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capítulo 20.-Guerra en la nieve

Diciembre, época de nieve, frío y abrigos calientes para cobijarse durante todo el día.

Era un día jueves,  los alumnos tendrían la última clase de la semana con la profesora Asuna, así que Yuuki pondría manos en acción.

Ella había tenido la genial idea de organizar algo entre ellos para divertirse un rato en la nieve que caía durante esos días. No es sorpresa para nadie que ella y Yuna tuvieran alma de niña, así que pensaban divertirse al máximo con la nieve del invierno.

Iban corriendo por los pasillos, llegando a los casilleros para dejar sus abrigos en los mismos, tomando una libreta que prácticamente era una "libreta de ideas" que podía hacer durante su reunión en la nieve.

Tenían anotados infinidad de lugares en donde podían reunirse para el festejo, aunque escogerían uno o dos para verse, siempre y cuando estuvieran cerca.

-¿Invitamos al profesor Klein? –Preguntó Yuna.

-Sí, mientras más mejor. –Respondió Yuuki, tomándola de la mano para seguir corriendo.

Eiji estaba mirando con cierto recelo a Yuuki a sabiendas de que Yuna no tenía "preferencias" en cuanto a sus gustos se refería, así que eso lo tenía ligeramente celoso.

El profesor Klein iba llegando con una bufanda y guantes de color rojo con bordes blancos, además de un pequeño gorro estilo ruso.

Cuando las dos chicas se le pararon en frente, él simplemente las saludó de lo más normal y con bastante cordialidad. Se encontraba dispuesto a retirarse cuando Yuuki lo tomó del brazo.

-Aguarde un segundo. –Le ordenó ella, entre risas.

-Señorita Yuuki, sueltamente. Me está poniendo nervioso. –Respondió Klein con cierto temor.

-Quería saber si usted vendría con los que hicimos la obra de teatro a una pequeña "salida extraescolar de recreación".

-Hum, vaya nombrecito le pusieron. No sé qué sea, pero si ustedes dos la organizan seguramente iré.

-¡Sí! –Ambas amigas se abrazaron. -¡Iremos a jugar en la nieve! –Anunció Yuuki.

-¿Eh? Bueno, hace como siete años que dejé de hacerlo, ¿Qué tiene de malo volver a sentirme como de su edad?

Todo listo con Klein, las "Dos Y" fueron ahora al salón de Alice, con quien habían entablado una mediana amistad desde el cumpleaños de Asuna. Que por cierto, a ella también le tenían que decir.

Alice aceptó con todo el gusto del mundo, solo faltaban sus dos buenos amigos y todo estaría listo.

Justamente estaban llegando, bostezando y sin ningún rastro de alegría en su rostro. Eiji seguía espiando a Yuna, ya que él no había sido invitado todavía.

Estaba en esa etapa de "negación", pensando en su cabeza que era cuestión de tiempo para ser invitado, que no debía mal pensar y que Yuna solo estaba dándoles preferencia a sus amigas y amigos porque a él no lo había visto.

Sin embargo, estaba su lado celoso, aquel que le decía que Yuna no lo iba a invitar, y que aunque le preguntara le negaría todo sin importar las pruebas que tuviera.

En fin, Eiji estaba una especie de "debate moral y de conciencia" en espera de lo que fuera a suceder.

Los dos muchachos que recién estaban entrando, aceptaron con todo el gusto del mundo...menos uno de ellos, ya que tenía sus ligeras dudas.

-¿Y va a ir Alice? –Preguntó Eugeo con sospecha.

-Fue la primera en confirmar. –Respondió Yuuki con la misma sospecha.

-Excelente... -Eugeo se devolvió con Kirito, quien solamente se dio un manotazo en la frente.

Ya sólo faltaban Asuna y Eiji. En la perspectiva del cuarteto, nadie lo había visto, debido a que estaba escondido, espiando a Yuna y los demás miembros de aquel curioso grupo de amigos.

Si analizáramos a cada uno de ellos, uno se podría dar cuenta...que juntos serían todo un caos, como una bola de vidrio roto en la boca siendo bajada por la garganta bastante a la fuerza, así de caótico sería el asunto.

En cuanto se escucharan los tacones de Asuna al caminar, el cuarteto (o quinteto, si es que Alice se les unía), iría corriendo hacia ella para hacerle la invitación.

No tenía razón de decirles que "no". De hecho, era bastante conveniente ya que tras desayunar podrían ir ella y Kirito al punto de encuentro, que faltaba ser definido.

Estaban entre algún enorme parque de la ciudad o en una simple plaza cercana a la escuela, en el barrio Adachi.

Justamente cuando Eiji se encontraba retirándose al salón, curiosamente Yuuki preguntó por él.

-¿Crees que haya venido? –Le preguntó.

-No me dijo que iba a faltar...de todos modos hoy es uno de los días que paso con él así que no hay problema. –Tranquilizó Yuna.

Al ser escuchados los tacones de Asuna, el cuarteto justamente corrió para dar con ella al instante. Alice dejó de platicar con sus amigas y también se había unido para formar al buen quinteto de amigos.

Interceptaron a Asuna en un pasillo, rodeándola los cinco, a lo que ella solo puso una cara de que esa conducta le extrañaba.

-¡Profesora Asuna, tenemos que decirle algo! –Farfullaron los cinco al momento.

-Ok...tomen todo mi dinero pero no les pienso subir calificación. –Sentenció ella.

-¡No es eso, queremos invitarla a algo especial! –Comentó Alice.

-¡Si, le va a encantar, se lo apuesto! –Añadió Yuna.

Yuuki se acercó un paso más a Asuna y la tomó de las manos, sonriéndole. –Queremos que venga con nosotros, Eiji y el profesor Klein a jugar el sábado en la nieve.

Ella se quedó sin saber que decir, no esperaba en lo absoluto una respuesta como esa. Ella ya era una mujer de veintitrés años, ¿Cómo podría jugar en la nieve a esa edad? Sin embargo, las dudas se fueron cuando vio a Kirito guiñándole el ojo, como diciéndole: "recuerde que ahora puede ser lo que hace diez años no".

Las tres chicas le estaban rogando con los ojos que les dijera que si, por lo que no pudo con ninguna de esas caritas de perrito.

-Está bien, si voy. ¿El sábado, dijiste? –Los ojos de las tres chicas se iluminaron y en sus rostros una sonrisa se esbozó ante la afirmación de Asuna.

Ya para cuando llegó el día sábado, Kirito se despedía de Suguha, ya que ambos se había levando al tiempo.

Esta vez el chico no podía levantarse tarde, tenía que ir a desayunar con Asuna, que iba a ser más temprano para poder lograr llegar a tiempo a donde las habían citado: el parque Asukayama en el barrio de Adachi.

Sin duda ese era el mejor que podían haber escogido para ir a jugar esa mañana, ya que no existía un parque más lindo, (además de Ueno) que hubiera por la zona de la escuela.

Eugeo iba a pasar por Alice en vista de que Kirito iría con Asuna antes, aunque él le mencionó que estaría ocupado una parte de la mañana.

Yuuki y Yuna llegarían junto con Eiji; él iba a pasar por ellas.

El muchacho caminaba por la calle, la cual estaba ligeramente cubierta de nueve, con sus orejeras de color gris, su chamarra y chaleco del mismo color, además de una camisa de lana blanca.

Estaba tomando café en un termo, eso lo mantendría despierto por haber madrugado, aunque sin duda alguna todo valdría la pena.

Asuna se estaba arreglando rápidamente, ese día no se maquillaría ya que no le convenía. Seguramente las bolas de nieve le borrarían todo el esfuerzo, aunque solo hizo un ligero "trabajo" con su maquillaje.

Kirito tocó el timbre de la puerta, recogiendo un poco de nieve del pequeño jardincillo de la casa, para ponerse a un lado de la puerta, unos pasos para atrás.

Al instante, Asuna abrió la puerta, a lo que Kirito arrogó la bola de nieve, golpeándola en el hombro. Ella lo vio con una cara de enojo entre tanto el joven se reía. Le iba a dar guerra, por lo que también le arrogó una bola de nieve en la cara.

-Eso te pasa por llevado. –Asuna soltó una risita, a lo que Kirito torció los ojos.

-¿La señorita esta lista o me dejará esperando más tiempo? –Otra bola de nieve terminó en la cara de Kirito.

-Déjame ir por una bufanda nada más. –Asuna le arrogó las llaves de auto. –Ve encendiendo el auto, ¿crees poder hacerlo?

-Si el motor se quema no será mi culpa.

-Hum, que gracioso. –Respondió ella, con ironía.

Eugeo caminaba a casa de Alice, reconociendo las calles, tratando de recordar cual era la correcta y cual casa se le hacía ligeramente parecida.

La última vez que fue a casa de Alice era cuando se ayudaban a hacer el ensayo, por lo que esos recuerdos no estaban precisamente frescos que digamos.

Se veía un poco rellenito con su gruesa chamarra azul marino, además de su bufanda que era gruesa, bastante más que la de Asuna. Estaba revisando con la cámara frontal de su celular que todo estuviera en orden, revisándose si tenía algo en los dientes, si estaba despeinado: si algo en su ropa estaba desalineado.

Sopló en su guante para poder oler si le apestaba el aliento, sacando bastante humo en el proceso; pero no había nada de raro en su aliento. Todo estaba perfectamente perfecto, que era como él quería definir a una situación que no podría tener fallos.

Al visualizar la casa de Alice, celebró su primera victoria del día: había acertado la dirección a pesar de no tener muy clara la idea de donde quedaba la casa de su "amorcillo".

Al tocar el timbre, una chica muy parecida a Alice le abrió la puerta, era su hermana.

-¿Tu eres el novio de mi hermana? –Preguntó la chica.

-¡¿Eh?!

-Creo que eso es un sí. –La chica entró ligeramente a la casa. -¡Hermana, ya llegó tu novio!

Eugeo estaba un poco ruborizado, le apenaba el hecho de que la familia de Alice pensara que él era su novio...si quería, pero todavía no lo era.

-¡Ya te dije que no es mi novio, es solo un amigo! –Farfulló Alice desde dentro de la casa.

-Uy, eso debió dolerte. –Le dijo su hermana.

El padre de Alice salió junto con ella, diciéndole que la quería de regreso en casa antes de las dos y que él tenía que estar con ella.

Fue algo incómodo para el muchacho tener que escuchar las instrucciones tan detalladas que tenía para una simple salida al parque cercano de la academia.

Alice se molestó un poco ya que no había necesidad de tanto formalismo ni nada por el estilo, pero de todas formas prometía que Eugeo iba a cumplir las órdenes al pie de la letra.

Siendo pues las ocho de la mañana con treinta minutos, ambos se dirigieron a la academia, que era el punto de partida. Todos estarían ahí a las nueve en punto, por lo que tendrían unos diez o quince minutos en espera de que los demás llegaran. Algo que para Eugeo era como un regalo caído del cielo.

Retornemos a las siete de la mañana, Yuuki estaba levantándose de su cama con toda la actitud del universo en su cuerpo y en su ánimo, se encontraba lista para un sábado espectacular, colocándose su abrigo de color morado, su bufanda roja y sus guantes blancos.

Eiji de igual manera se levantaba al instante que Yuuki, solo que él no estaba lleno de vida y emoción; estaba con ganas de quedarse dormido otra vez, pero tendría que ir o de lo contrario Yuna lo iba a matar, ahorcándolo.

Yuna, por su parte, estaba bostezando como leona, igual que cuando Kirito entró a su casa a tratar de matarla.

Tomó una taza de café bien cargado y se puso su ropa de invierno, que era de color rojo con gris, una muy parecida a la que Asuna tenía puesta, aunque ninguna de las dos sabía de ello. Era una casualidad verdadera.

Klein se despertaba cayéndose de la cama, poniendo un gesto de sorpresa, para levantarse con un pujido de dolor que sería repetido al estirarse.

Él también se tomó una taza bien cargada de café, apurándose para encender su auto y desayunar. Se estaba peinando como todos los días, finalizando al lavarse los dientes y después ir a la escuela, en donde era el último que llegaría.

Los dos autos servirían para llevar a todos al parque Asukayama, que aunque no estaba muy lejos, serviría para que no retrasarse ni un solo momento.

Asuna y Kirito estaban por llegar, él simplemente la miró, sonriendo. -¿Lista para recuperar lo que te quitaron? –Preguntó el muchacho.

-Creo que he estado lista desde que los conocí...que bueno que lo hice.

Alice y Eugeo platicaban animadamente, riendo y soltando algún que otro comentario de lo que se venía. Ambos esperaban que fuera una mañana sumamente divertida, algo que los dejaría encantados y con muchas ganas de repetirlo en alguna otra ocasión.

Al ver llegar el auto blanco de la profesora, interrumpieron su plática, saludando a los dos pasajeros que iban ahí. A lo lejos se escuchaba una pequeña discusión que sostenían Yuna y Eiji, debido a que el último estaba quejándose de no haber traído suficiente ropa, pensando que no haría tanto frío.

-¡Eres igual que Napoleón y que Hitler, pensando que no va a hacer tanto frío! –Regañó ella.

-¡Bueno, es normal, de todas formas se me va a quitar pronto, no tienes por qué enojarte! –se defendió él.

-Y ahí están esos dos peleando otra vez. –Masculló Kirito.

Yuuki tambien iba llegando, solo que ella desde arriba de la calle, apresurándose para calmar los ánimos entre los novios, aunque Asuna se le adelantó.

-Ustedes dos, mejor cálmense antes que me enojé yo.

-Ups, perdón. –Yuna usó su abrigo para taparse el rostro ya que se estaba sonrojando.

Al ver que Yuna venía vestida casi igual, Asuna le sonrió. –Parece que alguien tiene los mismos gustos que yo.

Yuna fue y abrazó a Asuna, sacándoles un gesto de desagrado a Kirito y a Eiji, quienes tenían que ver cómo es que Yuna le daba un enorme beso en la mejilla a la profesora.

Mientras Yuuki y Alice le ayudaban a quitarle a Yuna de encima, Klein llegó haciendo sonar el claxon de su auto, bajando la ventana.

-¿Nos vamos ya?

Acomodarse no fue muy difícil, las chicas irían en el auto de la profesora Asuna y los chicos en el del profesor Klein.

Naturalmente las chicas le cuestionario nuevamente a Asuna si Kirito aún se le hacía atractivo, a lo que Alice se sorprendió bastante; ella no tenía conocimiento de eso.

Cuando le preguntaron, Asuna se desvió un poco del carril, casi provocando un accidente, sonrojándose bastante.

-¡Prefiero no hablar de ello, pero aun lo considero atractivo!

-Profesora. –Dejó escapar Alice, quien era la más sorprendida.

En el auto del profesor Klein, él estaba tomando café de su termo, escuchando rock de los 80s, que era su música favorita.

-Esto es genial...y díganme muchachos, ¿alguno de ustedes tiene novia aparte de Eiji?

-No...pero ambos estamos en proceso. –Confesó Eugeo.

-Entiendo...¿Quién ya tuvo su primera vez? –Los tres muchachos se pusieron muy incomodos ante la pregunta, abriendo los ojos como platos. –Digo, no lo preguntó por qué me interese, simplemente quiero darles algunos consejos para que no arruinen su vida.

-Esto...al menos yo y Yuna no hemos tenido esos "acercamientos". –Confesó Eiji.

-No, yo tampoco. Siempre he estado enamorado de Alice. –Añadió Eugeo, a lo que todos miraron a Kirito.

-Sigh, ni siquiera he tenido novia... -Suspiró.

-Ja, puñetas. –Se burló Klein, riéndose un poco. –Consideren que deben de hacerlo a su tiempo, no busquen apresurar las cosas. Supongamos, no se sienten listos para hacerlo, ¡entonces no lo hagan, es sentido común!

-Gracias por el consejo, profesor. –Comentó Eiji, quien era el que podía sacarle más provecho a los consejos.

Al llegar, los más muchachos bajaron con mucha incomodidad. En el auto blanco, la única que sentía incomodidad era Asuna, debido a que todo el camino la estuvieron interrogando sobre su vida amorosa, algo que la tenía ya bastante cansada.

Yuuki hizo una bola de nieve y se la arrogó a Klein en la espalda, puesto que era la persona que se veía más sería, aunque en el fondo estaba riéndose.

El parque Asukayama, famoso por lo que ofrece. Mala suerte que ahora mismo las sakuras estaban sin una sola hoja por cosa del invierno.

El lago estaba congelado, no se podía patinar en él aunque daban muchísimas ganas. Las escaleras, barandales y caminos de piedra se encontraban completamente llenos de nieve.

Era como estar en Rusia, que no quedaba muy lejos a decir verdad. Incluso los juegos estaban llenos de nieve.

Yuna no quería, pero su instinto de niña pequeña se lo pedía a gritos. Vio un barandal lleno de nieve, ella había visto en muchas películas que si ponía su lengua se le iba a quedar pegada, algo que le daba mucha curiosidad.

Cuando estaba por hacerlo, Yuuki y Eiji se lo impidieron, negando con la cabeza.

Eugeo y Alice iban hasta atrás, observando como el elefante de plástico y el castillo de juegos se encontraban cubiertos de nieve.

-¿Crees que sea buena idea ir a los columpios? –Preguntó Alice.

-Yo digo que sí, ¡chicos, ¿Qué tal si vamos a los columpios?! –Gritó él.

-¡Hecho! –Respondió Klein.

Cuando el grupo se dio la vuelta, Kirito aprovecho y tomó un poco de nieve, sonriendo maliciosamente. Caminó hacía Asuna y le metió el montón de nieve en la espalda. El choque de temperatura entre la nieve helada y su piel caliente...la hicieron soltar un grito que se escuchó hasta la academia...al igual que la bofetada que le soltó a Kirito.

Para que la bofetada fuera una como Dios manda, Asuna incluso se había quitado el guante derecho, provocando un tronar más fuerte.

Al llegar a los columpios, en el semblante se le notaba lo irritada y molesta que se encontraba. Kirito se tallaba la marca de la mano que la bofetada le había dejado.

Yuuki se acercó a Kirito, y entre risas le dijo: "Eso te pasa por patán". Luego le guiñó un ojo y soltó una última risita.

-No le encuentro lo chistoso, Yuuki. –Respondió el muchacho.

Yuna y Eiji iban tomados de las manos con dirección a los columpios, ella se sentó en uno de ellos, no sin antes sacudirle la nieve para después sentarse en él.

Eiji se paró detrás de ella, le dio un beso en la mejilla y entre risas comenzó a empujar el columpio para que los juegos comenzaran. Yuuki continuó arrogándole una bola de nieve en la cara a Klein, tumbándolo en el suelo.

Él simplemente empezó a hacer un ángel de nieve. –De niño siempre me gustó hacer esto. Sigh, vaya recuerdos.

-¡Y ahí va una grande! –Eugeo continuó el juego a Yuuki, arrogándole una bola de nieve a Kirito en la cabeza, llenándosela de blanco.

-¡Óyeme cabrón! –Kirito empezó a hacer una bola de nieve, Eugeo corrió hacia el castillo de cemento, proclamándolo cómo suyo.

-Supongamos que soy Estados Unidos tratando de quedarme con algunas de tus islas, ¿Qué piensas hacer, Kirito? –Sonrió él.

-¡Aplicar la guerrilla de los vietnamitas, comente esto, perdedor! –Kirito arrogó la bola, la cual casi le da a Eugeo.

-¿Vietnamitas?... –El profesor Klein se levantó de hacer el ángel de nieve para ponerse serio, recordando algo.

-Profesor, ¿se encuentra bien?

-La verdad es que yo estuve en Vietnam...lo recuerdo perfectamente: napalm, gritos, disparos; artillería, el sonido de las aspas de los helicópteros apaches.

-¿De qué demonios está hablando? –Cuestionó Kirito.

-Lo recuerdo bien. Sábado 29 de septiembre de mil novecientos setenta. Estábamos en la jungla, todo el pelotón se encontraba bajo mi mando, ¡teníamos ordenes de quedarnos en el maldito río, mis hombres me suplicaron que los sacara de ahí, pero no hice caso, me gané una maldita medalla por eso, pero casi todo mi pelotón murió! ¡¿entiendes, mocoso, entiendes?!

-Vamos, profesor, por favor suélteme. –Klein había tomado de los hombros a Kirito para agitarlo violentamente. –Además eso es de una película.

-¿Enserio?

-Sí, y además era de la Segunda Guerra, creo que estaban en Saipán, no en Vietnam.

-Demonios... -Otra bola de nieve cayó en la cara de Klein, pero esta vez había sido lanzada por Asuna, quien estaba cansada de la conversación.

El grupo estaba caminando en la calzada, estaba nevando, por lo que el barandal de madera se encontraba cubierto de nieve, además de sus cabezas.

Las pisadas se quedaban marcadas en la nieve bajo sus zapatos o botas, aún quedaba bastante tramo por recorrer.

Se veían los edificios a lo lejos, los árboles sin hojas y el parque completamente pintado de blanco; por último estaba el lago congelado, al que Yuuki quería ir, aún quedaba bastante de camino, por lo que al bajar de la calzada lo harían sin problemas.

Claramente no se podían meter a "patinar" en el lago ya que la capa de hielo que la cubría era muy fina y el riego de romperse era muy alto.

Aun así se era bastante lindo ver el agua congelada desde esa altura, en donde las corrientes de aire se hacían más enormes y pesadas.

Eiji y Yuna iban abrazados como pollitos para protegerse del frío, Eugeo miraba de reojo a Alice en espera de que le pidiera lo mismo; a Yuuki le había dado igual y se había pegado al profesor Klein, quien se cubría con la bufanda de la joven.

Solo quedaban Kirito y Asuna. Ella aún seguía bastante molesta por la bromita que el chico le había jugado, pero también pasaba bastante frío. Simplemente le quitó sus orejeras sin preguntar y se las puso.

-¿Discúlpame? -A pesar de la respuesta, Asuna miró a otro lado, orgullosa, sin dar respuesta. –Mejor quítame toda la ropa.

Al voltear, Asuna tenía el enojo en su estado más puro en su semblante. Enojo que le atravesó el alma a Kirito, quien de inmediato se volteó para otro lado debido a lo amenazante de esa mirada.

Unos pasos después, Kirito tomó coraje y le quitó sus orejeras a Asuna.

-¡Oye, ¿Qué te pasa?! –Farfulló ella.

-Nada, son mis orejeras. –Ironizó él.

-¿Tuyas? Querrás decir nuestras. –Asuna se las volvió a quitar. -¿No te acuerdas que en nuestro primer desayuno en el restaurante me dijiste que todo lo tuyo era mío?

-Ah, ¿aun recuerdas nuestro primer desayuno? Qué lindo detalle. La verdad es que hoy tenía planeado que fuéramos a comer a un lugar bastante lindo que conozco y que queda cerca de aquí.

Yuna alcanzó a escuchar lo que Kirito dijo, por lo que se detuvo y al momento de tenerlo en frente.

-Hola Yu... -Ella tomó a Kirito del cuello de la chamarra y lo arrogó por el barandal, tirándolo varios metros hacia abajo.

-¡A ver si eso te enseña a no desayunar con la profesora Asuna! –Farfulló Yuna mientras veía como Kirito caía sobre un montón de nieve.

-¡Estoy bien, sólo tengo un poco de nieve dentro de la ropa!

Asuna y Klein fueron corriendo para ayudar a Kirito, quien se lograba poner de pie arrastrándose sobre la nieve, sacudiéndose un poco.

Era una suerte que esa capa estuviera bastante gruesa o de lo contrario el chico se hubiera dado un buen golpe. No es necesario decir que Eiji y Yuuki se molestaron bastante con Yuna por ese comportamiento.

Kirito se estaba muriendo de frío, así que Asuna le dio su bufanda para que se cubriera con ella, calentándose a los pocos segundos con el calor que había quedado del cuerpo de Asuna.

Bajaron de regreso hasta el lago, en donde Yuuki estaba fascinada, por lo que arrogó una piedrecita que atravesó la fina capa de hielo.

-Rayos, si hubiera metido un pie ahora mismo se me estaría congelado. –Mencionó ella.

-Por algo está prohibido patinar aquí, ya será en otra ocasión. –Contestó Alice.

Kirito y Asuna estaban platicando a unos metros de los demás, estaban viendo el lago y los enormes rascacielos que se encontraban a lo lejos, a pesar de que se miraban cerca.

-La verdad es que prefiero bastante más la primavera, se me hace una época tan hermosa del año. –Dijo él.

-Sin duda. –Asuna se agachó y formó una pequeña bola de nieve para lanzársela a Kirito, desde el suelo.

-¿No te bastó con que me llenara de nieve hace rato?

-Sinceramente...no, creo que no. –Sonrió ella.

-Sigh, ¿Qué le vamos a hacer?

Yuuki arrogó otra piedrecita más al lago, la cual resbaló algunos centímetros al no poder romper el hielo, sólo lo agrietó notoriamente.

Eiji se acercó a ambos, tomando a Kirito de un hombro. –Lamentó lo que pasó hacer rato, ya sabes cómo es ella.

-Lo entiendo perfectamente...sólo espero que no me termine matando un día de estos.

-¡Oigan, vengan para una foto! –Klein se quitó uno de sus guantes y sacó su celular. -¡Rápido, se me está congelando la maldita mano!

-¡Ya vamos, profesor! –Los jóvenes y la profesora se reunieron, posando para una selfie a un lado del lago, todos sonriendo o abrazándose.

Un segundo antes de que la foto fuera capturada, Kirito tomó de la cintura a Asuna, poniendo su mejilla sobre la cabeza de ella, como si fueran novios.

Asuna lo miró con las mejillas infladas, alzando su mano ligeramente para darle una bofetada por ser así de atrevido, pero algo en lo más hondo de su alma subió hasta la superficie de su corazón y entonces prefirió no hacerlo; lo dejaría pasar esa y alguna que otra ocasión...

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Quizá piensen que este capítulo fue relleno, en parte sí y no, ya que aquí empieza la parte de la historia dónde es invierno, abarcando incluso casi todo el siguiente volumen, por ello esta transición es importante xd
Ay el amor entre Kirito y Asuna, de igual manera entre Eugeo y Alice, la verdad me dio mucha risa cuando Selka se burla de Eugeo cuando Alice lo niega 😂😂😂 me mamé :v
Nos vemos en una semana

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes

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