13: La amistad
ADVERTENCIA: En este capítulo me centro bastante en los personajes secundarios, por lo que aparecerán mucho más que de costumbre.
Mérida suspiró, Rapunzel estaba a nos metros de ella, buscando algo en su taquilla. La pelirroja se sentía tan pero tan arrepentida por cómo había tratado a su amiga la noche del sábado, ni siquiera se había atrevido a enviarle algún mensaje o algo por el estilo durante el domingo para disculparse.
Mérida sólo había llamado a Kristoff, y habían estado hablado por aproximadamente dos horas el domingo en la noche. Ella se sentía muy mal por haber tratado tan mal a Rapunzel, y luego de que Kristoff la oyera y aconsejara, él comenzó a hablarle de sus propios problemas y ella había sido quien le había aconsejado.
- Punz... - Mérida se había acercado a la rubia, quien la observaba, esperando a que continuara hablando - Yo... Lamento mucho todo lo que dije el sábado, yo no creo que esto sea tu culpa, solo descargue mi ira contigo y tú no no merecías, yo...
Rapunzel interrumpió a su amiga con un cálido abrazo.
- No debes disculparte, yo lo lamento - susurró -. Yo avancé tanto con Jack... Y tú fuiste la que más sufrió. En verdad lo siento, fue una idea estúpida.
- No, claro que no es tu culpa - Mérida correspondió al abrazo -. Tu no me forzaste a hacerlo, yo pude haberme negado y aún así yo también quise. No te culpes por esto.
Rapunzel murmuró un corto y casi inaudible "sí", aunque continuaba sintiéndose culpable.
- No quiero interrumpir este momento, pero debo hacerlo - oyeron la voz de Elsa cerca de ellas y ambas se separaron -. Entiendo que sus problemas sean importantes, pero acabo de ver algo que me hizo sentir... Extraña.
- ¿Qué sucedió, Elsa? - Preguntó extrañada Rapunzel.
- ¡Es Hans! - Exclamó -. Yo sabía que no debía sentir nada por ese idiota, es igual al imbécil de Haddock y yo lo sabia... ¡Pero tuvo que gustarme! ¡Y ahora está con Mavis!
Rapunzel y Mérida se dedicaron miradas de confusión. ¿Acaso habían oído bien?
- ¿Hans volvió con Mavis? - Preguntaron ambas.
- Sí, ¿pueden creerlo? - la platinada parecía realmente indignada -. Primero coquetea conmigo, luego me gusta, y acaba regresando con su ex novia. ¿Quién necesita telenovelas mexicanas cuando pueden observar mi vida?
- Sigo sin poder creerlo - dijo Rapunzel -. Él en verdad parecía interesado en ti, ¿porqué habrá cambiado de opinión?
- Quizás... - Elsa bajó la mirada - Quizás nunca dejó de sentir cosas por Mavis, no lo se con exactitud.
Rapunzel miró a su amiga con tristeza, Elsa no se interesaba muy a menudo en chicos, y cuando al fin comenzaba a sentir cosas por alguien le sucedía aquello.
- Tranquila Els, ya sabes cómo son los hombres - la rubia suspiró -. Se dan cuenta de lo que verdaderamente quieren un poco tarde.
- Ni lo menciones - bufo Mérida -. Al parecer es una costumbre entre ellos.
- ¿Sucedió algo con Haddock? - Preguntó Elsa con curiosidad.
- Me pidió que sea su novia, pero yo le dije que no estaba lista para eso - la campana que indicaba que debían ingresar a clases sonó -. En fin, debo irme.
- ¡¿Qué?! - Rapunzel no podía creerlo -. ¿Nos dices algo como eso y luego te vas?
- Ustedes también deben venir, tenemos examen de Geografía.
- ¡¿Es hoy?! - Elsa parecía realmente sorprendida -. ¡Lo olvidé! ¡No estoy lista, no estudié!
La platinada comenzó a correr en dirección contraria a la que se encontraban sus amigas, intentando huir de allí.
- ¡Elsa! ¡¿A dónde vas?!
- ¿Porqué gritas, Rapunzel? - Preguntó Tadashi, quien se había acercado a ellas con libros entre sus brazos.
- Es que... Elsa...
- Ella lo solucionará sola, debemos irnos o nos castigarán - Mérida interrumpió a su amiga para luego sujetar su mano derecha y comenzar a correr en dirección al aula, jalando a la rubia junto a ella.
Tadashi, quien también llegaría tarde al examen si continuaba en los pasillos, cerró la taquilla que Rapunzel había dejado abierta y siguió apresuradamente a ambas chicas.
...
Una hora después...
Elsa miraba con impaciencia a través de la ventana, estaba en el aula de detención, ya que al haber intentado evadir un examen la habían castigado. Había estado sentada en uno de los últimos asientos, impaciente, y al haberse agotado la batería de su móvil, no sabía cómo entretenerse.
En ese mismo instante, Eugene ingresó al aula de detención, llamando la atención de la platinada. Al verla, él sonrió y se acercó a ella, sentándose a su lado sin siquiera preguntarle si podía hacerlo, aunque a Elsa poco le había importado aquel detalle, ya que ante el aburrimiento que sentía en ese momento cualquier compañía sería bienvenida. Obviamente había más personas en aquel aula, tres además de ella, para ser específicos, aunque en ese momento eran cuatro tras la llegada de Eugene, pero no conocía a ninguna de esas personas.
- ¿Elsa Arendelle castigada? - Preguntó Eugene luego de acomodarse en el asiento, colocando si mochila verde sobre la mesa -. Esto es algo que no se ve todos los días... Creo que nunca.
- Sí, a mí también me sorprende - la platinada suspiró -. Esto es lo que sucede cuando intentas huir de un examen, no te lo recomiendo.
Él rió, se alegraba de poder hablar con ella sin sentir nervios.
- Creeme, lo tendré en cuenta.
Elsa sonrió y se acomodó mejor en su lugar, para poder así mirar mejor al muchacho.
- ¿Y tú porqué estás aquí? - Preguntó ella, contenta por poder hablar con alguien.
- Nada serio, solo le di un puñetazo en la cara a un profesor - respondió con tranquilidad. La chica lo miró con horror, provocando que él riera nuevamente -. Era una broma - esta vez fue ella quien rió -. Hans y yo estábamos arrojandonos papel en la clase, el profesor nos vio y nos mandó a detención.
- ¿Y porqué él no está aquí? - Interrogó ella, alarmada por lo que acababa de oír. Quería evitar lo más posible al pelirrojo, ya que se sentía como una idiota por haber comenzado a sentir cosas por él.
- Debía ir al baño - respondió Eugene -. ¿Acaso es un problema que él esté aquí?
Elsa, al ver la sonrisa que le dedicaba el castaño, supo que él sospechaba. ¿Acaso era adivino o leía mentes? Ella intentaba ocultar lo más posible sus sentimientos, aunque quizás en el romanticismo no se le daba del todo bien.
Al ver que ella tardaba en responder, Eugene rió un poco. Eso confirmaba sus dudas; a Elsa le gustaba Hans. Y él estaba seguro de que a Hans también le gustaba Elsa, por lo cuál no podía explicarse el porqué había regresado con Mavis.
- ¡N-no! ¡Claro que no es un problema! - Las pálidas mejillas de Elsa se tornaron ligeramente rosadas -. ¿Porqué lo sería?
- No lo sé, quizás porque te gusta.
- ¡No me gusta! - Se apresuró a decir ella.
- A mí no me engañas - Eugene llevó sus manos detrás de su cuello, tomando una postura relajada -. Soy muy perceptivo... ¿Se dice así? Eso creo... En fin, eso.
- ¡Que no me gusta!
- ¿Quién no te gusta? - Preguntó una voz familiar a un lado de ellos.
Elsa y Eugene se dedicaron miradas de horror, dudando de si mirar o no al lugar de donde provenía la voz. Finalmente, ambos miraron al frente y soltaron un corto grito del susto, abrazándose instantáneamente por eso.
Era Hans.
...
Tadashi estaba ayudando a Astrid en Matemáticas, ambos se encontraban en la biblioteca. Podían estar allí ya que habían acabado con la evaluación de Geografía antes que sus otros compañeros, y la rubia quería aprovechar el tiempo para acabar con algunas tareas pendientes. Tadashi también debía hacer algunos ejercicios, así que había acompañado a Astrid, quien había aprovechado la oportunidad para que él la ayudara.
- Muchas gracias por esto Tadashi - dijo la chica mientras que ambos escribían en sus respectivas carpetas -. Siempre me ayudaste con esta materia de porquería, incluso cuando trataba mal a los supuestos nerds.
El chico de la gorra rió, recordando aquello.
- Si... - suspiró - Y cuando acabábamos me amenazabas para que no le dijera a nadie.
- Ni siquiera me lo recuerdes - Astrid lo miró, dejando de hacer cálculos -. Fui una idiota al no valorar tu ayuda, en verdad eres un gran chico.
- Gracias - él no pudo evitar sonreír -. Tu también eres agradable.
- ¿Y cómo están las cosas con tu novia? - Cambió drásticamente de tema la rubia, ya que aquel momento sentimental se había tornado incómodo para ella -. La última vez que la nombraste estaban en una especie de crisis.
Sí. Siempre que se reunían para hacer las tareas de Matemáticas, ambos oían los problemas del otro. Incluso antes de que Astrid demostrara que no odiaba a los "nerds", ambos se aconsejaban y funcionaba como "psicólogos" del otro.
Aunque antes no eran amigos, aún así se ayudaban, ya que era bueno para ambos hablar con otra persona acerca de los problemas que tenían, sabiendo que aquella persona no se lo diría a nadie. Al fin y al cabo, ¿de qué le serviría a Astrid contar a los demás los problemas de Tadashi? ¿Y de qué le serviría a Tadashi contar los problemas de Astrid?
- Ella dijo que necesitaba un tiempo - respondió Tadashi -. Alguien le dijo que besé a Rapunzel luego de la carrera, y si bien yo quería que Honey sintiera celos, luego me arrepentí.
- Oh, claro - Astrid recordó que al día siguiente de la carrera, Tadashi se encontraba muy nervioso, y le había contado lo sucedido a ella, diciéndole que temía que Honey se enterara -. Repito lo que te dije cuando me contaste lo que habías hecho; fuiste un idiota.
- Tu siempre siendo tan comprensiva - el sarcasmo fue evidente en la voz del muchacho.
- ¿Y qué? ¿Acaso quieres que te felicite? - ella cruzó ambos brazos sobre su pecho mientras que recostaba su espalda en el respaldo de la silla -. Me parece perfecto que Honey haya decidido alejarse de ti, fue una estupidez lo que hiciste y tarde o temprano iba a saberlo.
Él bajó la mirada, sintiendo incluso vergüenza de mirar a Astrid a la cara.
- ¿Crees que soy un mal hombre?
La rubia no pudo evitar sentir sorpresa ante la pregunta del chico.
- ¿Tú crees que eres un mal hombre? - Interrogó ella, evitando responderle hasta oír su propia opinión.
- No lo sé... - murmuró, continuaba sin mirarla - Hay veces en las que ni siquiera me reconozco.
Astrid se inclinó un poco sobre la mesa, sujetando las manos del chico entre las suyas. Él la miró, sorprendido por sus acciones.
- Escuchame bien, Tadashi - ambos se miraron a los ojos -. Tu eres una gran persona, y si alguna vez lo dudas, te golpearé.
La rubia se puso de pie y juntó sus carpetas rápidamente dentro de su mochila, para luego colocar esta sobre su hombro derecho.
Ella quería huir de aquella situación lo más rápido posible, ya que si bien apreciaba a Tadashi, nunca se lo había demostrado. Incluso se sentía un poco asustada, ya que comenzaba a considerarlo un amigo, y eso significaba que le tenía confianza, ya que Astrid no consideraba que cualquier persona fuese su amiga.
- Nos vemos luego.
Cuando la rubia comenzó a caminar en dirección a la salida, oyó que el muchacho la llamaba.
- Astrid... - Ella volteó, esperando a que hablara - Muchas gracias... Por todo.
Astrid sólo le sonrió para luego asentir con la cabeza y marcharse de allí, dejando a Tadashi solo.
La verdad era que él ya la consideraba una amiga, aunque notaba que la rubia hacía todos los intentos posibles para evitar cualquier clase de afecto entre ambos.
...
- ¿Qué sucede? - Preguntó Hans, mientras que se sentaba delante de Eugene y Elsa, volteado la silla para poder verlos -. ¿Acaso es un secreto la persona que le gusta a Elsa?
Las mejillas de la chica se tornaron rojas, nunca se hubiera esperado que Hans llegara en un momento como ese. Sentía mucha vergüenza en aquel momento, por lo cual no podía ni siquiera hablar.
Eugene notó que Elsa estaba sumamente incómoda, y no le gustaba para nada verla de ese modo, así que decidió sacarla de aquel aprieto.
- En realidad no estábamos hablando de nadie, amigo - habló el castaño -. Sólo estaba diciéndole a Elsa que yo creía que a ella le gustaba leer lemmon yaoi.
Hans y Elsa se mostraron sorprendidos ante las palabras de Ftzherbert.
- ¿Es en serio? - Preguntó Hans. ¿En serio Elsa Arendelle leía esas cosas?
- ¡Claro que no! - Volvió a interferir Eugene -. Sólo la estaba molestando con eso.
- Oh, entiendo - Hans rió ante la confusión que se había generado, y unos segundos después los tres reían.
Elsa miró a Eugene y él la miró a ella. La platinada le sonrió y con sus labios formuló un "gracias", él sólo asintió con la cabeza mientras que al igual que ella sonreía. Y desde ese momento ambos supieron que podrían confiar en el otro.
...
Una hora después...
- No vemos luego... Adiós - Anna se despidió de la persona con la cual estaba charlando a través del móvil y guardó éste en el bolsillo trasero de sus pantalones, luego observó a sus amigas y sonrió -. Y ahora oficialmente tengo una cita con Kristoff.
Mérida y Rapunzel la abrazaron con alegría, les alegraba muchísimo que sus amigos estuvieran avanzando.
- ¡Estoy tan feliz por ti! - Exclamó Rapunzel mientras que se separaban de la pelirroja -. Debemos ver cómo te vestirás, el maquillaje, el peinado...
- Punz, no la agobies - Interrumpió Mérida a su amiga -. Creo que lo mejor sería que ella eligiera sola todo eso, para no ponerse nerviosa.
Jack y Hiccup observaban a las chicas que hablaban animadamente cerca de la puerta del laboratorio. El castaño estaba indeciso, ya que su amigo le había propuesto invitarlas al cine, pero no estaba muy seguro de hacerlo o no.
- Invita a Rapunzel si quieres - dijo Hiccup -. No en arriesgaré a que Mérida en rechace otra vez.
- ¡Oh, vamos Hipo! - Jack había comenzado a jalarlo hacia las muchachas -. El que no arriesga no gana.
- Pero el que arriesga también puede perder...
Sin embargo, lo intentos de Hiccup no habían bastado para detener a su amigo, y en menos de lo que se hubiera imaginado ambos estaban frente a ellas.
- Ho-hola - saludó con nerviosismo Hiccup.
- Hola - saludaron Anna, Mérida y Rapunzel a la vez.
- Eh... Nosotros queríamos saber si querían ir al cine con nosotros - Tomó la palabra Jack, un poco temeroso de que los rachazaran.
- Creo que debo irme... - Anna supo que ella sobraba en aquella conversación - Nos vemos luego - se acercó a sus amigas y susurró:- No sean idiotas y acepten.
Luego, la pelinaranja se marchó rápidamente. Rapunzel y Mérida supieron que deberían decirle todo a su amiga más tarde.
- Entonces, ¿qué dicen? - Hiccup se mantenía callado mientras que Jack hablaba -. Iremos con Hans y Eugene, por lo que podrían invitar a alguna de sus amigas, así se sienten más cómodas.
Hiccup miró a su amigo con confusión, ellos en ningún momento habían hablado de ir con Hans y Eugene.
- Claro - aceptó con alegría Rapunzel -. ¿Tú que opinas, Mer?
- Me parece bien - estuvo de acuerdo la pelirroja -. Será divertido.
- Perfecto - Jack sonrió y la campana sonó -. El sábado, ¿a las once está bien?
- Si, no hay problema - dijeron ambas muchachas.
- Debemos irnos, nos vemos luego chicos - se despidió Mérida.
- Adiós - dijeron los dos mientras que ellas comenzaban a caminar en dirección contraria a donde se encontraban.
- ¿Podrías decirme porqué irán Hans y Eugene con nosotros? - Preguntó Hiccup, sin comprender porqué su amigo los había involucrado a ellos.
- Entré en pánico, ¿okay?
- No parecías haber entrado en pánico, Jack.
- Porque por suerte pude disimularlo bien - explicó el peliblanco -. Y dije iríamos con Eugene y Hans para que no sintieran que es alguna especie de cita, ya que quizás piensen que vamos muy rápido.
- Oh, entiendo - Hiccup comprendió lo que su amigo había hecho -. Me parece bien, además, mientras haya más personas es más probable que no se generen momentos incómodos.
- Obvio que está bien, yo siempre pienso en todo - presumió Frost.
- De hecho... Siempre soy yo el que piensa en todo - dijo Hiccup con una arrogancia fingida -. Me sorprende que se te haya ocurrido eso.
- Oh, amigo, que malvado eres - Jack se llevó una mano al corazón -. Eso fue justo en el cora.
Hiccup rió y golpeó levemente el hombro de su amigo, nunca se cansaría de las bromas del peliblanco.
...
PREGUNTA: ¿Qué opinan acerca de la amistad entre Tadashi y Astrid?
...
Tarde pero seguro >.<
¡Estoy de vacaciones de invierno! Así que pude escribir esto en tres días, y quizás el próximo capítulo lo suba más pronto de lo que imaginan... Aunque suelo trollearlos, así que no se emocionen mucho XD
Besos y abrazos :*
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