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Capítulo 28.-Complicaciones.

Con algo de sueño mientras caminaba a la estación de tren, Kirito soltaba un enorme bostezo. Los deberes cada vez lo consumían más, pero se mantenía de pie en plena lluvia torrencial que arreciaba cada vez más y más.

Durante los últimos días se encontraba ahorrando un poco de dinero para poder comprarle un regalo a Asuna y que no se sintiera tan sola mientras él no estaba. Pero era algo arriesgado ya que un regalo de ese tipo podía ser bastante comprometedor en aquella época del año, siendo muy delicado.

Eugeo se frotaba las manos mientras esperaba a su buen amigo, al verlo pensativo, la lanzó una bola de nieve a la cara. Mientras más pasaban los días, la nieve era más difícil de encontrarse en las calles.

-Oye colega, estas muy atontado hoy. Digo, más de lo normal, ¿Qué te pasa? -Preguntó él.

-Nada, he tenido que dormir un poco más tarde de lo normal. -Aquel "más tarde de lo normal" era en realidad casi dos horas y media de desvelo cada día.

En el tren, más de una vez Kirito casi cae de lleno al suelo por no sujetarse bien del tubo de seguridad. Eugeo tenía que sostenerse a sí mismo y a su buen amigo para que no se cayera. Dos estaciones antes de llegar a la academia, Eugeo lo arrojó en un lugar que ya estaba vacío, suspirando pesadamente.

Tenía que vigilar que no cayera al suelo, Kirito dormía profundamente y al ser escuchado el aviso de que ya faltaba un minuto para llegar a la estación de Adachi, Eugeo lo meneó violentamente para despertar a su viejo amigo.

-¡Vamos camarada, despierta, por un demonio! -Masculló él mientras agitaba el hombro de Kirito.

-Maldita sea...tengo mucho sueño. -Masculló.

Al bajar, el frío despertó ligeramente a Kirito, activándose su cerebro como para indicarle que el día no estaría muy pesado, algo que ya era mucha ganancia.

Dentro de la academia, Alice se sentía bastante emocionada de ese día. Ya deseaba salir de la misma a pesar de que las clases ni siquiera habían empezado.

Una de sus amigas la notó bastante emocionada, se notaba muy ansiosa. -¿Qué tienes, Alice? ¿Estás bien el día de hoy? -Le preguntó.

-Más o menos...lo que pasa es que hoy tendré una "cita" con Eugeo. -Respondió ella.

-¿Con Eugeo? ¿El tímido chico de la clase B? No sé qué le ven tú y las demás, es guapo y todo...pero demasiado tímido, como te dije.

-Es tierno...pero si es muy tímido. Nunca se ha atrevido a decir que me invita a tener una "cita", me da la impresión que piensa que puede llegarme a ofender si dice que tendré una cita con él.

-Y por eso Gabriel García Márquez decía "Los tímidos son los más peligrosos" detrás de esa "inocencia" se puede esconder alguien más, por eso no me da tanta confianza.

-Yuuki y Yuna confían mucho en él. Si ellas lo hacen ¿Por qué yo no? Lo conocen bastante más.

-Estar enamorada de un chico tímido no es tan sencillo, puede llegar alguien más "animado" y robarte el corazón, así que no te ilusiones mucho con Eugeo.

Alice se quedó pensativa mientras su amiga se iba. Se preguntaba dos cosas. La primera ¿Qué tanta razón podía tener ella respecto a que no se hiciera demasiadas ilusiones? Y segunda ¿Quién era Gabriel García Márquez?

En cuanto a la primera pregunta, y que era menester contestar en aquel instante, la verdad es que casi nadie le coqueteaba a Alice a pesar de ser bastante bonita. A lo mucho le hacían halagos o cosas parecidas, pero ella no tenía conocimiento de que alguien quisiera ser su novio. Lo mejor era no pensar en aquello, prefería estar enamorada de Eugeo, ya que él era un joven muy divertido a pesar de su gran timidez.

-No...seguramente está equivocada. -Pensó Alice refiriéndose a su amiga, así que mejor se puso a investigar quien era ese tal Gabriel.

Yuuki jugueteaba con su lápiz cuando vio a Kirito y a Eugeo entrar por la puerta. Se notaba a leguas que el primero de ellos estaba casi durmiéndose, así que con una sonrisa maliciosa, hizo un cono de papel con varias hojas de libreta y fue hasta el garrafón de agua del salón.

-Oye Kirito, ¿sabes quién es Ada?

-¿Ada? ¿Acaso es nueva en la escuela?

-No...es Ada, ¡la que te echa agua en la espalda! -No es necesario decir que el grito del muchacho llegó a oídos de Asuna, quien se encontraba como a quince kilómetros de distancia.

Su consuelo podía ser que ahora estaba completamente despierto...su desconsuelo era que Yuuki se reía al igual que Eugeo. Para él no resultaba nada divertido ser alertado de esa manera.

-Pinche vida...

Durante el receso, Eugeo y Alice fueron a comer...solos, sin nadie que los molestara. Eiji y Yuna también comían solos. Yuuki se encontraba en su soledad al tiempo en que Kirito hacía una llamada telefónica.

Si ella fuera un gato, definitivamente tendría las orejas caídas por lo triste que se sentía. Su mejor amiga estaba con su novio, sus dos amigos atendían sus propios asuntos y la profesora que consideraba tan cercana como una hermana no estaría en la academia por dos semanas y media más.

Esa era la razón por la que Yuuki revolvía su comida sin decir nada, estaba bastante triste por no tener con quien hablar.

-Sí, hoy no podré ir, tengo unas cosas que hacer...en todo caso llámame si necesitas de algo, no te preocupes por lo que esté haciendo...nos vemos mañana. -Finalizó Kirito mientras colgaba la llamada. -Eres todo un genio. -Sonrío para el mismo.

Al sentarse frente a Yuuki, naturalmente la vio muy triste...pero para romper esa tristeza, comenzó a robarle pedazos de su bollo de chocolate con tal de molestarla. Pero no funcionó para nada.

-Yuuki...Yuuki, ¿estás bien? -Preguntó Kirito mientras movía su mano frente a ella.

-Chi... -Respondió ella haciendo puchero.

-Tomaré eso como un no. ¿Qué tienes? ¿Es por qué Yuna come hoy con Eiji?

-Chi...

-¿Y es por que Eugeo está con Alice?

-No es sólo por que esté con ella. Es porque no tengo nadie con quien platicar.

Kirito entonces dio un suspiro muy pesado y se llevó la mano a los ojos, tallándoselos con algo de desesperación. -¿Y qué estás haciendo conmigo ahora mismo? -Preguntó con cierta ironía.

-Pero no solo es por eso. -Respondió Yuuki aun triste.

-¿Puedo preguntar por qué es?

-Mejor no lo hagas...

-Entiendo. Pero alégrate, la verdad es que tú eres mejor cuando estas alegre, tú siempre estas sonriendo, se puede decir que ese es un regalo que nos das a tus amigos todos los días, por favor no me lo quites. -Kirito tomó la mano de Yuuki, frotándola con confianza.

-Si no te conociera diría que me estas coqueteando. ¿Y cómo vas con la profesora Asuna? ¿Juegan al doctor y a la enfermita? -Preguntó ella con cierta malicia puesto que ya conocía la respuesta.

-¡Oye, si eso es alguna clase de juego sexual, claro que no lo hacemos! Y en cuanto a ello, ¿te digo algo pero no le dices a nadie?

Otra promesa de amor viniendo de la misma pareja. Era muy curioso para ella.

-Adelante, puedes hacerlo con confianza.

-El profesor Klein me dijo que le gusto a la profesora Asuna, ¡la verdad es que me sentí increíble al saberlo, no pensé que mis esfuerzos fueran en verdad a funcionar!

-Qué suerte la tuya. -Yuuki tenía el corazón tranquilo al saber que ambos estaban enamorados, solo hacía falta ese pequeño empujón que los convirtiera en pareja.

Ella no planeaba decir nada de lo que había escuchado en aquella tina de baño cuando se duchaba con Asuna. Tampoco planeaba contar el secreto de Kirito. Ella y el profesor Klein eran sus únicos confidentes, ni siquiera Eugeo lo sabía siendo el mejor amigo de Kirito.

JAJAJAJA el mejor romance del anime nació por una tina de baño 😂😂😂 ay las mujeres, son el segundo misterio más grande de la humanidad solo después de la creación misma :v

De igual modo, lo mejor era no contarle nada a Yuna por la seguridad de Kirito, ya que seguramente eso provocaría la furia de la bestia.

Al escuchar la noticia de que Kirito no iría a su casa ese día, Asuna se deprimió bastante. Para ella era muy aterrador el hecho de estar sola en su casa. No temía que aparecieran fantasmas o algo similar, temía a no tener a nadie con quien hablar, con quien compartir un momento de su día. Leer o ver la televisión no le bastaba para nada, quería estar acompañada de alguien, alguien que le pudiera decir cómo se encontraba el día allá afuera.

Ya podía ponerse de pie, pero no por mucho tiempo o empezaba a fatigarse. Pensaba en cómo hacerse algo de comer. Aún quedaban algunas croquetas de atún quemadas del día de ayer, hacerse unos huevos cocidos era una buena idea para completar su dieta, algo de ensalada y listo.

De todos modos eso no le preocupaba para nada, ella se las arreglaría como le fuera posible. No quería depender de nadie, quería cuidarse sola si le era posible.

La depresión era bastante que la hizo llorar. La única persona con la que compartía parte de su vida no estaba ahí presente, el joven alumno al que amaba no estaría ahí con ella en su soledad.

Recordaba la bofetada de navidad, en aquel momento quería estar sola y que nadie la molestara ya que creía que ese era su destino: la soledad. Al ver que se había equivocado bastante, pensó que lo mejor era estar con alguien.

-Y a ti, ¿no te gusta nadie? -Recordó aquella vez que le hizo esa pregunta.

-Es más grande que él. -Interrumpió Yuuki. Kirito no se inmutó, al contrario, asentó con la cabeza.

-Vaya que vas a tener que trabajar. No sé cuántos años sea más grande esa chica que te gusta pero las mujeres mayores no somos fáciles.

-Ninguna chica lo es, en realidad.

Y pensar que le estaba dando consejos al muchacho de como conquistar a esa mujer mayor que le había robado el corazón. Nunca pensó que se refería a ella misma, algo muy irónico.

Durante la salida de la escuela, Kirito le dijo a Eugeo que tenía que irse de urgencia a otro lugar que no era la estación de tren, así que se quedó solo, esperando a Alice para ir al restaurante de música en vivo...esperaba con su corazón que no fuera muy caro.

Yuuki lo vio solo nuevamente, así que aplicó lo mismo que la última vez que lo encontró así.

-Si aciertas quien soy, te daré un premio. -Dijo, fingiendo su voz.

-Eres Yuuki, ¿Cierto?

-Tramposo, ya sabías quien era porque nadie hace lo que yo.

-Cual fuera el caso, me debes un premio. -Sonrió Eugeo, victorioso.

-Y cual fuera el caso, eres un tramposo. -Yuuki sacó un pequeño chocolate de su mochila, dándoselo a Eugeo.

-Ohh...que lindo es. -El chocolate era de tipo bombón, el envoltorio era digno de reyes, de ahí la sorpresa del joven.

-Siempre traigo algunos chocolates porque me gusta mucho el dulce, pero me sobra uno que le doy a Yuna...aunque ahora se la pasó con Eiji casi todo el día. -Yuuki se notaba molesta. -Dejando eso de lado, la verdad es que no le entiendo a las clases de letras del profesor Klein, y tú siempre participas en su clase, ¿me podrías ayudar con la tarea que dejó para el lunes, Eugeo?

-Perdón Yuuki, pero ya tenía planes para hoy. -contestó él con algo de pena.

Yuuki entonces sonrió con algo de melancolía, llevándose ambas manos al corazón. -Kirito no está aquí contigo, vas a ir con Alice, ¿no es así?

-Sí, ya tenía algo de tiempo que no salía con ella, imagino que me veo algo emocionado, supongo.

-Siendo así... ¡arréglate la corbata, fájate esa camisa y levántate un poco más el pantalón ¿Qué crees que te dirían sus padres si miran que su hija sale con un vago?!

-Rayos, creo que no lo había pensado. -Eugeo hizo rápidamente lo que Yuuki le dijo. -Muchas gracias por el consejo, si quieres mañana podemos hacer la tarea en tu casa.

-No...le preguntaré a Yuna, tu céntrate en lo que tienes que hacer, gánate el corazón de ella, ¿sí?

Alice llegaba corriendo con algo de prisa. Se había retrasado por preguntarle varias cosas al profesor Klein para la clase de sociología.

-¡Eugeo, perdón por tardarme tanto! -Tanto él como Yuuki voltearon a ver a Alice.

-Ve por ella, tigre. -Pidió Yuuki dándole una palmada en el hombro al "tigre".

-Nos vemos el lunes, Yuuki. Gracias por lo que me dijiste. -Eugeo se fue corriendo con Alice, los cuales bajaron por la calle.

Yuuki sonrió una última vez, su corazón quería llorar por quedarse sola nuevamente, sin tener algún amigo con el cual reír mientras iba al ferrocarril...y por algo más.

En cuanto a la odisea de Kirito, él buscaba alguna tienda de mascotas. Seguramente su idea era algo mala, pero tenía que arriesgarse de todos modos, era eso o quedar como un baboso.

Buscaba y buscaba entre las jaulas para revisar que podía haber de bueno. En realidad quería llevarse todos los animales que hubiera, pero no podía. Al llegar a la sección de canarios, vio uno que le llamó la atención al instante.

-Creo que tu podrías ser el indicado, pequeño pajarito... -Susurró mientras miraba con atención al pequeño animal volador.

Ya tenía al canario, pero faltaba tomar el tren. Para su suerte no estaba tan llenó como cuando salía de la escuela. De eso ya tendría una media hora. Caminaba afuera de su casa, viéndola como si nada mientras seguía su camino.

Su plan era bueno, pero no contaba con que Asuna fuera a llorar un buen tiempo al pensar que se quedaría sola aquel día. Era curioso pensar cómo es que ella y Yuuki tuvieron el mismo fatídico día, salvo que a Asuna le pasaría algo mejor.

Al escuchar la puerta de su casa ser abierta, se alarmó al instante. Nadie tenía la llave además de Kirito. Buscó entre todas sus cosas y vio que a su alcance se encontraba su paraguas, así que se situó tras la puerta, esperando al desgraciado ladrón.

Antes de entrar al cuarto, Kirito dejó la jaula del pajarito en el suelo, se acomodó la corbata, y se dispuso a abrir la puerta...en donde Asuna lo esperaba con el paraguas.

Cuando el muchacho entró, Asuna no lo pensó dos veces y le soltó un golpe en las costillas con la agarradera del paraguas, al verlo en el suelo, le dio otro golpe en la espalda.

-¡Pero que putas madres te sucede! -Farfulló Kirito al tiempo que se giraba para ver a Asuna a la cara.

-¡¿Ki-Kirito?!

-Dios...menos mal no tienes mucha fuerza todavía o me hubieras roto un hueso.

La cara se le puso roja a Asuna por la vergüenza...pero también por el enojo.

-¡Eres un idiota, casi haces que me dé un infarto, pensé que eras un ladrón, me dijiste que no vendrías a mi casa el día de hoy!

-Ok...tengo que reconocer que ese fue falló mío. -Confesó él mientras se levantaba. -Quería darte una sorpresa...pero creo que no fue como lo esperaba.

-¡Idiota, idiota, idiota!

-Deja eso y vamos a acostarte, no es bueno que te enojes de esa manera. -Kirito la tomó de las manos para acostarla en su cama nuevamente.

-¡Ni tampoco que me asuste de esa manera, eres un desconsiderado, ya mejor vete si solo llegaste para hacer estupideces!

-Cálmate, respira hondo, ¿Qué tal si hacemos yoga para que te tranquilices?

-Mejor vete a hacer el graciosito a otra parte, eres un desconsiderado. -Asuna se cruzó de brazos y le desvió la mirada al muchacho.

-Okey, okey. Entiendo, entiendo, pero yo sólo quería darte una sorpresa y un pequeño regalo.

-Bien...pero te bajaré un punto en las materias que te imparto por darme un susto así, además de un reporte. -Masculló ella sin dirigirle la mirada.

-Sigh...supongo que lo tengo merecido. En cualquiera de los casos...te gustará el regalo que tengo preparado para ti. -Kirito regresó a la puerta, tomando la jaula que estaba cubierta por una manta.

Asuna miraba expectativamente aquello que no se dejaba ver, al ser retirada la manta, un lindo canario japonés de color negro, blanco y naranja voló de aquí para allá. Era muy regordete, pero bastante lindo en ese sentido.

-Abajo dejé las semillas que la señora de la tienda me dio. Son para una semana así que estará bien.

La jaula terminó en la mesa de noche. Asuna miraba asombrada a el pequeño canario, quien tenía los ojos pequeños pero muy graciosos. Estaba encantada con el regalo, pero seguía molesta con el muchacho.

-Supongo que es para que me acompañe mientras tú no estás. -Sonrió ella.

-Puedes llamarlo Kirito y entonces nunca saldré de la casa. -El chico regresó la sonrisa.

-Ni en un millón de años, tengo suficiente contigo, pequeño malandro. -Asuna se levantó para darle un abrazo a Kirito, quien obsequió el mismo gesto.

Ninguno de los dos se quería separar, deseaban estar así para toda la vida. No obstante, Asuna comenzó a cansarse, retirándose del abrazo más por obligación que por gusto.

-Sabía que te gustaría. -Kirito tomó una silla y la colocó a un lado de la cama, tomando a Asuna de la mano. -¿Qué nombre le pondrás?

-Esa es una buena pregunta...¿es macho o hembra?

-La verdad no tengo idea.

-Su nombre provisional será Yuna. -Kirito puso un gesto de desagrado al escuchar eso. -Ya tengo suficiente de ti y tus ocurrencias, pero de ella no.

-Te entiendo a la perfección. Pero al darme cuenta que me estas corriendo, mejor me voy por donde vine ¿te gustaría?

-No lo sé...si me das una razón más podría correrte a patadas aunque me falta la fuerza.

Ambos miraron al canario, quien se movía graciosamente de un lado para otro en la jaula. Se le notaba muy agitado, así como los deseos de ambos de que ese momento durara un poco más.

-Iré a hacerte algo de comer, disfrutaremos de la comida juntos y después...después podré irme con gusto.

-Trata de no quemar la cocina. -Pidió ella con una sonrisa.

-Lo bueno que no será la de mi madre. -También rió el muchacho.

Al mandar al demonio el recetario, Kirito veía videos de cocina para darse una idea. Tenía las manos lavadas y algo de harina en la mesa. Rompió unas hierbas aromáticas y lo revolvió todo. Cocinaba filete de res a la sartén, nada le podía salir mal a menos que la vida de plano lo odiara, por suerte para los estómagos de él y de Asuna, todo estuvo perfectamente.

Caminaba con una bandeja por las escaleras para llevar la comida. Asuna leía el libro que la entretenía antes de la llegada del muchacho, así que grande fue su alegría al momento en que lo vio parado en el umbral de la puerta.

-¿Quemaste la cocina? -Preguntó ella burlonamente.

-No. Tampoco quemé la comida, que eso es lo más importante. -Ambos rieron para comer en la cama. -Se supone que esto vendría bien con un vino tinto...pero no puedes beber si estas tomando el medicamento o los suplementos, así que lo dejaremos para después.

-Lamentablemente...pero lo que importa ahora es comer. Bon Appetit, Kirito.

-Bon Appetit, Asuna.

Los tortolitos de Alice y Eugeo caminaban por las concurridas calles de Tokio en busca del restaurante de la música en vivo. La cartera de Eugeo se encontraba agradecida con la vida ya que le alcanzaba perfectamente, incluso un poco de dinero sobraría para dejar una buena propina.

El lugar se encontraba en el tercer piso de un edificio, así que tuvieron que entrar, tomando el elevador en una tienda de autoservicio. No se escuchaba nada de música, quizá se daban un descanso o algo por el estilo.

Pero no, la música en vivo era a partir de las ocho...eran las tres.

-Ahora me siento tan estúpido. -Eugeo se encontraba muy apenado, enjuagándose los labios una y otra vez. -¿Crees que mañana tus padres te dejen venir tan tarde?

-Está bien, Eugeo, está bien. Podemos platicar simplemente. -Alice lo tomó de las manos. -Ahora que lo pienso, ¿Cómo hubiéramos platicado con tanto ruido? Me hubiera molestado más por eso que por otra cosa.

El joven se sonrojó al sentir las manos frías de Alice. Aun las ventiscas y corrientes de aire frío corrían por toda la ciudad. Su rostro se calentaba poco en poco, al igual que sus manos, las cuales empezaban a sudar.

Rápidamente separó sus manos de las de Alice, no quería que ella se diera cuenta. Únicamente se secó las palmas de forma disimulada.

-Bu-buen punto. ¿Acaso eres de las que ve lo bueno en lo malo? -Preguntó Eugeo secándose las manos una vez más.

-No tanto así...uso la lógica para tener soluciones a los problemas. Respecto a tu pregunta...dudo mucho que mis padres me den permiso para mañana, a duras penas aceptaron dejarme venir hoy. -Respondió Alice con una pequeña sonrisa al tiempo en que se arreglaba los mechones de cabello que se le desacomodaban por el viento.

-¿Ti-tienes frío? Mejor pasemos de una vez, yo me estoy congelando. -A Eugeo le dio un escalofrío, frotándose las manos.

Ella soltó una pequeña risita, tomando del brazo al joven para que ambos entraran al restaurant a pesar de no haber música en vivo como se tenía previsto.

Al entrar, Alice notó que todos los detalles de la ropa de Eugeo se encontraban perfectamente alineados, haciéndosele algo curioso ya que ella notaba casi siempre que la corbata se encontraba mal puesta, siendo algo que no le importaba mucho, pero se daba cuenta.

El cuello de la camisa también tenía algo de diferente, así que ella dudó de que Eugeo se hubiera dado cuenta de sus errores tan comunes.

-¿Qué te dijo Yuuki antes de venir? -Alice sospechaba de Yuuki era la confidente que le había arreglado esos asuntos al muchacho.

-Me pidió ayuda para la tarea de letras...al final le va a decir a Yuna por que vive más cerca de su casa que de la mía.

-Ya veo... -Alice se quedó pensativa un segundo, cuestionándose varias cosas. -¿Ya sabes que la academia ira a unas olimpiadas de las preparatorias de la ciudad?

-Algo así me dijo Eiji hace dos días, las selecciones comienzan el próximo martes, tendré tiempo para entrenar.

-Así se habla, demuéstrales quien es el mejor. Me di cuenta que eres buen atleta, así que pon en alto el nombre de la academia.

-Alice... ¡claro que lo haré, no te voy a fallar, haré que el idiota de Eiji se ahogue en su propio ego!

-Lógralo...no te pido nada más.

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Ella es... ¡tan hermosa! Lo malo que que no sale en la historia 😢
Aquí Eugeo se pareció como a Klein...las cosas con Alice le salieron terribles 😂😂 lo malo de ser alumno de Klein es que se te pega la mala suerte :v
Y hoy 30 de septiembre es cumpleaños de Asuna, fue una casualidad que hoy se publicara capítulo, de igual forma celebremos a nuestra castaña favorita u.u
El viernes, el viernes se vendrá lo más grande de todo, spoiler, el capítulo tendrá que ver con San Valentin ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Nos vemos hasta entonces

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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