Capítulo 8.-Un Semestre entero.
Ya se avecinaba el aniversario semestral desde que Eiji se le declaró a Yuna, por lo cual se sentía nervioso al ser un suceso de mucha importancia. Ya había pasado San Valentín...algo que dejó a Eiji mucho que desear puesto que no le había regalado gran cosa a Yuna, algo que lo tenía ligeramente resentido consigo mismo.
Razón por la cual, ahora él quería redimir sus pecados haciéndole pasar el mejor de los momentos a su querida novia...pero tenía que pensar...y pensar concisamente.
El aura de misticismo en la solitaria biblioteca era bastante presente...él había pedido consejo a la persona más indicada para saber que podía ser lo mejor en su aniversario semestral.
-¿Cuáles son tus dudas? –Preguntó Yuuki. Ese era el mejor lugar para una reunión secreta.
-Tengo bastantes, y espero que no te vayas a enojar por la obviedad de las mismas. –Contestó Eiji.
-Adelante...pregunta.
-¿Qué animal de peluche es el favorito de Yuna? ¿Cuáles son sus flores favoritas? ¿Le gustaría ir a ver una película al cine?
-Sinceramente, pensé que preguntarías más torpezas, pero te salvaste. Mi consejo es que no la lleves al cine, un aniversario debería ser algo más íntimo.
-Espera...¿No te estarás refiriendo a...?
-¡Ni siquiera se te vaya a pasar eso por la cabeza! Cuando me refiero a "íntimo" es algo en donde solo estén ustedes dos, y tampoco vayas a pensar en una cena, eso es peor.
-¿Cuál es tu consejo entonces?
-Quizá como hay bastantes en la ciudad y no es un día muy concurrido y mucho menos la hora...¿Qué tal si la llevas a los bolos?
-¿Yuna sabe jugar boliche?
-Es muy buena, siempre gana cuando hacemos duelos de dos...si no sabré de eso. –Yuuki hizo un gesto de ironía...efectivamente ella sabía eso mejor que nadie.
-¿Alguna otra sugerencia? –Pidió Eiji.
-Hum...
Ya con varias ideas en mente y algunas anotaciones, seguramente el aniversario semestral sería algo muy lindo para ambos.
Naturalmente, Yuna no se quedaba atrás, teniendo algunas cosas ya también planeadas. De hecho, se puede decir que ella tendría la iniciativa.
Ya tenía un cronograma planeado, lo hacía en el escritorio de la profesora Asuna en la clase de educación física. Ella se había cerciorado de acabar rápido, y como Asuna tenía hora muerta en ese rato, decidió ayudar a su alumna...aprovechando que quizá y así la dejaría tranquila un rato.
Lo que ella tenía en mente era algo parecido al boliche, ya que era una de sus actividades favoritas. Tanto así, que en más de una ocasión se había lastimado los dedos cuando apenas era una practicante, pero ya tenía todo dominado.
La escena era bastante romántica en su cabeza: tomaría de la mano a Eiji, cerquita de él, cada que hiciera un movimiento correcto le daría un beso. Sin duda alguna era el material para un aniversario bastante romántico.
Inclusive Kirito se había ofrecido para ayudar. Yuna aceptó la tregua y confió en él. Siendo más o menos conocedor de que le gustaba a Eiji, Eugeo también sería participe de aquel evento, incluso el mismo Klein.
Hallándose solos en el salón de profesores, él aprovecharía para jugar una carta, además de fumar un cigarro.
-¿Se imagina cuando usted y "ya sabe quién" cumplan también un aniversario? ¿No le da algún sentimiento pensar en eso?
-Llevamos unas pocas semanas de novios...pero claro que me lo he imaginado... -Respondió Asuna.
-Estoy saliendo con una chica, se llama Liz. No somos novios todavía, pero también tengo en mi memoria el día de nuestra primera cita...es miembro del Partido Comunista, de ahí nos conocemos.
-¿Seguro que no se le va a olvidar así como preparar su primera clase del semestre?
-¡Oiga!...eso es otra cosa. Claro que no podría olvidarlo...espero.
Y como era de esperarse, Klein salió más jodido que Asuna en ese altercado de bromas. Faltaban dos días para el aniversario, Yuna ya tenía, aparte del cronograma, las manos en acción para hacerle un pequeño regalo a Eiji.
El corazón de papel era una pequeña muestra, pero bien podría existir un detalle mucho más lindo...y así era, exactamente.
Lo que Yuna tenía preparado para el aniversario era un pequeño libro empastado en cuero donde tenía una especie de diario en el cual anotaba cada día sin falta una pequeña cita que resumiera su día con su novio.
Las variantes eran considerables, ya que detallaba los días en que Eiji se enojaba con ella por coquetearle a Asuna o por golpear a Kirito, siempre poniendo al final de esa cita "Seguramente cuando lo vea en retrospectiva, sabré que estoy mal...pero así me ama él y así lo amo yo".
Entre esas citas revoloteaban alguna "frasecita babosa" cuando ella se encontraba más enamorada de lo normal. Anotaba incluso los detalles que a cualquiera se le harían como cualquier cosa, pero a ella no.
Aun así era algo muy medido, nada exagerado y tampoco algo que escribiría una acosadora... curiosamente, Yuna tenía pensado algo parecido para la profesora Asuna, pero esos secretos se los guardaba para ella misma.
Como Eiji no tenía el gran genio creativo de Yuna, se la pasaría un poco más complicado pensando en un regalo para ella, además de invitarla a salir a algún lado. Lo jodido es que su aniversario era entresemana, así que eso les quitaría algo de tiempo.
El punto de todo era no desanimarse, ya que, seguramente, cosas mejores iban a pasar en ese día.
-¿Y cómo ve?... –Cuestionó Yuna al tiempo que Asuna le entregaba el libro con las citas.
-Para mí, fue muy gracioso, pero también muy lindo. Como consejo: no hagas enojar tanto al pobre Eiji. Tienes suerte que no sea tan celoso como para haberte terminado por una cosa tan torpe.
-¿Terminarme porque la abrazo y por qué le digo cositas bonitas? –Yuna quedó frente a frente a Asuna...ésta se hizo un poco para atrás.
-Exactamente, Yuna. Supe de un amigo que su novia lo quería terminar ya que él estaba enamorado de su profesora de idiomas ¿no lo crees ridículo?
-No mucho. Yo creo que ella no tenía sus motivos como para querer romper la relación.
Asuna suspiró pesadamente. -¿Dónde queda esa objetividad?
Dedicar una canción quedaba de más, no tenía mucho sentido ya que ambos enamorados eran músicos, por lo que esa opción quedaba descartada para Eiji. Tampoco ir a un lugar donde tocaran música en vivo, eso era más tonto todavía.
Eiji quería aprender a jugar bolos para que la experiencia en pareja fuera más disfrutable. Sin embargo, Jun, que también se encontraba hasta el cuello en esa situación, se lo desaconsejó.
El primero de ellos daba algunas opciones, se segundo las analizaba y las rechazaba, en su gran mayoría. Como se dijo...Eiji no era un genio creativo, ni de lejos.
-Si es tu primera vez en jugar boliche puede ser más romántico, quizá incluso ella se divierta más. –Explicó Jun.
-Entiendo lo de divertido ya que Yuna seguramente se va a reír de mí por no saber jugar ¿Pero romántico?
-Sí. Existe una técnica para tomar la bola, si te toma de la mano, se pega a ti. –La idea de Yuna y la de Jun era muy similar cuando ninguno de los dos había tenido alguna plática referente a ello.
-Entiendo...¿Cómo puedo ser tan ciego?
-No sé cómo te puedes llamar músico si no tienes ni la menor sensibilidad ante el mundo.
-¡Claro que la tengo!...pero desarrollarla con Yuna es un poco complicado. Por cierto, ¿Cómo vas con Yuuki?
-Prefiero guardarme eso para mí.
El secreto de Jun era algo que, sin duda, era mejor ser guardado ya que traía consigo un poco de vergüenza, sobre todo para él y sus intenciones.
Tras el fracaso de la cafetería y la finalización de la obra de teatro, Jun casi no había tenido oportunidad de coquetearle a Yuuki, incluso cuando se la pasaba sola.
En una de esas ocasiones en las que Eugeo platicaba con Alice, Kirito y Asuna se encerraban en algún salón y, precisamente, Yuna y Eiji se daban de besitos y abracitos, Jun decidió aprovechar aquel momento.
Era bastante evidente que Yuuki se sentía triste, incluso esa aura se contagiaba ligeramente. Y así fue Jun, sentándose al lado de esa chica que le gustaba, llevándose un leve rechazo de forma inmediata.
El regalo de San Valentín fue un cojín de dos palmos de largo y uno de alto. La imagen del mismo era de la ciudad de Tokyo. Ese regalo era bastante lindo, pero Yuuki lo interpretó más como un símbolo de amistad que de amor, Jun no era demasiado evidente en ese aspecto, no como sí lo fueron Kirito y Eiji, en su momento.
Aquel fue el único abrazo que Jun recibió de Yuuki, y cuando trató de estar ahí con ella en su soledad, vaya que no fue muy de su agrado.
-¿Estás bien, Yuuki? –Preguntó él.
-Sí, estoy perfectamente. –Una mentira para tratar de consolarse ella misma. Claramente estaba triste porque Eugeo no le prestaba atención y por qué se sentía perdidamente enamorado de Alice, tanto así que parecía no tener solución.
-¿Quieres que te acompañe a desayunar? No tengo molestias con eso.
-No te preocupes, Jun. Como te dije, estoy bien. –Era algo curioso, era casi como el problema que Asuna tuvo en aquella navidad, prefería estar sola.
Esa "preferencia" era debido a que no quería arrastrar a Jun a hacerle compañía. Desde su punto de vista, Jun lo hacía por compromiso o para medio esclarecer la amistad que ambos se tenían.
Yuuki ya amaba a alguien más, pero esa no era la razón por la cual ella se alejaba de Jun.
Siempre fue sin querer, sin darse cuenta de ello, salvo en ese momento en que el muchacho pedía sentarse con ella.
-¿Pero segura que no quieres compañía? –Insistió Jun.
-No tengo problemas con ello, en verdad. Por favor, no te preocupes por algo que no tiene relevancia.
-Bien...si tú lo dices, creo que está bien.
Y así era como Jun siempre recorría los pasillos de forma melancólica, saludando a Yuuki siempre que podía, pero en alguna ocasión, ella ni siquiera lo veía. Daba la impresión de que no existía forma humana en que él pudiera llamar su atención...
Regresando al presente, Yuna y Eiji iban caminando afuera de la academia para ir a sus respectivas casas. Iban cogiditos de la mano, sonriendo y charlando de lo sucedido en aquel día tan pesado para los dos.
Quien se la veía más negras era Eiji, ya que tenía que pensar perfectamente en el regalo, teniendo ya las ideas que Jun le mencionaba en receso.
-El jueves es día que paso con Yuuki, pero no sé, preferiría pasarlo contigo ¿Sabes por qué? –Yuna quería poner a prueba a Eiji para cerciorarse de si se acordaba de qué tenía de especial aquel día.
-¿Por nuestro aniversario? Pensé que me creías menos olvidadizo.
-Oye, tenía que asegurarme que no lo ibas a olvidar.
-Y si se me hubiera olvidado ¿Qué me habrías hecho? Algo me dice que le coqueterías el doble a la profesora Asuna únicamente para molestarme.
-Hum, tienes toda la razón. Y además de eso no te hubiera hablado hasta el lunes, ni siquiera un remoto mensaje.
-Pero ya vez que no se me olvidó. –Eiji le dio un pequeño beso a Yuna en los labios, sonriendo de manera victoriosa. –Tienes suerte de que ahora si tengo para comprar tu regalo...no como cuando... bueno, ya sabes.
-No me molestó que no tuvieras dinero para comprarme un regalo. Prefiero mil veces pasar tiempo contigo a tener un regalo que puede romperse o perderse...
-Tendrás muchos defectos...pero siempre encuentras una nueva forma para enamorarme, Yuna.
Recordando todas las veces que los dos discutían ya fuera por sus diferencias políticas, porque Yuna coqueteaba con la profesora Asuna, al momento de elegir la obra de teatro. Al final de todo, siempre se contentaban, y eso era más importante que cualquier otra cosa.
El después de las discusiones era tan dulce como el caramelo, ya que ambos no se separaban en ni un solo momento del día, y esos abrazos "de sanguijuela" eran únicamente para Eiji. Sin tener a nadie que los separara, ese abrazo podía durar minutos enteros.
Y eso era ni más ni menos lo que pasaba en aquel momento, ya Yuna no solo iba de la mano, ahora abrazaba a Eiji a pesar de un ligero calor en el ambiente debido a la entrada de la primavera.
Las sakuras reflorecían como si nunca se hubieran quedado sin sus hojas, por lo que el ambiente era para enamorarse.
El sol era leve, el viento soplaba de forma ligera y el olor de las flores y la vista de los verdes pastos para llegar a casa abundaban en toda la ciudad.
Los autos podían hacer ruido, la gente pasando llegaría a ser molesta...pero para esos dos enamorados, no existía detalle o problema alguno en esos detalles, ya que al final eso es lo que eran: detalles.
Llegando, finalmente, a la casa de Yuna, Eiji se hizo una ligera reverencia y tomó de la mano a Yuna para darle un pequeño beso al dorso de la misma.
-Bueno, el violinista tiene que retirarse ¿Le molesta a la pianista? –Cuestionó Eiji sin soltarla de la mano y aun en reverencia.
-A la pianista no le molesta...pero a veces la cordialidad está de más. –Yuna abrazó a Eiji, dándole un pequeño beso en los labios. –Te quiero mucho...
-Yo también. –Jalándole un poco la oreja, Yuna se dolió y Eiji rió. -¡Pero ya deja de coquetearle a la profesora Asuna!
-Hum, si fueras más romántico me pensaría. –Ella contratacó jalándole una mejilla, cada vez más ambos ejercían presión hasta que se rindieron, soltándose a reír después de eso.
-Nos vemos mañana, Yuna. –Nuevamente, él se despedía con un beso.
-Te quiero mucho, Eiji.
Esa noche, los dos mensajearon "cositas bobas de amor" siendo parte de su acaramelada reconciliación, la cual ya casi era una rutina por lo habitual que podía llegar a ser las veces que ambos se enojaban.
Y ya era el gran día, aquel donde Yuna y Eiji cumplirían seis meses de novios. No era demasiado, pero si tenían ya su antigüedad.
Yuna iba de un lado a otro en su cuarto. Tenía mucha prisa ya que preparaba su mochila, se arreglaba para ir a la academia y ponía una pequeña flor blanca en el libro que le iba a dar a Eiji.
Y, hablando del diablo, él no se la pasaba mejor, guardaba en su mochila un panda de peluche y algunas flores rojas perfectas para la ocasión. También una pequeña botella con una diminuta guitarra y agua de mar iban para adentro. Aquellos eran los detalles que tendría para ella.
Ese día acordaron no verse en la entrada de la academia. Eiji llegaría cinco minutos antes que Yuna, yendo directamente al gimnasio con Eugeo y Kirito, mientras que Yuuki y Alice la llevarían al mismo sitio solo que unos minutos después.
Eso era una buena idea...exceptuando el hecho de que esos cinco minutos le parecían eternos al muchacho, quien daba la impresión de tener Parkinson ya que le temblaban los brazos de forma violenta al sentirse nervioso.
Sería la primera vez que le regalaría tantas cosas a Yuna, y aún faltaba la salida de los bolos. Ni siquiera en navidad fue algo tan numeroso como lo sería en ese su aniversario de seis meses.
Tratando de poner los nervios de lado, Eugeo y Kirito se burlaban un poco de él ya que era la primera vez que lo veían así o de alguna forma parecida.
-El tímido aquí es Eugeo ¿Por qué te pones de princeso tan de repente, Eiji? –Se burló Kirito, tirándole también a su buen amigo.
-¡Oye esta no es mi guerra!
-Igual, tengo razón.
-Y odio tanto que tengas razón ¡desgraciado!
-¡Quisieran no ponerme más nervioso de lo que ya estoy! Si mis regalos son una mierda comparados con los de ella, me voy a aventar del segundo piso de la academia, ¡y sí podría alcanzar a matarme!
-No exageres, en realidad tus regalos son buenos ¡apuesto a que a Yuna le van a encantar! –Animó Eugeo dándole unas palmaditas a Eiji.
En la perspectiva de Yuna, el caminar hacía el gimnasio era un recorrido muchísimo más largo de lo que podría ser normalmente. Es como si el pasillo que llevaba al mismo se hiciera largo, dilatándose con cada paso.
Alice se notaba bastante emocionaba, ella tenía esa ilusión de algún día tener algo parecido en algún aniversario que tendría con Eugeo. A pesar del tropiezo sufrido en San Valentín, ella aún se mantenía con esperanzas.
La pequeña flor se mantenía viva debido a que estuvo gran parte de la mañana en un vaso de agua que Klein ofreció para que la misma no se secara, aportando así su pequeño granito de arena a la ocasión tan especial.
-¿Nerviosa? –Preguntó Yuuki.
-En lo absoluto. –El camino se alargaba no por los nervios, sino por la impaciencia de ya llegar. Cosa contraria, el camino sería cosa de un pestañeo.
-Estoy segura que le van a encantar tus regalos, Yuna. Ese libro es algo muy hermoso. –Comentó Alice, deseosa de recibir uno parecido de su joven enamorado.
-Por eso mismo lo pensé. Tal vez sea algo muy cursi, pero no es como que a él no le gusten esas cosas. Las canciones que compone son tan ñoñas pero tan lindas a la vez.
Ya finalmente en la puerta del gimnasio, la puerta se encontraba entreabierta, dando indicio de que se podía pasar al mismo lugar. El lugar fue abierto por Alice, naturalmente.
Al abrir la puerta, Eiji ahorcaba a Kirito al tiempo en que Eugeo trataba de separarlos. Su "pequeña" discusión se extendió un poco a mayores debido a las bromas del segundo de ellos.
Las chicas los observaron con cara de "Que carajos" mientras ambos seguían discutiendo. No fue hasta que Yuuki se aclaró la garganta que ambos pararon.
-¡Ah, perdón! –Eiji rió nerviosamente, acomodándose un poco el cabello y enderezándose de inmediato.
Los acompañantes de ambos muchachos se hicieron un paso para atrás, dejando frente a frente a esos dos enamorados del alma.
-Para ti. –Sonrió Yuna, entregando la rosa blanca cultivada en enero y el pequeño libro. Eiji, de inmediato, entregó las flores rojas y la botella con una la guitarra y el agua del mar. –Ay, qué bonito.
Teniendo la botella en sus manos, Yuna la agitó, la arena que se cimentaba en la misma, al ser un recuerdo de playa, se esparció por toda la botella.
-Pero no es todo. –Ahora Eiji entregó el panda de peluche, que tenía amarrado como un bebé en la espalda. A Yuna le brillaron los ojitos al ver aquella cosa tan maravillosa y tierna.
No esperando un segundo más, Yuna se abalanzó sobre Eiji, dándole ese abrazo "de sanguijuela" que ya era tan suyo.
-Gracias... -Separándose del abrazo, Eiji se aventuró para darle un beso en los labios a Yuna. Yuuki, Alice, Eugeo y Kirito aplaudieron.
-Como quisiera un novio así. –Dijo Alice con cierto tono de malicia.
-Y-yo ayudé a Eiji con la planeación y los regalos...fue algo así como mi idea. –Susurró Eugeo, estando al lado de Alice. Tras el comentario, se sonrojó.
En la entrega del libro hecho por Yuna, Eiji lo miró de forma curiosa mientras ella abrazaba al panda de peluche, pareciendo una niña de cinco años en el proceso. Leyendo el "prefacio" del texto, se podía leer que tanto venía en aquel libro. En la primera hoja y primera cita, se leía.
"Gracias por soportarme estos seis meses en donde siempre te he hecho enojar por coquetearle a la profesora. Quédate otros seis más a mi lado, y si no has enfadado hasta entonces, puede ser un poquito más de tiempo. Te ama mucho, Yuna."
Describir lo que el corazón de Eiji sintió en ese momento sería algo muy complicado, mil palabras no serían suficientes ni se podrían sintetizar en una sola. Lo único que se puede comentar de ese momento, es que Eiji se sintió tan enamorado que sentía la necesidad de pasar toda su vida con Yuna.
Nunca fue de pensamientos promiscuos ni mucho menos, ni siquiera se había planteado, hasta ese momento, en querer hacerle el amor a Yuna si eso significaba entregarle su alma. Seguramente eso no era lo que significaría, pero fue la primera vez que se lo planteó de forma sería.
Sin importar que ese deseo era de bastante grandeza, él era de la idea de que la primera vez era inmediatamente tras el matrimonio, no en medio de un momento de locura amorosa.
Queriendo descargar un poquito de ese deseo, lo que si sucedió fue que él se entregó a un beso con Yuna como nunca antes se lo había dado.
-Ay, el amor. –Suspiró Kirito.
Finalizando el beso, ambos tortolitos se abrazaron, meciéndose de izquierda a derecha mientras sonreían alegremente. Viéndose a los ojos, juntaron sus frentes.
-Hace seis meses te diría "te quiero" pero ahora te digo "te amo". –Comentó Yuna, sonriendo y cerrando sus ojos.
-Si me amas tanto...por favor no me vayas a humillar en los bolos. –Eiji se soltó a reírealizar, Yuna simplemente dio una sonrisa y le pellizcó el brazo, fingiendo molestia por la misma razón. –Ahora ya tengo un nuevo libro favorito.
Y ya acabándose el alboroto, y yendo al salón de clases, tanto la profesora Asuna y el profesor Klein se dieron cuenta de los regalos que ambos enamorados tenían en sus manos. Simplemente, sonrieron de forma alegre y se sintieron bien al saber que sus esfuerzos no fueron en vano.
Y justo como se planeó, los dos no se separaron en ningún solo momento del día. Yuuki cambió de lugar con Eiji para que siempre estuviera junto con Yuna, y ella charló con Jun, quien no podía estar más feliz.
Durante receso los dos tortolitos ni siquiera se fueron a sentar en la mesa de siempre, se fueron a una zona más privada, que era la biblioteca...donde algún que otro besito fue robado en ése lugar. No eran besos del otro mundo ni nada por el estilo, pero sí que eran bastantes y a montones.
Ya para la hora de la salida, no fue raro que no se les viera en la entrada de la academia...se habían marchado a los bolos de forma inmediata.
Y una vez ahí, Yuna puso en práctica su plan maestro, efectivamente enseñando a Eiji como se lanzaba la bola y las posiciones para hacerlo. Se ponía tras de él, lo más cerca posible, tomándolo de la mano y de la espalda para ponerlo en una posición que fuera idónea.
Mientras ella explicaba el juego, Eiji no prestó atención en lo más remoto...solo se concentró en Yuna y en su belleza, recordando por que se enamoró de ella, por esa sonrisa y esa cara tan hermosa. Fue al hundirse de lleno en esa pasión que el enamoramiento no solo fue de la sonrisa o del cuerpo de Yuna...también se enamoró de su alma, y eso es algo que ya no tiene remedio.
Cuando Yuna se percató que Eiji no le prestaba atención, ella se molestó ligeramente, jalándolo de la mejilla. El amor a flor de piel era tanto, que el dolor no era presente. Él simplemente cerró sus ojos y le dio un beso en los labios a Yuna, quien se sorprendió bastante.
-Te amo...
-Ay, Eiji. –Yuna se sintió apenada, echándose aire con una mano. –Sigamos practicando y ya luego me dices todo lo que quieras.
La parejita soltó una risita y continuaron practicando...efectivamente, Yuna le metió una paliza en el marcador a Eiji, incluso más horrenda de lo que sería una golpiza a Kirito en la época del amor en los tiempos del cólera.
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Biolazhion xd
Tengo que reconocer que estos dos son un amorsh :3 lo malo es que no lo sobre explote en su momento y cuando pude :'v
Ya la próxima semana es el ultimo capítulo que toma como protagonistas a estos tortolitos.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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