Capítulo 12.-El viejo y la mar.
Tras la pelea, claramente Yuuki no sintió mucho agrado de tal cosa. Cuando vio a Eugeo con su ojo morado y sus nudillos magullados, simplemente suspiró pesadamente, llevándose una mano a la frente.
-¿En verdad?
-No tenía esa intensión. -Cuando él trató de tomar la mano de Yuuki, ella no lo permitió, marchándose con un leve enojo. Habían muchas maneras de arreglar un problema, pero a los cavernarios de su novio y el chico que sentía una atracción por ella no lo vieron así.
Por lo mismo, también se molestó con Jun.
Ese día, y siendo algo que nunca se esperaría de Eugeo, él tenía el ojo morado y los nudillos magullados. Eso era un claro indicio de que tuvo una pelea ese mismo día, ya que en la entrada no los tenía.
-¿Con quién te peleaste, amigo? -Preguntó Kirito.
-Con el idiota de Jun.
-¿El que le coqueteaba a Yuuki?
-Ése mismo.
-Hiciste bien en ponerle un "Hasta aquí".
-Y vaya si no lo hice.
(Ahora saben a que se debió esa escena xd)
Para ser justos, quien puso el "Hasta aquí" fue Yuuki...no él. Pero bueno, cosas que se dicen para impresionar a los amigos. Ahí fue cuando muchos se preguntaron ¿Por qué Eugeo no se inscribió en boxeo? Haber noqueado a Jun de dos golpes no era poca cosa.
Kirito tal vez pudo noquear de un solo golpe a Eugene, cosa que a la que no se le podía quitar mérito alguno. Una pelea entre ambos amigos resultaría...morbosamente interesante.
Progresando algunas semanas después de eso, era el día antes de que la Caja de Pandora fuera abierta. Quizá se había tenido que tener bajo vigilancia a ambos muchachos tras esa escapada romántica que se dieron, pero siempre encontraban una forma de entregarse con el alma y más que eso.
Un día antes, Kirito había ido a la casa de Eugeo para hablar con su madre. Ambos se quedarían hasta tarde para hacer un "trabajo" en la biblioteca de la academia...siendo una muy buena mentira que ella se creyó por completo.
Lo mismo fue con los padres de Yuuki, a quienes Yuna y Eiji convencieron de lo mismo. Esos tres se sentían un poco incomodos al saber que la romántica pareja se daría otra pequeña escapada amorosa... que era justamente por lo cual les habían restringido tantas libertades.
-Lo que sea por la amistad y el amor. -Sentenció Kirito. Él, Yuna y Eiji se encontraban en un círculo.
-Lo que hacemos es terriblemente inmoral, pero sí. Al final, lo que diga el corazón es más importante.
Y, tras tres horas de hacer el amor, ambos jóvenes se detuvieron. Mas no se dejaron de besar y sentirse en carne propia, no podían dejar de hacerlo.
Si Yuuki hubiera podido ver a Eugeo en ese momento, se daría cuenta que las cosas no iban nada bien con él. Se le notaba hasta en el rostro la maldita culpa que le hacía sentir pensar en Alice mientras hacía el amor con Yuuki. No podía evitarlo, esos pensamientos llegaban sin querer.
Por pura suerte de cabrón, no se le había escapado el gemir el nombre de Alice mientras esa tarde calurosa y romántica transcurría.
Al abrazarse finalmente, ambos se vieron unos segundos a los ojos. Esa parte del cuerpo, esos órganos son la ventana del alma. Observándolos a detalle, incluso reflejándose en esos hermosos ojos verdes de Eugeo, Yuuki se pudo dar cuenta que algo le pasaba, que algo no andaba bien, en lo más mínimo.
Prefirió no preguntar. Una explicación podría tardar bastante y las prisas no eran para estar tranquilo. Para el día de mañana eso no sería malo platicar.
-Nos vemos mañana. -Despidiéndose de Yuuki, Eugeo la abrazó, suspirando pesadamente y haciéndolo como si esa fuera la última vez. -Te amo...
La desesperación en las palabras de Eugeo era clara. ¿Tendría algún problema en su casa? Nadie podía estar seguro de ello más que él mismo, pero no decía nada, eso se lo guardaba exclusivamente para sí mismo.
-Yo también. Nos vemos en la academia. -En un último beso del día, ambos se despidieron, tomando cada quien caminos diferentes.
La noche de ese día era completamente estrellada. Se veía todo el espectáculo desde la ventana de cualquier casa en la ciudad de Tokio. Yuuki, siendo muy apasionada a ese tipo de cosas, subió a la azotea de la suya, observando todo de forma detallada.
No queriendo pasar ese rato sola, le llamó a Eugeo, quien veía lo mismo pero desde su ventana al tiempo en que escuchaba música.
-Diga...
-¿Ya viste como está la noche? -Preguntó Yuuki.
-Pero por supuesto que sí. Nunca antes había visto algo tan bonito...o bueno, quizá a ti desde ese primer beso que nos dimos.
-Tan romántico como siempre...no sé cómo Alice pudo rechazarte, pero me alegra que haya tomado esa decisión.
Por haber escuchado su verdad, Eugeo sintió un vacío en el pecho, el cual ocultó tras una risa hipócrita. Únicamente decidió seguirle el juego a Yuuki.
-A mi también me alegra. -No del todo...pero ¿Qué podía decir en esa situación?
-Oye...¿Por qué no vas a tu azotea para que veas lo mismo que yo? Es mejor tener una vista de todo a que dé un poco ¿No crees?
-Quizá el profesor Klein no estaría de acuerdo con ello. Sigh. Disimularé, si te digo "Klein" ya sabes por qué es.
Ella soltó una risita. Él fue caminando por su casa avisando a su padre que iría a la azotea a ver el cielo mientras platicaba con un profesor ya que se le explicaba algo de la clase que no entendió.
Sin más preguntas o cuestionamientos, su padre le asentó con la cabeza, dándole su visto bueno.
Llegando a la azotea de su casa, Eugeo se puso a ver el cielo de color azulado negruzco que se posaba arriba de él. Las estrellas eran tan luminosas como pocas veces se veían en la vida, una estrella fugaz pasó de forma casi instantánea. Yuuki se emocionó al verla.
-¿Sabes que es lo más triste de esto? -Preguntó ella.
-¿Cabe algo triste en esto?
-Lamentablemente, sí. Puede que casi todas esas estrellas que vemos ya estén muertas desde hace años. Sin embargo, su luz aun llega hasta la tierra de lo lejanas que se encuentran. Es maravilloso y triste a la vez ver estrellas fallecidas en el cielo.
-Incluso muertas...su luz guía a los malaventurados.
-Así es. Siempre habrá una estrella que nos guie, incluso si la misma ya no está con nosotros...
...
Ya era sabido por Yuuki. Eugeo y Alice habían hecho el amor. Ella no había parado de llorar desde que se supo esa noticia. No había entrado a las clases después de receso. Las palabras para describir sus sentimientos no servirían para nada.
Observando a Eugeo, Kirito no encontraba casi señales de vida en él. El pecho le dolía demasiado, siendo una sensación tan horrible como la que sintió cuando Alice lo rechazó. No había duda, ya las cosas no podían ponerse peor.
Pero él se lo buscó, cayendo en el pecado y en la des obligación. Yuna, Eiji y Kirito lo dijeron una vez "Lo que importa es lo que diga el corazón" y esa vez, el corazón le decía a Eugeo que debía besar a Alice, sentirla, tenerla, ser de ella por una tarde, como siempre lo deseó.
Lo único desdeñoso era...que se había negado a Quinella con el pretexto de querer mantenerse virgen para Alice. No lo logró, rompiendo esa promesa.
Se dijo que Eugeo no era ninguna perita en dulce, sus acciones fueron ahora más desmedidas de lo normal, no creyendo que las consecuencias fueran a ser tan graves.
Cuando Asuna se enteró de lo que había hecho Eugeo, ella lo mandó llamar a la oficina del profesor Klein mientras él daba clases a otro grupo suyo.
Ambos se sentaron en los respectivos lugares. Ella lo miraba con ganas de matarlo, incluso muchas más de lo que quiso hacerlo con Kirito cuando la sacaba de sus casillas.
-¿Por qué lo hiciste? Ella está llorando en la biblioteca ¿Y qué hay de ti?
-No me arrepiento de lo que hice...era necesario, aunque usted no me lo quiera creer. Lo que me duele es que nos seguimos amando pero ella no quiere perdonarme.
-¿Y crees que mereces ser perdonado después de que traicionaste de la peor manera a lo mejor que te sucedió en la vida? No puedes negarme que eso es así. (Mira quien lo dice -_-)
-No lo haría. Y, respecto a lo que me dijo... seguramente no, pero quiero ser perdonado y quizá ella quiera perdonarme pero no puede hacerlo.
-Sigh. Lamentablemente no te equivocas. Ella quiere perdonarte por que te ama, pero pensar lo que le hiciste la enoja demasiado.
-Tch. Soy tan estúpido...solamente accedí para tratar de enterrar mis sentimientos por Alice de una vez por todas, pero no solo enterré eso. Me enterré a mí mismo para Yuuki.
-Esperemos que las cosas salgan bien, Eugeo...pero la verdad es que también estoy muy enojada y decepcionada de ti. Siempre fuiste un buen muchacho, tú eras de los que no había un plato ¿Qué te pasó?
Él soltó una buena carcajada. -Podré ser tímido...pero nunca he sido precisamente un angelito. He tenido algunas excepciones en mis momentos de mayor crisis...y Alice siempre estuvo ahí, en mi mente.
Para la salida, Eugeo caminaba junto con Alice. Le daban igual los susurros que escuchaba a su lado, ya se había acostumbrado a ellos de cualquier forma. Lo mismo le había pasado cuando empezó a ser novio de Yuuki, salvo que ahora era una "visita diplomática" ya que era una simple comida entre amigos, nada más.
Lo que nadie sabía, es que mientras ellos comían, Yuuki lloraba, desvaneciéndose la vida de sus ojos al tiempo en que respiraba el gas venenoso de la estufa con sus enormes quemadores.
La mirada de Eugeo era inexpresiva y hacia el infinito. Su mente se encontraba en blanco, no pensaba en nada, el tiempo se había congelado para él en lo más absoluto.
-Oye, despierta. -Pidió Alice tronando sus dedos en el rostro de su contrario.
-¿Eh?...
-¿En qué tanto piensas, Eugeo?
-¿En qué más podría ser? Prácticamente todos mis esfuerzos por ser un buen novio y por tratar de reconquistarla se dispersaron en el mar del desamor.
-Eso me suena a cierto libro...El viejo y la mar. Lo leí una vez pero no me gustó mucho, no sé por qué, sólo no fue muy de mi agrado.
-¿Recuerdas a Quinella? Esa chica que siempre me coqueteaba cuando estábamos en primer semestre.
-Ah, la que decían era tu novia. ¿Sí lo fue?
-No. Dejando eso de lado, a ella le encantaba ese libro, únicamente lo releí por ella. Antes me gustaba mucho, pero ahora lo aborrezco porque me recuerda a lo que pasa en mi maldita vida.
-Yo también fui parte de que esto sucediera. ¿Crees que me siento muy cómoda al saber que Yuuki no quiere saber nada de ti por mi culpa?
-Seguramente no...pero eso no me hace tener consuelo alguno. Es como si diera lo mismo.
Como ya era costumbre, esa noche Eugeo trató de contactar con Yuuki, no consiguiendo ningún resultado. Le mandó mensajes, la llamó, todo intento humano no le sirvió de algo.
Pensó en ir a su casa para buscarla, desistiendo de esa idea casi al instante ya que pensó que podría ser la más estúpida de las ideas ¿Con que cara se iba a plantar en la casa de Yuuki después de engañarla con otra chica? Seguramente, y si su padre sabía del asunto, le darían una golpiza por romperle el corazón a su hija.
Yuna, a petición de Eugeo, también intentó contactar con Yuuki, no lográndolo ni por asomo. Nadie sospechaba que ella ya no se hallaba más en este nuestro mundo, si estaba en el cielo o en el infierno ¿Cómo saberlo?
La noche fue larga para Eugeo. Por más que trató de conciliar el sueño, no podía. Se sentía enfermo ya que le ardía el estómago, el pecho y sentía una sensación de desagrado, más por cosas psicológicas que por alguna enfermedad real.
Mal de amores era el nombre de esa enfermedad, literalmente había enfermado de amor, pero eso no siempre sería sinónimo de algo romántico. Si las cosas no se arreglaban pronto, seguramente él se volvería loco al ya no sentí el tacto de la mano de Yuuki con la suya propia.
Ése sentimiento era lo que le quitaba el sueño, sintiendo la soledad en carne propia, incluso más horriblemente que cuando Alice lo rechazó.
-¿Cómo puedo arreglar todo esto?...debería haber una manera. -Pensaba, en el silencio y obscuridad de su habitación.
Despertando, tras solo dormir dos horas, Eugeo se levantó mirando el cielo medio obscurecido como lo hacía siempre. Algo no andaba bien, un aura lúgubre se presentaba en el cielo.
Durante el desayuno, sus alimentos no le sabían a nada, carecían de cualquier sabor. Incluso su taza de y té favorito no sabía ni siquiera a agua de grifo. Todo sabía a nada.
El día no mejoró en lo absoluto. Esa extraña aura lúgubre lo siguió por un buen rato, no explicándose en lo más remoto porque carajos el día se encontraba tan horrible.
Esperando un minuto a Kirito, ambos se saludaron. -¿No notas algo extraño el día de hoy? -Preguntó Eugeo.
-Algo...el día no amaneció nada bien. -Respondió Kirito sin muchas ganas. Él también tenía sus problemas personales con Asuna.
La caminata, el ambiente del tren, la academia. Nada resultaba lindo aquel día ¿Por qué? Nada más sabían que faltaban cinco minutos para que fuera la hora de la entrada...y Yuuki no llegaba.
Pasaron las clases, el día no mejoró. Daba la impresión de que el ambiente empeoraba en vez de mantenerse, por lo menos, igual.
Y, entonces...llegó la noticia: Yuuki se había suicidado la tarde de ayer.
Eugeo se encontraba tan destrozado que ni siquiera pudo llorar, el estado de shock se lo impedía, teniendo que darle una manta para que ese estado pasara lo más rápido posible ya que ni siquiera tenía gesto alguno en su rostro.
Los recuerdos de la primera vez que Yuuki se sentó con él y Kirito en la misma banca. Cuando comenzaron los ensayos de las obras de teatro. Cuando le ayudaba a conquistar el corazón de Alice a pesar de estar enamorado de él. Esa confesión que le hizo junto con su primer beso. Cuando los dos se entregaron la virginidad ya que sentían que su amor sería tan poderoso que aquella acción era completamente necesaria. La "luna de miel" que tuvieron juntos, e incluso, el último beso que le dio.
-¿Ya te encuentras bien? -Preguntó el profesor Klein. Tenía los ojos rojos, naturalmente se había ido a encerrar a su oficina a llorar la muerte de una de sus alumnas favoritas y una de sus mejores amigas.
-Ya nunca podré encontrarme bien ahora que ella no está aquí.
-Pensé que dirías eso. -Ambos hombres se abrazaron. El mayor de ambos trató de no llorar nuevamente. El más joven ni siquiera eso intentó, seguía sin poder llorar.
A la salida de la academia, Eugeo emprendió un rumbo solitario. Alice lo detuvo por un segundo antes de que él se fuera.
-No vayas a hacer una locura...por Dios te lo pido, ¡no vayas a hacer una locura, Eugeo! No podría soportar que ambos se fueran. -Alice se soltó a llorar en el pecho de Eugeo, sintiéndose culpable por el suicidio de Yuuki.
-Quisiera decirte que te lo prometo...pero no puedo estar seguro.
-Vamos a mi casa, por favor. Vamos juntos...no te vayas solo.
-Iré a visitar a alguien...iré a visitar a La muerte. -Soltándose el agarre de Alice y evitando que ella lo tomara de nuevo, Eugeo se fue muy decidido a un lugar donde nunca había vuelto tras la primera y única vez que había ido a ese lugar.
Las puertas estaban cerradas, ventanas y celosías. No era el amor amante, sino la muerte que Dios envía. Ya que sí, tras Eugeo se cernía la sombra de la muerte.
Tocando la puerta de aquel lugar al que no pensó volver, ella fue quien le abrió.
-¿Eugeo?... -Él se tiró a llorar en el hombro de ella: de Quinella. -¿Qué te sucede?
-Lo arruiné todo, Quinella. Lo arruiné todo. Por favor abreme la puerta.
-¿Cómo te podré yo abrir si la ocasión no es venida? Mi padre no fue al trabajo, mi madre no está dormida.
-Si no me abres esta noche, ya no me abrirás, querida; la Muerte me anda buscando.
Cediendo ante las suplicas y lágrimas de Eugeo, Quinella lo dejó pasar a su pequeño palacio. Todo era como lo recordaba, las paredes blancas, las escaleras de caracol y los candelabros que colgaban del techo.
Subiendo al cuarto de Quinella, ella cerró la puerta tras de sí, conduciendo al muchacho a su columpio, ése donde le prometió sentarse cuando se sintiera mal y no supiera que hacer. La ocasión no podía ser más que macabramente perfecta.
-Siéntate...me alegra mucho volver a verte, lamentablemente no es la situación que esperaba para nuestro reencuentro. -Confesó Quinella.
Él le contó, entre lágrimas, la historia de todo lo sucedido en su último año de preparatoria, cosa que le sorprendió muchísimo ya que nunca esperó que algo como cambiar de amor de su vida pudiera llegar a ser real.
-Tch. Al final esa noche pudo ser algo mejor...te mantuviste virgen en balde.
-Quizá no me mantuve virgen para Alice...pero sí para Yuuki, y eso me alegra como no tienes idea.
-¿Pues qué más le puedes hacer? Ella ya no vive con nosotros, ten paz al saber que le pediste perdón a tiempo y que trataste de resanar los males que hiciste. Leí en algún lugar que el pecado únicamente es malo cuando no se tiene verdadera intención de repararlo y cuando se hizo con la peor de las intenciones...tú estás libre de pecado, Eugeo. No te martirices más.
-Tan inteligente como siempre, Quinella. Por eso siempre te admiré y siempre traté de seguir tu ejemplo. También tuve una aprendiza.
-¿Y fuiste tan excelente mentor como yo? ¿O lo arruinaste también como es regular en ti?
-No sé qué responderte ante esa pregunta. -Eugeo se levantó del columpio, poniéndose frente a frente. -Quiero sentirme bien...ella me besó cuando me sentí mal ¿Harías lo mismo por mí?
Cuando él trató de besar a Quinella, ella se lo impidió, soltando una pequeña risa.
-Yo no soy consuelo de nadie. Tampoco soy una puta como para que me digas cuando hacerlo conmigo.
-Pe-perdón...es que no sé qué hacer. Además tienes razón, eso fue lo que me llevó a perderla.
-Dos años sin verte y sigues siendo el mismo hombrecito de cuando te conocí. -Quinella soltó una risa perversa, poniendo su mano en el trasero de Eugeo para luego apretarlo. -Pero, físicamente, cambiaste mucho.
Era la primera vez que Eugeo no se sonrojaba por algo así. Él ya se había acostumbrado a que le tocaran las partes íntimas. Sin saber por qué Eugeo ya no se apenaba, Quinella se sorprendió bastante.
-O quizá ése hombrecito ya no existe más... -Corrigió ella.
-Gracias por tu ayuda, Quinella. Me alegró mucho verte otra vez. No olvidé nunca lo que hiciste por mi cuando íbamos juntos, a pesar de que siempre me molestaste.
-Ven a visitarme más seguido y cuando las cosas no estén mal contigo. Quisiera platicar de cualquier otra cosa menos de problemas, hombrecito.
-Al menos ya estoy en paz...ligeramente.
Mientras Eugeo regresaba a casa tras esa intervención de Quinella, él prendió su celular ya que lo había apagado para no ser molestado por Alice en ese momento tan importante que sería una pequeña solución.
Efectivamente, había varias llamadas perdidas de Alice y de Kirito, quien, a pesar de sus propios problemas personales, no quería que Eugeo tomara la misma vía que Yuuki.
Regresando la llamada a Alice, ella contestó casi al momento de que se conectó.
-¡¿Dónde estabas, Eugeo?! ¡Me tenías muy preocupada! Pensé que...
-Ya visité a La muerte.
-¡¿Qué tomaste?! -La respuesta de Eugeo no fue nada clara para Alice. -¡¿Dónde te encuentras?! ¡Si es en algún punto alto, por lo que más quieras, no vayas a saltar!
-Me dan vértigo las alturas...sería una horrible idea para mí. La muerte es ella, Quinella. Yo soy el enamorado, ella la muerte y ambos tuvimos un romance cuando nos conocimos.
-Debiste ser claro desde el principio...me tenías muy asustada. Un momento ¿No dijiste que nunca fuiste novio de ella?
-Ser novios o ser amantes no es la única forma de romance. Pensé que ya lo sabías.
-Deberías explicarme algunas cuantas cosas que no sé y tú sí. Eso sería lo mejor.
-Seguramente...
Durante la madrugada, Eugeo tuvo el mismo resultado que el día anterior: no poder dormir. Ahora no era por su problema de mal de amores. No, ahora era algo propio de la depresión y culpabilidad que le causaba el saber que por su maldita estupidez, Yuuki se había quitado la vida.
Pensó en que debió haber guardado el secreto junto con Alice, así al menos hubiera podido enterrar sus sentimientos sin enterrar a Yuuki en el proceso. Pensar en su hermosa sonrisa siempre que se veían por primera vez en las mañanas lo llevaba al llanto, a la desesperación profunda de saber que si iba mañana a la academia, ya no la vería a ella. Ya no la vería nunca más.
-Cuando despierte...todo estará bien... -Una pequeña mentira a sí mismo para tratar de calmarse.
Llegando a la academia al día siguiente, alguien lo esperaba. No era Yuuki, pero sí Tieze. Al verlo, ella se notaba con ganas de llorar, corriendo para abrazarlo. Él no respondió.
-Ya supe lo que pasó...no te sientas culpable de nada, por favor. Eugeo-senpai, no te tortures pensando en que tú tienes la culpa.
-Claro que la tengo.
En cierta medida, Eugeo no era del todo culpable. Yuuki había malinterpretado la vez que él y Alice se iban a casa a platicar. No ser por eso, ella no se habría quitado la vida.
-Ya no pienses más en ello, seguramente ella no lo hizo con intensión de que te perpetraras en el dolor o en querer compartir su destino. No lo hizo para hacerte sentir miserable, ella quería una vía rápida.
-¡No hables así de ella! -Eugeo se separó de abrazo, se notaba alterado. -¡De no ser por mi maldita culpa nada de esto hubiera pasado! ¡Ella no quería una vía rápida como lo dices tú!...
-¿Entonces que quería ella al quitarse la vida?
-No lo sé...¿Cómo puedo saberlo? Sería todo menos ello.
Alice llegó para calmar los ánimos, llevándoselo mientras le pedía disculpas a Tieze. Ella comprendía el comportamiento de Eugeo, no era fácil superar la muerte de un ser querido.
-No te desquites con los demás...todos te decimos que no fue tu culpa ¿Por qué crees que es?
-Claramente me mienten para que no me sienta como culpable. La responsabilidad la tengo en mis manos, ¿Cómo puedo vivir sin ella? Era el amor de mi vida pero en mi necedad nunca dejé de pensar en ti, ¡Yuuki tenía razón! ¡Es fácil olvidar! -Para ese momento, Eugeo ya estaba llorando.
-Entonces olvídala y olvida todos tus malos pensamientos.
-No puedo...nunca podría olvidarla.
-Eres una contradicción, Eugeo. Dices que es fácil olvidar pero no puedes hacerlo. -Alice se fue no sin antes limpiarle las lágrimas de las mejillas a él, quien se sentaba en el suelo para llorar más de lo que ya lo hacía, no importándole si lo veían o si decían algo de eso.
Todo esfuerzo por tratar de salir adelante no servía para nada. Deseaba que fuera un sueño esa mediana alegría de poder hacerle el amor a Alice y de comprobar que disfrutaba mucho más hacerle el amor a Alice que a Yuuki.
-Ojala eso hubiera sido un sueño para no llegar a toda esta porquería de vida que quedó tras eso.
Lamentablemente, eso no fue un sueño, teniendo que tratar de soportar las cosas. Eugeo se sentía como Santiago en su barco tras capturar al pez. Cada mala pasada en esos pocos días era un tiburón que se comía a su gran pez, que quedaba cada vez con menor carne, siendo ésta las oportunidades que tenía de reconciliación con Yuuki.
La noche, en un sentido metafórico, se cernió cada vez más sobre él. Cuando amaneció, el pez ya se hallaba nada más en los huesos, ya no se podía reconciliar con Alice, puesto que ya nunca la volvería a ver en su vida.
Para tratar de que se despejara de todo y que se pudiera reponer más pronto, Eiji y Yuna lo invitaron a la casa de ésta, quizá los instrumentos fueran una buena terapia y quien sabe, hasta podrían descubrir a un nuevo Jimi Hendrix.
Los dos músicos se descuidaron un segundo, dejando a Eugeo solo en la habitación donde se encontraba el piano de la casa.
Eiji se entretuvo un poco más que Yuna, ella llegó antes para descubrir algo que no le gustó nada, algo que casi la llevaba al borde del llanto.
El pensar que no volvería a ver a Yuuki, más allá de la culpa que sentía y de la locura a la que ya estaba tan próxima...hizo a Eugeo tocar el piano con los codos. (quien sepa que personaje hizo esto, la verdad mejor que se salga de cualquier carrera que esté estudiando y se meta a filosofía xd)
-¿Suena linda esta pieza? -Preguntó él.
-Sí Eugeo...suena muy hermosa. -Sonaba como lo haría un bebe curioseando con las teclas, pero ¿Cómo decirle la verdad? ¿Cómo decirle a Eugeo que estaba enloqueciendo de un día para otro?
-No puede ser más hermosa que Yuuki...se la dedicaría a ella si estuviera con nosotros. Mañana podré verla en la academia ¿No es así?
-La veremos. Mañana estaré el día con Eiji, así que pasarás con ella todo el día.
-Eso me alegra...tuve un sueño: ella se había suicidado. Menos mal logré despertar de ese sueño o me hubiera vuelto loco. -Eugeo siguió tocando el piano con los codos.
Quien diría que la vida puede ser trastocada en un momento que va de sol a sol...
Llegando Eiji, él se quedó confundido hasta que Yuna lo tomó de la mano para sacarlo del cuarto. Viendo que ella se aproximaba al llanto, esperó una explicación más que tratar de explicarse.
Ambos no pudieron hacer más que abrazarse. Ya las cosas no podían mejorar ni tampoco ponerse peor todavía. O quizás sí.
Esa mañana, Eugeo había despertado esperando encontrarse con Yuuki. Hizo su camino como lo haría normalmente. Viendo que estaba mucho más contento que ayer, Kirito se extrañó.
-¿Por qué estás tan alegre el día de hoy? -Le preguntó.
-Veré a Yuuki. Siento que no la he visto en días.
Sabiendo ya, tras ser informado por Yuna y Eiji, de la locura de Eugeo, Kirito decidió seguirle el juego.
-No hay problemas. Pasa todo el tiempo que quieras con ella.
-No pensaba hacer otra cosa, Kirito.
En la academia, él esperó y esperó. Yuuki nunca había sido de llegar tarde ¿Por qué ese día sí? Todos lo miraban extrañados, como si algo no fuera normal en ese pequeño ambiente.
Él escribía las lecciones de la materia que tenía, aunque todos lo miraban ¿Por qué? Eso era en su cabeza, la realidad era que no hacía más que rayones y garabatos sin sentido en su libreta. Viendo que Yuna se soltó a llorar, él cayó en cuenta que algo no andaba bien.
-¿Sucede algo?...siento que todos me miran ¿Tengo algo en el rostro o me manché el uniforme?
-¿Qué estas anotando, Eugeo?
-La lección del día de hoy, ¿no es obvio? -Viendo su libreta nuevamente, finalmente Eugeo vio la realidad: no había ni un solo kanji en esa libreta. El nombre de Yuuki se encontraba medianamente bien escrito, siendo lo único rescatable de esa libreta.
Y así, Eugeo se dio cuenta que ese sueño...no fue un sueño, si no su realidad.
Su última palabra, antes de caer por las pastillas para dormir de su madre, fue algo bien conocido para él y en la única palabra que su locura no le había arrebatado.
-Yuuki...
Eugeo era encontrado en la misma posición que Yuuki, teniendo una nota que decía: "Ahora que no está, prefiero irme con ella". Los kanjis de las letras eran más o menos leíbles, evidenciado que Eugeo pasaba por un momento más de cordura que de locura, siendo una decisión tomada de forma consiente.
La muerte que ahí venía, a ambos enamorados se llevó. La hora ya fue cumplida.
...
Varias personas pasaban en el panteón de la ciudad de Tokio, como lo harían en cualquier día del año. Una mujer caminaba de forma lenta, vestida de negro ya que iba a visitar a sus muertos. Algo le llamó la atención, no eran flores de algún color ni nada por el estilo, era algo más que eso.
Ella se desvió de su familia, quien no notó su ausencia, puesto que iba hasta atrás. Lo que le llamó tanto la atención a la mujer eran dos tumbas unidas por un hijo rojo que se mantenía intacto, a pesar de que la fecha de las tumbas ya era de varios años atrás.
-¿Por qué esta tumba? -Preguntó la mujer a uno de los veladores.
-Son dos jóvenes que se suicidaron por su amor.
-Qué lindo detalle que les hayan puesto este hilo rojo. No sabía que esto estuviera permitido en el cementerio.
-Ni yo tampoco.
En donde Yuuki y Eugeo estuvieran, ambos pasaban los días y las noches como lo hicieron en vida: amándose con toda el alma...
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-Inserte Muchas imágenes de gatitos llorando-
No mames, me pasé de lanza ahora que releí el cap para su edición :c
La historia de enamorándome de mi profesora estará siempre en nuestros corazones ahora aún ya no publicaré nada de forma "constante" salvo los manuscritos que no tienen una fecha determinada.
El amor entre estos dos angelitos nunca la podremos olvidar, ya que merecen ser recordados aunque en el canon ni se conocen :'v
Me alegra y me entristece terminar este ciclo de dos novelas que me ha dejado tanto, quizá este spin off haya sido un fracaso en vistas (analizandolo con su antecesor, tiene 95% menos de vistas), pero no importa, la historia es dramática, tiene romance del bueno 7w7 y fue muy linda.
Sin más que decirles, nos vemos próximamente.
Yuuki: Hasta luego, los extrañaré mucho -llora sonriendo-
Eugeo: quizá me odien a mi y a Alice por lo que hice...Pero no olviden que nunca dejaré de amar a Yuuki.
Nuetros dos angelitos se tomaron de la mano para irse como estrellas fugaces en una noche estrellada, permaneciendo juntos toda la vida...
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
(Ah, no mames si lloré :'c)
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