Capítulo 38.-La nueva unión inquebrantable.
(Pero algún día regresará la Unión Soviética y será una Unión inquebrantable :'v)
El día estaba ligeramente lindo, no hacía mucho sol y el viento soplaba levente. Seguramente ese día llovería al ya ser primavera; los árboles florecían y las flores se abrían por la nueva temporada, siendo muy colorida la ciudad por las Sakuras y los maples rosas que dejaban sus hojas en las calles de la ciudad.
Kirito pisaba una de esas hojas de maple rosa al ir para la estación de tren. Si pudiera comparar a Asuna con alguna de las maravillas de la naturaleza...sin duda esa analogía sería con la primavera, ya que ella era tan linda como el amanecer de esos días, tan resplandeciente como el sol y con el olor de su perfume tan cautivador como las rosas.
Una sonrisa de oreja a oreja invadió al muchacho sin una razón en realidad, pero no le hacía falta una razón para sonreír con un día tan maravilloso. Ya quería llegar con Asuna a uno de esos salones vacíos que tenía la academia con tal de elogiarla hasta el cansancio.
Pero esa alegría se vio opacada de forma inmediata cuando llegaba al poste de luz donde Eugeo siempre lo esperaba...se notaba deprimido y sin ganas de ir a la academia o tan siquiera de vivir.
-¿Por qué tan triste colega? Ayer nos la pasamos bastante genial, quita esa cara larga, ¡el día es maravilloso!
-¿A ti que mosco te picó, mejor dicho? Nunca antes te vi tan alegre de ir a la academia, siempre te quejabas. –Suspiró.
-Pero ahora tengo miles y miles de razones para querer ir: disfrutar de las últimas clases que tenemos, ver a mi amada profesora, estar con ella, platicar con ella, estar con nuestras amigas y reírnos de las ocurrencias de Yuuki además de escapar de la loca de Yuna si es que la hago enojar. ¿Tú le ves algo de malo a ese plan?
-Yuuki se me declaró ayer...me besó confesó que me amaba. –Dijo Eugeo sin ganas.
Kirito se quedó con los ojos bien abiertos, la boca se le había caído al piso y estaba blanco de la sorpresa.
-No mameeeeeeeeeeeeeeeeeeeees.
Al llegar a la escuela, el profesor Klein se veía de igual forma muy alegre y contento. Caminaba por los pasillos al tiempo en que los alumnos lo saludaban o le pedían una rápida explicación.
Era curioso, pero todo el mundo parecía estar feliz, incluso Alice se notaba radiante en los cabellos. ¿Y cómo no estarlo? Ese día le pediría ayuda a Kirito para la clase de historia.
Eiji y Yuna paseaban tomados de la mano, riendo de lo que platicaban, ignorando todo aquello que no fueran ellos dos. En una jugada, Eiji le dio un beso en la mejilla a Yuna, quien abrió los ojos de la sorpresa.
Ella fingió estar molesta, tomando al muchacho del cuello de la chaqueta para mirarlo de forma muy enojada. Al final, soltó una risita, le guiñó el ojo a Eiji y le dio un pequeño beso en los labios.
-Se nota que hoy estas feliz. –Sonrió Eiji.
-Ya vez. –Al pasar por el casillero de Yuuki, una vibra de pesadez se sintió. –Oye...¿estás bien?
Cuando ella volteó a ver a Yuna, se notaba ojerosa, con el cabello desaliñado además de que una profunda depresión era evidente en sus ojos.
-Tenías razón. Nunca me había molestado que tuvieras razón en algo que yo no...pero esta vez me fastidia mucho.
-¿Cómo se lo tomó?
-No tengo ni la más remota idea...salí corriendo. Sigh, soy tan estúpida.
-No lo eres. –Yuna le dio una pequeña bofetada a Yuuki. -¡Debes ser fuerte, incluso se lo dijiste a Eugeo, no vale la pena llorar!
-Ahora me quedaré sola, no lo puedes entender, Yuna...no has pasado por algo similar.
Las dos únicas personas que no tenían esa aura de alegría y felicidad eran Yuuki y Eugeo. Los dos estaban deprimidos, pero si en algo era bueno Kirito era en siempre encontrar una solución a sus problemas, fueran propios o ajenos.
Curiosamente, y tras querer matarse en más de una ocasión, ahora Kirito y Yuna olvidaban sus diferencias para unir fuerzas en lo que iban a hacer.
-Los dos creen que ya se perdieron, pero ella quiere estar junto a Eugeo ¿no?
-Sin duda alguna. –Sonrió Yuna. -¿Pero qué hay de él?
-Me dijo que no podría verla a los ojos sin sentir pena...no obstante, siempre es bueno dar un pequeño empujón. Si el muy desgraciado pudo superar la pena que le daba estar al lado de Alice, que no lo haga una vez más.
-Somos unos genios. –Kirito y Yuna levantaron el pulgar al tiempo en que se sonreían.
En la sala de profesores se encontraban Asuna y Klein, quienes se servían café. Klein fumaba un cigarro, así que en cuanto el humo le llegó a Asuna, ella tuvo una ahorcada. Todo lo relacionado con el tabaco ya le causaba nauseas.
Se notaba que Klein contenía una risa, Así que Asuna se molestó.
-¿Qué es lo que le da tanta risa? Ya no puedo ni siquiera oler el cigarro sin que me dé... –Una nueva ahorcada la invadió. –Un sentimiento de desagrado.
-Toda adicción cobra factura de forma muy horrible una vez que se deja, o incluso si no se hace. Pero al menos esa factura la salvó de su tabaquismo. –Klein fumó una vez más.
-Usted es tan perverso, profesor.
-Ya lo suponía, pero lo hago para darle una pequeña lección. Empiezo a creer que si hubiera hecho caso a Kirito no le hubiera pasado todo lo que sucedió.
-Es muy obvio que sí. –Respondió Asuna con desdén. –Ahora me voy antes de que vomite.
El profesor Klein no pudo más que sonreír para sí mismo. Vaya que lo había hecho a la perfección.
Para educación física era clases en equipos, así que con un poco de ayuda de sus cercanos, Kirito y Yuna harían de las suyas, contándole a Eiji lo que tenían planeado hacer. El calentamiento era en pareja al igual que la competencia, ninguno de los dos picaros podía evitar sonreír ante lo planificado de su plan...que en realidad era algo muy simple.
-Bueno colega, ya sabes; hora de hacer equi... -Eugeo vio que Kirito y Yuna estaban tomándose de la pierna derecha para empezar los calentamientos.
-Lo siento, pero para hacer las paces con Yuna quedamos de acuerdo en que hoy pasaremos todo el día juntos, ¿no te alegra eso, amigo?
-Y qué hay de...
-Yo les di mi consentimiento, así que no hay nada de qué preocuparse. –Rió Eiji al tiempo en que cargaba en su espalda a un amigo. –Y tampoco puedo hacer pareja contigo, perdóname.
-Carajo, ¿con quién se supone que haré pareja?
-Mira a tu izquierda, tarado. –Señaló Yuna.
Y ahí estaba Yuuki, quien jalaba su chaqueta para abajo al tiempo en que desviaba la mirada, se encontraba notoriamente sonrojada.
-¿Tienes algún problema en hacer equipo con tu mejor amiga, gallina? –Se burló Kirito, dándole una palmada a Eugeo para lanzarlo contra Yuuki, ambos chocaron, quedando de frente.
Estaban sonrojados, pero si querían salvar la gran amistad que tenían, era momento de poner de su parte. Así que Eugeo alzó sus manos de forma temblorosa y lenta, ofreciéndoselas a Yuuki.
-¿Ti-tienes algún inconveniente si?...
-¡No! Pa-para nada... -Interrumpió ella con notoria pena en su voz.
Al estar haciendo los calentamientos y ejercicios juntos, los dos se sentían un poco incomodos. De vez en cuando se tenían que tomar de las manos o abrazarse ligeramente, llegando a ser una bomba de pena, en especial para Eugeo.
Al final, y en la clase de sociología, los dos chicos podían darse un respiro. Kirito llegaba con su buen amigo con una sonrisa perversa para darle una palmada en la espalda.
-¿Y qué te pareció la experiencia? –Cuestionó Kirito en tonó juguetón.
-¡Eres un maldito, ¿lo hiciste a propósito?!
Yuna llegó interrumpiendo el grito de Eugeo, entregándole una pequeña nota. –Yuuki te la manda. –Ella le guiñó un ojo y le sonrió para ir al lado de su mejor amiga, quien se notaba ligeramente apenada.
La nota decía "¿Puedes venir a mi casa para ayudarme con la clase de Letras? No le he entendido bien últimamente".
Eso hizo que el muchacho se sonrojará, Kirito sonrió llevándose la mano al mentón. –Yo digo que vayas, ¿Qué dices tú?
-Seguramente Yuuki quiere que olvidemos todo esto, ¿Por qué mal pensar sus intenciones? –Cuestionó Eugeo.
Klein llegó pateando la puerta, se le notaba decidido en hacer lo que tuviera en mente, por lo que dejó su portafolios en la mesa.
-Muy bien muchachos, esta es de mis clases favoritas ¿el por qué? pues porque esto les servirá de por vida, aunque claramente deseo no estén pensando en mi cuando lleguen a hacerlo.
-¿Hacerlo? ¿Hacer que cosa? –Preguntó Eiji.
-Hacer, el llamado de forma vulgar y corriente "el delicioso" o "caldear" (estoy pensando en Fedelobo y en el Señor del Bigote xD). –Klein sacó de su portafolios una tira de condones, provocando que sus alumnos abrieran los ojos por la sorpresa y por el susto.
-A-ah...¿con-conque a eso se refería?
-¡Está bien que la población del país este decreciendo, pero no es pretexto para que tengan relaciones con cualquier persona! Deben de sentirse listos para ello, no pueden entregarle su virginidad a cualquier baboso o babosa, ¿estamos de acuerdo?
-Ligeramente... -Respondieron todos.
-¡A empezar!
La clase fue bastante incomoda ya que las explicaciones de Klein eran muy detalladas, dando consejos para la ocasión del sexo, no tocando las enfermedades de transmisión sexual ya que él veía la reproducción humana más enfocada en un punto de vista sociológico.
-¡Y todo esto vendrá en su examen, así que tengan todo esto en mente, ya que no solamente les servirá para pasar mi maldita materia!
El timbre de salida se escuchó, arrancando un suspiro de alivio para los alumnos. El profesor Klein sonrió, guardando las cosas para retirarse de inmediato.
-¡Profesor Klein, por favor espere! –Pidió Yuuki, quien lo alcanzaba en uno de los pasillos.
-Dime, ¿Qué se te ofrece, Yuuki? –Ella se acercó al oído de su profesor para secretearle algo, sacándole un jadeo de sorpresa. Se notaba sonrojada.
-¿Pe-pero estas segura? ¿Crees estar lista?
-Cla-claro que sí... -Masculló Yuuki mientras juntaba sus dedos índices. -¿Entonces podría?...
-Moralmente estoy obligado a no darte nada...no obstante, tengo que hacerlo ya que te considero como una amiga y no me gustaría que algo malo te pasara.
En la salida, Yuna y Yuuki iban tomadas del brazo. La primera se notaba muy preocupada, pero la otra simplemente le asentó con la cabeza. Al final, se dieron un abrazo rápido.
Kirito y Eugeo iban caminando, cuando él vio a Yuuki, se hizo un paso para atrás, siendo empujado por Kirito, quedando cerca de la chica.
-Suerte en sus estudios, traten de acabar rápido. –Sonrió Kirito al tiempo en que se marchaba con Yuna.
El camino a casa de Yuuki fue silencioso e incómodo, apenas si entablaron conversación en el ferrocarril subterráneo. Los dos deseaban que fuera como antes, en donde siempre reían e incluso se llegaban a abrazar...ahora una mirada era un logro.
Yuuki vivía en una casa pequeña pero muy linda, teniendo una estufa con quemadores de gas bastante grandes, el refrigerador era de un tamaño normal y las alacenas eran pequeñas. No se necesitaba mucho para una familia de cuatro personas.
-Pasa, por favor. –Pidió Yuuki para después cerrar la puerta.
-Qu-que linda es tu casa. –Elogió el muchacho.
-Gracias. –Sonrió ella. –Vayamos a mi cuarto. –Yuuki tomó de la mano a Eugeo, encaminándolo hasta su habitación.
-¿Y qué fue lo que no entendiste de la clase? –Sonrió, de forma tímida.
-Ya te digo, iré a preparar un poco de té.
Todo parecía normal, Yuuki se notaba no tenía malas intenciones o algo así. Lo que le extrañaba es que no le hubiera avisado a sus padres que ya había llegado a casa ¿De causalidad nadie estaba en casa?
Los dos muchachos se encontraban en el cuarto de Yuuki, quien tenía la bandeja de té en las manos. Se arrodillaron en la pequeña mesa japonesa que se ubicaba en el centro. Todo estaba perfectamente decorado como lo sería la habitación de una niña, con su color rosa, muchos peluches, un poco de todo.
Eugeo se sentía algo intimidado ante la mirada de Yuuki, la cual sólo dejaba ver curiosidad y nada más. Ella jugueteaba con sus labios, ya fuera mordiéndoselos o poniendo su dedo índice sobre ellos, lo que la hacía ver muy linda, cosa que apenaba al muchacho.
-¿Y-y en que te ayudo? ¿Qué fue lo que no entendiste de la lección? –Eugeo dejó de ver a Yuuki de la misma manera desde ese beso. Fue el primero de él y el primero de ella, por lo que sería un recuerdo para toda la vida aunque ninguno de los dos lo quisiera.
-Es que...me fallan algunas cosas para terminar de entender la clase de sociología, tú eres inteligente, eres amable...guapo. –Yuuki se le acercó a Eugeo, poniendo su cabeza sobre su hombro y acariciándole el muslo.
El chico se sonrojó muchísimo, incluso más de lo que lo había hecho sonrojar Alice. No podía apartarse debido a que ella lo tenía anclado a la situación al poner su cabeza en su hombro.
-¿N-no hay na-nadie en tu casa?
-Casi nadie pasa tiempo en mi casa. Mis padres trabajan todo el día...mi hermana estudia en la tarde. Siempre me he sentido muy sola, Eugeo. –Yuuki se enderezó para acariciarse el cuerpo, pasándose las manos por todas sus curvas, finalizando hasta cubrirse parte de la boca. –Me siento sola y desamparada en mi casa, en la academia, a todas horas me siento tan sola.
-Pe-pero en la academia estás con nosotros, ¿Qué te preocupa? –Trató de consolar el muchacho. Al ver a Yuuki tocarse el cuerpo, la sangre dejó de llegarle a la cabeza ya que se desviaba a otro lugar.
-Yuna se la pasa con Eiji. Kirito y la profesora Asuna se juntan en secreto en los salones vacíos. Yo me quedó muy sola, deseando estar con alguien a mi lado ¿a ti no te ocurre lo mismo? Alice te negó, Kirito no está contigo en los recesos, ¿no te has...sentido solo?
-Qui-quizá...pero no metas a Alice en esto...yo no estoy para decidir de quien se enamora y de quien no. Tuve mi oportunidad con ella pero tardé demasiado, ¿Qué le puedo hacer ahora?
-El tiempo...sí, es necesario.
Yuuki se acercó a Eugeo, tomándolo de una de las mejillas, él se alejaba poco a poco, haciendo la cabeza para atrás. Yuuki también se hizo para atrás, pero en un movimiento rápido, le dio un beso "de piquito" a Eugeo para soltar una pequeña risita.
Él simplemente se limpió los labios, levantándose para tomar su mochila.
-No estoy para juegos, Yuuki. Mejor estudiamos en la academia. –Al haberse levantado de súbito, Eugeo no pudo darse cuenta que tenía una erección.
Ella lo miró con una sonrisa sumamente perversa, sus ojos apuntaban a la erección de Eugeo. Él se percató del estado en el que se encontraba, sonrojándose una vez más para taparse con las manos.
Aprovechando la situación, Yuuki se levantó, enredando a Eugeo en sus brazos, dejándolo sin escapatoria.
-Y no solamente me siento sin compañía, también me siento sin amor. –Yuuki besó nuevamente a Eugeo, quien no podía ni mover los brazos por el abrazo al que se encontraba encadenado.
En el fondo de su corazón, quería morder a Yuuki en los labios para que ella lo dejara de besar. Pero su cuerpo, su mente y en la superficie de su corazón, un deseo de continuar lo controlaba. Si iba a desahogar toda la tristeza y dolor que Alice le hizo pasar, ¿Por qué no hacerlo ya de una vez?
Entonces ambos chicos se entregaron a un beso pasional pero torpe. Ninguno sabía besar, tratando de hacerlo. Eugeo abrazó a Yuuki por la espalda, bajando su mano hasta el trasero de ella.
-Ámame, Eugeo. Ámame con todo tu corazón. –Yuuki puso su mano en la entrepierna de Eugeo, acariciando lo que tenía entre la palma y los dedos, aquel lugar que únicamente su madre le había tocado cuando lo bañaba de niño.
Con notoria vergüenza en sus acciones, Eugeo se quitó la playera deportiva que usaba, mostrando su cuerpo de atleta nato, algo que hizo que Yuuki soltara una risa.
-E-es vergonzoso para mi...no te burles. –Pidió.
Para no verlo, Yuuki se acercó una vez más, dándole un beso a Eugeo, quien comenzó a levantarle a ella la playera con mucho cuidado y mimo, pasando a propósito las yemas de sus dedos para poder excitar a Yuuki.
Al momento de quitarle el sujetador, los dos se encontraban besándose, pero la inexperiencia del muchacho hizo que aquello fuera una tarea imposible en lo absoluto al no saber cómo funcionaba el gancho.
Yuuki rió en un tono medio alto, por lo que se separó del beso para quitárselo ella misma, dándole un beso en la nariz al muchacho quien estaba rojo como tomate.
-¿Es la primera vez que ves a una mujer desnuda que no sea tu madre? –Se burló ella.
-Cá-cállate...
Los dos quedaron desnudos, Eugeo se aventuró por las piernas de Yuuki, pero ella lo detuvo antes de empezar algo.
-No olvidemos lo que dijo el profesor Klein. –Yuuki abrió uno de los cierres de su mochila, ubicada a un lado de la cama, extrayendo un condón de la misma, abriéndolo con desesperación pero con cuidado. Al tener el preservativo en sus manos, Eugeo lo miró de forma extrañada, tratando de tomarlo con las manos, a lo que Yuuki se lo impidió. Él la miró, confundido. Ella simplemente le guiñó el ojo, se levantó de la cama y le puso el condón con sus propias manos, haciendo que el joven soltara un gemido de forma afeminada y provocándole un escalofrío en la espina dorsal.
-¡N-no hagas eso! –Pidió él, avergonzado.
-¿Te da pena que te toque ahí abajo? -Rió ella.
-Es muy obvio que sí...
Ahora sí que Eugeo se aventuró por donde ningún hombre antes había entrado, acercando su entrepierna a la pelvis inferior de Yuuki. Los movimientos de Eugeo eran lentos pero con fuerza, así que el colchón rechinaba y la cama se movía de arriba abajo. Ella gemía sin pena mientras él trataba de contenerse para no avergonzarse más de lo que ya estaba.
-¡Vamos demuéstrame que eres un león!
-Y tú píntame como sabes hacerlo. –Ambos repitieron esas líneas de la obra de teatro en donde fueron los amantes, pero ahora lo eran fuera del escenario.
Los primeros minutos fueron incomodos y nada lindos para Eugeo, quien estaba muy apenado por lo que sucedía. Yuuki sentía mucho placer, a pesar de que no estaban poniendo todo de su parte. Su contrario se notaba tenía un "don natural" para poder hacer el amor, despertando esas sensaciones que solo ocurren cuando una chica decide que es hora ser mujer.
Lo curioso de todo es que Yuuki era la que estaba haciendo hombre a Eugeo, no al revés.
-Ven aquí. –Pidió Yuuki, tomando al chico de las mejillas para agacharlo y que los dos pudieran darse un beso con bastante pasión.
Se encontraban muy sudados, el cabello de Yuuki era una completa locura. De todos modos, las ganas de continuar estaban presentes en ambos. Yuuki se arrodilló en la cama, Eugeo le besó el cuello, recargándole la mitad superior del cuerpo en las almohadas con mucho cuidado. Ella gemía al estar en esa posición que era muy querida por los amantes de una noche.
-No sientas pena, incluso yo llegué a la conclusión de que esto no tiene nada de malo, sería peor esconder nuestro amor...pégame.
-¿Qué?
-Pégame...pero que sea suave. –Ante la curiosa petición de Yuuki, Eugeo alzó una mano temblorosa e insegura de lo que debía de hacer.
Pero terminó cediendo a la petición de Yuuki, dándole un suave azoté con la palma de su mano, sacándole un pequeño gemido a la chica, el cual se convirtió en una risita. Estaba bien que le pidiera pegarle suave, pero tampoco era para exagerar.
Cuando comenzó a pegar un poco más fuerte, las marcas en la piel de Yuuki le resultaban tan sensuales, que le incitaba a hacerle el amor con verdadero amor.
-Ámame Eugeo, ámame más. –Pedía ella entre gemidos y placer.
Cambiaron de posición nuevamente. Ella se había acaballado sobre el chico, con las piernas en los extremos de los muslos de su contrario. Eugeo sujetaba a Yuuki de la cintura para que el placer fuera aún mayor mientras ella se recargaba en el pecho desnudo de Eugeo.
Ella esperaba una palabra, algo que saliera de los labios del muchacho que no fuera un gemido o un quejido, así que se acercó a él para besarlo con todo su corazón.
-Ámame, ¿puedes amarme con todo tu corazón? Déjame ser la razón por la cual te sientes vivo. –Pidió ella con algunos gemidos, pero con pasión desesperada en ellos.
Eugeo volteó a Yuuki de forma rápida pero cuidadosa, quedando sobre ella. Ahora era él quien tenía la iniciativa de los besos, moviendo su cadera para ser quien se esforzaba y quien prácticamente le hacía el amor al otro.
-Te amaré, Yuuki Konno, te amaré con toda la fuerza que ella rechazó. Te amo, te amo tanto. –Gimió Eugeo para acelerar en sus movimientos, los cuales le fueron tan placenteros a ella.
La fiesta había acabado ya para Eugeo, así que dejó de hacerle el amor a Yuuki. Vio toda la escena: ella pedía ser amada más entre susurros de amor, la cama estaba destendida en su totalidad, su cuerpo, sudoroso y el condón caía a las sabanas por su propio peso al ya no tener un ángulo que lo mantuviera sostenido.
Su pequeña aventura no acababa ahí, Eugeo se abalanzó contra Yuuki para besarla nuevamente. Querían hacer el amor una vez más, pero ya no quedaban condones, por lo que prefirieron no arriesgarse. No se cansaban de besarse. Yuuki depositaba sus labios en la pelvis de Eugeo, mordiéndole la piel de forma traviesa.
Los chupetones en el cuerpo de ambos no se hicieron esperar, eran dos jóvenes muy traviesos en ese sentido como lo eran siendo amigos.
Al final estaban acostados en la cama, desnudos, cubiertos por la colcha de la misma. Ella reposaba en su pecho, abrazada por esos brazos que la desquiciaban tan a menudo.
-Ámame, Eugeo...no te pido nada más.
-Sáname el corazón si quieres que eso suceda, cúralo como tú sabes, con tus sonrisas, con tus besos, tus abrazos, tus caricias...yo quiero amarte.
-Lo lograremos, Eugeo. Ya verás que sí. –Ella le dio un pequeño beso en la mejilla para luego soltar una risita. –Al final no fuiste tan tímido, ¿eh?
-¡N-no es que oculte nada!...creo que lo disfrutaba mucho como para darme cuenta de que hacía.
-Si no te conociera diría que no eres virgen, pero...no sólo nos dimos nuestro primer beso...tú me hiciste una mujer y yo te hice un hombre, algo que solo pasa una vez.
-Y eso me alegra. –Eugeo le dio un beso en la frente a Yuuki. –Yo sentía algo por ti, incluso llegué a pensar estar enamorado de ti. Pensaba que era imposible ya que nunca sentí algo así por alguna chica que no fuera Alice...pero al final estaba enamorado de ti sin darme cuenta de ello.
-Yo me enamoré de ti en la obra de teatro, nunca pensé que mi vida fuera a cambiar por algo tan simple.
-Lo mismo pensé yo. ¿Cómo enamorarme de alguien porque simplemente me prestó su abrigo? Vaya locura ¿no?
-Una locura que compartimos juntos...
-¿Pero seremos amantes igual que León Trotsky y Frida Kahlo?...¿O seremos algo más?
-A diferencia de ellos...yo si quiero que todos sepan que nos amamos con locura. –Yuuki se encimó arriba de Eugeo, dándole un beso que fue respondido por él. –Ponte la ropa interior...hay más de una forma de hacer el amor.
-Vaya que pusiste atención a la clase de sociología.
-Y estoy agradecida con el profesor Klein de darnos ese consejo. Pero pobrecito, nos pidió que no pensáramos en él cuando hiciéramos esto.
-Ya ni modo. –Eugeo aventó a Yuuki para quitársela de encima, soltando una risa en el proceso, poniéndose la ropa interior.
-¡Oye, ¿Por qué hiciste eso?! –Farfulló Yuuki con falsa molestia.
-Así éramos antes ¿no?...pero ya jugaremos como novios y no como amigos ¿te gusta la idea?
-Eres un idiota pero...sí, me gusta la idea. –Yuuki le ofreció su mano a Eugeo, quien camino hasta la cama para recostarse sobre Yuuki, besándola al tiempo en que movía su cadera de arriba abajo.
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Ay 7u7 vaya que esto no era muy de esperarse 😂😂😂 Eugeo no es ninguna perita en dulce,claro que iba a aceptar hacer el amorsh con Yuuki. ¿Que les pareció? ¿les gustó? Sí sí sí yo digo que sí :v
Nos vemos el viernes, pimpollo que le gusta el YuukiXEugeo 😍
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes
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