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Capítulo 29.-La fecha especial

El día de San Valentín, para muchos, no es una fecha especial; es LA fecha especial, ya que se le pueden declarar a su pretendiente o pueden dejar en claro las cosas.

Pero en realidad las cosas eran un caos para el cuartero de la clase B, puesto que no sabían muy bien que hacer.

Eiji no tenía dinero para comprarle un regalo a Yuna debido a que se le había acabado el dinero. Eugeo no logró escoger un regalo que fuera adecuado para Alice, así que mejor le escribió una carta, era lo más romántico según Yuuki y Yuna.

El regalo de Yuna era bastante bueno: un corazón de cartón con varias notas que iban dirigidas a su novio, todas y cada una de ellas describiendo lo que sentía por él y lo feliz que era a su lado.

Orgullosa como era de esperarse, Alice no preparó regalo para Eugeo, si le daría un abrazo y un beso en la mejilla como Dios manda, pero de ahí en fuera no era nada del otro mundo para las personas comunes, pero para él, eso sería como si le hubieran regalado las mismas estrellas que veía cada noche que el cielo estaba despejado.

Muy difícil fue para Asuna preparar una comida para celebrar esa fecha con Kirito, terminó sumamente agotada al acabar de hacerlo, pero quería hacer algo por el muchacho ya que no podía comprarle regalos. Aun no podía salir de su casa.

Y en cuanto a Kirito...se reservaba toda obligación de decir que era su regalo o que no era, algo que todos esperaban de él.

Era un día nevado, seguramente aquellas serían las últimas nevadas del año, así que el frío intenso pasaría pronto, por suerte para todos. Tener que quedarse en el ferrocarril subterráneo por la nieve era una joda para todos por igual.

En la academia, la decoración de los salones y pasillos era referente a lo que se celebraba en aquel día. Evidentemente todo era gracias al Comité, siendo Klein el que se llevaba todo el crédito por ello, pero era fácilmente comprensible.

-¿No te parece que se respira amor el día de hoy, Kirito? -Preguntó Yuna al notarlo ligeramente melancólico.

-Sí...y se respira tanto que en realidad llega a apestar. -Kirito se cubrió la nariz. Yuna se molestó por ello.

-¡Vamos, que poco romántico eres, es por eso que la profesora Asuna me prefiere a mí! Yo soy una chica linda y divertida...en cuanto a ti, pues...

-Si supieras. -Sonrió él.

Eugeo caminaba desesperadamente por los pasillos, vigilaba a todo momento el no encontrarse con Alice. Al revisar su salón ¡bingo! Ella no se encontraba ahí, por lo que pasó como Pedro por su casa y dejó la carta en su banca.

El sobre era de color amarillo, representando su cabello. La letra era de color azul, representando sus ojos. El sobre era un color piel, representando su tez.

A él le gustaba algo el simbolismo y las metáforas, pero al ya haber cumplido su objetivo, emprendió la retirada, encontrándose con Alice en la puerta.

-¡Alice! -Farfulló el chico, sonrojándose y poniéndose nervioso.

-¿Eugeo? ¿Qué hacías en mi salón? -Preguntó ella con bastante curiosidad.

-Pu-pues sigo aquí, así que todavía estoy en tu salón.

-Siendo así ¿Qué haces en mi salón?

-Venía a recoger unos papeles de la profesora Asuna. -Al estar nervioso, Eugeo contestó lo primero que se le vino a la cabeza, ignorando todo hecho ajeno a la situación.

-¿Si sabias que la profesora Asuna no ha venido? -Alice lo miró con algo de gracia pero también de reto.

-L-la verdad es que... -Kirito pasaba frente a ambos. -¡¿Qué dices, colega?! ¡Ya voy para allá! -Eugeo se fue como bala, escapando al instante.

Alice se le quedó viendo raro, no era ya tan normal ese comportamiento. Ella pensaba que la pena había quedado atrás al ir a comer juntos.

Finalmente, entró a su salón, viendo la carta en su banca, por lo corrió hacía ella.

-Te dije que los tímidos son los más peligrosos. -Recriminó una de sus amigas.

-Silencio. Te apuesto a que aquí me confiesa que está enamorado de mí. Una confesión a la carta en el día de San Valentín, que romántico de su parte. -Alice puso la misma cara de enamorada que hacía Eugeo, sacando varios corazoncitos de todos lados.

Al abrir la carta, se percató de los detalles que tenía. El joven incluso dibujó un pequeño marco que constaba de un círculo y una línea ondulada, causando emoción en ella ya que eso le daba un tema más romántico a la hoja de papel.

Lamentablemente para ella...la carta solo engrandecía la amistad de ambos, recordando viejos momentos en que se conocieron, confesando que él espiaba sus discursos para poder verla en lo alto de una tarima, siendo tan linda como solía hacerlo. A pesar de ser un lindo detalle...Alice no pudo evitar quedar decepcionada del contenido de la misma, sintiendo como si le apretaran el corazón.

-Ahí está tu confesión... -Se burló su amiga. -Deberías buscarte algo mejor que...

Sin permitirle terminar de hablar, Alice se fue corriendo del salón al instante. La decepción la había llevado hasta las lágrimas...siendo la primera vez que lloraba por amor.

Yuuki la vio correr por los pasillos, encerrándose en un salón vacío. No explicaba sus lágrimas ¿acaso ella su enamorado se había conseguido pareja ese mismo día? Sólo Dios sabría la respuesta.

Sentándose en un rincón del salón vacío, Alice trataba de evitar llorar, eso era una buena señal de que Eugeo estaba enamorada de ella. No se sentía molesta con él por no tener el coraje de declarársele...pero ya se empezaba a considerar lo que su amiga le repetía y le repetía tantas veces: "los tímidos son los más peligrosos."

Ahora entendía la razón de eso. Eran peligrosos al poder lastimarle el corazón a una mujer debido a su falta de coraje e indecisión. Eugeo tenía coraje por todo lo que había logrado en su relación, pero era más importante tener decisión en lo que se hacía y en lo que se creía, eso la decepcionaba.

En la clase B, donde la primera clase era letras, muchos alumnos recibieron a Klein con bastante aprecio, dándole abrazos y pequeños regalos por ser un maestro comprensivo y bastante amistoso, ¡muy tonto por donde se le viera! Pero amistoso al final de todo.

-Bien, bien, antes de que me hagan llorar con sus cursilerías, comencemos la clase. -Ante la confesión de Klein, varios alumnos rieron y otros lanzaron un "awww" nunca pensaron ser el motivo de las lágrimas de Klein, quien se las limpiaba antes de que salieran. Estaba muy agradecido por aquel gesto tan lindo.

-Quien lo diría, ¿no crees colega? El profesor Klein llorando por unos regalos, la verdad es que la vida da giros tan inesperados. -Comentó Eugeo.

-Sí, la verdad es así es esto... -Respondió Kirito.

-Al diablo la clase, ¿saben que podría ser una mejor idea, chicos?

-¿Qué idea?

-¡Escribirle cartas a la profesora Asuna! Sólo espero que ninguno de los hombres, malditos perros rabiosos, le escriba una carta confesándole lo que siente, no sean ridículos. Y eso va para todos. -Dijo Klein viendo de reojo a Kirito. -Eso es algo que se debe decir en persona, no en cartas.

Yuna le dio el corazón a Eiji, quien lo aceptó bastante apenado ya que no tenía nada más que un pequeño pastelito de chocolate a su novia, quien de igual forma lo aceptó con mucho cariño, dándole un abrazo "de sanguijuela" al muchacho.

-Ahora para que te remuerda la conciencia le escribiré la mejor carta de todas a la profesora Asuna. Ay, tengo tanto que decirle. -Suspiró Yuna con todo el amor de su cuerpo.

-Eso es ser chantajista, ¿sabías eso? -Eiji puso una cara de inconformidad.

Todos escribían líneas y líneas románticas donde confesaban a Asuna todo el aprecio que le tenían, dándole sus mejores deseos de una pronta y saludable recuperación. Yuna utilizo tres hojas por ambos lados para desquitar toda una semana de no ver a su amada profesora, mientras que Kirito únicamente escribió un simple "Te quiero tres millones" vaya que era lo más original del mundo (nótese la ironía).

La que de igual forma ponía alma y amor en su carta era Yuuki, quien le comentaba, a grandes rasgos, que Asuna siempre podía contar con ella, que cada que tuviera una encrucijada, sería su fiel confidente y consejera, no teniendo problema alguno para ello.

Klein se puso a un lado de la banca de Kirito, analizando la hoja que tenía aquel mensaje tan corto. La revisó por ambos lados y no notó nada fuera de lo común.

-Esperaba más de...bueno, ya sabes a que me refiero. -Le manifestó Klein.

-Usted lo dijo, profesor "Eso es algo que se debe decir en persona, no en cartas".

-Aprendes rápido, Kirito. Quien diría que un viejo lobo de mar como yo podría serte de ayuda en tu cruzada amorosa...no obstante, te ves un poco pálido ¿estás bien?

-Perfectamente...debe ser el frío.

Yuuki y Eugeo de inmediato notaron que Kirito se encontraba algo mal, sudaba algo de la cara a pesar del frío que hacía, eso no era algo normal en lo absoluto.

Para la clase de educación física, el profesor de la misma también decidió darles un descanso. De igual modo tendrían una celebración por parte del Comité ¿Qué tenía de malo adelantarla un poco más?

Se encontraban en el salón, cada quien revisaba sus regalos para sus novias, pretendientes o incluso amantes. Pero Yuuki, con una enorme sonrisa, sacó dos manzaneadas acarameladas de su mochila. Eran grandes y redondas, brillaban como una pequeña estrella en la palma de la mano.

-¿Quién creen que se acordó de ustedes dos, par de torpes? -Preguntó Yuuki con una sonrisa al tiempo en que se ponía las manzanas en los ojos, algo así como si fueran éstos.

-Muchas gracias por el detalle. En realidad durante los dos años que llevábamos aquí nunca pensé recibir algo que viniera de ti. -Eugeo le dio un abrazo a Yuuki, naturalmente ella se lo regresó pero también le dio un beso en la mejilla, tendiéndole la manzana.

Kirito seguía viéndose mal, pese a ello, sonrió ampliamente y le dio un abrazo a Yuuki, la que también le besó la mejilla.

-Yo tampoco pensé que fuera a darles algo que viniera de mi corazón...la verdad es que ambos son de mis mejores amigos, sin pensarlo un solo segundo.

Yuna veía con celo y envidia los abrazos y besos que los muchachos recibían de su mejor amiga...entrecerrando los ojos con algo de molestia.

-¿Y por qué a mí no? -Susurró ella, siendo de igual modo audible para Yuuki a pesar de que se había esforzado por lo contrario.

-Celosita como siempre. -Yuuki sacó de su mochila dos pulseras que eran idénticas. -Siempre seremos mejores amigas, Yuna. -Ambas chicas se abrazaron por varios segundos, al final se pusieron la pulsera la una a otra, sacándoles una sonrisa a los chicos.

-Me da la impresión de que tu cara está regresando a su color natural, colega. Parece ser que únicamente estabas falto de amor.

-No es por despreciarlo, pero el amor de ustedes no es precisamente el que deseo.

-Perro malagradecido. -Yuna se le quedo viendo feo...quitándole la manzana que Yuuki le había dado. -No mereces los regalos.

-Cálmate Yuna, lo que se obsequia ya no se puede pedir de regreso. -Yuuki le dio nuevamente la manzana a Kirito, quien se percató que la de Eugeo era más grande.

-Oye, ¿Por qué a Eugeo le diste la más grande? Pensé que éramos amigos. -Bromeó.

-Las tomé al azar, sólo come y calla. -Contestó ella con una risita.

Alice ya estaba más tranquila después de llorar por casi veinte minutos debido a su decepción amorosa. Le había pedido a los presentes que la vieron llorar que no le dijeran nada a nadie. Prefería que Eugeo se mantuviera ignorante de lo sucedido, ya que eso no terminaría en nada bueno.

Eran dos razones: ¿Cómo reaccionario Eugeo al saber que hizo llorar sin querer a la chica que le gustara? Muy seguramente no se lo perdonaría ni el mismo. Y ¿Por qué Alice lloraría por el contenido de aquella carta? Esa pregunta desataba más y más preguntas, por lo cual, y para que Eugeo no tuviera tanta sospecha de lo que ella sentía, prefería no contárselo.

Una de las personas que no eran de su salón que la había visto llorar era Yuuki, pero Eugeo no se notaba triste ni deprimido, quizá Alice tenía problemas en su casa o algo que no fuera relación con LA fecha especial, por lo cual no dijo nada debido a que no era necesario en lo absoluto.

En la hora del receso, Eugeo tenía planeado platicar con Alice, ella no tenía ganas de eso, pero se hizo la pregunta ¿Por qué se lo negaría en LA fecha especial? No era correcto, y podía ser malinterpretado por el muchacho.

Eiji y Yuna pasaban nuevamente el receso solos, dejando a Yuuki y a Kirito en la misma mesa...viéndose frente a frente. Algo muy comprometedor.

-Todos se nos quedan viendo. -Masculló Kirito mientras comía de su arroz.

-¿Crees que ellos piensan que somos pareja? Que lo piensen, no tiene nada de malo por no somos amantes.

-Hablando de amantes, y no me vayas a malinterpretar pero...eres muy bonita como para solo haber recibido un regalo.

-Sí...quizá es porque no le hablo mucho a las personas. Sólo Dios ha de saber.

-Probablemente. -Misteriosamente, el arroz comenzó a saberle muy mal a Kirito, tanto así que comenzó a tener ahorcadas que trataba de disimular.

Al darse cuenta de que Kirito dejaba de comer, Yuuki lo vio de manera extrañada mientras él le sonreía y trataba de disimular sus ahorcadas.

-¿Te llenaste tan pronto? Pensé que ibas a pedir otro tazón.

-N-no es por nada en espe... -Kirito no soportó más y tuvo una muy fuerte ahorcada, por lo que se fue corriendo al baño.

-¡¿Kirito, estas bien?! -Yuuki lo siguió para tratar de ayudarlo si es que las cosas salían mal.

Y justo antes de que las cosas se pusieran feas, Kirito logró llegar al baño para "Cantar Oaxaca" puesto que de verdad su estómago estaba completamente revuelto. Lo hizo varias veces y de forma considerable.

Yuuki solo escuchaba con una cara de asco mientras sacaba algunas mentas que tenía en su bolsillo. Justo en el momento adecuado.

Al terminar, él jaló la palanca del escusado, que no había quedado tan manchado para suerte. Fue al lavabo, se enjuagó la boca varias veces mientras le daban unas ahorcadas más.

Salió con la cara completamente pálida, parecía más muerto que vivo en esa condición.

-Come...te harán bien. -Yuuki le ofreció las mentas, a lo que Kirito las tomó y las masticó, sintiendo como el aliento se le refrescaba.

-Gracias Yuuki, me hiciste un gran... -Kirito cayó al suelo, desmayado. Ella soltó un gritó de espanto, pidiendo ayuda a gritos.

El profesor Klein y Eugeo llegaron al instante seguidos de Alice y Yuna, quienes se alertaron al escuchar los gritos de Yuuki.

Klein tomó a Kirito en brazos y lo llevó hasta la enfermería, ya tenía mucho tiempo de no visitar ese lugar.

-Sea lo que haya tenido...ya salió. -Ironizó Klein al escuchar a Yuuki, quien le contó lo sucedido.

Todos se fueron a excepción de Yuuki, quien tomaba de la mano a Kirito en espera de su recuperación, viendo como su tono de piel se recuperaba de poco en poco. Lo que podía tener,  se fue muy a las malas.

Al revisar la chaqueta de Kirito para buscar algo que pudiera hacerlo despertar, Yuuki encontró la manzana acaramelada que le había regalado, sacándola de su envoltorio.

La pasó varias veces por la nariz del muchacho, dejando que su dulce aroma lo envolviera. Al olfatear aquel delicioso aroma a dulce y fruta, Kirito despertó casi al instante, sacándole una buena risa a Yuuki.

-Algo me dice que eres todo un glotón, te despierta el dulce.

-¿En dónde estamos? No me digas que en la enfermería.

-Para mala suerte de ti, así es. Estamos en la enfermería. Nos metiste un buen susto a todos, te desmayaste de la nada, el profesor Klein no te llevó al hospital ya que te notabas mal desde hacía unas horas, pensábamos que estabas enfermo o algo.

-Me gustaría que se preocuparan tanto como lo hacen con la profesora Asuna. -A Kirito se le abrieron los ojos y se levantó de golpe, tratando de salir de la cama.

-¡Oye, oye, tranquilízate, vaquero, todavía no estas recuperado! -Farfulló Yuuki tratando de detenerlo.

-¡¿Qué hora es?!

-Son las once, todavía no es hora de salir.

-¡Ay gracias al cielo! Vaya susto me di.

-¿Por qué o qué?

-Tengo algo importante que hacer saliendo de la escuela...esa puede ser la razón por la cual me desmayé. Sé que es complicado de decir pero no puedo dejarlo pasar.

-Tú sabrás que es eso que tienes. Come para que recuperes fuerzas. Si gustas puedes quedarte un poco más, de todos modos no tenemos clase.

-Quizá me quede un rato más... -Sonrió Kirito, contagiando a Yuuki.

Y justamente en la salida de la escuela, Eiji y Yuna, se despedían con un beso en los labios hasta que Yuuki los separó casi a la fuerza. Ella se estaba congelando por olvidar su chamarra pensando que no iba a hacer tanto frío.

-Odio mi vida. -Ella estornudó.

-Pero Dios se cobra las veces que no me dejas estar con Eiji...siendo hoy una de ellas.

En cuanto a Eugeo y Alice, ambos caminaban juntos, poniéndose los zapatos de exteriores mientras platicaban acerca de la fiesta que habían tenido para celebrar el día de San Valentín. Los dos bailaron un poco debido a que Eugeo no se animaba. No fue hasta que Eiji, apiadándose de él, lo tomó para bailar en parejas: él, Eugeo, Yuna y Alice. Al final se terminaron distanciando, dejando a esos dos bailar solos.

El frío arreciaba, quizá nevaría ese día, lo mejor era darse prisa.

-¿Pu-puedo acompañarte a tu casa? -Preguntó Eugeo.

-No...no creo que sea buena idea, quizá mis padres lo podrían malinterpretar si nos ven llegando juntos en un día como este.

-Los días son días, ¿Qué tendría de diferente este hoy del de ayer? Quizá nieve, quizá no, pero el cielo es del mismo color y hace el mismo frío.

-Eres muy elocuente, Eugeo. Está bien ya me convenciste, vayamos antes de que empiece a nevar.

Eugeo sonreía para sí mismo, tomando del brazo a Alice para que ninguno de los dos resbalara por la humedad del suelo...siendo un buen pretexto para estar juntitos y calientes.

Al pasar por donde charlaban Yuuki y Yuna, él notó de inmediato que la primera de las "Dos Y" estaba temblando de frío mientras la otra se burlaba, así que encaminó a Alice junto a ambas.

-Veo que no te la estás pasando bien. -Dijo Eugeo de forma irónica.

-Y veo que tú te la estás pasando de maravilla. -Regresó Yuuki con algo de desdén. -Si viniste a burlarte de mí ya puedes irte.

-Elemental, mi querida Yuuki. En realidad venía a ofrecerte esto. -Eugeo se quitó la chaqueta para ofrecérsela a su buena amiga.

-No puedo aceptarlo, ¿Qué hay de ti?

-No esta tan mal el frío para alguien deportivo y fuerte como yo. -Rió el muchacho. -Te regreso el favor que me hiciste aquella vez.

-Gracias...disfruta mucho la manzana que te di. Y ahora que te veo, Alice, quería darte algo. -Yuuki buscó en su mochila, dándole a ella un cuadro con la foto en donde se posaba el quinteto de amigos y los profesores Klein y Asuna. -Espero que te guste...

-Muchas gracias, que mal que no tengo nada que darte. Quizá ya no tengamos tanto contacto como antes pero...ten por seguro que tú, Yuna y Eugeo son mis mejores amigos.

-¿Me-mejor amigo? -Exclamó Eugeo, llevándose la mano al corazón.

-Uy, eso debió doler. -Las tres chicas se voltearon a ver y comenzaron a reír a carcajadas. Eugeo respiraba aceleradamente.

-Nos vemos mañana antes de que él se desmaye. Gracias por el regalo Yuuki, te daré algo cuando menos te des cuenta. -Dijo Alice al tiempo que se llevaba a Eugeo.

Al seguir caminando con Yuna, Yuuki olfateó la chaqueta de Eugeo, encontrándose con su olor. Se lo puso y con el calor residual del mismo, su cuerpo se calentó al instante.

Yuna la miró extrañada por hacer eso. Simplemente ignoró el hecho y siguió caminando.

A pesar de no tener mucha fuerza por el vómito y el desmayo sufridos, Kirito corría con toda su voluntad, no era exclusivo por la prisa de llegar a casa de Asuna...estaba comenzando a nevar, y se notaba la furia de los dioses antiguos sería liberada en una espesa capa blanca que cubriría toda la ciudad de Tokio.

Al abrir la puerta, el calor se notaba en toda la casa, pensando que haría un frío del quinto infierno. Pero no, se notaba que el calor provenía de la cocina. Deseando estar equivocado, Kirito empezó a correr hacía la misma para encontrarse con Asuna preparando la mesa.

-¡Por Dios, pensé que había quedado claro que no ibas a levantarte de la cama por nada del mundo! -Farfulló el chico mientras corría hacía ella, sentándola en una de las sillas.

-Tenía ganas de buena comida, no tus...cosas. -Rió ella.

-Asuna esto no es un juego ¿entiendes eso? No es un juego, debes de estar en cama para recuperarte. ¿Tomaste tu medicina?

-No me trates como a una niña ni como a una inútil, quizá ahora no tenga fuerza, pero cuando la tenga...

-¿Cuándo la tengas que? me preocupo por ti...y te traigo una sorpresa, no vayas a llorar mucho.

El día: indicado. La situación: perfecta. Sus esperanzas: elevadas. ¿Ya Kirito se le declararía? El chico sacó varios sobres y hojas de papel dobladas para dárselas a Asuna. Al ver los nombres de los destinatarios, se dio cuenta que no era algo de él.

No le sucedió como a Alice. Unas lágrimas querían salirle de los ojos, sí. Pero no eran de tristeza, todo lo contrario.

-Te extrañamos mucho en la academia, Asuna...por eso te digo que no te esfuerces mucho, no por tratarte como a una inútil...todos queremos que regreses pronto.

-¿Queremos? Eso me suena a manada.

-Sí, yo también lo quiero.

Las cartas fueron dejadas en la sala de la casa, se sirvió la mesa y la comida, siendo francesa nuevamente acompañada de una copa de vino tinto para Kirito y una copa de jugo de uva para Asuna, ella seguía sin poder tomar gota de alcohol.

Platicaron de temas variados, nunca tocando algo que tuviera que ver con LA fecha especial. Eran ellos dos y nada más.

Tras acabar la comida, Kirito recogió los platos a la vez que Asuna leía las cartas que le llegaban. Leyó con bastante expectativa la de Yuna, Yuuki, Alice y Eugeo, que quizá no eran las mejores, pero si las más significativas para ella.

Al leer las seis páginas de Yuna, muchas risas le escapaban de los labios por todas las ocurrencias de su alumna, siendo casi todas de ellas muy divertidas.

Finalizando con las cartas, los juegos de mesa se hicieron presentes como era de costumbre, habiendo risas por aquí y por allá. Todo se calló cuando el teléfono de casa sonaba.

Asuna trató de levantarse, Kirito se lo impidió tomándola de la mano, haciendo una seña de negación con su dedo.

-No te levantes, atiendo yo. -Kirito fue to tomó el teléfono diciendo "Bueno" en tonó burlón...pero la cosa se notaba sería. -Ah claro...enseguida la comunico con usted, profesor Klein.

Ayudándola a levantarse, Asuna llegó hasta el teléfono, poniendo la silla bajo el mismo para que no estuviera mucho tiempo levantada.

-Diga...

-Sí, profesora Asuna, quería comentarle que Kirito tuvo un desmayo hoy, lo mejor sería que él regresara a su casa para que tenga sus propios cuidados. No se preocupe por lo demás, yo iré a cuidarla apenas dejé de nevar, llegaré en helicóptero de ser necesario, pero llegaré.

-Gracias...profesor Klein. -Asuna colgó el teléfono, se notaba enojadísima con Kirito, incluso el rostro se le tornaba un poco rojo por lo molesta que estaba. -¿Un desmayo?...¿Por qué no me dijiste nada? No me hubiera molestado si no venías por cuestiones de salud.

-Pu-puedo explicarlo, no es tan serio como parece, lo que pasó fue...

-¡Si tú mismo te desgastas por cuidar de mi ¿entonces por qué me ayudas?! ¡Puedes terminar igual que yo, Kirito, eso es muy serio!

-Estás exagerando, si me dejas explicar...

-No estoy exagerando, idiota, te estoy diciendo la verdad. Yo no quiero que tú te sacrifiques por mí, nunca te lo pedí, no tienes por qué hacerlo. Contrataré a una enfermera y eso es todo.

-¿Me vas a dejar explicarme?

-No. Ahora vete. -Kirito no dijo nada, se quedó de pie frente a ella. Asuna se molestó aún más, levantándose de la silla. -¡Vete, si no lo haces ahora no te permitiré que entres de nuevo a la casa! Dame tu llave y vete.

-Asuna...estoy enamorado de ti.

Ante tal afirmación, los ojos se le abrieron a Asuna, su corazón se aceleró como nunca antes lo había hecho en todo lo que ambos llevaban de conocerse. Ella se llevó las manos a la boca, naturalmente se sentía muy sorprendía.

-Me enamoré desde la primera clase en que te vi...sufrí mucho pensando que me odiabas...me pregunté ¿Cómo puedo ganarme su corazón si no hace más que evitarme?

Asuna cayó sobre sus rodillas, alertando al joven, quien la sujetó de inmediato para ponerla de pie.

-Te amo... -Dijo ella en la obscuridad y frío de la misma, abrazando al muchacho con todo su corazón.

Ambos se miraron por algunos segundos, podían ver su reflejo en los ojos del otro, acercándose cada vez más sus labios a los de su contrario. Cuando estaban por besarse, Asuna puso la mejilla.

-¿Qué estamos haciendo?...no es correcto.

-¿Quien dijo que el amor no es correcto?

-Pero está mal...muy mal, Kirito.

-Al diablo con eso, yo sólo quiero amarte, Asuna. Siempre quise amarte desde que te vi por primera vez.

El recuerdo de cuando ella le corrigió la compostura al verse por primera vez. El regaño que le dio por el plumón. La vez que él descubrió sus curiosos gustos. Al desayunar juntos por primera vez. El estar bajo el mismo paraguas por culpa de las lluvias. Cuando ella lo cuidó después de que le dieran el golpe en el ojo. Esa ocasión que los simios le dieron una golpiza bajo sus órdenes. Su primera comida juntos en la casa. El baile para finalizar las elecciones. La vez que ella aceptó que él se le hacía atractivo. Los estudios que tenían juntos en la sombra de los cipreses. El cumpleaños veintitrés de ella y el regalo que él le obsequió aquel día. La primera vez que la vio bailar pareciéndole algo tan maravilloso a la vista. Las audiciones. Sus primeros ensayos. Las veces en que él la llevó de los brazos para socorrerla. La obra de teatro en el papel de novios. La ocasión en que él le tiró nieve en la espalda. El estar sin salida por las fuertes nevadas. Lo mucho que se esforzaron al escoger sus regalos de navidad. De todas las bofetadas que ella le dio. El dormir juntos y abrazados la noche de navidad. El cenar juntos en años nuevo. Cuando ella de desmayó frente a él. Esa carta donde él le confesaba su amor de una forma muy creativa. Lo mucho que se exaltó al descubrir los resultados de los estudios. Las primera veces que él la cuido. El canario que le había regalado...todo aquello hasta el momento del "Te amo" que estaban tan deseosos de decirse.

¿Y qué mejor fecha para hacerlo que en la tarde de San Valentín?

Ahora ambos sabían...que el amor es real, se puede sentir, esperar, tocar, alcanzar; puede pedirse, es saber, liberar, vivir y necesitar ser amado.

Ahora era Asuna quien marcaba el teléfono mientras Kirito le besaba las manos, con fervor.

-¿Sí? Profesor Klein, creo que ya no es necesario que venga, la verdad es que Kirito está perfectamente bien...me dijo que había vomitado varias veces en casa, la deshidratación fue lo que causó el desmayo...es lo que quería decirle, ya no es necesario que venga, mejor haga lo que resta de mis clases, porque van bien ¿verdad?...eso creí. Muchas gracias de todas maneras, profesor Klein.

Al ser colgado el teléfono, ambos se vieron a los ojos. Para desgracia de los dos, Kirito tenía que marcharse ya por cosas del tiempo, la nevada había parado, no tenían pretexto para que él se quedara.

-¿Y ahora qué?... -Preguntó.

-No puedo creer que te haya puesto tan nervioso el hecho de que te me fueras a confesar que eso provocó que vomitaras y te desmayaras. Casi diría que es patético.

-Pero tuve el valor y eso es lo que importa. Sigh, amantes...que duro suena.

-Lo sé, pero claramente no podemos ir caminando por la calle así como si nada, tampoco muestras de afecto o algo así...

-De igual forma no me arrepiento de enamorarme de ti, Asuna. ¿Por qué es tan difícil amarte? Sea como sea, me alegra como no tienes idea que ambos seamos algo, de forma confidencial, pero lo somos.

-Quizá pienso igual que tu...¿me llevas a mi cama? -Preguntó ella, adrede.

Kirito cargó a Asuna como si fuera la reina Isabel en persona, con mucho cuidado pero también con todo el amor que le tenía. Ella se sujetaba del cuello del chico con mucha fuerza, recargando su cabeza en el pecho del mismo, sintiendo los latidos de su corazón a la vez que cerraba los ojos.

-¿Por qué no nos conocimos después para no pasar por la etapa de amantes? La vida es tan injusta y dolorosa. -Se quejó Asuna con dolor en su alma.

-Si la injusticia y el dolor no existieran, ya no tendríamos que esperar para llegar al cielo.

-Touché...

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Se los dije, les dije que sucedería algo muy ( ͡° ͜ʖ ͡°) Quizá a muchos les molestó un poco que no hubiera beso, pero ya por lo menos estos dos son novios secretos ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Por cierto ¿Que les pareció la confesión? ¿Fue linda o algo meh? Ustedes díganme que piensan

Ay pobrecita de Alice, nada más las cosas no le salen bien con Eugeo ¿Se imaginan verla llorar en el anime? Yo siento que se me partiría el puto corazón de ver algo así :'v
Pero igual ahí van cultivando su amor, muy poquito a poco, que quizá sufrieron un fuerte descalabro, pero ¿las cosas se van quedar así?
Ahora que Kirito ya se le declaró a Asuna ¿Cuando Eugeo se le va a declarar a Alice?

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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