Capítulo 35.-Problemas del corazón
Eugeo estaba todavía enfermo, por lo que Kirito se encontraba ayudándole nuevamente a Alice en la clase de historia. Se podría decir que ambos eran aliados en las materias que no entendían.
Él le explicaba historia, debido a que era bastante bueno en la materia. Ella le facilitaba letras, siempre fue buena en gramática y esas cosas, sabiendo hacer los kanjis a la perfección.
Se ubicaban en una mesa aparte para tener concentración absoluta en la ruidosa cafetería. Hacían lo que podían, pero lograban escalar algunos peldaños.
Para mala suerte de Yuuki, ese era uno de los días en que Yuna y Eiji se la pasaban juntos, por lo que ella estaba sola, revolviendo el arroz y los trozos de carne de cerdo en completa soledad, escuchando música a volumen bajo para distraerse un poco.
-¿Me pasas la ensalada de huevo? –Escuchó que le preguntó Eugeo con una risa. No obstante, al mirar frente a ella, no había nadie.
-Sigh...debí insistirle a Yuna en que se quedara conmigo. –Yuuki hizo para enfrente su bandeja, colocando los brazos en la mesa y tumbado su cabeza sobre ellos. Se sentía deprimida, como siempre le sucedía al encontrarse sola.
Al terminar un tema, Kirito revisó su reloj, por lo que comenzó a recoger tus cosas. Alice lo tomó cuidadosamente de la mano, tratando de no verse agresiva.
-¿Te vas tan pronto? –Preguntó ella.
-Tengo unas cosas que hacer, espero no te moleste. –Respondió él.
-No, para nada. Mas no hemos acabado el tema, ¿hoy puedes venir de a mi casa?
-Supongo que sí. Creo que al fin después de ocho meses estoy empezando a entender las bases de los malditos kanjis. –El comentario de Kirito provocó en Alice una risita.
-Eso es bueno. –Antes de soltarle la mano para que finalmente se fuera, ella le acarició el dorso de la mano, por lo que Kirito la quitó de inmediato. -¡Perdón, no pensé que fuera a molestarte!
-N-no me molesta Alice, no me malinterpretes. Es que...no estoy acostumbrado a que las chicas me traten así, jeje. –Kirito emprendió la retirada. -¡Nos vemos después!
Y una vez más, Kirito corría fuera de la cafetería para irse lo más lejos posible de ahí. No estaba apenado, se sentía ligeramente incomodo con todo lo que eso representaba.
Al entrar al salón donde siempre se reunía con su dulce amante, Asuna le miró con una cara de insatisfacción.
-Llegaste tarde. –Le reprochó ella.
-Tuve un contratiempo, nada más...no obstante, tenemos algo que discutir tú y yo.
-¿Discutir? Quiero escuchar lo que vayas a decir.
-He pensado mucho...¿y por qué dices "no" a los besos?
Asuna se ruborizó ligeramente. –Po-por qué me sentiría como si besara a algún primo mío, y eso es incómodo. Además te daré los besos que quieras cuando seas egresado, me atrevo a decir que te sacaré el alma a besos de tantos que te daré. –Ella soltó una risita maliciosa.
-Espero con ansias a que eso suceda. –Kirito se acercó a Asuna para tomarla de la cintura, dándole un beso en la mejilla.
-Sigh, eres un joven hormonal sin duda alguna. Deberías controlar más tus deseos en los que aparezca yo.
-No he tenido ninguno. Para mí no eres algo que me provoque deseo...doy a gracias que nunca me han dado vergüenza decir las cosas, pero cuando te veo, Asuna, es como si nos estuviéramos enamorando otra vez, es como empezar de nuevo.
-Kirito... -Ella se sonrojó apenas esas palabras salieron de su boca.
-Eres la única mujer a la que he amado de esta manera...y quisiera que fueras la última. Es muy apresurado lo que voy a decir ya que aún ni siquiera somos novios pero...si lo que siento sigue sucediéndome de aquí a mañana, de aquí a un año, de aquí a diez años...Asuna, quiero pedirte estar a tu lado el resto de mi vida.
Ella lagrimeó ligeramente. Esa propuesta la tomaba de sorpresa, pero quizá sería lo más lindo que le dirían en toda su vida, sobre todo tras tantos años en la soledad de su exilio en Francia.
-Falta que te arrodilles... -Lloró ella.
-Touché. –Y cumpliendo la petición de su amada, Kirito se arrodilló, tomándola de la mano derecha, plantándole un beso. -¿Entonces me permitirás pasar a tu lado el resto de mi vida?
-Por supuesto que sí. –Ella se agachó para abrazarlo, ambos cayeron al suelo explotando en algunas risitas.
-Vamos, hay que levantarnos. –Kirito ayudó a Asuna a levantarse para luego secarle las lágrimas de las mejillas al tiempo en que ella se tallaba los ojos.
Tocaron para entrar a los salones, Asuna trataba de disimular que no había llorado, pero aún tenía los ojos humedecidos y el maquillaje corrido por las lágrimas.
Para mala suerte del muchacho, Yuna pasaba frente a ellos, saludando a Asuna con la mano. No obstante se regresó al instante para observar detalladamente los ojos de Asuna, luego dirigiéndole la mirada prendida en llamas a Kirito.
-¡Tú!
-Otra vez no...
No pasados ni tres segundos, una vez más Yuna perseguía a Kirito con el hacha contra incendios, cortándole un poco la chaqueta en un movimiento que estuvo cerca de rebanarle el brazo.
-¡Como te atreves a hacer llorar a mi amada profesora Asuna!
-¡La hice llorar, pero no es por lo que piensas, ninguno de los dos está triste!
-¡Te mataré de igual forma, ni creas que ninguno de tus motivos me tiene feliz!
Al pasar por el salón de Alice, ella vio a los dos chicos correr por los pasillos de la academia, soltando una risita. La persecución acabó cuando el profesor Klein los separó a ambos, tomando le hacha de incendios para dejarla en su lugar, esta vez poniéndola bajó llave.
Para la penúltima clase, el sol comenzó a nublarse, soltando una ligera lluvia que podía llegar a ser molesta. Algunos se alegraron ya que eso sofocaría el calor de la reciente primavera que estaba llegando al acabarse el invierno.
Pero la mayoría, incluido Kirito, hicieron una cara de desagrado ya que tenían que mojarse al claramente no estar preparados para una lluvia en aquella tarde.
En el momento de la salida, la mayoría de los alumnos corrían o estaban en la entrada, esperando a que dejara un poco de llover para irse directo a sus casas. Entre esas se hallaban Yuuki y Alice, quienes platicaban acerca de que tal había estado su día.
Kirito y Asuna se encontraban bajo un árbol del estacionamiento, recordando las veces en que él estaba ahí para ayudarle con su paraguas y a no mojarse.
-Hoy no tengo muchas cosas que hacer, ¿puedes venir a comer hoy a mi casa?
-Estaré estudiando con Alice, así que no puedo. Ella me explica la clase de letras. -Asuna hizo una cara de desagrado, infló la mejilla izquierda y le dio un jalón de orejas a Kirito siendo bastante fuerte. -¡Oye, ¿Qué es lo que te sucede?!
-¿Por qué no me pides ayuda a mí? ¿Quién sabe mejor los temas que la profesora que los imparte?
-Un momento...no me digas que estas. –Kirito sonrió perversamente. -¿Celosa?
-¡Ja, ni loca! Pero creo que estoy siendo un poco egoísta al no dejarte ver a las demás chicas. No les tengo celos, simplemente tiene más sentido que yo te ayude.
😂😂😂😂😂😂😂😂
-Aparte estoy ayudando a Alice con historia, se puede decir que es una ayuda mutua.
-Siendo así, cuídate. –Asuna pasó su mano por la oreja de Kirito, acercándose a él para darle un beso en la mejilla. –Te amo, no se te olvide.
Cuando ella se subió a su auto, bajó el vidrió para darle un paraguas de bolso, advirtiéndole de que no se mojara por nada del mundo y que le avisara en cuanto estuviera en casa.
Al retirarse por el portón del estacionamiento, Kirito se llevó la mano al corazón, sonriendo de forma estúpida. –Diablos...no hay un día en el que no me enamore más de esa mujer...siempre será como empezar de nuevo.
Cuando él llegó con Alice, ella lo vería ligeramente molesta, inflando la mejilla izquierda. Estaba retrasado y aparte Yuuki ya se había marchado desde por lo menos unos cinco minutos.
Provenientemente, ambos chicos emprendieron rumbo a la casa de Alice. Para no mojarse, iban agarrados del brazo, lo que incomodaba bastante a Kirito por lo anteriormente ocurrido con ella. La noche de aquellos "acercamientos" se cuestionaba en serio si Alice tenía ese mismo comportamiento con Eugeo, deseando que así fuera.
Honestamente, ella tenía que ocultar su sentir, manteniéndose ligeramente alejada de Kirito. Desde ese pequeño "reclamo" al quitar la mano de golpe, prefería no dar sospechas fuera de tiempo.
Lo sucedido era muy simple. Alice, al sufrir más de una decepción amorosa con Eugeo y rematando con ese descalabro sucedido en los juegos...el amor que ella sentía por el muchacho ya estaba opacado a la ternura que sintió en un principio por el muchacho.
Dicho en palabras más simples...Eugeo regresaba al principio, a donde comenzó hacía ocho meses, siendo ajeno al corazón de Alice.
Y en cuanto a Kirito, sigh, pues su pensar respecto a él había cambiado repentinamente al verse en sus brazos, llorando inconsolablemente para luego posarse en su regazo. Lo vio por más de ocho segundos a los ojos cuando estuvieron en esas situaciones...y basta mirar a una persona por ese lapso de tiempo para quedar enamorada.
Ella sentía un curioso amor recién nacido hacía Kirito por un incidente tras la gota que derramó el vaso. Alice sabía de antemano que él no era para nada tímido, nunca lo había visto avergonzarse más que un par de veces y por algunas bromas que la profesora Asuna le hacía, como aquella de navidad en donde le dijo que como regalo le daría una noche de pasión, ¿pero qué persona no se sonrojaría por aquello?
Así que tras un pesado suspiro, el amor que Alice sentía por Eugeo se escapó junto con las gotas de agua que caían en el pavimento. Al respirar ese aire con olor a humedad, el sentimiento recién nacido dentro de ella cobró vida, como un fuego siendo prendido al recibir un poco de aire.
-Oye Kirito...¿Eugeo no te ha dicho si sintió algo por alguna otra chica que no fuera yo?
-Desde que lo conozco, el desgraciado ha estado perdidamente enamorado de ti...eso es todo lo que sé y nada más.
-Entiendo. –Alice pensaba como reaccionaria ese chico que había estado enamorado de ella desde hacía más de doce años, ¿podría soportar ese furor en su corazón o caería abatido por tanto dolor?
Aquello tenía mucho para ser reflexionado. Claramente, tarde que temprano se lo tendría que decir si es que ella quería ser novia de Kirito.
Lo que ella no sabía era...que el corazón de Kirito, desde ese día, ya tenía un solo nombre por siempre y para siempre: Asuna. Las malas jugadas que le daba el destino a la pobre chica. Desenamorarse de un chico soltero...a que su corazón comenzara a latir fuertemente por alguien que ya tenía una chica en sus pensamientos por todo el día.
Era ya de noche, Yuuki se encontraba acostada en su cama sin hacer nada más que quedarse dormitando por algunos momentos. No fue que su mente se despejó y se despertó por completo al venírsele a la cabeza una idea que podría resultar divertidamente interesante.
Por ello mismo, tomó su celular, buscó entre sus contactos y al revisar uno de ellos, se encontraba una foto de Eugeo sin camisa, saludando a la cámara con una sonrisa en sus labios.
Al presionar ese contacto, la llamada fue recibida por Eugeo, quien se encontraba con la toalla de baño amarrada a su cintura y acomodando en una silla de su cuarto el uniforme de deportes del día de mañana, bostezando por lo noche que era.
Ese bostezo se le espantó al recibir la llamada, literalmente se echó un clavado en su cama pensando que la persona al otro lado del celular sería Alice. Vaya que sintió como si le estrujaran el corazón al ver que no era así, poniendo un semblante triste.
Sin embargo, recordó rápidamente cuando Yuuki le entregó aquella foto con sus atuendos de la obra de teatro, por lo que olvidó sus preocupaciones y contesto.
-Di-diga.
-Ho-hola...¿estabas ocupado?
-No tanto así...salí de bañarme y acomodaba mis cosas para mañana. –Yuuki se sonrojó ante las palabras de Eugeo. –Por eso tardé un poco en contestar, ¿se te ofrece algo o?...
-¡No, no, no!...yo estoy bien, estoy perfecta...¿pero qué hay de ti? ¿Por qué no has venido estos días a la escuela?
-Es un poco vergonzoso para mi decirlo, pero ya mañana al fin iré. –Afirmó él con una sonrisa tras el celular.
-¡Qué bien! –Respondió Yuuki con emoción, pero luego abrió los ojos al instante. –Es que he estado un poco sola en los recesos últimamente, por eso me preguntaba que pasó contigo...además quería escuchar tu voz.
-¡¿M-mi voz?! –El chico se sonrojó, Yuuki soltó una risita.
-Estoy loca, no me hagas caso. Pero en verdad me he sentido sola...es difícil cuando no hay nadie con quien platicar.
-Me lo imagino, creo que para mí de igual forma sería muy difícil estar solo.
Ambos sonrieron detrás de sus celulares, despidiéndose y esperando el día de mañana...pero mientras Eugeo dormía tranquilamente en su cama, Yuuki se encontraba únicamente en ropa interior, golpeándose la pelvis con la esquina de su mesa de noche, viendo en su celular lo que la orillaba hacer eso que una vez tachó de sucio e incorrecto.
Una vez más ese nombre escapaba de sus labios, pero algo más salió también, un "te amo", fue lo que siguió.
Al día siguiente, y ya en la academia, Yuuki estaba arreglándose el cabello, buscando algo en su casillero. Eugeo pasaba por ahí cuando la vio, la notaba tan exhorta en sus pensamientos que él sonrió de forma maliciosa, evitó reírse para no ser delatado y, con ambas manos, picó a Yuuki en su cintura, sacándole un susto y haciéndola sonrojar ligeramente.
-¡¿Pero que te...?! –Ella se había acomodado para dar una bofetada, pero se detuvo al instante al ver a Eugeo sonreírle con mucha amabilidad.
-¿Me extrañaste?
-Claro que lo hice, torpe. Pero ya da lo mismo porque hoy paso el día con Yuna, así que tú te vas a quedar solo como el perro que eres.
Eugeo gesticuló un "Ah" de forma exagerada y fingiendo dolor en el mismo, pero al pasar un segundo, los dos mejores amigos rieron para darse un abrazo tras dos días de no verse.
Tras ese rápido reencuentro, los dos muchachos fueron a su salón como era el orden del día. Sin embargo, muchas miradas se posaron sobre ellos, en especial sobre Yuuki, la cual era prejuiciada por las chicas que tenían intereses amorosos por Eugeo.
-Ya que le permitió hacerle lo que él quisiera, así cualquiera, ¿Qué no? –Susurró una de las chicas, pero fui audible para los dos amigos, ignorando el comentario.
Eugeo se sintió molesto. Yuuki se sintió triste.
-Al menos la zorra no lo quiso para una noche.
-No entiendo cómo es que se pudo fijar en esa estúpida.
-No se fijó en su cuerpo, seguramente ella es muy sucia.
Cuando estaban por pasarlas de largo, Eugeo se detuvo, haciendo que Yuuki quedará anclada con él. Apretó el puño con bastante fuerza, y únicamente susurró:
-Ella no es nada de lo que ustedes dicen...ni siquiera tengo por qué darles explicaciones. –De inmediato, continuó su camino, jalando a Yuuki en el proceso.
-Eugeo...¿Por qué?
-De mí que hablen lo que quiera...de todos modos ellas son lobos hambrientos y yo soy un pedazo de carne, nada más. Pero me molesta que te tachen de...una cualquiera, ¡eso no es justo!
-Ay Eugeo...no deberías molestarte, yo debería afrontar mis propios problemas, no hacerme de los odios sordos. Además, a mí también me da igual que hablen de mí. –Yuuki se puso en frente del muchacho y lo tomó de la mejilla, sonriéndole al tiempo en que él se ruborizaba ligeramente por tenerla tan cerca.
-Jum, hum. –Intervino Yuna. –Yuuki, no se te vaya a olvidar que hoy es día de que nos sentamos juntas.
-¡Sí, sí, claro que no se me va a olvidar! –Respondió ella con bastante emoción. –Y no hay que olvidarlos de Eugeo. –Ahora, tomó del brazo al muchacho, para levantárselo y así picarle las costillas.
-¡Oye, no hagas eso!
Kirito y Eugeo se encontraron en sus casilleros, por lo que ambos se saludaron. Justamente iba pasando Alice con una de sus amigas, al ver a los muchachos, fue corriendo hacía ellos.
-Oye Kirito, respecto a lo de ayer...gracias por venir a mi casa, en verdad quedé muy satisfecha con lo que hiciste.
-¡¿Satisfecha?! –Farfulló Eugeo. Kirito abrió los ojos de la sorpresa.
-La verdad es que eres muy bueno y no me molestaría hacerlo otra vez.
-¡¿Hacerlo otra vez?!
-Te pagaría pero...creo que fue suficiente con lo que hice ayer, la verdad me esforcé todo lo que pude, quedé agotada.
-¡¿Agotada?!
-Bien, hasta luego Kirito, por favor repitamos la ocasión lo más pronto posible, de ser necesario aquí en la escuela.
-¡¿En la escuela?! –Alice se fue por los pasillos con su caminar de venada. Eugeo veía entre lágrimas e ira a su buen amigo, quien agitaba los brazos como loco.
-¡Espera, todo esto es un mal entendido, sé que lo que Alice dijo puede que te haya creado ideas raras, pero estas pensando muy incorrectamente!
-Te mataré...¡por Dios que te mataré!
-¡Espera colega, camarada!... –Eugeo se fue acercando más. -¿Amigo?...¿Compañero?
En el salón de clases, Kirito tenía un ojo morado y Eugeo los nudillos de la mano izquierda magullados, además de que se notaba sumamente furioso.
Asuna entraba al salón con un nuevo perfume, dejaba embobados a todos sus alumnos y también a Yuna, como ya era de costumbre. Al pasar por la banca de Kirito, él le sonrió al tiempo en que ella lo miraba de forma sorprendida e incrédula.
-Que quede bien claro que esta vez yo no tuve nada que ver. –Yuna guiñó el ojo y sacó la lengua.
-Eugeo eres un imbécil. –Suspiró Kirito.
-Te odio... -Respondió él.
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Ay con este Kirito, Klein le pegó la mala suerte :v
Chale, pobre de Eugeo...Alice lo mandó alv y aun no lo sabe :'v lo mismo con Yuuki, ese nombre que pronuncia siempre que se da "autoplacer" quizá siga siendo inalcanzable, quien sabe.
Pero bueno, prácticamente Kirito y Asuna se juraron amor eterno, ay que bonita confesión se hicieron, hasta el ruedas locas se arrodillo <3 y sí, quizá quieran matarme por que no se besan a pesar de lo mucho que se aman, pero es "moralmente incorrecto" ya que son alumno y profesora, pienselo y verán que no es muy correcto :v
Nos vemos el lunes, que por cierto, ése día será el último capítulo del tercer cuarto, ¡entraremos a la recta final de la historia! Eso me emociona mucho, y gracias por los que se man mantenido por todo este tiempo.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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