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Capítulo 11.-Las elecciones, parte 4.

Las elecciones para precandidatos de Los Conservadores se habían llevado a cabo. Alice había ganado con un treinta por ciento de los votos entre los nueve participantes a candidato oficial.

Claramente, y como era de esperarse ya que ella era la aprendiz de Asuna, se hizo una fiesta enorme. Cuando ella caminaba para dar su discurso de victoria, todo el pasillo que daba hacia la salida estaba lleno de sus militantes, quienes le aplaudían al tiempo que ella caminaba.

Entre esos militantes estaba nuestro querido Eugeo disfrazado de Etsu, quien fue visto por Alice, saludándolo con una sonrisa, que fue devuelta por él.

Al pasar Alice por el pasillo, la gente la iba siguiendo, aplaudiendo, gritando y chiflando ante la primera candidata de Los Conservadores para el cargo de Presidente del comité, algo que era un evento sin precedentes.

No obstante no todo era alegría y celebración, el grupo más conservador de Los Conservadores (mira tú que gracioso), no estaba para nada de acuerdo con que una mujer fuera candidata, ya que eso rompía con la "noble tradición" conservadora.

Y como sucedió con Eiji, ellos planeaban un golpe en contra de Alice, quien sonreía a todos los que estaban apoyándola.

Asuna estaba a un lado de la tarima, esperando a su aprendiz. Se notaba que el apoyo de Alice era mucho más que el de Eugeo, puesto que había más gente acumulada en la salida de la escuela, donde se llevaría el discurso de victoria.

-Bien hecho, te dije que ganaríamos. -Alentó Asuna tomando del hombro a Alice.

-Muchas gracias profesora. -Respondió ella, poniéndose en frente de todos sus militantes. -Primero que nada quiero agradecerles a ustedes por confiar en mí a pesar de ser mujer, no los decepcionaré.

Todos, hombres y mujeres por igual, aplaudieron con mucha emoción y entrega ante la primera candidata de Los Conservadores.

-Nuestra tradición conservadora será mantenida como es debido...pero las mujeres ahora tendremos un papel más importante para la escuela, seremos ligeramente más abiertos con las demandas de los alumnados y escucharemos cualquier propuesta que sea beneficiosa para nuestra escuela. -Nuevamente todos aplaudieron.

Entre varios opositores de Alice asentaron la cabeza, dando a entender que su plan se iba a poner en marcha. Eugeo se percató de ello.

-¡Eso suena como algo que dirían Los Radicales! -gritó uno de ellos.

-¡Esas propuestas radicales, no conservadoras!

-¡Seguramente es parte de Los Radicales en secreto!

Los aplausos y gritos cesaron para dar paso a un silencio incómodo y a algunos murmullos entre la multitud.

-No, como dije antes se va a mantener la tradición conservadora, pero no debemos seguir negando propuestas que sean buenas, lo que debemos es...

-¡¿Y cuantas de esas propuestas "buenas" piensas aceptar?!

-¡Seguramente dará luz verde a lo que está diciendo el candidato de Los Radicales, si yo los he visto juntos más de una vez!

-¡Yo también, seguro está trabajando en conjunto con ellos!

-Chicos, están en un error, los encuentros con Eugeo han sido de pura casualidad.

-¡Cállate, radicalista disfrazada!

Eugeo no soportó más el enojo y la impotencia, soltándole un puñetazo al que había hablado primero.

La celebración se convirtió en un caos total, puesto que los otros secuaces se le echaron encima a Eugeo, quien no se pudo defender.

-¡Ya basta de una maldita vez, sepárense! -Farfulló Asuna, quien bajó de la tarima para imponer el orden.

Los lentes se le habían caído a Eugeo, evidenciando ligeramente su identidad, pero la nariz y la peluca no se habían movido un solo segundo.

Eugeo dejó de luchar de inmediato que lo agarraron de los brazos, pero los otros querían luchar todavía.

-Bien amigo, será mejor que vengas con nosotros. -Entre varios le pusieron una bolsa de tela en la cabeza a Eugeo.

Cuando se la quitaron, él estaba en el sótano de la escuela, amarrado a una silla y sin posibilidad de escape junto a otros tres sujetos.

-Tu rostro no se nos hace precisamente familiar, ¿Cómo te llamas?

-Etsu, ese es mi nombre.

-¿Etsu?...pues no se tu pero en las listas no hay ningún Etsu.

-Ustedes, suéltenlo. -Ordenó Asuna, tenía los lentes puestos.

-Si profesora. -Entre los tres chicos desataron a Eugeo, marchándose del sótano.

Asuna caminó haciendo sonar sus tacones, dirigiéndose lentamente hacia Eugeo, quien se levantaba de la silla sobándose las muñecas.

-¿A qué se debe el disfraz, Eugeo? -La pregunta de la profesora lo exaltó.

-N-no sé de qué habla, ¿en verdad no se ha dado cuenta de...?

-Ya sé que eres tú. -Asuna se acercó a Eugeo, quitándole la nariz falsa. -¿Estabas espiando por cuestiones políticas o amorosas? -Él no respondió. -Vete ya.

A pesar de la enorme popularidad que Alice gozaba hasta ese entonces, sus opositores habían dicho algo que parecía verdad: que ella estuviera dispuesta a aceptar ideas radicales en el ala conservadora.

Eso a muchos no les entusiasmaba, pero ya no podían hacer nada puesto que ella ya era la candidata de Los Conservadores.

Si no aceptaban a Alice no votarían ni por ella ni por Los Radicales, provocando otro evento nunca antes visto: que una parte de la escuela no votara.

-Eso suena bien para nosotros. -Dijo Yuuki mientras ponía un cartel de propaganda con Eugeo de fondo.

-Por supuesto que sí, sabemos que es un hecho que Los Conservadores tienen más votantes que Los Radicales, pero si ellos no votan eso solo se traduce en nuestra victoria. -Contestó Yuna.

-El profesor Klein dijo que la primera orden que le daría a Eugeo cuando se hiciera presidente es que tumbara el muro de los perdedores.

-Para mí hace bien, ¿tú que dices, Eiji?

-Sí, me parece perfecto. -Contestó él con indiferencia.

Al ya no ser parte de la escena política escolar, Eiji ahora era el ayudante de la ministra de propaganda Yuna, puesto que le quedaba de maravilla.

-Vamos Eiji, date prisa con esos carteles. -Regañó Yuna.

-Puede que sean trozos enormes de papel, pero pesan lo suyo.

En la oficina del profesor Klein, él, Eugeo y Kirito estaban buscando la manera de aprovechar el descalabre de Alice...algo que incomodaba mucho al chico de ojos verdes.

Las estrategias eran mandar radicales encubiertos en las filas de Los Conservadores para hacer aún más grande el rumor de que Alice era justamente una radical muy apegada a esos ideales.

Eso provocaría una mayor deserción de sus militantes haciéndolos "no votantes" lo que garantizaría la victoria sobre ellos.

-¿Y qué opinas, Eugeo? -Preguntó Klein.

-No lo sé. Ahora que lo pienso todas las ideas de Los Radicales giran en torno a usted...creo que es momento de que yo haga algo. -Eugeo salió muy decidido de la oficina del profesor, caminando pesadamente.

Kirito encogió los hombros y se deslindó de inmediato para también retirarse. Estaba en las escaleras del segundo piso, apoyado en el barandal, observado la típica cortina de hierro que aún tenía a la escuela dividida.

Asuna pasó con sus tacones sonando tras de ella, eso encendía las alarmas en Kirito ya que significa que podía coquetearle secretamente a su profesora favorita.

Cuando ella pasó, se encontró con Yuna y con Yuuki, quienes platicaron con ella unos segundos...para que luego Yuna le diera un abrazo a Asuna, casi tirándola.

Podía ver los gestos de enojo en el rostro de Yuuki, quien la reprendía fuertemente por su comportamiento además de la cara de confusión de Asuna.

Simplemente se despidieron, con el detalle de que la lista de Asuna se había caído al suelo, por lo que Kirito fue corriendo como un rayo para levantarla.

Pero en ello se encontró a Eugene, quien también quería coquetear con la profesora.

-Suelta la libreta, gusano. -Advirtió.

-Sí, sé que también quieres coquetear con ella, y es tu día de suerte ya que acaba de tropezar. -Kirito señaló al lado opuesto.

-¡¿En dónde?! -Kirito le arrebató la libreta para irse corriendo.

-¡Ja, baboso, ese es el truco más viejo de la historia del Homo sapiens!

-¡Ven para acá rata!

Kirito había olvidado el detalle de que él era muy lento corriendo, por lo que Eugene lo alcanzó en menos de un pestañeo. Lo único que lo salvó que el hecho de que Asuna estaba parada hablando con unas alumnas, por lo que Eugene dejó de perseguirlo.

-Ah, profesora Asuna, justo la estaba buscando. Me di cuenta de que esto se le había caído. -Kirito le entregó las listas a Asuna.

-Gracias, seguramente me hubiera metido en un lio por perderlas. -Asuna acarició la mejilla de Kirito.

-Por cierto, mi paraguas desapareció hace unos días, no lo encuentro ni en mi casa ni en la escuela, ¿no lo deje de casualidad en su casa, profesora?

-Sí, había olvidado decírtelo, te lo traigo mañana.

-No se preocupe, iré por él hoy en la tarde.

-Lo tendré a la mano entonces, nos vemos en clase, alumno.

-Hasta luego profesora. -Cuando Kirito se marchó, las alumnas se le quedaron viendo a Asuna.

-¿Por qué él fue a su casa?

-¡Ah, es una larga historia, lo que pasa es que vivimos cerca y me pidió ayuda para una tarea, fue cosa de cinco minutos, nada más!

Todas las chicas cruzaron miradas, como que no le creían del todo a su profesora.

Kirito estaba recargado en un casillero, pensando en que podía haber cocinado Asuna para esa tarde. También estaba tratando de hilar alguna conversación, repasando varios temas para no quedarse en blanco a media cena.

De la nada, el hacha de incendios fue arrogada contra su cabeza, cayendo a un lado de su cara, destruyendo el casillero continuo.

Algo escapó del cuerpo de Kirito...tal vez de su coxis.

-¡¡¡Tú!!! -Farfulló Eugene.

-Diablos, creo que es hora de correr otra vez. -Kirito se fue corriendo como correcaminos, siendo perseguido por un coyote rabioso...pero en la vida real los coyotes son más rápidos que los correcaminos.

Cuando Kirito se vio acorralado en una pared, Eugene lo tomó del cuello de la camisa, levantándolo unos centímetros del suelo.

-Espero que tengas un buen dentista ya que te tendrá que poner de nuevo todos los dientes, maldita rata.

-¿Y tú tienes un buen traumatólogo?

-¿Trauma qué?

-Es el medico que te va a revisar las rodillas. -Kirito aprovechó que estaba a unos centímetros del suelo para darle una patada en la rodilla a Eugene, tumbándolo del suelo. -¿Qué tal esto, maldito simio?

Kirito le dio un upper cut a Eugene dejándolo noqueado, pero el golpe le lastimó la mano, poniendo un gesto mientras se aguantaba el dolor, sobándose la mano.

Varios curiosos llegaron a observar que había pasado, miraban a Eugene tirado y a Kirito tomándose de la mano.

-¿Tu hiciste eso? -Preguntó un chico.

-Tal vez...

Los dos muchachos habían acabado en la enfermería, uno estaba inconsciente, acostado en una cama, y el otro tenía una bolsa de hielos en la mano.

Eugeo estaba junto con Kirito mientras escribía ferozmente en una libreta su próximo discurso, con el que iba a sellar su victoria.

Tras haber hecho una encuesta, se sabía que Eugeo tenía un cuarenta y cuatro por ciento de los votos, Alice un treinta y seis y el otro veinte por ciento no iba a votar ese año.

Eugeo estaba arriba por ocho por ciento, una ventaja no muy abismal pero si lo suficientemente grande para saber que él iba a ganar.

El profesor Klein ya estaba pensando en que cosas se iba a comprar con los dos meses de sueldo que le iba a ganar a Asuna puesto que estaba a un paso de la victoria.

-¿Y cómo estuvo que te lastimaste la mano? -Preguntó Eugeo.

-Creo que instructor simio tiene la barbilla muy dura. -Respondió Kirito.

-¿Qué te parece esto? -Eugeo le dio su libreta a Kirito, quien se puso a leer el discurso con muchos gestos de sorpresa y de interrogación.

-Oye esto es muy arriesgado, es muy buena idea pero...

-Las grandes recompensas no vienen sin los grandes riesgos, ¿Qué no?

-Sin duda pero...justamente por lo mismo Alice se está quedando si votantes.

-Ella lo propone de una forma...yo lo haré ver como una solución a toda esta porquería.

Eugeo tomó su libreta para irse de la enfermería, Kirito también dejó la bolsa de hielos para no perderse la clase de letras...a la que no le estaba entendiendo un carajo.

Entendía al derecho y al revés la clase de historia, que también era impartida por Asuna. Por más atención que prestara a la clase de letras, por más que se esforzara en entender algo...nada entraba, todo salía casi al instante.

La mano de Kirito seguía hinchada, por lo que no podía escribir bien, algo de lo que Asuna se percató al instante, preguntando qué había pasado con su mano.

Él prefirió no responder, había prometido no pelear con Eugene y no pensaba decirle que la pelea se debía que los dos tuvieron una carrera por ver quien le entregaba la lista que se le había caído.

Sin más que decir, Asuna se llevó a Kirito de regreso a la enfermería para tratar bien aquella mano inflamada.

Yuna se acercó a Yuuki para secretearle algo.

-O es idea mía o ellos dos cada vez están más juntos.

-¿Qué estas celosa? -Preguntó Yuuki con tonó juguetón.

-Tonta. -Yuna dio un jalón a uno de los mechones de Yuuki. -Te lo estoy diciendo en serio...

-Puede que sí. -Dijo Yukki tallándose la cabeza. -Pero de igual manera debes aceptar que estas celosa.

-¡Sólo un poco y ya! -Farfulló Yuna, molesta.

Asuna estaba sentada en una cama junto con Kirito, le estaba poniendo crema para bajar la inflamación, acariciando el dorso de sus manos y sus nudillos con mucho cuidado.

-¿Puedo preguntar cómo te hiciste esto? -Cuestionó.

-Si te dijo me vas a matar.

-¡Shh!, debes ser formal en la escuela. Nos podemos tener confianza pero no olvides ese detalle, creo que las niñas están empezando a sospechar que te gusto.

Kirito abrió los ojos al tiempo que el corazón se le caía al suelo. -Qué tontería. -Mencionó. -Se puede decir que tenemos una relación de amistad únicamente.

-Es lo que yo pienso, ¿Por qué no dicen lo mismo de Eugeo? -Preguntó Asuna al tiempo que vendaba la mano del muchacho.

-¿Han salido juntos en alguna ocasión?

-No pero si hemos tenido contacto cercano, no sé por qué piensan ello, personalmente me molesta, si esos rumores tontos llegan a oídos del director pueden llegar a correrme, por eso debes hablarme formalmente aquí.

-Entiendo...yo aclararé ese punto con ellas.

El discurso que Eugeo iba a decir para el receso estaba listo, ya había sido retocado por Yuuki, quien de igual manera estaba insegura de cuál podría ser el resultado.

Los Radicales, seguros de su victoria, estaban celebrando, poniendo incluso en el lado de la cafetería que pertenecía a Los Conservadores varios carteles de propaganda que tenían a Eugeo y a su elocuente eslogan: con un futuro brillante.

Yuna era la encargada de la propaganda, por la cual ella y Eiji tocaban con sus guitarras algunas canciones para llamar la atención y hacer mucho ruido, dando a entender que iba a pasar algo grande.

El profesor Klein estaba en la entrada de la cafetería junto con Asuna, a la cual ya le había presumido durante todo el día que él iba a ganar y que Los Radicales aplastarían a Los Conservadores de una vez por todas.

Alice estaba escuchando el discurso, ya que la cortina de hierro había sido abierta para que todos, Radicales y Conservadores pudieran escuchar el discurso de carácter universal.

Eugeo se aclaró la garganta, estaba nervioso y las piernas le temblaban ya que iba a dar un paso como nunca antes algún comité escolar lo había hecho.

Al ver a Alice en primera fila, con ligera esperanza en sus ojos, todo temor desapareció, se talló las palmas de las manos y se acomodó la camisa.

-Compañeros, como pueden darse cuenta pedí que la "cortina de hierro" fuera abierta para este discurso. Caigo en cuenta que varios conservadores están aquí, y de verdad agradezco su presencia. Pero, ¿Por qué pedí que se abriera la cortina? Simple, para que no vuelva a ser cerrada, ¡la escuela no puede estar separada en dos bandos cada maldito año, se ha derramado sangre por culpa de esta locura que debería ser una simulación sana de lo que son las elecciones en la vida real! Si ganó con su apoyo, les juro por Dios mismo que eliminaré de una vez por todas ambos comités para unificarlos en uno sólo. No más radicales y no más conservadores, solo existirá el comité del progreso, porque eso lo que debemos buscar: ser progresistas.

Eugeo estaba conteniendo la emoción puesto que esperaba que la gente explotara en gritos y en aplausos...pero no iba a ser así.

-Esa es la mayor mamada que he escuchado en mi vida. -Dijo alguien del público.

-¡Si, eso es una mamada! -la cafetería entera empezó a abuchearle a Eugeo, lanzándole toda clase de objetos que tuvieran a la mano, ya fuera desde comida, cubiertos, servilletas e incluso libretas.

El sueño de Eugeo se había cumplido: Conservadores y Radicales estaban trabajando juntos...en abuchearlo.

Yuna miraba incomoda, a su lado había un cartel de propaganda que le daba crédito como su creadora, le arranco su nombre y se fue silbando.

La única que aplaudía a Eugeo en medio de todo el caos era Alice, hasta que alguien le dio una manzana para que se la arrogara a Eugeo, pero ella mejor le dio un mordisco.

-Creo, profesor Klein, que me debe dos meses de salario.

-No...no, ¡otra vez no! -Klein cayó sobre sus rodillas y empezó a golpear el suelo, desdichado.

-Suerte para la próxima...si es que Los Radicales tiene una próxima vez.

El día de las elecciones, la casilla que era para votar por Alice estaba a reventar, toda la escuela hacía fila para votar por ella.

La de Eugeo...solo tenía cuatro votantes: Kirito, Yuuki, Yuna y el mismo Eugeo.

Klein estaba contando los billetes en la mano de Asuna, llorando por su nueva derrota y su cuarta colocación en el muro de los perdedores junto con el nombre de Eugeo.

Vaya que la vida podía llegar a ser cruel, pero una mala decisión había encaminado a la mitad de la escuela a no votar, y Los Conservadores que prefirieron en su momento no votar, ahora sí que lo hicieron.

La cortina de hierro había sido abierta para no cerrarse esta vez, malo que no era por los esfuerzos de Eugeo...si no porque ya todos tenían una misma ideología.

El fin de Los Radicales había llegado, algo que era muy predecible desde un comienzo, sólo que el azote que les habían dado contra el suelo fue mucho más violento de lo que se esperaba.

Al acabar las votaciones ya habían dado las seis de la tarde, el cielo anaranjado estaba adornando el cielo, pintando las nubes con su color.

Eugeo estaba detrás de una pared, sentado y abrazando sus rodillas. Lo que él juraba era la mejor idea del universo resultó ser "una mamada", lo que lo deprimía bastante.

Una manzana cayó en su cabeza, volteando a su derecha para ver quien la había lanzado: era Alice.

-Sigh, ¿también vienes a burlarte de mí? ¿No puedes conformarte con haberme humillado en las elecciones?

-No vine a humillarte, vine a compartir una manzana contigo. -Alice tenía su mano izquierda en la espalda y al mostrarla tenía una manzana en la misma, dándole una gran mordida. -¿Me dejaras comiendo sola?

-No... -Eugeo tomó la manzana del suelo, la pulió con su camisa y le dio una mordida. -Ahora que lo pienso, ¿Quién iba a querer una unificación de los dos comités? solo a un estúpido como a mí se me ocurre tal tontería.

-Oye, me estás diciendo estúpida a mi también...yo igual quería una unificación, pero fui más astuta que tú al decirlo entre líneas.

-Ya me da lo mismo, solo tuve cuatro votos de mierda.

-En realidad tuviste cinco...yo vote por ti, Etsu.

-¡¿Cómo?! -Alice soltó una risita al ver la cara de Eugeo.

-Me di cuenta desde el principio, conozco el color exacto de tus ojos, verde con un toque de azul.

Eugeo abrió los ojos, sonrojándose un poco. Sabía que las mujeres tenían más costumbre que los hombres de ver a los ojos cuando hablan con alguien...pero aquello le parecía algo increíble.

Alice le dio otro mordisco a su manzana, sonriendo mientras masticaba. Eugeo de igual forma imitó a su compañera.

-Siendo así, felicidades por tu victoria, nueva presidenta del comité. Cumple el sueño que yo fracase en cumplir.

-Respecto a eso...renuncié cuando me declararon ganadora. Creo que con eso se hará una junta provisional entre Radicales y Conservadores para ver que se hace con esa situación, al final nuestro sueño se cumplió.

-Diablos...¿lo tenías planeado?

-No...nunca lo tuve contemplado. Hasta mañana, Eugeo.

-Hasta mañana...Alice.

En casa de Asuna, ella le había entregado el paraguas a Kirito. El pretexto le había servido de maravilla.

Ambos estaban sentados en la mesa, el paraguas estaba a un lado de la puerta para que ésta vez no fuera olvidado, aunque era un deseo que compartían profesora y Alumno.

Pesé a los rumores de las niñas en aquella tarde, Asuna no encontraba nada raro en que un alumno comiera en su casa. Ella en más de una ocasión había cenado y comido en casa de su profesora cuando estaba en la universidad.

Kirito podía llegar a ser un poco "coqueto", pero muchas chicas confundían el amor con la servicialidad y caballerosidad de un hombre. Estaba segura que no le pasaba eso porque el muchacho no podía estar enamorado de ella, era una locura.

-Espero no olvidarlo hoy, eso sería el colmo.

-No te preocupes, no me molesta.

-¿Qué comemos hoy? -Preguntó él.

-¿Comemos? -Repuso ella.

-Pensé que ibas a invitarme a comer.

-No te equivocas. -Sonrió Asuna. -Ayer preparé coq au vin, dicen que fue preparado para Julio Cesar como banquete de celebración por la conquista de la Gallia.

-Coq au vin. -Repitió él. -¿Gallo al vino?

-Oui. Gallo al vino, pero lo hice con ternera, no encontré gallos.

-Une vraie pitié.

-Si...una verdadera lástima, ¡iré por los platos!

-Yo pongo los cubiertos. -Kirito se levantó de la mesa y fue corriendo hacia la cocina al tiempo que él y Asuna reían.

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Bien este es el último capítulo de las elecciones, aunque eso sí, todavía se tratarán algunos temas en l próximo capítulo
Estoy nervioso ya que hoy son los resultados de sí quede en la universidad, por favor deseenme suerte D:

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes

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