Capítulo 1.-La primera vez que se vieron.
(Antes que nada, para entender la historia tienes que leer el fic Kiriasu Enamorándome de mi profesora ya que este fic es un spin-off de esa historia. Sin más, ojalá lo disfrutes ^^)
Era el primer día de clase, muchos se encontraban emocionados y otros...quizá no tanto. Yuuki se levantaba con algunos minutos de sobra, quería llegar muy temprano a su nueva preparatoria: La Academia del barrio de Adachi.
Tenía que tomar el subterráneo para llegar. Esa escuela fue recomendada por una amiga de su hermana, así que no podía tener fallo alguno.
Desde que ella despertó, una sonrisa en su rostro nunca se fue por lo contenta que estaba. Ya quería conocer las instalaciones del lugar, hacer nuevas amigas, y quien sabe...quizá hasta tener novio.
Esa cosita llamada "novio" no era conocida por ella, tal cosa se le hacía un término muy curioso, incluso extraño. Yuuki era hermosa, siempre radiante con su bella sonrisa y su semblante tan cautivador. Tal vez no tuviera el cuerpo de una Afrodita ¿Y qué? Su actitud era suficiente para enamorar a cualquier hombre.
Allí radicaba otro asunto. Yuuki nunca se había enamorado, no afectándole en lo más mínimo, puesto que los chicos poco le interesaron.
Ella ya tenía su cabello listo, su uniforme nuevo y una sonrisa en el rostro. Cada segundo que pasaba era lo mejor para ella.
Otro que también tenía el mismo propósito era Eugeo. Sus nervios se iban a quebrar pronto, no sabía que pensar ya. Era su entrada a la preparatoria, estaba seguro de haber escogido la misma academia y el mismo turno que la chica que le gustaba desde hacía nueve años: Alice.
De igual forma, se encontraba nervioso ¿Qué tal si se equivocó? ¿Qué tal si al final Alice cambiaba de turno? Eugeo se encontraba dispuesto a finalmente hablarle a ella...tras nueve años de jurarse que al día siguiente lo haría, o tras pasar las siguientes vacaciones.
Sus ojos eran lo que más llamaban la atención, siendo de un color esmeralda excepcional. Seguramente solo uno entre diez mil "ojos verdes" los tendrían igual, por eso eran tan llamativos.
El muchacho se durmió a un lado de su uniforme para tenerlo bien presente. Se miraba al espejo al tiempo en que se arreglaba la corbata, teniendo un poco de problemas con ello, pero nada que no pudiera ser resuelto.
Al terminar, Eugeo se arregló un poco el cabello, tomando su mochila con una sola libreta y un lapicero, bajando las escaleras con prisa.
Siguiendo su rutina de todos los días, Eiji se dejó caer de su cama, haciendo veinte lagartijas en el suelo, levantándose y secándose el poco sudor que pudiera tener.
El cuarto de Eiji era espacioso, tenía lugar para varias pesas y para tapetes de ejercicio, siendo utilizados sin falta alguna. Él se encontraba sin playera, viéndose en el espejo a la vez que posaba para el mismo. Apostaba que conquistaría el corazón de más de una chica, algo que lo hacía sentir como un campeón.
Una persona más con muchos temores por ir a la preparatoria era Yuna, quien sabía no sería su mejor primer día...ella era muy tímida ante las personas desconocidas. Dejar sus amigos de la secundaria a un lado para marcharse a una nueva academia no le gustaba mucho, pero que podía hacerle.
Desayunaba sopa de miso y un poco natto con las manos temblorosas. Más que una chica de 15 años que va a su primer día de escuela parecía un soldado a punto de entrar por primera vez en combate, en un combate muy sangriento.
Sus ojos daban vueltas de lo nerviosa que se sentía, teniendo que ir más a la fuerza que por su propia voluntad.
Siendo profesor desde ya un poco antes, Klein se levantaba tarde...cuando puso su alarma dos horas antes de entrar, no sonando por capricho del destino.
Se duchaba, rasuraba y lavaba los dientes al mismo tiempo, metiéndose el rastrillo en la boca y pasándose el cepillo de dientes por el rostro debido a la prisa que tenía, desesperándose profundamente.
Klein se vistió tan deprisa que no se percató que tenía la corbata mal puesta, la bragueta del pantalón abajo y dos botones de su camisa, desabrochados. Se comió un croissant y su café matutino para no ponerse más de malas de lo que ya se sentía.
Despertando a la misma hora que Eugeo, Yuna y Eiji, Alice se levantaba de su cama, estirándose por lo cansada que sentía. Acostumbrada a dormir tarde por ser vacaciones, volver a madrugar le venía mal.
Los hilos de oro que tenía por cabellos eran peinados cada vez que ella pasaba el cepillo o sus dedos por el mismo, esponjándosele al final...algo que la sacó de quicio ya que no le gustaba que eso sucediera.
Quien de plano no tenía ni la más remota alegría o ganas de ir a su primer día académico era Kirito...quien solamente se despertó por caerse de la cama, no tanto así como Eiji...él sí se cayó de lleno.
Todo lo hacía con el cuerpo pesado, moviéndose a una velocidad de tortuga hasta que su madre le reprendió ya que eso lo haría llegar tarde. Curiosamente ella no sabía que ese era el plan de Kirito.
Lastimosamente para él, sí alcanzaba a llegar temprano, recayendo todas sus esperanzas en que algo sucediera con el tren para retrasarlo y así hacerlo llegar tarde, por segundos, pero que pudiera llegar tarde.
-¡Ya me voy mamá! -Gritaron Yuuki, Eugeo, Alice, Yuna, Eiji y Kirito al mismo tiempo, saliendo de sus respectivas casas.
-Vuelve pronto, suerte en tu primer día. -Parece ser que las madres no son muy creativas en el sentido de despedir a sus hijos.
Cada quien salía con mucha emoción, menos Yuna y Kirito. Una por tenebrosidad y el otro por flojera, demasiada flojera.
Eugeo caminaba más o menos de prisa, no quería que se le hiciera tarde en ese día tan especial en que iniciaba la preparatoria, algo que no le volvería a suceder en toda la vida.
Al pasar una bicicleta en una intersección donde iba a dar la vuelta, Eugeo casi resulta atropellado, cayendo de trasero, por suerte.
-¡Perdóname, no te vi! -Le pidió el chico de la bicicleta, ayudándolo a levantarse.
-No te preocupes, no pasó nada grave. -Lo que Eugeo no sabía...es que su billetera se había caído de forma accidental, justamente ahí tenía su dinero para el tren.
Ambos se fueron como si nada, dejando la billetera a la deriva. Caminando en la misma calle, pero de forma recta, iba Kirito, bostezando por "las enormes ganas" que tenía de ir a la escuela, entrecerrando los ojos de vez en cuando ya que aún tenía sueño.
Sin embargo, todo rastro de sueño se fue cuando vio una billetera en el suelo, sorprendiéndose bastante. Inmediatamente la recogió y revisó, tratando de averiguar su contenido y si es que tenía algún dueño. Una identificación de la Academia de Adachi se mostraba en la misma, una cabellera rubia y esos ojos esmeralda peculiares.
-Va en mi academia...que suerte tuvo. -Viendo frente a él, una cabellera rubia se asomaba, a lo lejos. -¡Ay mierda, debe ser de él! ¡Oye, se te cayó tu cartera!
Caminando de forma pacífica y sin prisas, Eugeo de pronto escuchó que alguien corría y le gritaba quien sabe qué cosa. Temiendo que algo fuera a pasarle, comenzó a correr.
-¡Oye, no corras, tengo tu billetera, se te cayó! -Kirito no destacaba en lo más mínimo por su velocidad, cansándose rápido y quedándose sin aliento. -¡T-tu billetera, maldito idiota!
Viendo que la persona que lo perseguía había parado, Eugeo se recargó en una casa que se encontraba en una esquina, recargándose en la misma para tomar aire.
-¿Qué le pasaba a ése? -Justamente cuando iba a retomar el curso, Kirito y Eugeo se encontraron de frente, sacándole un grito al segundo. -¡Ah! ¡¿Qu-quien demonios eres tú?! ¡¿Qué quieres de mí?!
-Hem...se te cayó tu cartera... -Kirito le ofreció ésta a Eugeo, quien la recibió con la mano temblorosa. Al abrirla, efectivamente era su billetera.
-¿Por qué no me lo dijiste? Pensé que ibas a hacerme algo.
-Grité como loco que era tu cartera, pero al final no me escuchaste.
Tras repasar a Kirito de pies a cabeza, Eugeo llegó a una conclusión muy evidente.
-¿Vas en la academia de Adachi? -Cuestionó.
-Claro que sí. -Sonrió él. -¿También tomaras el tren que va al barrio de Adachi?
-Efectivamente. Y dime, colega ¿Cómo te llamas?
-Kirito, ¿Qué hay de ti?
-Me llamó Eugeo...y algo me dice, Kirito, que me vas a caer muy bien.
-Eso suena imposible, pero no lo dudes. -Los dos emprendieron rumbo hacia la estación del tren, platicando en el camino de algunas cosas varias. Kirito hizo énfasis en su colección de discos de vinilo que guardaba en casa.
Teniendo bastante tiempo de sobra, Yuuki recorría la academia, maravillándose a cada instante y sin apenas darse cuenta que el tiempo corría. Ya tenía su número de casillero predeterminado en su credencial académica, por lo que a buscarlo, observando el vacío del mismo.
-Hum...¿Con que podría adornarlo?
Una chica, quien se cubría el rostro con su portafolios, caminaba lenta e inseguramente por los pasillos. Yuuki la observó, confundida. Luego, fue que le sonrió.
Aquella chica se exaltó, caminando más rápido, escapando de los ojos de Yuuki, por una parte, ya que ella la seguía viendo de espaldas.
-¿Qué le sucederá?...tal vez sea muy tímida. -Pensó ella para sí misma, por lo que fue tras la chica, tomándola del hombro. La misma soltó un pequeño grito de nervios. -Mi nombre es Yuuki, ¿Qué hay de ti?
-Yuna... -Susurró ella, siendo muy poco audible.
-¿Yuna? Qué bonito nombre tienes.
-Gracias...-Yuna seguía manteniendo un tono de voz bajo.
-Eres tímida ¿Verdad?
-Un poquito. -Conforme pasaban los segundos, Yuna se iba sonrojando.
-Mi nombre es Yuuki. Nuestros nombres empiezan con "Y", tenemos algo en común al fin y al cabo. No deberías ser tan penosa, no te voy a comer ni nada. -Yuuki soltó una risita, Yuna hizo un intento de sonrisa. No se encontraban tan incómoda ya.
Se escuchaba que alguien corría por los pasillos, iba a toda prisa. Faltaban dos minutos parar que iniciaran las clases y el festejo para celebrar el nuevo inicio del ciclo escolar, y cierto profesor, que debía iniciar con el festejo...iba tarde.
-¡Ábranme paso! ¡Se me hace tarde! -Farfulló ese profesor, resbalando al estar el piso recién trapeado. Todas las cosas del portafolios quedaron regadas en el suelo.
Yuuki miraba con cierta incomodidad aquella escena. Yuna tenía el rostro tapado con su portafolios...y el profesor se dolía en el suelo por la caída.
-¿Quiere que le ayudemos, profesor? -Preguntó Yuuki, acercándose un poquito al área del incidente.
-Po-por favor. -El profesor se levantó del suelo, viendo a las dos chicas de arriba abajo. -No las reconozco ¿Son de nuevo ingreso?
-Este...sí. -Respondió Yuna, escondida detrás de Yuuki.
Los tres recogían las cosas del suelo al tiempo en que hablaban. -Un gusto en conocerlas, chicas. Soy el profesor Klein, les daré clase de ciencias sociales, por el momento.
-Mi nombre es Yuuki. ¿Por qué tenía tanta prisa, profesor?
-Me desperté tarde y además tengo que ser la persona que inaugure el evento que abrirá el semestre...el director me amenazó en que me despediría si no lo hacía bien.
-Mejor démonos prisa, profesor. -Pidió Yuuki con una sonrisa de lastima. Pensar en que ese sería su profesor...le causaba un poco de problemas.
Kirito y Eugeo recién llegaban a la academia para sorprenderse completamente del tamaño de la misma. El edificio era enorme, las chicas eran lindas y todos se notaban bastante agradables.
Justamente ver el tamaño de la escuela hizo que Eugeo tuviera vértigo. A mayor tamaño, mayor sería el esfuerzo por encontrar a Alice. Soltando un suspiro para tratar de tranquilizarse, Eugeo avanzó sus primeros pasos dentro de la academia de Adachi.
Las chicas se le quedaban viendo con mucha sorpresa, algo que lo apenaba, provocando que Eugeo caminara con la vista para abajo. Algunas chicas también se interesaban por Kirito, mas su nuevo compañero era más llamativo.
Entre todas ellas se encontraba una muy singular. Era una chica de quinto semestre, bastante alta para su edad, siendo su estatura parecida a la de Eugeo e idéntica a la de Kirito.
Los ojos de ésta se posaron en Eugeo, casi arrancándole el alma de un mordisco por la forma en que lo hacía. Ella simplemente se llevó el dedo índice a la boca, sonriendo.
-Pero que hombrecito tan guapo. -El comentario llegó a oídos de Eugeo, quien se sonrojó por la vergüenza, causando la risa de la primera.
-Eres todo un galán, amigo. -Se burló Kirito, dándole un pequeño codazo a su contrario.
-N-no lo soy.
-Además de atractivo para las chicas, eres modesto. Hum, vaya caso de hombre.
-¡Y-ya, por favor!
Encontrándose ya todos los alumnos en el gimnasio de la escuela, era momento de empezar. El profesor Klein caminaba de forma lenta hacía el micrófono, tropezándose a la mitad de su recorrido.
Los que ya lo conocían simplemente se rieron al no hacérseles raro. Los de nuevo ingreso sólo vieron el lamentable espectáculo con cara de "¿Qué?".
Yuuki sonreía para sí misma, viendo como todo se encontraba medianamente en orden. Al menos no era seguro que despidieran a Klein.
Se aglutinaban muchos alumnos en el lugar, haciéndosele difícil a Yuuki encontrar a Yuna, sobre todo cuando ninguna de las dos era especialmente alta.
-Yuna...¿Dónde te metiste? -Se quejó, en un murmullo. Al verla frente a ella, Yuuki llevó su mano, tratando de tomar la de Yuna.
Cuando creyó tomarla, Yuuki tiró la mano que tomó, jalando a un chico de ojos verdes, bastante apuesto. Los dos se vieron frente a frente algunos segundos, sorprendiéndose. El chico de esos ojos excepcionales se ruborizó, Yuuki se sentía muy sorprendida.
-¡Pe-perdón! ¡Creí que eras una amiga! -Exclamó Yuuki al tiempo en que soltaba la mano de Eugeo.
-Una vez me dijeron que de niño parecía mujer...¿E-en verdad me veo tan afeminado? -El rubor de Eugeo iba en aumento.
-¡No! En realidad no tienes nada de chica, te ves muy varonil. -Yuuki Sonrió. Eugeo se sonrojó hasta las orejas. -¡Sólo bromeo! Discúlpame por tomarte de la mano, ¡Yuna, ven aquí!
-No me hables como si fuera un perro. -Pidió ella, decaída. Al tener a Eugeo de frente, Yuna se exaltó, escondiéndose tras de Yuuki, no tanto porque le apenara el muchacho...si no porque ella era tímida con las personas desconocidas.
Con la presentación acabada, los dos grupos de amigos se fueron a su respectivo salón. La misma chica de quinto semestre volvió a ver a Eugeo casi con ganas de comérselo vivo. El pobrecito muchacho apresuró a Kirito al sentir esa mirada sobre sí.
-Aun es novato. Quizá y sigue siendo virgen, que ternura da.
Con el corazón queriéndose salir del pecho, Eugeo revisó su salón. Nada. En espera de que la profesora de historia de Japón llegara a clase, vio la puerta en todo segundo y tampoco nada.
Llegando la profesora, siendo de unos sesenta años, delgada, de cabello corto, y con un estilo bastante estrafalario, viéndose casi de cuarenta por lo bien cuidada que se encontraba, la puerta se cerró al instante.
Era oficial...Alice no iba en su grupo, pero Kirito y las dos chicas que se topó en el gimnasio, sí.
-Buenos días alumnos. Yo seré su profesora de Historia por estos dos semestres.
-¡¿Nos dará alguna clase en los siguientes semestres?! -Atajó Yuuki con rapidez, preguntando y levantando la mano al mismo tiempo.
-Que entusiasta eres, eso me agrada. Quizá en último semestre les imparta Historia universal y Letras.
-¡Bien! -Los ojos le brillaban a Yuuki. Ella era del tipo de chicas que les tenía un especial afecto a los profesores.
Las demás clases fueron un poco de lo mismo: presentación, introducción a la materia y un poco de plática.
Lo que estuvo bastante fuera de lo "normal" fue la presentación del profesor Klein. Lo primero que pasó al entrar al salón, fue que se tropezó, soltando una grosería, algo que alarmó a los alumnos. No se encontraban acostumbrados a que un profesor hablara de forma altisonante.
-Una disculpa, de verdad. -Pidió Klein haciendo una reverencia, sonriendo al levantarse. -Lo que pasa es que hoy me han ocurrido muchas cosas malas.
-¿Por qué algo me dice que no es el profesor más listo de la academia? -Pensaron Eugeo y Kirito, de forma respectiva.
Al ver a Yuuki y a Yuna sentadas una tras de la otra, Klein les sonrió a ambas, revolviendo los cabellos de la primera.
-Con que aquí estaban ustedes dos, jovencitas. Gracias por ayudarme. -ambas regresaron la sonrisa. -Como les dije a sus compañeras antes de la entrada, yo impartiré durante este año la materia de ciencias sociales, el próximo, literatura y en el tercer año veremos sociología. Interesante ¿No?
Apenas terminó de decir sus materias, los alumnos se querían quedar dormidos o muy preocupados por lo ello representaba. De igual forma no podría ser peor...¿O sí?
Saliendo a receso, y buscando sus casilleros, Eugeo y Kirito caminaban tranquilamente por los pasillos de la academia. Algo hizo que a Eugeo se le detuviera el corazón: Alice.
Ahí se posaba ella, poniéndole la combinación a su casillero. Al voltearse, vio que Eugeo la miraba, sonrojado. Ése curioso muchacho se le hacía familiar ¿Lo conocía de la preparatoria?
Buscando en el baúl de sus recuerdos, esos ojos y esa melena le eran iguales a las de un mismo chico que llevaba conociendo por nueve años, así que definitivamente era él, de cuyo nombre no tenía conocimiento.
Alice se acomodó el cabello en la oreja, sonriendo de forma amable, acción que casi provoca un paro cardiaco en el enamorado muchacho, quien se hizo unos pasos para atrás al tiempo en que Alice se retiraba con su caminar de venada.
-Wow, que linda chica. -Confesó Kirito, sorprendido por la belleza de la fémina que se iba caminando. Eugeo lo tomó del cuello de la camisa y de la corbata.
-¡Ni se te ocurra ponerle el ojo encima! Llevo enamorado de ella nueve años. -Él suspiró, sacando corazoncitos de las orejas. -Fue amor a primera vista...y me acaba de sonreír, ¡Soy la persona más feliz del mundo!
-¿Cuál es su nombre? ¡Digo! Sólo pregunto por curiosidad, respeto mucho que tú estés enamorado de ella.
-Alice...ese es su hermoso nombre. -Eugeo dio unos pasos para recargarse en su casillero, resbalándose en el mismo hasta caer sentado, desparramándose en el suelo. -Algún día me quiero casar con ella...
-¿Le has hablado? Si muestra interés por ti, date por vencedor.
-¡Nunca he entablado conversación con ella! ¡Me da pena el sencillo hecho de pensarlo!...si le hablara...siento que mi mundo se vendría abajo por lo nervioso que estaría.
-Eres un perdedor. -Sonrió Kirito, poniendo su mano en el hombro de Eugeo. -Por eso nunca me he enamorado, es perder el tiempo en puras tonterías.
-Eres más amargo que el café, Kirito.
-Esa es la verdad. Amar es para personas tontas.
-Algún día te vas a enamorar y esa persona que amarás te va a hacer sufrir. Recuerda mis palabras. -Quien pensaría que dos años después...Eugeo tendría tanta razón.
Justamente él sentía que alguien lo espiaba, lo observaba...daba la impresión de que era media noche y se encontraba solo en una calle solitaria...la vibra no le gustaba.
Al regresar la vista tras de sí, Eugeo se percató de que efectivamente lo miraban, siendo la misma chica de hacía un rato atrás. Simplemente pudo sonreírle de forma temerosa, alzando la mano a forma de saludo.
La chica sonrió coquetamente nada más, guiñándole un ojo a Eugeo, a quien de inmediato le dio un escalofrío en la espina dorsal.
-Oye. -Dijo la chica, alzando la voz. -El de ojos verdes.
-¿Y-yo? -Preguntó él, con la voz quebradiza y las piernas temblorosas.
-¿Puedes venir un segundo? -Preguntó ella y haciendo una seña con su dedo a modo que llamaba al muchacho.
-¿Ah-ahora?
-Por favor. -Sonrió. Kirito, torciendo los ojos, empujó a su nuevo amigo para encaminarlo hacía ella.
-¡¿Po-por qué hiciste eso?! -Masculló el muchacho, de forma nerviosa.
-¿Cuál es tu nombre? -La chica pasó el dorso de su mano por la mejilla del chico, finalizando al tomarlo del mentón de forma muy delicada.
-Eugeo...¿Y-y tu como te lla-llamas?
-Quinella. ¿Por qué tan nervioso? No te voy a comer, ni nada por el estilo.
-N-no es por na-nada.
-¿Te gustaría desayunar conmigo hoy en receso?
-Quizá mañana...hoy quiero estar con mi mejor amigo...
-Bien, te esperaré mañana en el umbral de la puerta de la cafetería, no vayas a faltar. -Sentenció Quinella con un tono de voz seductor.
Cuando ella se dio la vuelta, Eugeo cayó sobre su trasero, encontrándose su rostro rojo como tomate.
-Eres todo un galán, amigo mío. -Se burló Kirito, guiñando un ojo y alzando el pulgar. -Esa chica es toda una Afrodita, es hermosa ¡Te hizo ojitos y te invitó a desayunar!
-Cr-creo que me oriné en los pantalones...
-Sigh. Eres patético. -Kirito se llevó la mano al tabique de la nariz, jalando del mismo por la frustración.
-¡Soy muy tímido, que es diferente! -Exclamó Eugeo. -Además dicen que los tímidos son tiernos... -Masculló él, mirando al suelo.
Hablando de tímidos, Yuna se encontraba sola en su casillero, Yuuki tenía el suyo un poco alejado al de ella, por lo que no podían verse.
Sus manos le temblaban al tratar de establecer la contraseña de su candado, siendo la fecha de nacimiento de su cantante favorito: Stevie Wonder.
Al ver que no dejaba de equivocarse, Eiji fue a ayudar a Yuna, quien se notaba al borde del colapson por los nervios y por no lograr establecer la condenada contraseña.
-¿Necesitas ayuda? -Cuestionó Eiji, situándose de forma inconsciente muy cerca de Yuna. Ella dio un pequeño grito al verlo tan cerca.
-¡N-n-no! ¡Muchas gracias, estoy perfectamente!
-¿Segura? Lo que pasa es que me dio la impresión de que tenías problemas.
-¡Pa-para nada!
-Hum...te me haces familiar. -Eiji se acercó al rostro de Yuna, encorvándose ligeramente. Él era más alto. -¿Vas en mi salón?
-¡Cre-creo que sí!
-Entiendo. Yo me llamo Eiji ¿Cuál es tu nombre? No estaría mal empezar a conocer a mis compañeros de clase.
-Yuna... -Susurró ella de forma casi inaudible.
-Hum. Qué lindo nombre. Nos vemos después de receso, Yuna. -Eiji se despidió con un atrevido beso en la mejilla, haciendo sonrojar a Yuna mientras él se iba como si nada. No tenía ninguna intención amorosa con ella...todavía no.
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Oh yeah...
Como a muchos (quizá a la mayoría), les gustó el YuukiEugeo que apareció en Enamorándome de mi profesora, por lo que decidí regalarles esta linda pieza de doce capítulos :D
Esta historia no la subiré los lunes y los viernes, no manchen la acabaríamos muy rápido :v
La subiré cada viernes, sí, sí, sí. Como ya dije en el prólogo, la historia es dedicada al YuukiEugeo...comenzando con un EugeoxQuinella 😅😅😅 sí, es irónico, pero tengo esa pinche idea del EugeoxQuinella, ¡no sé por que, pero ahí está! Y si no has leído Enamorándome de mi profesora...sí te lo vas a tener que leer ya que pues es un spin off, quedarían detalles muy al azar...pero muy al azar.
Pero bueh, nos vemos el próximo viernes, pimpollo que ama el YuukiEugeo.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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