llorar.
-Se me agotan las ideas...
Eugene estaba con su grupo de amigos lanzándole pedazos de goma a Kirito en la cabeza, quien ignoraba ese detalle, sin darle importancia aunque en el fondo le enojaba mucho.
Había prometido a Asuna que no volvería a pelear, algo que estaba sumamente dispuesto a cumplir. No quería que ella se preocupara de nuevo en cuidarlo, poniéndole hielo en el ojo malo.
-Estaré sola...no pregunten por los llantos que escuchen. –Yuuki se fue con la cabeza agachada y arrastrando los pies, con un aura de desasosiego alrededor de ella.
-Chicos...¿puedo pedirles ayuda? –Preguntó Yuna.
-Claro, estamos dispuestos a estar con Yuuki. –Afirmo Eugeo.
-Seguramente...no tengo problemas con ello. –Agregó Kirito.
-Ella no me escucha ni a mí ni a Eiji, puede que a ustedes sí. Solo trátenla con cuidado...esta sensible el día de hoy.
Yuuki se había sentado en el segundo peldaño de las escaleras, mirando hacia el frente, poniendo sus manos sobre sus rodillas, apoyando su barbilla contra los brazos.
Los tacones de la profesora Asuna resonaban en todo el segundo piso, luego por las escaleras y luego en todo el primer piso. Al ver a Yuuki en ese estado, se sentó a un lado de ella, sin importar que su falda se le fuera a manchar.
La miró un segundo, pero Yuuki estaba tan exhorta en sus pensamientos que no estaba prestando atención a nada más que no fuera al marmoleo del piso.
La profesora Asuna simplemente tocó la mejilla de Yuuki con su dedo dos veces, para despejarla.
-¿Estas triste? –Preguntó, irónicamente. Era obvio que Yuuki estaba triste.
-Sí. –Respondió ella.
-¿Por qué?...¿peleaste con tu novio?
-No.
-¿Por qué fue entonces? –Asuna tomó de la mano a Yuuki y la llevó a la sala de maestros, en donde Klein estaba dormido, con los pies subidos al sillón. –Una vez más, ¿Por qué estas triste?
-Mi mejor amiga ahora tiene novio. –Yuuki hizo un puchero. –Ya no podremos estar tan juntas como antes.
-¿Tienes otras amigas, incluso amigos?
-Dos, ya sabe quiénes son.
Asuna le contó a Yuuki una anécdota de su universidad. Era algo muy similar a lo que estaba pasando a Yuuki.
Su mejor amiga había conseguido novio, ya no salían con la misma frecuencia de antes, lo que la hizo sentir muy triste, pero se dio cuenta que no era el fin del mundo.
Para rellenar esa ausencia de su mejor amiga, Asuna había encontrado un pasatiempo no muy divertido, pero que era el indicado para las ocasiones de soledad.
Había encontrado alguien con quien pasar esos ratos: una de sus profesoras. Ambas no tenían nada que hacer durante los recesos. A la profesora no le molestaba que Asuna pasara con ella sus ratos libres, la hacía sentir que había tenido la hija que nunca quiso, no obstante era un buen regalo de la vida.
-Yo puedo ser ahora la que refugie de la soledad a una de mis alumnas, además tú eres muy agradable.
-Pro-profesora. –Lloró Yuuki, quien abrazo a Asuna tan fuerte como su corazón se lo dijo.
-Ya, ya...las amigas no las condiciona la edad. No es como que yo deseé ser madre, pero puedo encontrar en ti algo más que una amiga más joven, ¿Qué dices?
-Yo nunca podría verla como una mamá, profesora Asuna...pero puedo verla como algo más que una amiga más anciana.
"Anciana". Esa palabra resonó fuerte en los oídos de Asuna, era casi como si la hubieran golpeado con algo muy fuerte en el orgullo.
Asuna se tumbó al suelo, lamentándose.
-No...no soy tan anciana, tengo veintidós años, no tengo arrugas, cada día soy más linda, no puedo estar envejeciendo. –Decía ella con paranoia en su voz. –Soy tan joven como Yuuki, solo que más madura, además mientras más madura la fruta sabe mejor.
-¿Se encuentra bien, profesora? –Preguntó Yuuki, asomándose a ver el rostro de Asuna.
-Sí, estoy joven y bella, estoy en mi mejor racha. –Cuando Asuna se levantó, le tronaron las rodillas, escuchándose para ella como si hubiera sido un disparo directo en las orejas. -¡No, ¿estoy haciéndome anciana tan rápido?! –Se miró un cabello, uno que otro no tenía el mismo color que los demás. -¿Qué es esto?...es...es...¿es una cana?
Finalmente, siendo presa del pánico, ella se desmayó, cayendo redonda en el suelo, mientras un tic le daba en el ojo.
-Creo que me pasé un poco al decirle que era "más vieja que yo"...
Asuna estaba acostada en la enfermería. Yuuki y Kirito se encontraban sentados, esperando a que se despertara.
Al ver que ella estaba abriendo los ojos, los dos chicos fueron rápidamente a ver como se encontraba. Ya no estaba pálida ni tenía los ojos inyectados en paranoia.
-¿Se encuentra bien? –Preguntó Yuuki.
-¡Tú! –Asuna apuntó con su dedo a Kirito.
-¿Él? –Yuuki le apuntó con su dedo.
-¿Yo? –Se apuntó también, a lo que Asuna lo tomó del cuello de la chaqueta.
-¡Dime una cosa y debes contestarme con sinceridad, ¿te parezco joven, bella, hermosa, buena, no parezco una chica francesa muy deseable?! –Le farfulló sin dejar de verlo a los ojos...Kirito se sonrojó de inmediato.
-Bueno...claro es hermosa, pero no sé si deba responder a lo demás, por puro respeto a usted.
-¡Dilo, te advertí que tenías que contestar con sinceridad!
-¡Bien, vale, de verdad usted está "buena" y es muy deseable, tanto así que quisiera tenerla en mi cama por toda una noche, tiene un hermoso cuerpo, una linda cara, debe ser la envidia de las demás profesoras!
-Eso me reconforta mucho... -Asuna soltó el cuello de la cacheta y se recostó de nuevo. –Buenas tardes, profesor Klein.
-Ay no... -Klein estaba viendo a Kirito con los ojos bien abiertos. Había escuchado todo lo que le había dicho a Asuna.
Klein tenía una mano en el tabique de la nariz, jalándoselo para tratar de pensar en que tenía que decir. Kirito estaba sentado frente a él, viendo culposamente toda la oficina.
-Le dijiste a una profesora que quieres tenerla toda una noche en tu cama, que esta buena y que es deseable, ¿Qué puedes decir en tu defensa? –Kirito se quedó unos segundos en silencio...
-Pues...¿Qué ella me pidió que se lo dijera?
-He escuchado estupideces y luego esa...en verdad batiste para siempre el record, ni yo me lo creo.
Yuuki estaba leyéndole un libro a Asuna mientras estaba recostada en la cama de la enfermería. Le habían tenido que dar un sedante ya que le había pedido cada barbaridad a Kirito.
Ya no solo eran los cumplidos, si no también le había dicho que ella podría demostrar que aún era "joven y bella" dejando muy satisfecho a su alumno.
Las locuras que una mujer puede hacer por su orgullo, no había más que decir.
-Y fin, ¿le gustó el cuento, profesora? –Preguntó Yuuki.
-Sí. Fue sumamente entretenido.
-Quiero disculparme por llamarla "anciana" no pensé que se lo fuera a tomar tan mal, jeje. –Rió ella, nerviosamente.
-Cuando cumplas los veintiuno contaras que te faltan nueve años para cumplir treinta, cuando cumplas veinticinco te percataras que te faltan quince para los cuarenta...y a los cuarenta te darás cuenta que te faltan dos pasos para los sesenta.
-No lo había visto de ese modo...creo que por eso se alteró demasiado.
-No lo veas de ningún modo, solo te mortificaras al saberlo.
Yuuki se puso recta de la espalda, se puso además muy serena, calmando incluso su respiración.
-Profesora...¿puede darme un abrazo?
-¿Sigues estando triste?
-Sólo démelo, por favor. –Yuuki empezó a moquear, a lo que Asuna de inmediato la abrazo, fuerte como a ella le hubiera gustado cuando estaba en la misma situación.
-No te pongas triste, el mundo no se acaba, aquí me tienes contigo.
-Voy a extrañar mucho a Yuna...no puedo pensar en un receso sin ella.
-Tienes a tus otros dos amigos, tú tranquila, Yuuki.
Y así pasó un rato, en el que Asuna no dejó de abrazar a Yuuki, hasta que prácticamente se le acabaron las lágrimas.
Al ver que ella tenía moquitos en la nariz, Asuna hizo algo que la hizo sentir como una madre. Tomó de su bolso un pañuelo y le limpió la nariz a Yuuki, con una ternura que efectivamente solo una madre puede tener.
Quedaron con que ese día irían de compras, cualquier cosa (que no pasara de los mil cien yenes), corría por cuenta suya.
Un helado de vainilla primero y, si el clima se los permitía al día siguiente, un paseo al parque de columpios. Para mala suerte de ambas ese día estaba lloviendo, no obstante todo era con la misión...de curar un corazón roto.
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No, Yuuki no está adquiriendo protagonismo por qué se vaya a morir, ya los conozco xD
La neta me pasé con la escena en donde Asuna le pidió su opinión a Kirito sobre su cuerpo, eso me da material para otra cosa jajjajsj.
Nos vemos en una semana.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes
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