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Capítulo 5.-La súper pelea.

Las lluvias seguían en la ciudad, sin duda era todo un problema. Nuevamente Yuuki estaba regañando a Yuna por no traer paraguas ni por venirse en taxi o algo así.

Eugeo y Kirito estaban secos como de costumbre. Para ser buen amigo con sus nuevas amigas, Eugeo había llevado una toalla para Yuuki, quien siempre se terminaba sacrificando por su buena amiga.

-Gracias, que atento eres. –Dijo Yuuki.

-No fue nada, tú harías lo mismo por mí. –Afirmó Eugeo, a lo que Yuuki asintió con la cabeza.

Kirito estaba en la entrada del estacionamiento, esperando, inerte debajo de un árbol con un paraguas sobre su cabeza.

Nadie esperaba lo que él estaba esperando, o mejor dicho, a quien estaba esperando.

Cuando el portón de la puerta se abrió, él se exaltó un poco. Su corazón retumbó dos veces, sintiendo que el aire se le escapaba del pecho. Era el auto de la profesora Asuna.

Cuando terminó de estacionarse, Kirito fue caminando hacia el auto fingiendo sorpresa. Asuna tenía su propio paraguas, pero Kirito era un chico muy listo, puede que incluso más que la propia profesora.

-Déjeme ayudarle por favor. –Le dijo desde la ventana, abriéndole la puerta y cubriéndola con su paraguas, aunque él se mojara el hombro izquierdo.

-Que servicial, ¿seguro que no haces esto para que te de puntos extras? –Cuestionó Asuna, escéptica de la extraordinaria amabilidad del muchacho.

-En lo absoluto. –Dijo. –Lo hago para llamar un poco su atención. –Imaginó que le decía.

Kirito era una persona muy antipática y apática. Siempre hablaba para sus adentros. "Ese sujeto es un idiota" "Quiero darle una golpiza a ese desgraciado" "Vaya que estoy enamorado de la profesora Asuna". Esas eran algunas de las cosas que él decía para sus adentros.

Asuna abrió su paraguas para cubrirse por ella misma, no sin antes agradecerle al chico su preocupación.

-Hum, veo que te mojaste el hombro. No deberías descuidarte a ti mismo por cuidar de mí, Kirito. –Dijo Asuna.

-Nunca descuido de mí, son cosas que hago a propósito. –Contestó con algo de indiferencia. –Aunque mojarme un poco el hombro no es descuidarme.

La profesora Asuna tenía puestas botas para la época de lluvias. Claramente había aprendido de sus errores, algo de lo que Kirito se dio cuenta.

-Sus botas son lindas, profesora. Combinan muy bien con su pantalón azul.

-Vaya que eres observador, casi ningún hombre atiende esos detalles.

-Después de mucho tiempo de convivir rodeado de mi hermana y mi madre...me di cuenta que para entender a una mujer, debes pensar como mujer. Pero a ciencia cierta es muy complicado de veces.

Eugeo estaba hablando con Yuuki y con Yuna acerca de Alice. Ellas dos podrían ser sus informantes para saber si ella tenía algún "interés amoroso".

-Ella es muy bonita, sinceramente harían buena pareja. –Comentó Yuna.

-Pero me doy cuenta que eres un poco cobarde, ¡¿Por qué no vas y lo averiguas por ti mismo?! –Yuuki empujó a Eugeo para ponerlo enfrente de Alice, quien iba pasando.

-¡¿Por qué hiciste eso?! –Masculló Eugeo, quien se había quedado más tieso que un muerto al ver a Alice pasar frente a él.

-Buenos días, Eugeo. –Le saludó.

-Buenos días, Alice...Qué lindo día hace hoy, ¿no crees? –Preguntó él.

-Pues...¿te has fijado por la ventana? –Alice se acercó a Eugeo, tomándolo de la manga de la chaqueta para llevarlo a una de las ventanas del segundo piso... estaba lloviendo. –No hay sol, está lloviendo y hace mucho aire, ¿para ti eso es un buen día?

-Quizá...puede que sí, aunque no sabría decirte, ya que, hipotéticamente no estoy seguro si mi respuesta será correcta, puede que sea afirmativa o negativa, pero eso no asegura que este correcta.

-Oye, solo di sí o no. –Sonrió Alice.

-Tal vez no...

-Bien, eso es todo lo que necesitabas decir. Nos vemos luego, Eugeo. –Alice revolvió el cabello del chico para marcharse con su caminar de venada.

-Re-revolvió mi cabello... -Eugeo se recargó en la pared, cayendo sobre sí.

Yuuki se dio un manotazo en la frente. Si Eugeo consideraba eso como una victoria, estaba muy lejos de estar cuerdo.

-Sigh...¿en verdad te emocionas por que la chica que te gusta revuelva tu cabello? –Le cuestionó.

-Siii –Eugeo estaba con una cara de idiota, casi babeando y echando corazones hasta de las orejas.

-Estas muy lejos de saber si en verdad le gustas, ¡ven para acá! –Entre Yuuki y Yuna levantaron a Eugeo, quien no quitaba su cara de idiota enamorado.

No es como que ellas fueran las expertas en cosas del amor y vainas así...pero eran mujeres. Las mujeres tienen muchas más formas de expresarse que los hombres, no solo en palabras, sino en gestos, movimientos incluso de los ojos.

Si Eugeo quería saber si estaba lejos o cerca de gustarle a Alice...vaya que tenía mucho, pero mucho que aprender. Por suerte para él ahí estaban sus dos nuevas amigas.

Antes de que la clase iniciara, Kirito aprovechó que no había nadie más en el salón que él y Asuna, por que fue hasta su escritorio y le dejó una manzana grande y roja.

-Para usted, profesora. –Dijo, sonriendo.

-Ay Kirito muchas gracias, pero a la vez que lastima...no me gustan las manzanas. –Asuna se tapó parte de la cara con su carpeta.

-¿Eh?...¿no le gustan?...

-Desde niña nunca me han gustado, lastima.

El timbre sonó y todos los alumnos entraron a clase, Kirito estaba pálido de la vergüenza, con una sonrisa obligada para no mostrar su pena.

Faltaba una clase para salir a receso. Los chicos estaban trotando en educación física, en el gimnasio cerrado. Por suerte las ventanas estaban abiertas ya que de lo contrario el calor se encerraría de una manera que lo mejor era no hablar de ella.

Todos trotando, algunos caminando. Kirito era el que más corría junto con Eugeo, siempre hacían competencias de quien era el que aguantaba más corriendo.

Kirito se había adelantado mucho a Eugeo, dejándolo algunos metros atrás.

-¡Ja, hasta la vista, perdedor! –Como estaba viendo para atrás, Kirito no se dio cuenta que estaba por chocar con Eugene, el cabrón más grande y fuerte de toda la escuela.

Cuando la colisión se dio, ambos cayeron al suelo, Kirito rodó algunos metros por el piso, y Eugene se cayó en seco.

-Ouch...perdón, estaba viendo para...atrás. –Al ver que Eugene se levantó, Kirito quedo pequeño, pequeño a su lado. Fácilmente le sacaba unos veinte centímetros.

Eugene tomó del cuello de la playera a Kirito, acercándolo a él, chocando frentes.

-Bien, bien, bien, ¿Qué tenemos aquí? A la maldita rata que siempre busca problemas. –Eugene era un abusador, él y su hermano eran los más fuertes de la escuela.

Eugeo se acercó de inmediato para ayudar a Kirito, poniéndose detrás de Eugene por si intentaba algo.

-Oye tú, suéltalo. –Detuvo una voz femenina.

-¿Profesora Asuna? –Preguntaron todos.

-Suéltalo ya, Eugene. –Ordenó ella.

-Ah claro, si solo estábamos jugando, ¿no es así, mi buen amigo? –Preguntó Eugene al tiempo que arreglaba el cuello de Kirito.

-Se puede decir que tuvimos un pequeño "accidente".

-Sea como fuere, sigan en lo suyo.

Cuando la profesora Asuna se fue, Eugene se acercó a Kirito con malas intenciones.

-Esta vez tuviste suerte, pequeña rata. –Eugene le dio dos palmaditas en la espalda para seguir corriendo.

-Para mí que ya chupaste faros hoy en la salida. –Dijo Yuna, quien estaba detrás de Kirito y Eugeo.

-¡Dios, ¿Por qué a todos se les da por asustarme últimamente?! –Farfulló Kirito, molesto.

-No te preocupes, iremos preparando tu funeral. Entre Yuna, Eugeo y yo te compraremos un lindo ataúd. –Dijo Yuuki mientras pasaba corriendo.

-¿Qué hice yo para merecer esta mierda?

No solo la profesora Asuna estaba en el gimnasio viendo la clase. También estaba el profesor Klein, quien solía bromear con los alumnos acerca de las cosas que pasaban en clase, además de que eso lo distraía mientras esperaba dar su siguiente clase.

Lo que más le gustaba era bromear cuando era clase de baloncesto. Las chicas tenían la costumbre de gritar y emocionarse cuando acertaban una canasta.

En una ocasión que era bien recordada por los dos amigos, el profesor Klein dijo en voz baja, hablando para ellos tres: "límpienle, porque se cago". Vaya que los tres se rieron por ese elocuente comentario del aún más elocuente profesor.

-Usted tampoco tiene nada mejor que hacer, ¿verdad profesora? –Preguntó Klein.

-De no haber estado ahí, esos dos se hubieran peleado. –Suspiró Asuna.

-Yo también solía pelearme en la escuela, en el salón estábamos divididos en bandos, un día nos peleábamos con los rojos y al otro con los azules...yo era de los verdes.

-No creo que ese sea el mejor ejemplo que pueda dar, profesor Klein.

-Neh, pero son buenos recuerdos de hace unos siete años.

Kirito no era muy bueno en los deportes, solo se le daba correr como si fuera un ladrón de la calle. Eugeo era más o menos bueno en lo que se proponía. Se podía decir que él ya tenía ese "don".

Solo que ahora necesitaba de todos los conocimientos de artes marciales o deportes de contacto para poder combatir al enorme simio de Eugene.

Estaba pensando en alguna estrategia, en que cuando estuviera a punto de ser noqueado, si recordaba toda su vida o a alguien diciéndole "no vales nada" seguramente le iban a salir fuerzas de quien sabe dónde para poder ganar la gran pelea.

Ya se estaba visualizando como ganador del duelo, mientras Eugeo le alzaba la mano y Asuna lo miraba con los ojos derramantes de amor.

-Ese es mi héroe. –Decía Asuna en los pensamientos del descabellado adolecente.

Pero la realidad vino a traerlo de vuelta cuando Kirito se tropezó, casi cayendo de cara. Por suerte había alcanzado a agarrar el equilibrio.

Tras acabar la clase y ser la hora de receso, los cuatro amigos estaban sentados en la misma banca de la vez pasada.

-¿Entonces no le gustan las manzanas? –Preguntó Yuna.

-Pues no. Sigh, ¿no se supone que la fruta favorita de todos los profesores son las manzanas? –Cuestionó Kirito.

-Sí, pero ella es nueva. Seguramente aún faltan algunos años para que les tome cariño. –Bromeó Eugeo.

-¿Quieres que le pregunte cuál es su fruta favorita para que puedas darle una mañana? –Preguntó Yuuki.

-Si no es mucho pedir, de favor.

En eso, Eugene puso sus manos en los hombros de Kirito, cuando el más chico lo miró, se notaba que el gigante estaba bastante enojado.

Tomó a Kirito con tanta fuerza, tirándolo de la banca jalándolo hacía atrás, para luego ponerse frente a él.

-Levántate. –Ordenó Eugene.

-Oh vaya, parece que instructor simio piensa golpearme, ¿Por qué no le llamas a mi jefe de pelotón? –Preguntó Kirito sarcásticamente.

-¿De que estas hablando?

-De una película, ignorante. –Kirito se levantó haciendo una pose de boxeo. –Muy bien, he visto todas las películas de Karate Kid y de Rocky como para saber que, a pesar de que estoy en total desventaja, puedo ganar de alguna... -Eugene le dio un golpe en el ojo a Kirito, tumbándolo en el suelo.

El puñetazo no fue lo que lo dejó noqueado, si no cuando su cabeza se estrelló contra el suelo.

-¡Kirito! –Eugeo se levantó de inmediato para ayudar a su malherido amigo.

-Vuelve a hacerte el gracioso y te mataré. –Amenazó Eugene.

-¡Vamos colega, despierta, ¿estás bien?!... –Eugeo miró a Kirito y se dio cuenta que el ojo se le estaba inflamando. –Pero que buen chingadazo le metió...

Nuevamente Kirito estaba en una de las camas de la enfermería, la profesora Asuna le estaba poniendo hielo en el ojo para que se le desinflamara.

-¿Mamá? –Al no poder bien, Kirito no sabía quién era la sombra femenina. -¿Mamá eres tú?

Asuna abrió los ojos y se sonrojó. Nunca se le había pasado por la mente que algún alumno le dijera "mamá" aunque sabía que eso podía pasar en alguna ocasión.

Cuando Kirito terminó de cuadrar la imagen, se dio cuenta...que había escogido un mal momento para despertar, viendo a su profesora sonrojada, poniendo el hielo sin decir más.

-Dios, que situación tan penosa...menos mal se quedó dormido. –Pensó Asuna, aun sonrojada por el comentario.

En su confusión, por decirlo de alguna manera, imagino como si Kirito fuera su hijo, y naturalmente le tendría que dar pecho...inmediatamente se apartó de él, dejando la bolsa con hielos en el ojo inflamado.

Ella misma se puso hielo en la frente por lo caliente que estaba su rostro de lo apenada que se sentía, se echaba aire con las manos.

Cuando la bolsa con hielo empezó a quemarle la cara a Kirito, él hizo un gemido de dolor, levantándose de la cama para quitarse la bolsa.

-¡Perdón, me distraje, perdóname, perdóname! –Farfulló Asuna para tomar la bolsa de hielo.

-Me di cuenta que se distrajo...pero no estoy enojado, ¿sabe qué pasó con exactitud? –Preguntó el muchacho.

-Yo no estaba cuando pasó lo de la pelea, solo me dijeron que te soltaron un puñetazo que te dejó noqueado. –Asuna volvió a poner con cuidado la bolsa de hielo.

-Merde. –Asuna le dio un zape a Kirito. -¿Pero por?...

-También hablo francés...grosero.

-Es de ley que las primeras palabras que aprendes de un nuevo idioma sean los insultos.

La profesora Asuna había estudiado una parte de su vida en Francia, adquiriendo los mejores conocimientos en historia universal, pero en especial de la historia de la cuna de todas las revoluciones: La France.

Tras regañarlo ligeramente por la mala palabra, Asuna volvió a procurar el ojo de su alumno, la inflamación había bajado.

-Perdone mi atrevimiento pero...¿Por qué es usted la que me ayuda con esto? –Preguntó Kirito.

-Bueno, has hecho mucho por mi. Yo no he hecho más que regañarte y tratar de ahorcarte, creo que estoy regresándote el favor.

-No lo diga así. No debería tomar como "favores" las cosas que hago por usted. Se puede decir que no es por interés ni por hacerle la barba.

-Entonces debo felicitar a tu madre, crio a un buen chico.

-Oui, je devrais la féliciter.

-Je le ferai sûrement quand j'en aurai l'occasion.

Kirito sonrió sin abrir la boca. Se imaginó a él y a Asuna en algún juego sexual en donde se hablaban en francés, intercalando comentarios seductores.

Aunque con ella tan cerca de su rostro, lo mejor era no pensar mucho en eso, si sabía lo que era mejor en cualquiera de los casos.

Antes de que la profesora Asuna se marchará, Kirito trataría de salvar un poco su honor, aunque sabía que a ella no le importaría en lo más mínimo. Aun así le comentó que el golpe no fue lo que lo dejó noqueado, si no el golpe que se había dado en la cabeza contra el suelo.

Ella se fue sin decir más, sonriendo tímidamente, viendo como él tenía su ojo derecho cubierto por la bolsa de hielos, sin poder ver de ese lado.

-Cielos, ahora que la veo más de cerca...me doy cuenta que es más bonita. –Al no poder ver la puerta, puesto que tenía la bolsa en el ojo malo, Kirito no se percató que Asuna había regresado por su celular, escuchando lo que el joven había dicho.

Se fue caminando rápidamente, yendo lo más lejos posible de la enfermería, recargándose en una pared con la mano en la boca.

Tras una respiración agitada, decidió calmarse, no podía pensar si estaba acelerada y con la mente nublada. Tras ordenar todo lo que había en su cabeza, Asuna se convenció a su misma que era normal que Kirito la viera bonita, al fin y al cabo ella lo era, no debía tener nada de malo.

Pero si él la veía bonita...¿Cómo tendría que ver ella al muchacho? La sola pregunta la hizo sonrojarse, usando su celular para cubrirse todo lo que pudiera de su avergonzado rostro.

-Buenos días, profesora. –Saludó Yuna, sacándole un susto.

-¡Santo cielo, Yuna!...vaya susto.

-Sin duda debí asustarla mucho, hasta se puso roja del susto. –Yuna aprovechó y tocó las mejillas de Asuna. –Hum, no está enferma, creo que si fue el susto, jeje.

-¿Y la espera?

-¿Qué espera?

-¡La de tu salón, ahora vaya a clase, señorita Yuna! –Asuna empezó a empujar a Yuna para que ella avanzara, dejándola sola.

Eugeo estaba solo en el salón de clases mirando la galería de su celular, estaba esperando el momento adecuado para chantajear a Kirito y sacarle algo de dinero o algunos favores. Seguramente él se iba a desquitar dejándolo en ridículo con Alice, pero cualquier costo era necesario para fastidiar a su buen amigo.

El momento debía ser perfecto, cualquier debilidad debía ser aprovechada. Aunque claro, Eugeo tenía una pieza que debía jugar muy bien si es que deseaba ganar el juego.

¿Cómo podría convencer a Kirito de ser su esclavo? Toda respuesta debía ser anticipada. Si mostraba la foto debía ser a un público selecto, a alguien que quisiera arrancarle el corazón por desayunar con la profesora de letras.

-¿Qué estás viendo, Eugeo? –Yuna llegó por detrás, tomándolo de los hombros.

-Ah, no es nada. –Suspiró Eugeo con toda tranquilizad. –Oye Yuna, si alguien desayunara con la profesora Asuna en secreto, ¿tú que le harías?

-No lo sé...es complicado, pero sin duda ese desgraciado traidor se la pasaría muy mal por un rato. –Sonrió Yuna de lo más natural.

-Ah...me parece bien. –Eugeo comenzó a reír macabramente, acariciando sus manos.

-Oye...¿de qué te ríes?

-Ah nada, solo recordé un chiste muy gracioso. –Eugeo volvió a reír de la misma manera.

-¿Me lo cuentas? –Pidió Yuna, interrumpiéndolo.

-Hum bueno, ¿sabes que lee Superman en las mañanas?...ah pues superiódico. –Eugeo comenzó a reír mientras Yuna lo miraba raro, poco a poco su risa se fue callando. -¿Entiendes? Superman, superiódico, ¿no?

-No. –Yuna se fue toda seria a su lugar, Eugeo se puso triste ya que según él ese era el mejor chiste del siglo.

Ya todos se estaban alistando para acabar las clases, seguía lloviendo por lo que muchos ya estaban de igual manera alistando sus abrigos o sus paraguas. Yuna, al no tener uno, tendría que usar su chamarra.

Por suerte para "las dos Y" no estaba cayendo un tormento como el día de ayer.

Yuuki le devolvió la toalla a Eugeo que le había prestado en la mañana, claramente dándole las gracias.

Todos estaban saliendo para ir a sus casas lo más rápido que les fuera posible. Solo quedaban en el salón Yuna, Yuuki y la profesora Asuna, a la cual iba a interrogar.

-Profesora, ¿puedo preguntar cuál es su fruta favorita? –Dijo Yuuki.

-Bueno de todos modos ya me preguntaste...hum, déjame pensarlo cuidadosamente...en todo caso serían las uvas verdes, me fascinan mucho.

-Oh que casualidad, las uvas verdes también son mis favoritas. –Intervino Yuna. –Tenemos mucho en común, profesora.

-Eso parece. Bien, hasta mañana chicas.

-Hasta mañana, profesora. –Respondieron al tiempo.

-Es tan hermosa... -Yuna sonrió tontamente.

-Sigh, ¿Qué haremos contigo?

Las dos amigas salieron del salón, detrás de la profesora Asuna. Eugeo estaba platicando con Kirito, quien lo tomaba del hombro para luego irse corriendo, a lo que el rubio simplemente hizo un ademan de desesperación con sus manos.

Yuuki estaba escribiendo en un papelito la respuesta a la pregunta de Kirito, antes de que le dieran el golpe en el ojo. El papelito con la respuesta fue entregado a Eugeo con la encomienda de no ser abierto por nada del mundo, tendría que entregarlo a su buen amigo, sin preguntar y sin nada.

Eugeo al principio creyó que se trataba de alguna confesión de amor o algo similar...pero se dio cuenta que no se habían mostrado indicios de alguna clase de "afecto" que tuvieran Yuna o Yuuki hacia Kirito.

Antes de salir de la escuela, Kirito estaba acompañando a la profesora Asuna nuevamente con su paraguas hasta su auto, a pesar de que ella estaba usando el propio.

-Solo te digo que no trates de desquitarte, tu concéntrate en tus estudios y en nada más, ¿lo prometes?

-Lo prometo...aunque no sé si sea lo más justo.

-Nada es justo en esta vida, ¿no te parece? –Asuna subió a su auto, siendo la puerta cerrada por su acompañante. –Gracias, nos vemos mañana.

-Hasta mañana. –Ambos se despidieron.

Eugeo estaba esperando a Kirito en la estación de tren, con su paraguas, hasta que finalmente llegó.

-Ya era hora de que llegaras, infeliz. Yuuki te manda esto. –Eugeo le entregó una nota.

-¿Qué es?

-No lo sé, no lo leí.

La nota decía una cosa muy en claro. "La fruta favorita de la profesora son las uvas. Saludos, Yuuki, guiño, guiño."

Kirito no pudo evitar contener una risa, a lo que Eugeo lo miró, encogiendo los hombros. Al llegar el tren, los dos muchachos subieron, aunque Kirito nunca reveló la causa de su sonrisa. Sabía que esa información podría resultar útil para su chantajista amigo.

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Para las anécdotas de Klein me estoy basando en mi profesor de filosofía, lo de "limpienle por qué se cago" fue algo que él me contó en educación fisica 😂😂 ay dio mio, vaya maestros tengo :v
Nos vemos en una semana.

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes

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