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Capítulo 27.-Demasiados deberes

Al tener que regresar a la escuela más que a la fuerza que por voluntad, Kirito hacía todo más rápido que antes, dándose prisa a donde quiera que fuera.

Las tareas dejadas en los días sin ir las terminó en la escuela, en su mayoría. Eugeo y Yuna se preocupaban bastante, ya que él no había dormido casi la noche anterior, siendo eso evidenciado por las ojeras que tenía.

-Oye colega, relájate. Vas a terminar igual que la profesora. –Tranquilizó Eugeo.

-No puedo, colega. Tengo que cuidarla mientras ella contrata a una enfermera, tengo que hacer los deberes de mi casa, los de la escuela...mi vida será muy caótica estas tres semanas.

-¿Pero por qué lo haces? ¿Ella te lo pidió? –Cuestionó Yuna.

-¿Por qué crees que lo hago?...aunque seguramente la respuesta te ha de desagradar mucho, ¿no es así?

-Lamentablemente para ti, Kirito.

Klein llegaba corriendo, se le había desprogramado la alarma del celular, por lo que no logró despertar a tiempo. Suerte que el director no se había percatado de ello.

Ahora tenía que dar clase de historia y de letras, no olvidándose de su amada sociología. Para historia tenía suerte ya que era una ciencia auxiliar de su materia clave...el problema era letras, en donde Asuna le mandaba las lecciones para esas tres semanas que tendría en incapacidad.

Y ahora mismo le tocaba letras, no habiendo leído la lección para tratar de comprenderla...así que estaba cómo un alumno más. O no, quizá un alumno tendría menos dudas y problemas con eso.

-Hem...¿alguien sabe que es el proverbio? –Preguntó, haciendo que la clase perdiera la esperanza.

-Ya reprobamos este parcial.

-Extraño las clases de la profesora Asuna.

-Yo extraño a la profesora Asuna. –Lamentó Yuna.

-¡Muy bien, mocosos, ya verán que puedo ser un muy buen profesor, así tengan poca fe en mi pero lo seré!

-Estamos acabados...

En las entre clases, como era día en que Yuna y Eiji se la pasaban juntos, Yuuki se sentó junto a Eugeo, quien la veía con cierta vergüenza desde lo ocurrido la tarde anterior.

Le preguntaba como iban las cosas con Alice, que debía seguir siempre adelante y que jamás se diera por vencido, sonriéndole en todo momento. Al final, eran los consejos de una buena amiga.

Algunos consejos en forma de notas terminaron en la libreta de Eugeo. La letra de Yuuki con ese lapicero rosa era muy detallada y precisa, pero sus kanjis eran bastantes rectos, cosa que a él le impresionaba bastante.

Cuando ella escribió "Te amo" en las notas, a Eugeo se le aceleró el corazón, pero Yuuki rápidamente Corrigió a "Decirle de manera indirecta te amo".

-¿Y cómo se logra eso?...

-Tú sabes, dándole algún detalle, una rosa inventado que es un día especial en quien sabe qué país, ponte a investigar. –Yuuki le golpeó ligeramente la cabeza con un libro.

-¿Por qué me ayudas tanto así de repente? No despreció lo que haces por mí, de hecho te lo agradezco, ¿pero por qué?

-Bueno...me doy cuenta que las personas que me rodean tiene pareja: Yuna y Eiji, Kirito y la profesora, tú y Alice. Traté de impedir la relación de mi mejor amiga, ¡quiero redimir lo que hice subsanando tu relación con Alice!

-Hum...tiene sentido, ¡muchas gracias por tu ayuda, Yuuki!

-No hay de qué. –Yuuki le guiñó el ojo y le levantó el pulgar.

En la clase de educación física, tocaba voleibol, por lo que Yuuki jugaba con los hombres por lo buena que era en aquel deporte, dejando incluso en ridículo a Eugene.

Eran cinco contra ella, pero les daba una muy aguerrida batalla, costando mucho trabajo hacerle aunque fuera un punto.

Yuna le enseñaba a jugar a Eiji. A él se le podían dar todos los deportes menos el voleibol.

-¿Disfrutas de la clase, Eiji? –Se burló Eugeo mientras hacía puntos en su juego.

-Claro que la disfruto, compañero. –Sonrió Eiji de manera hipócrita, ya que en el fondo deseaba ganarle una vez en su guerra de "hombría" a Eugeo.

Por el lado de Kirito, estaba en las gradas haciendo la tarea de sociología de la clase pasada a la cual no asistió. Eugeo lo miró de manera triste ya que no podía jugar con él.

-¡Piensa rápido! –Yuuki le arrojó el balón en el pecho, sacándole el aire, corriendo para auxiliarlo. –Debiste pensar un poco más rápido.

-Carajo...

-Y ya está. –Cuando Kirito se levantó para jugar al haber acabado la tarea...también lo hizo la clase. –Merde.

Por suerte, ya se podía considerar que se encontraba al corriente de todos los deberes de su escuela, aunque le hubiera costado casi la noche entera.

Para ir a casa de Asuna, salió volando como un rayo hacia la estación de tren, dejando a Eugeo solo, en la entrada de la escuela.

Alice llegó y lo tomó del hombro, haciéndolo sentir un ligero alivio. –¿Por qué tan solo? –Le preguntó.

-Es mi amigo...desde el accidente ya no es el mismo, se puede decir que eso lo "afecto".

-¿Para bien o para mal?

-Quizá para ambas...pero es difícil saberlo si no paso tiempo con él.

-Eso suena a algo que se diría de una pareja.

Eugeo se ruborizó ligeramente, riendo de manera apenada. -¡S-sé que suena raro, pero es verdad, no es como que Kirito y yo tengamos una relación mayor a la amistad!

Alice soltó una buena risa, tomando de la mano a Eugeo, a quien el corazón se le encogió debido a lo maravillado que se sentía.

-¡Ya lo sabía, te lo dije para molestar solamente! –Siguió riendo ella.

-Tch, al menos lo sabías. –A Eugeo se le contagió la risa, apretando un poco la mano de Alice sin ser suficiente para lastimarla o hacerla sentir incomoda.

En cuanto a Kirito, él ya iba corriendo por la calle que lo llevaba a su casa, encontrándose a su madre en el jardín mientras barría la nieve del mismo.

-¿A dónde vas? –Le preguntó.

-¡Son cosas de la escuela, llegaré a las seis! –Le gritó el muchacho sin detenerse.

-Bueno...al menos me alegra saber que se dedica a la escuela.

Aquello se podría considerar como "una mentira a medias" puesto que sí, efectivamente el muchacho trataría un tema relacionado con su escuela...pero no precisamente con los estudios de preparatoria.

Tenía en su mochila un domino y un poco de jerez robado de la cantina de casa que tenía su madre. Era lo necesario para pasar una tarde en la cual el aburrimiento no existiría. De igual modo llevaba un cable auxiliar para conectarlo a una bocina, en donde se podía escuchar música para animar el ambiente de la fría casa de Asuna, la cual la pasaba bastante pésimo cuando no tenía compañía.

Al ser "médico" de Asuna, Kirito tenía una copia de la llave de su casa, al final ya era alguien de mucha confianza para ella, así que no tenía problema alguno en saber que alguien ajeno a su familia tenía ese acceso a su casa.

Siempre, y con el pretexto de preparar el té, Kirito se marchaba unos minutos de la habitación de Asuna, revisando todos los botes de basura de la casa para revisar si encontraba algún cigarro o cajetilla para reclamarle de inmediato.

Si quería que Asuna mejorara, naturalmente tenía que eliminar la causa del problema: su tabaquismo. Esa sería la causa de su enfermedad y de incluso otras causas que la llevaron a la misma, además de la sobrecarga de trabajo.

Por suerte para ambos que no había encontrado nada raro.

Asuna, al tener que estar en cama y en reposo, no podía cocinar, lamentablemente eso también afectaba a Kirito, quien disfrutaba como si fuera banquete de rey cada que se sentaba a comer en  mesa, mientras ambos reían.

-¿Qué es lo que quieres para comer? –Le preguntó Kirito.

-La comida francesa será muy avanzada para ti, así que te lo dejaré en algo fácil: croquetas de atún. –Respondió Asuna con una sonrisa retadora.

-Ni que fuera cosa de otro mundo. Está bien, haré lo que me pides...pero ten un poco de paciencia, no suelo cocinar muy a menudo.

Con todo lo que había en la alacena, era difícil encontrar las latas de atún, un poco de queso rallado no estaría mal para rellenarlas. Tenía en mente hacer mil cosas...pero cuando derramó el aceite en el sartén, lo dejó calentándose de más, pensando que la estufa eléctrica no calentaba tanto como la de gas.

La ciega confianza lo hizo pecar de manera terrible, quemando las croquetas al estar bien fritas.

Eso sí, el arroz le quedo bien...en el aspecto. Pero de sabor se encontraba muy desabrido y, por si fuera poco, también se le quemaron las semillas de sésamo que utilizó para adornar el plato.

Se encontraba muy avergonzado al ver la reacción de Asuna, quien tenía los ojos abiertos como platos al tener enfrente aquella atrocidad que si por poco no cobraba viva.

-Esto...en todo caso, gracias por haberlo hecho para mí. –Al probar el arroz, se dio cuenta que no estaba tan mal, únicamente el sazón y las semillas quemadas le restaban puntos, pero era cuestión de práctica.

-S-si no quieres comer las croquetas está bien...lo entendería perfectamente. Ni siquiera a mí se me antojan, si te soy sincero.

-No te mentiré, se ve horrible y apuesto que me matará si lo pruebo...no obstante, es la primera vez que alguien cocina para mí, por ello es especial. Si es que sabe mal, al menos nos quedará un gracioso recuerdo.

-Asuna...

Cuando ella probó las croquetas, efectivamente sabían a rayos. Pero les terminó tomando regustillo...si es que agregaba mucho, pero mucho cátsup, que era lo que le quitaba el sabor a quemado.

Y al terminarlas, Asuna dejó el plato en la mesa de noche. Cerró los ojos y empezó a hacer un gesto de negación.

-Sabía peor que el excremento, ¡si quieres ser mi cuidador deberás aprender a cocinar o si no te despediré!

-Dos cosas...Primera ¿Cómo me vas a despedir si no estoy contratado?

-Puedo contratarte y despedirte al instante.

-Touché. Y segunda, ¿Cómo sabes que lo que cocine sabe peor que el excremento? ¡¿No será que ya lo probaste?!

-¡No seas animal! Claramente es una metáfora, pero seguramente lo que cocinaste tiene un sabor similar a "eso".

Asuna se cruzó de brazos e infló las mejillas, cerrando los ojos y mirando para otro lado. Al final soltó una risa, contagiándosela a Kirito.

El problema que sucedía después de lavar los trastes que quedaron y de recoger lo suyo en la cocina, era algo que le causaba mucha pena. Fue al cuarto de Asuna con su bata de baño en la mano y una barra de jabón en la otra.

-E-es hora de tu baño. –Le dijo, con un rubor en las mejillas.

-Está bien, déjame... -Cuando trató de levantarse de la cama, Asuna cayó sobre sus rodillas de inmediato.

-¡Espera, espera, espera, todavía no te puedes poner de pie!

-No creo poder omitir mi ducha un día más...me siento muy incómoda.

-Si pero no puedes ponerte de pie sin ayuda...sólo nos queda la opción de bañarnos juntos.

Ella se alertó de inmediato, empujando a Kirito lejos de sí.

-¡¿Estas tonto o que te pasa?! ¡Está bien que cuides de mí pero ni creas que me veras desnuda! –Farfulló Asuna tapándose los pechos.

-¡Só-sólo era una opción nada más, no estaba insistiendo!

-¡Pues piensa en otra opción, genio!

Kirito se llevó la mano a la barbilla, pensando. Tenía la solución adecuada. Media hora después de eso, él le abría la puerta de la casa a Yuuki, quien tenía en sus manos su toalla de baño.

-Hola Kirito. –Sonrió ella.

-Pasa, pasa. Te está esperando.

-Me alegra poder verla después de tantos días, la extrañaba mucho. –Dijo Yuuki.

-La profesora también te extraña, se emocionó bastante al escuchar que venías para acá.

Yuuki fue conducida al cuarto de Asuna, en donde al abrirse la puerta, ella estaba acostada en la cama, con una sonrisa en sus labios.

-Hola Yuuki...¿cómo te ha ido?

-Profesora Asuna... -Los ojos se le cristalizaron a la chica al ver nuevamente a su profesora favorita, abrazándola con cuidado mientras ambas cerraban los ojos.

-Dejaré a las señoritas a sus anchas. No se molesten en decirme que no espié, no lo haría nunca.

En la tina de baño con las sales aromáticas puestas, ambas sintieron pena de verse desnudas, pero comprendían que era por necesidad más que por gusto. Yuuki tallaba suavemente la espalda de Asuna, ella tenía una toalla en la cabeza y ocupaba casi todo el espacio de la tina para poder relajarse.

-Le pedí a Kirito que también invitara a Yuna, pero prefirió no hacerlo. Me doy cuenta que fue lo correcto. –Dijo Yuuki.

-Sí...definitivamente fue lo correcto.

Profesora y Alumna se encontraban exhortas en aquel relajante lugar, únicamente se tensó ligeramente la atmosfera cuando Yuuki tuvo cierta pregunta.

-¿Qué siente que Kirito sea su cuidador cuando a usted se le hace guapo? ¿No ha pensado en hacer ciertas "cositas" con él? –La pregunta vino acompañada con una sonrisa de mala leche.

-¡Cla-claro que no pensaba nada raro! Simplemente no es...Yuuki, ¿puedo confesarte algo? Eres muy importante para mí.

-Hum...a decir verdad, yo te considero algo así como mi hermana mayor, Asuna. Nos llevamos muy bien para ser simplemente alumna y profesora.

-Yuuki que lindas palabras...entonces que sea un secreto de hermanas. –Las dos mujeres hicieron una promesa por el dedo meñique, siendo para ellas algo irrompible. –Por favor no le digas a nadie, ni siquiera a Yuna.

-Cuéntemelo...su secreto estará a salvo conmigo.

-Sigh...estoy enamorada de Kirito. -Yuuki abrió los ojos como platos y dejó de tallar la espalda de Asuna al escuchar eso. Simplemente no se lo podía creer. –Y eso no es todo...él está enamorado de mí.

-Ay Diosito Santo...nunca lo creí capaz de enamorarla.

-¿Cómo? ¿Ya sabias que Kirito estaba enamorado de mí?

-Eugeo me lo dijo el primer día, ¿Por qué cree que en el baile le quitamos a Yuna de encima para ambos bailaran juntos? Pero nunca creí que en verdad lo lograra.

Yuuki dejó que Asuna se lavara sus partes íntimas, pero consecuentemente siguió con sus brazos y cuello.

Al finalizar el bañó, también le ayudó a secarse gran parte del cuerpo, admirando la belleza de su profesora...y comparando el hecho de que Asuna era una rosa hecha y derecha, y ella una flor que apenas abría sus primeros pétalos.

-¿A ti te gusta alguien, Yuuki? –Preguntó Asuna.

-¿A mí? –Yuuki se llevó la mano al corazón, poniéndose ligeramente triste. –A mí no me gusta nadie, profesora.

-Ya llegará el hombre indicado a tu vida.

-O quizá ya lo hizo pero no sé si pueda ser él.

-Esa es una fuerte posibilidad.

Kirito veía el futbol americano comiendo algunas semillas que encontró en la alacena de la cocina. Las dos chicas caminaban hasta la sala, secándose el cabello con la toalla y ya vestidas.

-¿Qué tal la ducha? Se tardaron bastante más de lo que pensé. –Comentó.

-Fue mejor que y menos incomoda de haber sido contigo. –Dijo Asuna mientras se sentaba a ver el partido. Ella no entendía un carajo, pero era mejor que seguir acostada en la cama.

-Kirito...

-¿Hum?

-Cuida mucho de ella, por favor. –Yuuki fue a la habitación de Asuna para tomar sus cosas, dejando solos a aquellos dos tortolitos que sin duda se la pasaban bastante bien.

En realidad su "relación" podía considerar más como la de un padre con su hija por la forma en que el muchacho cuidaba de ella. Sin embargo, ambos tenían un secreto que le se querían contar.

Ella lo admiraba, sentado en el sofá y bostezando ligeramente. Se notaba bastante cansado y los ojos se le cerraban de poco en poco. Y eso fue lo que pasó, Kirito se quedó profundamente dormido sin poder saber qué equipo era el ganador del partido.

Su sueño era algo que no recordaría al despertar, sólo recordaría una pequeña sensación que le hizo sentir una calidez en su corazón, encendiendo las chispas de la pasión en lo más hondo de su alma.

Asuna se había acercado a él, su cuerpo estaba muy débil pero su corazón se lo pedía a gritos y ella no pensaba negarse una vez más a sus deseos.

Vio el rostro de Kirito, se encontraba completamente dormido. Eso no era lo importante, lo que ella tomaba en cuenta eran sus labios, se encontraban ahí, tan vulnerables, podía hacerlos suyos y de nadie más, pero ese sería su primer beso, el de ambos y no quería despertarlo como si él fuera un Bello Durmiente.

Nuevamente, controlándose a sí misma, siendo tan complicado como controlar el furioso azote de las olas en la mar, Asuna simplemente le besó le mejilla, muy cerquita de la comisura de los labios. Insatisfecha con ello, ahora le beso la frente de forma suave, separándose al instante por si al muchacho se le ocurría despertar en aquel momento que se tornaría tan inoportuno e incómodo.

Se regresó a su sillón, tomando con delicadeza una almohada, arrogándosela a la cabeza al muchacho, para poder despertarlo.

-¿Hem?... –Kirito salió de su letargo, abriendo los ojos ligeramente.

-T-te estas durmiendo...¿Qu-quieres quedarte esta noche? –Preguntó ella.

-No lo sé...le dije a mi madre que... -El chico tomó su celular para ver la hora, agitándosele la respiración. -¡Maldita sea, ya casi dan las ocho, me va a matar!

Levantándose rápidamente del sofá, Kirito fue corriendo al cuarto de Asuna para recoger el desastre que había quedado de los juegos y las cartas, dejándolos en el cajón de noche.

A ella se le partía el corazón, quería quedarse a dormir con Kirito...pero no tenía en mente nada que no fuera simplemente dormir abrazados.

Ya sabía lo evidente, pero de igual forma no se declararía al instante, eso sería muy arriesgado y lo mejor era seguir añejando ese amor que todavía no estaba lo suficiente maduro. Ya que si, el amor es como el vino, mientras más dure sin beberse, es mejor.

-Vendré mañana en cuanto pueda, no olvides llamarme si necesitas algo, ¿de acuerdo? –Preguntó.

-Claro...claro que lo haré. –Aseguró ella.

-Nos vemos mañana, espero. –Kirito se acercó a Asuna y se despidió de beso, ella lo abrazó unos segundos, algo que sorprendió mucho al joven. –Ha-hasta mañana.

-No faltes...

Eugeo mensajeaba con Alice preguntando cosas de la academia y de que hacían en aquel momento. Él veía videos variados mientras que ella terminaba la tarea, en su salón le habían dejado bastante.

Como mañana era viernes, revisaban que podían hacer ese día a la salida de la escuela. Alice tenía tiempo y además no tenía planes con sus amigas. El clavo había sido acertado, pero faltaba ponerse de acuerdo.

Irían a escuchar J-pop ya que a ambos les gustaba bastante esa música, y era la moda ¿Cómo rechazar algo así? Seguramente se la pasarían bastante divertido, por lo que Eugeo se encontraba bastante ansioso de lo que pudiera pasar.

Eran las dos de la mañana y Asuna dormía plácidamente, sin preocupaciones y sin problema alguno. Quien estaba preocupado y con problemas era Kirito, puesto que estaba bebiendo café y haciendo la tarea que le faltaba.

Daba gracias a Dios de que sólo le faltaban cinco minutos más para acabar. Lo que por otro lado le jodía: tenía que levantarse a las siete. Menos de cinco horas de sueño, ¿ya que se le iba a hacer? Ese podía ser el costo de tener que cuidar de Asuna.

Costo que estaba dispuesto a pagar hasta el último yen, sin pensárselo ni siquiera una vez.

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Ay que bonito, sobre todo el Eugeo que le da un besito <3

Pues bien, y así es como Kirito Hacks locos se vuelve enfermero de medio tiempo :v vaya que pudo llegar el beso mientras él dormía...pero no fue así xd

Espero que se hayan dado cuenta de cierta trama que parece estar surgiendo muy sorpresivamente, ojalá sea así
Nos vemos en una semana

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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