Capítulo 43.-Nuestra luna de miel
Aquel era un día jueves. Yuuki tenía en la cabeza un plan que, ciertamente, le inspiraba bastante desconfianza a Eugeo, en especial por aquello que representaba.
Ella quería darse una escapada romántica, los dos tenían el dinero suficiente para ello, pero estaba eso entre dicho ¿Cómo lo harían?
Representaba no estar en su casa casi dos días, ¿Qué pensarían los padres de ambos? ¿Con que cara regresarían al acabar su escapada romántica? No lo sabían, pero a Yuuki no le importaba ese detalle en lo más remoto, ella únicamente quería un espacio donde pudiera amar a su novio con toda la infinidad sin que nadie les molestara un segundo.
Pero él no estaba seguro, ¿Qué tal si sus padres lo echaban de la casa por atreverse a algo así? si ya que tanto quería irse con su novia, que lo hiciera y no regresara, lo mismo podía pasar con la familia de ella.
-Entonces nos iríamos el viernes saliendo de la escuela y regresaríamos el domingo en la mañana. –Afirmó Yuuki.
-Es que no sé...tengo miedo. –Contestó Eugeo, ella lo tomó de las manos.
-Si no quieres ir no te puedo obligar. Sé que es arriesgado y muy imprudente, pero te amo lo suficiente para poder correr el riesgo.
El muchacho se quedó callado unos segundos, mirando a la nada mientras reflexionaba la loca propuesta y pensaba en todas sus consecuencias, ¿Qué era lo que podía pasar?
Su padre enfurecería, seguramente lo mataría apenas pusiera un pie en casa. Su madre, trataría de comprender que había llevado a su hijo a tomar tan rara decisión, de igual forma, lo reprendería bastante.
Si bien sus hermanos llegaron a hacer algo parecido en su momento, ellos no llegaron en toda una noche, pero Eugeo no llegaría en dos, siendo mucho tiempo más.
-E-está bien...iremos, pero no me termina de convencer la idea. –Sentenció él, Yuuki se emocionó, dándole un abrazo y beso rápido en los labios.
-Ya verás que no te arrepentirás, valdrá la pena toda la reprimenda que nos den a ambos...seguramente mis padres y mi hermana también me van a matar a mí.
-¿Entonces dices que si morimos, lo hagamos juntos?
-Claramente.
-Al menos tendré el consuelo de no ser el único idiota al que le terminen regañando y castigando de todos los modos.
Con ya las cosas puesta en términos comunes, los dos muchachos esperaron con ansias al día de mañana, dejando lo más que se pudiera en su casillero para cargar la muda de ropa que llevarían en su escapada romántica.
La realidad era que la hermana de Yuuki usaba ropa interior muy coqueta, atrevida hasta cierto punto. Lo curioso es que ella no tenía novio, no estaba interesada en tenerlo, no obstante, aquello debía de ser aprovechado.
Yuuki esa misma noche tomó lo más atrevido de ropa interior que tenía su hermana. Ella lo recordaba perfectamente, cuando su hermana le preguntó "¿Cómo se me ve?" no pudo suprimir una risa.
-Te ves como una puta. –Le dijo sin dejar de carcajearse. Su hermana se molestó ligeramente con ella por decirle eso...pero la realidad es que no estaba muy lejos de afectivamente verse como una mujer "de la vida galante".
Cabe recalcar que el muchacho no dejó de ir al gimnasio y de hacer ejercicio junto con Eiji desde que estuvieron en los juegos de invierno. Así que, con unos meses ya pasados de eso, los resultados eran bastante notorios, por lo que Yuuki siempre estaba apantallada con su cuerpo, algo que lo apenaba bastante a él.
-Tengo sentimientos...no solo soy un pedazo de carne. –Era lo que el muchacho decía cuando Yuuki jugaba con su cuerpo, ya fuera con algunas caricias o incluso una mordida.
Eran dos muchachos muy juguetones dentro y fuera de la cama. Como diría García Márquez: "Amor del alma de la cintura para arriba y amor del cuerpo de la cintura para abajo ". Pero estos jóvenes se amaban tanto del alma y del cuerpo de la cabeza para abajo.
La salida del viernes era algo que deseaban con muchísimas más ansias que el resto de los alumnos. Era cierto que todos querían irse ya para descansar, pero estos dos no iban a descansar ni de lejos, tendrían mucho, mucho por hacer.
Kirito nada más veía que Eugeo se desesperaba a cada segundo de la última hora viendo su reloj, pareciendo al borde de la locura.
-¿Te pasa algo? –Le preguntó, al fin.
-Nada, ¡pero tengo prisa por irme! –Masculló él.
-No ganas en lo absoluto desesperándote de esa manera.
Yuna de igual forma podía ver que Yuuki no dejaba de mover su lapicero con los dedos, algo así como si fuera una cola de un perro al ver a su amo, ¿pero que le generaba esa desesperación que era notoria a leguas?
¿Era lo mismo que le causaba ansiedad a Eugeo? No se podía tener una respuesta segura, pero ya lo confirmaría al momento de salir. Algo le decía que si esos dos tenían algo entre manos, saldrían disparados como balas apenas dieran el toque.
Y dicho y hecho, apenas se dieron órdenes de salir, y esos dos se adelantaron a todos los demás, caminando de forma rápida por los pasillos para ir a su casillero y tomar sus zapatos de exteriores.
Yuna, Kirito y Alice se les quedaban viendo de forma muy curiosa...¿A dónde irían ambos? No tenían en mente lo que ellos dos sí, por lo que el misterio era absoluto.
-¿A dónde van ustedes dos, tortolitos? –Preguntó Alice, viendo que los dos estaban apurándose lo más posible.
-A ningún lado. –Respondió Eugeo. Yuuki asentó con la cabeza.
-Ay si, a otro perro con ese hueso. –Siguió burlándose. –Independientemente de ello, cuídense. –Los tortolitos se sonrojaron, ¿era muy obvio lo que iban a hacer?
-¡Claro que lo tenemos pensando!...llevo varios condones, incluso para que sobren. –Susurró Eugeo a un lado de Alice, ella se sonrojó ligeramente, abriendo los ojos de la ingrata sorpresa.
-No me refería a eso...e-esto, nos vemos luego, ¡cuídate mucho, Dios te bendiga! -Alice se fue completamente sonrojada, caminando de forma rápida.
-Carajo...ya me delate yo solo.
Kirito llegó y le dio una palmada en el hombro a Eugeo, quien estaba blanco por haber contado su amoroso secreto.
-¿Pues qué le dijiste para que Alice se pusiera así de roja y se fuera?
-Mejor te digo luego.
-¡Eugeo, vámonos ya! –Apuró Yuuki, quien lo tomó de la mano para emprender la retirada de la academia, dejando a Kirito y a Yuna sin saber que pasaba con exactitud.
Su escapada romántica era en un hotel con un jardín japonés enorme, pero hermoso como cualquiera de las siete maravillas del mundo. Estando en recepción...el recepcionista se les quedó viendo de forma curiosa, sonriendo de forma ligera al saber a qué iban esos dos jóvenes.
El paquete elegido por Yuuki era el de Luna de Miel...así que al ver la habitación pedida, simplemente no resistió darles esa sonrisa pícara, algo que apenó muchísimo a Eugeo.
Eran cerca de las cuatro de la tarde. Él se preguntaba si sus padres localizaron la nota donde avisaba de su ausencia en esos días, diciendo que les explicaría todo al regresar a pesar de que ellos no tendrían oídos para escuchar ni un solo pretexto o justificación.
Conforme avanzaban en el corredor del piso más alto del hotel, Yuuki aumentaba sus respiraciones, se le notaba nerviosa, pero ese nerviosismo tenía algo de fondo.
Una chica de limpieza salía rápidamente de la habitación de esos dos apagando un cerillo de palo largo, con algunos tallos y hojas de rosa en sus manos.
-Pero si apenas son unos niños. –Se le escapó al verlos caminando hacía la habitación.
-No lo creo. –Dijo Yuuki. –Él ya me hizo una mujer y yo ya lo hice un hombre. –La chica de la limpieza se rió por tal elocuente comentario, dejando solos a ese par.
-Vaya que supiste justificarte...
-Es-espero te guste la habitación, quiero que nuestra escapada sea lo más romántica que se pueda.
Al abrir la puerta, desde la puerta hasta la cama había un camino de pétalos de rosa, formando un corazón en el centro de la misma. Toda la habitación tenía velas rojas en forma de corazón, las cortinas no dejaban pasar ni un solo rayo de luz y las luces estaban apagadas, casi como si fuera de noche sin serlo.
Algunos inciensos con olores llamados "románticos" se desprendían en toda la habitación, siendo algo afrodisiaco para los dos jóvenes, quienes pasaban a la habitación cerrando la puerta, dejándose llevar por aquel momento.
La cama tenía varias cortinas de color carmesí translucido, dejando ver lo suficiente de lo que les esperaba.
-E-esto es hermoso... -Confesó Eugeo, notoriamente apenado.
Yuuki se quitaba la mochila, impresionándose de igual forma de todo lo que la rodeaba. Para colmo, una música en un tono muy leve se escuchaba, siendo una tocada romántica exclusivamente para ellos.
-Ven... -Pidió ella, quitándole la mochila a Eugeo y tomándolo de la mano.
El aroma del incienso los invadía a ambos, provocando que quisieran besarse de forma descabellada, pero se contenían hasta poder llegar en la cama.
-Será una pena tener que arruinar todo esto. –Lamentó Eugeo.
-Pero lo que pasará después será hermoso. –Consoló Yuuki.
Ambos comenzaron a besarse de forma lenta, abrazándose suavemente. Él cerraba sus ojos con un poco de fuerza debido al temor que tenía de lo que pasaría después de esa escapada. Ella lo hacía de forma delicada y suave, entregándose de corazón al momento.
Yuuki se había puesto un labial transparente con sabor a cereza, siendo saboreado por Eugeo, quien se separó en un primer momento para quitarse la chaqueta y la camisa escolar. Al acabar de hacerlo, los dos se volvieron a besar.
Al tirar al suelo la chaqueta de Yuuki, Eugeo ayudo a quitarle los botones de la camisa, coincidiendo en el botón del medio. Se tomaron de las manos, besándose una vez más para al final ser retirada aquella prenda.
Lo primero que cayó fue una falda escolar, después un pantalón de vestir, y, por último; ambos cuerpos en la cama.
No se taparon con la sábana, no le encontraron caso, pero los dos se besaban con esa misma ternura que al comenzar su aventura. Cuando los muslos de ambos estuvieron en contacto, comenzaría a brotar el verdadero amor.
Eugeo apoyaba sus puños en la almohada donde Yuuki reposaba su cabeza y sus cabellos, comenzando a mover su cadera para poder hacerle el amor a su amada novia. Los dos se besaban, ella enterraba las uñas en la piel de Eugeo a la altura de los riñones por eso que sentía cada vez que un movimiento nuevo surgía.
De forma picara, Yuuki bajo su mano hasta el trasero de Eugeo, apretándolo para sentirlo, para excitarse más. Eso apenó al muchacho, pero no se detuvo, no quería hacerlo en lo absoluto. Todo lo contrario, le impulsaba más.
Con las manos de Yuuki recorriéndole la espalda, arañándolo delicadamente, Eugeo de igual forma se sentía muy excitado, siendo otro motor los gemidos que ella producía tan cerca de sus oídos, haciéndolo sonreír de forma discreta por esa pequeña victoria.
Llegó un punto en donde la cadera de Eugeo se cansó por ese ejercicio, volteándose para quedar debajo de Yuuki, quien le besaba el pecho y el cuello, siendo ella la que llevaba la iniciativa del amor.
Estaban abrazados, eso sí, moviéndose los dos al ritmo que llevaban para tener un placer más allá de las fronteras de lo carnal.
Ahora Eugeo era quien jugaba usando las manos para pasarlas por la espalda de Yuuki, quien sentía el calor de esas manos, siendo algo muy decoroso para ella.
-Te amo. –Gimió ella, uniendo sus labios en un nuevo beso.
Él la tomó de la cintura, levantándola de la cama. Las rodillas de Yuuki quedaron al borde del colchón, ella se encontraba empotrada contra uno de los pilares que sujetaban las cortinas de la cama. Eugeo de igual forma se posicionaba en sus rodillas, viendo la espalda de Yuuki, sus cabellos moverse y su rostro; ella estaba volteándolo a ver.
Sus manos la tomaban de la cintura, ejerciendo así más fuerza al momento en que los dos movían su cadera para acometerse entre ambos.
-¿Seguirás amándome el día de mañana? –Preguntó Eugeo.
-Todos mis amaneceres te amaré.
-Eso fue lo que creí. –Eugeo le dio un jalón al cabello de Yuuki, quien sonrió de forma maliciosa y seductora.
Quedando una vez más tumbados en la cama, Yuuki apretaba la sábana roja de ésta con sus manos, retraía los dedos de sus pies y doblaba ligeramente sus rodillas al tiempo en que Eugeo arremetía en su contra, moviéndole hasta el cabello, que ya era una completa locura.
Las gotas de sudor en ambos eran considerables, ya fuera por el calor de las velas o por los movimientos de ambos, pero esas gotas caían por el abdomen de Yuuki hacía la cama, y un hilo de sudor le recorría la espalda y las patillas del cabello a Eugeo.
Empezaron poco después de las cuatro de la tarde, acabando quince para las ocho, y eso porque los dos estaban ya más que exhaustos.
Finalizando con un gemido fuerte y respiraciones agitadas, Eugeo cayó rendido sobre Yuuki, quien lo besaba y abrazaba con todo el amor que tenía para darle.
-Te amo... -Le dijo él con cansancio.
-Si por alguna razón desaparecieras de mi vida...no sé qué haría sin ti. –Confesó Yuuki, viendo a Eugeo a los ojos, sonriéndole para besarlo una vez más.
Ya vestidos, puesto que aún no habían cenado un carajo, bajaron al hermoso jardín del hotel, caminando por el puente que era alumbrado con las luces de piso, escuchando el agua correr bajo ellos.
Los peces nadaban el pequeño laguito que se formaba bajo la cascada de agua. Vieron todo el jardín de agua azul, siendo un espectáculo de luces en la obscuridad, dándose un beso bajo la sombra de un gran cerezo.
Regresando por otro puente de piedra, los dos tortolos salieron del hotel para comprar algo de ramen en los puestos callejeros, siendo una experiencia un poco arriesgada para ambos.
-Sería muy gracioso que alguno de nuestros padres nos encontrara de camino aquí al hotel...al menos los míos sí me matarían en el acto. –Rió Eugeo con cierta melancolía.
-No te arrepientes de esto, ¿o sí?
-Al principio sí...pero luego me dejé llevar, disfrutando del momento y esperando el siguiente.
-Aun no estoy del todo cansada para dormir... -Yuuki se ruborizó ligeramente.
-Si tu no lo estás...yo tampoco.
Los dos se tomaron de la mano, recibiendo sus platos y una sonrisa del cocinero. Eran muy lindos juntos.
Regresando al hotel, los dos tortolitos prefirieron no hacer gran cosa, revisaban las llamadas y mensajes amenazadores de sus padres, jurando por Dios que los iban a matar.
Suerte que no dijeron con exactitud a donde iban o de lo contrario los padres de Eugeo lo iban a castrar. No la vasectomía, si no la castración.
Pero bueno, ahora querían disfrutar de su momento, siendo Yuuki quien prendió la primera llama del fuego. Ella se puso sobre Eugeo, dándole un beso en los labios y acaballándose sobre él.
-Preferiría que no lo hiciéramos en este momento, aun estoy indispuesto. –Dijo él, pero Yuuki le dio otro beso.
-Podría esperar...¿pero cuánto?
-¿Veinte minutos? No es algo que de igual forma no disfrute, la verdad es que me encantó tu ropa interior, era muy sensual.
-Por eso mismo la escogí. –Rió ella, con cierta pena.
La noche fue para ellos una velada que los cubría en su privacidad, en su noche especial, que no iba a ser lo último del acto, les quedaban todavía dos días.
Despertaron, (propiciado más por el cansancio que por la hora en que durmieron), a las doce de la tarde, siendo Eugeo quien se despertaba primero.
Al ver a Yuuki dormida a un lado de su pecho, el muchacho decidió despertarla con un beso en los labios, siendo respondido por una mordida en los mismos por parte de ella, acompañada con una risita.
Tendrían su "desayuno en la cama" como era de esperarse. Entre besos, mordidas y chupetones, los dos jóvenes terminaron sin la poca ropa que tenían.
Ella se encontraba boca abajo. Él tenía las rodillas en la cama, tomando delicadamente la cintura de su novia, comenzando a mover la cadera para nuevamente hacer un amor sin prisas y con pasión romántica.
El sol entraba por una de las cortinas que quedó entreabierta, pero la misma no llegaba a la piel de ellos por las cortinas de la cama. Lo que si es que se veían sus sombras y se escuchaban sus gemidos, siendo encantador para ambos de igual manera.
Pasar los dedos por la espalda de Yuuki era bello, algo que no tenía explicación, simplemente goce y encanto, siendo una acción tan hipnotizándote para él.
En el momento en que Yuuki se levantó para acaballarse sobre Eugeo, los dos se tomaron de las manos, sintiendo el sudor de las mismas. No les importaba, lo que querían era amarse, y amarse como Dios manda: con el alma.
-Ámame Eugeo...
-Ya lo hago, en verdad te amo con todo mi corazón.
Quizá de las noches sean las cosas del amor, pero para ellos no había un horario especifico. Querían amarse a todas horas y sin restricciones, ya fuera con o sin ropa.
Ella enterraba las uñas de forma inconsciente en el pecho del muchacho al momento de apoyarse sobre el mismo para no caer. Y él la tomaba de la cadera para darle seguridad, entrar con un poco más de fuerza y además de que le encantaba sentir su piel.
Haciendo que Yuuki soltara un último jadeo, Eugeo se acostó en la cama a su lado, mientras ella tenía pequeñas convulsiones debido al temblor placentero que recorría su cuerpo.
-T-te amo. –Dijo ella tratando de tomar aire.
-Yo también. Independientemente de que digamos eso cuando hacemos el amor...es nuestra verdad.
-Por supuesto que es una verdad, ¿Por qué no lo sería?
-No lo sé...pero cada vez que te veo me vuelvo a enamorar de ti. –Eugeo rió un poco. –Me pasa igual que Kirito, él me comentó que cada que veía a la profesora Asuna se enamorada de ella otra vez, como si volvieran a empezar.
-En mi caso no hace falta enamorarme de nuevo...una vez que quedé flechada de ti, no podía sacarte de mi mente, de mis acciones, de mi vida. -Eugeo se sonrojó un poco al tiempo en que Yuuki se soltaba a reír. –Pero siempre serás el mismo penoso de siempre. No me molesta que seas así...para mi es lindo y fue por lo que me enamoraste.
-Me siento halagado.
Perdiéndose entre los árboles de color verde, naranja, amarillo e incluso rojo, los dos jóvenes paseaban tomados de la mano por uno de los varios puentes del jardín japonés del hotel, viéndose ellos y las piedras reflejados en el agua del lago.
Al final del puente se encontraba plantada una gran sakura. Yuuki recogió uno de los pétalos del enorme árbol y se lo dio a ver a Eugeo, quien sopló para que la pequeña flor cayera en el lago, deslizándose en el agua, alejándose.
La muchacha lo veía de mala manera, con cierto enojo, pero él ignoró ese detalle por completo, riendo ligeramente.
En uno de los pasillos para ir a los comedores del jardín, una escultura de bronce de un venado se posaba en una de las jardineras, sacándole una sonrisa a Yuuki, quien le pidió una foto a Eugeo junto con el venado.
-Me cambias por un venado. Que mala novia eres. –Dijo él fingiendo molestia.
-Me perdiste desde que esa flor de cerezo cayó al agua.
-Hum, payasa.
Durante la tarde calurosa, fue un poco de lo mismo, hicieron el amor de forma más carnal que romántica. Los elementos de la velada anterior ya se encontraban agotados, ya no era el mismo ambiente, pero quedaba ese mismo deseo.
Yuuki podía ver las gotas de sudor caer de la frente y las mejillas de Eugeo, al igual que el mover de sus cabellos cada que se movía dentro de ella, haciéndole el amor, frotándole siempre unas inmensas ganas de besarlo.
Y exactamente lo mismo pasó en la noche, donde Eugeo se excitaba de sobremanera al ver la línea en la espalda de Yuuki, puesto que posicionaba su tronco superior como un medio arco invertido, marcando más esa curva que ella tenía.
El cabello largo y sedoso de Yuuki no le cubría la espalda. De vez en cuando, le daba una pequeña palmada a la chica, sacándole un gemido de placer, excitando más al chico.
Esa noche durmieron muy plácidamente, abrazados y con las frentes pegadas. Seguramente tendrían muchos problemas dentro de una hora, pero cualquier precio valía la pena.
La primera en despertar esa mañana de domingo fue Yuuki, quien levantó al instante a su novio para apresurarlo en la retirada.
Vestidos y en la estación de tren, que era donde se separarían, tomándose de las manos y dándose un beso en los labios.
-Suerte con lo que te vayan a decir... -Susurró ella, abrazándolo.
-Si descubren lo que hicimos van a tratar de separarnos...pero que sepan que no lo van a hacer. –Aseguró él. –Te amo, Yuuki.
-Yo te amo infinitamente más, Eugeo...
Los dos se separaron del abrazo y cada quien se fue por su lado, siendo Eugeo por la derecha y Yuuki por la izquierda, con el destino esperándolos a la vuelta de la esquina.
Con la aventura acabada y de regreso en la realidad, era momento de afrontar las consecuencias. Eugeo abrió la puerta de su casa, y de inmediato su padre y su madre fueron a la misma. Su madre lo recibió con una fuerte bofetada, revelando un chupetón que tenía en el cuello.
Dando un jadeo de sorpresa, su madre le pegó otra bofetada.
-¡¿Qué fue lo que hiciste?!
-Te dije que te lo explicaría cuando regresara...
-Pues ya que estas aquí, ¡¿Qué esperas para explicarte?! –Farfulló su padre.
-Quizá ustedes no lo entiendan ya que nunca hicieron algo como esto, pero me fui con alguien a pasar el fin de semana.
-¡¿Y quién es ese alguien que te dejó un chupetón en el cuello?! –La madre de Eugeo le desabotonó la camisa, dejando ver las marcas de las uñas de Yuuki en su pecho y otros cuantos chupetones en el cuerpo.
-No puedo creer que hayas hecho algo así, ¡¿en verdad esto es lo que aprendiste en la casa?!
-Por supuesto que no... -El chico rió un poco. –Pero lo disfruté.
-Dime que te fuiste con una chica, ¿ella es tu novia o ni eso?
-E-es una chica...pero no les diré más que eso. –Una bofetada más retumbó en la mejilla de Eugeo.
-¡Ni se te ocurra decir eso otra vez, tienes la obligación de decirnos quien es ella! ¡¿Qué es de ti?! ¡¿Dónde la conociste?! ¡¿Fue ella quien te propuso eso?!
Sin decir palabra, Eugeo se fue corriendo a su habitación, encerrándose con seguro en la misma. No es necesario decir que sus padres querían tumbar abajo la puerta para recibir respuestas.
-¡Ten la decencia de ser un hombre y afrontar las consecuencias de tus actos! –Amenazó su padre.
-¡Déjenme tranquilo! ¡No les planeó decir eso ya que es mi vida privada, y ustedes deben respetarla!
-¡Me da igual que falten semanas para que acabes la escuela, te sacaré de ahí mañana mismo para que no vuelvas a ver a esa chica!
-¡No va en la academia, así que eso no te funcionara de nada!
-¡Mientes!
-¡Entonces hazlo! ¡De igual forma ella y yo no iremos a la misma universidad!...si nos vamos a separar entonces hazlo de una vez.
Ignorando las amenazas de sus padres, Eugeo reflexionó esas palabras: ella y Yuuki tenían los días contados para seguir viéndose a diario, o incluso semanalmente.
Él se enamoraba de Yuuki cada que la volvía a ver, ¿pero seguiría enamorando aun cuando ya no la viera tan a menudo? Esa pregunta lo llevó a las lágrimas, siendo una pena que tendría que afrontar en las próximas semanas.
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Ay 7w7 quizá el final no lo esperaban...Pero lo más seguro es web disfrutaron el resto de la historia 😅
Quiero dedicar este capítulo especialmente a la camarada Nel que ya se cambió de username pero no me lo sé :v ya que a ella (y a gran parte de nosotros), nos encanta el YuukixEugeo 7u7
ya para el lunes sólo quedarán dos semanas de historia 😢😢 a vamos por los últimos 4 capítulos...Y las cosas se van a poner feas D:
Nos vamos el lunes
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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