Capítulo 15.-La puerta.
Ya se habían acabado las clases, Kirito y Eugeo estaban tomando el tren de regreso a casa, cada quien platicando su pensar de la jornada escolar.
Estaban de acuerdo en el hecho de que pudo haber sido bastante mejor. Eugeo no había platicado con Alice ya que ella estaba con sus amigas.
A Kirito, Yuna le había jugado una broma escondiéndole la mochila en el casillero. No fue hasta que el muchacho tuvo que sacar una libreta de ahí que se dio cuenta de donde estaba la condenada mochila.
En fin, las cosas pudieron ser mejor.
-Nos vemos mañana, amigo. -Se despidió Eugeo, chocando los puños con Kirito.
-Hasta mañana. -Cada quien se fue por su rumbo.
Kirito tenía que pasar por Suguha a sus clases para llegar a comer juntos. Además siempre era una completa alegría verla reírse de las anécdotas escolares de su hermano.
Cuando el día no estaba precisamente hermoso, ella lo alegraba con sus ocurrencias, como ponerse a arrogar agua del lavadero al momento de recoger la mesa tras la comida.
Kirito tenía bastante hambre y bastante más ganas de la comida que preparaba Asuna. No había podido quedar a comer desde el desayuno del sábado pasado, ambos estaban muy ocupados para sentarse a hablar y a jugar cartas o a practicar ajedrez.
El auto de Asuna estaba afuera de una escuela de baile que tenía el mismo logotipo que su chamarra de aquella vez, por lo que Kirito entró a curiosear un poco.
La música se escuchaba bastante fuerte, penetrando en todas las células de su cuerpo, pero no tanto como lo haría lo que sus ojos estaban viendo. Era como Hernán Cortés al encontrar el oro de la Noche Triste antes de perderlo.
Asuna tenía el cabello amarrado, tenía shorts deportivos y una ombliguera. Ver el cuerpo descubierto de la profesora no era lo que lo había cautivado...si no su manera de bailar.
Cada movimiento de cadera, de sus brazos, hombros e incluso de su rostro al bailar era como recibir una estocada en el corazón. Una estocada que lo hacía sangrar amor por ella, era sentirse débil ante el mundo por verla moviendo su cuerpo al ritmo de la música.
Se le había quedado viendo, sin decir nada y sin hacer gesto alguno. Únicamente se podía ver el amor en sus ojos negros que reflejaban a Asuna.
Cuando ella terminó de bailar, Kirito le aplaudió, no pudo evitarlo ni tampoco quiso. No obstante las demás se le quedaron viendo.
-¿Kirito?....¿qué haces aquí? -Preguntó ella.
-Vi el auto aquí afuera y decidí pasar, espero no te haya molestado.
-No, pero...fue toda una sorpresa.
Las compañeras de Asuna secreteaban varias cosas, todas tenían que ver con el joven al que hasta los ojos le brillaban de lo enamorado que estaba.
-Me gustaría quedarme a verte bailar otra pieza...pero tengo que ir por mi hermana antes de que me regañe por llegar tarde. -Kirito se acercó a ella y a pesar de que estaba sudando ligeramente de la cara, le dio un beso en la mejilla. -Nos vemos luego, Asuna.
Cuando se fue, todas las compañeras de Asuna lanzaron un "Uyyy".
-Cállense, es mi alumno en la preparatoria. -Sentenció ella.
-Está súper enamorado de ti, ¿no le viste la cara?
-Le brillaban los ojos cuando te veía bailar, te lo juro.
-Entró como si nada pero se paralizó al verte. Lo tienes loco, Asuna.
-No digan tonterías. Él es seis años menor que yo, lo nuestro prácticamente sería un delito.
-No porque ambos tienen su consentimiento de la relación, nadie los está obligando.
-Puede que sea muy niño...pero la verdad es que si esta guapo.
-¡Ya lo sé! -Farfulló Asuna cerrando los ojos y cruzándose de brazos. -Ya se lo había dicho a unas alumnas cuando me lo preguntaron. -Ella se ruborizó, a lo que sus compañeras lanzaron otro "uyyy".
Ya en la escuela de Suguha, ella abrazó a su hermano, quien desde la distancia se notaba raro. Sólo se le quedo viendo sin decir nada.
En el camino de regreso a casa, Suguha no podía evitar ver a Kirito sonreír de manera tonta y sumamente alegre.
-¿Por qué estás tan alegre el día de hoy? -Preguntó ella.
-No me creerías si ye lo dijera.
-Dime...Onii-chan.
-Vi bailar a la chica que me gusta, fue lo más hermoso de toda mi vida, cada paso que daba era precioso, era, era, y su sonrisa mientras lo hacía...creo que me va a dar un coma diabético por tanto amor.
Suguha rió de las ocurrencias de su hermano, dándole una palmada en el hombro.
-Sólo no te obsesiones tanto, ¿sí?
-Quisiera decirte que si...pero no puedo.
-Supongo que es linda, ¿va en tu salón?
-Algo así...nuestra relación es medianamente formal.
Muchos alumnos, (si no es que casi todos), esperaban el viernes con ansias para poder darse un paseo por el centro de Tokio o por cualquier lugar para distraerse.
Pero para Kirito, el viernes era el peor castigo que Dios le podía dar. Suerte para él que existían los sábados, que era su día favorito ya que pasaba toda la mañana con Asuna.
Prácticamente era como recorrer un desierto para finalmente encontrar la tan ansiada agua que se desea tras recorrer aquel infierno en la tierra.
Las veces que Eugeo iba con Alice saliendo de la escuela también eran días de apremio, como los solía llamar él, puesto que así tenía oportunidad segura de comer en casa de Asuna, lo que era de sus cosas favoritas.
En clase, Kirito estaba leyendo un manual de ajedrez. Se había puesto a jugar con Asuna pero casi no sabía nada del juego, por lo que quería aprender para no gastar tiempo valioso que serviría.
Lo mejor del ajedrez es que, al ser un juego de puro silencio y de quedarse sentados un rato, Kirito podía verle el rostro, suspirando pesadamente por ella en espera del siguiente movimiento.
Aterrizando en la realidad, el profesor Klein estaba llegando con lo que iba a ser un juego bastante maquiavélico, con el que planeaba dar una buena lección de vida.
-Muy bien alumnos, básicamente hoy tenemos examen sorpresa, por lo que quiero que guarden todo y se concentren en la pregunta que está en el pizarrón. -Ordenó él.
La pregunta era clara y concisa: ¿Cómo aplicamos la sociología en el día a día de nosotros, las personas normales?
Los alumnos estaban sumamente confundidos, nadie sabía responder a ciencia cierta. Ya era bien sabido por todos que la sociología funciona para conocer cómo funciona la sociedad, como avanza, etc.
Pero una pregunta que seguramente nadie se había planteado antes de ese día estaba en la mesa.
El primero en contestar fue Kirito, quien dejó una hoja de libreta en el escritorio del profesor Klein, quien leyó con bastante sorpresa.
-Es correcto. -Sentenció. -Ahora les doy tres minutos más para que puedan contestar, quiero saber quién tiene el punto extra.
-¡¿Punto extra?!
-¿No lo mencioné?...hum, que torpeza de mi parte.
Nadie había respondido la pregunta satisfactoriamente...salvo una persona, quien había sido la primera en acabar.
Cuando el timbre tocó, el profesor Klein tomó sus cosas para marcharse, cuando estaba a un paso de salir, alzó su brazo junto con su dedo índice.
-Oye Kirito, olvidé ponerte el punto extra, así que búscame en la puerta de la escuela, te estaré esperando si llegó antes que tú. Pero si no estoy, espérame.
Todo el salón se quedó viendo feo a Kirito, quien sólo pudo hacer un gesto de deslindamiento de toda responsabilidad.
-Yo no tengo la culpa de que ustedes sean unos pinches burros. -Los alumnos le arrogaron bolas de papel, le mentaron la madre y lo golpearon.
Asuna iba saliendo del estacionamiento a toda prisa. Había estado fumando en su auto, dejando ligeramente abierta la ventana para que el humo no se quedara adentro, tratando de quedar lo menos impregnada del aroma del mismo.
Algo que también usó para dejar encubierto su acto culposo, fue echarse un poco de su perfume francés que tanto le gustaba por el aroma que tenía.
Asuna tropezó varias veces en su camino hacia el salón de clases, puesto que por las prisas que tenía, había olvidado sus lentes de contacto.
Con tan buena suerte que tenía sus gafas en el bolso, por pura casualidad que en verdad era un golpe de suerte.
No había alcanzado a ver las letras del salón al que tenía que entrar, por lo se metió al de Alice, en donde Klein ya estaba anotando en el pizarrón los temas del examen.
-¿Se le ofrece algo, profesora? -Preguntó Klein, sentándose en el escritorio.
-Nada, creo que me equivoque de salón. -Los murmullos no se hicieron esperar.
-¡A ver, ustedes miren aquí adelante!
Finalmente, y dando un tropiezo, entró al salón en donde fue recibida con bastante curiosidad por parte de los alumnos.
Por donde pasaba su perfume quedaba impreso en el ambiente, siendo tan cautivador para Kirito como la primera vez que la vio.
-Que bien huele su perfume, profesora Asuna. -Elogió él.
-Oh, gracias. -Ella rió nerviosamente, tratando de no sonrojarse.
Yuna le aventó en la cabeza un papel a Kirito, que al abrirlo decía: "eres hombre muerto". Al voltearla a ver, Yuna tenía una macana en sus manos, golpeándola suavemente contra su mano.
-¿De qué marca es su perfume? -Preguntó Yuuki, ansiosa.
-Es una marca francesa no muy conocida, pero es mi favorita.
-Hum...¿puede traerlo un día para saber si la conocemos? -Propuso Yuna.
-Claro.
Los exámenes cada vez estaban más cerca de suceder, faltaba una semana para que dieran inicio. Casi todos estaban perdidos en sociología y en historia a pesar de que eran materias bastante dinámicas y sencillas de aprender.
Asuna ya había amenazado con que los exámenes no iban a estar sencillos. Los exámenes que Klein hacía para sociología estaban regalado, bastante fáciles para quien los había entendido...y casi nadie había entendido por lo menos tres clases de la materia.
Cuando la clase estaba por terminar, Asuna tomó de hombro a Kirito. -Acompáñame por unos trabajos, de favor. -Pidió ella.
-Por supuesto. -El joven se levantó y le guiño el ojo a Yuna, poniéndola en un estado colérico.
Al salir, justamente fueron a la a sala de profesores por algunos trabajos que eran los ensayos del último grupo al que no había alcanzado revisar antes del fin de semana.
De ellos se desprendían un olor que no era muy agradable.
-Pensé que te había dicho que ya no fumaras. -Regañó Kirito.
-Ya bajé la cantidad de cigarros que fumo, no te preocupes. -corrigió Asuna.
-¿Cuántos ahora?
-Sólo una cajetilla nada más.
-¡¿Nada más?, ¿y eso es del diario?!
-Sí. Aunque también suele ser por día y medio.
-Maldita sea, ¿segura que bajaste la cantidad?
-Completamente segura.
-Prefiero no preguntar que tanto fumabas antes... pero en verdad debes dejar de hacerlo, eso te daña mucho.
-No te creas, tengo bastante actividad física entre semana, ¿Qué tal si el domingo vamos a correr un poco?
-Si es que no mueres por insuficiencia pulmonar antes de la primera vuelta.
-Bien. -Sonrió ella. -Ayer me sentí bastante aburrida porque no tenía nada que hacer, ¿hoy puedes comer en mi casa?
-Cualquier día que tú lo pidas estaré más que encantado. -Kirito salió de la sala de maestros. -Ahora te dejaré "fumar a gusto".
Ese último comentario hizo a Asuna sentirse culpable por lo que estaba haciendo. Sabía que fumar acarrea muchos problemas, pero por más que trataba de no ignorarlo, lo hacía.
Fue un punto en que su culpa llegó a un grado que le generó ansiedad, por lo que prendió un cigarro para tratar de calmarse de la culpa...que le causaba fumar.
-No, ¿Qué estoy haciendo? -Asuna apagó rápidamente el cigarro en el lavabo de la sala, saliendo de ahí rápidamente para tropezar con Klein.
-Vaya, no se distraiga profesora. -Klein se acomodó la camisa que tenía puesta. -¿Se encuentra bien? Está un poco pálida.
-Estoy bien, no es nada malo... -Asuna se fue corriendo al salón de Kirito por sus cosas.
La palidez de su rostro delataba que ella tenía las ojeras más pronunciadas que cuando empezaron a salirle aquella noche de no dormir por el estrés causado por calificar ensayos, tareas, preparar los temas del examen, etc.
Estaba hundiéndose en un pozo el cual ya le cubría la mitad de las piernas sin que ella lo supiera o sin que por lo menos estuviera lejos de darse cuenta.
-¿Tiene algo? -Preguntó Yuna al ver que Asuna estaba bastante alterada.
-Me encuentro bien, no te preocupes, Yuna. -Ella le acarició el rostro.
Al caminar por los pasillos, Asuna se tropezó alcanzándose a sujetar de una silla, de lo contrario se hubiera caído de lleno.
Velozmente, Yuna, Kirito y Eugeo ayudaron a la profesora a reincorporarse, quien estaba desconcertada por lo que le sucedía tan de la nada.
Los mismos chicos se le quedaron viendo, como preguntándole que le pasaba sin decírselo directamente con palabras.
-Es por que o traigo mis lentes de contacto. No se preocupen, chicos.
En receso, el cuarteto de la clase estaba preguntándose qué pasaba con la profesora: se encontraba como desorientada, apestando a cigarro, con ojeras, pálida y con problemas de memoria.
Yuna era la que más preocupada se veía, puesto que era la que más estaba enamorada de la profesora (sí, Incluso más que Kirito), además de que ella era muy empática con las personas que conocía.
Eiji también se había unido al cuarteto por esa única ocasión puesto que Yuna prefería estar en toda la compañía posible.
-Ok...tenemos problemas, y muy serios. -Dijo Yuuki.
-Y que lo digas. -Suspiró Eiji, tomando la mano de Yuna para tranquilizarla.
-No se...pero la profesora se ha estado portando un poco extraña en estos últimos días, creo que sólo son las desveladas que ha tenido que pasar por calificar los trabajos. -Supuso Eugeo.
-Debe ser eso, porque no se ve con depresión ni con algún otro problema más serio. -Añadió Yuuki.
-Dios no lo quiera, si ella está triste yo también. -Yuna se recargó en el hombro de Eiji.
Kirito estaba mirando su plato a medio comer...tratando de pensar en cómo ayudar a Asuna con el problema que tuviera. Él de igual manera se encontraba preocupado por aquel que era su curioso amor de preparatoria.
-Voy por algo de beber, ¿me acompañan? -Preguntó.
-No estas aportando mucho al equipo así que...mejor ve solo. -Sonrió Yuna.
-Hum que conveniente.
Kirito caminó fuera de la cafetería para ir a las máquinas expendedoras por algún agua fresca que le quitara la sed.
Aunque toda sensación humana se le fue de inmediato al escuchar al inconfundible llanto de Asuna, a pesar de que jamás la había escuchado llorar.
Con el corazón saliéndosele del pecho por el temor que sintió en aquel momento, Kirito fue hacia el salón donde se escuchaba aquel llanto, abriendo la puerta rápidamente, observando a Asuna sentada en el piso, con los ojos cristalinos y rojos, además de algunas lágrimas que le corrían por las mejillas.
-Asu...
-No preguntes, déjame llorar a gusto si no te importa. -Interrumpió ella. -Vete ya.
-Dicen que es mejor sufrir en compañía que sufrir en soledad, ¿Qué dices tú?
-Que me dejes tranquila, nada más.
Kirito entró al salón, cerrando la puerta al tiempo que Asuna abrazaba sus piernas, escondiendo su cabeza en las mismas, llorando con algunas convulsiones en su cuerpo.
Kirito se puso de cuclillas frente a ella, poniendo su mano en su cabeza y acariciándole ligeramente los cabellos.
-Llora conmigo...nunca es bueno llorar sólo. -Al levantar la mirada, él estaba respirando entrecortadamente. Unas lágrimas bajaban de sus ojos hasta su mentón.
-Los chicos no lloran, ¿Por qué lo haces tú?
-Porque hoy, hace ocho años mi padre tomó su maleta, salió por la puerta de la casa diciéndome a mí y a mi hermana "volveré antes de que se den cuenta".
Asuna se soltó a llorar casi a grito suelto, abrazando a Kirito, quien le regresó un fuerte abrazo tan compasivo...que toda preocupación se quedó sin validez en aquel momento.
Ahora diría lo típico de "y sus corazones latieron al compás", pero no. Sus corazones latían al ritmo del tic tac de los relojes, los cuales estaban todos perfectamente en sincronía.
Conforme los segundos pasaron, ese ritmo se perdió, Kirito no había perdido el ritmo del momento de sorpresa. Asuna ya estaba más tranquila.
Cuando ambos se separaron, se vieron a los ojos, estaban a diez centímetros de distancia el uno del otro.
Kirito cerró los ojos, Asuna lo imitó. Ambos se fueron acercando ligeramente, relajando sus corazones para lo que iban a suceder.
¡Hasta que...! Yuna entró corriendo por la puerta al escuchar los llantos de Asuna afuera del pasillo.
Yuna se sonrojó como nunca antes alguien la había visto: estaba colérica como nunca y apenada como jamás en la vida.
Nuevamente...Kirito tendría que amar en los tiempos del cólera.
-¡¡¡TÚ!!!
-Seguramente me moriré aquí. Sólo quiero decirte Asuna, que yo te a...
-¡No te atrevas a decirlo! -Yuna arrogó el borrador que estaba en la banca que tenía al lado, el cual dio justo en el entrecejo de Kirito, dejándolo un poco aturdido. -¡Ven para acá!
-¡Yu-Yuna, déjalo en paz!
Yuna comenzó a ahorcar a Kirito, estampando su cabeza contra el suelo para terminar de matarlo si es que la asfixia no lo conseguía.
En la salida, él tenía el cuello con las marcas de las manos de Yuna. Le había pedido a Asuna que se vieran en una de las esquinas de la escuela, con tal de que ella no los viera de nuevo. Se había quedado con la finta de que Kirito había muerto en aquel salón.
Estaba esperando al profesor Klein, quien se estaba tardando para lo del punto extra. Cuando finalmente llegó, saludó a Kirito con bastante alegría.
-Espero no haberte molestado demasiado con la historia. -Klein sacó su lista. -Y ahora te preguntaré una cosa...pero quiero que me respondas con la verdad.
-¿Qué sucede, profesor?
-Si te hubiera dicho, "Te espero en la puerta de la escuela para bajarte un punto por que tu respuesta es incorrecta, y si no me ves, espérame." ¿En verdad te hubieras esperado?
-Hum...¿y quiere que le diga la verdad?
-Si no es mucho pedir.
-No...si no lo hubiera visto me iría tan rápido como me fuera posible.
Klein sonrió ampliamente, mostrando los dientes para darle una palmada en el hombro a Kirito.
-Eso es justo lo que quería escuchar, por ello te daré un punto y medio extra: por tu honestidad. La honestidad en estos días es visto como algo para estúpidos...pero la verdad es que te puede traer una pequeña recompensa.
-Linda moraleja, profesor.
-No es una moraleja. Es un consejo de vida. -Klein guardó sus cosas en su mochila y se fue riendo.
-Wow...
Asuna estaba fumando en el auto en espera de que Kirito llegara. Cuando el vio el cigarro en la mano de la mujer, quitó la mano del picaporte.
A lo que ella se quedó viendo un poco confundida.
-¿No vas a subir? -Le preguntó.
-Prefiero cortar nuestros encuentros hasta que dejes de fumar. -Al terminar de escucharlo, Asuna salió del auto, viendo atentamente a Kirito.
-Eres la única persona que me comprende, paso buenos momentos contigo, por favor no me los quites.
-Chantajista. -Kirito abrió la puerta del auto. -Lo haré con la condición de que dejes esa cosa.
-Prometido. -Tal vez no del todo.
Lo que él no sabía es que naturalmente las mentiras existen, esa era una de aquellas situaciones. En verdad Asuna no pensaba hacerlo, solo tratar de evitar que se diera cuenta.
El silencio era absoluto en el auto más que las vibraciones del motor y los ruidos externos, ya fueran personas platicando, otros autos pasando, el mismo ruido de los anuncios. En fin, un montón de cosas más.
-Sé que no querías que te preguntara pero prefiero hacerlo. ¿Por qué estabas llorando? -El auto se frenó en una luz roja.
-Me sentí como en mis días de secundaria...haciendo todo mal en todo momento. No pude con la amarga melancolía de aquellos días.
-Eres una mujer, Asuna. No debes dejar que algo del pasado te persiga por tanto tiempo. -Kirito puso su mano en el hombro de ella, dándole un ligero masaje.
-No es lo único que me persigue de mis días de secundaria... -Asuna tomó su bolso y sacó sus lentes para ponérselos. -Prefiero evitar un accidente.
Ya era de noche, Yuna estaba viendo su serie favorita mientras tomaba un vaso de leche caliente para el frío del otoño, que estaba arreciando con cada día que pasaba.
Al acabar, Yuna apagó la televisión y se dirigió a su cuarto. Tenía la pijama puesta y estirándose dio un fuerte bostezo que no parecía el de una chica si no el de un león al despertar.
Al cerrar la puerta de su cuarto, vio a Kirito con un cuchillo en la mano y con una cara que dejaba ver todo su enojo.
-¿Pe-pero cómo? No es posible, ¡S-si yo te maté!
-Hierba mala nunca muere.
Kirito tiró el cuchillo al suelo para tratar de ahorcar a Yuna, quien se defendió tomando también el cuello de su adversario. En el forcejeó, Kirito tropezó, cayendo al suelo en donde Yuna lo volvió a ahorcar hasta dejarlo inconsciente.
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Espero se haya notado el cambio que dije en el capítulo 12, ahora Kirito y Asuna son bastante más cercanos y románticos, y todavía falta bastante para que las cosas lleguen a su clímax más alto 😂😂😂 así de románticos serán los próximos capítulos, que el siguiente que se viene es bastante lindo, se los apuesto. Nos vemos en una semana.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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