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Capítulo 19.-Un gran estreno.

Habían dos problemas para los que presentarían la obra de teatro: estudiar para los exámenes y seguir ensayando la obra.

Era una labor espartana en todos los sentidos, ya que los temarios de los exámenes venían bastante pesados por los temas que se habían repasado en todo el tiempo que se llevaba de clases.

Durante cerca de mes y medio, en ese tiempo se vieron bastantes cosas, justo eso coincidía con la llegada de las bajas en las temperaturas, lo que complicaba bastante más la labor de estudio.

Mientras Kirito caminaba por los pasillos, miraba que todos se encontraban sumamente preocupados, estudiando como locos para pasar el examen que valía la mitad de la calificación del parcial.

En el salón las cosas no eran diferentes, todos seguían corriendo y corriendo por los rincones del aula, tratando de entender aunque fuera lo más mínimo de la clase de letras, que había estado complicada en más de un sentido.

Kirito había aceptado que no entendía en un carajo después de algunas horas de tratar de estudiar, renunciando a que podría pasar el examen. Aun así, no permitió que la derrota le ganara, tenía que dar el mínimo esfuerzo para que las cosas salieran bien.

Justamente así fue, sacó su libreta y le dio una repasada al temario de estudio, que no entendió ni en lo más mínimo.

-¡¿Tu sabes que es esto?! -Farfulló una de las chicas.

-¡No, pensé que tu si lo sabías!

-¡Maldición, estamos acabadas!

Cuando los tacones de Asuna sonaron cerca del salón, eso era señal de que el juicio final estaba por suceder. Solamente a Kirito no se le heló la sangre al escuchar ese sonido, al contrario, se emocionó bastante.

Al momento de que ella entró, todos dieron un grito de pavor puro al ver que Asuna tenía los exámenes en el brazo.

-Buenos días profesora. -Saludó Kirito.

-Buenos días, chicos. Tomen asiento y preparen todo lo que necesiten para el examen.

-¿Se puede en parejas? -Asuna no miró al chico que preguntó eso, simplemente soltó una pequeña risita.

-Claro, ustedes y Dios. Los que son ateos o agnósticos lo harán individual.

-Estamos acabados...

Ella dejó los exámenes en su escritorio, quitándoles la cinta que los rodeaba. Volvió a tomarlos y los repartió entre el grupo.

Cuando llegó a la banca de Kirito, ambos se sonrieron. -¿Y cómo ha estado? -Le preguntó.

-Bastante mejor, aunque ahora debes estar preocupado solamente en tu examen. -Sonrió ella.

El tiempo estaba corriendo, más de uno estaba desesperado porque no entendía ni en lo más mínimo lo que se pedía.

Algunos otros se tranquilizaron ya que conforme avanzaban en el mismo, se daban cuenta que el examen no era tan difícil como creían.

El que si tenía dificultad para contestar era Kirito. En las preguntas abiertas había contestado lo que Dios le daba a entender. Estaba haciendo el examen en equipo, después de todo.

Ya en las preguntas más sencillas, ahí sí que recordaba lo más practico...pero al momento de él tener que hacer algún ejercicio...nada más nada se le llegaba a la cabeza, estando completamente sin saber que hacer durante los cuarenta y cinco minutos que duró el famoso examen.

El primero en acabar fue Eugeo. Él se había puesto más listo que todos y se le ocurrió estudiar con Alice, quien entendía a la perfección las clases de la profesora Asuna, en especial la de letras.

Todos se le quedaron viendo con recelo y envidia, ya que él contaba con un factor que los demás no. Después de Eugeo siguió otra compañera y después Yuna, quien era muy diestra para los idiomas y las letras, siendo debido a su estudio de canciones.

Yuuki terminó casi a los cinco minutos que Yuna, ambas se estudiaron juntas: una preguntaba y la otra contestaba. En esa sesión de estudio, Yuuki se benefició de todas todas, sabiendo contestar lo requerido.

De los últimos en entregar fue Kirito, quien más que nada lo hizo porque ya no sabía que más hacer y se encontraba en extremo aburrido.

Asuna vio su examen casi sin contestar y suspiró pesadamente.

-Esperaba más de ti. -Pensó, viendo como Kirito abría la puerta para marcharse, no sin antes despedirse con la mano de ella, arrancándole otro suspiro.

Cuando ella dio cuenta que Kirito la había hecho suspirar, se llevó una mano a la boca y se sonrojó mucho. ¿Un chico seis años y medio menor que ella la ponía así? Eso le dejaba mucho que pensar.

Luego de eso, se acordó cuando ambos casi se besan, ¿Por qué Asuna se había acercado a él para que se dieran un beso? No se cuestionaba si estuviera mal por ser profesora y alumno, se cuestionaba que la había orillado a tratar de besarlo, eso no lo entendía.

Al instante pensó que era por su estado de melancolía...quería una salida como fuera, quería dejar de sentirse como una idiota por todo lo que le ocurrió ese día, pero eso podría afectarle al muchacho.

-Hasta luego, profesora. -Se despidió la última chica que estaba en el aula. De la nada, ya nadie se encontraba en el salón más que ella y los exámenes recién terminados.

-¿Qué está pasándome? -Se cuestionó.

El examen más difícil ya había pasado, pero lo caótico de la situación no estaba ni lejos de cesar. Todavía los alumnos estaban corriendo y gritando por todos lados, preocupados de que más podría suceder en ese día.

-¡¿Quién de aquí sabe lo de sociología?! -Gritó un chico.

-¡Estoy harto de esta mierda, ya no lo soporto! -Otro muchacho trató de saltar de una de las ventanas del segundo piso, pero fue derribado por sus amigos.

-¡Piensa en que estás haciendo idiota, si no presentas el examen vas a reprobar el año!

-¡¡¡Maldición!!!

Kirito miraba todo el caos, sentando en las escaleras y tomando una lata de refresco. -Dramáticos, ni que fuera el fin del mundo. -Le dio un buen trago a su bebida.

-Existen personas que si se preocupan por sus calificaciones, colega. -Eugeo estaba repasando en su libreta.

-Eso lo respeto...pero esta gente lleva todo al extremo, ¿no crees, colega?

-Meh, sin duda alguna. Aun así esmérate un poco.

-Ya lo hice en mi casa. Además sociología es fácil, es pura interpretación.

El profesor Klein pasaba silbando por los pasillos, iba a aplicar examen al grupo de Alice. Incluso ella estaba un poco nerviosa.

Cuando él entró al salón, todos se asustaron dando un grito de terror, a lo que Kirito soltó una pequeña risa, levantando la cabeza para mirar al techo de la escuela, burlándose de todos con la enorme calma que se cargaba en hombros.

-Babosos, el profesor Klein siempre nos ayuda en el examen, ¿de qué se preocupan?

Asuna aprovechaba que no tenía clase que impartir para calificar los exámenes. Se daba cuenta que no lo había hecho tan mal. Había de siete para arriba, algo que podría ser mejor...pero sumado con el examen la verdad es que las cosas pintaban para un ocho, algo que era un promedio aceptable.

Sin apenas darse cuenta en lo absoluto, Kirito la estaba observando desde la puerta, culposamente y con el entrecejo arrugado.

-¿Por qué tan serio, Kirito? -Preguntó ella.

-¿Las promesas son importantes para ti? -Le cuestionó el muchacho.

-Por supuesto que lo son, ¿a qué viene la pregunta?

-¿Si te acuerdas que me prometiste que dejarías de fumar?

-Por supuesto que lo recuerdo, por eso ya no lo hago.

-¡¿Ya no lo haces?, vaya que eres cínica!

-¡Oye no me faltes al respeto, puede que nos tengamos confianza, pero en todo existen!... -Asuna había estado fumando un cigarro sin darse cuenta en lo más remoto. -...Límites.

-Existen límites, claro. Y vaya que superaste la confianza que yo te tenía. -Kirito hizo un gesto de reprobación y se fue al instante.

Asuna se quitó al instante el cigarro de la boca, apagándolo y tirándolo a la basura. No se explicaba cómo estaba fumando...sin darse cuenta de que lo estaba haciendo.

Tras mucho tiempo...se dio cuenta que algo con ella andaba fuera de lugar. En algún lugar de su cuerpo se había retirado una parte, ¿pero cuál?

-¿Y qué pasó con mi café? -Preguntó Klein.

-No había. -Respondió Kirito, enojado.

-¿Te pasó algo?

-Nada, estoy perfectamente.

Klein sabía que ese "estoy perfectamente" se traducía como "sigue preguntando y te quebró el alma." Por lo que él mismo fue a la sala de maestros para ver qué había ocurrido.

Seguramente Kirito se había quemado con la cafetera, por lo que se molestó tanto que no quería saber nada de nadie. Al momento de entrar, toda duda que pudo ser resuelta...no se resolvió. Se crearon más preguntas.

Lo que sí es que había un ligero olorcillo a cigarro, algo que se le hacía muy extraño, ya según lo que pensaba, él era único de los profesores que fumaba.

-Hola profesora, ¿calificando exámenes? ¿Qué les va a sus alumnos? -Preguntó Klein.

-Si sigo así el promedio general del grupo será de ocho punto dos. Algo me dice que no lo hago tan mal. -Se alegró Asuna.

-Esa es una excelente señal. -Klein se sirvió café en su taza. La cafetera estaba llena y caliente, por lo que siguió sin descubrir cuál era el enojo de Kirito. -Y dígame, profesora, ¿Cuál es la marca de cigarros que usted fuma?

-Prefiero no hablar de ese tema...ya no le encuentro mucho sentido.

-Yo fumar lo veo como un lujo que me doy. Los millonarios compran lujosos autos para matarse en un accidente...y yo compró un pequeño cigarro para matarme quitándole el oxígeno a mi cuerpo.

-Si eso lo mata, ¿entonces por qué lo sigue haciendo?

-Se supone que eso me quita cinco minutos de vida. Siendo así, me quitó diez minutos de vida cada semana, aunque gano otros dos con cada vez que sonrió. Usted sabe, rumorcillos tontos que corren en internet.

-¿Rumorcillos tontos?

-¿Qué me garantiza que por cada cigarro que fumo me quitó cinco minutos de vida? Pueden ser tres, pueden ser diez, incluso veinte; ¿quién me lo garantiza? Lo único que si es que me quita algo de vida, aunque no importa mucho por ahora...al igual que usted ya no le encuentro mucho sentido.

-Vaya...usted es bastante sabio.

-No soy sabio ni inteligente...simplemente me hago demasiadas preguntas. -Klein tomó un sorbo de su café. -Joder, está caliente. -Finalmente se retiró del salón de profesores, dejando a Asuna pensativa.

El siguiente examen que tenía la clase de Eugeo y Kirito era el de sociología. Ahora sí que se había esperado en hacer un examen de verdad. No era imposible de contestar, pero se debía pensar un poco.

Justo como lo había mencionado antes, estaba haciendo demasiadas preguntas para saber alguna que otra opinión.

Cuando llegó al salón, todos gritaron menos Kirito y Eugeo, los cuales estaban centrados y confiados de que lo harían bien.

Asuna, por su lado, llegaba al examen de Kirito, el cual tenía bastantes espacios en blanco, a los cuales llenó con un signo de interrogación.

El muchacho se encontraba concentrado en su ahora examen de sociología. Todo estaba viento en popa sin mayor dificultad, hasta que era la parte de leer.

Los exámenes del profesor Klein tenían la peculiaridad de ser bastante complejos en la parte de las lecturas. Casi todas eran preguntas trampa o que podían tener más de una interpretación.

Aquello no lo hacía para joder a sus alumnos, lo hacía para ponerles a trabajar el jodido cerebro, que se encontraba en estado de huelga por lo menos en su clase, que era bastante de interpretar.

Cuando Asuna llegó a la parte contestada del examen, se puso atentamente a leer las respuestas. Muchas de ellas eran correctas a su modo, no se había dicho la definición pura y autentica pero si algo que tenía bastante relación.

En pocas palabras, era la respuesta correcta pero con palabras diferentes.

Veintisiete de cincuenta puntos...las cosas no marchaban tan bien con el muchacho.

Pasados veinte minutos, Kirito se levantó de su lugar y dejó el examen en el escritorio de Klein, de quien se despidió con un rápido gesto de la mano.

Los días de la semana ocurrieron normalmente: caos por aquí, alumnos desesperados y estresados por allá. En fin, lo que sucede durante la semana de evaluaciones.

Aunque los únicos que estaban erráticos y estresados no eran exclusivamente los alumnos, sino también cierta profesora que impartía las materias de Letras y de Historia.

Su rutina era sencilla: cinco de la mañana despertarse para bañar, arreglarse, peinarse, maquillarse, desayunar, fumar algunos cigarros para "completar" su desayuno, ir a la escuela, impartir sus clases, ensayar para la obra, regresar a casa a calificar exámenes, ir a sus clases de baile, regresar nuevamente a calificar exámenes y trabajos pendientes, cenar y preparar la comida del día siguiente.

Aunque había un problema en toda esa rutina, ¿Dónde quedaban la comida, dormir las ocho horas diarias? Al parecer en ningún lugar ni mucho menos debajo de la alfombra.

Entre esa rutina también estaba el de quedarse un rato más a explicarle a los alumnos que estaban regulares en la materia, comer con Kirito y jugar una rápida partida de cartas.

Los pequeños espacios que estaban sin rellenar con algún descanso o con algún pequeño bocadillo eran llenados en su totalidad con cigarros, que se podía decir eran una parte "esencial" en la dieta de Asuna. Fumar prácticamente le quitaba las ganas de dormir y de descansar, por lo que podía seguir su rutina con cierta "naturalidad".

Cuando la rutina se rompía era porque sufría algún bajón de presión o ya de plano llegaba el punto en que estaba cerca de desmayarse. Esos eran los días en que se molestaba consigo misma por no dar lo que aún faltaba del día.

Sabía a la perfección que el descanso y el comer eran vitales para tener un buen rendimiento y no desmayarse cada que su cuerpo daba más del cien por ciento, pero siempre se repetía: "La próxima semana las cosas se van a calmar, ya podré descansar." Y si, a lo mejor si podría descansar, pero como Klein le dijo aquella vez "¿Qué lo garantiza?".

Aunque esos temas quedaban sin importancia al darse cuenta...que mañana era el gran día de la obra de teatro, aquella por la cual había dado más de su cien por ciento.

El estreno se iba a dar una hora antes de la salida escolar habituada. Yuuki estaba vestida como Frida Kahlo, viéndose bastante hermosa con todos los toques coloridos que le aportaban el huipil y los listones de colores en sus trenzas.

Eiji se veía bastante curioso con su cabello alborotado como lo tenía Alfaro Siqueiros, además de su bata de pintor/muralista que lo caracterizaban.

Eugeo tenía puestos los lentes y el bigote de Trotsky, viéndose bastante parecido al revolucionario, salvo por el cabello rubio que el chico tenia.

Alice se veía casi idéntica a Natalia por su cabello rubio y el vestido que tenía puesto, claramente la edad era en lo que menos se parecía.

Era la escena inicial, Trotsky y Natalia entraban en el escenario observando a todos lados, bastante sorprendidos, a lo que le siguieron Kahlo y Rivera.

Varios se asombraron al ver a Yuuki vestida con ropas típicas del lejano México. Como se había mencionado, se veía bastante más linda.

La obra de teatro se realizaba en el gimnasio de la escuela. El lleno era absoluto. Klein observaba en primera fila lo que estaba ocurriendo, quedando bastante sorprendido por la actuación de Eugeo, quien no dejaba de mirar a Yuuki casi como si le tuviera amor verdadero.

Kirito y Asuna estaban tras bambalinas, él estaba practicando la escena final con un piolet hecho de cartón. Estaba imaginando que tenía la cabeza de Eugeo frente a él y le acertaba un golpe, pero se detuvo al ver que Asuna lo estaba mirando.

-¿Estas nerviosa? -Preguntó.

-No tanto. Me aprendí los diálogos y estoy acostumbrada a estar frente a multitudes.

-Buen punto...

En una escena, Eugeo y Yuuki estaban solos en el escenario, mirándose seductoramente. "Trotsky" se ponía detrás de "Kahlo" para abrazarla por la espalda, dándole un beso en la mejilla. Los espectadores simplemente soltaron un "Ah" de la sorpresa que eso les causaba.

La verdad era que a Eugeo le daba mucha vergüenza tener que besar a Yuuki por lo tímido que era. Y ella...disfrutaba de esa timidez al provocarte un poco de ternura.

-Puede que ahora me vaya, Frida...pero tengo que decirte que te amé desde siempre y en secreto.

-Eso lo sé, señor Trotsky, pero quisiera hacer algo con usted antes de se vaya. -Yuuki tomó a Eugeo de la mano, encaminándolo fuera del escenario.

El saco de Trotsky y el Huipil de Kahlo fueron arrogados dentro del escenario nuevamente.

-¡Vamos demuéstrame que eres un león! -Gimió Yuuki al tiempo que algunos espectadores reían o se asombraban más de lo que ya estaban, escuchando como si aquellos dos hicieran el amor.

-¡Y tu píntame como sabes hacerlo!

La verdad era que Eugeo gemía de manera muy apenada, mientras que Yuuki trataba de contener la risa por la gracia que le causaba aquello.

Ambos regresaron al escenario acomodándose las ropas, Yuuki se enjugaba los labios, mirando a Trotsky de forma tan pasional que casi le atraviesa el corazón a quien estaba detrás del disfraz y el papel.

Eugeo tomó su saco y tras mirar a Yuuki una última vez, se marchó de escena.

-Adiós...mi querida Frida.

-Yo prefiero decirte hasta luego, mi amado León.

Ahora era la parte en donde Alfaro Siqueiros trataba de asesinar a Trotsky, quien entraba a escena gritando:

-¡Viva la verdadera revolución y viva Stalin! -Cuando "Siqueiros" accionó la pistola, ésta no disparó. -¿Pero qué? ...

Los dobles se abalanzaron sobre Eiji, derribándolo de verdad, quien había gritado en parte por el golpe que se dio en la cabeza y por qué era parte del guion.

Eugeo y Alice se habían levantado de donde estaban sentados, observando con sorpresa el derribo que Eiji había sufrido.

-¡Hijo de la chingada, tu cabeza debe ser expuesta en Moscú para después ser arrogada a los perros!

-¿Qué te diría Frida si te viera ahora mismo? -Preguntó Trotsky.

-¿Qué te diría Stalin si te viera ahora mismo? -Preguntó Siqueiros.

-Seguramente que soy un maldito traidor...cuando en verdad él lo fue. -Sentenció Eugeo, a lo que Eiji trató de soltarse para tomarlo del cuello. -Llévenselo ya.

-¡Debes morir Trotsky, tú y los traidores que te siguen! -Farfulló Eiji al tiempo que los demás dobles lo sacaban de escena.

-¡Bien, justo como lo habíamos ensayado! -Masculló Yuna con mucha emoción.

-¡Sigue Jacques y Silvia, dense prisa! -Ambos salieron a escena a pesar de que aún no se levantaba el telón.

La escenografía estaba bien colocada, en verdad daba la impresión de que se estaba en un cuarto de hotel...salvo por que las cortinas estaban medio desacomodadas y mal puestas.

Pero la cama estaba tendida, a lo que Asuna se quitó la playera...no sin antes ruborizarse al tiempo que miraba a Kirito, quien hizo ojos que no sabía, para darle la espalda, silbando.

Ella se quitó la blusa rápidamente, poniéndola debajo de las sábanas. -Ya puedes voltear. -Le susurró, a lo que el muchacho lo hizo de inmediato.

Antes de que la escena comenzara, Yuna le masculló. -¡Quítate el sacó y el sombrero, además desfájate! -Así lo hizo, Kirito arrogó el sombrero y el saco fuera de escena, desfajándose a medias.

Ya el reflector estaba sobre ambos, esa era la señal.

-¿Y entonces qué? -Preguntó Silvia.

-¿Podemos ir a desayunar? La verdad es que no pensaba irme en un buen rato.

-No seas mentiroso...puedes irte ya, hicimos lo que queríamos, dejémoslo así.

Kirito se sentó ahora si en la cama para tomar de la mano a Asuna. -Si piensas que puedes deshacerte de mí...no la tendrás nada fácil.

-Pensé que solo querías mi cuerpo para una noche.

-No quería tu cuerpo...quería tus sentimientos. -Todo el público lanzó un "awww" al tiempo que Yuna inflaba las mejillas del coraje, a lo que Eiji le pellizco un brazo.

-Comportante, demonios. -Masculló él, enojado.

Ya estaban en la recta final de la obra, en donde Jacques y Silvia se encontraban en un café, preparando todo para la boda que no se iba a dar nunca ya que sería la penúltima vez que se vieran.

Estaban en lo que se suponía era un restaurante. Se encontraban en el centro del escenario, sentados en dos sillitas y una mesa pequeña que tenía platos vacíos y entre los mismos una rosa roja en un florero de metal.

Kirito tomó la rosa y se la dio a Asuna, en parte por la actuación y en parte porque quería dársela de corazón.

Lo que iba a hacer era una completa locura, pero él prefería arriesgarse ligeramente. Se supone que solo faltaba una línea más para finalizar la escena.

-Oye Silvia, ¿a ti te gustan las rosas? -Preguntó Kirito detrás del personaje de Jacques.

-¿Qué? -Asuna miró a Yuna, quien buscaba y rebuscaba esa línea en el libreto, haciendo un gesto de no saber que carajos.

-Las rosas, ¿te gustan?

-Eh...si, me gustan las rosas. -Contestó con inseguridad. -Ahora Yuna le hacía señas para indicarle que siguiera el juego. -Me gustan mucho las de color rojo. -Dijo de verdad.

-Siendo así. -Kirito la tomó de la mano. -Cuando regrese de lo que tengo que hacer te compraré un ramo de rosas rojas, ahora espero puedas conformarte con esta pequeña que te obsequié.

-Tratare de conformarme... -Ella puso los brazos en la mesa, quedándose bien cerquita del rostro de Kirito.

-Nos vemos en el hotel a las cinco, trata de no llegar tarde, ¿sí? -Esa era la línea del libreto.

-Lo haré. -Asuna le dio un beso en la mejilla, para que Kirito saliera de escena. Cuando eso sucedió, ella miró al muchacho, se llevó la mano al corazón y olió la rosa, dando un enorme suspiro.

-Dios santo...pero que bien actúa la profesora.

-En verdad parece estar enamorada....

Ella abrió los ojos de sorpresa, se ruborizó y escondió su rostro en la rosa que era del mismo color que la piel de su rostro. Por suerte para ella el telón ya se estaba cerrando.

Asuna salió del escenario a todas prisas cubriendo su rostro, no quería que nadie la viera apenada por algo que acababa de suceder, y mucho menos cuando Kirito estaba presente.

La siguiente era la penúltima escena: el asesinato de León Trotsky. La escenografía se encontraba arreglada como un despacho de oficina particular, con la mesa dando a los espectadores, quienes verían de frente el magnicidio.

-Pasa, pasa. -Pidió Eugeo, quien caminaba con bastante pesar, como si en verdad tuviera sesenta años.

-Aquí tiene el artículo, ya lo corregí y todo.

-Le daré una leída. -Eugeo se sentó en la silla, mirando de frente a los espectadores, para fingir leer un papel en blanco. -¿No tienes calor ni nada?

-No, no. En la tarde lloverá, prefiero estar prevenido...aunque no me vendría mal un vaso de agua. -Contestó Ramón.

-Natalia, ¿puedes darle un vaso de agua a nuestro invitado? -Exclamó Trotsky.

-En seguida voy. -Gritó Natalia desde fuera del escenario, para entrar con justamente un vaso de agua.

Ramón se lo bebió al contado, sin detenerse ni un segundo. -Muchas gracias. -Dijo, dándole el vaso a Natalia.

-De nada, si se le ofrece algo más estaré viendo a los conejos. -Natalia tomó el vaso y se retiró de escena.

Eugeo suspiró pesadamente, observado atontado a Alice. -Tengo la mejor esposa del mundo, ella es mucho más de lo que me merezco.

-Sin duda Natalia es una buena mujer. -Ramón comenzó a moverse para situarse detrás de Trotsky.

-A ver...¿Qué dice aquí?

Ramón comenzó a respirar pesado, sacando el piolet de cartón de su saco. Se notaba a leguas que Kirito estaba verdaderamente indeciso, incluso tocó la punta del mismo para cerciorarse por última vez que no fuera nada peligroso y que en verdad pudiera lastimar a su mejor amigo.

Ya se había cerciorado que el piolet no tenía nada de peligroso, pero aun así estaba indeciso por la inseguridad que le daba lastimarle la cabeza a Eugeo.

Mientras estaba preparándose, los espectadores se situaban al filo de su asiento, susurrando "No", "voltea" "que al final se arrepienta".

Pero Ramón tenía que cumplir con la obra, poniendo cara dura y asentando con la cabeza, golpeando con el piolet de cartón arriba de la oreja derecha de Trotsky, quien de inmediato lanzó un grito de dolor.

Kirito se enfrió de verdad al escuchar nuevamente el grito tan verdadero de Eugeo, quien se levantó del asiento para mirarse las manos, las cuales ya estaban manchadas con pintura desde antes, gritando nuevamente.

Velozmente, Trotsky tomó a Raúl del cuello, quien trató de defenderse sin éxito. Lo derribó y lo golpeó en el suelo hasta dejarlo inconsciente.

Varios dobles y Alice entraron al instante, los hombres se fueron a sujetar a Kirito de los brazos, Eugeo se dejó caer en los brazos de Alice, para que ambos se cayeran en el centro del escenario, siendo iluminados por un reflector.

-Oh Natalia...sólo Dios sabe cuánto te amé. -Trotsky dejó caer su brazo cuando estaba por tomar de la mejilla a Natalia, quien lloraba la muerte de su esposo.

Muchos pensaron que esa iba a ser el final de la obra, pero Asuna entró a escena, observando con horror aquella tragedia.

-Señorita, ¿usted conoce a este hombre? -Ramón evitó mirar a Silvia, pero ella le tomó de la barbilla para que la viera todo detalle.

-Si...es un cobarde y un traidor. -Silvia le pegó una bofetada a Ramón. Kirito se resintió de verdad de la misma. -¡Cobarde, traidor, te aprovechaste de mí, maldito cobarde!

Los policías sacaron a Ramón Mercader del escenario al tiempo que Silvia seguía gritándole "Cobarde".

El telón se cerró, finalizando la obra a la que todos los presentes se levantaron para aplaudir.

Klein estaba sumamente orgulloso no solo de sus alumnos, ni por revivir recuerdos de cuando él iba en secundaria, sino porque ellos hicieron algo mucho mejor de lo que él fue capaz.

-Éxito total. -Sentenció Yuna, quien entró a escena para también recibir los aplausos del público, quienes admiraron su trabajo como directora de la obra.

Al final el crew estaba en el salón comiendo pizza y bebiendo refrescos y jugos de la máquina expendedora del pasillo.

Estaban brindando por el enorme éxito de la obra y por los resultados en sociología y en letras...o bueno, casi todos: Kirito había reprobado letras con cinco punto nueve de promedio. Ah, pero eso sí, en sociología había sacado nueve punto dos por su excelente examen.

Asuna llegó y le agitó el cabello como solía hacerlo algunas veces.

-Buen trabajo. -Le dijo. -Casi olvidé que los de la obra tienen un decimas extra por participar en la misma, así que tu promedio es de seis punto cuatro.

-Gracias profesora. Supongo que ahora va a regañarme porque no debe darme esa oportunidad, y que seguramente no la tendré otra... -Asuna le tapó los labios con su mano.

-No lo haré, estoy demasiado feliz por el éxito de la obra. Lo dejaremos para mañana. -Ella le guiñó el ojo, para después ir a abrazar a Yuna, felicitándola por su gran aporte a la obra.

-Por nuestra gran directora. -Mencionó Eiji.

-¡Kanpai!

-Muchas gracias, lamento haber sido tan exigente con ustedes durante los ensayos...pero el proceso valió la pena, todo fue tan espectacular, ¿no creen? -Preguntó Yuna.

-Claro que si...aunque la verdad es que nos planeábamos desquitar de ti. -Alice levantó una ceja, Asuna y Yuuki la tomaron de los brazos.

-¡¿Qu-que están haciendo?! -Yuna estaba mirándolos con ojos de preocupación verdadera.

-Ahora vas a hacer tú la quién va a gritar. -Eugeo destapó una botella de agua recién sacada del frigorífico.

-Ay Dios mío... -El gritó que pegó Yuna se escuchó hasta Osaka al momento de sentir el agua fría recorrer su cabeza y espalda.

En la salida de la escuela, Yuuki estaba abrigando a Yuna, quien tenía una toalla en la cabeza para que el cabello se le secara, Eiji caminaba junto con ellas, sonriendo por el desquite que le dejaron caer a Yuna.

Eugeo y Alice caminaban platicando de lo lindas que eran las escenas que tuvieron juntos, incluso cuestionándose de si no habían sido actores en su vida pasada.

-¿Y cómo le hiciste para gritar así? -Preguntó Alice.

-No, no, no. ¿Cómo es que tú lloraste en la escena final? Simplemente fue increíble, no me explico para nada.

-La magia de ser mujer. -Alice le guiñó un ojo a Eugeo y le sacó la lengua. -Nos vemos mañana.

-Hasta mañana. -Ambos se despidieron de beso, algo que ya era bastante común.

-Por cierto, te vez muy guapo de traje, Eugeo.

-¿Gu-guapo? -Él se ruborizó ligeramente.

Por último, Kirito y Asuna estaban en el auto de ella, esperando a que Eugeo se despidiera de Alice.

-No lo hicimos nada mal, la verdad es que fue algo impresionante. -Comentó Kirito.

-Sin duda alguna fue algo maravilloso. -Asuna volvió a poner su mano en los labios de Kirito, a lo que él levantó una ceja. -Pensé que ibas a decir algo más, no me hagas caso.

-Ok...nos vemos después. -Ella puso ampliamente la mejilla para recibir el beso del muchacho, quien por último se despidió con la mano y sonriendo sin mostrar los dientes.

Al estar a una distancia prudente, Asuna se besó la mano que había puesto en los labios de Kirito, algo que era bastante impropio de ella. Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se sonrojó bastante y se limpió la misma mano con el pantalón.

Su corazón le latió velozmente ante lo recién ocurrido. Nuevamente se haría la pregunta:

-¿Por qué hago esto? -Al ver la rosa que Kirito le había dado, abrió la ventana y la tiró a la calle.

La pobre rosa quedó en medio de los autos sin ser aplastada por ninguno de ellos. Si la misma tuviera vida y pudiera hablar, le diría a Asuna: "Perra".

En verdad ella se cuestionaba que le sucedía. Todo comenzó desde la vez que les dijo a Yuuki y a Yuna que Kirito se le hacía atractivo.

Primero fueron los gestos, después las palabras bonitas...luego cuando casi se besan, cuando él estaba para ayudarla al momento de que se había desmayado en su casa, ese que sin duda era el mejor regalo de todos sus cumpleaños y cuando le dio el bajón de presión en las clases de baile.

Algo raro le pasaba a su corazón ¿es que Asuna estaba sintiendo amor nuevamente después de diez años? Ella deseaba que no, principalmente por lo que eso representaría.

Estar enamorado de un alumno suyo, eso no podía ser más que un cuento de amor fantasioso, algo que no pasaba de verdad...pero la verdad es que el amor de esa clase se da más de lo que uno pensaría.

Sin embargo, Asuna no quería pensarlo ni de lejos, según ella misma no estaba preparada para amar nuevamente y mucho menos a alguien que era su alumno y que era casi siete años menor. Simplemente estaría pasando por algún estado de mera ilusión transitoria que se desvanecería en cuestión de días o de unas poquísimas semanas.

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Pues bueno, este capítulo se lo dedico a Nel-chan y no les puedo dar una razón ya que es prácticamente un spoiler, así que no digas nada, Nel D:

"Kirito miraba todo el caos, sentando en las escaleras y tomando una lata de refresco. -Dramáticos, ni que fuera el fin del mundo. -Le dio un buen trago a su bebida." Yo era ese en mi salón de prepa, simplemente tranquilo mientras todos estaban al borde del colapso :v

Y creo qué debí decirlo desde un principio, pero mi inspiración para estos tres capítulos fue la película "El Elegido" que me puse a ver por curiosidad. Como no tenía una obra de teatro definida, pues tome parte de los diálogos de la película y los adapte al libro xd
Espero les esté gustando la historia de amor entre Kirito y Asuna, que ya se pone más sabrosa sin duda alguna :D
Nos vemos el viernes.

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes

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